# 05 B O L E T Í N I N F O R MAT I VO 2 0 1 2
FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE EUTONÍA San Cayetano, 7 28005 Madrid www.fie-eutonia.blogspot.com federacion.eutonia@gmail.es
SECRETA R Í A D E LA FED ER AC I Ó N tlf. +34 680 220 191 DIRECC I Ó N Milagros Sanz Lobato DISEÑO Y M AQ U ETAC I Ó N Tamara Roca : www.mondarina.es COLABO R A D O R ES Angeles Roca Raymond Murcia Nieves Sánchez Mª Carmen Castán Jacinto Cáceres Milagros Ortiz Laura Carnota Marina Tompkins
TRADU C TO R ES Angeles Roca FOTOG R A FÍ A Tony Vacas
FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE EUTÓNIA C.I.F.: G 85 61 51 93 Registro Mercantil de Madrid. Tomo 2958. Sección General. Folio 113. Hoja C-35570 Inscripción 1ª
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Editorial: A Mila
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Eutonía, contacto, cuerpo y movimiento
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Haciendo camino... hacia la Eutonía
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Eutonía, el Movimiento visto desde dentro
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Calendario de actividades 18
La F.I.E.
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Eutonía, movimiento y expresión 30/32
Reflexiones sobre el movimiento eutónico 33/35
El movimiento interno
A MILA, TUS CO M PA ÑERO S
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esulta muy duro abrir el nº 5 de nuestro boletín sabiendo que una compañera se ha ido para siempre.
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Milagros Sanz Lobato, “Mila” para todos los que la conocimos, nos dejó el pasado 28 de abril, inesperadamente. Se fue sin hacer mucho ruído, como era ella, presencia discreta, delicada y sensible pero siempre ahí. Desde hace muchos años, dieciséis, si mal no recuerdo, casi desde el principio de esta andadura eutónica, nos acompañó año tras año en cursos, reuniones y paseos campestres. Su compromiso con la eutonía fue inequívoco hasta el final. Este año era ella quien coordinaba la preparación de nuestro boletín, y lo hizo hasta el final, hasta pocas horas antes de dejarnos. Por ello, este número está dedicado a su memoria. Mila, tus huellas forman parte de este camino. Recogemos tu antorcha y seguimos adelante, con tu sonrisa en la memoria. Ángeles Roca
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racias Mila:
Por el modo en que nos has acompañado, con esa ternura cargada de presencia que ibas desplegando como si nada. Ahora guardamos un tesoro en la memoria, que descubrimos cada vez que te nos vienes discretamente, por la puerta de atrás, y te nos metes hasta la cocina del alma. Te echamos de menos, y tu recuerdo nos trae más paz que llanto. Menchu y Gabriel
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ara Mila de Gillué:
Es una entrega total, un amor incondicional lo que ha guiado tu vida. En esos momentos de vacío, cuando parece que pierde sentido mi vida, ahí apareciste tú. Un masaje, un consejo, una invitación, un desparrame de amor. Gracias Mila. Jone
uedes verter lágrimas porque se ha ido, o puedes sonreír porque ha vivido y dado tanto a tantas personas. Puedes cerrar tus ojos y rogar que vuelva, o puedes abrir tus ojos y ver todo lo que ha dejado con su sabiduría, su guía, su toque. Tu corazón puede estar vacío porque no la ves, o puede estar lleno del amor que compartisteis. Su amor siempre permanecerá. Puedes volver tu espalda al mañana y vivir en el ayer, o puedes estar feliz por el mañana debido al ayer. Puedes recordarla y recordar sólo que se ha ido, o puedes conservar su memoria y dejar que siga viva. Puedes llorar y cerrar tu mente, estar vacío y volver la espalda, o puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir tus ojos a su mensaje infinito, el mensaje que perdurará... Enrique y Pilar
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ueridisima Mila. Aún recuerdo la primera vez que te vi. Eutonía caminando. Quiero decirte lo afortunada que me siento de haberte podido conocer y haber podido estar a tu lado. Gracias a la vida por esa oportunidad. Gracias por toda la luz, la paz y el amor que me diste. Nunca te voy a poder agradecer lo suficiente por la gran oportunidad que me diste de poder crecer en la eutonía: sin tu ayuda, amor, soporte y confianza incondicional no hubiera podido recorrer lo que para mi es un camino de ida. Sos una persona hermosa y nunca te voy a olvidar. La Eutonía no va a ser lo mismo sin vos. Gracias, gracias, gracias.Te quiero mucho, mucho, mucho. !Abrazos miles y besazos a montón! Con todo mi amor. Laura Carnota
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n mi cuerpo vacío, lágrimas y sonrisas se mezclan para acordarme de ti. No se si te llegará esto porque estás muy lejos... Raymond Murcia
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HACIENDO CAMINO… HACIA LA EUTONÍA (Continuación de las reflexiones del boletín nº 4-2011) Texto por: Raymond Murcia Abril de 2012
No resolveremos los problemas con los modos de pensar que los han engendrado. | Albert Einstein
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omo conclusión (provisional) de mis precedentes reflexiones, me proponía abordar la cuestión del “transporte” en eutonía bajo la luz de la noción de tensegridad, noción que fue sucintamente presentada en esas “reflexiones”. Poniendo en perspectiva algunas ideas que deseaba desarrollar, me pareció necesario, o al menos interesante, visitar de nuevo este viejo problema que arrastro desde hace más de cuarenta años y del cual acabo de reencontrar las primeras manifestaciones en una conferencia, “La noción de esquema corporal visto a través de la eutonía”, que hice en Grenoble en 1972. Se trata del estatus de la noción de conciencia en eutonía; esta
reflexión, al menos desde ese punto de vista, desborda el mero cuadro de la eutonía y puede extenderse a todos los dominios de la acción. La encontramos en la motricidad , pero también en el brillante análisis que hizo de ella el añorado F. Varela en “¿Qué saber para la ética?” (Ediciones La Découverte).
Vengamos al transporte tal y como es concebido y propuesto en eutonía. Gerda Alexander ha hablado del transporte en todos sus
libros y artículos, así como, por otra parte, los alumnos que publicaron. Retendré de Gerda lo que dijo de él en “Conversaciones con Gerda Alexander”, de Violeta Hemsy de Gainza. Es en estas entrevistas (1982), según mi opinión, en las que Gerda Alexander había llegado a la cima de la conceptualización de su creación. En el capítulo VII: Reflejo postural y transporte, Gerda explica cómo descubrió lo que ella llama a continuación transporte. “Lo ignoraba todo del reflejo postural, dice, pero practicábamos el movimiento de balanceo con Anka Schulze en la Rothenburg Schule de
Schlaffhorst Andersen (estuve allí los veranos de 1931 a 1934). Clara Schlaffhorst pedía a sus alumnos que se balanceasen produciendo pequeños movimientos pendulares a partir de la planta de los pies haciendo pasar el peso del cuerpo de la punta del pie al talón, dejando pasar este movimiento a través de todo el cuerpo. He repetido varias veces estos movimientos pendulares y es así como he descubierto uno de los principios de base del movimiento eutónico: el transporte, es decir, el flujo de las fuerzas antigravitatorias a través de la estructura ósea de la columna vertebral, desde los pies hasta el atlas. Esto me permitió tomar conciencia de la importancia de la estructura ósea para la distribución correcta del peso y la utilización de la exacta cantidad de energía para cada movimiento.
de transporte está ligado al reflejo antigravitatorio en la postura y los movimientos. Llamamos transporte a la utilización consciente del reflejo de enderezamiento para distinguirlo del reflejo inconsciente”.
Sólo más tarde encontré la explicación del reflejo postural que endereza la columna vertebral, posicionándola en su normalidad sin que sea necesario utilizar los músculos externos para sostener el tórax, el cuello, la cabeza”.
Lo mismo ocurre con el contacto, con el espacio interno, el movimiento y las otras propuestas que hace la eutonía.
