Presentacion Congreso Internacional Catequesis

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CONGRESO INTERNACIONAL DE CATEQUESIS PRESENTACION CATEQUETICA Vaticano del 26 al 28 de septiembre 2013

Padre Jorge Barros Bascuñan Director del área de catequesis arzobispado de Santiago de Chile


Con motivo de celebrarse el a帽o de la fe, el Pontificio Consejo Para la Nueva Evangelizaci贸n, realizo uno de los grandes momentos celebrativos en el Congreso Internacional de Catequesis y la peregrinaci贸n de los Catequistas.


PresentaciĂłn El primer acto de las jornadas catequĂŠticas fue el Consejo Internacional para la Catequesis que tuvo como fin estudiar los temas mĂĄs importantes de la catequesis para brindar un servicio unitario a las conferencias episcopales y permitir el intercambio de experiencias entre ellas.


Este Consejo, instituido por Pablo VI el año 1973, fue renovado el 1 de octubre de 2012 y su primera tarea fue la de verificar el estado de la catequesis en el mundo en esta última década y proyectar su misión derivada de su nuevo lazo con la evangelización situado en el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.


«El Catequista, testigo de la fe», fue el tema central de los días del congreso, que se propuso impulsar tanto la persona como el rol del catequista, ante los desafíos de la cultura imperante.


Las actuales circunstancias que vive la Iglesia apremia a sostener, promover y formar catequistas capaces de salir al paso de las necesidades del tiempo presente.

Estas mueven a ofrecer un testimonio capaz de hacer posible la propuesta del Dios de Jesucristo a nuestros contemporรกneos.


Estas mueven a ofrecer un testimonio capaz de hacer posible la propuesta del Dios de Jesucristo a nuestros contemporรกneos.

Nos recuerdan, que los que estรกn llamados a asumir la gran responsabilidad de transmitir la fe, saben que el testimonio de vida es un elemento privilegiado para la credibilidad de su misiรณn.


El segundo momento de las jornadas estuvo se帽alado por el Congreso internacional de catequesis realizado en el Aula Pablo VI de la ciudad del Vaticano.

Este se centr贸 en la comprensi贸n de la primera parte del Catecismo de la Iglesia Cat贸lica sobre el tema de la fe.


Durante el congreso participaron 104 delegaciones procedentes de 50 paĂ­ses con un total de 1.600 personas.

Se alternaron relatores procedentes de varios centros acadĂŠmicos.


El momento mรกs esperado del Congreso fue sin duda la catequesis que el Papa Francisco, realizo el viernes 27 a los especialistas convocados de todas las Iglesias particulares.


La tercera etapa de la celebración del año de la fe con los catequistas se realizó entre el 28 y 29 de septiembre.

Esta estuvo dedicada a la peregrinación a la tumba de San Pedro y a la catequesis unida a la celebración del sacramento de la Reconciliación y de la adoración eucarística.


Desarrollo

¿Cuáles fueron las principales ideas y reflexiones que se expusieron durante el congreso de catequesis y que pudieran ayudar en nuestro servicio catequístico actual?


El Secretario del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelizaci贸n, Monse帽or Jose Octavio Ruiz, propuso al final del Congreso algunos elementos de reflexi贸n catequ茅ticos que quisiera compartir con ustedes.


El Catecismo de la Iglesia Católica, insiste acerca de la necesidad de un verdadero itinerario de iniciación cristiana para la transmisión de la fe que, de manera análoga a la vida natural, permita después del primer anuncio y la escucha de la Palabra de Dios una acogida del Evangelio que lleve a la conversión, a la profesión de fe y a su maduración.


En las actuales circunstancias de la vida de la sociedad, se requiere una inspiraci贸n catecumenal de la catequesis y el saber articular el primer anuncio y la etapa catequ铆stica, lo cual en la pr谩ctica constituye un presupuesto para poder llevar a cabo la nueva evangelizaci贸n.


El Motu proprio Fides per doctrinam, con el cual S.S. Benedicto XVI, transfiriรณ la competencia de la Catequesis de la Congregaciรณn para el Clero al Pontificio Consejo para la Promociรณn de la Nueva Evangelizaciรณn, subraya que la fe necesita ser sostenida por medio de una doctrina capaz de iluminar la mente y el corazรณn de los creyentes.


