Breve historia de Israel La fe de Israel es fundamentalmente histórica: su único Dios, el Señor, se fue revelando en la historia, a través de sucesivas intervenciones transmitidas en los libros del Antiguo Testamento. Ello quiere decir que la historia se ha convertido en el lugar privilegiado de la revelación de Dios y en el medio ambiente vital en que nace y se desarrolla toda su literatura.
ocupadas por otros pueblos. Las tradiciones bíblicas sitúan en este período a Abrahán, Isaac, Jacob-Israel y las doce tribus, personajes identificados como sus antepasados. Se caracterizan por su vinculación al «Dios de los padres» y se consideran depositarios de las promesas para sus descendientes. Una parte de ellos se establece finalmente en Egipto durante cuatro siglos.
1. Los orígenes Israel, como nación, nace con la monarquía entre los siglos XI-X a. C. Con ella nace su historia escrita. Este momento ha estado precedido de un largo período de formación, que abarca ocho o nueve siglos. De este período Israel ha conservado diversos recuerdos de acontecimientos y personajes, transmitidos por la tradición oral que, que junto a otras fuentes de la historia del antiguo Oriente Próximo y los descubrimientos arqueológicos, pueden ofrecernos datos sobre los orígenes de Israel. Destacan tres momentos significativos: la prehistoria patriarcal, la permanencia y salida de Egipto, y la conquista y progresivo asentamiento en Canaán. a. La prehistoria patriarcal (Génesis 1250) Los patriarcas de Israel eran pastores que circulaban durante la primera mitad del segundo milenio por la franja semidesértica del Creciente Fértil. Con el tiempo se vuelven sedentarios, llegando a dominar las regiones
b. La permanencia y salida de Egipto (Éxodo) La permanencia en Egipto, la opresión y la liberación ocupan un lugar central en el libro del Éxodo, que convierte este último acontecimiento en el artículo central de la fe de Israel y en el punto de partida de su historia como pueblo. El proceso que dio origen a este acontecimiento, indudablemente histórico, aparece revestido de abundantes rasgos legendarios y litúrgicos. Pudo comenzar hacia el 1250 a. C., bajo Ramsés II, cuando los israelitas establecidos en Egipto y sometidos a trabajos forzados, consiguen huir guiados por Moisés. Tres hechos adquieren especial relevancia: la salida de Egipto, atribuida a la intervención de Dios a través de distintos signos (Ex 7-12), el paso del mar Rojo (Ex 14-15) y el encuentro con su Dios en el Sinaí, que concluye con una alianza (Ex 19-24).