A partir de estas experiencias, Gerda dio la definición del transporte que se ha vuelto clásica en eutonía: “El concepto
A partir de esta definición podríamos plantearnos varias cuestiones: ¿Por qué esta distinción entre el reflejo consciente y un reflejo inconsciente? ¿Qué quieren decir en estos casos consciente e inconsciente? ¿Es voluntario? ¿Intencional? Por definición, un reflejo se produce fuera del campo de la conciencia o, en todos los casos, fuera de la voluntad, de la intencionalidad. Propongo aquí una solución a lo que podría aparecer como una contradicción si no se tiene en cuenta la duración, la evolución.
El esquema será siempre el mismo: partir de lo que es consciente, voluntario, intencional, para ir hacia lo que “se hará” en respuesta a la situación que lo requiera, adaptación en la cual la conciencia no será más que
presencia. Pero volvamos a la tensegridad y a su relación con el transporte: En el corto texto que escribí para la revista nº 4 (abril 2011), pág. 10 y 11, recuerdo, para quien no lo haya leído, el origen y el contenido del concepto de “tensegridad”. Thierry Janssen utiliza este término propuesto por Richard Bukminster Fuller, arquitecto, para “describir la facultad de una estructura para estabilizarse mecánicamente mediante el juego de las fuerzas de tensión y de compresión que se repartirían entre los diferentes elementos que la componen...Un sistema en tensegridad está por lo tanto autoequilibrado”. Ejemplo: una elegante torre de 20 metros de altura en el jardín de las esculturas de Washington, construída por el escultor americano Kenneth Snelson. “Es un sorprendente entrecruzamiento de varillas metálicas unidas entre ellas por hilos en suspensión”, de una fragilidad aparente extrema; esta estructura se dobla si se la empuja, pero no se rompe, reencontrando su forma inicial. Para más detalles, consultar el nº 4
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de la revista de la F.I.E. o, mejor aún, el libro de Thierry Janssen (op.cit.). Thierry Janssen, que es doctor en medicina, cirujano y psicoterapeuta, abierto a lo que se ha convenido en llamar medicinas paralelas o alternativas, ha utilizado este descubrimiento, esta estructura, como modelo explicativo de la organización del ser vivo.
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Por ejemplo, las emociones, la fatiga, la edad, la enfermedad, pueden modificar estas circunstancias diversas. Así pues, analogía estructural desde luego, pero algunas reservas en lo que concierne a la analogía dinámica.
En el universo, toda materia está sometida a la acción de la gravedad. Sobre la tierra, pues, tanto lo inerte como los seres vivos experimentan el efecto de esta fuerza, que se manifiesta por medio de una “atracción” que da el efecto de pesadez. El peso, tanto de los objetos como el de nosotros mismos, es la experiencia vivida de la existencia de la gravedad.
El ser vivo La construcción ha desarrollado de losseconceptos en eutonía y ha evolucionado (como el del contacto, que con lanos gravedad, ahora ocupa), más que es también algo vivo y contraque elladebe dinámico, someterse a continuas revisiones.
Efectivamente, a primera vista se rebela posible la analogía estructural y dinámica, en todo caso en lo que se refiere a las vértebras. Una estructura ósea (varillas metálicas de la torre) y el conjunto de los tejidos blandos: músculos, tendones, ligamentos, cápsulas, aponeurosis, fascias (hilos de la torre). Lo que no revela Janssen, y sin embargo está en situación de saberlo, es que en vez de hilos, materia inerte como también lo son las varillas metálicas, en lo vivo estamos precisamente frente a materia viva, es decir, en elementos que varían permanentemente en función del tiempo y de las circunstancias.
Volvamos al transporte: Gerda Alexander retoma por su cuenta (añadiéndole la noción de toma de conciencia) la definición clásica de lo que Paillard (y la psicofisiología en general) denomina postura o posicionamiento antigravitatorio. ¿De qué se trata y por qué esto interesa tanto a la eutonía?
En lo que respecta al ser vivo, es una “exigencia” permanente; me gustaría decir más bien que el ser vivo se ha desarrollado y ha evolucionado con la gravedad, más que contra ella. Esta última observación me parece de una importancia capital en lo que concierne a la cuestión del posicionamiento (postura) y del movimiento así como, por otra parte, de la terapia. Ida Rolf había dicho a propósito de lo humano: “La gravedad se convierte en terapeuta”. Lo que se le impone al ser vivo, entre otras cosas, es la adaptación a la gravedad (postura y equilibrio) así como la localización en el espacio. (Posicionamiento
de los objetos y posicionamiento de uno mismo). De este modo, durante la evolución se han desarrollado órganos, sistemas, que permiten estas localizaciones (órganos y sistemas variables según las especies, según las direcciones que han tomado los seres vivos en su evolución). Si, dejando de lado el creacionismo, nos orientamos hacia la tesis más comúnmente aceptada en la actualidad, a saber, el evolucionismo, la dirección de la evolución parece haber sido: del ser vivo
en el agua hacia la tierra, de los invertebrados a los vertebrados, y en el nivel de las estructuras sólidas, de las conchas y los caparazones (protección y sostén frente al exterior) hacia el esqueleto, hacia la estructura ósea, característica de los vertebrados. El resultado momentáneo de esta evolución es el ser humano, que ve su advenimiento consagrado por la verticalidad. Esta verticalización del ser humano ha dado lugar en cuanto a su significado (si es que lo hay), a varias interpretaciones posibles: casualidad y necesidad, teleonomía, destino religioso.
El padre Teilhard de Chardin, hombre de ciencia, filósofo, religioso, nos dijo en un admirable vuelo: “Ascensión y expansión de conciencia. El hombre, no centro del universo, como habíamos creído ingenuamente, sino (lo que es mucho más bello), el hombre flecha ascendente de la gran síntesis biológica. El hombre que constituye, sólo él, la última nacida, la más fresca, la más complicada, la más matizada de las capas sucesivas de la vida”. (Citado por Pierre Merle en El hombre y la vertical). Esta vertical, este “posicionamiento antigravitatorio” expresará
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en el ser humano algo más que la estricta organización frente a la gravedad: numerosos autores, como Pierre Merle, Reich, Georges Vigarello (sociólogos, psicólogos, historiadores) han mostrado que la verticalidad, la postura, en el hombre tiene únicamente un determinante biológico pero, el “tenerse en pie” expresa al mismo tiempo lo que la sociedad espera de sus sujetos. La postura es tanto psicológica como social y biológica.
