Los roles de la Cica

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Los diferentes Roles en la Cica “El Señor nos llama a vivir con Él”


1. Los Roles en la Cica La evangelización es un deber fundamental de todo el Pueblo de Dios. “Todos los fieles tienen el deber y el derecho de trabajar para que el mensaje divino de salvación alcance más y más a los hombres de todo tiempo y del orbe entero” 1. Sin embargo, la Iglesia confía a determinados miembros del Pueblo de Dios este servicio: “La catequesis ha sido siempre, y seguirá siendo, una obra de la que la Iglesia entera debe sentirse y querer ser responsable. Pero sus miembros tienen responsabilidades diferentes, derivadas de la misión de cada uno” 2. Por ello, conviene ante todo hacer una clara y eficaz distribución de las responsabilidades, aunque siempre hay que promover un compromiso por parte de toda la comunidad 3. Propiciar el desarrollo y distribuir la ejecución de las tareas en cada uno de los agentes de la Iniciación Cristiana para Adultos:    

Crea vínculos y unidad con los agentes pastorales responsables de esta tarea evangelizadora. Ofrece mayor eficacia en lo que cada uno realiza. Acrecienta e integra los carismas de quienes colaboran en este camino de fe. Promueve la vida fraterna, solidaria y de comunión, evitando discordias, antagonismos y discrepancias.

Todo esto repercutirá favorablemente en la profundidad del anuncio, la acogida del mensaje, la celebración personal y comunitaria de la vivencia de la fe y, en la transformación de nuestras comunidades. 1.1. El Obispo “Unidos al Sucesor de Pedro, reciben en virtud de su ordenación episcopal, la autoridad para enseñar en la Iglesia la verdad revelada” 4. Ellos son los principales agentes de la catequesis y como tal, tienen la más alta responsabilidad de la promoción, orientación y coordinación de ésta. Por ello, vigilan atentamente el restablecimiento o las mejoras de la instrucción catequética, que tiende a que la fe, ilustrada por la doctrina, se haga viva, 1

CDC, 211. CT, 16. 3 Cf. DCG, 107 4 Cf. EN, 68. 2

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explícita y activa en los hombres 5. Ellos mismos reconocen los servicios y carismas de cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo, de tal suerte que todos a su modo, cooperen unánimemente en la obra común de salvación. Como principales dispensadores y custodios de los misterios de Dios, exhortan e instruyen a su pueblo a que participe con fe y reverencia en la liturgia6, especialmente a quienes iniciarán a la vida de gracia, por la recepción de los Sacramentos de Iniciación Cristiana, siendo él mismo, el ministro ordinario para la administración de dichos sacramentos. En relación al ministerio que Dios le ha confiado a los Obispo, su rol en el itinerario de Catequesis de Iniciación Cristiana para adultos es: 

   

Acompañar, promover y certificar, la realización de textos e instrumentos que orienten y fortalezcan la Iniciación Cristiana de los Adultos 7, de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia8 adaptados a las circunstancias por las que atraviesa la comunidad eclesial 9. Delegar y aprobar a los agentes 10 que crearán los itinerarios para la Catequesis de Iniciación Cristiana de Adultos. Regular los criterios de admisión de quienes recibirán los Sacramentos de la Iniciación Cristiana. Otorgar o delegar la administración de los Sacramentos de Iniciación Cristiana, de ser posible, celebrarlos en la Vigilia Pascual o en Pentecostés 11. Regular tiempos de duración adecuados para la realización del proceso catecumenal.

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Cf. CD 14. Ellos regulan la administración del Bautismo, por medio del cual se concede la participación en el sacerdocio regio de Cristo. Ellos son los ministros originarios de la Confirmación, dispensadores de las sagradas órdenes, y los moderadores de la disciplina penitencial; ellos solícitamente exhortan e instruyen a su pueblo a que participe con fe y reverencia en la liturgia y, sobre todo, en el santo sacrificio de la Misa. Cfr. LG, 26. 7 DGC, 274. 8 Ibíd., 284. 9 CIC, 775; DGC, 118. 10 DGC, 219 11 Orientaciones para la Pastoral Sacramental. Conferencia Episcopal de Chile, 2010, 165 y 207. 6

