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Modernización urbana y de empresas locales

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1. Vista aérea del Estadio Ciudad de Mendoza (1976-1978). Ubicado al pie del cerro de la Gloria, aprovecha la topografía para su construcción. Calle Bajada del Cerro s/n, Ciudad de Mendoza. Organización: Ente Autárquico Mundial - eam 78. Proyecto arquitectónico: Estudio msgssv (Buenos Aires) - Flora Manteola, Javier Sánchez Gómez, Josefina Santos, Justo Solsona y Rafael Viñoly.

2. Afiche y calcomanía Mendoza, Subsede '78 para la Copa Mundial de Fútbol (1978). Serigrafía sobre pai, 35 x 25 cm; y sobre pvc adhesivo, 14 x 10 cm. Primer premio del concurso para la gráfica local del evento. Diseño: Gladys González y María Inés López. 3. Original de afiche Mendoza, Subsede '78 para la Copa Mundial de Fútbol (1978). Témpera y tinta sobre cartón, 55 x 37 cm. Segundo premio del concurso para la gráfica local del evento. Diseño: Gladys González y María Inés López.

Modernización urbana y de empresas locales

Tres goles contra uno. Así concluye el partido que enfrenta a las selecciones de San Rafael y de Mendoza, con la victoria del conjunto sureño. La disputa inaugura el estadio Ciudad de Mendoza (a partir de 1982, Malvinas Argentinas), construido para la Copa Mundial de Fútbol 1978 a los pies del cerro de la Gloria, en una hondonada natural dentro del parque General San Martín. Por su césped rueda, semanas después, la pelota Adidas Tango; en sus tribunas saltan hinchas con camisetas variopintas y accesorios del «Mundialito», ese pequeño gaucho ilustrado por el estudio de Manuel García Ferré, con inocultables similitudes a la mascota de México 1970.

El evento global trae aparejado un proceso de modernización necesario, sobre todo en las ciudades anfitrionas de los encuentros: Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario, Córdoba y Mendoza. Para recibir a los aficionados, se preparan aeropuertos, terminales de ómnibus, hoteles y espacios verdes. Si bien algunos de los recintos deportivos son restaurados, en la provincia cuyana se opta por levantar uno. El encargado de hacerlo, a partir de un anteproyecto del local Martín Abraham junto a otros profesionales, es el estudio porteño msgssv, de los arquitectos Flora Manteola, Javier Sánchez Gómez, Josefina Santos, Justo Solsona y Rafael Viñoly. Es la misma oficina que delinea la base de alta tecnología y corte moderno de Argentina 78 Televisora – Centro de Producción Buenos Aires, desde donde se transmite el espectáculo hacia el mundo entero.

Unificados en la totalidad de los campos de juego, el equipamiento y la comunicación están diseñados por el estudio mmb, bajo la dirección de Carlos Méndez Mosquera y Gui Bonsiepe. La premisa es lucir una estética internacional posible de fabricar localmente. Para esto, se plantea un sistema tipo meccano de fácil ensamblaje y de componentes estándares.

El equipamiento contempla tres grupos: butacas con estructura portante, mobiliario y elementos semiarquitectónicos. La materialidad es, en general, de hierro, madera y plástico. En el caso del asiento de las butacas, los habitáculos y los techos «patas de rana» de los sitios de espera, se usan prfv, pa6 y pvc.

Existe un código cromático para la zonificación espacial: a las autoridades se les asigna el azul; a los jugadores y los árbitros, el verde; y a los periodistas, el naranja. En tanto, el amarillo indica los accesorios y el gris, los núcleos de servicio.

La señalización está resuelta con el sistema Puntograma, constituido por soportes de chapa perforada y botones plásticos, que apela al recurso del puntillismo para la configuración de mensajes. Tanto los pictogramas como las palabras parten de un manual de normas formulado por Gustavo Pedroza y un equipo integrado en su mayoría por egresados de la Universidad Nacional de La Plata (unlp). Cada sede tiene su emblema: Córdoba, las sierras; Mar del Plata, el mar; Mendoza, un racimo de uvas.