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La postura, como el movimiento, la inteligencia, la afectividad, en el hombre no están determinados biológicamente, aunque hay “promesas” biológicas, la cultura, la educación, tendrán un rol preponderante. La anatomía de los vertebrados y, por tanto, la del hombre, puede ser similar, o digamos abordada bajo la luz de la noción de tensegridad. El esqueleto, los músculos, los ligamentos, tendones, fascias, la acción de la gravedad, la reacción de los músculos de la postura, todo esto se parece a la torre hecha de agujas y de hilos. Pero recordemos sucintamente, ya que
tiene su importancia, la distinción entre músculos tónicos y músculos fásicos. La postura y la motricidad dependen de la armonía, de la relación armoniosa entre estos dos tipos de músculos. Subrayemos de paso que todos los músculos esqueléticos poseen en proporción diferente, según su función, un contingente de fibras rojas, llamadas tónicas, y de fibras blancas, llamadas fásicas. Para mayor precisión, ver uno de mis artículos: “El tono muscular y la eutonía”. Esquemáticamente, los músculos de la postura son más profundos y más ricos en fibras tónicas y los músculos del movimiento, (lo que no quiere decir que los anteriores no estén implicados en el movimiento) son más ricos en fibras blancas, y más superficiales. (Lo que Gerda llama en su definición los músculos exteriores). Al nivel de las “órdenes” traducimos como intención y reflejo, automatismo; siempre de forma esquemática, la función fásica está más bajo el control de la decisión, la intención, mientras que la función tónica, más arcaica, funciona sobre montajes en su mayoría pre-cableados, reflejos, automatismos
y sobre todo sensible a las emociones. Tiene esencialmente una función de sostén que Paillard, a continuación de Hess, llama ereismática. Esto viene a alterar un poco el uso de la noción de tensegridad en la cual, como ya hemos dicho, sólo hay inercia, al contrario que en el ser vivo. No obstante, si se es prudente y no demasiado reduccionista, la tensegridad, como modelo, puede tener para nosotros un cierto valor heurístico e incluso creativo. Tomemos algunos ejemplos en la sesión de eutonía y, por qué no, lo “fundamental” de las propuestas para el transporte. Esta imagen, este modelo de la tensegridad me ha permitido reactualizar las indicaciones, las propuestas de búsqueda que hago a mis alumnos. Lo que me guía es la idea de ir hacia la percepción de la sensación de apoyo sobre las estructuras óseas. A priori, cuando a alguien que no ha hecho trabajo en este sentido se le pide ser consciente, estar presente en las sensaciones provocadas por la actitud de pie y sin ninguna otra indicación, lo que parece surgir, emerger en primer lugar, son sensaciones musculares, articulares (lo que se designa
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por propiocepción). En la investigación que propongo se trata de quedarse en esta posición intentando soltar todo lo que le parece sensación de mantenimiento, pero sin comprometer la actitud y de alguna manera, dejar que se presente a la conciencia, como una foto que aparece en el baño del revelador, lo que podría ser o podría ir hacia la percepción del armazón óseo. Un poco como si se estuviese en una posición en la que sólo los huesos nos sostienen e intentando seguir, como proponía Gerda, los trayectos, las líneas de fuerza que suben hacia el atlas, hacia la cabeza. Es el tierra-cielo de los orientales, es el “dejar hacer a la gravedad” de Elsa Gindler, Charlotte Selver, Ida Rolf, etc. En los empujes, el principio de tensegridad me ha permitido igualmente precisar mi pedagogía. Tomemos dos ejemplos: Por parejas, un compañero tendido sobre la espalda, piernas flexionadas, pies sobre el suelo, el otro de rodillas o sentado a la altura de los pies (enfrente), pero sobre las rodillas del primero, organizándose (intención) para empujar hacia las caderas del compañero.
La indicación, válida para los dos compañeros, es la de llevar su atención sobre los efectos de los empujes sobre el esqueleto en la transmisión de la fuerza ejercida. En esta situación se trata, claro está, de empujes de débil intensidad y de débil amplitud, incluso de microempujes. El segundo ejemplo se enriquece mejor aún de la noción de tensegridad: siempre en parejas, uno de pie frente a una pared, apoyándose sobre ésta con las manos, cuerpo inclinado hacia delante, brazos estirados; el compañero se encuentra detrás, las manos apoyadas sobre la región lumbar. Ejercicio, al igual que el anterior, muy clásico en eutonía. Se propone al compañero situado detrás hacer presión (empujar) con las dos manos, siempre muy ligeramente. Ahí, una vez más, lo que propone la experiencia es que quien está delante no está totalmente relajado ni crispado para resistir. La propuesta indica al compañero que está delante que “distribuya” la energía que recibe en la región lumbar, hacia la pared (a través de los brazos), hacia el suelo (a través de las piernas), hacia la cabeza, permaneciendo “flexible”, fluido (en este caso, la torre
de Kenneth Snelson puede ayudarnos a orientar nuestra percepción). Aquí ya se puede reencontrar ese viejo problema del estatus de la conciencia pues, para el compañero que recibe, pero también para el que da, se propone al principio (luego debería ser el resultado de la repetición), hacer de forma que “esto se haga”, dejar que “esto se organice” sin que haya una reacción local, o estrategia, o voluntad de resistir. Todo el trabajo en eutonía debe inspirarse en este proceso. La evolución hacia el movimiento o la postura eutónica se haría por medio de la disminución de la necesidad de control por parte de la conciencia, conservando una presencia total. A propósito de esto puede plantearse una cuestión: ¿Explicar, proponer a los alumnos el modelo de la tensegridad, no sería inductivo, sugestivo, lo que Gerda Alexander ha rechazado siempre? Si reflexionamos sobre lo que nos revela la psicofisiología en el momento actual (Jeannerod “El cerebromáquina”, Alain Berthoz “El sentido del movimiento”) podemos invertir el paradigma que consistiría en
creer que la percepción es un proceso “pasivo”. Que habría un receptor que “recibiría”.
permite descubrir estaba ya insinuado en lo que nos proponía Gerda Alexander.
que realizaré una reflexión sobre el contacto desde una perspectiva fenomenológica.
Se verifica que la percepción es acción. Cuando se da como modelo la tensegridad, no se sugiere al alumno que se viva a sí mismo como la torre de Snelson sino de hacer él mismo su propia investigación (activa), de intentar percibir su propia organización estableciendo la diferencia con la torre de Snelson , buscando su organización sobre el mismo principio, en todo caso, verificar si este principio, como tal, es percibido en su cuerpo.
Quizás yo no haya sabido descubrirlo antes. Anunciaba al principio mi deseo de visitar de nuevo este viejo problema del estatus de la conciencia en eutonía. La formulación de la cuestión sería la siguiente: en la mayoría de los aprendizajes se pide prestar atención, estar atento, y cuando se está activo, ser consciente de lo que se hace. Sin que se nos diga, es lo que hacemos o haríamos espontáneamente. Nada me parece más normal. Pero la persistencia en esta actitud, consciente, que controla lo que se hace, es a menudo una molestia. Quizás no se insiste demasiado sobre el hecho de que el aprendizaje, sea el que sea, debe ir hacia un borrado, un poner a un lado este control. La conciencia reflexiva, intencional, debe desaparecer progresivamente para dejar al cuerpo actuar en su presencia. Debe ser espectadora de lo que hace el cuerpo. “El cuerpo entero es el espíritu” dice Gao Paulong. (Citado en exergo por François Roustang en “El fin de la queja”-Ed. Odile Jacob).
Ya que el tiempo discurre más rápido a medida que se toma edad (o que la edad nos toma), intentaré escribirlo antes del 2013. Será una edición especial.
Percibir es actuar y, con frecuencia, por no decir siempre, anticipar. En lo que a mí respecta al menos, el descubrimiento de esta noción de tensegridad me ha permitido diseñar, clarificar, ir más allá, modificar algunas de mis propuestas relativas a la postura (transporte), al movimiento, y permitir a cada uno de mis alumnos investigar y transformar su propia organización. En este sentido, he podido decir de esta noción que tiene un valor heurístico para la eutonía. Debo añadir que todo lo que me
En mi próximo texto abordaré esta cuestión, capital para mí. Texto en el
Los lectores potenciales interesados en esta cuestión pueden, si los libros están accesibles, referirse a: • Berthoz, Alain: “Le sens du mouvement”-édition Odile Jacob-1997 • Alain Berthoz et Jean-Luc Petit: “Phénoménologie et physiologie de l’action” (Odile Jacob)-2006. • Jean-François Billeter: “L’art chinois de l’écriture” Ed. Skira. 1989 • Jean-François Billeter: “Leçons sur Tchouang”Tseu- édition Allia- 2002 • Merleau-Ponty: “Phénoménologie de la perception”Edition Gallimard-1945 • Naccache, Lionel: “Le nouvel inconscient” édition Odile Jacob-2006 • Jean-François Roustang: “La fin de la plainte”. Edition Odile Jacob- 2000
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• F. Varela: “Quel savoir pour l’éthique?” Ed. La Découverte- 1996 • Henri Wallon: “La maladresse” in revue Enfance N° spécial H. Wallon N°3-4 mai/octobre 1959 Os deseo una buena lectura. Raymond Murcia Gabarnac, 17 de abril de 2012
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CALENDARIO DE ACTIVIDADES 2012/2013
CURS O S DE EU T O NÍA Y S E M I N A R I O S E N E S PA Ñ A
O C T U BR E 20 1 2 Del 5 al 7 en Madrid El 6 en Cangas (Angeles Roca) Del 12 al 14 en Vigo Del 19 al 21 en Huesca (Raymond M.) Del 26 al 28 en Alcázar de San Juan
N OV I EMB R E 20 1 2 16
Día 10 en Vigo Día 17 en Huesca (Camen/Menchu) Del 31 de Octubre al 2 de Noviembre en Tenerife
D I C I EM B R E 2 0 1 2 Día 15 en Huesca (Camen/Menchu) Día 15 en Vigo (Angeles Roca)
EN ERO 20 1 3 Del 12 al 13 en San Sebastián Día 26 en Huesca (Camen/Menchu) Del 25 al 27 en Madrid (F.I.E.)
