La edición en el Perú y la difusión de libros peruanos en el extranjero.

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Revista cultural electrónica

Año5. Nº5. Noviembre 2009. Lima-Perú. www.interculturalidad.org

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La edición en el Perú y la difusión de libros peruanos en el extranjero Alessandra Canessa

Buenas noches tengan ustedes. Deseo comenzar agradeciendo a la Alianza Francesa y a la Comisión de Escritoras del P.E.N. Club del Perú por invitarme a participar en este coloquio. Antes de entrar en tema, quisiera que nos ubiquemos en el espacio bajo nuestros pies, cuando no existía siquiera la idea de este edificio. Sí, voy a hablar de esta parcela hoy llamada Miraflores. Se cree que la población inició por estos lares hace unos 10 mil años, cuando llegaron grupos nómades pescadores y recolectores de la cultura paijanense. Luego se descubrió que por el año 200 ya existía la huaca Pucllana –esa que en mi juventud conocíamos como Juliana, cuando hacíamos bicicross entre sus ruinas perseguidos por el guardián; y donde les aseguro que no había nada más hermoso que divisar el ocaso en la bahía desde esa pequeña colina–. La huaca fue por mucho tiempo un importante centro urbano de la cultura Lima, que irrigaba sus campos con aguas del Rímac, mediante canales que hasta hoy se utilizan. Todo floreció hasta alrededor del año 1000, en que la población se dispersó, quizá por la invasión de los Wari de Ayacucho, ¿quién sabe? Alrededor de 1460, cuando llegó la cultura Inca, estos predios pertenecían a los curacazgos de Hualca y Sulco.

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2 Unos decenios después llegaron los españoles, se adjudicaron la tierra y la nombraron San Miguel de Miraflores. Y con el tiempo, al parecer, el santo se cayó por el camino, porque hoy solo se llama Miraflores, y se denomina ciudad heroica, pero esa es otra historia. Ahora que sabemos dónde estamos ubicados, veamos los temas que nos convocan. Les comentaré que no voy a hablar de estadísticas ni de estudios ajenos, solo expondré lo aprendido desde mi curiosidad y experiencia, y hoy quisiera compartir. No son temas privativos de mujeres, y competen a todos los escritores peruanos. Se trata de dos temas: la edición en el Perú, y la difusión de libros peruanos en el extranjero. Todos sabemos que nada de lo que yo diga hoy será nuevo, todo ya fue dicho, como reza en la Eclesiastés (1:9) “No hay nada nuevo bajo el sol”, porque los patrones de la vida, de nuestra vida, y de todas las vidas posibles, están inscritos en el Universo. Nuestra esencia es compartida, por eso nuestro conocimiento no es original, sino aprehendido. Todo está ahí, lo vamos descubriendo a lo largo de nuestra existencia o no lo descubrimos nunca. En edición, sucede lo mismo. Les contaré ahora lo que estaba ahí, y fui redescubriendo por ensayo y error años después, desde que edité el primer boletín en 1988. Para entonces, ya había entendido que el corrector de estilo no es quien tiene la palabra, pues quien decide es el editor. También entendí que como la profesión de editor no se enseña, sino que se aprende con la práctica porque es un oficio, las malas ediciones peruanas eran fruto de la alegre informalidad. Todo se me aclaró el día en que me pregunté: ¿Por qué si corrijo las galeras e indico a la imprenta los errores, se imprimen? La respuesta es simple, la imprenta, imprime: ese es su trabajo; el cuidado de la edición está en el terreno de la editorial, y más precisamente en manos del editor (no hay que confundir a la persona natural con la jurídica, la editorial pone su sello y publica, el editor trabaja sobre el texto y establece las características físicas de la obra). Efectivamente la palabra editor es polisémica y tiene varios significados: entre ellos, el de editorial o impresión. Dejemos de lado la impresión, y vayamos a la edición, el proceso de trasformar un manuscrito en un libro. A través de la historia el libro ha ido cambiando de soporte de escritura: piedra, madera, barro, papiro, pergamino, masa de papel, pantalla de computadora, o e-book, y quién sabe qué otros soportes inventarán después. Lo que no cambia es la necesidad de crear y transmitir historias y conocimientos, y conservarlos; para que la memoria se mantenga, para que las ideas permanezcan en el tiempo. Construyendo Nuestra Interculturalidad. Nº5. Año 5. Vol. 4: 1-6, 2009 www.interculturalidad.org