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1.2. El Párroco Por la recepción del Sacramento del Orden 12, los presbíteros son los colaboradores inmediatos de los Obispos y por lo tanto son los primeros catequistas de la comunidad a la que sirven. Como ministros de la Palabra de Dios, tienen como obligación principal anunciar a todos el Evangelio de Cristo, porque con la Palabra se suscita la fe y el deseo de adhesión a Cristo a través de los sacramentos en el corazón de los no creyentes y se robustece en el de los creyentes 13. Ejercen también el servicio de conformar la comunidad, reuniendo así a la familia de Dios. En ella coordinan, promueven y fomentan la vocación y la tarea de los catequistas, ofreciéndoles una formación adecuada 14. Dicha tarea, no puede limitarse a una formación meramente doctrinal sino que ha de ser una verdadera escuela de formación15 que abarque las diversas dimensiones que deberán ser integradas armónicamente a lo largo de todo el proceso formativo 16. Por ello debe encaminar una obra catequética bien estructurada y bien orientada. La experiencia nos enseña que la calidad de la catequesis depende, en gran parte, de la presencia y acción del sacerdote 17. Por tanto, las tareas que le corresponden de acuerdo a su ministerio, en el proceso de crecimiento de los adultos que inician su vida cristiana o, en aquellos que quieren fortalecer su experiencia de fe, son:   

 

Suscitar en la comunidad el sentido de la común responsabilidad cristiana. Promover, discernir, elegir, acompañar y formar vocaciones para el servicio catequético para la iniciación cristiana de adultos. Planificar de manera bien estructurada y orientada, la implementación del Catecumenado de Iniciación Cristiana para adultos, junto con los catequistas que coordinarán éste servicio. Integrar la acción catequética en el proyecto evangelizador de la comunidad. Brindar acogida y cercanía de manera particular a quienes inician el proceso de maduración de la fe 18.

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PO, 1. Cf. PO, 4. 14 DGC, 224. 15 DA, 299. 16 DA, 280: Dimensión Humana y Comunitaria, Dimensión Espiritual, Dimensión Intelectual Dimensión Pastoral Misionera. 17 DGC, 225. 18 Orientaciones para la Pastoral Sacramental, 17. Jorge M. Bergoglio, Papa Francisco. Queridos Catequistas. Cartas, homilías y discursos. PPC, 2013, p. 26. 13

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  

  

Presidir, acompañar o delegar las celebraciones que se han insertado en el proceso catecumenal de Iniciación Cristiana para Adultos (entregas y unciones). Comunicar los criterios de admisión para aquellos que deseen insertarse a la comunión con Cristo por medio de los Sacramentos. Orientar y acompañar a los adultos que inician el proceso catecumenal, que se encuentran en situación irregular para recibir los sacramentos, en orden a remediar su realidad84. Realizar junto con los catequistas el discernimiento adecuado, de los candidatos a la recepción de los sacramentos85. Conferir los Sacramentos de Iniciación Cristiana a los catecúmenos idóneos cuando ha sido delegado. Facilitar los recursos necesarios para el desarrollo y realización del Itinerario de Iniciación Cristiana para Adultos, en coordinación con el catequista responsable del proceso catequístico.

1.3. El Asesor La coordinación de la catequesis no es un asunto meramente estratégico, en orden a una mayor eficacia de la acción evangelizadora, sino que tiene una dimensión teológica de fondo. La acción evangelizadora debe estar bien coordinada porque toda ella apunta a la unidad de la fe que sostiene todas las acciones de la Iglesia 19. Esta coordinación puede ser considera en dos modalidades: una interior a la catequesis y otra referida a la vinculación de la catequesis con otras formas del ministerio de la Palabra y con otras acciones evangelizadoras: primer anuncio, misiones, formación, etc. Para ello la Iglesia propone miembros de la comunidad cristiana, como animadores responsables de la acción catequética. Estos deben contar con una experiencia más sólida y especializada en el ministerio de la catequesis. Los asesores deben estar debidamente acompañados 20, para que puedan dedicarse a este servicio de manera estable, asumiendo responsabilidades en el nivel Parroquial, Zonal e incluso Diocesano21. Los asesores tienen las siguientes responsabilidades en la implementación de la Iniciación Cristiana para adultos: 

Promover y organizar adecuadamente la formación integral de los catequistas de adultos.

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Cf. DGC, 272 Orientaciones para la Catequesis en Chile, 160. 21 DGC, 233. 20

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   

Asesorar la tarea de los catequistas de adultos. Acompañar a la comunidad catecumenal, en algunos momentos del proceso, especialmente los celebrativos. Integrar a los catequistas de adultos con las otras áreas de la catequesis. Vincular la tarea de la catequesis con la acción evangelizadora de la Iglesia y con los demás agentes pastorales.