2012 FEBR ERO 2 0 1 3
Día 16 en Huesca (Camen/Menchu) Días 15,16,17,18,19,20 en Vigo
M A RZ O 2 0 1 3 Del1 al 3 en Madrid Del 15 a l 17 en Huesca (Camen/Menchu) Dias 23 y 24 en San Sebastián
A BR I L 20 1 3 Día 13 en Huesca (Camen/Menchu) Del 26 al 28 en Alcazar de S. Juan El 13 en Cangas (Angeles Roca)
M AYO 2 0 1 3 Del 3 al 5 en Vigo Del 10 al 12 en Huesca (Raymond M.) Del 17 al 19 en Madrid
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JUN I O 2 0 1 3 Del 31 de Mayo al 2 de Junio en Madrid Del 1 al 2 en Sna Sebastián Día 15 en Huesca (Camen/Menchu)
JULI O 2 0 1 3 Del 3 al 14 Jornadas de Verano (F.I.E.)
AGOS TO 20 1 3 Del 20 al 25 en Mallorca
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Se imparten seminarios permanentes de eutonía en Vigo, Alcazar de San Juan y Huesca. Consultar fechas con los responsables de cada asociación (ver página de contactos).
Los cursos de Tenerife pendientes de confirmar fecha, para más información llamar a los teléfonos proporcionados en la página de contactos.
LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE EUTONÍA F.I.E.
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urante los dieciocho años transcurridos desde que Raymond Murcia impartió su primer curso en España (en Vigo), han ido surgiendo grupos de trabajo en diferentes comunidades con sede en: Madrid, Vigo, Huesca, Alcázar de San Juan, San Sebastián, Mallorca y Tenerife. Al mismo tiempo, en Francia, Italia y Méjico empezaron a organizarse cursos conducidos por Raymond Murcia y un creciente interés por la formación diplomada que ya se desarrollaba en España. Poco a poco se han convertido en grupos estables, con actividades de formación en eutonía regulares y un creciente empeño en la difusión y consolidación de la misma. Anualmente, muchos de los miembros de estos grupos nos reencontramos en las Jornadas de verano y, de los días y experiencias compartidas, fue surgiendo entre nosotros el compromiso de hacer juntos el camino en eu-
tonía, de seguir reflexionando y proponiendo nuevas actividades formativas. Es el deseo de una responsabilidad compartida lo que nos animó a constituir, en primer lugar, las asociaciones y después, la Federación Internacional de Eutonía (FIE), legalmente constituida desde el mes de julio de 2008. En la actualidad están integradas en la FIE cuatro asociaciones: · El Instituto Internacional de Eutonía, con sede en Vigo. · La Asociación Aragonesa de Eutonía, con sede en Huesca. · La Asociación de Eutonía de Castilla la Mancha, con sede en Alcázar de San Juan. · La Asociación Madrileña de Eutonía, con sede en Madrid. La Federación está abierta a la incorporación de futuras asociaciones y a la colaboración con otros grupos de
trabajo que, por diferentes razones, no han formalizado su actividad a través de una asociación. Desde aquí reiteramos nuestra invitación para que se integren en cualquiera de las asociaciones pertenecientes a la federación y nos ayuden en este proceso de construcción que iniciamos con mucha ilusión.
Es el deseo de una responsabilidad compartida lo que nos animó a constituir la Federación Internacional de Eutonía
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EUTONÍA: CONTACTO, CUERPO Y MOVIMIENTO ALGUN A S REFLEX IONE S A L R E S P E C T O. Texto por: Laura Gabriela Carnota. Abril 2012.
Texto I
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i cuerpo, delimitado por mí. Yo soy mi cuerpo. Mi cuerpo en movimiento, mi cuerpo cansado. Mi cuerpo.
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La dificultad de ser una persona (ser humano), para mí, es tener un cuerpo propio, separado del resto. Lo vivo con una sensacion de angustia muchas veces. La eutonía, el movimiento vital expresivo, la danza, la Expresión corporal, el yoga, me permitieron vivenciar mi propio cuerpo, por ende mi propio ser, como separado: con alegría y conciencia. Mi propio cuerpo separado como una posibilidad y no como un error, no como un castigo.
Todo lo que tenga que ver con el movimiento, con la propia conciencia de mi ser, de mi cuerpo, de mi respiración, me lleva a amarme profundamente. Y a vivir esa separatividad como un regalo precioso. Descubro, de estos modos, que ser separada me da la posibilidad de aprender por mí misma. De ser por mí misma, de sentir por mí misma, respirar por mí misma, decidir por mí misma, accionar por mí misma, y todo eso me lleva a la más grande alegría de SER. Ser en el mundo desde mi propio cuerpo. No otro. El mío. Mi unicidad, me enfrenta con la posibilidad de ser quien soy. No soy el otro, soy yo.
El contacto se genera como una “unión” de dos seres, de dos almas. En esa unión hay un traspaso del ser con el otro. Dos que son de algún modo uno. En ese instante, dos o más se perciben como un todo. Pero esa unión no descarta la unicidad de cada uno, sino que más bien es una “ampliación del ser”, un enriquecimiento entre dos o más seres que se comunican. Al finalizar el momento de contacto, cada uno vuelve a sí mismo y no hay una sensación de pérdida, o de desintegración, o de soledad, sino que cada uno estuvo entero y permaneció entero y sigue entero luego del ejercicio de contacto. Cuando hay contacto en movimiento entre dos seres, he percibido, en mi experiencia, mayor alegría. El movimiento produce una
alegría en sí mismo. Pese a que no sea la consigna, ni parte de ésta, se produce, de algún modo casi involuntario una especie de danza. Un baile. La risa suele venir al encuentro. Me muevo con otro. No sola ya, con otro.
¿de un deseo?, ¿de una obligación?, ¿de un estado de sometimiento?, ¿de un enojo?, ¿de una alegría? ¿Por qué me muevo?
Cuando estoy quieta, pasiva y se produce el contacto, la seriedad parece imponerse. Aunque ambas precisen de presencia, es muy diferente para mí al movimiento. Eso es una diferencia que noto entre movimiento y quietud.
¿Qué es realmente el movimiento? Si estoy acostada sobre la cama: ¿me estoy moviendo? Muchos dirían que no, pero si lo pienso un poquito me doy cuenta que adentro mío hay muchísimo movimiento que se está plasmando en mí. ¿De dónde sale? ¿A dónde va? ¿Por qué me muevo si no me muevo?
No quiere decir esto que la quietud en el trabajo eutónico no traiga alegrías después, y quizas durante, pero es una alegría distinta, quizás más profunda, menos superficial, o que nace días después, en el contacto con uno mismo que se instaló en el cuerpo. No lo sé. Sólo sé que el movimiento desde la eutonía, trae alegría, más, para mí, cuando se da de a dos. ¡Es todo un descubrimiento del otro y de uno mismo!
Texto II ¿De dónde nace el movimiento? ¿El movimiento nace a partir de una necesidad?,
¿Qué me lleva a moverme? ¿Por qué no me quedo quieta en lugar de moverme?
