Underground football 20

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ÍNDICE

8. Wembley Connection 12. El gol de Grosso 18. Por la Squadra 24. Aus Deuschtland Mit Liebe 32. Desde Bélgica con amor 36. Desde el banquillo 4 40. Sudamérica, tierra de leyendas 44. Tiempos de peseta, fútbol de oro 48. Suizalandia


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#FoTOP


#WembleyConnection

FARA W

LA OT

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Fara Williams ha defendido en 130 ocasiones la camiseta de la selecci贸n inglesa.


WILLIAMS

TRA CARA DEL FÚTBOL Texto de Jorge Ulloa @redjor Fotos de Agencias

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n Inglaterra el fútbol femenino se cuida muy bien. Los grandes clubes tienen sus secciones con equipos bastante potentes y le dan la relevancia que merecen. Su selección, la 6ª actualmente según el ranking FIFA (España es la 15ª), nunca ha ganado un título, ya sea europeo o mundial. En 2015 volverán a disputar por tercera vez consecutiva un campeonato del mundo, tras caer en los dos anteriores en cuartos de final, mientras que en la Eurocopa, en 2009, rozaron la gloria pero se fueron a casa con la miel en los labios tras caer por 2-6 contra Alemania. En aquel partido, con el 4 a la espalda, estaba la protagonista de este texto, la gran capitana del conjunto inglés, la jugadora que más veces ha vestido esa camiseta en la historia de la selección, Fara Williams. A mediados del año pasado, la capitana inglesa dio a conocer su mayor secreto y es que su vida privada en el inicio de

su carrera distaba mucho de ser fácil. Había estado viviendo en la calle durante 6 años. Fara baja la cabeza cuando habla de ello y saca fuerzas de donde parece no haberlas antes de explicarlo. Actualmente en el Liverpool con 31 años, y antes de su etapa en el Everton, donde pasó 8 temporadas, tenía una cara B que nadie conocía, ni siquiera sus compañeras. Tras tantos años sufriendo, mientras los medios ingleses se hacen eco de la noticia y acuden a entrevistarla, Fara no se avergüenza de llorar abiertamente delante de ellos en la previa en noviembre de uno de los grandes éxitos del fútbol femenino en Inglaterra, lograr jugar en Wembley llevando a más de 50.000 espectadores al estadio, más que el combinado masculino en su último encuentro allí con Noruega que apenas logró hacer que 40.000 personas saliesen de casa para verles en directo. Como se puede ver, el futbol feme-

nino no es algo minoritario. Añadía del diario The Guardian cuando habló con ella que “la vida de Fara Williams es mucho más cruda y real que el simple deporte”. Es justo eso. Williams vivía en albergues en Londres que guardasen su anonimato, de uno a otro cada cierto tiempo y llegando a entrenar al día siguiente sin apenas nadie sospechase o supiese nada. Una familia monoparental con problemas, cuatro hijos con sólo su madre y la decisión de Fara de, con 17 años, irse de casa. Como ella recalca en todas y cada una de las entrevistas, no lo contaba por los juicios prematuros que hace la gente sobre las personas sin hogar. “La causa de la mayoría de las personas sin hogar, es la desintegración familiar no son sólo las adicciones, como la gente piensa” “Cuando estaba en los albergues, no salía con la gente. No sonreía, levanté una barrera, quizás hasta llegando a ser in-

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timidante” comentaba Fara Williams. Pero también logró encontrar el lado positivo que le ayudaba a seguir cada día sin perder la esperanza en que algo cambiase. “Al menos tenía el fútbol, otras chicas no tienen nada”. La capitana inglesa lo conoce no sólo por experiencia propia, sino porque actualmente se encarga de entrenar y ayudar en cuanto puede a equipos de fútbol de mujeres sin hogar, buscando darles a esas chicas lo mismo que ella tenía para lograr salir adelante, algo a lo que agarrarse. “Lo más molesto de no tener hogar es que eres juzgado sin que la gente sepa tu historia. Eso fue lo más difícil para mí. A veces simplemente sucede. Puedes perder tu trabajo o tu familia”. Y es que Fara reco-

noce que en sus primeros días en la calle estaba realmente asustada, intimidada por otros sin techo hasta que comenzó a hablar con ellos y se dio cuenta de que los demás estaban casi más asustados de la gente normal que al revés. La primera que conoció su historia fue Hope Powell, entrenadora suya en la selección, quien detectó un cambio rápidamente en ella, algo que confirmó tras una concentración al preguntarle que donde iba, para acercarla. Fara no tuvo respuesta a esa pregunta. De sus compañeras de selección, nadie lo sabía, aunque quizás alguna lo sospechaba. Es posible que sólo Kelly Smith, una leyenda en el fútbol inglés, llegase a saberlo a ciencia cierta ya que se reunía con su consejero cerca de uno de

los albergues donde se hospedaba. Pero como decimos, esta historia tiene final feliz, coincidiendo con la llegada de Fara al Everton, donde su entrenadora, Mo Marley, la ayudó a pagar los viajes desde Londres y a encontrar un trabajo en la federación y, tras ello, firmar por fin un contrato con la selección, que quizás pudo haber hecho antes y ganar un sueldo aparte, pero que por ocultar su vida, nunca había querido hacer. No quería que la FA pagase directamente sus albergues, y aunque realmente no fuese así, ella no lo sabía y nunca preguntó. “Era demasiado joven e ingenua” afirmaba Fara. Sólo le quedaba reencontrarse con su madre, con quien llevaba 9 años sin dirigirse la palabra. Pero las maravillas de


un deporte como el fútbol y los éxitos de Fara hicieron que, poco a poco, llegasen a ese punto tan esperado. Williams, pese a pasar varios años en el Everton, se considera muy parecida a Steven Gerrard, posiblemente su equivalente masculino. Aunque tampoco niega que ve algo de ella en futbolistas guerreros, como lo era Makelele. Sea como sea, la jugadora con más internacionalidades en la historia de la selección, vive feliz en Liverpool, lejos de aquellos años duros en Londres y haciendo lo que más le gusta, jugar al fútbol y proporcionárselo a los demás que están en la misma situación que ella estuvo durante seis años.

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Los éxitos de Fara Williams en el fútbol ayudaron a la reconciliación con su madre, 9 años después.

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demás de los mundiales y las eurocopas, varias selecciones femeninas juegan, a mediados de marzo, la Cyprus Cup, un torneo anual disputado, como el propio nombre indica, en Chipre al que se accede por invitación. Inglaterra ha ganado dicho trofeo en 2 ocasiones, 2009 y 2013 y quedando finalista el año pasado. En la primera ocasión, Fara

Williams fue determinante marcando uno de los 3 goles para la victoria del combinado inglés sobre Canadá, a quien también ganaron en 2013 y que es el único equipo que ha disputado todas las ediciones, ganando 3 de ellas. Este año se disputará del 4 al 11 de marzo con Inglaterra encuadrada en el grupo A con Australia, Finlandia y Holanda.


#ElGolDeGrosso

EL CRACK DE LA BURBUJA AUGE Y CAÍDA DE LA SERIE A Texto de Mónica Fernández @Pinturicchia13 Fotos de Agencias

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El caso Parmalat fue uno de los más sonados antaño y ahora, el Parma, también está en boca de todos.


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urante la época de mayor apogeo de la Serie A repasar las plantillas de los equipos equivalía a cansar la vista pasando de crack en crack. Desde Maradona a Platini, desde Zico a Falcao, desde Van Basten a Roberto Baggio el desfile de estrellas no tenía fin. Todos los jugadores del mundo querían jugar en Italia, la liga más competitiva del continente. Este rutilante plantel se mantenía como se puede suponer, con dinero, dinero y dinero. Grandes empresarios se habían hecho cargo de los clubes italianos y mantenían inagotable el caudal de parné necesario para convertir a los equipos italianos en los mejores de Europa. Pero los cimientos financieros del Calcio eran muy débiles y cuando éstos estallaron en mil pedazos comenzó el declive de la liga, su modelo de negocio quedó obsoleto y los clubes empezaron a tener dificultades. Desde el 2000 los italianos volvieron a asistir a un carrusel de crack en crack. Pero esta vez no eran los futbolísticos, sino cracks financieros. La burbuja del fútbol italiano se había hecho pedazos.