1.4. El Catequista La comunicación de la fe tiene necesidad de una mediación, por ello es imprescindible la presencia del catequista. A él la Iglesia entrega el Evangelio que se hace mensaje de vida en el pueblo de Dios, por medio de su mente, de su corazón, de su palabra y de su vida de fe. Su servicio es de gran importancia para el crecimiento de los catecúmenos y de la comunidad22. La misión del catequista está marcada por el método y el itinerario que implementa, pero sobre todo por las cualidades humanas y cristianas que desarrolla como discípulo misionero de Jesucristo23. Como tal, es enviado por la Iglesia y con ella actúa de modo conjunto, colaborando en la formación de comunidades cristianas y en la promoción del Reino de Dios en el mundo. Se requiere, por tanto, capacitar a los catequistas con una adecuada que les permita acompañar espiritual y pastoralmente a otros 24. Cualquier actividad pastoral que no cuente con personas verdaderamente formadas y preparadas, pone en peligro su calidad25. Esta formación comprende varias dimensiones integradas armónicamente 26. El Directorio General de la Catequesis las agrupa en tres: Ser, Saber y Saber hacer del Catequista27. A. Ser del Catequista La más profunda de las dimensiones hace referencia al ser del catequista, su dimensión humana y cristiana. La formación de esta dimensión le ha de ayudar a madurar, ante todo, como persona, como creyente y como apóstol. Sobre todo, a crecer en el respeto y amor hacia los catecúmenos. 22

RICA, 48. DCG, 71. 24 DA, 282. 25 DGC, 234. 26 DA, 280. 27 DGC, 238. 23

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Madurez Humana

El Catequista en su dimensión humana se identifica como: persona madura, con una personalidad integrada, en orden a volverse capaz de vivir como cristiano en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior. Posee un fuerte sentido crítico y capacidad de diálogo; capaz de relacionarse con otros, con espíritu constructivo y de trabajo en equipo28. 

Madurez Cristiana

El catequista, en primer lugar, es aquel que hace experiencia de Dios y tiene a Jesucristo como centro de su vida, por tanto es un testigo de Dios. Es amante de la Palabra, de donde brota la luz y la fuerza de su anuncio, en ella encuentra la fuente inspiradora de su pedagogía. Es un místico, hombre y mujer de oración, capaz de hacer que el catecúmeno, haga la experiencia de Dios desde su propio camino. Practica la confesión frecuente y participa de la Eucaristía, en ella experimenta el gozo de la presencia cercana y cotidiana del Resucitado, que realiza la comunión y lo impulsa al compromiso eclesial, con fuerte sentido misionero. B. Saber del Catequista Después de la dimensión humana y cristiana, está lo que el catequista debe saber para desempeñar bien su tarea. El catequista está llamado hacer que la doctrina se haga mensaje y el mensaje vida, sólo así, la Palabra proclamada podrá ser celebrada y construirse verdaderamente en sacramento de comunión29. Esta dimensión, penetrada de la doble fidelidad al mensaje y a la persona humana, requiere que el catequista conozca bien el mensaje que transmite y, al mismo tiempo, al destinatario que lo recibe y al contexto social en que vive. En cuanto a la fidelidad del mensaje el Catequista, en esta dimensión, busca penetrar en los misterios de la fe en una reflexión bíblico-teológica, de manera integral, sistemática y progresiva, que le proporcionará un conocimiento orgánico del mensaje cristiano, articulado en torno al misterio central de la fe que es Jesucristo. En cuanto a la fidelidad a los destinatarios, se requiere una preparación específica, ayudado de las ciencias humanas, ya que la catequesis consiste en el encuentro entre el catequista que vive su fe y el adulto que busca. Al catequista le toca entonces saber “auscultar” los

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DA, 292; DGC, 239. Jorge M. Bergoglio, Op. cit., p 16.

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interrogantes, dudas, sufrimientos y esperanzas de los catecúmenos y recordar que Dios habita en sus corazones 30. C. Saber hacer del Catequista Finalmente, está la dimensión del saber hacer, ya que la catequesis es un acto de comunicación. La formación tiende a hacer del catequista un educador del hombre y de la vida del hombre. Es un mediador que facilita la comunicación entre las personas y el misterio de Dios, así como la de los hombres entre sí y con la comunidad 31 ayudado de la diversidad de técnicas y recursos que faciliten la comprensión y asimilación del mensaje. Los métodos para tal aprendizaje son varios: ejercicios prácticos, trabajos en equipo, análisis de casos, etc. 32 A demás requiriere una buena planificación, tanto del proceso catecumenal como de cada uno de los encuentros. Por tanto, los roles que debe desempeñar el catequista de adultos son:  

     

Ser él mismo, el protagonista de su formación. Conocer y comprender el objetivo, los fundamentos, la metodología, el itinerario de los encuentros, las celebraciones, los criterios de admisión y selección tanto del catecúmeno, como de los padrinos y todo lo relacionado con el desarrollo del proceso catecumenal de adultos que se va a implementar 33. Planificar el desarrollo completo de la Catequesis de Iniciación Cristiana de Adultos junto con el responsable o asesor de la Catequesis. Salir, invitar y convocar a los miembros de la comunidad a vivir el proceso. Escuchar, acoger, acompañar, y atender a cada uno de los interesados a realizar el proceso antes y durante su caminar 34. Planificar, organizar y disponer lo necesario para cada encuentro y las celebraciones que conforman el proceso. Dinamizar y acompañar los espacios de celebración y de fiesta 35. Evaluar el desarrollo del proceso, tanto de sí mismo como catequista al final de cada encuentro, como del caminar de cada uno de los catecúmenos y proponer las mejoras necesarias.

