Underground Football NUESTRO EQUIPO Editor
Irati Prat @IratiPrat
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ÍNDICE
8. #ElJugadorRandom 10. Test UGF con Pepe Colubi 12. Entrevista con Gustavo López 20. Firma invitada con Abel Rojas 22. Wembley Connection 26. English Underground 4 30. El gol de Grosso 36. Por la Squadra 42. Aus Deuschtland Mit Liebe 48. Desde el banquillo 54. Sudamérica, tierra de leyendas 58. Desde Bélgica con Amor 62. Tiempos de peseta, fútbol de oro 68. Suizalandia
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#FoTOP
#ElJugado
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TIMO PERTHEL
orRandom
EQUIPO ACTUAL VFL Bochum
NACIONALIDAD Alemán
FECHA DE NACIMIENTO (EDAD) 11-02-1989 (25)
LUGAR DE NACIMIENTO Kaiserslautern
EQUIPO DONDE DEBUTÓ SV Werder Bremen
¿ES INTERNACIONAL? (Nº VECES) No (Hasta Alemania Sub20)
GOLES COMO INTERNACIONAL 0
DEMARCACIÓN Lateral izquierdo
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EL TEST DE UGF Pepe Colubi
El primer recuerdo futbolero de Pepe Colubi.
Un partido al que me llevó mi padre en Oviedo cuando yo era muy pequeño. Ni siquiera recuerdo qué equipos jugaban, sólo sé que hacía mucho frío y que un espectador le gritó al juez de línea: "¡cara barquillu!". Mi padre y yo recordamos esa an
Pipi jugó al soccer, ¿Pepe Colubi jugó al fútbol?
La experiencia de Pipi con el soccer que cuento en California 83 está totalmente basada en la que yo mismo viví en aquella high school. Era la gran esperanza europea del equipo. Metí un golazo en un partido de pretemporada y no volví a marcar en partido oficial. Antes de acabar el campeonato, me echaron del equipo por faltar a los entrenamientos. Fui un fraude, es decir, aquella aventura fue una perfecta metáfora de TODO lo que vendría después. ¿Saliste a celebrar alguno de los campeonatos que ganó España?
Sí, claro. Pero es que siempre salgo a celebrar todas las
FICHA TÉCNICA
Profesión: Periodista, escritor y guionista asturiano.
¿Por qué bancamos a Pepe Colubi?
Es difícil no bancar a Pepe Colubi. Compañero de profesión y autor de infinidad de libros maravillosos entre los que destacan ‘California 83’ y ‘Chorromoco 91’. Además, y por lo que más le amamos, miembro del maravilloso trío de Ilustres Ignorantes.
cosas, incluso los fracasos. Hay que salir sin parar.
¿Habéis pensado alguna vez en invitar a un futbolista a Ilustres Ignorantes?
¡Nos encantaría! Y lo hemos intentado, pero sus agendas son complicadísimas y nuestras grabaciones, escasas y puntuales. Una vez, Coronas y Casillas se saludaron delante de mí en un bolo de Faemino y Cansado.
‘’Perico no es un buen nombre para un ciclista’’, ¿qué nombre no es bueno para un jugador de fútbol? Orsay.
Mourinho te parece un... ... agitador de masas.
Un equipo.
El Sporting de Gijón.
Un jugador de fútbol.
Siendo consecuente con la respuesta anterior, el gran Enrique Castro "Quini". Y de aquella época y equipo, también Enzo Ferrero. De los recientes, Xavi Hernández.
¿Con qué futbolista te irías de copas? Con Romario, ¡sin dudarlo!
¿Ganará España algún día el Oro futbolístico en los JJOO de Madrid?
¡Eh, lo he pillado! ¡Esto es una pregunta trampa! Nunca habrá JJOO en Madrid, ¿verdad?
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‘’Yo creo que el fútbol fue egoísta con el Celta por lo que hizo el Celta en el fútbol’’ Nos encontramos en la entrada del hotel donde se hospeda. Acaba de salir de la sesión de tarde del curso intensivo de entrenador de fútbol que les imparte la Federación Española de Fútbol y nos comenta que al día siguiente tiene varios exámenes. Viene en chándal, sin tiempo para cambiarse, cenan en treinta minutos y a estudiar para mañana. Es Gustavo López, mito viviente del Celta e internacional por Argentina.
Realizada por Irati Prat @IratiPrat Fotos de Marcelo Brage @marceleitor24
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Tú eres el ‘Cuervo’ López por una serie de dibujos animados, ¿por qué en Argentina existe la costumbre de apodar a los futbolistas?
En Argentina o te ponen motes o te ponen diminutivos. Es una costumbre argentina. Enseguida los mayores, los padres, los amigos de los padres, cuando juegas en los clubes de barrio te ponían los motes. Entonces el mote o el diminutivo va quedando hasta el resto de los días porque realmente se conoce así al futbolista, también en la vida cotidiana. Tu padre era hincha de Independiente, club donde debu-
tas como futbolista profesional. También fue tu agente, ¿cómo de importante fue su figura para ti?
Sí, mi padre siempre me acompaño a mí. Siempre me ayudó. Una vez que yo debuté en el equipo del que éramos hinchas, toda la carrera mía me la llevó él. Armó un grupo de trabajo con abogados, con contables… pero el cabeza visible era él.
Eres hincha de Independiente desde pequeñito. ¿Recuerdas aquella Intercontinental ganada al Liverpool?
Si, con Bochini, con Percudani, con toda esta gente…
‘’Ver ganar a tu club y lograr cosas con él supone una alegía enorme’’
Sí, me acuerdo, en diciembre, la verdad es que fue una alegría enorme. Ver ganar a tu club y lograr cosas con el club del que eres hincha es muy lindo.
Debutas con Bochini y ganas cuatro títulos con Independiente en dos temporadas…
Si, tuvimos la Recopa contra Vélez en Japón que también fue muy bonita. Dos Supercopas seguidas, que Independiente no tenía ninguna, la primera contra Boca y la segunda ante Flamengo en Maracaná donde dimos la vuelta. Y después el campeonato local. En poco más de año y medio lograr tantos títulos es muy lindo y satisfactorio. Y si encima eres hincha de ese club.
Luego vienes a España, a Zaragoza, ¿qué te hace cambiar el fútbol argentino por el español?
Las inquietudes del fútbol europeo, era un desafío importante, era algo que me apetecía muchísimo, era un reto, una meta que uno se había puesto. Y bueno, se iban cumpliendo: jugar en Primera División, ir a la Selección argentina, jugar en Europa y la verdad que, bueno, me lleva todo eso a dar ese paso tan importante que por suerte salió bien.
¿Cuándo tú estabas en el fútbol argentino había tanta diferencia con respecto al fútbol europeo?
Antes se esperaba más para dar ese paso, los clubes también mantenían más al jugador… Era una situación social que vivía el país y los clubes no están exentos de ello, porque allí son clubes y no sociedades anónimas como la mayoría de acá. Pero hoy en día las necesidades son distintas, son vender al jugador para sacar
dinero y mantener a la institución.
Paga el Zaragoza 420 millones de pesetas por tu traspaso, el fichaje más caro de su historia hasta el momento. ¿Esto te mete presión?
Yo creo que la presión se la va poniendo uno mismo. Uno vive con esa presión constante de jugar, de ganar, la presión de hacerlo cada vez mejor. El dinero es un anexo, es algo que se vive en el fútbol. Pero después la presión se la pone cada uno dependiendo de lo que quiere hacer, de sus metas, de sus desafíos... Cada uno se pone sus presiones. Y durante tu etapa en el Zaragoza consigues la plata olímpica en Atlanta’96, ¿cómo fue aquella experiencia?
La Olimpiada fue hermosa porque tenés que tener una edad justa para poder jugarla. Además, tu selección tiene que haber clasificado y después llegar a esa final.
‘’Venir al fútbol europeo era algo que me apetecía muchísimo. Era una meta que me había puesto’’
Tuvimos mala suerte, perdimos. Pero me quedo con la experiencia vivida, con la medalla… Jugar tantas competiciones importantes con la selección creo que fue algo bonito.
Y cuando te marchas al Celta… ¿tiene mucho que ver que Víctor Fernández, que había sido tu entrenador en el Zaragoza, esté allí?
Si, Víctor tiene que ver, también que el equipo jugase bárbaro, que hubiese mucho interés…. Son muchos factores y fue un paso importante en mi carrera. Conseguimos, además, objetivos muy buenos y creo que se hizo un fútbol brillante.
Ganáis la Intertoto… ¿Cómo es levantar el único título europeo de un club como el Celta?
Yo creo que el fútbol fue egoísta con el Celta por lo que hizo el Celta en el fútbol. Pero, creo que ganar un partido o ganar un título no es por merecimientos, es porque realmente lo hiciste mejor y lo ganaste, porque hiciste mejor las cosas. Creo que el Celta tuvo una época brillante, con muy buen fútbol, pero que no lo transformamos en títulos. La verdad que tener un título siempre es importante pero me quedo con las ocho temporadas que he vivido en Vigo y con lo que he disfrutado. Creo que ha sido una de mis mejores etapas.
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Compartes Mundial y Copa América con Bielsa. ¿Qué le pasaba a aquella selección de Bielsa que jugaba tan bien pero no ganaba finales?
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Fuimos al Mundial de 2002 con muchas ganas, con mucho trabajo, con mucho sacrificio. Se clasificó mucho antes, cosa que es difícil en las eliminatorias sudamericanas… Clasificar con tanto poderío como hizo Argentina. Llegamos con muchas ganas pero la verdad es que no sé lo que pasó, no salieron bien las cosas y nos tuvimos que volver. Fue una buena experiencia pero también el sabor amargo de tener una gran selección y no llegar todo lo lejos que hubiéramos podido en aquel Mundial.
Hay una anécdota que cuenta que Bielsa se encerró varias semanas en su casa tras aquella eliminación… ¿Cómo era Marcelo como seleccionador?
Para mí fue un monstro. Me enseño muchísimo, primero. Se aprende muchísimo, te exprime muchísimo. Y te deja cosas buenísimas en el fútbol. Como lo ve, como lo transmite… La sinceridad que tiene para el jugador, para mí fue un entrenador brillante.