3 Al comienzo les conté algo sobre Miraflores para que les pique la curiosidad y quizá investiguen más. Un pueblo sin memoria está condenado a cometer los mismos errores. Esto quiero aplicarlo también a la edición. Quiero que tengan curiosidad y sepan más sobre la edición. En edición, la producción de libros –que es su significado más amplio– evolucionó por siglos hasta lograr un alto grado de perfeccionamiento, a través de técnicas, procedimientos y códigos manejados por editores, generalmente dentro de una editorial. Y a veces, por comodidad, en el lugar de impresión. Desde que la edición en las copisterías o scriptoria, donde dedicados amanuenses dibujaban cada letra, quedaron obsoletas por la difusión de la imprenta y la producción en serie (llamada “edición en serie”, de ahí una de las confusiones del término), hasta 1985 (en que el Aldus Page-Maker empieza a usarse para la maquetación de textos o diagramación), la impresión había sido armada por montajistas, y revisada escrupulosamente por el editor. Pero la modernidad dio el primer KO a los montajistas, y la edición de obras impresas que había estado siempre en manos de editores, más o menos expertos, pero que conocían su profesión, dejó los claustros secretos del área editorial en manos de advenedizos que pensaban que editar era transformar un manuscrito en un libro a través de la diagramación. Esto no pasó, claro, en las grandes editoriales. La ironía está en que el oficio del editor, cuando está bien realizado, es imperceptible para el lector. Esto es, cuando un editor proyecta, organiza, dirige, prepara, supervisa y da a la imprenta un libro que sale bien; su trabajo no se nota, porque es lo que da armonía a la publicación. Algunos escritores tienen idea del trabajo de edición, pues según la época, han recibido las pruebas, galeras, los ozalid o plotter de sus obras, para revisarlas y corregirlas antes de la edición final y la impresión. Un libro necesita más que una idea, como aprendí en los últimos 21 años, requiere de profesionalismo, conocimientos y destrezas para llevar a cabo el proyecto editorial compuesto por procedimientos complejos, que incluyen el modelo editorial, el diseño la edición, la diagramación y la preprensa. Procedimientos que están, como en la manufactura, entre la materia prima y el producto final, y por eso no se ven. Otra ironía es que los errores que se ven en los libros son, justamente, los que no se llegaron a detectar después de revisar y corregir el texto y el estilo decenas de veces, o fueron cometidos con la edición cerrada. Puesto que un libro sin supervisión editorial tendría un rosario de errores, y no menos de una decena como hay en una edición profesional.

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4 (Quiero aclarar que la corrección de estilo se refiere al estilo editorial de la tipografía, la terminología, el uso y el diseño, y no al estilo literario del autor, porque la autora o el autor son sagrados, y no se debe cambiar una sola coma sin su consentimiento). El editor no era, ni es, un autor o un impresor (aunque puede serlo), el editor trabaja, generalmente, dentro de una editorial. Es como un director de orquesta, cuya presencia no advertimos cuando escuchamos música sin ver a los músicos, pero extrañamos al escuchar una orquesta sin su dirección. El trabajo del editor de libros se parece al del editor de cine (arte que ha tomado prestado el término). Para ser editor de cine necesitamos estudiar varios años, y hacer prácticas, muchas prácticas, lo mismo que para ser editor de libros. Quiero que noten que la edición de una película no viene encargada al camarógrafo… La pregunta es aquí: ¿por qué, entonces, salvo en las editoriales que conocen su oficio, en el Perú nos empeñamos en que los diagramadores editen los libros? Otra pregunta: ¿quiénes están a cargo de la edición de revistas y periódicos reconocidos del país? ¿Los diagramadores? La respuesta es obvia: “No, están a cargo del editor o editora en jefe”. El problema principal de las malas ediciones de libros en el Perú es el desconocimiento de los procedimientos editoriales, que no solo acarrea deficiencias en la publicación, también genera atropellos e injusticias que mellan los derechos de los autores, y de todas las personas y las empresas que trabajan profesionalmente editando libros y otras publicaciones. Los editores son, en primera instancia, los responsables de velar por los derechos de los autores. No estoy hablando solo de la apropiación ilícita de los derechos patrimoniales, sino también de los derechos morales, vulnerados cada día por el plagio, el desconocimiento de autoría, las publicaciones no autorizadas, el uso indebido de diseños e imágenes, el robo de propiedad intelectual, la mal llamada piratería, que es el robo del trabajo de toda la cadena de personas que intervienen en la producción de un libro, desde la creación hasta la puesta en venta; la piratería es un delito tipificado. Y el comprador, aunque no piense en eso, es cómplice en el robo de la propiedad intelectual, del diseño, del trabajo ajeno… La edición de libros de mujeres, específicamente la producción editorial, también está inscrita en lo que sucede en el campo de la edición en el país. Pero no voy a hablar de ello, porque mis compañeras de mesa tienen el tema bien cubierto. Ahora pasemos al segundo tema, la difusión de las autoras y autores peruanos en el extranjero. Donde también hablaré desde mi experiencia.

