La evaluación en la catequesis
1. Concepto general de Evaluación1 La evaluación es uno de los elementos claves de un proceso educativo. Habitualmente queda fuera del proceso de aprendizaje o bien se confunde con calificación y promoción, y en menor grado con medida, investigación y diagnóstico, términos que aun manteniendo una relación directa con la evaluación no deben, en modo alguno, confundirse con la misma:
Evaluar un aprendizaje para todo formador resulta complejo, se considera una instancia complicada y muchas veces innecesaria, más aún si se considera que no existen elementos concretos (contenidos) que requieran ser evaluados. Las actitudes y valores son también componentes de contenidos curriculares que se evalúan no tan solo los procedimientos y conceptos. La evaluación debe ser considerada, entonces, como un componente integrado al proceso de enseñanza aprendizaje, el cual se inicia desde el mismo momento que se establece el diseño curricular de un curso.
La evaluación pues, es un instrumento que ayuda a la toma de conciencia de lo que se ha aprendido, de los procesos que se han adquirido y otorga la oportunidad de regular dichos procesos. Una manera de definir “Evaluación” es:
“Un proceso que implica un acto de valorar una realidad u objeto, emitir un juicio, fundamentado en una recogida de información contrastada con un referente. Encaminada a mejorar procesos educacionales, con toma de decisiones asertivas que producen efectos educativos”
1
Manual de Formación Pedagógica. Volumen II. Plan de formación para laicos del Arzobispado de Santiago. INPAS., Santiago 2011, p. 31
La evaluación en la catequesis
Al mirar la evaluación como un proceso educativo, el foco de atención no sólo está centrado en detectar la adquisición de conocimientos, sino que también en el desarrollo de habilidades o destrezas, de actitudes, valores, y del protagonismo en el propio proceso de aprendizaje.
Principios básicos de la evaluación:
La evaluación debe ser continua y permanente Considerarla como un proceso y no como un suceso. La evaluación debe mejorar la formación, no aprobarla o desaprobarla. Debe incentivar a la participación. Requiere de una planificación
2. La Evaluación en la Catequesis Partiendo de que la catequesis es un “proceso orgánico, sistemático, básico y nuclear de la totalidad de la experiencia de vida cristiana, realizado a través el aprendizaje y del ejercicio en el seguimiento de Jesucristo; es decir un aprendizaje que afecta al conocimiento y a la persona entera en sus experiencias más profundas”2 es necesario incluir dentro del itinerario catequístico, la evaluación. Esto, con el objetivo de tener una visión más clara, de cómo se está desarrollando el proceso de fe en las personas y en la comunidad.
La evaluación, es una actividad de suma importancia dentro del proceso catequístico, ya que por un lado es un momento que nutre, orienta y fortalece el ministerio del catequista. Y por otro lado, el catequista, puede evaluar el caminar de la comunidad que va acompañando, puesto que delante de Dios, revisa y contempla su misión realizada y la gracia de Dios derramada.
2
Ginel, A. SDB. repensar la catequesis. CCS, Madrid, 2009, p. 146
La evaluación en la catequesis
La evaluación en la catequesis, nos permite:
Comprender y valorar el proceso de fe que se va desarrollando en cada persona y en la comunidad, de acuerdo al propósito planteado.
Visualizar los aspectos fundamentales del itinerario catequístico que no se han desarrollado, para tomar decisiones que los impulsen a alcanzar el propósito anhelado.
Es importante reconocer que la evaluación en la catequesis, es un momento en el que…
Se vive de cara a Dios. Aquél que es bueno, justo, fiel y misericordioso. Por ello se requiere de sinceridad y apertura al Espíritu, con plena en confianza en el Señor.
Se cosechan los beneficios recibidos de parte de Dios, en la vivencia de la proclamación del anuncio. Ya sea por parte del catequista o de los mismos catecúmenos. Por ello es un momento de acción de gracias a Dios.
Se revisan los desaciertos o situaciones que no favorecieron la trasmisión o recepción del mensaje y por ende, el encuentro con el Señor. Esto nos invita a seguir pidiendo la luz y acción del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Es preciso hacer propósitos concretos para mejorar aquello en lo que hemos herrado y afirmar la enseñanza. Por ello pedimos al Señor la fuerza y sabiduría para realizarlo.
Colocamos a cada uno de los miembros de la comunidad, delante de Dios, especialmente aquellos que están viviendo alguna situación especial en su vida e interceder por ellos.