En cuanto a la marca, en 1973 se oficializa una diseñada por Guillermo González Ruiz y Ronald Shakespear, basada en un juego óptico de tramado lineal que emula un balón. Pero dura un año: sin argumentos claros, el isologotipo es sustituido por

uno de dos brazos –o banderas argentinas– agarrando una pelota, perteneciente al empleado de la Secretaría de Deportes y Turismo Juan Riera.

Los afiches se concursan. Tras quedar desierto el primer certamen nacional, el Ente Autárquico Mundial 78 (eam) organiza otro cerrado, del que participan solo González Ruiz, Rubén Fontana, Nicolás Jiménez, Héctor Romero y Eduardo López. A este lo gana el último, de 29 años, profesor externo de la carrera de Diseño de la uncuyo, además de director de Diseño del estudio Unit –de Frank Memelsdorff–, exdiseñador del Centro Editor de América Latina (ceal) y exjefe de Diseño de Ediciones Summa en Buenos Aires.

El autor recurre a efectos visuales con formas superpuestas verdes, celestes y naranjas que dan contorno y volumen a los cuerpos. La imagen proviene de una fotografía donde hay dos hombres, uno con sus manos elevadas y otro sujetándolo por la cintura. Esta remite al festejo de un gol, pero luego tomará otra interpretación: la del gesto ante la palpación de las fuerzas de seguridad, corriente por esos días. La influencia ditelliana del trabajo es clara. A ello contribuye la beca otorgada a López en 1972 para asistir al Taller Superior de Diseño Gráfico del Centro de Investigaciones en Comunicación Masiva, Arte y Tecnología (cicmat), en el Teatro Municipal General San Martín porteño. En sus clases dictan los principios del Departamento de Diseño Gráfico del Instituto Torcuato Di Tella, dirigido por Juan Carlos Distéfano hasta su clausura en 1970.

En tanto, la dupla conformada por Gladys González y María Inés López, recibidas del dd de la uncuyo, obtiene el primer y segundo premio por el póster de la subsede Mendoza. El motivo elegido –con una pelota celeste y blanca y un racimo de uvas como símbolos primordiales– se implementa en adhesivos y en cartelería.

Ahora bien, el repertorio visual del campeonato no acaba aquí. Mientras que en Argentina la euforia del fútbol y las inversiones millonarias desvían la atención sobre el proceder del aparato represivo gubernamental, del otro lado del océano Atlántico, especialmente en Francia y Alemania, grupos de izquierdistas europeos y de argentinos exiliados invitan a detener el Mundial. Sus denuncias se consuman en carteles que aluden de manera directa al terrorismo de Estado. «No al fútbol en medio de los campos de concentración», dice uno de los afiches distribuidos por el coba (Comité de Boicot al Mundial de Fútbol en Argentina), que reemplaza las banderas de la marca oficial por postes con alambres de púas. El colectivo parisino «Pintores antifascistas», del que participa el artista Julio Le Parc, también produce carteles para visibilizar la violación de los derechos humanos en Latinoamérica. Aunque no frenan la competencia, las acciones alertan a la prensa extranjera, todavía, sin imaginar que la final –que sella el triunfo del equipo local– se juega a solo 20 cuadras de la Escuela de Mecánica de la Armada (esma), un centro clandestino de detención.

Al término del evento, muchas de las edificaciones son refuncionalizadas. Así, por ejemplo, el predio televisivo ubicado en la av. Figueroa Alcorta 2977 de Buenos Aires pasa a ser de Canal 7 –desde 1979, Argentina Televisora Color (atc)–. En Mendoza, con el correr de las décadas, el mobiliario finaliza en entidades como la Facultad de Artes (fa) de la uncuyo, el Centro de Congresos y Exposiciones Gobernador Emilio Civit y distintas escuelas provinciales.