Volviendo al Celta, la Intertoto que ganáis es agónica, con goles en el descuento… ¿cómo es ganar una final en los minutos finales? Es diferente a ganarla plácidamente, claro está. Es la
agonía, el nerviosismo, la ansiedad, las dudas… Y la verdad es que bueno, fue lindo, hay buenos recuerdos, pero creo que el Celta, vuelvo a repetir, mereció mucho más.
Y aquel equipo que juntáis en Vigo con Makelelé, con Karpin, con Mostovoi… ¿es uno de los mejores Celtas de la historia?
Si, para mí sí. Es un equipo que será difícil de volver a juntar. Estaba Mazinho, Fernando Cáceres, Michel Salgado… un montón de gente… ese Celta era muy pero muy bueno. También viviste la etapa de los descensos. ¿Aquella etapa te hace ser más del Celta de lo que eras?
Si, seguro. Yo me considero un celtista más. Creo que son heridas que cuesta cicatrizar pero es fútbol y como tal lo tienes que asumir. Tuvimos suerte, ascendimos rápidamente y entramos en UEFA.
Porque además descendéis mientras jugáis la Champions League. ¿Demasiados partidos?
Sí, yo creo que son equipos, hablo de mi experiencia, que no están habituados a esa competición. Si a jugar entre semanas porque habíamos estado en UEFA pero la Champions es tan ilusionante que a veces distrae a un equipo como el Celta. Y cuando quisimos reaccionar ya era tarde.
Querías retirarte en Independiente o en el Celta. Sin embargo, acabas en el Cádiz. ¿Qué pasó?
Sí, pero no se llegó a un acuerdo y finalmente acabó Félix Carnero en el Cádiz, me llamó él que había estado en el Celta y decidí ir con él. Luego decidí dejar la carrera para centrarme en lo personal, estar más con la familia… Y la verdad es que fue
una buena etapa en el Cádiz, me trataron muy bien allá. Y tras la retirada eliges vivir en Vigo. ¿Por qué Vigo?
Me gustó. Hice raíces, hice amigos, la gente siempre me ha tratado de forma extraordinaria, me adapté muy rápido. Me gusta la ciudad, me gusta su ideología… Es una ciudad que atrapa.
‘’Vigo es una ciudad que te atrapa. Me gusta la ciudad, me gusta su ideología...’’
Volcándonos un poco más en el Celta actual. Tú que conoces a Berizzo, ¿cuándo lo anuncian como entrenador esperas que realice la temporada que está haciendo?
Yo ya lo veía como entrenador. Creo que es un equipo que viene ya trabajado desde la época de Luís Enrique y Eusebio y creo que el ‘Toto’ lo está haciendo muy bien porque lo sigue mejorando con matices. A mí la verdad es que no me sorprende porque es capaz de hacer eso y ya se le veía faceta de entrenador cuando jugaba.
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‘’El curso de entrenador es una forma de seguir en el mundo del fútbol. Sin embargo, de momento no pienso en ejercer como técnico. Estoy muy cómodo así’’
Pasando por tu faceta como comentarista, ¿qué te lleva a ello?
Porque me ofrecieron la oportunidad. Carlos Martínez, Nacho Aranda y, sobre todo, Julio Maldonado. Empecé haciendo las eliminatorias para el Mundial y ya me quedé allí. Ya dije que me gustaban los retos y este era uno más. La verdad es que se aprende desde otra perspectiva. Tratamos de trasladas al espectador nuestra experiencia vivida como futbolista y de cómo vivimos los partidos.
¿Y esto de querer ser entrenador?
Es una forma de seguir en el mundo del fútbol. Amo este deporte y tener el carnet de entrenador te indica que algún día puedes ser entrenador. Hoy en día me siento cómodo en la tele, en la radio, me gusta lo que hago, me atrae lo que hago y realmente me siento satisfecho de venir acá y estar con esta gente tan profesional pero el día de mañana no se sabe. Hay que estudiar, sacar el título y mañana se verá lo que se hace.
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#FirmaInvitada
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EMILIANO VELÁZQUEZ
Emiliano Velázquez (20 años) me ha reconciliado con el Getafe FC. La Liga BBVA es el objeto de estudio de Ecos del Balón, la competición a la que más atención prestamos, algo que a mí me encanta porque creo que en España es donde se ve un fútbol táctica y técnicamente más avanzado. Por eso en todos los equipos he detectado siempre puntos de interés que me animaban a verlo. En todos menos en el Getafe. Hasta esta temporada. El central uruguayo, cedido por el Atlético de Madrid, desborda clase. Largo, delgado;
de centro de gravedad alto, pero, a su vez, con piernas ligeras. Gusta hasta cuando juega mal. Y juega mal pocas veces. Sin más defecto localizado que su irregularidad, dominando tanto el juego frontal como el lateral y tanto en posicional como en transición, el potencial de Emiliano Velázquez es una de esas razones que animan a pensar que el retorno del Atleti como grande europeo no tiene por qué ser flor de un ciclo. Y mientras tanto, me seguirá apeteciendo ver jugar al Getafe de Contra.
Texto de Abel Rojas @ecosdelbalon Foto de Agencias
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El BRITPOP, el mejor marketing del MANCHESTER CITY 22
Antes de jeques y millones. Antes de títulos, glamour y clasificaciones cada año para Champions League. Antes de todo aquello, el Manchester City era un club con mucho menos tirón, con mucha menos repercusión. El club desde el 76 no ganaba un solo título e incluso, a inicios de la pasada década, estuvieron una temporada en la Division Two, teniendo el desastroso honor de ser el segundo campeón europeo (ganaron en 1970 la copa de la UEFA), tras el 1.FC Magdeburg alemán, en llegar a tal nivel.
Texto de Jorge Ulloa @redjor Fotos de Agencias
Hacerse ahora del City es más sencillo. Ganan títulos, tienen grandes jugadores y son un equipo potente y temido como antaño. Pero si el club en esos años lograba seguir teniendo algo de repercusión, es por la explosión en los 90 del britpop. En este momento os preguntaréis, primero, qué es el britpop y segundo, qué tiene que ver esto con el City. Todo está relacionado con un grupo de música, Oasis. Más allá de gustos de unos u otros, Oasis marca una generación junto a otros grupos británicos en cuanto al panorama musical en los 90. Englobados en el ya mencionado britpop, britrock o como prefiráis llamarlo, género musical que toma sus raíces del pop de los 60-70 y, sobre todo de la música rock independiente de los 80 (como The Smiths), surge en el Reino Unido haciendo referencia en muchas de sus canciones al panorama británico y como respuesta en contra a otros movimientos y estilos que habían surgido a finales de los 80. En este estilo, además de Oasis, grupos como Blur, The Stone Roses o The Verve fueron un bombazo y un giro musical con gran éxito. Nuestros protagonistas, los hermanos Gallagher, son los líderes de Oasis, conjunto que se formó 91 (aunque Noel, principal compositor, se uniría más tarde), tomando como base la banda en la que ya estaba Liam, The Rain. Originarios de Manchester, nunca han ocul-
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tado sus preferencias futbolísticas, que distan mucho de apoyar al equipo importante en aquellos años en la ciudad, el United. Ellos se criaron en la última época de esplendor del City y vivieron sus peores temporadas sin dejar de apoyarlos, sin ocultar su fanatismo. Todo ello es algo que el aficionado Citizen nunca ha olvidado ni ha dejado pasar por algo. Es relativamente habitual que en el Etihad se escuche al público alzar sus voces y cantar, como si fuese un himno del club, alguno de los éxitos del grupo. Por ejemplo, Wonderwall, la canción más relevante de la banda, lanzada en 1995, se ha entonado en muchas ocasiones en los encuentros del City.
Sin embargo, la compra del club por el jeque y posterior explosión en potencial y poderío económico del City, coincidió con la disolución de la banda británica. Las peleas entre los 2 hermanos y líderes del grupo llevaron a ello justo instantes antes de un concierto. Y aunque el City no necesitaba ya de su promoción y apoyo, los dos siguieron muy ligados al club. Es habitual que acudan al Etihad siempre que su agenda se lo permite y también llegando a acompañar al club fuera de Manchester. A Liam Gallagher le vimos en el Bernabéu como si fuese el mayor hooligan de todos y acabó siendo expulsado de la grada en su enésima salida de tono.
#WembleyConnection
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También es un habitual que les pregunten sobre fútbol en sus entrevistas. Por ejemplo, tras la victoria en la Premier League el año pasado, Liam declaró que quería que Pellegrini le adoptase, que era un auténtico fan de él. A Noel también se le vio aquel día en que el City ganó al West Ham para sumar su última Premier en el campo, acabando tras el partido sobre el césped con otros artistas de renombre como Johnny Marr, guitarrista de The Smiths, y haciéndose fotos con los jugadores, incluso con el brazalete de capitán en el brazo, que le entregó Vincent Kompany. Pero aunque el City sabe que su base de fans es numerosa, en gran medida por la influencia de Oasis que logró que muchos aficionados del grupo acabasen siguiendo a los, hay algo que parece que ni el fútbol puede conseguir. Esto es conseguir reunir a los 2 hermanos y que en vez de Beady Eye y Noel Gallagher’s High Flying Birds, vuelvan a ser uno, es decir, vuelvan a ser Oasis. Es cierto que se vuelven a hablar, aunque cuando coinciden en el Etihad intentan estar lo
más lejos el uno del otro. Al menos, si bien no reunir el grupo, el fútbol si les junta en un mismo recinto varias veces al año. Mientras tanto, aún por separado y con Oasis volviendo a relanzar sus discos 20 años después de su salida, siguen siendo uno de los principales reclamos del Manchester City en la captación de aficionados. En entrevistas, tours e incluso en la televisión del club aparecen de vez en cuando. En 2011 por ejemplo, la presentación de la camiseta fue llevada a cabo por Beady Eye, el actual grupo de Liam con parte de los que formaban Oasis y al año siguiente sería Noel el que participó en la campaña. Tras la llegada del jeque, el club se hace promoción casi sólo, sacan nuevos aficionados de cualquier lado con sólo ganar un partido o con un gol de Agüero. Pero las vacas flacas pueden volver a llegar sin avisar. Y si eso sucede, ahí estarán los Gallagher para promocionar, a través de su música, al club que una vez fue el hermano pobre de la ciudad de Manchester.
