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2.5. El impacto de la COVID-19 en la educación

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14. Conclusiones

14. Conclusiones

En este sentido, como también demuestran nuestros resul tados, los estudiantes más abiertos, con grandes habilidades creativas, tienen mayor probabilidad de estudiar carreras de artes o humanidades. Algo que también se observa, tanto en li teratura previa como en los resultados de la encuesta a jóvenes de nuestro país, es que los estudiantes de carreras artísticas, de espíritu inconformista, suelen puntuar más bajo en el rasgo de responsabilidad, que es el rasgo asociado con el orden y la concentración. El otro rasgo con una influencia significativa, aunque menor, es la estabilidad emocional, que parece estar asociado con menores probabilidades de estudiar artes, huma nidades o ciencias sociales, es decir, estudios que suelen estar conectados con las emociones y comportamientos humanos.

Por último, en los gustos influyen naturalmente las aficiones y ac tividades que practican. En ese sentido, poco puede sorprender que los más interesados por la lectura tengan altas probabilidades de optar por estudios que conectan con su afición, como son las humanidades y las artes. En un sentido similar, practicar deporte, una actividad relativamente alejada del mundo de las letras y las artes, está asociado con descartar titulaciones de este tipo.

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En definitiva, la literatura acumulada y los datos más recientes sobre la juventud española demuestran que la autonomía indi vidual a la hora de elegir campo de formación existe, aunque limitada, y que sobre ella operan sesgos estructurales. Esta di námica no es preocupante porque unas áreas sean de mayor calidad o necesidad que otras —todas producen conocimiento y empleo de valor para la sociedad—, sino por lo que implica cursar unos estudios u otros para las oportunidades laborales y vitales que enfrentan, como se abordará en detalle en el capítu lo del empleo y la movilidad social.

2.5. El impacto de la COVID-19 en la educación

La COVID-19 ha provocado una crisis sin precedentes en los sistemas educativos. Según datos de la ONU, en torno a 1,6 mil millones estudiantes de 190 países se han visto afectados por medidas como el cierre de escuelas y otros espacios formativos durante largos periodos, a veces de manera intermitente y otras de forma permanente. Esta circunstancia, además de un reto para los estudiantes, ha supuesto un shock sobre los sistemas educativos.

Por un lado, la digitalización de la enseñanza se ha enfrentado con déficits tecnológicos como la ausencia de la infraestructura y la conectividad necesaria para la educación online efectiva. Por otro, profesores de todo el mundo se han topado con un nuevo ecosistema de enseñanza para el que en muchas oca siones no estaban plenamente formados. Sin embargo, todo apunta a que los efectos más adversos de la crisis educativa originada por la pandemia los experimenta —y experimentará— el colectivo estudiantil.

Algunas de las consecuencias que esta crisis provoque sobre la formación del colectivo juvenil, solo se podrán apreciar con claridad a medida que la juventud de hoy vaya transitando a la vida adulta y se vaya enfrentando a los retos del mundo del empleo y desarrollo personal. En este sentido, los expertos apuntan que los y las jóvenes educados durante la pandemia podrían tener un hándicap a la hora de competir en el mercado laboral con otros trabajadores que se han formado de manera presencial en etapas anteriores o posteriores.

Otra dificultad específica a la que pueden enfrentarse las ge neraciones educadas durante la COVID-19 tiene que ver con el efecto socializador de las escuelas. Así, los psicólogos sociales apuntan a la importancia del contacto directo entre estudiantes para el desarrollo de habilidades sociales y la educación en va lores comunitarios. Un valor importante de este tipo es el de la cooperación, especialmente tras una crisis como la provocada por la pandemia, que nos ha enseñado que hay problemas que solo se mitigan si todos actuamos de manera coordinada. Las escuelas, a tal efecto, cumplen un papel fundamental dando la oportunidad de que los estudiantes crezcan compartiendo cla se con personas diversas. La ausencia de este espacio común que impulse la educación en la empatía podría suponer tanto un subdesarrollo en las competencias individuales de estas ge neraciones como un hándicap para la sociedad en su conjunto a la hora de combatir nuevos retos en el futuro.