4-5. Maqueta en escala 1:25 y pieza a tamaño real para matricería del Monumento a la Virgen María (1983). Figura de hormigón armado, desarrollada con moldes multipartes en posición horizontal y elevada con grúas. Tiempo de ejecución: cuatro meses. Primer premio de un concurso organizado por el Arzobispado de Mendoza en el marco de la realización en la provincia del Congreso Mariano Nacional (1980). Predio de la Virgen, Guaymallén. Cálculo ingenieril: Carlos Baccarelli. Colaborador técnico: Carlos Arabel (der.). Diseño de la pieza y del proceso constructivo: Ramón Villarroel (izq.).

En esos años, a escala urbana se mejoran los canales de ingreso a la ciudad capitalina y las redes de transporte público, atrasados en relación a la expansión demográfica. En 1977 se abre el nudo de enlace de los accesos Sur y Este de la autopista, en Guaymallén. Allí mudan el Monumento al cóndor andino, hasta entonces emplazado a pocos metros. Un cóndor que no es uno, sino dos: en la base, el original, de 1958 y corte abstracto geometrizado; sobre este, un ave realista esculpida por el catalán Juan Cardona, puesta por las autoridades varios años después para «clarificar» el concepto y sortear equívocos.

Casi al frente, en 1983 instalan el Monumento a la Virgen María, un diseño perteneciente a Ramón Villarroel, ganador del Concurso del Arzobispado de Mendoza en el marco del Congreso Mariano de 1980. Según el autor, su aspecto nace de manera casual, cuando curva una cinta métrica metálica. Una vez maquetado en madera y corregidos algunos detalles formales, demanda cuatro meses de construcción. Los 18 m de altura lo obligan a alquilar un galpón, donde arma el modelo en tamaño real con telgopor y papel para generar la matricería en prfv. El hormigonado tarda 12 horas; con 32 toneladas y una base de 120 toneladas, erguirlo requiere el uso de dos grúas. El resultado es un trazo continuo de lenguaje depurado y ligereza visual. En 1987, el papa Juan Pablo II oficia una misa para 400.000 personas con la Virgen de fondo.

Con materiales industriales y sin los condicionantes del diseño, la experimentación plástica de Villarroel deriva en otras representaciones escultóricas y cinéticas, como la obra Alma de acero (1970), enclavada en Godoy Cruz. Los conocimientos absorbidos

en su carrera de diseñador son aplicados en la etapa de fabricación y de montaje: evaluación de la resistencia constructiva, creación de moldes desmontables a gran escala y logística.

En pleno auge comercial, a la par que el Canal 7 local emite los novedosos anuncios en colores, en la Ciudad de Mendoza brotan nuevos emprendimientos y los históricos corredores, como la Galería Tonsa, son remodelados y ampliados. En 1978 inaugura la Galería Caracol, un proyecto de Rafael Reina reconocible por la rampa helicoidal que une sus pisos. Al aire libre, el Paseo Peatonal Sarmiento (1989), ideado por Silvia Ariza, María Eugenia Bargna, Héctor Carubín, María Torres y Carlos Martín, renueva la fisonomía y vitaliza el epicentro metropolitano. El ambicioso plan conecta con pérgolas y canteros la plaza Independencia –la principal– con la avenida San Martín, una de las arterias más transitadas. La restricción del tránsito vehicular en las tres cuadras promueve el surgimiento de cafés y negocios bajo una vegetación tupida, a la vez que revaloriza los inmuebles patrimoniales.