Un grande de Inglaterra El Manchester City es un club histórico del futbol inglés. No siempre ha sido puntero y tampoco siempre ha sido un club menor. Fundado en 1880, han tenido 3 grandes épocas a lo largo de su historia, acompañadas de grandes sequías de títulos, largas travesías por el desierto. La primera, en los años 30 bajo la batuta de Wilf Wild logrando ganar una copa (su segunda) y su primer título liguero, este último en 1937. Tras ello y quitando la FA
Cup de 1956, hasta la llegada de Joe Mercer como entrenador, el Manchester City no volvió a ganar un título. Pero aquella época, la más gloriosa en la historia del club, reportó a las vitrinas del equipo una liga a los 2 años de haber ascendido, una FA Cup, una Copa de la Liga e incluso una Copa de la UEFA en 1970. Pero como sucedió tras la racha de los años 30, tras esta tanda de luces, llegaría una de sombras. Desde 1976 con el
25 triunfo en la copa de la Liga, no volverían a ganar un trofeo hasta 2011 (FA Cup), con Roberto Mancini a los mandos. Aunque el gran momento sería al año siguiente, con la consecución del título liguero 44 años después. Además de eso, ya con Pellegrini, el conjunto de Manchester se hizo con otra copa de la Liga y una nueva Premier, la cuarta en su historia que les acredita como actuales campeones.
BARRY FRY - JOHN STILL
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LOS OJOS PRIVILEGIADOS DE INGLATERRA Texto de José Sousa Murillo @Sousa_Murillo Fotos de Agencias
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Peterborough y Luton, dos localidades relativamente cercanas, ambas de Cambridgeshire y con importancia en su región. Futbolísticamente, el Luton Town era el club más antiguo en división profesional hasta su descenso hace pocos años, aunque ahora ha vuelto. El Peterborough United es un club humilde con solo ocho temporadas en Championship en su haber. Es por eso que tiene mucho mérito que nuestros protagonistas hayan descubierto, fácilmente, un once titular entero para Championship, e incluso para la Premier League, cuando trabajan para dos clubes más bien pequeños en la actualidad, pese a la historia del Luton. Barry Fry es un tipo de fútbol. Ha pasado su vida en él, trabajando para Birmingham City y Barnet principalmente,
hasta que fue llamado a filas para el Peterborough United con la llegada del magnate irlandés Darragh MacAnthony, con una auténtica revolución a modo fichajes que ahora explicaremos. John Still es un hombre de fútbol modesto, del de barro de verdad. En Dagenham estuvo muchos años, descubrió una ingente cantidad de futbolistas amateurs que en fútbol profesional despuntaron bajo su batuta, y que actualmente alguno de ellos está mínimo en Championship. Barry tiene un ojo privilegiado para descubrir juventud, para atacar donde más duele a sus rivales fichando de manera inesperada a aquel tipo de jugador que se rentabiliza con solo verlo cinco partidos en una temporada. En Peterborough han pasado desde su llegada Joe Lewis (Blackpool),
Russell Martin y Ryan Bennett (Norwich), Paul Coutts (Derby County), Craig Mackail-Smith (Brighton), George Boyd (Burnley), Lee Tomlin (Middlesbrough), Britt Assombalonga (Nottingham Forest) y Dwight Gayle (Crystal Palace). John Still, en cambio, ha sido capaz de explotar desde el banquillo las habilidades de futbolistas que, llegasen con la edad que llegasen, despuntaban con el Dagenham & Redbridge, y ahora lo está logrando con el Luton Town. Nadie les conoce, pero Jon Nurse, Mark Nwokeji, Anwar Uddin o Tom Tejan Sie, triunfaron como profesionales bajo la tutela de Still, algo que no han logrado tras marcharse de su lado. La lista podría no terminar nunca… Sin embargo, Still no solo sabe hacer rendir al que juega con él y viene de abajo, sino que también sabe descubrir el talento en la gente joven. Buena muestra de ello es que Mackail-Smith y Gayle salieron del Dagenham estando el como entrenador del equipo. Otro que ha salido de las garras de Still es Romaine Vincelont, ahora en el Leyton Orient, pero que llegó a jugar en Championship con el Brighton. Vincelot fue firmado por Still tras hacer una prueba con el Dagenham en League One, cuando no es que lo quisiesen en muchos sitios precisamente, pero John le sacó punta.
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#EnglishUnderground
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Pero esto va más allá. Tanto John como Barry tienen gente de confianza en sus respectivos trabajos. Fry en los despachos cuenta con un equipo de ojeadores que es la envidia de Inglaterra. ¡Y no logran quitarle a un solo miembro del equipo! John Still, además, tiene en este caso desde los banquillos a un socio de lujo, que además le fue quitado por Barry Fry en su momento, como MackailSmith o Gayle. Scott Griffiths,
lateral izquierdo del Luton en la actualidad, salió del Dagenham de la mano de Still, firmó por el Peterborough en Championship, y volvió a Dagenham con su mentor. Ahora, en Luton, se volvieron a juntar los caminos del lateral y el entrenador. Se puede decir más alto, pero no más claro. Un entrenador ha de saber dirigir, un director deportivo, ha de saber captar el talento, pero en esta
gente tenemos un todo en uno, y son personas a las que se les agota el tiempo de destacar. Llevan muchos años en el fútbol, pero lo que hacen no sale de las experiencias vividas, sino de un talento natural.
PODCAST UGF DIFERENTES AL RESTO, TAMBIÉN EN LAS ONDAS
LOS AÑOS DORADOS
AUGE Y CAÍDA DE LA SERIE A
Texto de Mónica Fernández @Pinturicchia13 Foso de Agencias
Ava Gardner fue una vez la criatura más hermosa que pisaba la faz de la tierra. No sólo eso, también era una de las actrices más populares del Hollywood clásico y una mujer con una fascinante vida discurrida entre flashes, oropeles y amoríos turbulentos. Si Ava hubiera sido una fubolera irredenta en sus últimos años, cosa de la que no tenemos constancia, seguro que su liga preferida hubiera sido el Calcio, no sólo por su pasional carácter sino porque podría sentirse identificada con el reciente discurrir del fútbol italiano. Durante sus últimos días, enferma y con un tratamiento pagado por el amor de su vida, Frank Sinatra, su
vida tenía cierta similitud con la opulencia que un día mostró el fútbol italiano reinando sobre todos como ella hacía sobre todas las actrices. Un Calcio que hoy trascurre marchito recordando sus añorados tiempos de gloria como la mítica Ava recordaba la manera que su cuerpo ondulante se paseaba por el Hollywood de los años 60. No ha habido en Europa una liga que fuera mejor que el Calcio de los años 80 y 90. Era, simplemente, la NBA del fútbol. Una colección de estrellas reunidas en varios equipos que aspiraban a todos los títulos y luchaban cada semana en el que decían era el campeonato
más dificil que existía. Quien triunfaba en Italia, triunfaba en cualquier sitio, era el cliché de entonces. Italia era el reto, la meca futbolera, el súmmun de cualquier jugador en esa época. Así era en el imaginario colectivo y aún distorsionado por el tiempo, la nostalgia y la leyenda, en el mito sobre aquel Calcio no faltan razones para considerar que era la mejor competición de toda la historia. Veinte años después, el fútbol de Italia ha perdido una plaza europea, es cuarto en el ranking compitiendo reñidamente con Portugal y los cracks no van allí, todo lo contrario, si se hacen estrellas en el Calcio no tardan en huir. ¿Qué
EL EDÉN DEL CALCIO
Rumenigge, Platini, Laudrup, Van Basten, Zico, Batistuta, Zidane, Rui Costa, Stoichkov… no hubo casi ninguna estrella futbolística durante los 80 y 90 que no probara en el edén del Calcio, pero entre todas ellas, ninguna tuvo el brillo que dio Maradona. El Pelusa llegó al Napolés, un equipo mediano incapaz de competir con el tiránico norte. La zurda más esplendorosa de la historia del fútbol guió al Napoli a dos títulos de liga y una Copa de la Uefa. Los napolitanos olvidados mil veces por el Estado y la administración y despreciados por un clasismo peyorativo en su propio país explotaron de
#ElGolDeGrosso
alegría. Aún hoy la gesta del Napoli es una de las más emotivas historias del balompié. Como si el Betis de la mano de Messi ganara hoy la Liga. Diego da hoy en día más pena que gloria plagando los noticiarios con sucesos lamentables como las últimas imágenes filtradas agrediendo a su novia. El personaje le comió, la persona no pudo responder, su decadencia va acorde a la degeneración actual del fútbol italiano pero su estampa sigue presente en todos los bares, rincones, esquinas y hogares napolitanos. Un retrato perenne de los maravillosos días de vino y rosas.
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pasó?¿Cómo pasó Italia de ser el hogar de los mejores futbolistas a vivir en esta crisis continua que somete a los aficionados a vivir entre el pasmo y la tristeza? En Underground Football empezamos este mes una serie para explicar en profundidad el auge y la caída de la Serie A. Bienvenidos a lo que un día fue el país de las maravillas del balón. El competitivo nivel que llegó a mostrar el fútbol italiano durante dos décadas se refleja contundentemente en el palmarés de la Copa de la UEFA durante los años 90. En aquella década sólo un año hubo una final en la que no hubiera al menos un equipo italiano. Todas las demás tuvieron representante transalpino. Y con absoluta variedad. Llegaron Torino, Juventus, Napoli, Fiorentina, Internazionale, Lazio y Parma. En el 90 (Fiorentina-Juventus), 91 (Roma-Inter), 95 (Juventus-Fiorentina) y en el 98 (Inter-Lazio) la final de la Uefa fue totalmente italiana. La pléyade de estrellas que uno podía encontrar en los álbumes de Panini desde los primeros años de los 80 hasta finales de los 90 era tan absolutamente rutilante que hubiera hecho palidecer de envidia hasta a nuestra amiga Ava. O no, Ava se hubiera echado un novio que jugase en la A y listo. Era la moda. Desde Maradona a Platini, desde Zidane a Van Basten, de Shevchenko a Falcao. Todos los cracks querían jugar en la A. El dominio italiano se redondeó con 3 títulos en la extinta Recopa durante los años 90 y cinco Copas de Europa (tres del Milan y las dos de la Juve) desde 1985 a 1996.
