Football Underground 13

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Entrevistas Wembley Connection De Gamper a Xavi El gol de Grosso Tiempos de peseta, fútbol de oro La pelota no se mancha France, the place to be Infierno turco Historias del Fútbol Desde el banquillo De tierras que quieren volver a ser El ojeador Con la colaboración de: Jose Antonio Martín ‘Petón’ Ignacio Diaz Guerra


Índice Gracias Luis

5

Entrevista a José Antonio Martín ‘Petón’

8

Entrevista a Ignacio Díaz-Guerra

10

Wembley Connection

14

El gol de Grosso

20

Historias del fútbol

26

Desde el banquillo

30

Tiempòs de peseta, fútbol de oro

42

Infierno turco

48

La pelota no se mancha

56

France, the place to be

60

De tierras que quieren volver a ser

62

De Gamper a Xavi

68

El ojeador

72


Gracias Luis Texto de Irati Prat @iratipdp21

Mentir es de cobardes y Luís no mentía. El peor homenaje sería hacerlo ahora, sincerémonos.

Yo no era de Luís porque era raulista. Mi primer recuerdo futbolístico es ver a Raúl González Blanco recorrer con el balón pegado a la bota más de la mitad del Parque de los Príncipes para después, con su habitual regate futsalero, superar a Cañizares y anotar otro gol para el Real Madrid en aquella final que suponía la Octava. Crecí por lo tanto en un universo en el que Raúl era el líder todopoderoso de un Madrid de los Galácticos que no ganaba, de una España que no pasaba de cuartos con el siete portando el brazalete. No concebía otra cosa por entonces. No un fútbol sin Raúl. No un equipo al que yo apoyara.

Es cierto que recuerdo imágenes del Mundial de Corea y Japón pero no con tanta nitidez como el de Alemania. Aquella eliminatoria ante Francia, aquella eliminación. Luís estaba cambiando poco a poco el equipo. Sacrificando las vacas que para mí y para la mayoría de los españoles eran sagradas. Creo que fue la primera gran revolución de mi aún imberbe vida. Con aquello que algunos tildaron de fracaso llegaron las críticas, las portadas pidiendo cabezas, pero Luís se mantuvo. Llegó también aquella derrota en Belfast, tenía once años. Le eché toda la culpa a Luís Aragonés e incluso secundé los gritos que exigían su despido. Se lo pensó quizá. No abandonó. Y entonces dije adiós a Raúl. A la imagen tan común de verle vestido de rojo que poco a poco fue desapareciendo de mi mente. Empezaron a llegar aquellos a los que llamaban bajitos o jugones como si del ejército de no muertos que encabeza Aragorn en el asedio de Minas Tirith se tratase. Luís lo había confiado todo a ellos, como hiciese Gandalf en aquella batalla. Ambos sabios. Ambos no se equivocarían. Hace unas semanas me desperté cuando ya la

luz entraba fuerte por la ventana. Saque la cabeza de entre las almohadas y miré el móvil. Efectivamente, era bastante tarde pero bueno, no tenía prisa. Abrí Twitter y vi que Luís Aragonés había fallecido aquella mañana. Ya había mandado el correo a los redactores para este número, un número que iba a ser normal, hasta aquella mañana. No será el mejor de los homenajes, pero es lo máximo que podemos darle.

Dudé de Luís. Culpé a Luís. Aprendí de Luís. Como dijiste, como eras, siempre de cara. Gracias Luís. ‘Máteme usted, pero no me mienta’


Especial Luis AragonĂŠs


‘’El deporte se divide en dos: el fútbol y el resto’’


Click en la imagen para escuchar el audio

Entrevista a Jose A

Entrevista a Jose A


Antonio Martín ‘Petón’

Entrevista a Jose Antonio Martín ‘Petón’

Realizada por Irati Prat @iratipdp21

‘’Xavi será un gran entrenador. Y en ese gran entrenador identificaremos a Luis Aragonés’’

Antonio Martín ‘Petón’

Especial Luis Aragonés


Entrevista a Ig

‘’Luis es la persona más impor Luis es el Atlét Entrevistamos a...

Ignacio Díaz-Guerra. Se define como alguien que no llegó a Twitter a hacer amigos. Polémico a veces, sincero siempre. Una de las voces más autorizadas para hablar del Atlético de Madrid y, por supuesto, de Don Luís Aragonés. @AS_Inako

¿Cómo era la relación de Luís con los medios de comunicación?

Cuando yo empecé a hacer el Atleti era Luís el entrenador, fue el año del ascenso. A mí me impresionaba muchísimo. En las ruedas de prensa levantabas la mano con auténtico miedo porque no sabías por donde te iba a salir. Era muy difícil en ese sentido, en el de que nunca sabías que Luís te ibas a encontrar. Pero, en general, era justo. Conmigo siempre ha sido correcto y a veces he tenido la suerte de pillarle en buenos momentos y era de los tíos más divertidos que he conocido en este mundillo. Era una persona que entendía donde estaban los límites, nunca quiso hacerse amigo de periodistas para ganarse nada. Era un tío justo.

¿Y ese carácter difícil, o diferente, de Luís crees que le ha podido traer más problemas que ventajas?

Depende de con quién. Yo creo que ese carácter le ha traído problemas con la opinión pública, con los clubes y los periodistas. Pero le ha venido muy bien con los futbolistas. Con los jugadores, no encontrarás un jugador que hable mal de Luís. Ha sido un tío que en el fútbol español es indispensable, no solo a nivel nacional, si no a nivel global. Con un carácter mucho más afable seguramente hubiera sido mucho más cele-

brado pero tampoco creo que eso le trajera ninguna amargura.

Es con Luís Aragonés con quien empieza a jugar Fernando Torres de forma continuada. ¿Es vital Luís en la carrera de Fernando?

Es una buena pregunta porque es una relación que he vivido muy de cerca y que depende de cuando me hubieras preguntado te hubiese respondido de una forma muy diferente. Al principio me dio la sensación, por cosas que decía Luís como que si llegaba una gran oferta por Torres no la rechazaran, tampoco le da excesivos minutos. Daba la sensación de que a Luís no acababa de convencerle y yo tuve alguna duda de si no le estaba minando la moral… Pero cuando llega a la selección, tiene una confianza en él tremenda. Le defiende de todas las críticas.

Yo creo que Torres creció con Luis con los años. Él lo miraba con recelo al principio por aquello de ‘’el niño maravilla’’, porque se sentía presionado por la prensa y el club para sacar a un jugador que él consideraba que aún no estaba hecho. Pero cuando murió Luís, Torres lo escribió y lo dijo, sin Luís él no hubiera sido lo mismo. Luís hizo lo que debía en el principio de la carrera de Fernando, le mantuvo la cabeza en su sitio, los pies en el suelo. Yo no creo que Torres hubiera tenido el carrerón que tuvo si Luís no le hubiera exigido tanto.

Entrevista a Igna


gnacio Díaz-Guerra

rtante del Atlético de Madrid. tico de Madrid’’

acio Díaz-Guerra

Realizada por Irati Prat @iratipdp21


Entrevista a Ignac Y no coincidió Luis con Simeone en el Atlético de Madrid, si en el Sevilla. ¿Se parece algo Simeone entrenador al Luis entrenador? ¿Y este Atlético del ‘Cholo’ al Atlético de Luis?

Yo sí que veo cosas de Simeone que son cosas de Luis pero que no creo que tengan que ver con que Simeone haya cogido cosas de Luis. Si es cierto que se ha recuperado algo que con Luis se había perdido y es entender que es el Atlético de Madrid. El Atlético es un club muy particular en muchas cosas. Luis era el escudo, entendía el escudo, lo que era llevar esa camiseta, ese orgullo. La sensación de grandeza, algo que se perdió tras él y que Simeone ha conseguido volver a transmitir porque lo había mamado. Ambos han conseguido transmitir a sus jugadores que ser jugadores del Atlético de Madrid es un privilegio, es un orgullo, y eso es algo que se había perdido. Que el Atlético no le debe algo a los jugadores, si no que ellos se le deben al Atlético por llevar esa camiseta. Ha heredado de Luís el ‘’señores, no me pisen ese escudo’’. Tiene Luis Aragonés cuatro etapas como entrenador del Atlético de Madrid. ¿Cuál es para ti la mejor?

momento llegar y rescatarlo? Pues quizá en aquel momento era más indispensable lo segundo porque el Atlético ganó títulos sin Luis pero él fue quien consiguió sacarlo de segunda. Lo que tengo claro es que sin Luis el Atlético de Madrid no estaría ahora en su actual situación.

¿Cómo era el juego de Luis en el Atlético de Madrid antes de llegar la España de los pequeñitos?

No jugaba a eso. Era un Atlético de Madrid mucho más directo, mucho más de contragolpe. No entendiendo el contragolpe como un equipo defensivo, ojo. El Atleti de Luis no tenía nada que ver con lo que hemos visto luego en la selección. Por eso tiene mucho mérito lo que hizo Luis, a su edad, al cambiar de golpe el estilo que había mantenido durante toda su vida. Pese a que había tenido éxito con su estilo. ¡Chapeau!

Se lleva muchos palos cuando cae ante Francia en Alemania 2006. Se habla de de su dimisión, destitución… Hay muchos entrenadores que cuando les va mal cambian el estilo de juego, pero él sigue apostando por sus jugones. ¿Por qué lo hace?

Para mí, por sentimiento, es la de las dos Copas del Rey seguidas. La de la Copa del Rey del Bernabéu. Objetivamente será la primera la mejor pero yo esa no la he vivido. Para mi aquella Copa del Bernabéu es muy importante emocionalmente, ese Futre es el ídolo de una generación. Es una época muy especial, pero la realidad es que ha sido muy importante en muchos momentos porque si él no hubiera acudido al rescate de aquel Atleti descendido no sabríamos donde hubiera acabado porque yo no creo que hubiese aguantado mucho tiempo en segunda. Él ha sido salvador en otras etapas.

¿Y su mayor éxito como entrenador del Atlético de Madrid? De forma objetiva. ¿Qué es lo que ha hecho Luis que más ha ayudado al Atlético de Madrid?

Es lo que te decía. ¿Qué es más importante? ¿Los títulos, que los ha ganado, y son fundamentales o cuando el equipo está en su peor

Entrevista a Ign


cio Díaz-Guerra Ese Mundial es muy complicado. Es un Mundial de un choque generacional bestial. En ese Mundial todavía intenta mezclar a la nueva generación que llegaba con las vacas sagradas que aún quedaban en el vestuario. Y él ve que pasan dos cosas. Primero, que quiere apostar por los jóvenes pero que esto le crea un cisma en el grupo impresionante. Y ve que no tiene ningún sentido y que tiene que apostar por otra cosa, por los jóvenes, que tiene que cambiar el estilo. Y eso lo descubre con el mal ambiente que se respiraba en el vestuario en 2006, por las malas. Ve que con lo otro no se ha ganado y no se va a ganar y por ello apuesta por cambiar las cosas. Y antes de ganar aquella Eurocopa ya había decidido abandonar la selección. ¿Tú crees que se le volvió a pensar tras ganarla?