Para tal fin la catequesis es una etapa que la Iglesia ha desarrollado, desde los primeros tiempos, para transmitir el contenido de la verdad que Dios ha querido comunicarnos

Ella ha buscado siempre la manera de expresarse con un lenguaje que no solo sea apto para los tiempos, sino que llegue al coraz贸n de la gente para que pueda conocer el misterio revelado por Jes煤s.


El Catecismo, antes de iniciarse con el pr贸logo, presenta algunas breves citas de la Sagrada Escritura, en las cuales muestra el contenido fundamental de la ense帽anza de la Iglesia.

Es decir la maravillosa unidad del misterio de Dios, su voluntad salvadora y la centralidad de Jesucristo.


La catequesis, entonces, quiere enseñar de modo orgánico y sistemático esta verdad, para ayudar a los hombres que crean que Jesús es el Hijo de Dios y que en Él encuentran la verdadera Vida.

Conocer y encontrar a Jesús, para amarlo, seguirlo y vivir como Él, es la vocación de los discípulos, que forman en la Iglesia una gran familia, cuerpo de Cristo.


Por esto la educación en la fe es la mejor herencia que un catequista puede dejar a los demás.

Al establecer el Año de la Fe el Papa Benedicto quiso que uno de sus principales objetivos fuera recuperar “la unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento”


La fe, por ser una respuesta al Dios que nos habla no puede ser ciega, sino que necesita conocer su contenido para que el creyente pueda luego descubrir y profundizar su identidad cristiana.


El Congreso de Catequesis nos ayuda a comprender la urgencia de sostener, promover y formar catequistas capaces de afrontar los desafíos del tiempo presente.

Que sean conscientes del gran don de la fe y, al mismo tiempo, que propongan el mensaje evangélico con un lenguaje que llegue al corazón del hombre y de la mujer de hoy, para que puedan convertirse en auténticos discípulos misioneros de Cristo.


La Iglesia, por lo tanto, tiene necesidad de proponer itinerarios de iniciación cristiana, que a partir del anuncio del kerigma conduzcan a una verdadera conversión del corazón.

El apóstol Pablo nos ayuda a entender esta realidad cuando dice: “Con el corazón se cree y con la boca se profesa”


El corazón indica que el primer acto con el cual se llega a la fe es un don de Dios y una acción de la gracia que actúa y transforma de manera profunda a la persona.

De ahí brota la necesidad de que coincida la verdad que se acepta en el corazón y la profesión de fe.


Las conferencias y las pequeñas relaciones del Congreso han presentado el deseo de Dios que cada ser humano tiene en lo más profundo de sí mismo, como bien lo expresa San Agustín: “Nos has creado para ti y nuestro corazón no descansa hasta que repose en ti”.

Dios se acerca a nosotros y nos revela su misterio de amor y la Iglesia nos transmite fielmente lo que ha recibido de su Señor, nos acoge y nos inserta en esa cadena de transmisión de la fe.


Nosotros creemos porque hemos recibido la memoria que, por gracia del Espíritu Santo, la Iglesia ha conservado acerca de lo que Jesús anunció y vivió.

Todos los bautizados estamos llamados a dar testimonio de la verdad de fe con nuestra vida y a comunicar a los demás el mismo Evangelio.

Procuramos hacerlo con gran fidelidad pero al mismo tiempo esforzándonos para realizar una adaptación que lo haga comprensible a los hombres y mujeres de nuestro tiempo y sus diversas culturas.


Conclusión Como síntesis de todo lo reflexionado en el Congreso indico algunos elementos de la reflexión catequética que pueden servir de conclusión para esta exposición:

1. La Iglesia es el sujeto primero de la evangelización:


creyentes.

Ella se preocupa por anunciar el Evangelio a los no

TambiĂŠn a los bautizados que viven en una indiferencia religiosa.

La comunidad cristiana es el origen, el lugar y la meta de la catequesis.


Ella anuncia el Evangelio, invita a la conversión y al seguimiento de Cristo

Acompaña no solo a los destinatarios de la catequesis sino que forma y acompaña a aquellos que sirven en la Iglesia como catequistas.