La brutal competitividad mostrada en Europa y la lista de nombres ilustres en el Calcio daban brillo a una competición que siempre había estado entre las mejores del mundo pero el factor diferencial fue que las estrellas no se concentraron en las tres grandes escuadras del campeonato (Inter, Milan y Juve, las tres legendarias damas del Calcio) sino que se repartían también en el
resto de equipos. Maradona hizo campeón al Napoli, Zico jugó en el Udinese, Mancini y Vialli destilaban clase y llegaban a la final de la Copa de Europa jugando en la Sampdoria, etc. Aquello propició que durante los 90 al menos siete equipos tuvieran opciones de títulos, las llamadas siete hermanas del Calcio: Juventus, Milan, Inter, Lazio, Roma, Fiorentina y Parma).
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Como suele ser pasar todo eso se consiguió a base de dinero. La victoria del Mundial 82 y la adjudicación del Mundial del 90 a Italia situaron al país transalpino en el epicentro del fútbol mundial y atrajo a varios inversores y empresarios que pusieron su pasta y la de sus compañías en los equipos italianos. Mucho antes del despilfarro de los jeques del City y del PSG estuvieron los Berlus-
coni, Moratti, Cecchi Gori y etcétera. El caso más representativo fue el de Silvio Berlusconi. Nadie como Il Cavaliere encarna la Italia de aquella época. Tras unos turbulentos años 70 marcados por el terrorismo de izquierda y derecha la década de los 80 fue la última dominada por la clase política surgida después de la II Guerra Mundial. Y de entre esas ceni-
zas surgió el berlusconismo con su populismo, sus líos con la justicia, sus velinas y por supuesto con su equipo de fútbol el AC Milan al que compró en 1986. El club rossonero venía de unos años difíciles (dos veces descendió a principios de los ochenta, una por el escándalo del Totonero y otra por estrictos motivos deportivos) y el dinero berlusconiano ayudó al equipo milanés en conver-
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tirse en el mejor del mundo de la mano de un desconocido Arrigo Sacchi. 28 titulos en 27 temporadas es el saldo de Silvio Berlusconi que hoy parece decidido a tener el grifo cortado. No era tacaño tampoco su vecino del Inter de Milan, Massimo Moratti, que se hizo con las riendas del club en 1995 y que despilfarró todo lo que pudo y más en un club que ya había fichado todo lo fichable para intentar convertirse en el mejor club de Italia. Desde el Inter de los alemanes (Matthaus, Brehme y Klinsman) hasta el boom de fichar a Ronaldo, el equipo nerazzuro era siempre protagonista del Calciomercato no sólo por esos fichajes de relumbrón sino por “genialidades” como las ventas de Roberto Carlos o Pirlo. Curiosamente, Moratti consiguió su Copa de Europa en 2010 con el Calcio ya en franca decadencia y de la mano de Mourinho en el único periodo de cierta estabilidad del club más loco de la serie A. Antes, en los años dorados, el Inter consiguió ganar tres Copas de la UEFA pero sólo después del Calciopoli pudo reinar con continuidad.
Los equipos medianos también nadaban en billetes verdes en aquella época. La Roma en los noventa era propiedad de los Sensi bajo cuyo mandato ganaron el recordado Scudetto de 2001. Un año antes los ganadores fueron sus vecinos de la Lazio, el juguete de Sergio Cragnotti, dueño de la empresa alimenticia Cirio que será protagonista, por tristes motivos,en esta serie de reportajes. De protagonistas sabía bastante Vittorio Cecchi Gori, patrono de la Fiorentina y productor cinematográfico, responsable de que la Viola fuera una de las siete hermanas, pudiera llegar a finales, pudiera contar con estrellas como Batistuta y culpable de que desapareciera también. Y es que el fútbol italiano de aquella época creaba burbujas tan relucientes como frágiles como la del Parma y la empresa Parmalat, otro equipo habitual de finales y fichajes exhorbitados. Otro terrible batacazo económico. Caso aparte es el de la Juventus. Sus propietarios son la familia Agnelli desde los años 20, por lo que no se adquirió al equipo en las dos décadas del boom y el gasto del holding fa-
miliar en el equipo nunca ha sido tan exorbitante como en los casos de Moratti o de Berlusconi, que admitió hace poco haberse gastado 50 millones de su bolsillo todos los años. Pero la Juventus también tuvo su particular batacazo. En su caso por las oscuras artes de Luciano Moggi. ¿Quién era Luciano Moggi? A mediados de los 70 era un trabajador de los ferrocarriles públicos. Y Galliani era un antenista, Berlusconi un simple empresario, Maradona todavía jugaba en Argentina, las Brigadas Rojas habían asesinado a Aldo Moro , los constructores se frotaban las manos con la consecución del Mundial 90 a Italia y estaba dando comienzo el mayor espectáculo futbolístico de Europa: la gran Serie A. Empresarios sin escrúpulos, cracks futbolísticos, violencia, villanos, doping, amaños, compra de árbitros. El auge y caida de la Serie A no envidia a ningun folletín novelesco y Underground Football lo diseccionará estos próximos meses.
£1m Football Star: I am Gay
36 En realidad la carrera futbolística de Justin Fashanu giró bruscamente cuando en mitad de la travesía chocó de forma cruel con el técnico del Nottingham Forest, Brian Clough. El controvertido mánager inglés vio en aquel futbolista el sustituto perfecto de Trevor Francis, corría el año 1980 y la figura de Justin se hizo un hueco en el panorama futbolístico de las islas. Su buen hacer en el Norwich City le valieron su firma por uno de los clubes más potentes de Inglaterra. Sin embargo el futuro no le deparaba un final feliz. La autobiografía del mítico técnico inglés mostró entre
‘’¿Dónde vas si quieres pan? Al panadero, ¿dónde vas si quieres pata de cordero? Al carnicero. Entonces, ¿ qué haces saliendo de esos malditos clubs de maricones?” Brian Clough.
otras lindezas su trato al futbolista y como poco a poco le hizo desaparecer del equipo, el primer futbolista de color por el que se pagó 1 millón de libras pasaba de héroe a villano en cuestión de meses por una cosa tan ridícula como es conocer con quién se acuesta.
Sería diez años más tarde cuando Justin reconoció lo que todos sabíamos, le gustaban los hombres, hecho que no es incompatible con absolutamente nada, pero el fútbol no estaba preparado, la sociedad no estaba preparada.
#PorLaSquadra
El 22 de octubre de 1990 la vida de un joven inglés de padre nigeriano y madre guyanesa cambiaría para siempre, aquella nublada mañana el diario “The Sun” salió con este titular: “£1m Football Star: I am Gay’’
Texto de Sergio M.Potenciano @Squadraeterna Fotos de Agencias
En abril de 2013, la jugadora norteamericana de la WNBA, Britney Griner, reconocía abiertamente su homosexualidad. Jason Paul Collins, de la NBA, salía del armario casi al unísono y Michael Sam, estrella del fútbol americano seguía el camino de los anteriores. Este mismo año, Thomas Hitzlsperger, futbolista internacional alemán volvía a hacer lo propio una vez retirado del balón, como el mismo centrocampista germano reconoce, haberlo hecho en activo hubiese perjudicado su carrera. Tan triste como cierto. Todos ellos muestran al Mundo que deporte y homose-
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xualidad no están reñidos, el problema son los ojos desde los que se mira, la sociedad debe seguir avanzando y no estaría mal empezar por vernos todos iguales. ¿Es incompatible correr, regatear y meter goles con enamorarse de una persona del mismo sexo? La respuesta es no. El problema lo tiene quién lo cree. Justin Fashanu fue el primero de unos pocos ‘valientes’, tal vez su historia no ayuda a muchos de esos deportistas que se acuestan con personas de igual sexo y tienen miedo a sufrir un rechazo tal como acabar con su trabajo e incluso como fue el caso del
inglés, con su vida. Tristemente el futbolista ex de Norwich, Notts Forest, Southampton, Notts Couny y Brighton & Hove Albion tuvo que salir de Inglaterra. Estados Unidos fue su siguiente parada, allí Los Ángeles Heat, Edmonton Brickmen y Hamilton Steelers de Canadá antes de regresar a casa. De nuevo Reino Unido, nuevo intento en Manchester, West Ham e Ipswich Town, su carrera estaba arruinada y su ánimo por los suelos. Leyton Orient, Southall, Toronto Blizzard y Leatherhead. Muchos clubes, mismo resultado. Fashanu se apartó de los te-
rrenos de juego al mismo tiempo que hacía caja con la prensa del corazón, un cambió que como vimos no fue el acertado. El dinero no da la felicidad, su caso no fue distinto. Volvió a intentarlo sin suerte en Inglaterra, Suecia, Escocia, Australia e incluso Nueva Zelanda, pero el fútbol le había dado la espalda. Una vez retirado, ya en 1998 y en Estados Unidos, un joven de 17 años declaró un ataque por parte de Justin, un intento de violación por el que Fashanu fue interrogado y nunca detenido. Pocos días más tarde la prensa informaba que la policía americana tenía una orden de detención
“Me he dado cuenta que he sido condenado como culpable. No quiero ser más una vergüenza para mis amigos y familia [...] espero que el Jesús que amo me dé la bienvenida y finalmente encuentre la paz allí” Nota de despedida de Justin Fashanu
por agresión de primer y segundo grado pero Justin había vuelto a Inglaterra. Voló a Londres para no volver. Justin Fashanu se quitaba la vida un 3 de mayo de 1998 en un garaje abandonado en Schoreditc, Londres. Lo que parecía ser el principio de una nueva vida no fue más que el principio del fin de
su vida. Aquellas declaraciones a “The Sun” así como varias entrevistas posteriores concedidas a “Gay Times” iniciaron el descenso a los infiernos de quien buscaba el cielo del balón. Daba igual como se desenvolviese en el terreno de juego, Justin era juzgado por como elegía pareja fuera de él. El fútbol es un deporte de hombres y otros mitos y leyendas a exterminar. El fútbol inglés era rudo, duro y un jugador homosexual no era digno de participar de él en aquellos maravillosos años 80. Quien solo buscaba felicidad y conseguir abrir una puerta para muchos otros se encontraba con barreras imposibles de saltar. Estaba en lo cierto, su vida cambiaría. Justin Fashanu ya no valía. De lo que Justin nunca se llegó a enterar es que las investigaciones de agresión en Estados Unidos fueron abandonadas por falta de pruebas y no era culpable de nada. Nunca mejor dicho. Fashanu no era culpable de nada, sin embargó la sociedad le castigó. Como dijo en su despedida, solo buscaba paz, tristemente dejó de vivir para conseguirla. Hasta 2008 cuando hiciera lo propio Olivier Rouyer, Justin Fashanu fue el único futbolista en reconocer su homosexualidad en activo, con el tiempo se convirtió en un icono, un ejemplo que por desgracia nadie ‘quiere’ -o puede- seguir. DEP
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#AusDeuschtlandMitLiebe
ROBERT ENKE Algo más que un legado
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Robert Enke no pudo más. Con tan sólo 32 años, estaba cansado de sufrir por su cabeza. Desde que era joven parecía estar predestinado a ello, a hacerlo casi en silencio. Hoy, desde hace cinco años, es el ejemplo de que antes que futbolistas, son personas y no son inmunes a las depresiones. Deja tras de sí, algo más que un simple legado.