CASO PARMALAT Y CASO CIRIO

IMPERIOS CON PIES DE BARRO

El caso Parmalat y el caso Cirio fueron dos de las quiebras más mediáticas que afectaron al fútbol italiano durante los últimos años. Parmalat era una multinacional láctea que

llegó a ser líder de su sector y paradigma del llamado capitalismo familiar italiano, donde grandes empresas eran controladas por familias. Parmalat fue fundada en 1961 por Calisto Tanzi y dentro de sus innumerables expansiones también se hizo con el control del Parma, un club más bien modesto de la Emilia Romagna que gracias al dinero del imperio lácteo comenzó a codearse con los grandes de Italia y de Europa. El club ganó ocho trofeos desde 1992 a 2002, entre ellos, dos Copas de la Uefa. Pero en 2003, estalló el escándalo y se supo que la compañía que había obtenido 251 millones de beneficio neto en 2002 y era supuestamente un grupo rentable llevaba falseando sus cuentas al menos 15 años. La multinacional se declaraba en suspensión de pagos y el ex presidente del Parma y fundador de la empresa láctea, Calisto Tanzi, era arrestado. El escándalo dejo a

la ruina al equipo, ya que supuso una deuda de 14.000 millones para el imperio Parmalat. El club es declarado insolvente en 2004. Los días de vino, Uefas, estrellas y rosas se habían acabado. Algo similar ocurrió con el grupo Cirio, una industria alimenticia que controlaba el 51 por ciento de las acciones de la Lazio. Al estilo de Parmalat, la empresa se declaró insolvente. Sergio Cragnoti, el presidente de Cirio y de la Lazio, fue detenido, al igual que Tanzi. La Lazio había acaparado portadas durante los años gloriosos del Calcio no sólo por sus éxitos deportivos sino también por fichajes multimillonarios como Mendieta (48 millones de euros) o Hernán Crespo (55 millones). Lazio y Parma fueron el paradigma de la burbuja ficticia del fútbol italiano, los nuevos ricos asentados en pies de barro. Pero los problemas financieros iban a afectar a más.

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VOLVER A EMPEZAR

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Cirio y Parmalat fueron los casos más mediáticos pero otros clubes históricos italianos han tenido que desaparecer y volverse a fundar durante estos años después de múltiples problemas económicos. Como lo hizo la Fiorentina en 2002. El club viola, otro de los grandes nombres que dieron lustre al fútbol italiano, sufrió las consecuencias de la grave crisis financiera que padecía la familia Cecchi Gori. Vittorio Cecchi Gori era otro típico patriarca italiano que levantó un imperio, en su caso cinematográfico, se rodeó de su familia para su gestión y desarrollo y acabó rindiendo cuentas la justicia por irregularidades financieras. La Fiorentina tuvo, aquel año, que vender a sus mejores futbolistas (Toldo, Batistuta, Rui Costa) pero aun así no pudo superar la bancarrota y desapareció. En la temporada 2002/2003 una maniobra del entonces alcalde de Florencia, Leonardo Domenici, del consejero de deporte Eugenio Giani y el empresario dueño de Tods, Diego Della Valle, consiguió salvar el fútbol en la ciudad toscana y se refundó el equipo como Fiorentina 1926 Florentia salvaguardando los colores, el escudo y la historia. Otro empresario fue el que salvó también al Napoli de la desaparición. El club partenopeo, el que más masa social tiene en el sur, desapareció en 2004 y fue el productor cinematográfico Aurelio Di Laurentiis el que aportó 40 millones de euros para que el club donde se hizo leyenda Maradona no pasara a ser historia.

El Napoli tuvo que empezar desde C1, como la Fiorentina lo hizo en C2 y no fueron los únicos en tener que comenzar desde cero en la primera década del siglo XXI. Las deudas también ha traído por el camino de la amargura al Torino que fue refundando en 2005 y multitud de pequeños equipos como Piacenza, Taranto, Arezzo, Messina, Venecia,

Triestina, Perugia, Salernitana, Foggia o Pisa, entre otros han tenido que volverse a fundar y empezar desde las catacumbas del infracalcio. Hoy en día, el peligro de la desaparición económica vuelve a sobrevolar al maltratado Parma o al Brescia, equipo para el que está buscando inversores el gran Andrea Pirlo.


EL DECRETO SALVA-CALCIO

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Aurelio Di Laurentiis aportó 40 millones de euros para que el club donde se hizo leyenda Maradona no pasara a ser historia

principios de 2004 los clubes italianos de Serie A acumulaban una deuda global superior a los 2000 millones de euros y unas pérdidas colectivas durante ese curso que ascendían a 400 millones de euros. Varios clubes estaban en riesgo de desaparición o de no poder inscribirse para disputar la 2004-2005 (en Italia para poder competir tienes que estar al día con los pagos a Hacienda, a jugadores y a otros clubes). Los estamentos del deporte italiano pusieron en marcha entonces una serie de medidas que acabaron canalizadas en el “Decreto SalvaCalcio” para impedir que la ruina se llevará por delante al fútbol italiano. En ese decreto se incluía la posibilidad de disfrazar pérdidas o costes de fichajes en sus balances anuales permitiendo a los clubes contabilizar en diez años las pérdidas de valor patrimonial de sus jugadores durante tres o cuatro años. Esta “trampa” llamó la atención de la Unión Europea que la consideraba fraudulenta. Para la Comisión Europea esto suponía una “ayuda estatal” que daba ventaja a los clubes italianos. En marzo de 2004, las autoridades italianas acordaron modificar las partes señaladas por la Comisión.


SE CERRÓ EL GRIFO

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Hemos visto hasta ahora los casos más graves del estallido de la burbuja del Calcio pero las dificultades económicas han afectado en general a todos los equipos italianos. La época de los fichajes millonarios pertenece ya al pasado. El Inter acumula una deuda de 120 millones de euros al año mientras su vecino Milan llega a los 60 por temporada. De hecho, Silvio Berlusconi anunció hace unos meses que el grifo se cortaba y que no iba a financiar más al Milan con su fortuna personal. En la temporada 2002-2003 la Roma (y la Lazio) estuvo a punto de no poder disputar la liga por haber acumulado deudas por valor de 200 millones de euros. Es cierto que no todos los equipos han sufrido igual la crisis y que, por ejemplo, la Juventus a pesar, incluso, del golpe económico del Calciopoli, ha sabido mantener la salud de sus finanzas de manera aceptable. Y también es cierto que otros equipos como Napoli o Fiorentina después de que hayan sido refundados han logrado consolidar proyectos deportivos interesantes con buena salud económica. Pero en cuestión de dinero, la Serie A está hoy en día a años luz de los grandes del continente (Madrid, Bayern, Barcelona) y de la Premier, auténtico modelo monetario hoy en día.

UN MODELO CADUCO

El modelo de dueño de equipo italiano durante la época gloriosa respondía prácticamente

siempre al mismo tipo. Los clubes italianos eran propiedad de familias que gestionaban un imperio del cual un equipo de fútbol era la guinda. Lo explicaba durante la quiebra de Parmalat, el profesor de política económica de la Universidad Bocconi, Francesco Gianazzi “El capitalismo italiano es todavía un sistema en

el que pocas familias controlan grandes porciones de la economía”. Para Calisto Tanzi y otros muchos como él todo era parte del clan, de la misma olla, por lo que transferencias de miles de millones a su club o a la agencia de viajes de su hija era algo para él normal. Berlusconi en Milan, los Moratti en el Inter, los Agnelli en la Juven-


Calisto Tanzi fue llevado a juicio por la deuda en la que dejó a empresas como el Parma: más de 14.000 millones para el Imperio Parmalat.

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tus, los Sensi en la Roma, los Pozzo en Udinese y otros muchos más son significativos del modelo, con mejores y peores gestiones. El Calcio no ha logrado encontrar una forma de activar su economía y conseguir que los clubes vuelvan a ganar suficiente dinero para que les permita competir en Europa. Ni

siquiera los mejor gestionados como la Juventus pueden hacer los fichajes que hacen el United, el PSG o el Madrid. Una vez que el modelo anterior se hizo insostenible y que los clubes ya no pueden vivir en su mayor parte del flujo de dinero de las empresas de su dueño el importe dedicado a pagar sueldos y fichajes se vio

reducido y alejado de otras ligas europeas. En los últimos años se vislumbra algún intento por buscar otro modelo pero de ello hablaremos en el próximo número.


