La Biblia: el testimonio escrito del paso amoroso de Dios en la historia de su pueblo Si le preguntamos a algún ser querido: cómo uno llega a conocer y amar realmente a otra persona, la gran mayoría dirá que es necesario vivir un proceso, pasar etapas. Algunos comentarán esos primeros momentos mágicos, en que sólo conocían una parte de esa otra persona que les fascinaba, y que poco a poco, con el tiempo y la historia, llegaron a conocer realmente, a amarlo por todo lo que es.
religiosa donde existían muchos dioses, estas familias vieron este proceso como un signo de Dios que se les revelaba y escogía, que los llamaba a tener a Dios Yahvé como el único entre todos. Las tradiciones bíblicas sitúan en este período a Abrahán, Isaac, Jacob, personajes identificados como sus antepasados. Se caracterizan por su vinculación al «Dios de los padres» y se consideran depositarios de las promesas para sus descendientes. Una parte de ellos se establece finalmente en Egipto.
Este proceso que vivimos los seres humanos, también ha sido la experiencia que ha vivido el pueblo creyente en su relación con Dios. Desde antiguo Dios b. Egipto y la salida a la tierra prometida se ha manifestado en la vida de los seres humanos, y (Libro del Éxodo). fueron éstos los que poco a poco fueron Estos grupos, que tienen antepasados en común, y comprendiendo de qué Dios se trataba y qué fidelidad a un solo Dios, viven en Egipto situaciones implicaba la relación con Él. de marginación, injusticia y opresión. En medio de El inicio de esta historia de amor estos sufrimientos, la tradición y conocimiento entre Dios y su Desde antiguo Dios se ha bíblica comprende que Dios se pueblo ha quedado recogido en manifestado en la vida de los hace presente para liberar a los libros del Antiguo y Nuevo estas tribus y llevarlas de nuevo seres humanos, y fueron éstos a la tierra prometida, a través de Testamento. Ellos reflejan el los que poco a poco fueron líderes como Moisés y Aarón. paso de Dios en la historia del pueblo de Israel, en la vida, comprendiendo de qué Dios se Esta experiencia de liberación muerte y resurrección de Jesús, y un lugar central en el trataba y qué implicaba la ocupa en las comunidades cristianas. libro del Éxodo, y se convierte relación con Él. en el acontecimiento central de 1. Los orígenes la fe de Israel, en el punto de partida de su historia como pueblo, llamándose el De este período se han conservado diversos Pueblo de Dios. recuerdos de acontecimientos y personajes, transmitidos por la tradición oral, que nos explican c. El desierto y la conquista de Canaán los orígenes de Israel y de cómo Dios estuvo en (Libros Éxodo, Deuteronomio, Números, medio de ellos. Destacamos tres momentos Josué y Jueces) significativos: Empieza la marcha por el desierto hacia la tierra prometida. Es difícil pasar de la esclavitud a la a. El tiempo de los patriarcas (Libro del libertad. Hay quejas, robos, se pasa hambre y sed, e Génesis 12-50) incluso algunos reniegan de Dios. Los patriarcas eran pastores que dirigían una tribu o grupos de familias nómades, y circulaban por el En medio de esas dificultades, la tradición religiosa Antiguo Oriente, y que en un momento buscaron a recuerda que Dios se revela en su fidelidad. Él ha una tierra donde poder trabajar y vivir. En una cultura hecho una Alianza con el pueblo porque lo ama y su