De vuelta entonces, ¿qué es el movimiento? ¿Cuándo es que me muevo y cuándo no? Podríamos dividir el tema en: movimiento a voluntad y movimiento involuntario, o más lindo “ movimiento” por el simple hecho de ser, de existir. Eso me lleva a pensar, reflexionar, acerca de qué es existir, pero creo que nos iríamos muy lejos tal vez del movimiento, o de lo concreto acerca del movimiento que quisiera plasmar en este texto; así que dejamos afuera por ahora el tema del ser, del existir, y nos
quedamos un poquito más preguntándonos acerca del movimiento. ¿Por qué el ser se mueve? Más adelante, en otro momento, pensaremos qué es existir, qué me define como ser. La luna está por salir a lo lejos sobre los edificios que la tapan aún. Está casi llena, y se presiente la luz que irradia. Y vuelvo a pensar en el movimiento. La luna se mueve. La tierra se mueve. Los planetas se mueven. Y yo acá sentada, por alguna razón me muevo e insisto en pensar acerca del movimiento. ¿Qué es este placer tan grande? Primera parte: Me paro en el centro de mi living. Firmes los pies, relajados los brazos, los hombros, relajado el rostro, el cuerpo erguido pero relajado y muevo un brazo, el movimiento nace de la axila, o es más bien desde el hombro? En fin, es toda esa zona la que comienza el movimiento, luego el brazo lo continúa y luego la muñeca, la mano, los dedos de la mano la finalizan. ¿Qué pasó ahí? Pienso: Se produjo un movimiento. Vamos a decir que fue voluntario. Decidí moverme.
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Mis huesos, mis músculos, mis articulaciones, prestaron su apoyo y me moví. Mi brazo se estiró hacia un costado.
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Intento moverme desde el hombro. Me paro quieta, relajada, tranquila, y espero. Decido, concientemente que mi hombro se va a mover. Pongo la atención en él o la presencia, y muevo el brazo: pero ahora el movimiento es diferente. Mi brazo está más flojo, sólo se mueve el hombro y a partir de él, con escasísimo esfuerzo el resto de mi brazo se alarga, prácticamente llego a la misma posición que antes, solo que ahora al poner la intención del movimiento para que parta desde el hombro, y colocar mi atención allí, el esfuerzo que realiza mi cuerpo, los músculos de mi brazo, son casi nulos. Si realmente estoy concentrada en que el movimiento nazca del hombro, el brazo sigue su curso y siento como si mi brazo estuviera flotando en el mar. Ese esfuerzo casi nulo que se hace cuando hay agua alrededor, o aire quizás, y no pesa. Hago la prueba con el brazo contrario, como no coloqué mi atención en ninguna parte en particular, el movimiento es pesado y trabajoso, siento las
articulaciones duras, que hacen “crick” al moverlas, y el aire que muevo alrededor mío parece denso y la gravedad deseosa de bajar mi brazo rápidamente. Casi pesa tanto que cae de nuevo al costado del cuerpo feliz de volver al reposo.
Segunda parte:
Si permanezco con ambos brazos abiertos a los costados del cuerpo, el que partió del movimiento desde el hombro se sostiene casi sin pesar, la sensacion que tengo de él es liviana y no me cuesta sostenerlo. En cambio el brazo contrario, se siente más pesado, se siente más voluminoso, me cuesta más trabajo sostenerlo.
Soy como una marioneta y pienso en donde están los hilos que me permiten moverme.
La luna está ya a la vista. Mis brazos a los costados de mi cuerpo. ¿Por qué será que según de dónde nace el movimiento o dónde pongo la intención del movimiento para luego moverlo, produce una diferencia tal en el gasto de la energía de mi cuerpo, en el sostén de mi cuerpo, en la fuerza que pongo para mover, sostener, manejar mi cuerpo que si lo muevo simplemente, sin colocar la atención en ningún punto en particular para hacer nacer ese movimiento?
Noto al moverme que hay un principio en la eutonía similar a esto que siento cuando estoy caminado como una marioneta. Así como me sentía después de las prácticas de eutonía, me siento ahora: liviana, suelta, relajada, centrada, entera (unificada), en control pero sin control. Sin tensiones en el cuerpo. Notando que hay otro modo de vivir fuera de las tensiones cotidianas. Esta gravedad que está de mi lado y no en contra mía, y este cuerpo que se mueve en el aire, como pez en el agua.
Noto ahora que mi omóplato derecho está relajado, y el izquierdo más tenso. Pienso en la importancia de atender a cómo me muevo. Desde dónde y con la presencia en dónde.
Fuerza y gasto de energía. Olvido todas las filosofías que aprendí. Me limito a mi cuerpo y al movimiento. Me imagino una marioneta. ¿Cómo me muevo?
Intención sin intención. Intención sin tensión.
Si pienso en la intención del movimiento antes de mover por ejemplo el brazo. Si pienso primero en el desplazamiento del mismo, antes de hacerlo, y coloco la intención: al mover el brazo se siente igual que cuando ponía la intención en mi hombro para moverlo. El movimiento es sin esfuerzo, o con un esfuerzo mínimo, lo más mínimo posible, sin gastar energías innecesarias, todo un aprendizaje. Mi brazo se siente liviano y el movimiento nace exactamente desde donde “debe”, parece, nacer.
Como la marioneta me siento sin tensión alguna y ningún músculo o articulación se mueven si no es necesario. No deja de parecerme increíble. No dejo de asombrarme. Ojalá pudiera moverme en este estado de conciencia plena y presencia en la acción con intención todo el tiempo y en cada momento de mi vida.. Ese es el gran desafío que propone tal vez la eutonía, y tal vez deseaba Gerda Alexander, para que podamos vivir la vida de otra
manera. Más plenamente, y al menos desde mi humilde necesidad interior, sin tensiones innecesarias. ¿Es posible ese paraíso que Gerda proponía? Ojalá que sí lo sea. Al menos desde acá, con pequeños pero firmes pasos, hacia allá vamos. Gracias, Gerda, por este camino abierto. Laura Gabriela Carnota. Abril 2012.
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EUTONÍA.“EL MOVIMIENTO VISTO DESDE DENTRO” Texto por: Milagro Ortíz Mayo de 2012
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umbada en aquella sala, con los ojos abiertos, veía el techo de madera allí en lo alto, mientras escuchaba aquella voz, grave y profunda, que me invitaba, de forma amistosa, a llevar las distintas partes de mi cuerpo en dirección hacia el suelo. ¿Mi cuerpo?.- Me pregunté. Un torbellino de pensamientos se agolpaban en mi cabeza. ¿Qué hago aquí? ¡Mira que soy curiosa! Esta sala me gusta, aunque hace frío. ¡Qué frío hace en Madrid y más aquí en la sierra! Esta gente parece agradable y este hombre de barba blanquecina me es familiar, como si lo conociera desde hace mucho, ... Él volvía a invitarnos a que sintiéramos el peso de nuestro cuerpo sobre el suelo, que no el cuerpo pesado, recalcaba. Así, poco a poco, entre algún resquicio que quedaba de silencio entre un pensamiento y otro,
fui descubriendo que me encontraba tumbada sobre el suelo de aquella sala. El suelo iba y venía, las tensiones se me desvelaban haciendo que saliera de él y me zambullera en ellas. ¿Qué hacen estas tensiones aquí? ¿De dónde han salido? ¡Imposible!.- “Yo”, que llevo tanto tiempo haciendo Yoga, que me acabo de certificar en Pilates y hago diariamente movimientos controlados para la espalda. Todo aquello marcaba una frontera entre mi cuerpo y el suelo. Mis pensamientos, mis tensiones, esa rara sensación de no saber dónde estaba mi cuerpo, hacía que, de repente, me replanteara qué había estado haciendo durante tanto tiempo, realizando tantas actividades de las denominadas:“Cuerpomente”.
Al salir de aquella primera sesión de Eutonía que Raymond Murcia impartía en Madrid, ya hace de eso más de ocho años, mis estructuras fijadas sobre el trabajo que había estado desarrollando, desde hacía más de diez años, con todo lo relacionadas con la terapia corporal, desde el Shiatsu a Pilates, pasando en profundidad por el Yoga, así como por otras muchas a las que me había asomado por curiosidad, comenzaron a tambalearse. Cómo era posible, que algo tan simple en apariencia hubiera tocado a mi puerta y yo no encontrara cómo abrirla. Seguí tumbada sobre el suelo durante varios años. El suelo seguía allí fijo, inmutable, esperando a que yo me decidiera a ser uno con él. Mis dudas, mis cuestionamientos, todas mis preocupaciones se agolpaban una sobre otra, alejándome de aquel esperado encuentro.
