El Reino de Dios (Parte III)

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El Reino de Dios Parte III


El Reino de Dios ¿Qué vino a hacer Jesús? Juan Pablo II nos dice en RM: “El Reino que inaugura Jesús es el Reino de Dios; Él mismo nos revela quién es este Dios al que llama con el término familiar ‘Abba’, Padre (MC 14, 36). El Dios revelado sobre todo en las parábolas (cf. Lc 15, 3-­‐32; Mt 20, 1-­‐16) es sensible a las necesidades, a los sufrimientos de todo hombre; es un Padre amoroso y lleno de compasión, que perdona y concede gratuitamente las gracias pedidas. San Juan nos dice que ‘Dios es Amor’ (1 Jn 4, 8. 16). Todo hombre, por tanto, es invitado a ‘convertirse’ y ‘creer’ en el amor misericordioso de Dios por Él; el Reino crecerá en la medida en que cada hombre aprenda a dirigirse a Dios como a un Padre en la intimidad de la oración (cf. Lc 11, 2; Mt 23, 9), y se esfuerce en cumplir su voluntad (cf. Mt 7, 21).” Así, este Dios con nosotros, al cumplir las promesas nos muestra el designio del Padre hacia la humanidad, hacer de todos una sola familia. Esta misión es recibida con alegría por la Iglesia, que desde Pentecostés anuncia el reino de Dios, al anunciar a Jesucristo en su muerte y Resurrección. La conciencia central acerca de este punto tiene que ver con el hecho de que la Iglesia es como “un sacramento de salvación para la humanidad”, la Iglesia tiene conciencia de ser ella misma germen del Reino en medio del mundo. De ahí que la Iglesia cuando ora, celebra y sirve, anuncia el Reino y lo hace presente. Cada acción de la Iglesia, tanto en su cabeza como en sus miembros es anuncio y establecimiento del reino de Cristo. En este sentido la extensión del reinado de Cristo es la tarea primordial de la Iglesia, porque es propiamente el anuncio de salvación que Jesucristo ofrece a todo hombre. El Reino entonces es la salvación que Dios ofrece a los hombres y de la cual la Iglesia es primera servidora, siendo que vive para anunciar a Jesucristo que es la salvación de Dios para el hombre. La salvación es un ofrecimiento gratuito de parte de Dios, la cual el hombre para aceptarla debe acoger por medio de la fe a Jesucristo, Hijo de Dios hecho carne, muerto y resucitado. Este contenido fundamental de la experiencia cristiana dice relación con una experiencia fundamental en la vida de la Iglesia. El que acepta la salvación que Dios ofrece en Jesús, se une a la comunidad, a la familia, al Pueblo de los que también han acogido la salvación. Esta asamblea que celebra la vida ofrecida por Dios, se encarga de mostrar el modo en que esta salvación por gracia debe ser llevada a la vida respondiendo con obras a la salvación que Jesús nos regala. Material elaborado para el curso de Introducción a la Catequesis de Iniciación Cristiana de adultos online.


De ahí la relación de la catequesis con el Reino, es la explicitación de los contenidos de esta nueva realidad inaugurada por Cristo, a la vez que es el medio privilegiado por el cual la Iglesia enseña a sus hijos quién es Jesús. Porque al conocer quién es Jesús el hombre se puede acercar a él, conociéndolo para amarlo, y amándolo servirle. De otro modo el Reino no se realiza en la persona ni en la sociedad. Así que la Iglesia cuando por medio de la catequesis revela el misterio de la fe lo que hace es instaurar el Reino en los hombres. La extensión del Si conocemos a Jesús y a la Iglesia acogemos el reino, estas tres realidades están intrínsecamente relacionadas, ya que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, por lo tanto también es Reino, aunque no lo agota.

reinado de Cristo es la tarea primordial de la

Iglesia, porque es Es necesario decir que la realidad del Reino es dinámica, es decir, está en constante desarrollo y va respondiendo a las propiamente el circunstancias históricas de la humanidad, siempre de modo nuevo, esto como expresión de la vida de gracia que surge y se anuncio de salvación ofrece a la humanidad en el Misterio Pascual de Cristo. Por lo mismo el reino es una realidad tensionada escatológicamente, es que Jesucristo ofrece decir, sólo se va a instaurar de manera plena y definitiva con la a todo hombre. Parusía, la segunda y gloriosa venida del Señor en gloria y majestad. Y aún siempre se presentará como el siempre más de Dios, Él va a reinar en el corazón de cada hombre que con fe y sus obras haya acogido al señor como su salvador o que por su buena voluntad, haya vivido el conjunto de valores del Reino, que el mismo señor presenta en san Mateo 25, 31-­‐46, “me diste de comer, me diste de beber, me vestiste, me visitaste, me hospedaste”, es decir por el cumplimiento de la plenitud de la Ley, el amor. De ahí que el Reino no sólo el conjunto de ciertas verdades éticas, ni se pueda ver realizado de modo pleno en la contingencia histórica, sino que supone la conversión y por sobre todo la relación personal con el Señor, el que encuentra, cree, ama y sigue a Jesús haciendo su voluntad, entra en la alegría del Reino.

Material elaborado para el curso de Introducción a la Catequesis de Iniciación Cristiana de adultos online.


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