 30

Ibíd., p. 7. DGC, 156. 32 Ibid. 113. 33 Es de suma importancia conocer las Orientaciones Pastorales que han sido promulgadas por la conferencia Episcopal en Chile, especialmente lo referente a la Iniciación Cristiana de Adultos. 34 Orientaciones para la Pastoral Sacramental, 17. 35 Bergoglio, J. Op. cit., p. 7. 31

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1.5. Los Padrinos Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse, es importante el apoyo de creyentes sólidos, capaces y prestos de acompañar, a aquellos que desean insertarse a la vida de Cristo a través de los sacramentos. Dichos creyentes reciben el nombre de padrino o madrina 36. Éstos son quienes, durante el desarrollo del proceso, acompañan cada uno de los pasos que el catecúmeno va dando y, después de haber celebrado los Sacramentos de Iniciación Cristiana, lo ayuda a llevar una vida cristiana coherente. Su tarea es una verdadera función eclesial. Conviene que sea el mismo padrino en los tres sacramentos de iniciación a fin de subrayar la unidad entre ellos 37. El padrino o madrina, debe ser elegido por el mismo catecúmeno, delegado por la comunidad cristiana local y aprobado por el sacerdote responsable38. A. Criterios para su elección: Para que alguien sea admitido como padrino o madrina es necesario39:      

Que sea elegido por el catecúmeno, en razón de su testimonio de vida cristina. Que tenga edad adulta. Que sea católico. Que esté confirmado y haya recibido el Sacramento de la Eucaristía y que al mismo tiempo, lleve una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir. Que no esté afectado por una pena canónica, legítimamente impuesta o declarada. Que no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar.

B. Tareas confiadas a los padrinos: 

  

Acompañar al candidato el día de la elección, de ser posible también, en las celebraciones y entregas dentro del proceso; especialmente el día de la celebración de los sacramentos y posteriormente en el tiempo de la Mistagogia. Mostrar familiarmente al catecúmeno la práctica del Evangelio en la vida y en la convivencia de la comunidad. Ayudar al catecúmeno en sus dudas y crisis con el testimonio de vida cristiano. Velar por el crecimiento y fortalecimiento de la vida cristiana del catecúmeno.

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CIC, 872-873; CEC, 1255. CEC, 1311. 38 RICA, 43; Orientaciones para la pastoral sacramental, 166. 39 CIC, 874. 37

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Desempeñar públicamente su función a partir del día de la elección.

1.6. La Comunidad La comunidad eclesial ejerce por la caridad, la oración, el ejemplo y por las obras, una verdadera maternidad respecto a los fieles que debe llevar a Cristo. Ella, es un instrumento eficaz, que indica o allana el camino hacia Cristo y a su Iglesia a los que todavía no creen; anima también, a los fieles que ya han sido injertados al Cuerpo de Cristo, los alimenta y fortalece para la lucha espiritual 40. Deberá ayudar a los adultos a vivir en modo concreto la caridad cristiana, y deberá demostrar cómo en virtud de la caridad, signo de una común experiencia, cada uno debe servir de ayuda a los otros en la fe. El anuncio adquiere toda su dimensión cuando es escuchado, aceptado, asimilado haciendo nacer el deseo de una adhesión de corazón a Jesucristo. Tal adhesión, no puede quedarse en algo abstracto, se manifiesta concretamente en la entrada visible a la comunidad eclesial 41. El que se ha adherido a Jesucristo por la fe y se esfuerza por consolidar esta fe mediante la catequesis, tiene necesidad de vivirla en comunión con aquellos que han dado el mismo paso. La catequesis corre el riesgo de esterilizarse, si una comunidad de fe y de vida cristiana no acoge al catecúmeno en cierta fase de su catequesis 42.La parroquia ha de ser el lugar donde se asegure y fortalezca, la iniciación cristiana43. Por tanto el rol fundamental de la comunidad ha de ser:    

La promoción e invitación a la vida de Cristo, por medio de su testimonio cristiano y por la invitación verbal de vivir el proceso de iniciación cristiana para adultos. Acoger y acompañar a los catecúmenos en las celebraciones en la comunidad. Solidarizarse en la facilitación de los recursos para desarrollar el itinerario. Impulsar las iniciativas de los catecúmenos que broten de la vivencia del encuentro con Cristo, para el bien y la transformación de la comunidad.

40

Cf. PO, 6. EN, 23. 42 CT, 24. 43 DGC, 294. 41

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