Texto de Shark Gutiérrez @Shark_Gutierrez Fotos de Agencias
44 Las nuevas tecnologías almacenan todo tipo de recuerdos y experiencias. Las fotos y los vídeos son testigos presenciales de momentos únicos, casi de verdaderos privilegiados: han adelantado mucho los tiempos. Ya no son álbumes de fotos, ahora son carpetas, archivos en formato MPEG, MP3 y toda clase de siglas para poderlo recordar casi de forma portátil y simultánea. Sin embargo, la mente sigue jugando un papel fundamental en nuestra vida, tanto es así, que son
las que reavivan las emociones de las experiencias vividas; son las que hacen revivir u olvidar. Una especie de “switch on/switch off” cuál luz de habitación. Un “click” que separa la luz de la oscuridad. Algo tan simple y sencillo, debería tener fácil solución…pero no. La mente es una gran desconocida, algo que ignoramos y que, quizás, todavía nos cueste siglos o milenios descubrir sus más recónditos secretos y sorpresas. Algo debió pasar por la cabeza de Robert
para que, desde hace cinco años, no alumbre de sonrisas el corazón de Alemania con sus paradas y vuelos imposibles. A día de hoy, sigue siendo una losa que nadie puede (ni debe) asumir. No hay culpables, sólo decepción, tristeza y un legado que nadie debe olvidar. De hecho, su desgraciado final dio a conocer una enfermedad que puede jugar al escondite con todos, pero nunca con el propio deportista: la depresión. Algo que, si no se trata a tiempo, puede devorar almas
y vidas a su paso, cuál peste bubónica. Fueron muy tempranos los síntomas de su depresión. La personalidad de Robert Enke siempre fue la de un chico tímido, callado, respetuoso y profesional, incluso cuando tenía edad para hacer locuras. Sintomático de lo que era la RDA en aquél instante: “al más mínimo error, lo pagas caro”. Tras una gran actuación con la Alemania reunificada en el mítico y antiguo estadio de Wembley con la selección sub-16,
Robert fue progresando en las diferentes categorías del club de su ciudad natal: Jena. Con 18 años le llegó la oportunidad en el Carl Zeiss contra el Hannover, el 11 de noviembre de 1995; llegó a la titularidad gracias al mítico “Ebse” Vógel. Tras una mala racha de Mario Neumann (14 goles en 3 partidos), vio potencial en aquél rostro cuadrado, pero sonrisa reluciente y pelo lacio que envolvían a ese post-adolescente. Robert siempre mantuvo sus condiciones, pero como portero joven e inexperto, también tenía sus fallos. El primero de ellos fue ante el VfB Lübeck, cuando un balón se le escapa de las manos, provocando así el gol del rival; unos partidos más tarde, un esférico que se le escapa de las manos por querer blocarlo, termina en gol. “Enkus” como así le llamaban sus compañeros –y amigos- explotó. La exigencia que tenía consigo mismo, afectó a su cabeza. Sus ánimos parecían normales a ojos de todo el mundo: unos fallos los tiene cualquiera, pero Enke no lo entendió así; si en el error ante el Lübeck se encerró una semana, al siguiente error, pidió entre lágrimas que le cambiaran. Parecía no poder más. A pesar de estos episodios, nadie le dio la suficiente
importancia. De hecho, el míster le dijo: “si quieres ser profesional, debes asumir que tendrás muchos errores, muchos fallos; has de aprender a superarlos”, en pos de animarle para futuros partidos. Tarde o temprano lo superaría: sus pantalones largos y su camiseta emulando a Köpke en el Mundial del 94, así como su liderazgo o mando en el equipo, haría el resto. El chico no volvería a ser titular esa temporada, pero daría un salto cualitativo en su carrera: irse a Mönchengladbach la temporada siguiente. El histórico Borussia necesitaba de sus servicios, aunque el reto era de los más difíciles: por delante tenía al mítico Uwe Kamps, uno de los mejores porteros (por aquél entonces) de la Bundesliga. Alternaba el primer equipo con el filial y estuvo casi dos temporadas sin jugar y le tocó hacerlo en la época más difícil. La lesión de Uwe Kamps, en la temporada 199798, fue agridulce. Primero, por la forma de conseguir la titularidad (lesión de Kamps), y segundo, por el descenso del Borussia Mönchengladbach a la segunda división tras más de 30 años en la élite del fútbol alemán. Pese a todo, el portero de Jena fue uno de los mejores jugadores del equipo, lo que le
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valió salir rumbo a Lisboa, exhibiendo un gran rendimiento en el Benfica dirigido por Heynckes. Durante tres años se siente confiado, tranquilo y sereno, pese a la primera reacción adversa que tuvo a su llegada. Tanto Teresa (su pareja), como Jorg (representante y amigo) parecían aliviados con el cambio de rumbo que todo había tomado. Sin embargo, no duraría: Enke ficha por el Barça de van Gaal y allí vuelve a tener una recaída, una nueva lucha interna que librar, no sólo por la titularidad en la portería culé, sino en su interior: volvía a sentir pánico, terror y miedo. Las palabras de Frank de Boer tras el partido ante el Novelda (dónde Robert falla en 2 de los 3 goles), golpean (aún más si cabe) su confianza. Está hundido en su interior; pese a que juega algunos partidos en el club culé, Enke es descartado y se marcha cedido al Fenerbahçe turco, dónde no hace más que huir hacia delante. Sus pensamientos le devoraban su alma y su espíritu, algo que tras estar sin equipo unos meses, parece recuperar en Tenerife. En el club insular recupera las sensaciones de vivir, pese a las dificultades que tuvo Teresa en el embarazo de Lara. La niña da brillo a su vida, pese a sus problemas de salud. De hecho, regresan a Alemania. Al que sería el último club de su carrera: el Hannover 96. Como una ironía del destino, el equipo contra el que debutó hacía casi 10 años atrás, era el que confiaba en él para su salvaguardar su portería. Desde el primer partido, Enke se sintió como en casa; de hecho es
nombrado mejor portero de la Bundesliga a su vuelta, por delante de metas más prestigiosos. Volaba, paraba…se divertía; en esa montaña rusa que eran sus ánimos y sus ganas de vivir, aumentarían exponencialmente. Ese guardameta felino, prodigioso en el uno contra uno y confiado, se derribaría otra vez. Como en Barcelona o Turquía, volvía a sentirse incapaz de seguir adelante. No entendía las razones -pese a haber perdido a su hija,- de su estado. Era el mejor momento de su carrera deportiva después de superarlo todo y, con la puerta abierta a la titularidad de la selección; a falta de un año para el Mundial de Sudáfrica, Enke partía en todas las quinielas para ser el titular de la “Mannschaft”. “Si estuvieras en mi cabeza, entenderías porque me estoy volviendo loco”, fueron las palabras exactas que le dijo a Teresa. La idea de quitarse la vida la había compartido ya, con su amigo y antiguo compañero, Marco Vila. Alguien que le intentaba ayudar desde la distancia, pero al mismo tiempo muy cerca, casi a golpe de teléfono. El deseo de morir era un síntoma novedoso y cada vez, más difícil de reprimir. Para intentar erradicar esa idea, Teresa le hace prometer que no se suicidaría; la adopción de Leila y su carrera deportiva, hacía presagiar que todo volvería a ser como antes, como otra de sus recaídas. Que continuaría con su vida y alcanzaría sus mayores éxitos como futbolista. No fue así, Robert decidió jugar el último partido de su vida contra el
Hamburgo, el ocho de noviembre de 2009, con un resultado final de 2:2. Tranquilo, sereno, con la seguridad de que ya no tenía que luchar más. Su destino estaba escrito y además lo escribiría él. “Enkus” mintió a todos, apagó el móvil y se fue a una estación de tren. Se puso delante de uno y su vida, en un momento, en un instante, desapareció. Desapareció su dolor, su angustia, su lucha interior. Esas montañas rusas ya no iban a volver jamás a la vida de Robert
47 Enke. No podía soportarlo más. Pese a quitarse la vida, el portero del Hannover pensó, aunque sólo fueran diez minutos, aceptar su enfermedad. Pero fueron sólo diez minutos; se sentía como un actor fingiendo que todo estaba bien, perfecto, pero por dentro no lo estaba. Si para algo sirvió este tan desgraciado suceso, fue para ayudar a todas las personas (más que futbolistas o deportistas) a aceptar su condición. A tratarse y a locali-
zar a tiempo esa enfermedad. Hoy en día, cada 10 de noviembre (y a través de la fundación que dirige Teresa Enke), se recuerda que los futbolistas son algo más que máquinas, que no hay una selección natural por ser privilegiados. Que el miedo debe ser inexistente a no aceptar que se está mal y que nadie va a juzgarle. Siempre habrá una, dos o incluso muchas manos amigas dispuestas a ayudar. Para desgracia de todos, Robert Enke no pudo realizar
esa última parada felina para evitar el gol encajado de su vida, el más doloroso. Desde hace cinco años, la afición del Hannover le recuerda emocionadamente, en una única sola voz, que detrás de cada futbolista, hay una persona. Detrás de esa persona, siempre habrá algo más que un legado.