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5 Fue recién 1997, cuando ya sabía algo sobre edición –este oficio que nunca se termina de aprender– que me pregunté: ¿si yo trabajo en una gran editorial, por qué mis autores no se publican en el extranjero? Y ese es realmente otro cantar. Para responder hay que entrar en el mundo de la comercialización y el marketing, pero no el de la librería o de las importaciones y exportaciones –del que Gladys sabe y puede contar todo–, sino el de las representaciones, el de los agentes y agencias literarias. ¿Y qué es eso? Bueno, es algo tan sencillo como difícil. Si un autor o autora no tiene un agente literario o pertenece a una agencia no vende en el extranjero. Salvo en los casos específicos que el prestigio del escritor trascienda fronteras y vengan a buscarlo; pero eso demanda años. El boom de la literatura latinoamericana en Europa en los años sesenta va de la mano de una sola mujer: Carmen Balcells, la pionera, cuya agencia millonaria representa a Vargas Llosa y a García Márquez. Actualmente los derechos de autores hispanos se negocian principalmente en las plazas de España, México, Alemania y Estados Unidos. Sabiendo esto, hasta el año pasado, yo representaba en forma no oficial a algunos autores peruanos, porque no se puede llegar a una editorial extrajera sin un agente. Y ahora la pregunta millonaria: ¿por qué no hay agentes o agencias literarias en Perú? La respuesta es simple: porque la ley peruana no lo permite. No hay agentes ni agencias literarias, porque los únicos que podrían representar autores son las sociedades de gestión colectiva, entidades privadas encargadas de administrar los derechos exclusivos de propiedad, de representar los intereses de los autores afiliados, y de recaudar y distribuir los ingresos o regalías por derechos de autor de usuarios nacionales. Explícitamente, las SGC están constituidas para defender los derechos patrimoniales de los autores y titulares, y requieren autorización de la Oficina de Derechos de Autor del INDECOPI para su funcionamiento. Las SGC deben estar constituidas como asociación sin fines de lucro y reunir las condiciones para garantizar las disposiciones legales y asegurar una administración eficaz de los derechos de autor en el territorio nacional, además de tener contratos de representación recíproca con otras sociedades del exterior. (www.indecopi.gob.pe/ArchivosPortal/boletines/recompi/castellano/articulos/primavera2 007/TAVERA-ORE.pdf)

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6 Como comprenderán, dado que no hay una sociedad de gestión colectiva para autores peruanos de libros (solo de músicos y artistas plásticos) los autores peruanos con más prestigio recurren a las agencias extranjeras. Les aseguro que la solución para la difusión internacional está al alcance de nuestras manos, y es tan simple como que necesitamos constituir una sociedad de gestión colectiva de derechos de autores. Entonces, ¿qué debemos hacer para mejorar nuestras ediciones, y para que tengan nivel internacional? ¿Y cómo hacer para difundir nuestras obras y que nuestras autoras sean conocidas en el mundo? Les cuento una anécdota: en 2005 fui a Guadalajara con mis libros bajo el brazo y mi espada desenvainada. Quería saber por qué no compraban nuestros libros peruanos. Lo que pasó fue que en todas las editoriales me respondieron lo mismo: ¿quiénes son estos autores?, ¿qué han escrito?, ¿cómo se llaman?, ¿dónde están los catálogos? Nadie nos conocía. Y los más deseaban derechos exclusivos, que yo no podía negociar. El tema de la negociación es también largo, así que por ahora lo dejamos ahí. Bueno, para terminar solo me queda decir que es hora de acabar con la informalidad y salir en busca del conocimiento y el profesionalismo. Nada más fácil de lograr, solo nos falta aprender sobre edición, sobre publicación, sobre derechos de autor, sobre ley del libro y reglamentos; y especialmente, si queremos difundir nuestras obras y autores sin apelar a agencia extranjeras, debemos formar una sociedad de gestión colectiva de derechos de autor; y desde ahí actuar, sin olvidar lo más importante, un buen marketing. El mundo tiene que saber que el Perú tiene excelentes autoras y autores, de los que nadie oyó hablar fuera del país hasta ahora. Y ser profesionales, muy profesionales. Que, cuando queremos, sabemos ser tan buenos como el mejor. Muchas gracias

Cómo citar este artículo: Canessa, Alessandra. La edición en el Perú y la difusión de libros peruanos en el extranjero. Revista Electrónica Construyendo Nuestra Interculturalidad, Año 5,

Nº5, vol. 4: 1-6. 2009. Disponible en: http://www.interculturalidad.org/numero05/docs/1008Edicion_difusion_de_libros_peruanos_en_el_extranjero-Canessa,Alessandra.pdf

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