El equipamiento urbano no escapa a la tendencia modernizadora. En 1986, la Municipalidad de Mendoza lleva a cabo un concurso para el diseño de papeleros públicos con superficie apta para publicidades. El jurado –integrado por Juan José Lemos, director de Obras Municipales; Tomás Navarrete, del Departamento de Planeamiento Físico; Carlos Andía, de la Sociedad de Arquitectos de Mendoza (sam); y Rolando Espina, presidente de la Asociación de Diseñadores del Oeste Argentino (adioa)– elige el proyecto de Daniel Giménez y Marina Layera. Para evitar vínculos indeseables entre el residuo y el mensaje publicitario, reinterpretan las condiciones y desarrollan un papelero y una cartelera independientes. Su aspecto geométrico –logrado con perfiles de acero, chapas, mallas metálicas y vidrios– se despega de la arquitectura tradicional circundante.

Para el cartel entregan dos opciones: una simple y otra iluminada. La morfología y los colores del cesto –una flecha ascendente amarilla y gris– son propios de la señalización vial y sirven para informar el sentido de las calles. Se pondera la facilidad de retiro de las unidades para su reparación –el abulonado al piso permite extraerlas sin romper la vereda– y de vaciamiento del contenedor con un mecanismo pivotante. Vale decir, como nota al pie, que el diseñador japonés Shigeo Fukuda elogiará su diseño durante una visita en 1991.

De igual modo, la renovación se extiende a la gráfica territorial. Alentadas por mostrar sus particularidades, muchas jurisdicciones gestan una imagen que las distinga: una marca-región. Si de destinos se habla, ya no todo pasa por el conglomerado capitalino. La ejecución de obras estatales y privadas de envergadura aumenta las oportunidades económicas y consolida como polos turísticos, comúnmente, pero también comerciales, industriales y culturales a disímiles zonas con potencial.

En la cordillera de los Andes, la geografía montañosa y las frecuentes nevadas estacionarias viabilizan la apertura de los centros de esquí Los Penitentes (1979) –en las Heras, a 4 kilómetros del cerro Aconcagua– y Las Leñas (1983) –en el valle homónimo, en Malargüe–. Sus inversores son de Buenos Aires, así como quienes diseñan las marcas: González Ruiz concibe la primera y Víctor García, la segunda.

6. Papelero y cartel publicitario para la Municipalidad de Mendoza (1986-1987). Chapa y malla metálicas, sujeción por bulones. El cesto permite pivotar su contenedor para la descarga de basura y la evacuación de líquidos y el cartel posee iluminación interna. Con rasgos posmodernos, las piezas resaltan la renovación urbana. Primer premio del concurso para vía pública organizado por el municipio. Diseño: Daniel Giménez y Marina Layera.

7. Marca Secretaría de Turismo para el Gobierno de Mendoza (1981). Diseño: Síntesis Diseños – Luis Sarale. 8. Marca Ciudad en flor para la Municipalidad de Mendoza (1987). Director de Prensa: Augusto Peterle. Diseño: Ricardo Cangialosi. 9. Marca Corazón de Mendoza para la Municipalidad de San Rafael (1984). Diseño: Centro de Diseño – Hugo Malano. 10. Marca Secretaría de Turismo para el Gobierno de Mendoza (1991). Diseño: Síntesis Diseños – Luis Sarale. 11. Marca Centro de esquí Los Penitentes (1979). Diseño: Guillermo González Ruiz (Buenos Aires). 12. Marca Centro de esquí Las Leñas (1983). Diseño: Víctor García (Buenos Aires). 13. Marca Pentatlón para la Municipalidad de San Rafael (1988). Diseño: Patricia Allemandi, Daniela Piano y Silvia Yannelli. 14. Marca Dirección de Tránsito y Transporte para el Gobierno de Mendoza (c. 1973). Diseño: Tomás Salvador Alarcón. 15. Marca Empresa Provincial de Transporte Mendoza para el Gobierno de Mendoza (c. 1980). Diseño: Tomás Salvador Alarcón. 16. Marca Instituto Nacional de Vitivinicultura (década del 70). 17. Marca Obras Sanitarias Mendoza para el Gobierno de Mendoza (1981). Diseño: Proyección Diseños – Gladys González y María Inés López. 18. Marca Energía Mendoza para el Gobierno de Mendoza (1981-1982). Diseño: Publicidad Sarmiento. Racionalización: Cristina Arredondo. 19. Marca Instituto Balseiro para la uncuyo y la Comisión Nacional de Energía Atómica (1977, Río Negro). Diseño: Alberto Arias van Lierde y Raquel Perales. 20. Marca Centro Regional de Investigación, Ciencia y Técnica para el Conicet (1981). Diseño: Susana Farías. 21. Marca Facultad de Artes para la uncuyo (1980). Diseño: Carlos Gómez. Para el complejo malargüino, además de la imagen principal –un sol personificado con bufanda y gafas de nieve–, García desarrolla un sistema de submarcas con cada servicio ofrecido. En la Ciudad de Mendoza, crea también el alfabeto pictográfico del negocio Rezagos del Ejército, dedicado a la venta de artículos de camping.