amor es exigente. La escasez de recursos, las necesidades vitales disponen a sentir más de cerca la presencia salvadora de Dios y la ayuda y solidaridad humana. La llegada a la tierra prometida, en general fueron infiltraciones pacíficas en regiones poco habitadas. En ocasiones deben enfrentarse a los pueblos que les impiden el paso. Se dan rivalidades e influencias entre los pueblos y sus dioses. Los triunfos militares se interpretan como acciones mágicas de Dios que defiende a su pueblo. Al llegar a Canaán surge la necesidad de organizarse y de delegar funciones y responsabilidades. Así se nombran jueces. 2. La monarquía (Libros Samuel, Reyes, Crónicas) El sistema de tribus fue insuficiente para responder a las amenazas que afrontaron los clanes. Estos exigían una unidad más sólida y permanente. A la luz de la fe se comprende que Dios escucha a su pueblo y escoge a reyes, representantes de Él para congregar a un único pueblo entorno a su único Dios. La tradición bíblica destaca a David, de la tribu de Judá, que consolidó en pocos años la nación de Israel. Poco a poco Jerusalén se convierte en la capital política y religiosa de todas las tribus. Su hijo Salomón impulsa el comercio y promueve obras de construcción, como el templo de Jerusalén, centro religioso de la nación y signo de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Pero los conflictos de poder generaron disputas y divisiones. El pueblo de Israel se separa religiosa y políticamente en el Reino del Norte y el Reino del Sur. Los libros bíblicos recuerdan esta etapa y el paso de Dios por ella, haciéndose presente en los reyes que se mantuvieron fieles a Dios, y alejándose de los reyes que “tomaron el mal camino” e hicieron alianzas y concesiones con los reinos vecinos, también en materia religiosa. A pesar de que el pueblo conocía más a Dios, y sabía lo exigente de su amor, los reyes comenzaron a alejarse de Él e incorporaron a otros dioses de la región. Frente a esta infidelidad, Dios busca nuevos representantes, que puedan llevar con verdad la Palabra de Dios a su pueblo. 3. El profetismo (Algunos libros: Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías)
En este período se levantaron en Israel los profetas, personas escogidas por Dios, para denunciar las injusticias e idolatrías que vivían e impulsar un camino de conversión. La tradición destaca primero a Elías y Eliseo y después Amós, Oseas, Isaías y Miqueas en el Reino del Norte, e Isaías, Sofonías y Jeremías en el Reino del Sur Estos hombres buscaron crear una nueva conciencia en los reyes y en el pueblo para que fueran fieles al proyecto de Dios y a su propio pasado. Así revalorizan las leyes, los valores de alianza y la solidaridad con los más necesitados. Pero los reyes y el pueblo no fueron capaces de oír. Los dos Reinos se vieron invadidos por distintos imperios que sometieron a parte de su población y a otros los expulsaron a naciones extranjeras. Estos acontecimientos trajeron confusión y cuestionamientos frente a Dios: o Yahvé no había podido frente a los dioses vecinos, o era un castigo de Dios por el pecado y la infidelidad de su pueblo. ¿Cómo interpretarlo, cómo encontrar una respuesta? ¿Quién es realmente este Dios? 4. El exilio (Libros de Isaías y Ezequiel) Las caídas de Samaria y Jerusalén fueron un duro golpe para el pueblo. En el país quedó un grupo de habitantes empobrecidos, desorganizados y religiosamente solos, que se mezclarán con los colonos llegados de fuera. Otros grupos huyeron a otras regiones donde formaron colonias que dieron origen a la llamada dispersión o diáspora. La vida del destierro fue, muy dura. Habían perdido la patria, la tierra, el Templo. Muchos, ante estas pruebas, perdieron también la fe y la esperanza y se fueron acomodando a la nueva situación. Un grupo pequeño y pobre, como semillas de resistencia, conservó la fe, la esperanza y la vida del pueblo. Fue así que lograron sobrevivir a la crisis política y religiosa del exilio, sobre todo gracias a los profetas y sacerdotes, que miraron la historia para fortalecer su fe en el Dios que los liberó. Soñaron en el futuro para acrecentar su esperanza en una nueva vida, donde llegaría su liberación. Les hicieron ver que tendrían, con la ayuda de Dios, un nuevo éxodo, saliendo del cautiverio. Poco a poco comienza a surgir la idea de que si Dios los libera de esta situación, es porque es más que el Dios de un pueblo, sino que tiene que ser Dios de
