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7. Jóvenes y política: actitudes y preferencias
Gema García-Albacete
La población joven está habitualmente considerada como el grupo de la población menos implicado en los asuntos de la comunidad, por su escasa participación electoral (Franklin, 2004). Precisamente por su menor participación en elecciones y en partidos políticos es habitual encontrar argumentos sobre su poco interés en los asuntos públicos (Blais et al., 2004), su disconformidad hacia las instituciones políticas (Dalton, 2004) o su apatía y desafección políticas (Wattenberg, 2003). Pero todos estos argumentos requieren matizaciones.
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En primer lugar, cuando se trata de explicar el comportamiento de los y las jóvenes se suele descontar que son jóvenes. Tér minos como la apatía, desconfianza o el cinismo tienden a uti lizarse para hablar de las nuevas generaciones (los jóvenes del momento) y es habitual interpretar algunos datos como pecu liaridades de una generación frente a las anteriores. Sin em bargo, numerosos estudios muestran que los rasgos que sí se pueden contrastar empíricamente, como su menor porcentaje de participación electoral, se deben al hecho de que son jóve nes y no a nuevas características generacionales. Es decir, par ticipan menos institucionalmente porque están en un periodo de aprendizaje político y porque la política no les resulta toda vía tan relevante. Sin embargo, lo será según adquieran roles adultos, que van desde la adquisición del derecho a voto a la entrada en el mercado laboral o la formación de una familia. La expectativa es, por tanto, que según cumplan años comiencen a interesarse y participar más en política.
En segundo lugar, hay que recordar que los y las jóvenes son producto de su tiempo, por lo que no siempre están más ale jados de la política. Es fácil pensar en generaciones de jóve nes que abanderaron reivindicaciones políticas, se echaron a la calle e impulsaron transformaciones institucionales. Sirvan de ejemplo la generación protesta a finales de los años 60 y princi pios de los 70 en numerosas democracias occidentales (Barnes y Kaase, 1979); o las generaciones que se socializaron durante el cambio de régimen y la transformación de la democracia en
el Sur de Europa. Se trata de generaciones que crecieron políti camente en épocas de alta movilización política y que conser varon ese hábito participativo a lo largo de los años.
Si pensamos en la última década en España, no es de extra ñar que la población joven haya llegado a estar tan interesada en política durante la Gran Recesión como la generación de la transición (García-Albacete et al., 2016). Al fin y al cabo, han vi vido durante sus años formativos un largo e intenso periodo de movilización caracterizado por el movimiento 15M; la irrupción de nuevos partidos con capacidad para ilusionar y movilizar vo tantes jóvenes; la intensificación de la polarización política en torno a la cuestión territorial; las grandes movilizaciones femi nistas de los últimos años; y la más reciente movilización de ex trema derecha. Por si fuera poco, la movilización internacional en contra del cambio climático llega de la mano de los y las más jóvenes. El último estudio disponible muestra que han mante nido un alto nivel de activismo político en el periodo post-crisis (García-Albacete y Lorente, 2019).
¿Cómo podemos esperar que se relacione con la política la ju ventud en 2019? Por una parte cabe esperar que, por su edad, los y las jóvenes de hasta 29 años todavía muestren esa mo vilización e interés por la política. Pero poco sabemos de sus actitudes y preferencias políticas específicas, así como de la posible diversidad entre ellos. Por otra parte, los más jóvenes han comenzado a socializarse políticamente en un periodo re lativamente más calmado en cuanto a protestas, pero también más politizado en torno a determinados temas. Comenzar a in dagar en todas estas cuestiones es especialmente importante dadas las transformaciones y fenómenos políticos a los que es tamos atendiendo.
Por ello, este capítulo se centra en orientaciones básicas de la juventud española y en cómo perciben su lugar en el espacio político. Además, en línea con debates recientes sobre si las brechas de implicación política puedan deberse no tanto a los niveles sino a los tipos de interés, en segundo lugar, se estu dian los intereses y temas específicos que preocupan a este grupo de edad. En la segunda sección se atiende a distintos elementos fundamentales para entender su relación con el sis tema político. Por una parte, se analiza dónde consumen su in formación política y si sus fuentes han cambiado en el tiempo. De otra parte, se examina su sentimiento de eficacia política