Ser, saber y saber hacer del catequista

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Ser, saber y saber hacer del Catequista


Ser, saber y saber hacer del Catequista La formación del catequista comprende varias dimensiones integradas armónicamente.1 El Directorio General de la Catequesis las agrupa en tres: Ser, Saber y Saber hacer del Catequista: A. Ser del Catequista La más profunda de las dimensiones hace referencia al ser del catequista, su dimensión humana y cristiana. La formación de ésta dimensión le ha de ayudar a madurar, ante todo, como persona, como creyente y como apóstol. Sobre todo, a crecer en el respeto y amor hacia los catecúmenos. ❖

Madurez Humana

El Catequista en su dimensión humana se identifica como: persona madura, con una personalidad integrada, en orden a volverse capaz de vivir como cristiano en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior. Posee un fuerte sentido crítico y capacidad de diálogo; capaz de relacionarse con otros, con espíritu constructivo y de trabajo en equipo.2 ❖

Madurez Cristiana

El catequista, en primer lugar, es aquel que hace experiencia de Dios y tiene a Jesucristo como centro de su vida, por tanto es un testigo de Dios. Es amante de la Palabra, de donde brota la luz y la fuerza de su anuncio, en ella encuentra la fuente inspiradora de su pedagogía. Es un místico, hombre y mujer de oración, capaz de hacer que el catecúmeno, haga la experiencia de Dios desde su propio camino. Practica la confesión frecuente y participa de la Eucaristía, en ella experimenta el gozo de la presencia cercana y cotidiana del Resucitado, que realiza la comunión y lo impulsa al compromiso eclesial, con fuerte sentido misionero. B. Saber del Catequista Después de la dimensión humana y cristiana, está lo que el catequista debe saber para desempeñar bien su tarea. El catequista está llamado hacer que la doctrina se haga mensaje y el mensaje vida, sólo así, la Palabra proclamada podrá ser celebrada y construirse verdaderamente en sacramento de comunión3 Esta dimensión, penetrada de la doble fidelidad al mensaje y a la persona humana, requiere que el catequista conozca bien el mensaje que transmite y, al mismo tiempo, al destinatario que lo recibe y al contexto social en que vive. En cuanto a la fidelidad del mensaje el Catequista, en esta dimensión, busca penetrar en los misterios de la fe en una reflexión bíblico-teológica, de manera integral, sistemática y progresiva, que le proporcionará un conocimiento orgánico del mensaje cristiano, articulado en torno al misterio central de la fe que es Jesucristo. En cuanto a la

1 DA, 280. 2 DA, 292; DGC, 239. 3

Jorge M. Bergoglio, Op. cit., p 16.


fidelidad a los destinatarios, se requiere una preparación específica, ayudado de las ciencias humanas, ya que la catequesis consiste en el encuentro entre el catequista que vive su fe y el adulto que busca. Al catequista le toca entonces saber “auscultar” los interrogantes, dudas, sufrimientos y esperanzas de los catecúmenos y recordar que Dios habita en sus corazones.4 C. Saber hacer del Catequista Finalmente, está la dimensión del saber hacer, ya que la catequesis es un acto de comunicación. La formación tiende a hacer del catequista un educador del hombre y de la vida del hombre. Es un mediador que facilita la comunicación entre las personas y el misterio de Dios, así como la de los hombres entre sí y con la comunidad5 ayudado de la diversidad de técnicas y recursos que faciliten la comprensión y asimilación del mensaje. Los métodos para tal aprendizaje son varios: ejercicios prácticos, trabajos en equipo, análisis de casos, etc.6 A demás requiriere una buena planificación, tanto del proceso catecumenal como de cada uno de los encuentros. Por tanto, los roles que debe desempeñar el catequista de adultos son: ▪ ▪

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Ser él mismo, el protagonista de su formación. Conocer y comprender el objetivo, los fundamentos, la metodología, el itinerario de los encuentros, las celebraciones, los criterios de admisión y selección tanto del catecúmeno, como de los padrinos y todo lo relacionado con el desarrollo del proceso catecumenal de adultos que se va a implementar.7 Planificar el desarrollo completo de la Catequesis de Iniciación Cristiana para a Adultos junto con el responsable o asesor de la Catequesis.8 Salir, invitar y convocar a los miembros de la comunidad a vivir el proceso. Escuchar, acoger, acompañar, y atender a cada uno de los interesados a realizar el proceso antes y durante su caminar.9 Planificar, organizar y disponer lo necesario para cada encuentro y las celebraciones que conforman el proceso. Dinamizar y acompañar los espacios de celebración y de fiesta.10 Evaluar el desarrollo del proceso, tanto de sí mismo como catequista al final de cada encuentro, como del caminar de cada uno de los catecúmenos y proponer las mejoras necesarias.

4 Ibíd., p. 7. 5 DGC, 156. 6 Ibid. 113. 7

Es de suma importancia conocer las Orientaciones Pastorales que han sido promulgadas por la Conferencia Episcopal en Chile, especialmente lo referente a la Iniciación Cristiana de Adultos. 8 Los elementos para hacer una buena planificación, tanto del itinerario general como el de un encuentro, se desarrollarán en un siguiente punto de este módulo. También lo que corresponde a la evaluación. 9 Orientaciones para la Pastoral Sacramental, 17. 10 Bergoglio, J. Op. cit., p. 7.


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