Más allá de su cometido promocional, cada planteo de identidad visual implica el ordenamiento de los signos, los mensajes públicos y los soportes dentro de las localidades. Valga por caso San Rafael, segundo núcleo urbano de la provincia. Conjuntamente con sus atractivos naturales, la construcción de infraestructura de aprovechamiento hidroeléctrico, como el sistema Los Nihuiles, el embalse Agua del Toro, la represa Los Reyunos y el dique El Tigre, empieza a atraer a miles de visitantes anuales. Esto empuja en 1984 al lanzamiento de una campaña con el eslogan «San Rafael, corazón de Mendoza», acompañado de un sistema integral de comunicación realizado por Hugo Malano, jefe de Equipamiento y Comunicación Visual de la Cámara de Turismo departamental. Su marca se implementa arquigráficamente en el acceso norte de la ciudad –aún en vigencia– y da origen a numerosas ediciones publicitarias.

Malano, que comienza sus estudios en la uncuyo y los concluye en la unlp, dirige el estudio Centro de Diseño, fundado poco después de capacitarse en Italia. Con este resuelve encargos privados, como la marca y la adaptación de las especialidades y los servicios hospitalarios de la Policlínica Privada de San Rafael (1984-1985), el isologotipo del Club Andino Malargüe y la gráfica para un complejo de comidas rápidas y canchas de paddle. Sin embargo, su mayor campo de acción es el negocio familiar Avícola Malano, para el que crea las plantas semiautomatizadas de procesado de alimentos con innovaciones prácticas como Movícola, la unidad móvilpara transportar, extraer, limpiar y desinfectar recintos de aves.

Por iniciativa de José «Tico» Russo, en 1987 San Rafael pone en marcha la primera edición del Pentatlón Argentino. La travesía que les espera a sus 58 atletas es ardua: 6 kilómetros de windsurf en las aguas del embalse El Nihuil, 40 de motociclismo en las arenas de El Nihuil, 18 de kayak en el río Atuel, 24 de ciclismo por las rutas de entrada a la ciudad y 7 de pedestrismo por las calles céntricas. Para la imagen de la competencia, Patricia Allemandi, Gabriela Piana y Silvia Yannelli se valen de la representación de instantes de las historietas: fusionan la palabra «Pentatlón» con viñetas en las que transcurren cada una de las actividades.

Recién en 1987, la Ciudad de Mendoza –por entonces, Mendoza a secas– adquiere su primera marca: la «Ciudad en flor». «Mendoza es una flor en el desierto...», dice la invitación a la asunción del intendente Víctor Fayad. En la propaganda está el isologotipo, una flor que brota entre dos letras «M» coloreadas en degradé, desde el verde al azul –las montañas y el agua–. La composición sintetiza el concepto de un oasis, ese antiguo desierto transformado en una postal arbolada que es, por cierto, la ciudad. En términos partidarios, apunta a diferenciarse como la única municipalidad a cargo de la Unión Cívica Radical entre cinco peronistas.