#PorLaSquadra

ERNST HAPPEL

AUSTRIA, VIENA Y UN NOMBRE

Texto de Sergio M.Potenciano @Squadraeterna Fotos de Agencias

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l cuero lo tenía en su poder Marcos Senna, allí lo recibió de Capdevilla en el centro del campo para descargar el juego sobre Xavi Hernández, dos toques le bastaron para regalar un balón en largo a Fernando Torres, el de Fuenlabrada ganaba la carrera a Lahm y con suavidad, delicadeza y mucha clase, picaba el esférico sobre Jens Lehmann para batir al combinado alemán, corría el minuto 32 de la primera mitad y el resto de la historia ya lo sabemos. España era campeona de Europa, España volvía a escribir su nombre en letras de Oro y lo hacía en Viena, en el Ernst Happel de Viena. El nombre de aquel templo nunca lo olvidaremos, pero para Austria significa mucho

más, un ídolo capaz de alcanzar el techo que se propusiese, capaz de lo mejor con el equipo a quien se debiera. Ernst Happel lo significa casi todo en el fútbol austriaco, como central, un enorme líder en la zaga, y como técnico, uno de los más grandes estrategas de la historia del balón. Su debut en el Rapid de Viena le llegaría con 17 años, desde entonces más de diez honrando a su gente y elegido entre los propios aficionados en el mejor once del siglo. Un equipo prácticamente imbatible a nivel nacional que le abrió las puertas de un campeonato más potente, dos años en París, en la Ligue1 con el Racing Club para acabar regresando a casa. Una Copa Mitropa, una Copa de Austria y

seis campeonatos ligueros, más de cincuenta internacionalidades y el amor de su gente. Ernst Happel decidía colgar las botas y preparar su carrera en los banquillos. De la defensa a la zona técnica, de líder en el campo a líder del plantel. Y el fútbol aún le regalaría más. Un liga y una Copa en su ciudad, en el equipo de corazón y donde empezó a curtir su leyenda. Nuevos retos para un estratega en potencia, un jugador de ajedrez dirigiendo a un equipo de fútbol. En Holanda, el humilde club de La Haya sigue recordando al míster austriaco. ADO Den Haag, allí llegó en 1962, veinte años más tarde del último éxito del equipo, dos ligas a principios de los cuarenta, sin embargo con Ernst Happel a la cabeza

UN PALMARÉS ETERNO 1989 - Liga austriaca 1990 - Liga austriaca

ADO LA HAYA 1968 - Copa de los Paises Bajos

FEYENOORD 1970 - Copa de Europa 1970 - Copa Intercontinental 1971 - Liga holandesa

TIROL INNSBRUCK

1978 - Subcampeón Copa del Mundo

PAISES BAJOS

CLUB BRUJAS

1976 - Subcampeón UEFA 1976 - Liga belga 1977 - Copa belga 1977 - Liga belga 1978 - Subcampeón Copa de Europa 1978 - Liga belga

1982 - Subcampeón UEFA 1982 - Liga alemana 1983 - Copa de Europa 1983 - Liga alemana 1983 - Subcampeón Supercopa Europa 1983 - Subcampeón Intercontinental 1987 - Copa alemana

HAMBURGO

1981 - Copa belga 1981 - Supercopa belga

STANDARD DE LIEJA


sumó su primera Copa, fue en la temporada 67/68 y con ella un traspaso que le llevó a tocar el cielo, el austriaco llegaba a un banquillo donde los títulos debían ser el objetivo. Feyenoord, uno de los ‘gordos’ del país, cinco años en Rotterdam que llevaron a los de De Kuip al mayor éxito de su historia. Dos Copas de los Países Bajos y una Eredivisie como aperitivo a la Copa de Europa de 1970 y su correspondiente Intercontinental. Ya en años anteriores, los clubes holandeses amenazaban con el domino europeo, tanto Feyenoord como Ajax venían demostrando al viejo Continente el fútbol que atesoraban. Con la llegada de Ernst Happel y un equipo a la medida de Rinus Israel, junto a Wim van Hanegem, Wim Jansen, Franz Hasil y el goleador sueco, Ove Kindvall entre otros, el Feyenoord pasaba por encima del KR Reykjavik, el Milan campeón de Europa un curso antes, el Vorwärts Berlín y el Legia de Varsovia. La final, curiosamente en Milán, les deparaba un duelo frente al Celtic, el Giuseppe Meazza vio como Gemmel adelantaba a los escoceses y la posterior remontada de los holandeses con los tantos de Rinus Israel y Ove Kindvall, este último en la prórroga y que llevaba a las vitrinas neerlandesas la primera Copa de Europa para un conjunto holandés. Ernst Happel era leyenda.

Ernst Happel está considerado como uno de los mejores técnicos de la historia del fútbol.

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El Estudiantes de la Plata sería el siguiente en caer frente al temible club del técnico austriaco, ni el tricampeón de la Libertadores de América en aquellos años podía con el fenómeno Happel, un gol de Joops van Daele en Rotterdam rompía una final que llegaba empatada a dos desde Buenos Aires. De nuevo los primeros holandeses en convertirse en campeones del Mundo y de nuevo bajo el mando del de Viena, de Ernst Happel. De Rotterdam a España, dos cursos en Sevilla y aterrizaje en Brujas, en el Club Brujas tres ligas belgas y el fichaje por una selección que apuntaba a todo, Holanda volvía a cruzarse en su camino, dirigir a los Países Bajos en el Mundial de 1978 se convertía en el siguiente objetivo de Ernst Happel, y casi lo consigue. El combinado oranje alcanzó la final en tierras argentinas y frente a la selección local. Curioso destino aquel, aquel que llevó a una Holanda sin Johan Cruyff a enfrentarse a una Argentina donde aún no estaba Maradona, allí sería Mario Kempes quien impuso su ley sobre nombres como Zico, Teófilo Cubiilas, Neeskens, Zoff, Platini, Paolo Rossi o Rummenige. La máquina holandesa dirigida a la perfección por Happel rozó la gloria, como en 1974, y de nuevo saboreó la amargura del torneo, como cuatro años antes. Ruud Krol en defensa, Neeskens en el centro del campo y los goles de Rep y Resenbrink en ataque no fueron suficientes para que los de Ernst Happel levantaran el Oro, quizás con Johan hubiera sido diferente, pero

esa batalla no la logró ganar el técnico austriaco. Un líder influyente capaz de volver a escribir su nombre en la historia de la Copa de Europa. Y es que el de Viena fue el primer entrenador en levantar la ‘orejona’ en dos ocasiones, primero en Rotterdam y luego en Hamburgo, una vez más, el mayor éxito del club germano. Allí llegó tras conquistar otra Copa de Bélgica, esta vez con el Standard de Liege. Dos Bundesligas que le llevaron a Atenas, donde se jugaría la final de 1983 frente a una Juventus de Turín con uno de los mejores equipos de su historia. Uli Stein, Felix Magath, el capitán Horst Hrubesh, el goleador Lars Bastrup y el técnico Erns Happel vencían a los de Turín, un plantel dirigido por Giovanni Trapattoni que contaba con figuras como Zoff, Scirea, Platini, Tardelli, Boniek y Paolo Rossi. Lo había vuelto a hacer, nuestro jugador de ajedrez movía fichas desde un banquillo de fútbol para hacer de su equipo el mejor, de su equipo el campeón. Regresó a Austria por la puerta grande, Europa ya conocía su nombre, su estilo, su fútbol, filosofía y sus éxitos. El Tirol de Innsbruck fue su último club, allí levantó dos nuevos campeonatos domésticos en tres cursos de mandato. No pudo decir no a una llamada de su Federación para convertirse en el seleccionador de Austria, sin embargo, una enfermedad innombrable se le llevó durante dicho cargo. El 14 de noviembre de 1992 moría Ernst Happel con tan solo 66 añosy allí, allí nacía una leyenda cuyo nombre hizo las delicias del fút-

bol europeo y cuyo nombre siempre estará presente. Como jugador y como técnico Ernst Franz Hermann Happel no será olvidado, nació para ser historia del balón y así será. Así que Viena dio su nombre al Estadio, un estadio del que nosotros también quisimos ser historia, porque no pudo ser en otro lado, tuvo que ser en el Ernst Happel de Viena.


