LA INFANCIA DE JESÚS1
1. Sentido y finalidad de los relatos de la infancia Hasta hace muy poco tiempo, los llamados "evangelios de la infancia" (Mt 1-2; Lc 1-2) se han entendido y se han leído como si fueran una especie de biografía sobre los primeros años de Jesús. Desde hace medio siglo, los estudiosos de la Biblia coinciden en atribuirles un gran contenido teológico, semejante al profundo y elaborado prólogo de San Juan, aunque Mateo y Lucas utilicen un género literario diferente. Los cuatro evangelistas pretenden presentar al Hijo de Dios, hecho hombre, en quien creen después de que ha resucitado y a quien siguen sus respectivas comunidades. Así pues, los relatos de la infancia son «presentaciones» de Jesús como Hijo de Dios: ¡Jesús viene de Dios! Como todo el Evangelio no pretende hacer una biografía de Jesús, sino que son el "anuncio, la buena noticia" de que Dios nos ha enviado a su Hijo para nuestra salvación. Y esto es lo que quieren anunciarnos Mateo y Lucas desde el inicio de su Evangelio; y además lo hacen de una forma distinta teniendo en cuenta a las comunidades a las que se dirigen.
2. Los orígenes de Jesús en Mateo Mateo nos presenta a Jesús desde el inicio, a través de la genealogía, como hijo de Abraham, hijo de David, el Mesías Salvador, el Emmanuel. Insiste en afirmar que en Jesús se cumplen las profecías del Antiguo Testamento (como hará en todo su Evangelio), resaltando su condición divina de Mesías enviado para la salvación universal. Mateo nos presenta a Jesús como Hijo de Dios, afirmando su condición divina desde el inicio, por su concepción virginal en el seno de María; aunque, como buen judío, resalta la figura de José (cf. Mt 1,18-24). La segunda gran preocupación de Mateo es presentar a Jesús como descendiente de David: el Mesías davídico libertador del pueblo, pero no sólo de Israel, sino del universo entero. Esta presentación la realiza haciendo una comparación con Moisés y mostrando a Jesús como la superación del más grande libertador hebreo, abriéndose a todo el mundo, para lo que se sirve de los Magos como hilo conductor de toda la historia (Se pueden comparar fácilmente los inicios de la historia de Moisés con el relato del nacimiento de Jesús; cf. Ex 1-4). Jesús, además de ser el hijo de David y el nuevo Moisés, es el Mesías universal. 1
Tomado del Módulo de Cristología I, del Plan de Formación para Laicos, Arquidiócesis de Santiago.
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3. Los orígenes de Jesús en Lucas La presentación de Lucas tiene la misma pretensión de anunciar a Jesús como el Hijo de Dios, el Mesías y Salvador universal, pero lo hace de una forma distinta teniendo en cuenta tradiciones judías y elementos de la cultura griega, para ser comprendidos por los destinatarios de su Evangelio. Utiliza el esquema de anunciación de los personajes bíblicos (Isaac, Gedeón, Sansón, Samuel...) y también el esquema griego del paralelismo, en el que se presentaba a un héroe comparándolo con otro. De esta forma nos presenta el nacimiento de Jesús comparándolo con el de Juan el Bautista (los dos relatos se pueden ir leyendo en paralelo: Lc 1,5-25 y 1,26-38), mostrando la superioridad de Jesús sobre Juan. En el relato de la anunciación María ocupa el lugar central, aceptando y entregándose incondicionalmente al plan de Dios. También Lucas afirma la concepción virginal de Jesús y proclama su fe en la divinidad y origen divino de Jesús.
4. En conclusión Mateo y Lucas no pretenden realizar una crónica de la infancia de Jesús. Su objetivo es plasmar unas reflexiones teológicas, donde se reflejen el origen y la condición divina de Jesús, el hombre excepcional que el judaísmo esperó para instaurar el reino de paz y de justicia. La comunidad cristiana debe ver a Jesús como culmen y realización de la promesa. Ambos concuerdan en los temas teológicos fundamentales: revelación de la verdadera personalidad de Jesús, hijo de Abraham e hijo de David (cf. Mt 1,18s; Lc 2,5); es el Cristo, el Mesías esperado y que realiza las Escrituras. Los dos revelan los estrechos lazos entre Jesús (engendrado por el Espíritu) y Dios. Ambos insisten en la concepción virginal de Jesús y subrayan el tema de la universalidad de la salvación (cf. Mt 2,1s; Lc 2,31-32). Pero no debemos olvidar, que Mateo, Lucas y Juan, en su prólogo, nos anuncian que el Hijo de Dios se ha hecho carne, hombre, uno de nosotros. Dios ha querido realizar la obra de nuestra salvación a través de la «encarnación» del Hijo; o sea, no desde el poder y la imposición, sino desde el abajamiento y la radical solidaridad con nosotros. Es, como si desde el inicio, los evangelistas nos hicieran una doble advertencia. Tenemos que estar atentos para saber descubrir la revelación del misterio de Dios y del proyecto que tiene para nosotros, en la persona, la vida y el mensaje de Jesús de Nazaret. Y nos advierten, también, sobre la forma como nosotros continuamos la misión salvadora de Jesús, que no puede ser otra que desde la encarnación y la solidaridad.
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