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Desarrollo de competencias para el futuro
Armando Alemán Juárez
Coordinador de Innovación Educativa Universidad Panamericana, Campus México
Una de las funciones de la universidad es la extensión universitaria, que busca implementar acciones que satisfagan necesidades para resolver problemas sociales (Fabre, 2005), como aquellos que las empresas buscan solucionar brindando distintos servicios. Cómo Fabre sostiene (2005), es evidente que el sector productivo exige cada vez más de las universidades; entre estas exigencias se encuentra la formación para el trabajo. El mundo profesional requiere que los egresados universitarios cuenten con distintas competencias, tales como ser líderes, saber dirigir, tener la capacidad para resolver problemas de manera rápida, y adaptarse al cambio (Agudelo, 2015).
Para el alumno actual, no basta con adquirir los conocimientos afines a su área de estudio; es necesario que desarrolle habilidades específicas que lo preparen para el mercado laboral y que lo ayuden a enfrentarse a los retos del mundo cambiante (Guerra-Báez, 2019). Ejemplo de estas habilidades, algunas citadas en Hora, Benbow y Smolarek (2018), son: el saber relacionarse con los demás, demostrar que puede trabajar en equipo, mostrar empatía, gestionar procesos para establecer acuerdos y desenvolverse en su vida social.
Este tipo de habilidades contribuyen para el éxito en las organizaciones, por lo que las empresas muchas veces las anteponen sobre aquellas que son técnicas y pertenecientes a las distintas disciplinas del saber (Riaño, 2019). Cuando los alumnos egresan de la universidad y aplican para un trabajo, muchas veces no son seleccionados. Los reclutadores quizá noten que los estudiantes cuentan con conocimientos para tal o cual actividad o tarea, sin embargo, se dan cuenta que carecen de otras habilidades, como comunicación, escucha activa y trabajo en equipo (Kovarik y Warren, 2020). Además, los rankings para evaluar el valor de las IES basan sus métricas, en gran parte, en la empleabilidad de sus egresados (Hora, Benbow y Smolarek, 2018). En este sentido, impulsar el desarrollo de este tipo de habilidades tiene un impacto positivo para los alumnos, las empresas y las universidades; además de que pueden ayudar al alumno a tener un mejor nivel socioeconómico y mayor calidad de vida (Raciti, 2015).
Se conoce a este tipo de habilidades como soft skills o habilidades blandas. Las soft skills son habilidades, tales como las llamadas habilidades socio afectivas, que son imprescindibles para poder interactuar con otras personas y ser capaces de responder a los desafíos y retos que presente el día a día (World Health Organization, 2003, citado en Guerra-Báez, 2019). Sin embargo, no solamente implican este tipo de habilidades, sino también aquellas para saber administrar el tiempo personal, analizar, innovar y en última instancia aprender (Guerra-Báez, 2019). Hora et al. (2018) sostienen que las habilidades blandas son aquellas competencias sociales, actitudinales y auto regulatorias que permiten al estudiante persistir frente a la adversidad.
El CIE ha identificado la importancia de desarrollar habilidades blandas en los alumnos. Siguiendo esta premisa, en este tercer apartado del libro se
comparten tres textos que describen solo una pequeña parte de los esfuerzos de la UP por formar a los estudiantes en habilidades blandas. 1) En el primer texto, se comparan y comparten las percepciones de profesores y estudiantes de la UP en relación con tres habilidades blandas. 2) El segundo es un artículo en donde se muestra cómo el aprendizaje basado en proyectos es una metodología que se puede utilizar para desarrollar habilidades blandas en la Facultad de Ingeniería. 3) En el tercer texto se describen las experiencias de algunos profesores de Ingeniería que modificaron su enseñanza para desarrollar habilidades blandas para aumentar la retención escolar. Se ha añadido un último texto, que describe la experiencia de la Universidad Panamericana de crear el Comité Apolo 21. Este proyecto tuvo por objetivo apoyar a profesores y alumnos en la transición a la educación en línea, con el fin de continuar la formación integral de los estudiantes.
El primer artículo se titula: Soft Skills Development for Professors and Z Gen Students at Universidad Panamericana (Mexico). Mediante un enfoque mixto, las autoras presentan un análisis de las percepciones de más de 300 profesores y 1,000 estudiantes de la UP respecto a tres soft skills: pensamiento crítico, colaboración en equipo y comunicación. Las autoras comparan la información resultante de las dos investigaciones. Entre los resultados, se encontró que los profesores están conscientes de la importancia de desarrollar habilidades blandas; consideran también que deben de promover, en primer plano, el desarrollo de pensamiento crítico, resolución de problemas y, en segundo plano, habilidades de autoaprendizaje; así como educar en valores. En cuanto a los estudiantes, se encontró que más de la mitad demuestra pensamiento crítico, una tercera parte cuenta con habilidades de comunicación y que la mayoría sabe trabajar en equipo.
El segundo texto tiene por título: Improving retention and soft skills through project-based learning: A proposal of the college of engineering and the center for innovation in education at Universidad Panamericana. Los autores describen el proceso de rediseño de la materia introductoria de Física en primer semestre en la Escuela de Ingeniería. El CIE ayudó a los profesores de esta materia a rediseñar esta clase. En el artículo se detalla el proceso que se llevó a cabo para transformar la clase y para implementar actividades basadas en la metodología de aprendizaje basado en problemas y aprendizaje basado en proyectos. También se presentan las experiencias de 30 alumnos al tomar esta materia. Entre los resultados, los estudiantes comentaron que desarrollaron algunas habilidades blandas como pensamiento crítico, creatividad, resolución de problemas y comunicación oral. Los alumnos también son conscientes de la importancia de llevar la teoría de Ingeniería a la práctica.
El tercer artículo se titula: Improving Student Retention and Soft Skills: Faculty Experiences on Transitioning to Active Learning Approaches on First-Year Engineering Programs at Universidad Panamericana. Esta investigación representa una continuación al artículo previamente aquí mencionado. En el artículo se presentan las experiencias que ocho profesores vivieron al transformar la materia de física. Entre los resultados, los profesores describen cómo fueron capaces de relacionar la teoría con la práctica en Ingeniería. También mencionan cómo percibieron que, mediante estas metodologías, los alumnos desarrollaron trabajo en equipo, comunicación efectiva, creatividad y resolución de problemas. Estas dos últimas investigaciones son valiosas en cuanto a que colaboraron para transformar la materia de Física, pero sobre todo ayudaron para propagar un sentido de motivación para innovar en los profesores de la Escuela de Ingeniería y de esta forma modificar su programa de enseñanza.
El cuarto texto, titulado: Apolo 21: Estrategia institucional para la transición de un modelo de docencia áulico a uno remoto, describe a detalle el proceso de crear el Comité Apolo 21. Este esfuerzo ha estado dirigido tanto a profesores como a los estudiantes de la UP y fue un trabajo de colaboración entre distintas áreas de la universidad. La naturaleza de acción del proyecto se caracterizó por elaborar misiones que respondieran a los retos que se deslindaron del requerimiento de traslado a las clases en línea.