Claro que se lo volvió a pensar. Ahí le pierde el carácter, todas las críticas le afectan, hay mucha desconfianza… Él estaba muy a la que salta y por eso decide marcharse. Y la federación estaba como loca, la verdad, porque ya estaba Hierro y querían un cambio de perfil, un Del Bosque. Y buscan un sustituto antes de la Eurocopa que eso viene a mostrar desconfianza. Que yo creo que si la federación hubiera sabido del éxito de

nacio Díaz-Guerra

Luis no se hubiera tomado aquella decisión. Y a partir de ahí ya es muy difícil, porque dar la marcha atrás sabiendo que ya hay sustituto. Era imposible, hubiera sido un escándalo. Se precipitaron todos, en resumen, Luís y la federación.

¿Lo mejor de Luis como entrenador y lo peor?

Su mejor característica como entrenador es que siempre fue mi listo. Siempre supo ver lo que mejor venía en cada momento y no le daba miedo cambiar las cosas. Y los más importantes, todos los jugadores de Luis morían por él.

¿Y lo peor? Su carácter. Con un carácter más moderado hubiese sido un entrenador aún más legendario de lo que ya es. Pero también es parte de su grandeza. Para los atléticos no hay nada malo en Luis Aragonés.

¿Es Luis Aragonés el entrenador más importante de la historia del Atlético de Madrid?

Para mí no es el entrenador más importante del Atlético de Madrid. Es la persona más importante del Atlético de Madrid. Luis es el Atlético de Madrid.


‘’Soy mejor que usted’’

WEMBLEY CONNECTION Texto de Jorge Ulloa @redjor


A Luis Aragonés nunca le importó decir aquello que se le pasaba por la cabeza, sin pensar en la repercusión que iba a tener. O lo mismo tenía muy claro la repercusión que quería que tuviese aquello que decía. Sea como sea, una de sus últimas grandes polémicas sucedió en 2004. Luis era seleccionador de la selección española, esa que todavía arrastraba numerosas pesadillas con cada torneo grande, esa que no era ganadora, ni temida por todo el mundo. Esa selección que apenas tenía jugadores que jugasen en otras ligas. Más allá de los españoles en el Liverpool, uno de los pocos representantes con nivel de “la roja” en ligas extranjeras potentes era José Antonio Reyes.

Reyes había debutado de la mano de Luis con apenas 19 años, cuando era todavía casi un desconocido con un talento descomunal, lo que hizo que más de media Europa se fijase en él y preguntase precio al Sevilla. Del Nido, conocido por su dureza negociando, no lo puso fácil. Pero en el mercado de invierno de la temporada 2003/2004, Arsene Wenger, buscando un jugador que acompañase a Henry cuando Bergkamp faltase para continuar la época dorada de los londinenses, puso el dinero sobre la mesa (unos 11 millones de libras que pudieron llegar hasta casi 20 con variables) para que Reyes jugase, con el 9 a la espalda, en Highbury. Colaboró con un muy buen papel en aquella temporada histórica del Arsenal en que nadie fue capaz de ganarles y, cuando Bergkamp dejó de ser titular en el equipo, Reyes ocupó su puesto en el once.

Ahí entra en juego Luis Aragonés. Si bien Reyes cumplía en ese momento (llevaba 6 goles en Premier por 7 de Henry), no explotaba en Inglaterra todo su talento, ese por el que pagó Wenger una buena cantidad, saliéndose de sus principios económicos en el mercado futbolístico. Quizás el 9 a la espalda pesaba demasiado en Highbury (hasta 2006 no se mudaría el Arsenal al Emirates Stadium). O quizás ser la sombra de Henry era demasiado complicado para Reyes. O es posible que el fútbol inglés no fuese lo suyo. Pero Luis, que siempre había confiado en él, casi desde su debut en el Sevilla, cuando realizó la convocatoria para los partidos contra Escocia y Bosnia (el segundo de clasificación para el Mundial), no dudó en convocar a Reyes. Y lo mismo para los partidos ante Bélgica y Lituania, igualmente clasificatorios.

WEMBLEY CONNECTION

El día 3 de septiembre se jugó en Valencia el primero de los encuentros, con el utrerano de titular, empatando en el Ciudad de Valencia a 1, siendo Raúl el autor de ese solitario tanto (al cual dejaría más adelante fuera de las convocatorias, siendo el primero en dar ese paso). España iniciaba la clasificación al mundial su visita a Bosnia del día 9. Había que empezar con buen pie ya que la eliminación en la primera fase de la Eurocopa 2004 tras perder con Portugal, había sido dolorosa. Los cambios entraban en el equipo y Reyes, que parecía hacerse con el puesto era uno de ellos. Luis le quería a tope, había que dar un golpe sobre la mesa, empezar bien esta fase, para lo cual necesitaba volver a ver al Reyes del Sevilla que deslumbraba cada partido. No fue así, España tropezó, raspando un pobre empate a uno con gol de Vicente. Las dudas se mantenían. Había que reaccionar. En uno de los entrenamientos antes del importante encuentro ante Bélgica en Santander, en el que España necesitaba los 3 puntos sí o sí, el seleccionador se acercó a Reyes, que jugueteaba con un balón. Acercó su cabeza a la del jugador del Arsenal y pronunció aquellas palabras que todo el mundo recuerda. “Reyes venga aquí. El negro no le dice nada y tal. Juegue ya por su cuenta y dígale al negro ‘soy mejor que usted, me cago en su puta madre negro (de mierda), soy mejor que usted’ “.


Reyes esbozaba una sonrisa forzada mientras intentaba escapar de aquello, intuyendo la que se le venía encima. Y no, ese “negro de mierda” sobre la madre del cual Luis instaba al utrerano a realizar sus necesidades,distaba mucho de ser uno de los jugadores belgas que tendría enfrente el sábado en Santander. No, se refería al 14 del Arsenal, a una de las leyendas más grandes que han tenido los gunners en su historia. Y eso eran palabras mayores. Bueno, intuíamos que era Henry, porque claro, el francés no era el único jugador de color en el Arsenal. El equipo contaba con Vieira, Lauren, Campbell, Traore, Clichy, Gilberto Silva y el propio Thierry Henry. Reyes, mientras intentaba tomárselo con humor mientras hablaba Luis, intentando suavizarlo, seguro que ya pensaba en la que le esperaba a su vuelta a Londres. ¿Qué le dirían? ¿Habrían visto esas imágenes?

Pues sí, claro que las habían visto. Para quien no lo sepa, más allá del gran respeto que tenía todo el mundo a Henry en Inglaterra, la prensa de allí tiene por costumbre ser tremendamente sensacionalista (unos más que otros, como todo). Y les encantan las polémicas. Es decir, un coctel explosivo. El DailyMirror abrió con la noticia al día siguiente. La BBC también lo sacó y el resto de diarios, radios y televisiones no se quedaron atrás. Ganó España a Bélgica, pero eso ya no importaba, el partido se convirtió en algo intrascendente a nivel europeo al lado de la polémica.

Luis, quizás hasta sorprendido de hasta dónde había llegado la polémica, tuvo que disculparse públicamente. Qué menos, ya que pese a la posible sobre-exageración en Inglaterra, son cosas que no se deben decir y menos públicamente, porque te arriesgas a que te capte el momento alguna cámara. Como cuando Ron Atkinson llamó vago y negro de mierda a Desailly pensando que el micrófono estaba cerrado tras jugar contra el Chelsea. El asunto tuvo la misma repercusión allí (o incluso más) y fue despedido al día siguiente, condenando casi por completo su carrera.

El caso es que el seleccionador tuvo que llegar hasta casi ofrecerse a ir a Inglaterra a aclarar las cosas, realizando entrevistas a los diarios británicos y detallando que en las islas no le conocen, ni a él ni a sus tácticas de motivación y que

no quería ningún tipo de problema con Henry o con los demás jugadores del Arsenal. No dejaba de ser curioso que a Lauren, lateral derecho de los gunners, “El Sabio de Hortaleza” le había tenido años antes en el Mallorca, lo cual también le sirvió para mostrar que él no era racista y que el propio Lauren u otra gran estrella como Samuel Eto’o, podían dar fe de ello.

El tema se acabaría suavizando, España acabaría ganando 4 años después una Eurocopa con un jugador de color (Marcos Senna) en su once inicial siendo fundamental y mientras Reyes acabaría desapareciendo de las convocatorias de la selección e incluso del plantel del Arsenal, donde lo último que casi recuerdan de él antes de marcharse cedido al Madrid en 2006 fue el gran partido que realizaron Henry y él en el Bernabeu tras lo cual, y eliminando al Villarreal entre medias, llegarían a la final de Champions que perdió el Arsenal ante el Barcelona. Y como llegó a decir Wenger en 2007 con Reyes ya fuera del equipo, “a pesar del calentamiento global, Inglaterra no es todavía lo suficientemente calurosa para él”.




Especial Luis Aragonés

‘’He tenido salidas de tono sobre todo cuando tengo la razón’’


EL DÍA QUE LA HISTORIA CAMBIÓ

El gol de Grosso

En muchas sociedades, está arraigada la costumbre de realizar un rito de paso, un ritual iniciático como abandono de la niñez y comienzo de la edad adulta. Si se pudiera traspasar estos rituales a las selecciones de fútbol y tuviéramos que elegir el momento en que la Selección Española dejo de ser ese equipo inocente que caía en cuartos, mereciéndolo o no, pero que era incapaz de competir para convertirse en un combinado temible, con un gen ganador ineludible, ese momentos, ese rito de paso sería aquel partido que tuvo lugar en el Erns Happel de Viena el 22 de junio de 2008.

Texto de Mónica Fernández @Pinturicchia13



España se había clasificado primera en su grupo y se enfrentaba en cuartos de final a una de sus bestias negras: Italia. La selección azzurra siempre ha sido una de las enemigas favoritas de La Roja. Muchas veces injustamente despreciada por el fútbol español, se veía a Italia como ese equipo que no lo hacía nunca tan bonito como España pero que ganaba casi por inercia. En aquel momento, España llevaba sin ganar a Italia desde los Juegos Olímpicos de Amberes. Derrotar a los azzurri parecía una empresa imposible. A nuestras espaldas también el recuerdo doloroso de aquel Mundial 94 donde el árbitro Sandor Puhl no quiso ver una agresión de Tassotti a Luis Enrique y la selección española fue eliminada gracias a la maestría del pie derecho de Roberto Baggio.

