Tercera etapa: «Jesús nos invita a vivir su Misterio Pascual» Purificación e iluminación
A. El nombre Vista
la perseverancia y la disposición de los catecúmenos, en las etapas anteriores, la comunidad eclesial lo invita ahora a una fase de preparación inmediata a dicho acontecimiento, durante la cual acrecientan su deseo de renovarse interiormente, para vivir como hijos y discípulos de Jesucristo, que los bendice de modo particular con la gracia de los sacramentos. Junto con la conversión personal, la gracia de los sacramentos nos impulsará a vivir como Jesús. De ahí el nombre pastoral de la etapa: “Jesús nos invita vivir su Misterio Pascual”.
El
nombre Catequético Purificación e Iluminación se relaciona con la acción del Bautismo que nos purifica, realidad de la gracia que se significa por el agua, haciendo surgir una nueva criatura según el plan de Dios, y la luz de la fe, regalo que permite el ingreso a la vida cristiana.
B. Objetivo y frutos de la etapa Favorecer en los catecúmenos la renovación de la mente y el corazón para que, por la acción del Espíritu Santo que los configura con Cristo y fortalece sus disposiciones personales, puedan participar en la Muerte y Resurrección de Jesús por la celebración o renovación de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana y vivir como hijos de Dios en la Iglesia y en el mundo
En esta etapa se espera: 1.
Que los catecúmenos puedan purificar su corazón según el querer de Dios, crezcan en la experiencia de oración y
2.
Se dejen iluminar por el Señor que los bendice especialmente con la gracia de los sacramentos que celebrarán al finalizar la etapa.
C. Estructura y contenidos principales La
Purificación e iluminación contempla 5 encuentros y 6 celebraciones. Lo más importante en este tiempo es la disposición personal a la acción salvadora mediante la recepción de los sacramentos. Por ello esta fase se vive en la atmósfera penitencial del Adviento y la Cuaresma. Esta circunstancia tiene un sentido pedagógico: la purificación y la penitencia, en cuanto vinculadas a estos tiempos litúrgicos, recuerdan a todos los cristianos que ellas deben ser actitudes permanentes y vitales.
Dios
nos ha amado gratuitamente y se nos ha revelado de modo definitivo en la persona de Jesucristo. La salvación así manifestada es un don que no podemos merecer de ningún modo; pero la conversión es el mejor modo de manifestar religiosamente la búsqueda y la disposición de nuestra libertad a ser sanada y elevada, para así experimentar la plenitud de la vida que Él nos ofrece.
En
este espíritu, la etapa culmina en la celebración de los Sacramentos de Iniciación. La salvación que es, un don gratuito que, requiere necesariamente de la disposición de la libertad humana que se reconoce pecadora y busca con honestidad y verdad la purificación y la penitencia. Los sacramentos, como signos, instrumento y realidad de la de la salvación, ya operan en virtud dela misma gracia que contienen (ex opere operator) no se merecen, pero de por sí exigen del sujeto un gesto, un signo también concreto y claro, de una sincera disposición a ellos, esto en vista de una mayor fructuosidad del mismo sacramento.
Tiempo de esta etapa: En
Adviento se realizan los tres primeros encuentros y la Celebración de Elección, con la cual se suspende la preparación por el período de vacaciones. En marzo, ya en Cuaresma, se reinicia la preparación con los dos encuentros restantes, y las celebraciones respectivas, incluyendo el Retiro y la Celebración de los Sacramentos de Iniciación.
Desarrollo de los temas:
Los contenidos de esta etapa están marcados por: 1.
El propósito de favorecer la purificación del corazón y la disposición interior para la celebración de próxima de los sacramentos.
2.
El énfasis en la instrucción doctrinal, propia del Catecumenado, cede en parte en favor de la meditación personal y comunitaria, a modo de un itinerario espiritual.
En este clima, durante la etapa invocamos la acción del Espíritu Santo que nos configura con Cristo e invitamos al Catecúmeno a dejarse transformar por Él (Enc. 33), intensificando el encuentro con el Señor a través de la oración (Enc. 34) acogiendo la presencia de la Virgen María como madre y modelo de los discípulos (Enc. 35) y abrazando con mayor decisión a Jesús Resucitado como el Agua viva que realiza en nosotros la vida plena (Enc. 36) y como la Luz que conduce nuestra existencia para vivir como hijos de la luz en medio del mundo (Enc. 37).
Los
últimos encuentros (36 y 37) recogen el espíritu de las celebraciones del Primer y Segundo Examen, propuestas por el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos. Por ello incluyen algunos de sus elementos salmos, textos bíblicos y oraciones.
Celebraciones Litúrgicas:
Las celebraciones litúrgicas que van acompañado el proceso son: “Elección para los Sacramentos de Iniciación Cristiana” (después del encuentro 35)
“Tercer
Examen” (después del encuentro 37), “Recitación del Símbolo de la Fe, Effetá e Imposición del Nombre Cristiano” (al finalizar el Retiro) y “Celebración de los Sacramentos de Iniciación Cristiana”, además de un Retiro sugerido para el Sábado Santo.