Aún así y como si de una gota de agua se tratara, cayendo y resbalando sobre una roca, fui con constancia y confianza participando de las propuestas que Raymond M. iba proponiendo en cada sesión. De los micro-empujes y micro-estiramientos a las posturas de control; donde al principio, todos los demonios se me desataban al ir despertando un sin fin de sensaciones, muchas de ellas nuevas y desconocidas para mi, que se iban desvelando en emociones que iban pasando, del miedo a la rabia, como si un abanico que al moverse avivara el recuerdo de algunas de ellas.- ¿Cómo podía estar todo esto todavía ahí? , me preguntaba.- ¿Acaso mi cuerpo era una biblioteca donde todos mis recuerdos estaban guardados?.Y sin saber muy bien cual es el criterio que sigue el cuerpo, dejé que se fueran mostrando aquellos que se habían instalado como huellas en mis músculos, ligamentos y articulaciones, por no decir en el propio tuétano de mis huesos. Al verlos de nuevo, pude rellenar de compresión muchos de ellos, consiguiendo de esta manera no sentirlos como baches, que me recuerden, que siguen ahí sin haberlos resuelto.
Así se han ido sucediendo las sesiones de Eutonía, hasta que un buen día, sin esperarlo, la gota encontró una grieta en la roca. Durante todos estos años la gota, mi gota, ha dejado que la roca la vaya purificando a su paso a través de ella. No sé si habrá salida, ya no me importa. Tumbada de nuevo en el suelo, Raymond nos vuelve a invitar a llevar nuestro cuerpo en dirección hacia él, esta vez el techo es el de otro lugar y de mi cuerpo han desaparecido aquellas tensiones, dudas ....ya no busco el suelo; es algo que está siendo y mi cuerpo reconociendo. Simplemente dejo que suceda . . .Y un día, no un día cualquiera, sino ese día en el que, ¡por obra de no se qué!, descubro que soy capaz de sentirme sobre mis pies, viviendo la experiencia de lo que Gerda Alexander llamó transporte. El suelo quedaba ahora debajo de ellos y lo que había delante de mi ya no era el techo sino una gran estancia llamada espacio. El suelo me invitaba, en esta ocasión, a que yo me reconociera con ayuda de él, en esa nueva dimensión. Donde arriba, abajo, derecha, izquierda, delante y detrás estaban disponibles para que pudiera desplazarme a través de ellas y crear. Crear
movimiento desde un lugar nuevo para mi, donde las expectativas, los juicios y el reconocimiento, tanto externo como interno se habían silenciado, pero a la vez, mi cuerpo hablaba en una lengua que reconocía, y desde donde el movimiento se tornaba fácil, sencillo y armonioso. Es decir, sin ese ruido que distorsiona y me aleja de ese movimiento nacido de mi propio cuerpo. En definitiva, en su justo tono. Era precisamente desde ahí desde donde la propuesta de un “Estudio de movimiento” brindada por Raymond M. ese día, se abrió ante mi de una forma diferente. O quizás, yo ya no era la misma. Me sentía como una niña a la que le acaban de dar una hoja de papel y muchos lápices de colores, lápices a los que había ido sacando punta y llenado de color, con cada uno de los principios que había trabajado en Eutonía, en cada sesión, durante todos estos años. Miro el papel y los lápices, y sin pensar, un trazo sigue al otro. Sumergida, no sé muy bien si en el trazo o en el espacio, mi cuerpo comienza a crear. Creando soy expresión. Y como si fuera una madeja que busca su origen, sigo el camino que me ha de llevar al encuentro conmigo misma, desde donde mi
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movimiento se convierte en expresión de lo que soy en cada instante. Eso sí, en mí sigue presente aquel primer día, donde no me encontraba. Y para que no pierda el hilo de la madeja y me quede de nuevo atrapada en ella, vuelvo al suelo cada vez que me pierdo, y vuelvo a dirigir mi peso hacia él, que no pesado, para que me ayude nuevamente a abrir la puerta,
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esa que ahora sé, es la que hace que me reconozca en lo que siento, en lo pienso, en lo que hago. Doy gracias de haber podido escuchar aquella llamada, que hoy todavía resuena en mí, y me recuerda que limpiar el ruido que me aleja de ella, es mi gran Trabajo. Mi gratitud a Gerda Alexander, que un día tocó a la puerta de Raymond Murcia y a todos aquellos
que tuvieron la suerte de conocerla. Su presencia en ese toque fue tan profunda, que como roca bajo presión, convirtió ese toque en un contacto, que perdura y nos une a todos, en este diamante al que puso por nombre: Eutonía. Milagro Ortíz Mayo 2012
EUTONÍA, MOVIMIENTO Y EXPRESIÓN: ALGUNAS REFLEXIONES Texto por: Menchu Castán Mayo 2012
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odemos caracterizar la eutonía como un trabajo de progresiva conciencia corporal, en el sentido de que en un proceso relativamente lento en el tiempo se va produciendo cierta afinación en la percepción. La conciencia corporal tiene indudables implicaciones a nivel emocional, ya que partimos de una visión de la persona como entidad indisoluble cuerpo-menteemoción. No olvidamos que esta caracterización plantea ciertos problemas o, al menos interrogantes en el terreno conceptual: Si el ser es la unidad de estas partes, entonces ¿quién percibe qué? Hablar de conciencia corporal, o de conciencia de sí mismo, supone aceptar que existe una especie de observador externo que percibe y, de este modo, estaríamos cuestionando sin querer la propia unidad de la persona de la que partimos.