Luis Aragonés apostó por los mismos hombres que ante Rusia y Grecia para intentar la machada de pasar a semifinales por vez primera en un gran torneo desde 1984, cuando España cayó ante Francia en la final después de un dramático error de Arconada. Es decir, con el máximo goleador del torneo David Villa y Fernando Torres en punta de ataque. Mientras, el homólogo de Aragonés en Italia, Roberto Donadoni, suplió las ausencias de Andrea Pirlo y Gennaro Gattusso que tuvieron que perderse el encuentro por sanción con las entradas de Alberto Aquilani y Massimo Ambrosini en el once inicial.

España salió valiente en aquel partido y quiso tener la pelota todo el rato. Italia, como ha pasado varias veces, no parecía sentirse incómoda jugando al contraataque y controlaba los ataques de una selección que poco a poco iba alcanzando su máximo nivel de juego.

Pero a pesar de eso, fue incapaz de perforar la portería del mítico Gianluigi Buffon y a medida que se acercaba el final del partido, volvía a cernirse sobre el estado vienés la eterna sombra de la maldición de cuartos. Una maldición que hizo temblar las piernas de cada españolito cuando acabados los 90 minutos reglamentarios y la prórroga, la suerte del conjunto hispano se iba a decidir desde esa cruel lotería que son los penalties. En las porterías, los que estaban reconocidos, entonces, como los dos mejores porteros del mundo, Buffon e Iker Casillas. Once metros que cambiarían el destino de nuestra selección para

siempre.Y esta vez emergió como ganador la figura de Casillas, parando los disparos de De Rossi y de Di Natale, y acabando por fin con los complejos de España en la tanda y ante toda una bestia negra. Sí, la misma tanda que nos enseñó la tragedia en Corea'2002 (ante Corea), Inglaterra'96 (Inglaterra) y México'86 (ante Bélgica), convertía a la España futbolera en lo más feliz del mundo.

Años después, el protagonista estelar de aquel choque, Iker Casillas, recordaba la extrema importancia de haber pasado esa ronda. "Cuando pasamos contra Italia fue el momento en el que nos quitamos el peso que teníamos encima. Fue una Eurocopa en la que íbamos creciendo. Sabíamos que ese era el momento clave", afirmó en una entrevista con Adidas, su marca deportiva, en la víspera del debut de España en la Eurocopa 2012, precisamente ante Italia."Habíamos hecho una fase de grupos espectacular, ganando los tres partidos, pero te enfrentabas a una Italia, que se había clasificado rácanamente. Tras 120 minutos en el terreno de juego se decidía por penaltis. Si ese día no consigues ganar, ni España


era campeona de Europa y el Mundial habría sido más complicado de ganar", añadió.

Aquel penalti de Cesc significó el principio de la era más gloriosa del fútbol español. El fin de los fantasmas y los victimismos, el comienzo de una España competitiva capaz de ganar por encima de todo. Y Luis Aragonés, en chándal, en aquella banda de aquel estadio, lo sabía, seguro, sabía que ese gol era la primera piedra en un camino que culminaría un zapatazo de Iniesta en tierras sudafricanas.

‘’Nos lo hemos merecido’’ Luis Aragonés


‘’Los futbolistas son como actores de cine, quieren que les aplaudan’’ Especial Luis Aragonés



El sabio de Hortaleza muriテウ hace veinte aテアos Texto de テ]gel Iturriaga @anituarco


Historias del bal贸n


Es conocida la costumbre futbolera de poner apodo a cualquier jugador desde que pisa un terreno de juego por primera vez. Está arraigada la costumbre de etiquetar. Exagerando, describiendo características físicas o aprovechando motes familiares o que fueron puestos en la tierna infancia, es raro el futbolista que se libra de tener un apelativo junto a su nombre y apellido. Cuánto más importante sea el jugador, más discurre la imaginación de los que lo ven jugar para colocar un mote que logre fama universal. En el caso del malogrado Luis Aragonés, la dimensión que tuvo desde su etapa como futbolista y su carisma personal le granjearon varios sobrenombres que le acompañaron hasta su muerte. Por un lado se le llamó el Mono, en clara referencia al aspecto de su cara, por la que también se le conoció como Caralobo en algún momento de su carrera. Sus pies de seda con el balón eran grandes como esquís, por lo que se empezó a hablar en las canchas del Zapatones. Pero el apelativo que más trascendencia tuvo fue el de Sabio de Hortaleza, en referencia al pueblo madrileño, hoy barrio de la capital, que lo vio nacer un 28 de julio de 1938.

Luis se crió en una familia de diez hermanos. Su madre, Generosa Suárez, bastante tuvo con criar a la prole, mientras el padre, Hipólito, que había sido en su juventud alabardero de Alfonso XIII, era un hombre muy conocido en el barrio por sus múltiples ocupaciones. Poli, como le llamaban los vecinos de Hortaleza, tenía tierras de cultivo, era propietario de una empresa de ladrillos y la única persona con camioneta en la localidad. Por tanto, era el transportista oficial y uno de los pocos que prosperó en tiempos difíciles. Supo compartir lo que a su familia le sobraba con los vecinos de un pueblo que nunca le olvido. El padre de Luis falleció una Nochevieja de 1952. Más de dos décadas después, tras la muerte del dictador, los vecinos de Hortaleza se manifestaron exigiendo una calle para don Hipólito. Lo con-

siguieron. Hoy en día, la calle Hipólito Aragonés, en su tiempo un camino polvoriento con casas viejas, se ha convertido en una vía asfaltada plagada de adosados en pleno corazón del barrio madrileño.

Cuando falleció el patriarca de la familia, Luis tenía 14 años. Uno de sus hermanos mayores, Matías, heredó de su padre el camión y el espíritu combativo. Persona con gran capacidad intelectual, gran lector y con amplia cultura, pasó pronto de ser El hijo de Poli a El Sabio de Hortaleza. El verdadero. Por mimetismo, a Luis, cuando daba sus primeras patadas al balón, empezaron a llamarlo con el mismo apodo. Cada vez que tenía oportunidad, el prometedor interior derecho repetía que “Sabio de Hortaleza solo hay uno y ese es mi hermano Matías”. El primer y verdadero Sabio, el culto Matías, falleció el 16 de noviembre de 1994. Durante las dos décadas que Luis le ha sobrevivido, ha repetido a quien quisiera escucharle que él no era el Sabio de Hortaleza. Sin embargo, ese será su apodo eterno.



DESDE EL BANQUILLO

Texto de Christian Díez @christiandiez

Más que sabio, leyenda

Se fue sin decir adiós. En la intimidad, avisando sólo a su círculo más cercano de una enfermedad que le consumía desde hace meses. Luis Aragonés nos dejó el pasado 1 de febrero, pero su leyenda perdurará para siempre en todos aquellos que pudimos disfrutar de su figura y que narraremos a los que no estuvieron las hazañas de un hombre único. Ese tipo de personas que aparece cada cierto tiempo, con una personalidad única y diferencial. Una figura que encumbró a España a los altares del fútbol europeo, dando el primer paso para su exposición mundial. El encargado de poner los cimientos a una generación de oro que ha hecho cambiar el rumbo al fútbol español.

Tras una exitosa carrera deportiva como futbolista, encumbrada por su etapa en el Atlético de Madrid en el que militó diez años, entre 1964 y 1974, disfrutando de una de las épocas más doradas del club madrileño, Luis Aragonés colgó las botas precisamente en el conjunto colchonero, en el año 1974, tras disputar la final de la Copa de Europa en el Estadio Heysel de Bruselas, donde cayeron ante el Bayern de Münich. Partido especial para Luís por el simbolismo de la cita, la más importante de su carrera, dónde abrió el marcador, pero los alemanes empataron la contienda y forzaron el partido de desempate dos días más tarde, dónde los germanos vencieron con un contundente 4-0. Aquel día marcó un antes y un después en la carrera de Luis Aragonés, un punto de inflexión que se vería materializado meses más tarde.

El Atlético arrancaba la temporada 74-75 con la final de la Copa de Europa en la retina, con dudas, con tristeza. El equipo no encontraba su rumbo con Juan Carlos Lorenzo Pereira al frente del vestuario, necesitaba un cambio, una nueva dinámica para volver a situarse de nuevo en la cúspide. Así, con diez jornadas disputadas, y ocupando el puesto décimo primero en la tabla clasificatoria del campeonato liguero, la directiva colchonera, encabezada por Vicente Calderón, decidieron cambiar de rumbo. Inyectar savia nueva al banquillo rojiblanco con alguien de la casa, y ahí apareció el nombre de Luis Aragonés sobre la mesa. Con seis partidos disputados en aquella campaña, el Sabio de Hortaleza toma el timón de un equipo que se proclamaría campeón de la Intercontinental al cederle el privilegio de disputar la final el Bayern por los problemas que acuciaban en Alemania, consiguiendo así Aragonés su primer título como técnico apenas unos meses después de llegar al puesto.




En su primera temporada el equipo acabó retomando poco a poco la dirección adecuada. Además de conseguir la Intercontinental, el equipo se proclamó subcampeón de la Copa del Rey, cayendo en la final ante el eterno rival, el Real Madrid, en la tanda de penaltis, lo que le permitiría jugar la Recopa la temporada siguiente debido al título liguero blanco, dónde los colchoneros acabaron en sexto lugar. Una satisfacción a medias para un técnico ganador que al año siguiente conseguiría su primera Copa Del Rey (última que se jugó como Copa del Generalísimo), para un año después ganar su primera Liga. El palmarés comenzaba a acompañar a un técnico forjado en la destreza, en la ilusión de ganar, porque como decía en una de sus frases más legendarias cuando España estaba a punto de forjar su leyenda, "del subcampeón no se acuerda nadie", él había nacido para ganar. Pero no todo sería un camino de rosas. En la siguiente temporada, en la 77-78, el equipo quedaría lejos de conseguir cualquier tipo de título, cerrando su primera etapa como entrenador rojiblanco, la que no tardaría en volver a abrirse. Con dos breves periodos, nada exitoso, entre la 78-79 y la 79-80. Era el momento de cambiar de aires. Hacer la maleta y volver a sitios donde le aguardaban con los brazos abiertos.