La idea es de Augusto Peterle y Jorge Sosa, especialistas en comunicación que coinciden en su anterior paso por la agencia de publicidad Huarpe. Quien la concreta es Ricardo Cangialosi, un ilustrador que viene de trabajar en una campaña

FACULTAD DE ARTES

departamental educativa con la animación del «Mendocito» o «Municipalito», un niño que siempre saca la basura en horario, levanta el excremento de su perro Fido y se porta como un vecino ejemplar.

A través de stencils, el signo avanza sobre las paredes blancas de los baldíos. En simultáneo, se sanciona una ordenanza para recuperar la paleta cromática de la Mendoza antigua y prohibir pintadas callejeras y políticas. El impacto mediático reside en su novedad. Hasta ese momento, la mayoría de los mensajes en la vía pública es de índole comercial o privada. La invasión de flores cala en el orgullo del mendocino; tanto, que su uso es continuado por el siguiente intendente, Roberto Iglesias. De esta manera acontece algo inusual: una marca-gestión supera su cometido preliminar y se establece como una marca-ciudad.

Otro de los diseñadores con fuerte injerencia en la comunicación estatal de la época es Luis Sarale, desde su estudio Síntesis Diseños. Su primer encargo data de 1981, con la creación de la identidad visual para la Secretaría de Turismo provincial. La propuesta consta de un isotipo –un sol y una montaña nevada que cambian sus colores con las estaciones– y 30 pictogramas que refieren a actividades y sitios claves. El sistema, pensado para la promoción y la señalización de lugares turísticos, es aplicado a carteles, afiches, catálogos y documentos; y en 1987 se publica en la revista internacional Novum Gebrauchsgraphik, junto a trabajos de Fontana y de otros referentes del diseño gráfico argentino. En la década del 90, Sarale renovará la marca de la dependencia con los mismos elementos naturales como ejes de la idea.

También delineado por Sarale, Un plan de gobierno para todos los mendocinos (19871991) reviste un ejemplo en la órbita política. Es la presentación en formato editorial de los propósitos de gestión del candidato a gobernador justicialista José Octavio Bordón. El popularmente denominado «Libro verde de Bordón» se destaca tanto por lo inédito de la estrategia como por las características formales del manual, que apela a la pregnancia mediante el uso de colores plenos y figuras simples.

Desde fines de los años 70, la administración nacional emprende un programa de descentralización de servicios hacia las provincias. En 1980 le transfiere la provisión de agua potable y saneamiento al gobierno mendocino, y se crea Obras Sanitarias Mendoza (osm). Gladys González y María Inés López son las artífices de la marca, que acude al desfasaje de líneas y el uso de dos tintas –celeste y negra– para transmitir un efecto de ondas líquidas.

La reestructuración de las líneas de transporte tiene su correlato en el reemplazo de las marcas afines. En este caso, Tomás Salvador Alarcón ejecuta dos de las más memorables: la de la Dirección de Tránsito y Transporte (c. 1973), con un juego de flechas viales; y la de la Empresa Provincial de Transporte Mendoza (c. 1980), que en el 2000 Eduardo López rebautizará como «El Trole» con un signo reformulado.

Resulta interesante la penetración de esta clase de imágenes empresariales en el espacio público: se tornan omnipresentes, pues no solo acaparan grandes cartelerías o la señalética dentro de las firmas, sino que se apoderan del exterior de los vehículos, las tapas de acceso a los servicios, los medidores y hasta las baldosas hidráulicas que señalan la existencia de un conducto inferior.

La ola del diseño también empapa la gráfica del sector privado. El nacimiento del supermercado Vea en 1974 consolida esta tipología de almacenes. Inicialmente, Vea tiene como emblema un superhéroe secundado por una escueta variedad de anclajes tipográficos. Tras un crecimiento sostenido, a principios de los 90, Amalia Roca rediseñará y sistematizará la identidad de la compañía para sus 40 sucursales, incluido un hipermercado en San Juan. Para ello redactará un manual de uso destinado a las secciones de compras, los productos genéricos propios y los servicios de atención.