Dicho esto, los primeros estudios ya demuestran cómo algu nos estudiantes están sufriendo los estragos de la pandemia más que otros, profundizando la huella de la desigualdad pre existente. En otras palabras, en lo que se refiere a los efectos educativos de la COVID-19 parece haber una población con ma yores probabilidades de sufrir un retraso en los conocimientos o desviarse de la educación reglada. Una investigación reciente

en Australia apunta, por ejemplo, que los estudiantes de cole gios en zonas más desfavorecidas han estado más afectados por la carestía de acceso a internet, tecnología y otros recur sos básicos, así como por un apoyo formativo inferior por parte de sus padres (Flack et al., 2020). Un estudio de Reino Unido profundiza en el tipo de familias que no tienen la capacidad de ayudar a sus jóvenes con las tareas educativas: las mono parentales, con padres menos formados y de origen migrante (Bayrakdar et al., 2020). Estas mayores dificultades de las fa milias con menos recursos, tanto económicos como de tiempo, habría llevado a que los jóvenes de los estratos más modestos hubieran sufrido un 55% más las pérdidas en el aprendizaje oca sionadas por la pandemia que sus compañeros de familias más desahogadas (Engzell et al., 2020).

En el IJE 2020 tenemos la oportunidad de arrojar luz sobre este fenómeno en el caso español gracias al Sondeo COVID-19 (INJUVE 2020). Un primer aspecto por el que se les ha pregun tado es sobre su disponibilidad de recursos para poder seguir la docencia online en el periodo del confinamiento:

GRÁFICO 2.13. Disponibilidad de recursos y los efectos de su potencial ausencia según los jóvenes (porcentaje)

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0

Tenía acceso siempre Tenía algunas Tenía acceso limitado No tenía acceso a todos los recursos restricciones aunque y esto me causaba regular, lo que me necesarios he podido seguir de problemas impedía seguir la forma adecuada actividad docente

Fuente: Sondeo COVID-19 (INJUVE 2020)

En este sentido, el primer resultado que sorprende es que una amplia mayoría revela haber tenido siempre un acceso completo a todos los recursos, cuya ausencia podría impedir su seguimiento formativo normal (86%). A este grupo le siguen los que, si bien detectan que han sufrido algunas restricciones, destacan que no le han supuesto un impedimento para seguir la actividad docente satisfactoriamente (7,8%). Por último, solo un 3,5% reconoce que el acceso limitado a la educación ha repercutido negativamente en ellos y apenas un 2,1% identifica un impedimento grave a su educación.

Ahora bien, cuando las preguntas son más específicas el análisis de la encuesta revela mejor los efectos de la pandemia. Para tratar de capturar el efecto de la COVID-19 en potenciales desigualdades educativas hemos puesto el foco sobre dos tipos de variables distin tas, aunque estén interconectadas. La primera tiene que ver con las pérdidas educativas e incluyen tres indicadores: si se considera que se han adquirido conocimientos en el periodo, si se considera que la docencia online es mejor que la offline y si se ha podido seguir la docencia online sin dificultades. Como en anteriores ocasiones, se ha realizado una regresión lineal para entender qué características individuales están asociadas con estas variables, explorando ele mentos tanto individuales como de entorno socioeconómico. En el GRÁFICO 2.14. se representan los resultados de la regresión:

GRÁFICO 2.14. Rendimiento académico del colectivo joven durante la COVID-19

Absorción de aprendizajes Online mejor que offline Online sin dificultades

Mayor edad

Hombre

Nivel educativo alto

Madre parada

Municipio grande

Padre parado

-0.1 0.0 0.1 -0.1 0.0 0.1 -0.1 0.0 0.1 Efecto marginal promedio

Fuente: Elaboración propia. Sondeo COVID-19 (INJUVE 2020). Intervalos de Confianza 95%

En lo que se refiere a factores relacionados con el rendimiento académico durante la COVID-19, encontramos algunas pautas parecidas a las observadas en otros países. En este caso, el he cho de que los hijos de un padre desempleado hayan tenido mayores dificultades para absorber aprendizajes apunta a la importancia del origen socioeconómico del estudiante. Igual mente, hay evidencia significativa de que tener una madre sin empleo reduce las probabilidades de que los y las jóvenes ha yan seguido la educación online sin problemas.

A pesar de que los márgenes de error son amplios y estos re sultados hay que tomarlos con cierta cautela, los datos podrían también sugerir que las estudiantes echan especialmente en falta la educación presencial y que los de mayor edad son los que con menor dificultad pueden estar absorbiendo los apren dizajes, a pesar de los cambios educativos provocados por el virus. Este resultado tiene sentido si tenemos en cuenta lo cru cial que es el contacto interpersonal durante los primeros años de enseñanza y cómo el aprendizaje independiente va toman do relevancia conforme las personas van cumpliendo años.