Primera parada lejos del Manzanares: Sevilla. Se abría su etapa en el Real Betis, equipo en el que ya había estado como futbolista tres temporadas, entre 1961 y 1964, justo antes de vestir de rojiblanco. Breve parada, una jornada. Una depresión pudo más. De hecho, Luis Aragonés no se llegaría ni asentar en el banquillo del conjunto verdiblanco. Un año de asueto, para asentar ideas y poner razones para continuar un sueño que por un momento se tambaleo. Pero Luis acabó por comprender que él estaba hecho para estar en los banquillos. Volvió Vicente Calderón a la presidencia del Atlético, y con él volvió Luís, más entregado que nunca.



En el verano del 82 comenzaba su segunda etapa en el banquillo rojiblanco. Con el semblante feliz por el regreso a casa, Luis trabajó para volver a escribir su nombre con letras de oro en la historia del club de la ribera del Manzanares. No fue hasta la tercera temporada cuando se vieron sus primeros frutos. Una Copa y un subcampeonato de Liga bien valía la alegría de una afición, la cual seguiría celebrando títulos un año más tarde, en la 85-86, cuando el club madrileño consiguió de la mano de Aragonés su primera Supercopa de España y ser subcampeón de la Recopa de Europa al caer en la final ante el Dinamo de Kiev por 3-0. Ese sería el último título de Luis Aragonés en su segunda etapa en el conjunto rojiblanco. Dos años sin títulos y el fallecimiento de Vicente Calderón pusieron punto y final a su segunda estancia en el Atlético como técnico. Una nueva depresión hacía mella en el técnico madrileño, quien planteó al clubseparar sus caminos.

Unverano de asueto, el del 87, le bastó a Luis Aragonés para echar de menos los banquillos. El Fútbol Club Barcelona de José Luis Núñez llamaba a sus puertas. El mono de volver a entrenar le revolvía el estómago. No podía decir que no, y menos a un club como el azulgrana. Llegó a la Ciudad Condal para suplir a Terry Venables, que fue despedido en la jornada quinta del campeonato liguero tras cosechar tres derrotas, un empate y una victoria. Un bagaje mínimo para un puesto de privilegio como el del Camp Nou. No era admisible. Aragonés aceptó el reto.

Con un equipo con jugadores como Schuster, Lineker, Julio Alberto o Migueli, Aragonés intentaría sacar al Barça del pozo. Poco a poco el equipo fue mejorando, pero el técnico madrileño se vio golpeado de nuevo por una nueva depresión que hizo mella en su estado de ánimo. Consiguió terminar la temporada. Situó al equipo en la sexta plaza de la clasificación liguera y consiguió ganar la Copa del Rey a la Real Sociedad en el Bernabéu. El madrileño, pese a sus problemas psicológicos, había reconstruido a un equipo que deambulaba de la mano del inglés Venables, pero su etapa en Can Barça duró sólo un año, con el escándalo del ‘Motín del Hesperia’ como telón de fondo (los jugadores y el cuerpo técnico se plantaron contra el presidente por pagos relacionados con sus derechos de imagen).

Dos nuevos años de asueto. Descansó, a su cabeza le vendría bien. Necesitaba desconectar y recargar las pilas. Luis era así. A su casa llamó el Espanyol en el verano del año 1990. Una dura temporada en la que el conjunto periquito sufrió de lo lindo para mantenerse en la élite. Y de nuevo apareció el Atlético, y esas llamadas siempre son siempre bien recibidas. Con Jesús Gil ya al frente de la directiva colchonera, quien había sucedido en el cargo a Calderón –tras un breve impasse de Javier Castedo-, Luis volvía a casa, con el arrancaba la campaña 91-92, con una derrota en la Supercopa, situación que enmendaría con una nueva conquista en la Copa del Rey, frente al eterno rival y en el estadio de estos, en el Bernabéu. Una hazaña que valió para dar por buena la campaña. El traspié de la Supercopa se volvería a repetir en la campaña siguiente, lo que unida a los malos resultados precipitaron su salida de la entidad rojiblanca a finales de enero del 1993, tras un empate a dos ante el Tenerife en la ciudad isleña. El equipo se situaba en la octava plaza de la clasificación, pero los Gil querían un cambio, y su puesto fue el primero en ser señalado. Su tercera etapa en el conjunto colchonero ponía su punto y seguido a una relación que siempre permanecería ahí, en stand by.


Extraña situación que viviría de nuevo una año más tarde, pero esta vez estando al frente del Mallorca, alque dejaría en la tercera plaza de la clasificación al término de la 2000-2001, clasificándole para puestos Champions, consiguiendo tal hazaña frente a su anterior equipo, el Real Oviedo, a quién la derrota en Son Moix por 4-2 mandaba directamente a Segunda. Del Atlético al Sevilla, donde su juego vistoso le mantuvo en el cargo dos años (1993-1995), clasificando en el segundo al equipo para la Copa de la UEFA. Una tarjeta de visita que le serviría para hacer las maletas con dirección Valencia. En territorio ché rozó la épica. En su primera campaña, la 1995-1996, alcanzó el subcampeonato, sólo superado por su amado Atlético. Pero el año siguiente no se cumplieron las expectativas. Su tortuosa relación con alguno de los pesos pesados del vestuario -con el sonado rifirrafe con Romario- y los resultados, precipitaron su salida tras 13 jornadas disputadas. El subcampeón estaba lejos de la posición soñada en la tabla, era undécimo y él pagó los platos rotos. Entonces, en el verano de 1997, el Real Betis contactó con él para ser el sustituto de Serra Ferrer al frente del equipo de Heliópolis. Volvía así de nuevo a la que fue su segunda casa como entrenador y penúltima como jugador. El equipo comenzó con dudas el campeonato liguero, pero poco a poco, y de la mano de la solvencia de Luis, el equipo enderezó el rumbo, acabando el campeonato en la octava posición de la tabla, cerca de los puestos europeos, pero sin llegar a estos, lo que le sirvió para pedir a Lopera la rescisión de los dos años que le quedaban de contrato. La directiva confiaba en él, pero el ‘Sabio de Hortaleza’ no en el proyecto.

La campaña 98-99 se la tomó de vacaciones, antes de embarcarse un año más tarde en una nueva aventura, esta vez en Oviedo, dónde viviría a duras penas para conseguir la permanencia del club asturiano en Primera, con un capítulo muy señalado en su carrera. En la última jornada de Liga, su Real Oviedo, ya matemáticamente salvado una jornada antes, se enfrentaba a su equipo del alma, el Atlético, que agonizaba en los puestos de descenso, consumiéndose el fatídico final con él como eterno rival. Un 2-2 mandaba a los infiernos de Segunda al conjunto de su corazón.

En ese año en Mallorca, el Atlético no había conseguido el ascenso a la categoría reina, por lo que Aragonés, en parte en deuda por aquel fatídico episodio, decidió hacerse cargo del equipo e intentar el ascenso, el cual se materializó con solvencia, con ocho puntos por encima del segundo clasificado, el Racing de Santander, y diez sobre el tercero, el Recreativo de Huelva. Su éxito hizo que su estancia en el Calderón se prolongara dos temporadas más, consiguiendo el primer año un meritorio décimo segundo puesto, pero rompiendo su vínculo con el equipo rojiblanco cuando afrontaba su tercera campaña al frente del equipo. Diferencias insalvables con la familia Gil pondría punto y final a su cuarta y última etapa en el plantel rojiblanco.

Aragonés cogió un avión y volvió a Mallorca, para afrontar su segunda etapa en el cuadro bermellón. Tras cinco jornadas disputadas, el equipo, hasta entonces dirigido por el portugués Jaime Pacheco, no terminaba de coger el rumbo, por lo que decidieron llamar a Luis para arreglar aquel entuerto. De la mano del míster madrileño el equipo acabó en el puesto undécimo la temporada. Paso previo para entrar a formar parte de la Real Federación Española para hacerse cargo del puesto de seleccionador nacional, sustituyendo a Iñaki Sáez.

La historia de Luis comenzó de forma tortuosa. Tras los escenarios vividos en el Mundial de Corea y Japón y la reciente eliminación del equipo nacional en la primera fase de la Eurocopa de Portugal, los ánimos estaban por los suelos. Su debut como seleccionador nacional sería ante Venezuela, en Gran Canaria, con un resultado de 3-2 que no despejaba las dudas del equipo. Ese resultado vino acompañado por el 1-1 en el siguiente amistoso ante Escocia y el idéntico resultado ante Bosnia en el primer partido valedero para la clasificación para el Mundial de Alemania 2006. Las dudas crecían.


Tras una victoria ante Bélgica por 2-0 en El Sardinero y un empate a 0-0 en Lituania, la victoria por 1-0 en Madrid ante Inglaterra cerraba el año 2004 con incertidumbre, pero sin derrotas, desde la última protagonizada por Iñaki Sáez en la Eurocopa frente a Portugal.

Luis no enamoraba. Y las dudas continuaron durante toda la clasificación para el Mundial, quedando segunda de grupo por detrás de Serbia y Montenegro, jugándose el pase para la cita de Alemania en la repesca ante Eslovaquia, a la que se venció con contundencia en el Calderón por 5-1 y con la que se empató en tierras centroeuropeas a uno. El billete estaba conseguido. El titubeo seguían existiendo, pero el debut ante Ucrania marcó un punto de inflexión. Los ánimos habían cambiado. El 4-0 hacía confiar en esta selección, que consiguió el primer puesto del grupo al vencer con solvencia a sus otros dos rivales, Túnez (3-1) y Arabia Saudí (1-0). Pero en el emparejamiento de octavos no hubo suerte, España cayó con estrépito ante Francia por 1-3 con un genial Zidane que hizo agachar la cabeza a los españoles y a volver a plantear serias dudas que se concentraban en la figura de Luis. El runrún por el futuro del seleccionador era constante, incluso el propio Aragonés había dejado caer que no continuaría en el cargo tras el Mundial, pero la Federación le convenció entre la incertidumbre de todos los españoles.

Tras la eliminación del Mundial, un empate ante Islandia en un amistoso, una victoria ante Liechtenstein y dos nuevas caídas ante Irlanda del Norte y Suecia le dejaban en la cuerda floja. La clasificación pendía de un hilo. Síntoma al que no ayudó la derrota en un amistoso ante Rumanía en Cádiz para cerrar el año. Hubo tiempo para enderezar el rumbo. El 2007 marcó un antes y un después en la selección. Un gol de Iniesta en el primer partido del año ante Inglaterra en Old Trafford, hizo despertar la furia española. Pese a ser un amistoso, la dinámica cambio por completo. El equipo no conoció la derrota en todo el año y consiguió su pase a la Eurocopa de Austria y Suiza, dónde la suerte cambio para siempre en favor de La Roja.