Esta progresiva toma de conciencia corporal se orienta hacia la búsqueda de un tono muscular justo, armónico en el reposo y en el movimiento: acción cotidiana, trabajo, deporte, expresión artística… La percepción y el ajuste tónico se encuentran, por otra parte, íntimamente ligados con la vivencia emocional de la persona. La función tónica vendría a ser, en la estructura corporal, una especie de sustrato que contiene la historia y la vivencia afectivo-emocional de la persona. De este modo, el adentramiento en la práctica de la eutonía no constituye tan sólo un trabajo corporal. Es necesario insistir en que el proceso afecta siempre a la totalidad de la persona, a su crecimiento integral. Este tono justo del que hablamos es algo que se construye para cada
individuo a través de la exploración y de la experimentación de sensaciones corporales en las diferentes propuestas de trabajo. Propuestas que van desde la vivencia de la pasividad muscular, a la percepción de la estructura ósea del cuerpo a través de los empujes, conciencia de los límites del cuerpo, del espacio interno, conciencia de las implicaciones musculares en el movimiento, contacto con el mundo exterior y con los otros… etc. De modo que este proceso va generando la construcción de nuevos esquemas sensoriomotores que pasarán a estar disponibles en el repertorio de la persona con una mayor facilidad. Se nos plantea, en este punto, el problema de la transferencia. Nos preguntamos hasta qué punto los esquemas que
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hemos construido para una acción determinada pueden aplicarse directamente a una acción diferente, con requerimientos corporales diferentes, tal como se postulaba desde los planteamientos de la educación psicomotriz de base. Sin embargo, se sabe que la construcción de un esquema motor está sustentada en el objetivo mismo de la acción. Los movimientos no se aprenden en el vacío, como trazos sin sentido. En realidad, aprendemos a hacer cosas, y esas cosas que hacemos requieren de determinados esquemas motores, específicos para cada acción. Se trata de un proceso constructivo en el que primero generamos el esquema motor aproximado que nos permitirá desenvolver la acción y, progresivamente, a medida que la realizamos, este movimiento se irá despojando de todos aquellos componentes innecesarios, como si se fuera puliendo poco a poco, afinando. La automatización se alcanza al final de esta paulatina liberación de las tensiones que inevitablemente acompañan al movimiento en sus inicios, y que se manifiestan en forma de paratonías y sincinesias. En el punto
donde la automatización se alcanza, el movimiento puede comenzar a ser rico en expresión. Pensemos por ejemplo en el aprendiz de violín que se “pelea” con una partitura –su cuerpo tenso- hasta que finalmente la hace suya. Al principio, su interpretación no puede ser expresiva, pero podrá llegar a serlo con el tiempo. Este recorrido desde el ensayo de la acción hasta su automatización debe hacerse para cada nuevo aprendizaje. Sin embargo, podemos pensar que existe cierta memoria corporal, en el sentido de que si hemos experimentado la fluidez corporal en un campo de acción contamos ya con la conciencia, siquiera de un modo muy global, de que esto es posible. Y es esta conciencia la que podría facilitar agilizando el proceso de aprendizaje de la acción siguiente. La eutonía, su modo de entender el movimiento, tiene mucho que aportar para el desarrollo de todas aquellas técnicas que participan de la dimensión expresiva, desde la danza y el teatro hasta la interpretación musical. La eutonía, puesto que busca este proceso constructivo,
apuesta por la ausencia de modelos normativos acerca de cómo deben ser la postura y el movimiento, y esta característica la diferencia de otras muchas propuestas de trabajo corporal. Se trata de un camino personal de investigación en el que cada uno construye en función de sus particularidades (sus posibilidades y limitaciones corporales, su situación de partida) una acción corporal que le es propia y que, por tanto, le expresa a sí mismo. Gerda Alexander manifestó este interés por evitar a toda costa la reproducción de movimientos estereotipados de la danza, por ejemplo. A través de diferentes consignas como la del “dibujo”, se persiguen nuevas formas de movimiento donde la exploración de las sensaciones tónicas sea más pura, al no estar apoyada en lo que uno ya conoce y requerir, por tanto, de ese proceso de construcción del que hablábamos. Los estudios de movimiento en eutonía no persiguen la perfección formal, aunque tampoco la desprecian. Simplemente, se sitúan en otro plano de búsqueda: el movimiento que expresa la realidad de una persona en ese momento, con sus condicionantes: Una persona
que realiza una acción con conciencia de su postura, atenta a la percepción de su cuerpo, con la mayor economía de la que es capaz y en contacto con los otros y con lo externo. Desde esta perspectiva, las personas que provienen de disciplinas corporales como la danza, por ejemplo, se enfrentan a la dificultad de evitar apoyarse en lo que ya saben, con objeto de no realizar una producción mecánica. Se hace preciso, en cierto modo, “olvidar” las capacidades corporales y reconstruirlas desde esta percepción íntima del cuerpo.
En los estudios de movimiento que se presentan para la obtención del diploma en eutonía, tenemos la ocasión de apreciar esta riqueza. El movimiento de cada cual se convierte en irrepetible expresión de sí mismo y la emoción aflora ya que el cuerpo no es una cáscara vacía, sino la materia en que se sustenta el contacto con uno mismo y la relación con el mundo y con los otros. Indudablemente, toda esta problemática generada acerca de la expresión genuina y de la conciencia de uno mismo, así como la ausencia de un referente
normativo, hace que el camino individual que cada uno recorre esté sembrado de preguntas. El trayecto, las dudas, la evolución son responsabilidad de cada practicante. Algunas de ellas se resolverán en el proceso, otras esperan. Y serán precisamente los interrogantes, los que darán cuerpo a ese motor que alienta la búsqueda. Son las incertidumbres, en mayor medida que las certezas las que nos hacen avanzar, al fin y al cabo. Menchu Castán Mayo 2012
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REFLEXIONES SOBRE EL MOVIMIENTO EUTÓNICO
ENC UE NT RO DE REFLE X I Ó N D E L 2 3 / 2 4 / 2 5 D E M A R ZO 2 0 1 2 Texto por: Marina Tompkins Mayo 2012
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ras participar en el encuentro de Reflexión de la Federación Internacional de Eutonía, con el tema del Movimiento Eutónico que nos convocaba, quisiera compartir varios aspectos de este tema que me movilizaron. Para empezar me presentaba a un nuevo grupo de eutonistas, siendo Raymond Murcia la única persona que conocía, y esto me provocaba expectativa.
que todas las fijaciones de tono hayan sido suprimidas y que los músculos que no participan en el trabajo permanezcan tonificados, en vez de volverse laxos” (1); y pensando que significaba el movimiento para mí.
Antes del encuentro estuve releyendo lo que para Gerda Alexander era el movimiento “se caracteriza por la liviandad en la ejecución y por el empleo de poca energía, incluso para un rendimiento dinámico;…Esta liviandad en el movimiento presupone
Durante el encuentro de los tres días sentí el placer de estar hablando el mismo idioma, en eutonía, poder compartir y tener la experiencia de propuestas que cada uno podía vivir y ha vivido de forma diferente, pero donde había
A continuación planteo mis reflexiones que devienen a raíz de lo leído, vivido en el seminario y mi experiencia en la eutonía.
un lenguaje común. La sensación inicial de entrar en un lugar con personas desconocidas se evaporó rápidamente al entrar en tema. La práctica de la eutonía es tan vivencial y la profundidad a la que uno puede sentir el trabajo es tan insospechada, que esta calidad de escucha y registro, resulta a veces difícil de poner en palabras. Es por ello que acepté escribir mis reflexiones para el boletín como un ejercicio. Pienso que ayuda a profundizar y también a transmitir la posibilidad de plasmar en el papel lo que uno siente y conceptualizar los principios que nos llevan
(1) Cita en la pág. 33 del libro de Gerda Alexander, “La Eutonía, Un camino hacia la experiencia total del cuerpo” (2ª Reimpresión febrero 1989)
a la práctica de la Eutonía. Sin duda que cada eutonista y practicante de la eutonía vivirá de manera diferente y comprenderá en el cuerpo de forma única el concepto transmitido, pero para un eutonista creo que es muy importante poder conceptualizar, y compartir los conceptos con otros eutonistas. Cuánto más claro y preciso es el concepto, más ajustada será la manera de proponerlo y vivirlo en el cuerpo. Y pudiendo también volver a las raíces de la eutonía y a quienes vivieron el proceso de su creación y transformación como Raymond Murcia. Las propuestas de práctica se fueron sucediendo a lo largo de las jornadas y fue enriquecedor compartir consignas no solo de Raymond Murcia, sino también de Jacinto Cáceres y de Ángeles Roca, pudiendo yo misma dirigir una parte de la práctica, viviendo y transmitiendo diferentes maneras de elaborar las consignas. El inventario de contactos y de espacio interno en el suelo que Raymond Murcia nos propuso la primera tarde, desde el contacto con el suelo y desde esta zona ir hacia el espacio interno, me resultó una propuesta muy
interesante que provocó en mí una sensación nueva y me acompañó durante el resto de las prácticas. El espacio interno a partir del contacto del talón en el suelo, la presencia y la referencia del suelo, me dio la posibilidad de adentrarme en la sensación del pie de forma diferente, y me remitió a la estructura ósea. Y así, continuó la propuesta de Raymond Murcia, un inventario orientando primero la atención desde la zona de contacto del cuerpo hacia el suelo, y luego, hacia el espacio interno en todo el cuerpo. A partir de esta práctica he estado explorando diferentes propuestas en los inventarios en mi práctica diaria, abriéndome una nueva manera de plantearlos. Siento que favorece la posibilidad de explorar el espacio interno e ir amueblándolo, al tener la presencia de la estructura ósea. La experiencia del contacto con la superficie de sostén, el suelo, y poder orientar la atención hacia el espacio interno, me remitió a la estructura ósea desde el calcáneo en el suelo dirigiendo la atención hacia los dedos del pie, y también me llevó a tener una presencia del volumen, al
ligar la sensación de la piel, el limite. Esta propuesta de práctica, agregando también luego los deslizamientos y micromovimientos de los huesos dentro del espacio interno, considero que provoca un sinfín de posibilidades en el abordaje de los inventarios. Reflexionando sobre el movimiento desde la perspectiva de la eutonía, la presencia del suelo, o la superficie de sostén es esencial. A partir de orientar la atención hacia ella, se hace presente el reflejo de enderezamiento, el transporte. Al hacerlo consciente es que se puede percibir transmitido por la estructura ósea, el esqueleto, transportado este empuje hasta el atlas, si la estructura ósea está libre de tensiones. Cuando el reflejo de enderezamiento se hace presente ante la atracción de la gravedad, se pone en acción la búsqueda del equilibrio de los tejidos, los músculos, ligamentos y tendones van actuando ante la fuerza de la gravedad, y entra en juego el concepto de tensegridad como ”la facultad de una estructura de estabilizarse mecánicamente mediante un juego de fuerzas de tensión y de compresión que se registran entre los diferentes elementos que la
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componen”(2), concepto que, tal como nos ha propuesto Raymond Murcia a tomar en cuenta, me parece valiosísimo. Y al tener presente este concepto y retomando lo enunciado por Gerda Alexander, el movimiento eutónico se produce al hacer presente y estar presentes los conceptos de contacto, espacio interno y transporte, entonces, fluye el movimiento, dirigido por el dibujo en el espacio de una zona del cuerpo o la propuesta de estirarse, expandiéndose hacia las manos, los pies y la cabeza u otras propuestas.