todos los pueblos y de toda la historia. Así se va desarrollando el monoteísmo centrado en Yahvé. En los libros de Ezequiel y el segundo Isaías se expresan las reflexiones proféticas de este período. 5. La comunidad judía postexílica (Algunos libros: Esdras, Nehemías, Zacarías, Ageo, Joel y Macabeos) El año 539 a. c. Ciro rey de los persas, conquista Babilonia y permite a los deportados volver a su tierra y reconstruir el templo. El pueblo se comprende mejor a sí mismo y también quién es su Dios. Dejan de lado esa presencia mágica para reconocer que nuevamente ha actuado en favor de ellos, que siempre ha sido fiel a su promesa de salvación. Así comienza un proceso de profundización en el misterio de Dios. Este Dios Bondadoso, que actúa en la historia, tiene que haber estado presente desde un principio para salvar a los seres humanos. Así se comprende que Dios fue el Creador de todo, y que en el inicio todo era bueno. Esto queda reflejado en los relatos de la creación del libro del Génesis. Pero esta comunidad se ha de enfrentar también a la lenta y difícil tarea de restauración y a la hostilidad de los ocupantes y vecinos. La ley, el templo y el sacerdocio serán los pilares fundamentales de esta comunidad, que dan unidad y coherencia a su tradición religiosa. Así se reelaboran la mayor parte de los libros del Antiguo Testamento recibiendo en este período su forma definitiva. Después vendrá el tiempo del imperio helenista que expande la lengua y civilización griega por todo el Mediterráneo. Durante siglo y medio los judíos viven en paz hasta que se prohíben las prácticas religiosas judías en Palestina. Los Macabeos organizaron una rebelión y obtuvieron la independencia. El nuevo orden llevó a concentrar el poder en las autoridades religiosas. La religión se rigidizó, se volvió más exigentes y excluyentes. La Palabra de Dios fue el privilegio de unos pocos y no un regalo para los necesitados. Dios decide revelarse definitivamente, y enviar a su propio Hijo, para llevar la historia de salvación a su punto definitivo, como amor por su pueblo. 6. Jesús y las comunidades cristinas (Libros del Nuevo Testamento: Evangelios, Hechos, Cartas de Pablo y cartas apostólicas)
En el siglo I d.c. ocurre el acontecimiento central en la historia de salvación. Dios invisible toca la historia humana para hablarle a los hombres como amigos, movido por su gran amor. Decide ser uno de ellos y vivir con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía. (cf. Dei Verbum 2) Esto se realiza en Jesús de Nazaret, en su vida, en sus palabras y gestos, y sobre todo en su muerte y resurrección, manifestando y confirmando este deseo de Dios de darse por completo para que la humanidad se libere de la esclavitud del pecado y tenga una vida plena y verdadera, sobre todo a los más necesitados y excluidos de Él. En Jesús, las liberaciones realizadas en la historia de salvación adquieren su sentido definitivo. Toda esta Buena Noticia de Dios, Jesús la vive y comparte desde una comunidad de discípulos elegidos por Él, que lo acompañan en su misión. Ellos serán los testigos de su resurrección, y los receptores del Espíritu Santo, presencia de Dios que acompaña, fortalece, y guía, en medio de persecuciones y dificultades, para anunciar esta Buena Noticia del Reino de Dios hasta los confines de la tierra. Además es el Espíritu el que llama a otros a formar parte de esta comunidad de seguidores de Jesús, formando así la Iglesia. Este proceso de dar testimonio de la persona de Jesús, llevó a personas y comunidades, ayudadas por el Espíritu de Dios, a transmitir distintos momentos de la vida de Jesús. Con el tiempo, y frente a diversas necesidades de las primeras comunidades, se fueron escribiendo y ordenando partes de su vida, se recogieron sus gestos y enseñanzas, para dar respuesta a las distintas comunidades. Así Dios continuó su historia de amor en medio del mundo.