Pasado el episodio de la no convocatoria de Raúl, donde de nuevo volvieron a saltar las alarmas por el estado mental del seleccionador, este dio una nueva lección para todos aquellos que dudaron del ‘abuelo’. Rompió la maldición de los cuartos, convenció a los suyos de lo que eran capaces y llevó a un grupo de jóvenes a soñar con conseguir todo aquello que se propusieran. Él fue el culpable del estallido de emoción más grande y único que jamás se había vivido en España al unísono. Todos éramos campeones gracias a él, a Luis, a un seleccionador que se ganó entonces a los pocos españoles que aún no había convencido con su parlamento firme y su sutil grandeza. Él puso los cimientos de la proyección de un grupo de jóvenes que se haría completa cuatro años más tarde con la consecución del Mundial de Sudáfrica. Tras el éxito, llegó el adiós. Su salida de la selección ya estaba fijada para el término de la Eurocopa, incluso ya se había anunciado quién sería su sucesor, Vicente Del Bosque. Luis tenía ganas de hacer las maletas, hacer mundo. Plegó los muebles y se fue a Turquía a cerrar su etapa como entrenador en el Fenerbahçe. Lo que se

suponía que iba a ser un retiro plácido a una liga de segunda, no fue sencillo. El equipo arrancó con serias dudas, pero Luis terminó por enderezar el rumbo, situándole al final de la temporada en la cuarta plaza que daba acceso a la Copa de la UEFA. Pero Luis no quiso continuar tras su primer año, rompió su vínculo con los turcos un año antes de que este expirara. Él era así, impulsivo, enérgico, con carácter. Tuvo ofertas para volver a los banquillos, pero renunció, como anunció el pasado mes de diciembre, cuando él sabía que la leucemia le consumía. Se fue en silencio, sin hacer ruido, el que sí dejó en el pasado, con un especial cariño que mantendrán vivo su carisma y su energía. Luis nos dejó, pero su recuerdo perdurará para siempre entre nosotros. ‘Las finales no se juegan, se ganan’.




‘’Me gusta más de mote 'Zapatones' que 'Sabio', porque sólo sé que no sé nada’’ Especial Luis Aragonés



‘’El Zapatones’’ Texto de Pepe Salgado @Pepatxto_Salgado

Hubo un momento en la Eurocopa de 2008, justo antes del partido de semifinales contra Rusia, en el que el seleccionador nacional arengaba a los jugadores en el vestuario y les recordaba que había llegado el momento, que les habían dado ostias de todos los colores. Golpes deportivos y, sobre todo, mediáticos. Pero si hay alguien que supo de las ostias que te da la vida y de cómo encajarlas ese es, sin duda, Luis Aragonés. Un hombre que a pesar de los medios, de tener que jugar repesca en el clasificatorio, de sus detractores y del "caso Raúl" supo, al final, unir a todos los españoles bajo un mismo sentimiento, el de la victoria en Viena.

Pero este hombre, que consiguió unir una nación por medio del deporte rey, llegó a la misma cuando ésta estaba dividida por la Guerra Civil. Luis Aragonés Suárez nació un 28 de julio de 1938 en Hortaleza, cuando aún era un pequeño pueblo de viejas casas con fachadas encaladas y techos bajos entre las cuales se repartían los casi 900 habitantes que lo poblaban. Hoy en día es un barrio de Madrid, ciudad a la que se anexionó en 1949.

Hijo de Hipólito y Generosa, miembro de una familia de diez hermanos que era conocida en un pueblo en el que su padre logró hacerse amado y querido hasta el punto que a su muerte todos los vecinos consiguieron que se le pusiese su nombre a una calle de la pequeña urbe, "Hipólito Aragonés". Y es que "el Poli" prácticamente alimentó al pueblo entero gracias a los portes que hacía desde la capital con la única camioneta de

Hortaleza, trayendo ropa y alimentos para todos los habitantes del pueblo. A los 14 años de edad, Luis perdió a su padre. El peso del cabeza de familia se recayó sobre los hombros de todos los hermanos.

Aragonés comenzó a jugar en el equipo de su colegio, el colegio Jesuíta de Chamartín, donde estudió hasta teminar bachillerato. Una educación de posguerra en el que la letra entraba con sangre y los novillos eran el pan nuestro de cada día. Luis era de los que hacía novillos por obligación, había que tirar de la familia, y por placer. El fútbol unía ambos motivos ya que podría ser la única via de escape a una realidad dura y llena de responsabilidades.

"Había que levantarle de la cama para llevarle a los partidos de su primer club", el Pinar de Hortleza, reecuerda Florencio, uno de sus amigos con los que compartió el dolor del cinto de Don Julio, el maestro, ¿podían jugar sin él? Claro que sí, pero eso de ganar ya era harina de otro costal. Al parecer Luis era inprescindible para la victoria. "El Plomo" le comenzaron a llamar los aficionados del club por por su andar y correr cansino, pesado y desgarbado.


Llegó al fútbol profesional con 15 años luciendo la camiseta del Club Getafe Deportivo, predecesor del actual Getafe Club de Fútbol donde jugó hasta 1958 cuando le llegó una oferta del Real Madrid. No se lo pensó y firmó contrato con el club blanco. Lo que Luis ignoraba era que no llegaría a compartir vestuario con los Gento, Kopa, Puskas, Di Estéfano,... ya que el club decidió cederlo a varios equipos; como fueron el decano del fútbol español, Recreativo de Huelva, el Hércules o el filial del Real Madrid que ahora se llama Castilla pero que bajo la mano del Caudillo se llamó Plus Ultra. Aún así, no consiguió el de Hortaleza cuajar en el club merengue y fué cedido al Real Oviedo, club con el que debutaría, como titular, en primera división un 11 de diciembre de 1960 frente al Mallorca en el que el equipo Carbayón perdió por uno a cero. Esa temporada ya demostró Luís que era un jugador más que capacitado, pero un Madrid plagado de estrellas no hacía sitio para un jóven talento que, finalmente, decidió firmar una oferta del Betis Balompié por tres temporadas disputando 82 encuentros y anotando 33 goles. En el equipo hispalense logró consagrarse como uno de los mejores centrocampistas adelantados del momento, ayudanto al club a conseguir un tercer

puesto en liga durante su último año en el club verdiblanco. Tras terminar contrato con el club sevillano, Aragonés firmaría por el que después llegaría a convertirse en el club de su vida. El Atleti sería todo para Luis.

Cambiaba las bandas verdes por las rojas en una camiseta que sería la última en vestir y en la que se consagraría como un jugador totémico en el equipo colchonero y, por supuesto, en el resto del fútbol español. Once años de Luís Aragonés en el Atlético de Madrid dieron para mucho. Lo primero fué el apodo de "Zapatones"un mote que bien pudo ser por calzar un 46 en las botas, bien por la pecular forma que tenía de pegarle al balón en los tiros libres. Aunque hay otros que dicen que fue su hermano mayor el que le comenzó a llamar de esta manera.


Tiempos de peseta, fútbol de oro el que los alemanes, mejor preparados físicamente, arrollaron a los indios con un 4 a 0. Tras este duro golpe, sumado a que Luis contaba ya con 35 años en el seno del club se decidió promocionar a Luis de jugador a entrenador en la temporada siguiente.

Fue este subcampeonato el que les concedió la posibilidad de jugar la competición de Copa Intercontinental debido a que el campeón europeo de ese año, el Bayern, no pudo presentarse alegando problemas con el calendario anque todo hacía parecer que fue por evitar problemas con el régimen dictatorial argentino de la época. El Atlético levantaría la Intercontinental tras perder 1- 0, gol de Balbuena en Avellaneda, Argentina, contra el Atlético Independiente, y ganar en Madrid por 2 – 0, goles de Irureta y Ayala.

Como quiera que sea, el caso es que "Zapatones" consiguió 138 goles en 289 partidos con la elástica atlética, siendo el máximo goleador de todos los tiempos del club, tres ligas en 1966, 1970 y 1973, dos Copas del Caudillo, equivalentes a dos Copas del Rey, en los años 1966 y 1972, un trofeo de Máximo Goleador, 16 chicharros, compartido con su compañero de equipo Gárate, en la temporada 1960-1970 y una Copa Intercontinental en el 1974, esta ya en su primer año como entrenador en el Atlético. Este fue un hecho curioso, que comenzó en la temporada anterior cuando el equipo colchonero jugó la primera y única final de la Copa de Europa que haya disputado hasta el día de hoy, ante el Bayern de Múnich. Una final intensa que se jugaba a partido único y que en caso de empate no podría disputrse tanda de penaltis si no que habría que jugar otro encuentro completo dos días después de la fecha oficial. De este modo fué que el Atlético y Bayern de Múnich empataron en el primer partido, disputado un 15 de mayo en Bruselas, con un soberbio juego de Aragonés que adelantó al club madrileño marcando un maravilloso gol de falta. Lástima que al filo de terminar el encuentro el equipo alemán igualase el marcador forzando así el partido desempate en

Con la Selección Nacional, como jugador, disputó 11 partidos oficiales marcando tres goles. No era una selección pródiga con la que jugar amistosos debido al aislamiento político que el resto del mundo civilizado ostentaba sobre una España dictatorial que se había posicionado del lado del Eje durante la II Guerra Mundial. Aún así Luís disputó partidos en dos Mundiales 1966 y 1970 y en dos Europeos de Naciones en1968 y 1972. También fué convocado, aunque no llegó a jugar, en algunos partidos de clasificación para la Eurocopa de Naciones de 1964 que a la postre se convertiría en la primera Eurocopa de Naciones ganada por España.


Luis era un jugador alto, muy alto para su generación. Era sorprendente como un niño criado en la posguerra, con la carencia de alimentos normal en aquella época había podido crecer tanto. Quizá esa altura de 1'80 es lo que hacía que pareciese lento y pesado. Pero ese sansación terminaba cuando "Zapatones" comenzaba a correr, su larga zancada le permitía rebasar a casi cualquier oponente. Era un jugador de carácter ganador, de nunca rendirse, con mucha ida y vuelta, con mucho recorrido. Un centrocampista muy trabajador, con gol y que sabía incorporarse al ataque con mucha inteligencia y visión. Un jugador no elegante pero muy completo, iba genial de cabeza y supo como nadie asociarse con la delantera, en especial con un Gárate con el que hacía las delicias de la afición colchonera. Durante los once años que jugó en el Atlético consiguió convertirse en jugador referencia, el armazón y el cemento de un equipo al que terminó por contagiar algo de su propio ADN y mejorar la raza del club, alguien que ya sabía cómo motivar y como hacerse con la moral y los sentimientos de los compañeros. Era un entrenador dentro del terreno de juego.