La segunda clase de indicadores sobre el impacto académico de la pandemia pone el acento sobre en qué medida el colec tivo joven considera que progenitores y docentes han tenido capacidad de asistirles educativamente. Se ha replicado el aná lisis interior considerando estas dos variables dependientes, los resultados se representan en el GRÁFICO 2.15:

GRÁFICO 2.15. Asistencia académica de los jóvenes durante la COVID-19

Apoyo de padres

Municipio grande

Supervision de profesores

Padre parado

Mayor edad

Madre parada

Nivel educativo alto

Hombre

-0.2 -0.1 0.0 0.1 0.2 -0.2 -0.1 0.0 0.1 0.2 Efecto marginal promedio

Fuente: Elaboración propia. Sondeo COVID-19 (INJUVE 2020). Intervalos de Confianza 95%

En este sentido encontramos un resultado predecible, y es que los jóvenes de mayor edad han necesitado menor asistencia de sus padres durante este periodo. Otros efectos hay que, de nuevo, tomarlos con cierta cautela, como el hecho de que los jóvenes varones hayan recibido menor ayuda educativa de sus padres. Un resultado que puede sorprender es que los hijos de padres en si tuación de desempleo no reporten peores datos en estos marca dores. El razonamiento más plausible es que los padres, aun con menores recursos educativos propios para ayudar a sus hijos con las tareas educativas, al estar en desempleo y, como resultado, tener más tiempo, hayan podido suplir esta carencia.

Sería necesario un análisis más detallado de las implicaciones de la desigualdad socioeconómica sobre el papel de los pa dres en el apoyo educativo para llegar a conclusiones más de finitivas. En lo que respecta a la supervisión de calidad de los profesores, las estudiantes y los jóvenes de mayor edad, en ge neral, son quienes reportan mayores probabilidades de estar satisfechos. Una posibilidad es que el método online ofrezca a las estudiantes mayor confianza a la hora de comunicarse di rectamente con los profesores que el ambiente, a veces más estresante, de una clase tradicional. Por tanto, podría ser que

la enseñanza online tenga un posible beneficio para ellas —y en general los estudiantes con más reparo a manifestarse en me dio de una clase offline—. En contraste, la explicación del efecto positivo de la edad sobre percibir la supervisión de los profe sores como adecuada, quizá tenga que ver con la menor nece sidad de supervisión de los estudiantes de edades avanzadas.

En resumen, las conclusiones de nuestro análisis arrojan que la situación de desempleo de los progenitores, altamente rela cionada con el nivel socioeconómico de cada joven, ha tenido un impacto significativamente negativo sobre el rendimiento académico durante los meses de la COVID-19. Otro efecto in teresante y suficientemente consistente es la edad, revelando que los estudiantes mayores han podido sortear los estragos educativos de la pandemia con mayor solvencia. Por último, hay evidencias que sugieren que, en lo que se refiere a la asistencia de padres y profesores, las estudiantes podrían haber notado menos diferencias negativas que sus compañeros. Todo esto, en conjunto, señala una necesidad tanto por parte de investiga dores a la hora de estudiar el mecanismo que hay detrás de las diferencias educativas provocadas por la crisis, como por parte de los legisladores, a la hora de edificar un sistema competitivo y equipado para sortear este tipo de situaciones adversas.

Tras la COVID-19, además de los estragos propios que la crisis está provocando en la educación de la juventud, quedarán los retos que el sistema educativo en nuestro país arrastraba desde antes. Algunos de ellos, los más acuciantes, han sido aborda dos en este capítulo, como el abandono escolar temprano o la tasa aun alta de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Pero estos problemas, así como el resto de resultados formativos, no afectan de igual forma a toda la juventud. Así, se ha discutido cómo aquellos de entornos familiares y socioeconómicos más desaventajados no solo tienen un rendimiento formativo más bajo, sino que también desarrollan expectativas de logros aca démicos más modestas. De un modo similar, los resultados de nuestros análisis demostraron que hay pautas de segregación de género y orientación sexual en lo que respecta el tipo de es tudios que los jóvenes escogen, con las consecuencias que eso acarrea luego en sus perspectivas laborales. Estas dinámicas de desigualdad sumadas a los distintos perfiles de personalidad de los jóvenes o sus hábitos de estilo de vida, que también se han demostrado cruciales en su devenir educativo, ponen de mani fiesto la triada de desafíos que enfrenta el sistema educativo.

El primero de ellos es corregir las diferencias de oportunida des que existen por razones estructurales, para crear un siste ma más justo y competitivo. En segundo lugar, este estudio ha evidenciado la idoneidad de adaptar la enseñanza a las necesi dades y curiosidades de los distintos perfiles de personalidad de estudiantes, orientándoles hacia sus aptitudes. Por último, un reto interesante de nuestra educación consiste en crear los incentivos necesarios para que los jóvenes opten por el ocio so cial, el deporte, la lectura y el resto de pautas de estilo de vida que son beneficiosas para los logros educativos y generaciona les de nuestros jóvenes.

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