‘’Jugar con un marcaje al hombre es jugar con 11 burros, no con 11 futbolistas’’ - ERNST HAPPEL


#AusDeuschtlandMitLiebe

EL PROFESOR

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Amante de la cerveza, de la tensa calma y sonrisa germánica, Udo Lattek nos dejó a los 80 años. Un derrame cerebral nos ha privado de que nos siga contando esas historias, por las cuáles aprender de fútbol. Un tipo cercano, atento, con ganas de enseñar y disfrutar de su mayor pasión: el fútbol. Un sempiterno profesor, cuyo legado permanecerá para siempre en Alemania.

Texto de Shark Gutiérrez @Shark_Gutierrez Fotos de Agencias

Udo Lattek pasó la mayor parte de su carrera como entrenador en Alemania pero también llegó a España para hacerse cargo del FC Barcelona.



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uando se es adolescente, uno no quiere admitir lo importante que puede llegar a ser un profesor. En términos generales, es el “líder de una manada” que te enseña conceptos específicos y, cuando uno está empezando a ser persona, formarte bajo unos estándares adecuados para la vida real. En principio (y en teoría) es así, porque en la práctica todo cambia. No debe de ser demasiado fácil tratar de lidiar con unos chicos que, al principio no le son nada, pero luego lo son todo. También es cierto que todo depende del carácter de cada cuál, porque en muchos casos pasan al más absoluto de los olvidos. No obstante, hay profesores que son como maestros de la vida. En principio, parecen que son los más duros, los que más fríos parecen. Se sientan en su mesa al lado de la pizarra, miran al alumno con una cara (casi) exenta de cualquier emoción, mientras explica su lección; educadores de los que no tienen que pedir silencio porque es atendido y respetado desde que entran a clase, hasta que se marchan. Esos docentes son los que dejan huella en el recuerdo y en la memoria. Cada lección que se atiende y obedece sin ningún atisbo de error, se archiva como un fichero imborrable; se termina sintiendo un cariño especial por ellos, aunque en un principio no quieras darte cuenta. Hace unas semanas, un instructor de ojos verdes, sonrisa nórdica y ceño fruncido, dejó este mundo para seguir hablando de fútbol, cerveza bávara en mano, allá donde

quiera que esté. Abriéndose camino entre otros tantos que caminan seguros de sí mismos, en otra dimensión. Udo Lattek nació en pleno invierno polaco de entreguerras, sufrió en sus carnes el II conflicto armado y emigró varios años a Dinamarca, hasta establecerse en la localidad coloniense de Wipperfürth. Polaco de nacimiento, alemán de adopción y de Colonia por profesión. Desde muy joven, su voca-

ción siempre fue enseñar a los demás; transmitir lo que él sabía y conocía a aquellos que le conocían. De hecho, su padre se deslomaba en el campo para que él pudiera estudiar en la Universidad de Münster. Durante tres años estudió Inglés y educación física (algo que luego aprendería a usar en el fútbol), actividad esta última que le haría (aún más si cabe) aficionado al fútbol. Tanta era su vocación que,


En su etapa como entrenador del Bayern Munich ganó seis ligas alemanas y una Copa de Europa.

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a comienzos de la década de los sesenta, pudo cumplir el sueño de dar clases en el instituto de su infancia (en Wipperfürth). Su vida transcurría entre el fútbol y su carrera profesional como profesor de educación física, mientras estuvo jugando en un nuevo equipo llamado Bayer Leverkusen, así como la de su ciudad natal, Udo conoció a la mujer de su vida: su compañera Hildegaard, con quién se casaría en 1962. No dudó en cambiar la enseñanza ordinaria por el fútbol, tras la oportunidad que le brindó la federación alemana para hacerse cargo de las categorías inferiores de la selección. Fue Hennes Weisweiler quién recomendó a la federación (así como a Helmut Schön) su contratación, dándole el reconocimiento al estudioso Udo, cuando éste fue alumno suyo en el primer curso de entrenador de la academia neo-profesional que había puesto la federación en Colonia. Desde 1965 hasta 1970 fue integrante de la dirección técnica de la selección; el verdadero reto le llegaría en el comienzo de su década prodigiosa. El Bayern había ganado el doblete doméstico (Liga y Copa) con una generación de futbolistas bávaros increíbles, allá por 1969, merced al buen hacer de Branko Zebec en el banquillo. Lo que se suponía una vinculación duradera con el club bávaro, se transformó en un infierno para el técnico croata: eliminados en la primera ronda de la Copa de Europa ante el Saint Etienne, unido al hecho de que Zebec


no renovaría tras la finalización del mismo (en 1970), terminaría desembocando en una destitución que se venía gestando desde hacía unos meses; el 12 de marzo despedirían a Zebec, contratando al día siguiente a Lattek, debutando éste ante el Eintracht Braunschweig (al que golearon por 5:1). Sin quererlo, y a pesar de que el equipo ya estaba empezando a ser conocido fuera de Alemania, fue cuando empezó el alzamiento del Bayern como un empedernido equipo ganador. Beckenbauer, como líder del grupo, se erigió como el principal apoyo para la llegada del técnico. Ambos habían coincidido en la selección, junto a jugadores de la talla de Gerd Müller o Sepp Maier. Fue cuando el “profesor”, pasó a ser el director de una orquesta filarmónica sobre el césped del Olympiastadion muniqués. Para él, eran los jugadores primero y los esquemas, después. De esta forma, se erigió como el descubridor

de la figura del “Káiser” como líbero, y al mismo tiempo, organizador del equipo desde la zona defensiva. Esta época es la del alzamiento muniqués como los grandes de Europa: 3 títulos de Bundesliga, una Champions, así como una exhibición de un fútbol (casi) total, muy bien organizado y ofensivo. Durante cuatro años, el Bayern se erigió como el dominador absoluto: un equipo al que temerían de ahora en adelante. Su ciclo en Bavaria acabó, cuando los resultados no acompañaron: una desastrosa primera vuelta (con el Bayern cerca del descenso), acabó con su destitución nada más comenzar 1975, reemplazándole su otrora compañero en la selección: Dettmar Cramer. La temporada se acabó en mitad de la tabla, siendo una de las peores clasificaciones del Bayern en la historia de la Bundesliga. Hennes Weisweiler se marcharía en 1975, dejando al Borussia Mönchengladbach

campeón nacional y emprendía el mismo camino que, más tarde, emprendería el propio profesor prusiano: Barcelona. Hennes volvió a recomendar al “docente” para dar continuidad a un proyecto que estaba (ya de por sí) en ebullición. A pesar de la marcha de un referente como Günter Netzer a España, el Mönchengladbach alcanza los mejores resultados de su historia. El viejo Bölkeberg adoraba a Udo, y el profesor del fútbol, a ellos. Su ciclo concluye en 1979, con la marcha de los más grandes jugadores que ha dado el equipo del rombo blanquinegro. Bundesligas y una Copa de la UEFA, completarían una década maravillosa e irrepetible para el fútbol alemán. Tras dos años en casi intrascendentes en Dortmund, la muerte de uno de sus hijos, le hizo cambiar de aires a principios de los 80. El Barça recibía una herencia impagable, tras los años de Laureano Ruiz y Johan Cruyff comandando aquél barco, que