Viendo el tipo de entrenador en el que Luis Aragonés se ha convertido no es muy difícil imaginar el tipo de jugador que fue, el tipo de persona. "el Plomo", "Zapatones", alguien que tuvo más escuela que horas de colegio y que llegó a transformar el césped y el vestuario en su propio templo de conocimiento. Un futbolista que paso de jugador a entrenador en un verano y que comenzó la leyenda de "el Sabio de Hortaleza" ganando la Intercontinental ese mismo año. Un jugador de los que ya no nacen, porque este tipo de futbolista se hizo a sí mismo llevando su filosofía como futbolista a su propia vida y llevando su filosofía de vida al fútbol.



El sabio del Bósforo

El fallecimiento de Luis Aragonés ha sido un (desgraciado) acontecimiento mundial. El Sabio de Hortaleza ha sido conocido y querido por su carácter no solo en España, sino también en otros países del globo. Uno de ellos, Turquía. Y más concretamente, su último club como entrenador: el Fenerbahçe.

Texto de Francisco Javier Cuesta @FTEsp



"Hemos recibido esta mañana con tristeza la noticia del fallecimiento de Luis Aragonés Suárez, quien fue el entrenador de nuestro equipo de fútbol en la temporada 2008-2009, uno de los más valorados del fútbol español y mundial. Expresamos nuestro pésame a sus más cercanos, así como a todos sus admiradores y al mundo del fútbol. Que descanse en paz nuestro antiguo entrenador Aragonés, que siempre tendrá un lugar importante en la historia mundial del fútbol" rezaba la nota de prensa emitida por el club canario. La prensa turca también se hizo eco del fallecimiento de Aragonés, con titulares como “Adiós a un viejo amigo”.

Tal y como dice la nota de prensa del club turco, Aragonés fue entrenador del Fenerbahçe durante la temporada 2008/2009. La temporada posterior a la Eurocopa de Austria y Suiza que ganó España, donde, por cierto, Turquía llegó a semifinales. Pero el interés del Fenerbahçe por Aragonés no fue fruto del resultado de ese campeonato. Las negociaciones entre club y entrenador se dieron antes de la misma. Aragonés afrontó la Eurocopa como su última competición como seleccionador de España, y nos hizo campeones.

El día 25 de junio de 2008, justo un día antes del partido de semifinales de la Eurocopa contra Rusia, el Fenerbahçe hizo oficial en su página web un acuerdo con Luis Aragonés por 2 años. El club quería ofrecer una imagen de fuerza frente a sus competidores en la liga turca y frente a la Federación Española de Fútbol, ya que se rumoreaba que iban a ofrecerle la renovación a Luis como seleccionador. No le gustó nada al Sabio el comportamiento del club turco, y desmintió categóricamente que hubiera firmado nada con nadie. Todos tenemos que mentir en alguna ocasión, sobre todo si es para proteger a alguien. Aragonés quería proteger a sus jugadores, y bien que lo hizo. España ganó 0-3, con una segunda parte memorable, pasando a la final que posteriormente ganaría.

INFIERNO TURCO



Luis Aragonés no se fue solo a Turquía. Se llevó a César Mendiondo (actual 2º entrenador del Sivasspor) y a Ángel Férez (actual entrenador de porteros del Almería) para formar parte de su equipo técnico. También se llevó jugadores. Dani Güiza, del Mallorca, y Josico, del Villarreal. El delantero llegó al Fenerbahçe previo pago de 15m€, haber marcado 27 goles con el Mallorca en la temporada anterior y ser campeón de la Eurocopa con España, donde además anotó 2 goles. Josico llegó tras desvincularse del Villarreal.Y allí coincidieron con el mítico lateral izquierdo brasileño Roberto Carlos, actual entrenador del Sivasspor. Ni los jugadores ni Aragonés tuvieron su mejor temporada en la Süperlig. El equipo empezó en descenso, tras la primera jornada. Derrota en casa de Gaziantepspor por 1-0, lo que sería un destello de cómo sería la temporada fuera del ŞükrüSaraçoğlu. El equipo hacía aguas fuera de casa y llegó la jornada 10. La prueba de fuego para cualquier entrenador que se siente en el banquillo del Fenerbahçe o del Galatasaray: el Derbi Intercontinental. Galatasaray llegaba 5º y Fenerbahçe 9º. Las críticas eran ya palpables en la siempre dura prensa turca. Y el partido empezó torcido. Lincoln hizo el 0-1 en el minuto 2. Pero el Fenerbahçe supo darle la vuelta. Luis Aragonés sumó a su currículo una victoria frente al Galatasaray por 4-1 en un derbi que enfrenta a dos equipos de dos continentes distintos. Esa victoria sirvió de bálsamo y lanzó al Fenerbahçe, remontando hasta la 4º plaza y a solo 2 puntos del líder.

Sin embargo, esa sería la menor distancia que tendría con el líder. Siguieron los problemas fuera de casa que alejaba cada vez más y más al equipo de la lucha por el título, con derrotas dolorosas e incluyendo un empate a 0 contra el Galatasaray en su casa. A falta de 5 jornadas, el Fenerbahçe se quedaba, matemáticamente, sin opciones de conseguir el título, aunque ya se había despedido de la lucha por la liga de manera virtual varias jornadas antes.


La temporada en la Champions League tampoco fue para enmarcar. El equipo terminó último del Grupo G, donde quedó encuadrado con Arsenal, Oporto y Dinamo de Kiev, tras haber pasado 2 rondas clasificatorias previas. Fenerbahçe solo consiguió 2 puntos tras dos empates a 0 contra el Dinamo en casa y contra el Arsenal en Londres. En Europa, solo hubo una cosa positiva esa temporada. Un dato que se quedará en la Historia. En uno de los partidos de la previa, SemihŞentürkmarcó 4 goles, convirtiéndose en el 1º, y de momento, único jugador turco en marcar 4 goles en la Champions League. El 2º jugador turco que lo consigue en Europa, tras FethiHeper.

Lo único salvable de la temporada de Luis Aragonés en el Fenerbahçe fue la trayectoria en la Copa de Turquía. El equipo llegó a la final, que se jugó contra el Beşiktaş. El resultado tampoco fue el deseado. Las águilas negras se hicieron con el título copero tras ganar la final por 4-2. Final que fue un baño del Beşiktaş y en la que marcó Güiza. Lo único bueno de esto fue que el propio Beşiktaş ganó la liga, así que Fenerbahçe jugaría la Supercopa turca 2009 que acabó ganando 2-0, vengándose del Beşiktaş, ya sin Aragonés en el banquillo.

No fue una buena temporada. 4ºs en liga, una pobre imagen en Europa y arrollados en la final de copa, ni la directiva ni la afición estaba contento con el tono español que había tomado el club. Las expectativas eran muy altas con Aragonés, reciente campeón de Europa con España. También con los jugadores. Güiza, también campeón de la Eurocopa, anotó 15 goles en toda la temporada, incluyendo las 3 competiciones. Se esperaba mucho más del delantero, aunque el presidente del club le tenía fe y fue el único que siguió en el equipo. Josico dejó el Fenerbahçe a final de temporada, participando en 21 partidos entre las 3 competiciones.

Luis Aragonés fue despedido del club, a pesar de tener 1 año más de contrato, convirtiéndose, aunque él no lo sabía, en el último club que dirigiría como entrenador. A pesar de que los resultados no fueron los esperados, en Turquía se recuerda al Sabiocon cariño. No es para menos. Fue un hombre con carácter, que dejaba huella allá por donde pisaba. Como dijo la prensa turca: “Adiós a un viejo amigo”. Como dijo el Fenerbahçe: “Que descanse en paz Luis Aragonés, que siempre tendrá un lugar importante en la historia mundial del fútbol". Y si me permitís, como dijo El Sabio “Del subcampeón no se acuerda nadie. Las finales no se juegan, se ganan”. Y usted hizo que todo el mundo de acordara de España y de su juego. Descanse en paz y, sobre todo, muchas gracias.


Especial Luis Aragonés

‘’Dios no se me estas cosas, es j simo. No va con E ni con nadie, au bueno, Rusia es


ete en justíEspaña unque, atea’’


Espa単a, Ir Norte y Luis

Texto de Nic @FutboL


rlanda del s Aragonés

colás Quiroga LuegoExist


La pelota no se mancha

Hubo un tiempo en el que Luis Aragonés no era querido o mejor dicho, era muy criticado por el sector periodístico debido a una falta de ideología balompédica y malos resultados.

La selección de Irlanda del Norte no dice mucho dentro del vocabulario futbolístico de los españoles, pero haciendo un poco de memoria, halla- Veinticuatro años más tarde, se produjo un hecho mos dos resultados que estuvieron muy cerca de que estuvo cerca de arruinar toda la felicidad que arruinar generaciones. vive e irradia la selección de fútbol española. Un partido épico con un adiós muy especial y un El mundial de 1982 disputado en tierras españo- cambio de mentalidad total. las fue ganado por Italia, donde se observó una Brasil que jugaba de maravilla pero la decepción Si Luis hubiese dimitido o la misma Federación local fue tan significante como la oportunidad hubiera prescindido de su trabajo, esta nota no desperdiciada por Francia (único equipo capaz tendría sentido e incluso España no gozaría del de derrotar al elenco norirlandés) en semifinales respeto mundial en la actualidad. ante Alemania. Belfast, 6 de Septiembre de 2006, segundo parEl conjunto entrenado por el uruguayo José Emi- tido de clasificación rumbo a la Eurocopa ‘08. La lio Santamaría (cuatro veces campeón de Europa Roja visitaba a Irlanda del Norte con el objetivo con el Real Madrid) se vio encuadrado en pri- de sumar tres puntos más en un campo complimera fase en una zona de nivel medio-bajo. En cado, clima difícil, partido físico y en donde se teoría un grupo para clasificar mínimo como se- juega mucho por alto y poco por bajo. gundo, por detrás de Yugoslavia y por delante de Los Raúl, Casillas, Sergio Ramos, Puyol, Xavi y Irlanda del Norte y Honduras. compañía, sucumbieron justamente en jugadas a balón parado y algunas desconcentraciones imperdonables convirtiendo a David Healy en Luego de empatar en el debut ante Honduras y ídolo nacional tras anotar tres goles y darle la vicvencer al cuco yugoslavo, la última jornada en el toria a los locales por 3-2. Estadio Luis Casanova (Mestalla) de Valencia, recobraba un miedo escénico importante ante la La prensa se hizo eco de la derrota adjudicando ya mencionada Irlanda. la totalidad de la culpa a Aragonés. Cabe destacar que el Sabio venía de caer eliminado ante Un gol de Gerry Armstrong a Luis Arconada, des- Francia en octavos de final, en el Mundial de Aleviaba la atención del cotejo a las calculadoras ya mania, con una decisión muy valiente de optar que Yugoslavia tenía los mismos puntos y el día por tener la posesión pero que finalmente tuvo anterior había vencido a Honduras por la mínima un ineficaz desenlace al ser superados física(fue el último mundial en el que la última fecha mente por los Abidal, Vieira, Thuram y Zidane. se disputaba con distinto horario, por culpa del tan recordado Alemania-Austria en Gijón). En medio de las críticas, el seleccionador optó No hubo más goles y España clasificó segunda por no convocar más a un ícono como Raúl Gona la siguiente fase por diferencia de goles, luego zález, entre otras explicaciones porque la seleccaería eliminada tras no poder superar a Alema- ción necesitaba un cambio o lavado de imagen, nia e Inglaterra en el Bernabeu, un grupo muy sangre jóven y con hambre de gloria. complicado por culpa de aquella noche del 25 de Junio de 1982. Por otro lado los de Belfast, pri- Si añadimos la temprana eliminación mundialista meros, perdieron ante Francia e igualaron ante de 2006, la sorprendente derrota en Belfast y la Austria, quizá España hubiese hecho algo más no convocatoria de Raúl, es evidente que la en un grupo como este, sin dudas, menos com- unión de todos los hechos nos deja un resultado plejo. final explosivo de cara al entorno de La Roja.


