LOS CON_SUELO Postales de Cart贸n y Arrugas
Texto: Inma Buendia y Chiara Calugi Fotograf铆as: Chiara Calugi
La calle. Siempre me ha fascinado la sensación que me transmite cuando camino, como si el asfalto materializara un lazo con cada centímetro que mis pasos recorren. Ella es quien guía mi mirada en una errancia atenta que compone mi vida y por tanto, mis fotografías. Se encuentran muchas biografías recorriendo las calles de una ciudad que está construida a estratos geométricos, ordenada, cívica, asegurada mediante portones cerrados con alarmas, libre de las hojas de otoño que apenas dejan sus huellas, iluminada por la noche a través de ventanas en casas insomnes, digna por las banderas colgadas que recuerdan su propia identidad. Una ciudad respetuosa de vecinos que como yo, la han elegido: Barcelona. Cada esquina de la ciudad tiene unos protagonistas que se relacionan entre sí o que se aíslan. Escenarios en los que cada persona interpreta su propio papel. Hay quien la transita y quien la habita. Mi mirada se ha dirigido hacia los que destacan discretamente en el paisaje urbano, donde hallan las herramientas para sobrevivir. No tienen techo donde dormir y que amueblar. Pero tienen suelo y en él, representan su pequeño mundo, su personal rincón, el trocito de planeta que les pertenece.
Retratar el cotidiano de los “con-suelo” fue el propósito inicial de este proyecto. Cómo resuelven las necesidades básicas (dormir, comer…) o cómo encuentran dinero y protección. El tejido urbano se vuelve recurso para sobrevivir, rico de tesoros por buscar entre los descartes, en los rincones más vivaces y recónditos o en las estaciones recorridas cada día por los pasos rápidos de quien no se distrae. El respeto reciproco y sensibilidad mutua logró sumergirme en mundos que desconocía gracias a personas que han compartido conmigo un trocito de sus vidas. Hay un aspecto muy importante que ha sido mi aliado: “los con_suelo” viven, duermen y se mueven en un perímetro determinado que no cambia. Tienen un cierto sentido de apropiación de sus zonas. Una necesidad de no dejar esa ración de calle que han de proteger y cuidar como “los con_techo” hacen con sus propias casas. Por esta razón no me hizo falta una brújula durante el proyecto.
Aquellos con los que he pasado muchos días estaban siempre en el mismo lugar y transitaban siempre el mismo camino. De este viaje han nacido una serie de imágenes que hablan de esa otra Barcelona, tan legítima como cualquier otra. Como si de postales se tratase, las fotografías muestran el imaginario de una parte de sus habitantes. Una postal representa un lugar donde has estado, pero también es la proyección de dicho lugar hacia El Mundo. Es por ello que suelen ser destacadas las grandes obras arquitectónicas y los lugares emblemáticos y culturales de una ciudad. Mi Barcelona queda reflejada en una serie de postales muy personales que no verás en una tienda de souvernirs. Con caras aunque sin nombres. Con cartones y arrugas. Pequeñas historias escondidas entre el hormigón y representadas en una escenario llamado calle. No elegida por sus protagonistas, sino decretada por la vida.
Postales de Cartón y Arrugas
POSTAL Nº1 La familia de cartón y hierba
El parque de la Ciutadella y alrededores fue el lugar al que me dirigí inicialmente. Áreas verdes para descansar, dejar pertenencias custodiadas, libres a los perros y donde ver las agujas del reloj avanzar. Aquí un grupo de amigos instaló su hogar y en la esquina de una acera a veinte metros de distancia, un lugar donde pedir limosna, acoger curiosos e intercambiar favores. En sus cuerpos el cansancio y el malestar que causa la vida en la calle, el abandono de las fuerzas. En sus ojos, la rendición frente al futuro y un pasado contado sobre familias olvidadas en quién sabe dónde. En crédito con la vida, sus rostros velan una historia solitaria que les ha conducido hasta aquella acera. Exhalan suspiros de guerra y relatan sus pesadillas cuando el calor de una manta no puede calentar el frío intenso de la noche.
POSTAL Nº2 El encantador de perros
Una mañana de Marzo, la circulación de automóviles enmudeció de pronto cuando él me sonrió. Me detuve y el aire que transitaba entre ambos se tornó dulce cuando se puso a acariciar a mi perra que sin temor se le acercó. Apoyadas a la pared había dos muletas desgastadas, en su poder algunas monedas. Su ropa destilaba aroma de lavandería, un cuidado procedente de la residencia en la que pasa las noches. Sus piernas, famélicas, eran sostenidas por zapatos rígidos y sus manos, en constante movimiento buscaban incesantemente algo en los bolsillos. Con una mirada confiada y el acento de un lugar lejano, comenzó a hablarme. Me corrigió con la sabiduría de un maestro y la ternura de un abuelo cuando quise pronunciar su idioma. Mostrando el pasaporte, me dijo que tenía que ir al médico en taxi porque sus delgadas piernas no le permitían recorrer más de diez metros al día. Sus manos seguían buscando algo en los bolsillos. No detenía su voz ni cuando acudía absorto a controlar aquellas cosas que no tenía que perder, como una pequeña bolsa negra que llenaba de monedas. Después de aquel primer encuentro, cada miércoles por la tarde, acudí a sentarme junto a él, apoyados en aquella pared. Escuchando su voz entre transeúntes que al oír “una moneda por favor” esbozaban una pequeña sonrisa de fuga.
