El alivio del hambre ¿La Cruzada Nacional? Por Jorge A. Ramírez Cortés1
Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre – Leon Tolstoi Con un presupuesto de $30mil 600millones de pesos el gobierno de México comienza su nueva cruzada contra una de las peores enfermedades de la sociedad: el hambre. Para el país, esta lucha no es nueva. De Solidaridad a Progresa-Oportunidades la pobreza siempre ha sido (raquíticamente) atendida. El panorama futuro no brinda una vista agradable, ya que si bien el problema será atendido por un gasto público focalizado, no brinda nada nuevo bajo el sol. Esta nueva cruzada nacional contra el hambre parece más bien un producto reciclado y procesado de los mismos programas existentes. A pesar de los objetivos que han sido señalados en el plan y que han sido difundidos a lo largo y ancho del país, aún quedan muchas dudas y fantasmas del pasado que permiten a la incredulidad abrirse paso ante la cruzada. Entre las mayores dudas se encuentra la de aumentar la producción de alimentos. Otros sexenios se ha tratado de elevar la producción agrícola (de parte de los gobiernos federales y estatales) sin un resultado extraordinario. Ese México de la década los 70’s y 80’s que era incluso uno de los líderes exportadores de maíz sólo queda en los libros de historia, ya que actualmente la producción agrícola se destina a productos más redituables como el sorgo, trigo y café. El plan nacional sólo menciona efusivamente que hay que aumentar la producción de alimentos, pero no presenta un plan o siquiera una guía del camino a seguir. Sin embargo, y en un pensamiento reflexivo, aún habiendo un plan estratégico para aumentar esta producción, sería el propio modelo económico mexicano el que pondría un freno importante a los pequeños productores, que a la larga se verían forzados a competir con las grandes empresas beneficiadas del modelo neoliberal y terminarían por desistir o ser absorbidos. Es así que la cruzada nacional contra el hambre no llega al punto toral de la pobreza en México. Más bien la reconoce como un estado de emergencia, al cual hay que aplicar una especie de plan de respuesta inmediata DN-III, lo cual no es para nada malo, pero tampoco resuelve o llega a cambiar el problema estructural de la pobreza en México. Con este simple programa no se puede revertir lo que la propia economía ha estado propiciando desde hace décadas. Con este botón de emergencia se busca aliviar, efímeramente, los problemas que los precarios salarios 1
Lic. en Economía (ITESM-CEM)
y la falta de trabajo han ocasionado. Y parece ser que el emprendimiento social detallado en el programa tampoco verá un pago redituable en el futuro, ya que se ha dejado fuera de esta cruzada a sectores productivos que son capaces de generar riqueza y empleo. Aquellas comunidades verán un alivio temporal del hambre gracias a las transferencias del gobierno, haciéndolas aún más dependientes del gasto de gobierno. En principio, la cruzada nacional contra el hambre suena prometedora, sin embargo, es un plan que no aliviará el problema estructural de la pobreza en México y es algo que debería buscar incluirse en esta cruzada. De lo contrario, estaremos ante un programa que requerirá de cada vez más recursos, insostenible al largo plazo y sin nada anteriormente probado en la economía nacional. Bibliografía: Presidencia de la república. (2013). Cruzada Nacional contra el hambre. Recuperado de http://cruzadacontraelhambre.gob.mx