El oriundo de Hortaleza siguió apostando cada vez más fuerte por los bajitos, haciendo oídos sordos a los periódicos locales, hasta la metamorfosis final en aquel choque decisivo en Arhus ante Dinamarca. Aquel partido representó el comienzo de una era que todos sabemos cómo continuó.

Un entorno muy bien llevado por Luis y sus pupilos que lucharon cada día, haciéndose más fuertes ante las feroces críticas, para demostrar al resto del mundo e incluso a ellos mismos lo que eran capaces de hacer.

José Luis Aragonés Suárez Martínez, el hombre que transformó la furia del toro en el arte del torero, salvó con sus convicciones, la destrucción y el sueño de otra generación en manos de Irlanda del Norte...


R[Ăşl, Zi^[n_ & Luis

[l_m[ni[ 2006 T_xto ^_ Luis V[ll_jo Colom @lv[ll_jo]olom


Corría el minuto 28. Un joven vestido de rojo dejaba con el alma el esférico en el punto de penalti. Su nombre era David, David Villa. Llamado a ser el delantero más importante en la historia de la selección española y partícipe de la época dorada que comenzaría justo allí, en tierras de cerveza, fútbol y bares. Ese lugar denominado Alemania. Él era el elegido para lanzarle la piedra a Goliat. La cual no sería mortal, pero le dolería mucho al rival. Y como de costumbre, el Guaje no tembló, no se puso nervioso, no se acojonó. Corrió, apuntó y disparó. Y zás. Gol. Mando al balón al fondo de la portería. Pero todos, o por lo menos, los españoles aficionados al deporte rey al cual llaman "fútbol" sabemos como terminó aquella batalla. Zidane, Ribery y Vieira se encargaron de fastidiar la noche a sus vecinos. Y cuando tres futbolistas de ese nivel se asocian, poco se puede hacer. El más fuerte arrolló al más pequeño. Lo esperado. Pero más allá de aquel encuentro, hay una historia detrás digna de recordar.

Todo surgió hace exáctamente una década. Época en la que los griego volvieron a reinar en Europa conducidos por Charisteas, Katsouranis, Zagorakis y Dellas. Aquella manada de griegos furiosos, hambrientos y luchadores por llegar a lo más alto. Qué rápido pasa el tiempo. Ahí comenzó todo y hace escasos días terminó gran parte de esta preciosa historia. Vamos con lo importante, Luis Aragonés fue designado como nuevo técnico de la selección española. Era el elegido para intentar algo grande. Pero él, lo vió con otros ojos. Mientras la gente creía y pensaba que Senna, Albelda, Raúl o Joaquín nos conducirían al camino del éxito, Luis lo veía totalmente diferente. Él opinaba que quizás había que cambiar el sistema. Quizás, había que convocar a otros chavales. Quizás era hora de revolucionar el fútbol español y mundial. Estas frases que dejo caer con tono dudoso, Luis las tenía clarísimas. Había llegado el momento de cambiar el fútbol español. Había llegado el momento de darle toda la responsabilidad a los bajitos, aunque no fueran tan famosos. En definitiva, había llegado el momento. El Mundial de 2006 era el primer paso, seguramente el más complicado. Tras una fase de grupos que se complicó más de lo normal, España viajó a Alemania tras ganar a Eslovaquia. La cita se convirtió en el punto de mira de todos los es-

pañoles. Muchos, pensaban que podiamos dar la sorpresa. Otros, que la historia iba a ser la de siempre. Caeriamos a la primera. Y por último, estaban los que cualquier cosa diferente a no triunfar en Alemania, sería un fracaso estrepitoso. Mientras, Aragonés lo tuvo claro en todo momento. Aquella Copa del Mundo no era la única oportunidad de ganar algún título con aquella magnífica generación. Era consciente de que un grupo de jóvenes liderados por Iniesta, Silva, Fabregas y compañía llegaban con mucha fuerza desde abajo. En la fase de grupos, fue todo sobre ruedas. Hicimos pleno de victorias y pasamos a cuartos. Allí nos esperaba la todopoderosa Francia. Y mientras esperabamos sentados a nuestros vecinos, la prensa metía "hostias de todos los colores" como en su día bien definió, Luis Aragonés. Si ponía de titular a Raúl y no rendía, la culpa era de Luis. Si no alineaba a Raúl, se preguntaban porqué no utilizaba al crack madridista. Y en estas condiciones llegó el ansiado encuentro. Nos la jugabamos. O todo o nada, no había término medio. O éxito o fracaso. Tal cual. A partir de este punto, rebobinemos. Volvamos a leer el primer parrafo. Y queráis o no, en Alemania se comenzó a forjar el mejor conjunto de la historia del fútbol, gracias a decisiones del "Sabio de Hortaleza". Porque, ¿Dónde estariamos ahora si no hubiera sentado a Raúl? ¿Qué habriamos ganado si no hubieramos optado por jugar con Xavi y demás bajitos? Por esto y por mucho más, Luis Aragonés será eterno. Una leyenda recordada por generaciones y generaciones de españoles. Nos vemos ahí arriba, Zapatones.

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La Intercontinental del 74 y un logro histórico

El recuerdo de la final ganada por el Atlético Madrid frente a Independiente en 1974, con un incipiente Luis Aragonés como entrenador, que se hacía con el título cinco meses después de asumir apenas terminada su carrera como jugador.

Texto de Nico Galliari @nico92galliari


El comienzo de la década del ’70 fue glorioso para el Atlético Madrid. Si bien no era una potencia europea, aquellos tiempos conforman parte de la historia dorada del club rojiblanco. Protagonista en las competiciones europeas, así como también en la liga española, el primer equipo se hacía cada vez más fuerte en las principales competencias que disputaba. Tenía un conjunto magnífico en el cual apoyar la ilusión, y así avanzó en el primer lustro de aquel tiempo.

En la trilogía de éxitos que comprendió a los germanos, el equipo español salió derrotado, en lo que fue un global de 5-1, después de un 1-1 y un 4-0, en dos partidos jugados en el estadio de Heysel, en Bruselas, Bélgica. El segundo encuentro fue disputado como desempate, por eso mismo se jugó en el mismo terreno que el anterior. En el primer juego, el empate sin tantos determinó el resultado de los 90 minutos, y en el tiempo extra se darían ambos goles para llevar, sin penales que decidieran al ganador, a un parSe destacaba por ser un equipo ofensivo, con tido extra. una idea clara de juego. Una solides defensiva, medio que cortaba e iniciaba juego, y mucha ve- Y en esa final que terminó empatada, el autor del locidad y calidad en fase ofensiva. Por eso se ca- gol del Atlético fue Luis Aragonés, que ya molderacterizó, y llegaría de la mano de aquellos aba su figura como la de un ídolo Colchonero. jugadores a las instancias finales de competicio- Como jugador, hacía desde 1964 que se enconnes continentales. De todas maneras, allí mismo traba en el club. Es decir, una década, y postese encontraría con un gigante del continente. riormente a eso daría fin a su carrera. Luego de perder en el partido cumbre, El Sabio de la HorDesde 1973, hasta 1976, el Bayern Munich ale- taleza (ese es el barrio en donde nació), tomaría mán se hacía gigante. De la mano de Franz Bec- las riendas desde el banquillo del Atleti. Apenas kenbauer, Gerd Muller y Karl Heinz retirado, Luis fue designado como el director técRummenigge, los bávaros se alzaban con tres nico del principal equipo. Sería el líder de quiénes Copas de Europa consecutivas. Era su período, días atrás eran sus compañeros. Pero él lo decía los teutones se erigían como los mejores indis- así sobre sus dirigidos: “Seguiré siendo un comcutiblemente. Pero allí estaban los Colchoneros pañero más pero los jugadores deben comprenpara intentar pelearle el trono. En la primera de der la responsabilidad que he adquirido”. esas tres copas logradas por el Bayern, el rival fue el conjunto rojiblanco.


Anteriormente, Aragonés se destacaba por ser un volante muy combativo en la mitad de cancha, arrancando por el costado derecho, aprovechando por momentos la funcionalidad ofensiva que el puesto le transmitía en algunas ocasiones. Desde un primer instante, buscó que su equipo copiara ese modelo, y el Atlético Madrid se convirtió en un equipo muy aguerrido, con muy buenos jugadores de mitad de cancha para adelante para lograr hacer la diferencia.

Con el nuevo entrenador al mando, el equipo recibía la noticia de que el Bayern Munich, por su apretado calendario, desistía de jugar la Copa Intercontinental. Así, los españoles tomaban el lugar como subcampeones y debían jugar ante Independiente, el conjunto argentino que era el flamante campeón de la Copa Libertadores de América. Solo cinco meses después de asumir, a Aragonés se le presentaba una situación que, de hacer bien las cosas, le permitiría agrandar sobremanera su calidad de mito en la historia del club.

Aquel elenco argentino tenía entre sus filas a la figura mundial del momento, Ricardo Enrique Bochini. El argentino tenía tanta clase para jugar que sus habilidades habían trascendido el mundo entero. Sus formidables condiciones llevaban a los de Avellaneda a lo más alto del pedestal americano. Similar al Bayern, el Rojo se había impuesto en todas las Copas desde 1972 hasta 1975. El Bocha, que había debutado en el año de la primera de ese póker de conquistas, se moldeaba como la gran figura y acabaría jugando toda su carrera, con más logros, en la misma institución.