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30 vivía a la sombra del Real Madrid. No obstante, se planteaban unas dificultades, que Lattek las vería como verdaderos retos. Por un lado, el otro alemán que había dirigido al equipo, fue reemplazado por Johan Cruyff (casi, como Beckenbauer y el propio técnico germano-polaco unos años atrás). Por otro, la rapidez a la que el club catalán quería desbancar al Real Madrid como dueño y señor de la liga española, en un momento donde los blancos alternaban victorias con muchas (y duras) derrotas (como la final de la Copa de Europa ante el Liverpool). Mientras tanto, en su plantilla contaban con jugadores de

la talla de Bernd Schuster, Allan Simonsen, Alexanco, Carrasco o Esteban Vigo. Habían ganado la Copa del Rey la temporada anterior, aunque en Liga estuvo lejos de la Real Sociedad de Ortmaetxea. Sería Allan Simonsen quién recomendaría a la cúpula directiva del Barça (Nuñez-Gaspart), para incorporar al técnico. Al principio, dejó una muy grata impresión, como bien relata Bernd Schuster al diario Marca: “Llegó al vestuario hablando en castellano (…) parecía más un compañero que un jefe”. Ese año, parecía que el Barça iba directo hacia el título de liga, practicando buen fútbol y lle-

gando a las rondas finales de la extinta Recopa, hasta que llegó la jornada 29, dónde el Valencia derrotó al Barça por 3:0. Fue el principio del fin, aunque no lo admitiese; la distancia era de 5 puntos (la victoria valía dos puntos) y lo más fácil era terminar ganando cualquiera de los siguientes encuentros. Después del Valencia, Espanyol, Osasuna, empate ante el Athletic en el Nou Camp y la dolorosa derrota en el Bernabéu ante el Madrid, terminaron dando el título a la Real Sociedad por segundo año consecutivo. A pesar de la decepción, la temporada no terminó de vacío: ganaron la Recopa al Standard


de Lieja, en una final disputada en casa y con la ausencia de las televisiones (debido a la huelga que hubo), gracias a una remontada dónde el pupilo danés de Udo, Allan Simonsen, se erigió como protagonista de la noche. La temporada siguiente fue de lo más desafortunada: el desespero de Núñez por imponer a Maradona, reviviendo así el conflicto (más actualizado) entre Lattek y el astro argentino, terminaron con el primero fuera del club. Su vuelta a casa ya estaba escrita: el Bayern necesitaba un líder, para recuperar el trono perdido en el campeonato doméstico: Hamburgo, Colonia, Werder y Stuttgart le estaban

ganando terreno, mientras el Bayern perdía, año sí y año también, el campeonato nacional. Otros 3 campeonatos de forma consecutiva y una copa nacional, sin el premio de la competición europea, fueron el punto y final para terminar de cerrar una etapa con el equipo bávaro. Querido por todos en Bavaria, parecía que había finalizado su carrera como entrenador, hasta que el Schalke le reclamó para comandar un ambicioso proyecto, que no terminó muy bien, a comienzos de 1993. Una última obra de caridad por el Dortmund en el año 2000, donde le salvó de la quema del descenso, fue el último acto caritativo de una leyenda viva en los banquillos Después de retirarse en los banquillos, pasó a ser un comentarista y contertulio experto en los diferentes programas de Sport 1. Miguel Gutiérrez, periodista alemán destinado en España, le recuerda emotivamente en una entrevista a la web Káiser Magazine: “Tenía una relación muy estrecha con él. (…) Me quedé en su casa a las afueras de Barcelona y cogía su coche, un Citroën 2 CV”. El periodista, hoy habitual

en medios como Canal +, le define como “un tipo muy inteligente; le gustaba estar enterado de la actualidad y por eso se compraba 3 o 4 periódicos al día”. Gutiérrez le recuerda como un tipo cercano a la gente, afable y ligado sentimentalmente al Bayern, algo de lo que hacía gala cada vez que podía, pese a tener algunos enfrentamientos dialécticos que tuviera en televisión con Uli Hoeneß. Udo Lattek fue un profesor que enseñaba a los futbolistas a buscar su naturalidad, a apreciarlos, a darles libertad creativa. Arriesgar para ganar, como leitmotiv. Como buen amante del fútbol que era, mimaba a sus jugadores, hacía comentarios certeros cuando analizaba partidos y ayudaba a sus equipos en momentos de necesidad. Casi como un docente poco ortodoxo, cerveza en mano y arriesgado en sus lecciones, será recordado para siempre como el profesor que recordaremos siempre en nuestra memoria. Alguien de quién nunca podemos olvidarnos.

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EL SACRIFICIO DE BOSMAN

Jean-Marc Bosman está pletórico, acaba de empezar su carrera en los jugzados por un futuro mejor. Sin embargo, él aún no sabe que su futuro será muy diferente a lo que soñó...


Decidió cambiar el fútbol, optó por la vía difícil y todo desembocó en algo que no esperaba, en algo que no podía controlar y que escapaba de su radio de control. Él quedó sumido en años interminables vagando por los tribunales y el fútbol le dio la espalda. Esta es la historia de Jean-Marc Bosman.

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Texto de Irati Prat @IratiPrat Fotos de Agencias

a gente está ilusionada porque el ascenso vuelve a estar muy cerca tanto tiempo después. Restan menos de diez jornadas y la distancia con el segundo supera los diez puntos, parece que este año no tendrán que caminar y sufrir el agónico y angosto sendero del ascenso mediante eliminatorias, un camino que no lograban terminar. El ascenso directo a Tercera División está en sus manos. Sin embargo, ¿cómo y por qué los aficionados del RFC Liége cambiaron el celebrar campeonatos de liga por ascensos a tercera? Su historia es muy parecida a la de muchos gigantes del Siglo XX que acabaron sucumbiendo al nuevo fútbol, gigantes de hierro que no pudieron seguir el rumbo marcado por los gigantes del papel moneda. Ellos también sucumbieron. El RFC Liége ganó tres de las cuatro primeras ligas de fútbol que se celebraron en Bélgica así como un par de copas en los años donde el fútbol empezaba a causar furor entre la sociedad belga. Sin embargo,

a partir de entonces, dos ligas más a mediados del último siglo fueron el resto del botín cosechado. ¿El resto? Un vacío dedicado a caminar sin rumbo entre la primera, la segunda, la tercera o incluso la cuarta categoría del fútbol belga. Sin embargo, nos remontaremos a un momento muy concreto de su historia: el final de la temporada 19891990. El RFC Liége había clasificado como decimosegundo al finalizar aquella campaña y tenía billete para la próxima Recopa. Pero nada de aquello fue lo más importante aquel verano, Jean-Marc Bosman fue quien ostentó el protagonismo. Él terminaba contrato con el club francófono pero no quería renovar porque consideraba que el contrato que se le ofrecía no le pagaba lo que merecía. El club lo pone en la lista de transferencia pero adhiere al jugador una clausula de indemnización que supera los once millones de francos belgas. Poco después llega una oferta de cesión del USL Dunkerque francés y el acuerdo

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entre clubes es total, además de que el jugador desea continuar su carrera en el país vecino. Sin embargo, a última hora se menciona la clausula de indemnización y el Dunkerque se niega a pagarla por lo que el Liége rompe el traspaso y aparta a Bosman del resto del equipo con un nuevo contrato pero con una ficha reducida en un 60%. El jugador se lanzó contra el club en una batalla legal que acabaría ganando tras más de cinco años luchando en los tribunales y

que le llevó a la primera plana de todos los periódicos de Europa. Él, sin saberlo, había cambiado el fútbol. A partir de aquella sentencia desaparecieron las clausulas de indemnización así como los cupos de extranjeros por lo que los grandes clubes de las grandes ligas europeas pudieron fichar a los mejores jugadores del planeta independientemente de cuál fuera o fuese su nacionalidad. Bajó el nivel de competitividad en ligas menores que no tenían capacidad adquisitiva su-

ficiente para atraer estrellas extranjeras que veían que podían jugar cobrando más en una liga mayor. Las Copas de Europas del Celtic, del Steaua… todo aquello pasó a ser entendido como algo ‘vintage’. Bosman no fue un jugador que sobresaliese de la media y los contratos que percibió durante toda su vida futbolística no le permitieron acumular una fortuna que luego le permitiera vivir holgadamente. Además, el hecho de vivir durante cinco años pendiente de la decisión


#DesdeBélgicaConAmor

Bosman ha luchado contra el alcoholismo, la prisión, el divorcio de su pareja y la separación de sus dos hijos.