2. Ser catequista es una vocaci贸n, no un trabajo, que exige dar permanente testimonio de la fe, del amor a Cristo, y entregarse por completo al pueblo de Dios.

El catequista, por consiguiente, debe siempre tener como punto de partida a Cristo.


Ha de imitarlo también en el ir a buscar a los demás y ofrecerles el don de la fe.

No debe temer andar por las periferias existenciales, porque el Señor siempre va adelante, fortalece y acompaña.


3. El mundo actual exige a los catequistas una gran creatividad:

Simplicidad de vida, espĂ­ritu de oraciĂłn, obediencia y humildad, renuncia de sĂ­ mismos, mucha generosidad y autĂŠntica caridad hacia todos, especialmente hacia los miembros mas pobres de nuestras comunidades eclesiales y movimientos.

Deben dar en todo momento un testimonio alegre de santidad de vida.


4.La catequesis, que es una etapa privilegiada de la evangelizaci贸n que est谩 inserta dentro del servicio debido en primer lugar a la Palabra de Dios.


Esta debe encontrar las formas adecuadas para que el Evangelio se perciba siempre como Palabra de Dios que salva.

El catequista, en efecto, no transmite un saber humano, aunque sea el m谩s elevado, sino que comunica en su integridad la Revelaci贸n de Dios.


5. Si la Iglesia ha emprendido un camino de nueva evangelización, la catequesis no puede permanecer con las mismas características del pasado: Debe renovar sus formas de transmisión de la fe con nuevos métodos educativos. Debe realizar un serio diagnóstico acerca de la situación actual de la fe, sobre el modo como se educa en ella, en el que se tengan en cuenta los lugares y los ambientes en donde se realiza.


La adaptación de las enseñanzas de la Iglesia a las condiciones actuales de la gente.

Esta adaptación debe mantener un equilibrio entre los términos bíblicos y doctrinales y las reformulaciones y las adaptaciones de este lenguaje a las poblaciones que son catequizadas, sin traicionar su sentido verdadero y profundo del mismo.


6. En el mundo actual existen muchas personas que dicen ser creyentes, pero no conocen el contenido de la fe y no tienen una verdadera pertenencia a la Iglesia, incluso porque no hicieron la opci贸n de fe: Es muy importante tomar en serio el catecumenado, no solo como una preparaci贸n para el bautismo. Tambi茅n como un instrumento que ayude a transformar en Cristo toda la existencia.


7. En medio de una sociedad marcada por el relativismo, en el que la pregunta acerca de Dios ya no interesa y la verdad se mira con sospecha: Tenemos que presentar la persona de Cristo tal como nos ense単a la Iglesia. Como aquella Verdad que ilumina el misterio total del hombre.


Es necesario que lo hagamos con parresia, o sea con confianza filial, con gozosa seguridad y valentía.

Con gran ardor y con humilde audacia, dejándonos guiar por el Espíritu Santo, con la certeza de que es Cristo quien nos instruye a través de la Iglesia.


8. Hoy m谩s que nunca es necesario resaltar la dimensi贸n misionera de la catequesis: Esto comporta una seria formaci贸n de los catequistas.

Una formaci贸n que logre conjugar el conocimiento de los contenidos de la fe y el testimonio de vida.


Esta formaci贸n debe tomar en consideraci贸n a la familia, porque los padres de familia no solo transmiten la vida natural a sus hijos, sino que han de ser los primeros responsables de la transmisi贸n de la fe con un testimonio de vida cristiana.

El testimonio de la fe en la familia tiene un car谩cter insustituible.


9. Para transmitir y dar testimonio de la verdad revelada es necesario dejar que sea el Señor quien abra nuestros ojos a la luz de la fe como sucedió a los discípulos de Emaús: La catequesis, debe estar muy cercana, incluso profundamente unida a la liturgia. Esta constituye el espacio más adecuado para hacer hablar al misterio mismo y en el cual se hace presente la plenitud del proyecto de amor del Padre.


10. Hay que hacer entender a los miembros de la Iglesia que la fe es un don de Dios e igualmente una respuesta libre de cada ser humano:

No se trata de una acci贸n aislada e individual sino de un acto personal y dentro de la Iglesia..


La catequesis recibe de la Iglesia su objeto, es decir, la acci贸n salvadora de Cristo.