Sin duda que era un desafío muy importante el que tenía enfrente el Atleti. Debía plantar cara ante el rey del otro continente, un equipo que a esa altura ya había logrado dos Libertadores, y llegarían dos más. Con Aragonés al mando, el equipo viajó a Buenos Aires con las esperanzas de sacar un buen resultado en la ida. Visitaron a Independiente y lograron, a pesar de caer 1-0, que la serie esté totalmente abierta para la vuelta. Fue un desarrollo en el que los blanquirrojos se dedicaron a defender y a no permitir un resultado más abultado. El único tanto de aquella noche lo haría Agustín Balbuena. Los argentinos no habían sido muy superiores, pero pudieron materializar una de las pocas oportunidades de gol que tuvieron.

La vuelta, disputada en el Vicente Calderón el 12 de abril de 1975, encontró un estadio rebosado de gente local, que quería llegar a la gloria con su equipo, y con Luis Aragonés en el banco de suplentes. En una noche vestida de gala por toda la afición, el Atlético lograría rápidamente el empate mediante el gol de Javier Irureta de cabeza. El protagonismo fue claramente Colchonero en el segundo partido, aunque la alegría definitiva llegaría a cinco minutos del final, cuando Rubén Ayala estamparía el segundo gol y la ventaja en la eliminatoria. Fueron 50.000 personas que coparon el estadio y que estallaron en un grito de júbilo cuando el árbitro chileno Carlos Robles dio por terminado el partido. Un 2-1 en el general de la serie para que el Atleti se quedara con la Intercontinental.


Pese a un primer juego en el que fue medianamente protagonista, en el segundo Enrique Bochini no logró hacer su juego y fue absorbido por la marca de Adelardo, quién era el capitán y pudo alzar el trofeo de campeones ante todo el público que colmó las tribunas. El líder de aquel equipo comandado por Luis Aragonés lo recordaba: “En Sudamérica, la Intercontinental tiene un gran valor. Cuando fuimos a Buenos Aires había un ambiente increíble. La afición de Independiente no paraba de animar. Conseguimos un resultado esperanzador y, en el encuentro de vuelta, remontamos la eliminatoria. Tuve que defender a la figura del Independiente, Bochini, que en aquellos tiempos estaba considerado uno de los mejores jugadores del mundo”. Adelardo era el que comenzaba cada jugada de ataque, no dejó

mover al ‘10’ rival, y junto a su entrenador levantaban un título único e irrepetible para el club.

Luis Aragonés, aún sin cumplir todavía seis meses desde que había asumido como entrenador, lograba conquistar semejante Copa. Unos meses antes se había despedido tras una década como jugador del Atleti en la que estuvo cerca de la gloria en Europa. La baja del Bayern le dio la posibilidad de jugar las dos finales ante Independiente, en las que haría historia. Luego retornaría y dirigiría entre 2001 y 2003. Hoy, todo el Atlético lo recuerda, con los honores que merece y ameritara siempre. Porque Aragonés logró ser una leyenda en el club Colchonero.

De tierras que quieren volver a ser


Especial Luis AragonĂŠs


‘’Las finales no se juegan, se ganan’’


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LUIS ARAGONÉS Y EL

Texto de Alb @albert


MOTÍN DEL HESPERIA

bert López t7lopez


En su breve etapa al F.C.Barcelona llegó en una época muy conflictiva. El equipo era presidido por Josep Luis Nuñez y el entrenador era Terry Venables fue que destituido en la quina jornada de la Liga tras tres derrotas consecutivas.

La elección de la directiva fue la contratación de Luis Aragonés para que arreglase la situación. El club ocupaba la parte baja de la clasificación y necesitaban a un entrenador que pusiese orden en el vestuario y recuperase los buenos resultados. Finalmente, ese año el Barça acaba sexto. No obstante, fueron eliminados en los cuartos de final de la UEFA y consiguieron ganar la Copa del Rey al ganarla contra la Real Sociedad en el Santiago Bernabéu con gol de Alexanco haciendo evitando de esta forma la no participación en competiciones europeas.

En plena temporada “el sabio de la hortaleza” sufre una depresión y deja el cargo momentáneamente. Carles Rexach, el 2º entrenador tomó las riendas del equipo en los partidos que Luis Aragonés no estuvo.

No obstante, el 28 de Abril de 1988 se produce uno de los hechos más negros en la historia del club con el famoso “Motín del Hesperia” donde todo la plantilla del F.C.Barcelona decidió plantarse y realizar un manifiesto ante los medios de comunicación donde quería manifestar un enfrentamiento con el presidente Josep LluisNuñez.

Este motín sucede cuando el club se niega a asumir los impuestos y las multas de las inspecciones de Hacienda. Toda la plantilla (excepto Schuster, Lineker y López López) aunque a priori estaban de acuerdo con sus compañeros de vestuario comparecieron ante los medios junto al entrenador, Luis Aragonés para denunciar dicha situación.

El capitán del equipo, José Ramón Alexanco fue el portavoz para reivindicar la situación que estaban viviendo donde afirmaba haber perdido “toda la confianza con el presidente, que nos ha decepcionado como persona y humillado como profesionales”.


El resultado de eso fue catorce futbolistas despedidos (de una plantilla de 26) y la destitución del primer entrenador. Los jugadores despedidos fueron Urruti, Pedraza, Moratalla, Nayim, Schuster…entre otros. Cabe destacar que jugadores como Archibald, Vinyals, Hughes no volvierón de sus cesiones.

Jugadores como Carrasco o Lineker fueron los elegidos para tener un eje cental para empezar a crear el equipo del proyecto de Johan Cruyff. Ese mismo verano se fichó a grandes jugadores de la talla de Bakero, Txiki,Eusebio o Salinas empezando así uno de los mejores periodios de la historia del F.C.Barcelona. El famoso “DreamTeam”.

Luis Aragonés fue un entrenador que enlazó Venables y Cruyff ya que a causa de su breve estancia en el banquillo del F.C.Barcelona aunque dio paso una de las épocas más gloriosas de la historia del club.

De Gamper a Xavi


Las promesas de aquella Euro de Don Luis

El ojeador

Texto de Jaime Toral @Jaime_Toral

Nani

El extremo portugués llegaba a la Eurocopa de 2008, con tan solo 21 añitos, tras haber recorrido una temporada muy intensa, en su primer año con uno de los mejores clubes del mundo del momento, el Manchester United, donde se había tenido que ganar un hueco, con compañeros como Ryan Giggs, Park Ji-Sung o Cristiano Ronaldo que le hacían la competencia. Aún así Luis Felipe Scolari, decidió convocar para la gran cita europea a este hombre de banda que a pesar de su inmadurez, denotaba una gran habilidad con el balón, hasta el punto de llegarse a considerar la

posibilidad de tener un recambio para Cristiano Ronaldo, cuando éste ya no estuviera. En la Eurocopa, Nani tuvo que estar a la sombra de un gran Ricardo Quaresma, que llegaba de cuajar una magnífica temporada con el Oporto, pero a pesar de ello el veloz atacante ‘red devil’ consiguió estar presente en 3 de los 4 partidos que disputó en esta competición la selección portuguesa (Uno de titular y dos de suplente).


Nasri

El interior izquierdo de origen argelino y de nacionalidad francesa, fue una de las grandes sorpresas y novedades de la lista de elegidos por Raymond Domenech para ir a la Eurocopa. Era un jugador muy joven, de tan solo 20 años, pero la gran campaña que había logrado completar en el Olympique de Marsella, llamó la atención del seleccionador francés, pero no solo se percataría de su presencia éste, sino que el club de la capital inglesa, el Arsenal, llamó a sus puertas, y tras acabar la competición que se vivió entre Suiza y Austria, se haría oficial el traspaso de Nasri por

el conjunto ‘gunner’. La participación del prometedor jugador marsellés, fue mínima en la Euro 2008, ya que únicamente completo 30 minutos sobre el terreno de juego, pero aquellos instantes donde piso césped austriaco, el planeta del fútbol sabía que estaba dando cabida a un futuro mago del balón, por el gran control y manejo de aquel nuevo modelo de esférico, llamado “adidas Europass”.


Cesc Fábregas

Con tan solo 21 años, el hijo pródigo de Arenys de Mar, fue uno de los jugadores más destacados de la Eurocopa, siendo uno de los salvadores y piezas fundamentales para que ‘La Roja’ de D. Luis Aragonés se alzara con este trofeo. Llegaría a la competición austriaca y suiza, tras coronarse con una temporada excepcional a nivel personal en el equipo londinense dirigido Arsène Wenger, donde se había consolidado ya firmemente como uno de los directores del juego ‘gunner’. En lo que a la Euro 08 respecta, Cesc cuajó una de sus mejores competiciones a nivel internacional, dejándonos dos detalles significativos para él en

esta competición, primero el gol en la tanda de penaltis frente a Italia en cuartos de final, que nos daría el pase a semifinales, y el cual nos hizo creer en la posibilidad de ser campeones. Y en consecuencia, su titularidad en la final frente a Alemania, donde ‘El sabio de Hortaleza’ o Don Luis Aragonés supo reconocer a este diamante en bruto que tenía, criado entre la cantera del FC Barcelona y la del Arsenal FC, y que desde ese momento sacaría a relucir, ya que esa perla preciosa que tenía en sus filas, no se podía dejar desaprovechar.


Mario Gómez

Uno de los actuales tanques de la selección de Joachim Löw, delantero de origen español, pero nacido en Alemania, jugó también aquella Euro 2008. En aquella época militaba en las filas del VfB Stuttgart, y fue el mayor de los estandartes del equipo de la ciudad sureña de Alemania. En esa temporada, ‘Super Mario’ consiguió anotar un total de 28 goles entre todas las competiciones, y una cifra de 19 tantos en la Bundesliga, colocándole el segundo en la tabla de goleadores, por detrás de Luca Toni (24 goles). La competición fue un premio para Mario, tras la enorme cam-

paña que había conseguido cosechar. Aunque en la Eurocopa, el joven punta de 22 años no pudo ser titular, tuvo que mantenerse al acecho de lo que hacía Miroslav Klose uno de los máximos baluartes del conjunto de Löw. Pero el técnico germano sabía de la valía de Mario Gomez, y fue uno de los recambios más utilizados en todo el torneo, jugando incluso alrededor de 15 minutos la final, contra España, saltando al terreno de juego en el minuto 78, sustituyendo a ‘Bomber’ Klose.


‘’Lo más agrada a esta profesión. S campo me e


Especial Luis Aragonés

able es dedicarme Sólo con pisar un encandila’’



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