de los jueces y teniendo que pagar abogados le sumió en una ruina absoluta que hoy en día se torna en una tragedia para el ex futbolista. Hoy en día vive en un suburbio de Lieja divorciado de su pareja y donde no puede compartir vivienda sus dos hijos pequeños. "Ha sido muy, muy duro. Gané la batalla en los tribunales pero yo soy quien ha tenido que pagar y pagar y pagar" alega Bosman tras reconocer que apenas percibió compensación del Tribunal Europeo de Justicia tras más de cinco años de juicios. Bosman ha pasado por el alcoholismo, por juicios en su contra que le llevaron a prisión y por la repudia del mundo del fútbol tras su victoria en los tribunales. Nadie le ofreció contrato ni en Bélgica ni fuera del país. Él había dado todo por el fútbol y el fútbol no le devolvió nada. El fútbol que le quedaba en las botas lo agotó deambulando por las categorías inferiores de Bélgica donde los sueldos no superaban los 400 euros y sus ideas emprendedoras tampoco ayudaron. Bosman gastó lo que había sobrevivido de sus ahorros en lanzar una línea de camisetas que esperaba vender entre los futbolistas profesionales pues esperaba que sus compañeros de profesión se solidarizaran con si situación. El mundo del fútbol le dio la espalda de

nuevo, solo vendió una camiseta: la que compró el hijo de su abogado. El año pasado Bosman pudo conceder una entrevista a La Tercera, un diario chileno, gracias al consentimiento del funcionariado judicial de Lieja. Le preguntaron sobre la posibilidad de retornar en el tiempo y de cambiar lo que ocurrió, de la posibilidad de olvidar años de batallas legales y cambiarlos por seguir jugando al fútbol. Él lo tiene claro: ‘’No, nunca me arrepentiré. Yo entendía las consecuencias que tendría esto para mí, pero sabía que estaba luchando por mis derechos y los de miles de futbolistas. A veces, es necesario que alguien se sacrifique para alcanzar el progreso. Pero sí, cambié la historia del fútbol y lo pagué muy caro. Lo he pagado, en todo sentido, pero nunca pierdo la esperanza de mejorar’’ El fútbol le da la espalda, también su propia federación. Este año se realizará un partido en su beneficio para conmemorar los 20 años del nacimiento de la Ley Bosman y no se podrá realizar en Bruselas debido a la hostilidad que la federación belga le procesa a Bosman tras querellarse este contra ellos hace ya casi dos décadas. No todos lo agradecen en su país natal… ‘’Mucha gente sí, otros no. Pero está claro que todo el mundo se ha

beneficiado. Hasta nuestra selección ha podido clasificar con total lucimiento a la Copa del Mundo gracias a todos los jóvenes que la integran. Ese futuro comenzó a crearse cuando muchos jugadores extranjeros y extracomunitarios pudieron llegar al país, a moverse sin fronteras. Incluso los jugadores sudamericanos, como los de su país, tienen hoy la ventaja de poder venir en gran número a Europa. Todo eso contribuyó a mejorar el fútbol, sin duda, y a darles muchos más recursos a los deportistas’’ Bosman no tiene un trabajo estable y vive del Centro Público de Acción Social de Lieja. Ha probado suerte trabajando en el estadio municipal de Awans, el barrio periférico de Lieja donde vive, ha trabajado en una gasolinera e incluso tuvo que vivir en el garaje de sus padres ante la imposibilidad de pagarse un techo bajo el que dormir. Por suerte y gracias a una fuerza de voluntad enorme, la misma que le llevó a revelarse contra las injusticias que lo ataban al RFC Liége hace veinte años, ha superado sus problemas de alcohol que le llevaron a una demacración extrema. Para él aún pervive la esperanza de que el fútbol le devuelva parte de lo que él entregó, de que no le torne la espalda de forma definitiva.

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#DesdeElBanquillo


VIGO-A CORUÑA Trasvase Tanto Fernándo Vázquez c o m o  J a v i e r  I r u r e t a estuvieron en los banquillos del Celta de Vigo y del Deportivo de la Coruña.

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no de los derbis con más historia de nuestro país es sin lugar a dudas el derbi gallego por antonomasia, el Celta de VigoDeportivo de la Coruña. Una rivalidad que se remonta al segundo cuarto del siglo XX, con la fundación del conjunto de Vigo en 1923. Desde ese momento, la historia del fútbol gallego no se entiende sin esos choques, sin la rianxeira sonando en las gradas. Un duelo frontal que ha visto como cerca de una veintena de jugadores cambiaban de zamarra por la del rival, con su consiguiente animadversión en la que fuera su casa. Un trasvase que casi siempre llevaba dirección norte, como ha ocurrido en los banquillos, con hasta una docena de técnicos que han vivido la sensación de entrenar a

Texto de Christian Díez @christiandiez Fotos de Agencias

ambos equipos, los últimos, los más mediáticos. Repasando las dos últimas décadas encontramos casos realmente curiosos, que han llevado a muchos a bromear con la situación tan rimbombante de pasajes a territorio deportivista. Hasta cuatro entrenadores han hecho el viaje Vigo-A Coruña en este periodo de tiempo, algunos con escala, otros sin ella, como es el caso de Javier Irureta. El técnico vasco vivió una campaña magnífica en la 1997/1998 en Balaídos, consiguiendo la segunda clasificación europea del cuadro vigués a competiciones europeas de su historia. Con un plantel plagado de figuras, entre las que destacaban Karpin, Mazinho o Mostovoi, Jabo no titubeo a marcharse al año siguiente al eterno rival, al que

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llevaría a vivir sus años más gloriosos, conquistando una Liga, una Copa del Rey y dos Supercopas de España. Precisamente él, fue el encargado de cerrar el último pase de un jugador de un equipo al otro, fue Goran Djorovic, central serbio que apenas tuvo oportunidades en el cuadro blanquiazul. Cambió el éxito de Vigo, por el ostracismo de A Coruña. Con el mismo origen que Irureta, el siguiente en hacer el intercambio de papeles fue Miguel Ángel Lotina, quien no será recordado por sus respectivas aficiones con especial anhelo. Cierto es que el primer año de Lotina en el banquillo celtiña valió para crear falsos espejismos. El equipo conseguía en la campaña 2002/2003 su primer billete para la Champions, un momento único que se convirtió al año siguiente en pesadilla. El equipo vigués descendía al infierno de Segunda con Lotina al frente, y este hacía las maletas rumbo a Barcelona, a defender el banquillo del Espanyol dos temporadas, para viajar más tarde a San Sebastián durante un año, acabando por recalar en el eterno rival celeste, en el Deportivo de la Coruña. Lotina llegó con aurea gris a territorio gallego, sus últimas páginas en el currículum no atraían a muchos aficionados. El equipo había dejado sus años de gloria atrás, y ahora peleaba por entrar en Europa con un presupuesto más ajustado, lejos de los alardes de los años de Irureta. Las tres primera temporadas Lotina mantuvo el equipo a flote, pero a la cuarta, el descenso sentenció al vizcaíno. El

giro de rumbo del equipo acabó por hundirle, comenzando a aflorar ese apodo tan acuñado por muchos, ‘el coleccionador de descensos’. Otro que ‘apenas’ hizo escalas fue Fernando Vázquez, el ‘ilusionador’ de ambos equipos. Primero en Vigo, cuando en la temporada 2004/2005 tomó el rumbo incierto que Lotina había dejado en el equipo. El objetivo era claro, el ascenso. No quedaba otra para un equipo que dos años antes se había codeado en Europa con Arsenal, Ajax o Milan, entre otros. Tras un mal arranque, Vázquez cumplió el objetivo, incluso al año siguiente entró por la puerta grande en Primera, metiendo al equipo en la UEFA, pero poco duró la ilusión. Otro año Europa sentenciaba al cuadro vigués, y como había ocurrido con Lotina, el débil rumbo del equipo en Liga acabó por sentenciar a Vázquez, que dejó al equipo moribundo, descendiendo al término de la temporada de nuevo a Segunda. Todo lo que fueron aplausos, se convirtieron en reproches, y Fernando salió escaldado de la que había sido su casa durante dos años y medio. El viaje a A Coruña se retrasó seis años, el tiempo que Fernando Vázquez compaginó la búsqueda de equipo con la Selección Gallega de Fútbol. Así, en febrero de 2013, y tras los intentos fallidos de José Luis Oltra y Domingos Paciencia, Lendoiro llamó a la puerta del técnico gallego. Con él, y pese al descenso, regresó la ilusión Riazor. No pudo salvar al equipo el primer año, pero la comunión fue tal que él sería el

encargado de devolver al equipo a Primera, objetivo que cumplió con creces. Pero el ambiente enrarecido acabó con su despido al principio de la presente temporada, cuando encaraba el retorno a la élite. Cuestionados los fichajes de la entidad, la directiva decidió prescindir de sus servicios, y como pasó en Vigo, Fernando acabó marchándose por la puerta de atrás. Así, llegamos al entrenador, que de momento, cierra el cír-