Acento inglés en Donostia
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El adiós de Joseba Arrasate era una despedida anunciada desde hace meses en San Sebastián. La comunión entre afición y entrenador, si alguna vez estuvo viva, se murió. En Anoeta no gustaba su doctrina. Ni los resultados ni el juego valían la pena. El proyecto Champions se esfumaba a las primeras de cambio, y en Liga el equipo salvó con apego el tipo, pero sin artificios. El verano pasó sin cambios, pero su adiós se sentía ya en el ambiente de la playa de La Concha allá por el mes de agosto. Un cambio de rumbo de 180º con la llegada de David Moyes. El escocés será el cuarto británico que se siente en el banquillo txuri-urdín, buscando quizás esa suerte esquiva que le privó en Manchester de echar raíces, de convertir el territorio Ferguson en suyo propio. No hubo manera. Pese a todo, su buen hacer en el Everton le han valido de reclamo para la directiva donostiarra, un hecho que nos ha llevado a echar un vistazo en la retina al pasado británico del banco blanquiazul. El primer británico en dirigir a la Real Sociedad fue Harry Lowe, en el primer lustro de la década de los años treinta. Sin duda su nombre dejó un especial calado en San Sebastián. Su impronta, inglés de pura cepa, sirvió para vivir alegrías
Texto de Christian Díez @christiandiez
#DesdeElBanquillo y tristezas a partes iguales. 161 partidos, con 71 victorias, 23 empates y 67 derrotas, un bagaje que le sitúa en el sexto escalón de entrenadores con más partidos en la historia del club donostiarra. Con él en el banco, la Real acarició las miles del éxito en su primer año, igualado a 22 puntos con Athletic y Racing de Santander en el primer puesto de la tabla clasificatoria, pero cayendo al tercer puesto por el gol average, llevándose el gran rival, el Athletic, su segundo título liguero consecutivo a sus vitrinas. Sin lugar a dudas, aquel año había sido un éxito para la entidad txuri-urdin. Un resultado que no sería superado hasta la campaña 79/80, cuando la entidad alcanzó el subcampeonato de Liga con Arconada, Perico Alonso y López Ufarte en sus filas. Así, el técnico continúo su labor, con más pena que gloria, un año turbio el siguiente, quedando antepenúltimo, pero contando con el respaldo de la directiva, lo que le permitió seguir tres años más al frente del equipo, manteniendo el tipo, algo que no impidió que en la temporada 34/35 el equipo sufriera su primer descenso de categoría, con Lowe al frente. Dejando además una situación curiosa para los anales, su participación en un partido liguero en
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San Sebastián recuerda también los goles con sabor inglés
John William Aldridge, nacido en Liverpool en 1958, fue el primer jugador extranjero que contrató la Real Sociedad. Un delantero inglés que dejó su huella en Atocha entre el verano de 1989 y el de 1991. Y es que sin lugar a duda, Aldridge es recordado por la afición como uno de los mejores delanteros que ha pasado por las filas del equipo donostiarra a lo lardo de toda su historia. 1 millón de libras pagó el conjunto vasco por su fichaje procedente del Liverpool. La
marcha de Loren al Athletic invitaba a romper con la ley no escrita de no fichar jugadores extranjeros, y la Real acertó de pleno con el fichaje del ariete de Liverpool. Dos temporadas, 75 partidos y 40 goles, un auténtico depredador del área. Muchos son todavía los que recuerdan con anhelo sus goles, su voracidad dentro del área y su talento en los metros finales. Él también es la esencia del fútbol inglés que se recuerda con la llegada de Moyes.
Valencia, con 48 años y 226 días a sus espaldas, un récord al que nadie ha hecho sombra hasta la fecha. Una situación límite que acabó con las esperanzas del británico, que ni corto, ni perezoso, no lo dudo, abandonó el fútbol. Ese hecho dejó muy tocado. Su vínculo con San Sebastián era tan fuerte que esa caída le alejó de su pasión. Exactamente 50 años pasaron hasta que otro británico llegó al banquillo txuri-urdin. Con Lowe en la memoria, allí aterrizaba un joven galés, John Benjamin Toshack, el complemento perfecto para el aire british que anhelaba Atocha. Tras su experiencia como jugadorentrenador del Swansea y primer técnico del Sporting de Lisboa, Toshack llegaba con aires divinos al norte de España. El equipo donostiarra aún tenía en la retina sus dos títulos ligueros con Ormaetxea al frente a comienzos de la década de los 80, un resplandor que nunca olvidarán en San Sebastián. Así, tras un arranque dubitativo, tocando fondo en la jornada 17 con un décimo segundo puesto en la tabla clasificatoria, el equipo remontó el vuelo, el cual se cercioró la temporada siguiente consiguiendo el título copero, el segundo en su historia tras el logrado en 1909. Una situación que en su tercera campaña le llevó a alcanzar el subcampeonato de Liga y Copa, lo que atrajo a los grandes, una cacería en la que el Real Madrid se llevaría el gato al agua dos años más tarde. Toshack fue incapaz de olvidar San Sebastián. La ciudad vasca había calado en su cora-
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zón, como pasó con Lowe. El británico de a pie se siente como en casa en Donostia. Así, tras un año en la capital, regresó a Anoeta, había quedado trabajo por hacer. Cuatro temporadas más demostrando su saber hacer, con un brillante primer año en el que equipo acabó quinto, con billete para Europa, pero el idilio concluyó al final de la 1993/1994, su
país le llamaba a filas. El técnico galés siempre ha sido claro, la Real tiene un hueco muy especial en su corazón, y con esas vivió su tercera etapa en San Sebastián, llegando para sustituir a Perico Alonso en la 2000/2001, dejando al equipo en media tabla, continuando un año más, pero sin suerte, siendo destituido en la jornada 29, cuando el equipo era antepenúltimo. Un adiós triste para el segundo técnico con más partidos al frente del equipo donostiarra, con 386, a sólo tres de igualar al mítico Benito Díaz. Sin embargo, en San Sebastián se recuerda con cariño a Toshack, un entrenador jovial, con sus frases delirantes y sus particulares métodos. Así, el último británico en sentarse en el banco de Anoeta fue, otro galés, Chris Coleman, quien apenas duró seis meses y medio al frente del equipo en la campaña 2007/2008. La Real había descendido a Segunda, y Coleman tenía la difícil papeleta de
devolver a los donostiarras a la élite, pero la presión fue mayor. Así, cuando corría la jornada 29, las diferencias con la por entonces directiva le obligó a presentar la dimisión. Su papel estaba siendo bueno, de hecho el equipo había remontado un mal inicio y era quinto en la tabla clasificatoria, sumando sólo una derrota en los últimos doce encuentros. La presión por volver a Primera fue demasiada, y el galés no aguantó. Ahora llega Moyes, tras una discutida etapa en Manchester, a sabiendas de que no será fácil. En su presentación el escocés ha dejado claro que quiere revivir los buenos momentos de Toshack en el cuadro blanquiazul, él sin duda es su faro. El cuarto británico en San Sebastián viene con un contrato de 18 meses, lo que queda de esta temporada y una más, pero algunos ya sueñan con que eche las mismas raíces que echó en Liverpool, con el Everton, eso significará que el equipo cumple con el objetivo, estar ahí arriba.
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La esencia del potrero
#SudámericaTierraDeLeyendas
La elegancia con el balón de José Luis “Garrafa” Sánchez no buscaba salir a Europa o jugar en un club grande. Alejado de los esfuerzos pero dueño de un talento innato, una tragedia le costaría la vida cuando aún era muy joven.
Texto de Nico Galliari @nico92galliari Fotos de Agencias
Aquella zurda acabaría regalando sonrisas, generando la continua felicidad del pueblo argentino al observar su habilidad y calidad. Cada vez que tocaba el balón, cualquier cosa podía suceder. Más allá de si la acción finalizaba en una celebración en el arco contrario, con sus pies lograba realizar lo que se propusiese. Un talento inagotable, el que exhibía en cada juego, aún sin una gran preparación física. De esos símbolos futbolísticos que no se entregaban al máximo, pero disfrutaba como un niño y podía llevar a su equipo a la victoria en una jugada aislada. Protegía el balón como pocos, era imposible quitárselo, y de repente salía con un caño o cualquier finta que se pueda imaginar. Lograba escabullirse de sus marcadores, hasta llegar al área. Allí generaba la admiración de todos, y atraía los insultos de sus compañeros por realizar usual-
mente una gambeta más de lo que la acción solicitaba. La clase y los miles de recursos para sostener el cuero en el pie izquierdo elevaban su imagen. Si bien era adorado por los fanáticos de clubes en donde jugó, llegó a ser respetado por todos los aficionados al deporte del país, que veían su juego para deleitarse. De tranco lento, era capaz de dar una habilitación por la única rendija que el adversario dejaba entre líneas. Se regocijaba en un campo de juego, rara vez obedecía las órdenes de su entrenador, pero con la pelota hacía cuánto quisiese. Ese era José Luis Sánchez, “Garrafa”, apodo que llegó a heredar por la profesión de su padre, quién se ocupaba de repartir garrafas en su zona de residencia. Según las palabras del propio futbolista, de no haber llegado a la máxima división, tendría el mismo oficio de butanero. Protagonista de la
segunda división argentina, como así también del torneo de Primera, siempre fue caracterizado por su rebeldía dentro y fuera del campo. Con 19 años, haría su presentación en Deportivo Laferrere, club de su lugar de origen. Lo ubicaron como lateral por izquierda, hasta se animó a salir jugando tomando decisiones riesgosas y sacándose de encima a dos hombres. Aquella posición inicial tenía que ver con sus condiciones previas a una lesión en la Reserva. Era rápido, dinámico, podía correr por toda la banda en el partido pero, posteriormente al daño en su rodilla, las cualidades cambiarían. Le quitó velocidad, pero asentó más su capacidad infinita para controlar el balón y protegerlo como si fuera un tesoro. Pisaba el cuero y lo sacaba de la vista del oponente. Lo alejaba. En espacios reducidos podía inventar la jugada que se le antojase, y había quienes señalaban que su habilidad era una mixtura entre Maradona y Bochini. Le alcanzaba con ser feliz en categorías del ascenso. No desesperaba por jugar en Primera o dar un salto a Europa. De hecho, tuvo la chance de jugar en Boca Juniors, pero su otra pasión evitaría su contratación. Una mañana, yendo al entrenamiento con su motocicleta, se adelantó a mucha velocidad al auto que ocupaban Carlos Bilardo y Nery Pumpido, entrenador y ayudante de campo. Luego de aquel día, el cuerpo técnico desestimó otorgarle un lugar en el plantel. Años más tarde, ese entusiasmo por el vértigo en las calles le jugaría una mala pasada.