Su ambiente vital, es decir, la comunidad cristiana, y su objeto que consiste en hacer del creyente un miembro activo de la vida y de la misi贸n de la Iglesia.


11. La comunicación de la fe cristiana en Dios es necesario vincularla a la memoria evangélica de Jesús y a la memoria de la fe en él: La memoria de Jesús cuyo mayor testimonio se encuentra en el Credo.

El Evangelio escrito nos permite entender la unidad entre la historia de Jesús y el acceso a la fe.


Nos muestra qué el acontecimiento del Señor sostiene nuestra fe en la historia de la Iglesia y de la evangelización.

Sin embargo no se puede olvidar que la Escritura sin la Tradición es letra muerta y que la Tradición sin la Escritura pierde su raíz en la inspiración divina y corre el riesgo de convertirse en una simple obra humana.


12. Al transmitir la fe siempre se debe conservar pura la memoria apostĂłlica:

Debemos hacerlo buscando un modo de hablar que no se quede en expresiones lingßísticas que solo nosotros los creyentes podemos conocer.


Estas a veces, se convierten en un lenguaje incomprensible para otros que caminan hacia la fe.

Debemos encontrar palabras de vida eterna capaces de despertar el deseo del encuentro personal con JesĂşs.


13. Los modernos medios de comunicación intentan tergiversar y manipular el mensaje cristiano: Se necesita conocer sus técnicas de comunicación, para poder encontrar un lenguaje apto, para presentar las enseñanzas de la Iglesia. Comunicar con éxito el verdadero rostro de Dios lleno de amor y misericordia. El mundo digital y las redes sociales, no obstante los peligros que puedan comportar, son instrumentos que debemos utilizar para transmitir el mensaje del Evangelio al hombre de hoy.


14. Frente a los grandes desaf铆os que se presentan al servicio de la verdad, sobre todo por el crecimiento del fen贸meno de la secularizaci贸n:

Debemos penetrar en el acontecimiento de Cristo pero tambi茅n en el testimonio de fe de los creyentes.


Debemos hacerlo con un conocimiento profundo de la historia, la tradici贸n y la vida de la Iglesia.

La catequesis, al transmitir el mensaje de Cristo procura presentar con claridad la visi贸n cristiana del hombre, de tal manera que ofrezca el sentido pleno de la vida humana y de su vocaci贸n a la vida eterna.


El arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, señaló:

Que hay que evitar el peligro "de que la Iglesia emprenda un camino de nueva evangelización", dejando " que la catequesis se quede con las mismas características del pasado”.


Hizo hincapié en cómo la relación que lleva a unir la "nueva evangelización" y la "catequesis" "conlleva necesariamente la exigencia de una renovada interpretación del proceso catequético, como instrumento al servicio de la comunidad cristiana, para encontrar a los creyentes y a cuantos están buscando el sentido de la vida".


Alent贸 a recuperar el impulso del anuncio, siendo verdaderos instrumentos del mismo.

Destac贸 "la necesidad de una catequesis que se desarrolle en clave misionera, tanto en los pa铆ses de antigua tradici贸n cristiana, como en los lugares donde hay que presentar el primer anuncio, con la novedad de la fe y su importancia para la vida.


Señaló que, en el contexto cultural actual, es evidente que la separación de la fe bautismal se expresa de muchas maneras:

En el analfabetismo religioso, extendido también a creyentes que ocupan puestos de relieve cultural en su vida profesional. La falta de identidad del creyente, que se refleja en conductas que a menudo están en abierto conflicto con la fe.


La indiferencia a la participaci贸n en la vida de la comunidad, con la consiguiente p茅rdida del sentido de pertenencia a la Iglesia.

Una visi贸n relativista de los contenidos de la fe y la moral, que prescinden de la perspectiva de la fe".


Ante la realidad del momento presente Mons. Fisichella alentรณ a los catequistas a no desanimarse y a perseverar en su misiรณn.

Les invito a recordar que la catequesis estรก llamada a ser una etapa importante en el movimiento de nueva evangelizaciรณn, que la Iglesia ha emprendido, para interpelar ante todo a los cristianos, en el anuncio y en la transmisiรณn de la fe, empezando por la centralidad de la familia.


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