culo: Víctor Fernández. El técnico maño respondió afirmativamente a la llamada del deportivismo a falta de pocas semanas de comenzar el campeonato este pasado verano. Él, con pasado celtiña, sería el encargado de gestionar el retorno a Primera del conjunto blanquiazul. En Vigo guardan un buen recuerdo de Víctor, ahora teñido de gris por su paso al eterno rival. Allí vivió cuatro placenteras temporadas a finales de la década de los

noventa, con momentos dulces en Europa, como la doble victoria frente al Liverpool en los octavos de final de la Copa de la UEFA de la campaña 98/99 o el 0-4 a la Juventus en Balaídos en octavos de la misma competición una temporada más tarde. Ahora el envite no es tan dulce. En A Coruña Víctor Fernández tendrá que trabajar duro para mantener al equipo en Primera, el gran objetivo de la temporada. Y es que el conjunto coruñés, como

otros tantos, está hecho para sufrir, algo de lo que Víctor ha tomado buena nota en este arranque liguero. Estos no son los tiempos de Vigo. Estos cuatro entrenadores, y los ocho anteriores, son parte intrínseca de la historia eterna de la rivalidad Vigo-A Coruña, de un trasvase que cumplirá dentro de pocos años un siglo. Leyenda viva del fútbol gallego, del fútbol español, de una rivalidad sin complejos.

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De momento, Víctor Fernández cierra el círculo. El actual entrenador del Deportivo de la Coruña ya pasó por el Celta.


Aquel moment

#SudámericaTierraDeLeyendas

En abril de 2002, una acción que definió el paraguayo Nelson Cuevas quedó archivada en los grandes registros del fútbol argentino. River y Racing se enfrentaban en el Monumental, y la jugada acabó siendo un punto de inflexión..

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ranscurría el primer año de lo que sería una década que devastaría al club. Hacía pocos meses que una nueva dirigencia había asumido políticamente, en los comienzos del Siglo XXI, y aún las alegrías seguían en el Estadio Monumental. Ese espectro que cada día se agrandaría más aún no se divisaba. La realidad era otra, aquella tarde era demasiado importante y el equipo no lograba hacerse con tres puntos elementales en su intención de hacerse con el campeonato argentino. El Clausura 2002 llegaba a su último tercio. La fecha 15 dirimiría quienes pelearían hasta el final, cuatro jornadas antes de una posible coronación. Allí llegaba River Plate como líder del certamen, actuando como local frente a Racing. Por ese entonces, los de Avellaneda

Texto de Nico Galliari @nico92galliari Fotos de Agencias

habían logrado sacarse el estigma de pasar 35 años sin ser campeones en el año anterior, y visitaban al conjunto de Núñez con reales ambiciones de volver a hacerse con la gloria. Un Antonio Vespucio Liberti repleto aguardó el juego y vio como el cero no se quebraba hasta los minutos de cierre. La tarde nublada y lluviosa fue testigo de cómo River falló la gran cantidad de chances que tuvo en el primer tiempo. Del otro lado, los dirigidos por Osvaldo Ardiles supieron cerrarse y tener sus oportunidades con el correr de los minutos. Las chances para ambos equipos se sucedieron, ambos podrían haber convertido y llevarse un resultado vital en sus aspiraciones, pero se acercaban los minutos cumbres y el marcador seguía vacío.

Pese a la creatividad de Andrés D'Alessandro, a sus sociedades con Esteban Cambiasso y a la capacidad goleadora de Fernando Cavenaghi, River no lograba decidir bien en cada jugada de ataque. Por parte de la escuadra visitante, Diego Milito parecía tener el arco cerrado y, faltando seis minutos para el final, expulsarían a Adrián Bastía, el mediocampista central. No parecía ser un buen panorama, pero Racing encontraría la ocasión para llevarse un gran triunfo. La falta cerca del ingreso al área del equipo Millonario era la acción que la Academia necesitaba. Todo desembocó en un reclamo inconformista de los jugadores locales y un pequeño tumulto con sus adversarios. La consecuencia fue la tarjeta roja al arquero de River,


to épico de CUEVAS

La extraña trayectoria futbolística de Nelson Cuevas visitó desde China hasta México pasando por España y Chile.


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Ángel David Comizzo. Ya sin cambios, en la última acción del partido, un jugador debía hacerse cargo de ponerse los guantes y blindar su arco. El zaguero Martín Demichelis tomó la decisión y fue a la portería a defender el tiro libre contrario. El entrenador Ramón Díaz había determinado el ingreso del paraguayo Nelson Cuevas un rato antes. Los de Ardiles jugarían muy mal esa pelota detenida, sin un concepto ni propósito claro, para desembocar en una transición defensiva con muchísimos espacios a explotar. Claudio Ubeda, el defensor central, fue quién ejecutó, tras la preparación de la obra con Gerardo Bedoya y Maximiliano Estévez; su remate se desvió en la barrera y en la pelota dividida del rebote ganó el dueño de casa. Ricardo Rojas peleó por el balón, se hizo con él estirando la pierna derecha y corrió unos metros hasta observar en solitario a su compañero. Cuevas se soltaba con libertad al ataque, y el marcador salía a interceptar al poseedor. Antes de que Pipino –como se lo conocía al guaraní- pasara mitad de cancha, evitando un eventual fuera de lugar, Rojas soltó el balón y dejó al atacante solo de cara al arco rival y con medio terreno a recorrer. Sacó a relucir su velocidad, esa que tanto lo caracterizó desde su llegada al club, eludió al arquero Campagnuolo y definió con el arco vacío. Todo el público presente en el Monumental explotó de algarabía y júbilo. Significaba mucho más que una victoria en el último minuto de juego. Era

la consolidación de la candidatura para hacerse con el torneo. El gol quedaría en la historia por su importancia en esos instantes y por la intervención segura de Demichelis en el arco cuando enviaron la pelota a su área por mero compromiso de igualar y sin idea alguna. Ya todo estaba terminado. Por esos tiempos, River lograba sacar nueve puntos de diferencia a su contrincante de turno en la tarde de domingo. Gimnasia de La Plata, a cuatro unidades antes de comenzar la fecha, había vencido, por lo que la victoria era de una importancia sideral. Llegó la falta y todos los fanáticos rezaban porque el balón no ingrese a su arco. La insensatez de Comizzo, quién incluso no tomó en consideración que al elenco no le quedaban modificaciones, no hacía presagiar semejante final. Los años de Nelson Cuevas en la institución Millonaria comenzarían bajo una particular idea de sus padres. En 1999, el futbolista tuvo un gran rendimiento jugando para su seleccionado en el Sudamericano Sub 20 disputado en Argentina. No le valió ser buscado por todo el continente, pero su madre utilizó esas bases para ir una tarde al club y solicitar una reunión de urgencia con el presidente. Era totalmente una desconocida, pero logró su cometido y pidió una prueba para su hijo. El máximo dirigente del club no era, por entonces, aquel que empezó con una decadencia, sino el referente de la anterior gestión. Habló con ella y, tras consultar al técnico Díaz, aprobaron la sugerencia.

Nelson esperaba en su país una respuesta, sin saber del todo lo que su progenitora estaba haciendo por él. La jugada que lo consagraría terminaría ocurriendo tres años después, ya con un lugar en el primer equipo e intentando hacerse de la titularidad en medio de un plantel con varias figuras que luego darían el salto a Europa. River acabó llevándose el título, en uno de los cinco campeonatos que Cuevas ganó con esa camiseta.

River Plate acabó ganando aquel torneo Clausura con seis puntos de ventaja sobre Gimnasia La Plata.


Extrañamente, la carrera del hombre que precisó el marcador del juego no tuvo un mayor alcance. Su período en River continuaría, pero nunca obtendría la calificación de ídolo pues su rendimiento tuvo muchas idas y vueltas más allá de algunos goles que elevaron su favoritismo en la afición. Luego, formaría parte de clubes de menor renombre, pero la acción de fines de aquel abril cubrió de emoción un día que parecía contar con otro final.