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Las virtudes y su naturalidad dejarían un sello distintivo en Banfield, equipo del sur de la Provincia de Buenos Aires. Allí jugó desde comienzos del presente siglo al año 2005. En lo que comprende casi un lustro, enamoró a los hinchas, que hoy lo recuerdan como una leyenda. Allí exhibió también su notable pegada en tiros libres, o esos penales con un freno previo que anticipaban un gol casi seguro. Vital en un ascenso y para la clasificación a Copa Libertadores, su esplendor con la camiseta blanca y verde llegaría de la mano de Julio César Falcioni, aunque con todos los entrenadores pudo destacar. Incluso, varios conocían su personalidad y no les preocupaba que llevase una vida sin desvelos. Pocas veces sentía el rigor de los entrenamientos, no era apegado a los esfuerzos. Su talento era discontinuo, pero aparecía en las citas más importantes para hacer valer su calidad.
A pesar de atravesar tiempos sin jugar, siempre se las ingeniaba para innovar en el césped. Quienes lo vieron actuar apuntan sus vicios, indirectamente relacionados a su capacidad con la pelota. Entre innumerables anécdotas de las que fue protagonista, un ex compañero cuenta que previamente a una final por el ascenso, comió dos choripanes (comida típica argentina) y luego hizo lo que quiso en el terreno de juego. Después de dejar una marca imborrable en Banfield, retornó a la institución donde había debutado. Laferrere volvió a recibirlo, esta vez como un hijo pródigo. Sin embargo, las motos y los riesgos eran su otra predilección. Intentaba realizar lo que pudiese con ese medio de transporte, hasta que un accidente le quitó la vida a los 31 años. Frente a su casa, buscó hacer una maniobra poco ortodoxa y falleció a los pocos días. Muchos fanáticos
del fútbol se acercaron a despedirlo y a agradecerle las sonrisas generadas. La admiración que causó hizo que un grupo de amigos filmase una película con su historia y varios relatos que recuerdan su forma de ser. El video, denominado “El Garrafa: una película de fulbo”, puede verse por You Tube. Su talento contrastó de frente con otras particularidades. El conductor radial argentino, Alejandro Dolina, lo definió con soltura y precisión: “Garrafa está en uno de esos retratos que uno tiene, de esas personas que nos han dado un poco de felicidad. No fue campeón del mundo. No jugó en la selección argentina. Tampoco viajó a Europa. Solo desplegó su fútbol en el ascenso y en la Primera División de Argentina y Uruguay. Sobre una moto, Garrafa hizo su última pirueta, le salió mal. La pelota sigue triste, como todo el fútbol argentino”.
#DesdeBélgicaConAmor
El Johan Neeskens del SPORTING CHARLEROI
NEESKENS KEBANO
Texto de Irati Prat @IratiPrat Fotos de Agencias
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Lo llamaron Neeskens por Johan, aquel jugador del Ajax al que su padre admiraba hasta un punto tan extremo que deseó que, tras la retirada del futbolista neerlandés, el apellido, nombre en nuestro caso, siguiera resonando en su mente. Y por eso llamó a su hijo Neeskens. Neeskens Kebano. Él nació en Francia, muy cerca de París, en Montereau. Sin embargo, es internacional por la República Democrática del Congo, dejando atrás numerosos partidos con las categorías inferiores de la selección gala. Neeskens defiende los colores celeste y rojo de la bandera del país centroafricano, lo hace desde aquel partido ante Costa de Marfil, clasificatoria para la Copa de África de 2015, en el que debutó como titular, ganando y marcando. Comenzó jugando al fútbol con cuatro años en el equipo de su localidad natal y allí permaneció hasta que, en 2004, llamaron de Clairefontaine, una de las doce academias de la federación francesa de fútbol dedicada a jóvenes talentos, para llevárselo. Era obvio que estando allí algún club de la élite francesa se fijaría en él. Y así fue. El Paris Saint Germain llamó a su puerta y aunque eran años en los que el rey de Francia residía en Lyon, él aceptó probar con el equipo capitalino. Sin embargo, no fue hasta dos años después cuando, tras volver a su población natal, firmó un principio de contrato, espe-
cial para jóvenes de su edad y no comparable con los de futbolistas profesionales, con el club parisino. Tenía 14 años. Comenzó en el equipo Sub14 del club, donde coincidió con jugadores como Jimmy Kamghain o Alassane Tambe, que en la actualidad pertenecen al Kortrijk belga y con los cuales se ha enfrentado en la Jupiler Pro League. Con ellos ganó el campeonato Sub14, la temporada siguiente harían lo mismo con el Sub15 y la siguiente volverían a repetir con el Sub16. Algo se estaba cocinando en las entrañas del club de la capital francesa y no era el aterrizaje de un jeque desde el Próximo Oriente. Llegaba el primero de los cambios, del fútbol base francés al fútbol amateur francés. Competería en la cuarta división francesa, que recibe el nombre de Campeonato de Francia Amateur, con el reservas del PSG. Además, el primer equipo lo inscribió en la lista de seleccionables para los partidos de Europa League. Tenía 18 años. Debutaría con el primer equipo en 1/8 de Coupe de France, ante un equipo amateur que había realizado la proeza de plantarse allí, era el FC Martigues. Y en siguiente ronda marcaría su primer gol con el primer equipo del PSG, fue en la prórroga del partido ante el Le Mans. Neeskens Kebano dio el acceso a su equipo a unas semifinales donde ya esperaba el Angers. Ocho días después cumpliría 19 años. Tras aquellos primeros partidos como profesional prosiguió una temporada donde en esporádicas ocasiones se hicieron necesarios sus servicios en el primer equipo. Sin embargo, las estrellas extranjeras no paraban de llegar a París y el hueco reservado a la cantera era cada vez más pequeño. Era necesa-
ria una cesión y el Caen estuvo atento pero una lesión de rodilla dificultó su adaptación al club del norte de Francia por lo que no pudo jugar todo lo deseado. El viento soplaba siempre en contra de un talentoso Neeskens Kebano que buscaba que su padre se sintiera orgulloso del nombre que había puesto a su hijo. Y fue el Sporting Charleroi el club que hizo cambiar el sentido del viento. La primera temporada de Neeskens en la ciudad francófona de Bélgica fue de adaptación. Había llegado en calidad de cedido y el club belga quería probar como aquella joven perla se había recuperado de la grave lesión de rodilla sufrida la temporada anterior. Lo hicieron y quedaron contentos con su rendimiento. Presentaron una oferta formal al PSG y ellos aceptaron. Neeskens Kebano se había convertido en nuevo jugador del Sporting Charleroi. De nuevo una lesión le volvió a privar de una serie de partidos al comienzo de esta campaña y le obligó a realizar una mini pretemporada de forma rápida e intensa. Lo hizo y se reincorporó al grupo, decidido a ser uno de los jugadores importantes del equipo de Mazzu. Y vaya si lo está siendo, junto a Kitambala y los ilusionantes Jessy Gálvez López y Clinton Mata son la columna vertebral de un Charleroi que volverá a luchar por permanecer otro más año en la élite. Su historia podría ser como la de muchos hijos de inmigrantes africanos que llegan al continente en busca de una vida mejor. Pero no, no lo es. Él se llama como se apellidaba uno de los mejores jugadores de la historia del Ajax, de la historia de los Países Bajos. Él es el Johan Neeskens del Sporting Charleroi. Él es Neeskens Kebano.
