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elPeriódico
Dar testimonio de la verdad: la carta de los obispos
Edgar Balsells elPeriódico3
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En relación a lo moral, y las posturas en la modernización del Estado y la sociedad, se conjugan un racimo de ideas desde las de carácter teológico hasta posturas laicas que nos ayudan a entender la denominada posmodernidad, con la ayuda de la filosofía moral; y en lo que respecta a nuestro entorno inmediato, la preocupación que priva es por el despeñadero al que vamos, oscurecido por la violencia cotidiana, la mediocridad dirigencial y la desesperanza.
Y es por ello que caen como anillo al dedo los juicios de los obispos de Guatemala quienes empiezan apostillando en el evangelio según San Juan, y particularmente un pasaje que es sintomático para el momento actual: cuando Jesucristo es interrogado por Pilato, luego de su apresamiento por los poderes fácticos judíos que temen que el rebelde mesiánico moleste al imperio dominante y cuestione los dogmas de los fieles creyentes de la vieja época.
Y luego al referirse a los lázaros, tenemos que ver a su contracara, los poderosos, los avariciosos, tan bien advertidos en el evangelio de San Lucas (16;19-31) quienes ignoran a los muy humildes y hasta menesterosos, los tienen a su lado, pero los ven o no los quieren ver y hasta rezan por ellos pero solo de palabra, porque buscan tan solo su interés personal. La parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, me dice alguien muy querido que sabe de esto, es aleccionadora en el mensaje de los Obispos.
3. Publicado el 24 de enero. Disponible en: https://elperiodico. com.gt/opinion/2018/01/24/dar-testimonio-de-la-verdad-la-cartade-los-obispos/
La enseñanza social de la Iglesia es fundamental en el momento actual y ello recoge las bellas palabras, muy bien escritas desde Rerum Novarum hasta Laborem Exercens y Laudato si’, pasando por supuesto por Mater et Magistra de Juan XXIII en donde se explicita claramente la misión de los gobernantes, que es la de garantizar el bien común exigiéndose con insistencia que estos ejerzan en el campo económico una acción multiforme mucho más amplia y ordenada que antes y ajusten las instituciones y cargos públicos a tal cometido. ¡Qué tal!
¿Por qué apelar a la fuerza moral, por qué liderar el desarrollo y buscar rumbo?, ya hace algún tiempo, el 16 de noviembre pasado, para ser más exactos, el denominado Grupo G4 que incluye dentro del mismo a la alta jerarquía de la Iglesia Católica había mencionado en un comunicado intitulado De la palabra a la acción: Reflexiones sobre la vida material de los guatemaltecos, la necesaria apelación a lo moral y lo espiritual, subrayando la preocupación especial por los pobres, por los que sufren, por los que tienen hambre y sed, pero también por los misericordiosos y los pacificadores. Ese mensaje moral en tal oportunidad prevenía de los falsos profetas, aconsejando que “por sus frutos los conoceréis”, y concluía “todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos”.
Pero ¿cómo puede reaccionar un Estado que, a pesar de los avances democráticos, todavía adolece de una notable representatividad en términos de mujeres, jóvenes, indígenas, y de fuerzas políticas de indignados, que hoy están al acecho hasta del desahucio de viviendas o de los despidos laborales injustificados, o de la falta de la seguridad social y la previsión que ordena la propia Constitución Política de la República?
Autores laicos de la posmodernidad muy bien desembocan también en estos desconciertos, y es que pareciera que la esfera de lo estatal es permeada por intereses privados individuales, irrumpiendo sobre todo los símbolos del dinero y el poder, incluso el dinero mal habido y el poder falto de mérito.