POSTAL Nº3 Navegando por las calles
Al cruzar una plaza cuyos arboles parecían listos para acoger la llegada de la Primavera, sentí curiosidad por un señor que en ella se encontraba. Estaba cortando trozos de papel con gran precisión y los reordenaba uno por uno sobre el banco en el que se hallaba sentado. A pesar de intercambiar miradas un par de veces, media hora después aun no había tenido el coraje de acercarme a él. Tuve la sensación que no quería ser molestado. Pensé que era tímido como yo pero, convencida de que tras la discreción de las personas se esconden universos no comunes por recorrer, me animé y le pregunté si podía sentarme a su lado. Después de aquella interrogante, llegaron muchas más. Supe que amaba errar por las ciudades próximas del mar porque en él estuvo trabajando toda su vida. Los tatuajes de marinero y los pendientes, eran las huellas que dejaron los puertos y las mujeres que había conocido. Solo al lado del mar podía coger sueño, me confió antes de levantarse e irse. Debía escoger un hogar protegido donde pasar el resto de la noche.
LOS CON_SUELO Postales de cartón y arrugas Chiara Calugi e Inma Buendia
PRESENTACIÓN Los Con_Suelo es un reportaje eminentemente fotográfico acerca de aquellos que habitan las calles. Las imágenes retratan a las personas con las que la ciudad convive. Forman parte de la rutina del paso ya que normalmente se instalan en una zona concreta de la ciudad durante largos periodos de tiempo, de modo que quien se propone encontrarlos, no ha de buscar demasiado. Éste es el caso de Chiara Calugi, la fotógrafa que quiso conocer el día a día de las personas que encontramos al raso. El texto que acompaña a las instantáneas, co-escrito con la periodista Inma Buendia, relata el viaje personal que supuso para Chiara adentrarse en sus pequeñas parcelas de vida y compartir con ellos penas, alegrías y confidencias.
OBJETIVO La existencia de personas que habitan las calles no es un hecho noticioso en sí mismo. Sin embargo, la indiferencia de muchos de nosotros en el encuentro con ellas, hace necesario poner un punto de atención sobre estas personas. Convivimos con ellas. Incluso les encontramos cada día en el mismo lugar camino del trabajo, de clase o de la compra. Merecen contar su historia, ser los protagonistas por un día de esta, su ciudad. Los medios suelen bombardearnos con imágenes de ganadores. Jóvenes talentosos, guapos, ricos y esbeltos. Señores sexagenarios que dejaron la oficina para montar una frutería y son inmensamente felices. Mujeres que ocupan puestos directivos de empresas y además son madres de familia numerosa. Todos ellos sirven de referente. Su ejemplo nos muestra cómo es posible llegar a meta si te lo propones con todas tus fuerzas. Estos reportajes no te hablarán de quienes se quedaron por el camino. De aquellos que no lograron conseguir el dinero para emprender y se vieron con 60 sin dinero y sin jubilación. De aquellas mujeres que no ascendieron por su condición de género, a pesar de estar mejor preparadas que sus compañeros. Los medios no hablan de esas historias truncadas, de los perdedores, de quienes no tuvieron fuerzas para seguir tirando de un carro cada día más pesado. De los antihéroes. Pero ellos están ahí. Y de vez en cuando, reconforta saber que uno no fue el único en tirar el carro por la borda.
ARTERIAS URBANAS Los Con_Suelo Postales de Carne y Arrugas es el primero de una serie de reportajes que enfocan aquello que está a oscuras. Bajo el nombre de Arterias Urbanas, el proyecto acerca al lector aquellas minorías-mayorías de la ciudad. Suelen aparecer en la contraportada de la realidad, en un segundo plano. Aquellas vidas que no responden al quehacer mayoritario o que incluso han sido silenciadas. Algunos de los temas que acogerá la serie Arterias Urbanas son los siguientes:
Estic a l’ATUR Jóvenes de entre 30 y 40 años que apenas han logrado trabajar como becarios y que, pese a su continua y amplia formación están en el paro. Tienen la sensación de que el tren no volverá a pasar por su estación y la situación actual les deja en un papel difícil de representar. Chatarreros o reciclaje del s.XXI Con la caída de la noche, aparece esta nueva raza urbana que acude de barrio en barrio a por objetos que otros desecharon, pero que no por ello han dejado de ser útiles. Compro Oro Cuando parecía que este tipo de establecimientos contaba sus últimos días, la crisis ha devuelto la vida a los compradores de oro. Ellos saben mejor que nadie cómo está afectando la recesión a familias y particulares. Queremos que tanto ellos como los vendedores nos cuenten su experiencia. Barreras de Asfalto No es un tema nuevo, pero basta con hacer la prueba e intentar convivir en una ciudad con alguna insuficiencia sensorial para darse cuenta de que sigue de actualidad. Retrataremos cómo conviven con las barreras arquitectónicas y sociales quienes no pueden oír, hablar o ver.
QUIÉNES SOMOS Chiara Calugi e Inma Buendia, fotógrafa y periodista respectivamente. Chiara es quien pone el foco, pero ambas miramos a través de un mismo objetivo. Tenemos un compromiso con las imágenes y las palabras. Éstas no pueden ser utilizadas como un medio consumible. Creemos que los soportes de comunicación pueden y deber apostar por la educación y la cultura. Y nosotras queremos hacerlo con ellos. Porque es el único filtro que podemos utilizar en un momento histórico tan inestable como el que estamos atravesando, que puede convertirse en algo inspirador y nuevo, que despierte, no que detenga. Arterias Urbanas es la prueba. Pueden consultar nuestros currículos a continuación.