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En la transmisión de la eutonía, al acompañar a los alumnos en este camino de explorar la sensación del reflejo de enderezamiento, transporte, proponiéndoles que enfoquen su atención a la superficie de contacto como referencia, de donde parte el empuje, a la dirección que toma el “transporte” a partir de donde y hasta donde se puede percibir, agregando la consigna como organizador del movimiento, de esta manera es posible favorecer un movimiento más fluido y liviano, y el cuerpo va adoptando a cada momento,
el tono justo para realizar la propuesta. Siento ante las propuestas de movimiento, al tener presente el concepto de tensegridad, que también se incorpora la tridimensionalidad, la presencia del cuerpo en todas sus dimensiones, ya que teniendo presente este concepto, voy percibiendo los tejidos que se tensan y los que se distienden en un juego de fuerzas, ahondando en la sensación integral del cuerpo. Durante una práctica Raymond Murcia nos planteó la posibilidad de que al cambiar de posición de boca arriba a ponernos de pie, pudiéramos dejar que la propuesta nos organizara sin pensar el movimiento, sin anticiparse, sino dejar que el movimiento fuera natural, y sin preconceptos. Me resultó una propuesta que, si bien es el movimiento que intentamos en la práctica, al volver a revisarla y plantearla como acción favoreció que el movimiento fuera más fluido, y con una liviandad que no esperaba.
Para concluir, deseo agradecer la oportunidad de poder compartir el grupo de reflexión y la inclusión de mis reflexiones. Compartir nuestra pasión por la eutonía y la presencia de Raymond Murcia en nuestra formación, su generosidad al compartir sus dudas e investigaciones, que a la vez nos abren puertas y posibilidades a explorar, son todo parte de este camino que elegí en un momento y que encuentro no tiene fin, un devenir continuo en espiral, donde siempre podemos ahondar y explorar nuestras propuestas, sensaciones y movimientos, teñidos por nuestra experiencia en la eutonía. Creo que está en nosotros esta forma de vivir, y de explorar la vida, y tenemos la responsabilidad de mantenerla, transmitiéndola. Marina Tompkins Mayo 2012
(2) Cita en la pág. 223 del libro de Thierry Janssen,”La solución está en ti” (Primera edición mayo 2007)
EL MOVIMIENTO INTERNO Texto por: Jacinto Cáceres Mayo 2012
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ablar de movimiento interno parece paradójico por ser algo que es difícil de objetivar, pues siempre que expresamos las sensaciones que tenemos, entramos en el mundo del subjetivismo, no ocurre lo mismo cuando hablamos de movimiento y nos referimos “al cambio que experimenta un cuerpo cuando cambia de posición”. 33
Al movimiento que yo me quiero referir es al movimiento interno que se genera en los organismos vivos cuando realizan su proceso vital. Puedo verificar dicho movimiento cuando observo a un niño en su descanso, mi mirada atenta sobre él, a veces, me lleva a emitir un juicio sobre su estado de tranquilidad o de agitación, me hago la pregunta. ¿Cuál es el fundamento que tengo para hacer esta afirmación?, caigo en la cuenta que la única variable que puedo observar a la hora de emitir
mi juicio es el movimiento que genera su respiración, ésta se manifiesta en su zona torácica, pero se expande lentamente por todo su cuerpo. Esta misma observación la hago cuando me detengo a observar a un animal cuando descansa; a nivel muscular no existe movimiento pero las manifestaciones que vemos en él y que afirmamos que está vivo, lo hacemos por la percepción que recibimos al verificar el ritmo de su movimiento respiratorio, circulatorio…
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En el plano de la eutonía ocurre algo parecido, cuando se observa a un grupo que está haciendo una sesión de eutonía cada participante está trabajado con la propuesta que ha formulado la persona que dirige la sesión, cada cuerpo transmite, desde la pasividad que ha conseguido en ese momento, un movimiento que también se constata por medio de la respiración. Mi movimiento interno lo percibo cuando desarrollo algunos de los principios que trabajamos en eutonía con la presencia suficiente. Denomino “presencia” a la capacidad que cada persona tiene, o, va adquiriendo para estar pendiente de todo aquello que le rodea y de las
sensaciones que le vienen de su propio cuerpo, de la ropa que lleva puesta, de la silla en la que está sentado, del agua de la ducha, del bolígrafo con el que se está escribiendo, del aire que le sopla o del sol que le calienta, del ritmo de su respiración, la emoción que le está produciendo la propia actividad que está realizando. En la práctica de la eutonía, para desarrollar esta capacidad, recurrimos a la toma de conciencia para sentir el propio cuerpo. Algunas veces utilizamos la posición de tumbados con el fin de facilitar la propiocepción, para ello llevamos la atención a la ropa que llevamos puesta, a la manta que ponemos, para que nos resulte más confortable el habitáculo, a la alfombrilla que nos separa del suelo y al propio suelo. Al principio de la actividad observo partes de mi cuerpo que tienen movimientos con ritmos diferentes, pero poco a poco estos ritmos distintos se terminan homogeneizando, y acoplándose al ritmo de la respiración que actúa como el director de una orquesta bien afinada. El movimiento interno que percibo me produce una sensación de bienestar y
de un profundo descanso. Hasta que la sensación que describo se rebela, es preciso que mi voluntad este desactivada y sólo a través de la escucha y dejando que cada órgano ocupe su espacio, a veces mediante un pequeño espasmo que abre la puerta al movimiento que se va propagando por todo el espacio interno de mi cuerpo, como lo hacen las ondas en el agua de un lago cuando tiro sobre ella una pequeña piedra. No sólo en el suelo puedo sentir este movimiento interno, también lo percibo cuando desarrollo el principio de transporte de pie, para ello es preciso llevar la atención a la planta de los pies, a las articulaciones de los tobillos, a las articulaciones de las rodillas, a la inserción de la cabezas femorales, a las espinas ilíacas, al sacro, a las lumbares, a las dorsales, a las cervicales, hasta la cabeza, dejando que mi cuerpo tenga la mínima implicación muscular, de esta manera surge una adaptación de todo el espacio interno, manifestada a través del movimiento interno, donde nace el equilibrio entre dos fuerzas, una la gravedad y la otra el reflejo postural.
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Quiero terminar estas líneas dedicándoselas a Mila para decirle: que este camino que comenzamos juntos, hace dieciséis años, donde hemos ido aprendiendo y dando, cada uno, significado a las palabras: eutonía, contacto, pasividad, transporte, movimiento, estiramiento, tensegridad, lo seguiremos ensanchando hasta que nos llegue el momento de ya no percibir ese querido movimiento interno que es la vida - Adiós Mila. Jacinto Cáceres Mayo 2012
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