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DE RELIGIONES Y PORTEROS Texto de Pepe Salgado @Pepatxto_Salgado Fotos de Agencias
#TiemposDePesetaFútbolDeOro
Mucha gente conoce el mito del "can Cerbero" y de como los comentaristas aún usan este nombre para referirse a la demarcación de guardameta. Supongo que también conocerán que proviene de la mitología griega, en la que el Cerbero era representado como un enorme perro de tres cabezas que guardaba con celo la entrada de los vivos o la salida de las almas en al Hades, el inframundo. Pero no es el único guardián mitológico, quizá si el más conocido. En la mitología escandinava nos encontramos con otro portero, Heimdall. El dios guardián del arco iris o "bifröst", como se
le llamaba al puente que unía el mundo humano, Midgard, y el mundo de los dioeses, Asgard. Este dios fue el elegido como el gorila de Asgard por sus cualidades sensoriales. Era capaz de oir el nacer de la hierba y ver el crecer de la lana en las ovejas. Con estas cualidades, y futbolísticamente hablando, quizá hubiese sido mejor árbitro que portero. Incluso en el Cristianismo tenemos a otro portero (y no me refiero a San Iker), San Pedro, poseedor de las llaves del paraíso y juez decidido a no ceder el paso a ningún pecador o seguidor del heavy-metal que allí se presente. Yo quiero hablarles de otro portero, ahora sí, de fútbol, que por su religión dejó de serlo. Quiero escribir unas líneas sobre Carlos Roa. Carlos Ángel Roa, argentino de Santa Fé que nació, como el que escribe, un 15 de agosto pero en 1969. Comenzó a jugar en las categorías inferiores del Racing de Avellaneda hasta su debut en noviembre
de 1988 con el primer equipo. De aquí al Club Atlético Lanús pasando antes por la malaria que contrajo en una gira por África con el Racing. Fue en el Lanús en donde se cuajó como un gran portero logrando coincidir con la mejor época del club argentino. De allá y de la mano de Héctor Cúper llegó hasta el Real Mallorca en 1997. Con el equipo como recién ascendido en primera se consiguió alcanzar una quinta plaza en la tabla y una final de copa en la que se perdió en la tanda de penaltis contra el F.C. Barcelona aún con Roa parando tres penaltis y marcando otro. En el club Bermellón se convirtió en un estandarte, una figura amada tanto en los vestuarios como en las gradas. Durante su estancia en el club balear ayudó a éste a conseguir su primer título ganando la Recopa de Europa, a escalar hasta la tercera plaza en liga y fue galardonado con un Zamora. A estas alturas del la película podríamos poner a Roa entre los 5 mejores porteros
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64 del mundo, un estado de forma excecional, unas habilidades increíbles y una personalidad dura le avalaban como tal. Tras unos gloriosos años en el Mallorca y con 29 agostos le llega una oferta del Manchester United. Un grande con el que terminar en la cúspide de su carrera. Pero, incomprensiblemente, Carlos no eligió a los "red devils" sino todo lo contrario. Roa anunciaba, ante la incredulidad del mundo del fútbol, que abandonaba el fútbol para poder dedicarse a pre-
dicar la palabra de dios. El abismo que hay entre jugar de portero para los diablos rojos a ser predicador de la iglesia Adventista del Séptimo día fue demasiado grande para algunos que no comprendían como un jugador en el cénit de su carrera lo abandonaba todo para predicar la palabra de Dios. Y es que según las creencias de esta iglesia, está totalmente prohibido trabajar lo sábados, es un día para dedicar al Señor. Pero "el Lechuga", apodado
así por su estricta dieta vegetariana, tras un año sin jugar decició volver a hacerlo, el futbolísta que llevava dentro era demasiado fuerte como para eliminarlo de buenas a primeras con un año de salmos y aleluyas. Volvió al Mallorca para terminar los dos años de contrato que le quedaban pero con la condición de no jugar los sábados así fuese la final de la Liga de Campeones. El cariño que se había ganado en el club y en la hinchada hizo que le recibieran con los brazos abier-
tos sin poner trabas a su sabática cláusula. Mas el año de retiro no le hizo bien a Roa, su forma física no era la misma, su personalidad tampoco y la imposibilidad de jugar la mayoría de partidos de liga le relegaron al banquillo. Tras cumplir contrato fichó por el Albacete Balompié que por entonces militaba en segunda división, allí volvería a ser titular y ayudar al equipo a volver a primera división, pero esta vez el diablo del cáncer fue el que le retiraría de los terrenos de juego. Un cán-
cer de testículos del que se salvó. Fueron éstas, quizá, las horas más oscuras del portero argentino, la imposibilidad de jugar, la enfermedad, pero sobre todo la más que certera probabilidad de morir encerraron al cancerbero en un oscuro callejón del que no veía salida. "El cáncer me perdonó" decía cuando se le preguntaba, "Dios me volvió a dar una oportunidad".El apoyo de su familia y su fuerte creencia seguramente ayudaron al de Santa Fé. Sea como fuere, Roa se re-
cupero mientras entrenaba con equipos de tercera para, finalmente, volver a Argentina. El el Olimpo de Bahía Blanca jugó sus últimos partidos como portero. A día de hoy sigue en el mundo del fútbol como entrenador de porteros en el Atlético de Banfield. Está claro que hay un antes y un después en la vida de Carlos Roa tras su decisión de dejar el fútbol por su religión. Si bien es cierto que fue su elección y es totalmente respetable, lo que si me queda claro es que aunque en un principio no se arrepintiese de nada, cuando los años pasaron y vió su propia vida con la perspetiva y la sabiduría que le otorgó el tiempo si se dió cuenta de que haber cambiado el balón por la biblia, en aquel momento, no fue la mejor elección. Gracias a Dios pudimos disfrutar de un portero excepcional y gracias a Dios le perdimos. Se nos hizo cierto el "lo que Dios te da, Dios te lo quita".
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#Suizalandia
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JOHAN VONLANTHEN El colombo-suizo que pudo ser estrella
Johan Rodríguez Benavides es el nombre del que todos conocemos como Johan Vonlanthen, nacido y criado en la ciudad caribeña de Santa Marta y al que muchos pusieron en el punto de mira como uno de los mejores jugadores jóvenes de Europa, uno de esos proyectos que podía llegar a ser un jugador de clase mundial. Hoy, a sus 28 años, ha sido 40 veces internacional suizo, juega en la segunda división helvética y su vida ha dado varios giros de 360 grados.
Texto de Tomás García @ToMasGaRcia77 Fotos de Agencias
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70 Todo empieza cuando su madre, camarera de un restaurante local y separada, conoció al que ahora es su marido, Roger Vonlanthen, en un viaje de este por el país. Unos año más tarde se embarcó junto a sus tres hijos con destino a Suiza. Uno de ellos era Johan, un joven chaval de 12 años con el pelo afro "como el pibe Valderrama, pero un poco más corto", que cambiaba las cálidas tierras cafeteras por el frío de Suiza y que pensó que el fútbol se había acabado para él.
Nada más lejos de la realidad y tan solo cuatro años después ya debutaba en el primer equipo del Young Boys, convirtiéndose a sus 16 años, en el jugador más joven en jugar en la Superliga Suiza. Su impacto fue brutal y ese mismo verano, tras pasar una prueba con el Real Madrid y declinar su oferta para jugar en las inferiores blancas, acabó firmando un contrato con el PSV, que se comprometió a hacerle espacio en el primer equipo. Poco después, al poco de cumplir 18 años llegó su debut
con la selección suiza y unos días más tarde se confirmó que Jakob Kuhn, seleccionador suizo, lo había convocado para la Eurocopa 2004 que se disputaría en Portugal. Allí se convertiría en el segundo jugador más joven en disputar una Eurocopa y con su gol a Francia, también en el jugador más joven en anotar un gol en el torneo, con 18 años y 141 días y superando el anterior registro de Rooney. Tras un inicio de carrera fulgurante, su progresión se vio frenada y en los años posterio-
res pasó por Brescia, NAC Breda, Salzburgo y Zürich, con mayor o menor éxito, aunque siempre quedando lejos de las expectativas. El problema era que Johan ya no era feliz jugando al fútbol. En Eindhoven, con 17 años pasó momentos duros, de soledad y llantos añorando a su familia y que como él mismo reconoció fueron el inicio de su vida religiosa, en parte gracias a la compañía de una conocida adventista, que para los que no estamos al día, son los que no aceptan la existencia de la
Santísima Trinidad, sino que creen en Dios y en su hijo Jesucristo y que el Espíritu Santo es Jesús. La Biblia le ayudó a pasar menos solo esas noches. En 2008 y tras su boda con su mujer Rosa Virgina, Johan decidió encarar definitivamente su vida hacia la religión, tomando conciencia del significado del sábado como día de descanso, algo especialmente sensible si tu profesión es la de futbolista. Y así lo entendieron en el Zürich cuando les propuso que no lo convocasen para los partidos que fuesen en sábado, a lo que el club zuriqués se negó rotundamente como él recuerda: "Si tuviéramos 30 partidos en domingo y 6 partidos el sábado, te daríamos el sábado libre, pero como en Suiza tienes 30 partidos el sábado y 6 el domingo al año, no jugarías nunca”. Vonlanthen habla de ese año como uno de los mejores de su carrera pese a que jugaba por respeto al contrato: "Jugué Champions League, creo que fue el mejor año que tuve, marqué 17 goles
en total, pero no podía seguir jugando los sábados". Una grave lesión lo apartó del Mundial en aquel 2010 y le dejó prácticamente en blanco todo el año en Salzburgo, justo cuando acababa contrato. Libre para negociar con cualquier equipo y con ofertas de Francia, Suiza, Rusia o Grecia, decidió llamar a su padre biológico en Colombia y utilizar el contacto del entonces entrenador del Itagüí, Álvaro de Jesús para valorar la posibilidad de volver a su país natal; la liga colombiana se jugaba habitualmente miércoles y domingos. Días más tarde llegó la oferta formal del Itagüí Fútbol Club, que aceptaba sus pretensiones de no jugar en sábado. Ese factor y el hecho de poder volver a su país natal acabaron pesando por encima de las otras dos propuestas que también aceptaban su requisito, Hapoel Tel Aviv y Vancouver Whitecaps. Se confirmaba que Johan Vonlanthen, aquel chico por el que un día suspiraron Real Madrid, Arsenal o Bayern Munich, se iba a jugar a un
Nacido en 1991, el Itagüí Fútbol Club ha sido un equipo marcado por la inestabilidad hasta el punto de que ni ese es su nombre actual, ni juegan en Itagüí. El equipo se llama ahora Águilas Doradas y juega sus partidos a la en la localidad de Pereira. Ascendió por primera vez a la Primera A colombiana en 2011 tras ganar el
ascenso en la final al Deportivo Pasto y desde entonces se ha mantenido con holgura y ha cosechado buenos resultados en la máxima categoría, clasificándose incluso para la Copa Sudamericana las dos últimas temporadas y llegando en su primera participación en 2013 hasta los cuartos de final.
ITAGÜÍ FÚTBOL CLUB
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equipo recién ascendido en Colombia. Cuando muchos sudamericanos pelean por cruzar el charco para jugar en el Viejo Continente, él emprendía el camino contrario. Le cayeron palos por muchos lados, como el del famoso diario suizo Blick, que escribía: “El niño maravilla del fútbol suizo decidió regresar a su país natal. En vez de jugar en equipos como Bayern Munich o Arsenal prefirió ir a una república comandada por el
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narcotráfico”. Pero la decisión estaba tomada. Su año en Colombia no fue como podía esperar y una grave lesión de rodilla le hizo anunciar su retirada del fútbol a los 26 años. Ahora sí, parecía que la suerte estaba echada, aquel prodigio precoz ponía punto y final a su carrera tan solo ocho años después de ser el goleador más joven de una Eurocopa. Pero en realidad iba a ser solo un punto y a parte gracias
a una nueva propuesta del Grasshopper en 2013 para jugar de nuevo en la Superliga Suiza. De nuevo cogía el avión, esta vez para reencontrarse con el fútbol suizo, en el que aún permanece, aunque no en el club del saltamontes, ya que este verano firmó con el histórico Servette como líder de un proyecto que igual que él, pretende volver a la elite del fútbol helvético.
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