La propagación de dichas tiendas acarrea un desafío marcario: el trazado de una estrategia para diferenciarse o para emular al competidor en las góndolas. En esta «batalla», donde el envase debe resolver una función determinada pero también expresar un valor simbólico, es notoria la tarea del estudio Proyección Diseños (19751983), de Gladys González y María Inés López. Su destreza en el campo visual toma cuerpo en un sinfín de trabajos para firmas locales de consumo masivo, entre estas, las etiquetas de la mítica cerveza Andes y la imagen del primer vino de Bodegas y Viñedos Giol certificado por la Bolsa de Comercio de Mendoza. En otra faceta de su actividad, son convocadas para capacitar a los comerciantes en el armado de las vidrieras.

En 1977, toman contacto con la alimenticia Isidro Peña para el rediseño de la gráfica de sus envases, lo que constituye el inicio de un vínculo que López continuará por más de 40 años. De manera independiente, González gesta la comunicación de empresas vitivinícolas como La Agrícola; y López resuelve la identidad corporativa de la compañía de transporte de pasajeros Andesmar, aplicada en los chasis de las unidades, los estands, las oficinas de las terminales y la papelería.

Aún a la espera de las multinacionales, aparecen emprendimientos criollos de comida rápida. En 1986 abre el primer local de Mr. Dog, una panchería que luego se convertirá en cadena, reconocible por su impronta pop y el perrito hambriento de su isologotipo, dibujado por Cangialosi.

En San Rafael, la oficina Publicine ejecuta spots publicitarios, piezas gráficas y una guía comercial. Asociado a esta, Armando Rodríguez ilustra clásicos de la época, como la sidra Rama Caída y el vino Pico de Oro. Un trabajo singular es la marca de Cable Televisora Color (ctc), que imita la de atc por pedido del comitente.

Todo un ícono de la indumentaria, la tienda The Sportsman le encomienda su comunicación integral a Ricardo Colombano –quien primero la desarrolla junto a Sarale desde Síntesis Diseños y, después, de forma individual–. «La audacia de la búsqueda y la perfección de lo clásico», reza uno de sus afiches, una frase que bien podría condensar el espíritu del período: una puesta al día que no deja de lado las costumbres y los usos mendocinos.

«Es preciso dejar en claro una realidad: el diseñador no es un profesional caro; sus honorarios están muy de acuerdo con lo que brinda. Creemos que en Mendoza toda empresa mediana o grande tendría que contratar a un diseñador para su plantel», afirma el docente de la uncuyo Ricardo Blanco en el diario Los Andes en 1977. Esta demanda, como puede concluirse a partir del panorama descrito, logra su cometido. En cada caso, es notable cómo la disciplina alcanza una profesionalización rentable, a la vez que se cuela en los intersticios del paisaje urbano y del inconsciente colectivo.

22. Etiqueta de cerveza Andes para Cervecerías de Cuyo y Norte Argentino (1979). Offset y stamping sobre papel ilustración. Primer premio del concurso para el desarrollo de una línea de productos, implementación y control de producción. Diseño: Proyección Diseños – Gladys González y María Inés López. 23. Afiche 3º Fiesta Provincial de la Cerveza para Cervecerías de Cuyo y Norte Argentino y la Municipalidad de Godoy Cruz (1980). Offset cuatricromía sobre papel ilustración, 54 x 36 cm. Gráfica aplicada en tríptico y banderines. Diseño: Proyección Diseños – Gladys González y María Inés López.

24. Afiche Arriba el telón para The Sportsman (1979). Serigrafía a tres tintas sobre cartulina, 100 x 70 cm. Campaña para presentación de temporada. Se publica como aviso en el diario Los Andes. Diseño: Síntesis Diseños – Ricardo Colombano y Luis Sarale.

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