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Legalmente ilegítimo
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Estuardo Porras Zadik5 elPeriódico
Aunque el presidente Jimmy Morales en avanzada felicita el ilegítimo triunfo de un futuro dictador en Honduras, una abrumadora mayoría –intelectuales, tanques de pensamiento y colectivos sociales– se pronuncia a favor de la democracia y en contra de un claro golpe de Estado.
La tan invocada Venezuela se acerca a nuestras tierras, como bien lo vaticinó la minoría que defiende el statu quo. Dictadura es dictadura y la misma no respeta ideologías; las hay de extrema derecha como las hay de extrema izquierda. Nicaragua, la excomulgada por los Estados Unidos de América ya no está sola, y hoy cuenta con un vecino que pretende seguir los pasos del excomandante sandinista –convertido hoy en capitalista–, Daniel Ortega. Así es esto de la política y la manipulación de las masas. Aunque la vida nos ha regalado el poder de la historia, supuestamente para aprender de ella y no repetirla, estamos condenados al olvido selectivo y hemos permitido que nos engañen los falsos profetas, a quienes luego convertimos en reyes: las monarquías de la dictadura.
Solo espero que este tan desafortunado acto de sicariato a la democracia, no sirva de catalizador para envalentonar al ya reconocido e identificado “pacto de corruptos”, aquí en Guatemala. El silencio rotundo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de las voces tradicionales en temas geopolíticos, es alarmante y extremadamente confuso. ¿Están a favor de las acciones llevadas a cabo por el gobierno del presidente Hernández?
5. Publicado el 12 de diciembre de 2017. Disponible en: https://elperiodico. com.gt/opinion/2017/12/05/legalmente-ilegitimo/
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¿Podemos interpretar su silencio como una bendición al golpe de Estado? De no ser por la voz de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), con este silencio desalentador se está permitiendo que se atente en contra de la democracia, a favor de la corrupción y la impunidad. Mensaje muy confuso en tiempos en los que los guatemaltecos, en su gran mayoría, hemos apoyado una titánica lucha para erradicar estos males.
La minoría que lucha por mantener intacto el statu quo en Guatemala, podría encontrar un nuevo respiro en este aparente apadrinamiento, por parte de los sospechosos habituales de las altas esferas de la política internacional. Con su silencio permitirían la continuidad del gobierno del presidente Hernández, al perpetuarse en el poder con un golpe de Estado de apariencia legal, pero rotundamente ilegítimo. Aún está por verse cuál será el efecto en las democracias de la región, ¿con qué grado de seriedad abordarán el combate en contra de la corrupción y la impunidad los líderes de los países vecinos? ¿Saltarán envalentonados los caudillos, con el apoyo de una diplomacia rancia y conspiradora, y de los financistas cooptados por el miedo, pensando que el camino de lo ilegítimo es viable?
Hoy, más que nunca, necesitamos de la voluntad política del amigo país del norte para sellar, de una vez por todas, un pacto en contra de la corrupción y la impunidad. Su voz y postura tendrá el poder de inspirar a quienes luchamos por la democracia y el desarrollo del Triángulo Norte de Centroamérica, o de envalentonar a quienes luchan por perpetuarse en el poder y continuar sometiendo a nuestros países al subdesarrollo.