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LA GUERRA DE

GAZZA

Texto de Pepe Salgado @Pepatxto_Salgado Fotos de Agencias


#TiemposDePesetaFútbolDeOro

Paul Gascoigne disputó 57 partidos con la selección inglesa en los cuales marcó 10 goles.

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aul Jonh Gascoigne "Gazza" nació el 27 mayo de 1967 en Gateshead, un barrio de Newcastle. Como casi todos los hijos de clase trabajadora, comenzó a jugar al fútbol en la calle, en el recreo y en el equipo del colegio hasta que desde el club de su ciudad natal se le adquirió como un joven talentoso para incorporarse a las filas del club, el Newcastle United. Allí creció como futbolista hasta que en 1985 dio el salto como profesional al primer equipo. Fue precisamente durante este periodo de crecimiento como futbolísta cuando el joven Paul recibió los primeros golpes que, a veces, te da la vida y que en esa temprana edad suelen ser definitivos para marcar el caracter y la personalidad. Constantes cambios de domicilio, la muerte de su padre, presenciar la muerte de uno de sus mejores amigos, problemas económicos, hurtos y peleas que le crearon problemas con la ley, contrastaban con la brillante carrera y el futbolísta que se formaba en el nido de los "Magpies". Ya como profesional despuntó como un centrocampista con una clase excepcional siendo nombrado juvenil del año en la temporada 87/88 y aunque comenzó a tener problemas de conducta que le costaron más

de un escarmiento, el club decidió seguir teníendole en plantilla, era demasiado buen jugador. Hasta que en el 88 fichó por el Tottenham. Durante su paso por el Newcastle nos dejó 25 goles en 107 partidos y una FA Cup en categoría juvenil. Durante sus años en el Tottenham Gazza terminó de cuajarse como un fenomenal jugador de medio campo, muy posiblemente el mejor de su país en aquella generación. Una conducción de balón impecable, un regate eficaz, una técnica soberbia y su capacidad para desenvolverse tanto en tareas de contección como de creación y una rápida transición al contragolpe le convertían en un genio con fuerza y puntería justa para ser capaz de marcar cuando era necesario. Justo ahora, cuando parecía estar llegando a la cúspide de su carrera, cuando ya había sido llamado a las filas de la selección nacional, la vida volvió a golpear y una última temporada plagada de lesiones le hicieron volver a la problemática extra deportiva. Aún así nos dejó 33 goles en 112 partidos antes de fichar por la Lazio italiana aún estando lesionado. Gazza quería medir su talento en la que por entonces era la liga más potente de Europa. Una vez en Roma, Paul vol-

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vió por sus derroteros de lesiones, problemas extradeportivos y falta de partidos. Al jugador inglés no le parecía suficiente perder partidos por lesiones si no que parecía forzar exclusiones buscando pelea, alcohol, drogas,... Su vena "hooligan" estaba desatada anulando por completo al jugador que no dio más de si en Roma y jugó tan sólo o 43 partidos en los tres años como biancocelesti. En el 95 cambió Italia por Escocia y fichó por el Glasgow Rangers. Gascoigne ha tenido numerosos problemas con el alcohol y la policia como se puede ver en esta imagen...

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En el Glasgow fue recibido con los brazos abiertos. Ídolo de la afición, esta vez pareció saber combinar su talento como jugador con su maldición como personaje problemático para renacer de sus cenizas y firmar la época más exitosa de su carrera futbolística . Siguió teniendo problemas con la ley, el alcohol, el orden,... pero bien fue capaz de cuajar partidos espectaculares llevando al club a ganar dos Ligas de Escocia consecutivas, una Copa de Escocia y una Copa de la Liga es-

cocesa, fue nombrado mejor jugador de dicha liga pero también fue amenazado de muerte tras celebrar un gol mofándose de los hinchas radicales del Celtic, el eterno rival. Paul terminó sus días en Glasgow siendo expulsado del club por problemas disciplinarios. Este fue el principio del fin para Gazza. En 1988 comenzó un deabular de clubes en los que no fue capaz de encontrar su mejor forma así como tampoco fue capaz de alcanzar una estabilidad personal. Del


Glasgow al Middlesbrough, de ahí al Everton en el 2000, en el 2002 al Burnley FC, fichó por el Giansu Tianma chino en 2003 para volver en 2004 al Boston United donde se retiraría como futbolista. Durante estos años de nomadismo futbolístico Gazza volvió a hundirse en el alcohol e incluso fue enviado a Estados Unidos para tratar su problema de alcoholismo en una clínica especializada, aunque de nada sirvió la terapia pagada por sus amigos Chris Evans, Piers Morgan y Gary Li-

neker. En la selección nacional Inglesa formó parte de una generación excepcional. Capitaneados por Gary Lineker los "pross" llegaron a la semifinal del mundial del '90 en Italia. De ese partido se recuerda uno de los momentos más entrañables protagonizados por Gazza cuando tras recibir una amarilla que le impediría jugar la final, rompió a llorar como un niño. Aunque de igual manera se perdería ese partido a la postre ya que se lo llevó la Alemania de Illgner, Brehme, Kohler, Mathtäus y Klinsman, Tras este partido, de boca de Gary Lineker, se recuerda una de las citas más famosas del fútbol: "Football is a simple game. Twenty-two men chase a ball for 90 minutes and at the end, the Germans always win". Gazza se convirtió, 6 años después, en el líder de otra remesa de grandes jugadores en el combinado nacional inglés. Un equipo que contaba con Seaman, los Neuville, Pau Ince, Alan Shearer, McManaman o Fowler que volverían a llegar a semifinal en la Eurocopa de Inglaterra y que, de nuevo, volverían a caer ante Alemania. A pesar de se acusado de maltratador, de haber dormido incontables veces en el calabozo, de múltiples problemas con la justicia, de fotos comprometedoras en revistas del corazón, de broncas con compañeros, de pelearse incluso con Liam Gallagher, el cantante de Oasis, de ser desalojado de su ostentoso ático por problemas con los vecinos, de haber destruído su vida a causa del alcohol, a Paul Gascoigne se le sigue queriendo

en Inglaterra, y mucho. Quizá por que como dijo Redknapp "es una persona con un corazón de oro y es doloroso verle así", quizá por que era el alma de la mayoría de los equipos por los que pasó, por que su peronalidad díscola y desenfadada era capaz de alegrarte el día con alguna locura, con alguna broma como cuando, jugando en el Tottenham cambió las diapositivas que el etrenador Tony Venables tenía preparadas para la charla técnica por imágenes pornográficas, quizá por que tener a tu lado a un pillo burlón era suficiente para arrancarte una sonrisa o quizá por que sus lágrimas en la semifinal del mundial le hicieron parecer más humano y con él se sintieron identificados miles de ingleses, que como él, se vieron apeados de la final del Mundial. Hoy por hoy, con 47 años aunque aparentando casi el doble, vemos a un Gazza maltratado por la vida y por el alcohol, un genio que se autodestrulló por acercarse demasiado a la botella, durmiendo la borrachera en la calle como un bagabundo sin otro techo que las estrellas, las misma estrellas que nos ofreció con cada minuto en el césped las mismas que tocó con la punta de sus botas.

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LA ESTRELLA QUE D Las leyendas se forjan gracias a sus hitos, a sus logros, pero también gracias a un sentimiento de pertenencia que generan entre una determinada masa social, a ser un símbolo con el que identificarse y un espejo en el que mirarse. Teófilo Juan Cubillas Arizaga es leyenda en Perú y su fama, que traspasó fronteras, le llevó en un sorprendente movimiento a disputar la liga suiza con el Basilea, allí pasaría la que posiblemente fue su peor etapa como futbolista.

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eófilo Cubillas, nacido el 8 de marzo de 1949 en Puente Piedra, un distrito situado al norte de Lima, debutó con solo 17 años en el club de su vida, el Alianza Lima y esa misma temporada ya se proclamó máximo goleador del torneo local . El Nene -así lo apodaron sus compañerosbatió récords desde el primer día. Tan solo dos años después debutaría con la selección y aún se mantiene como uno de los máximos goleador en los Mundiales con los diez tantos que permitieron a los peruanos colarse en cuartos de final de México '70 y Argentina '78. A posteriori ha sido elegido como el mejor futbolista peruano del siglo XX y estuvo en la lista de los 50 mejores jugadores de la historia. Aunque probablemente su mayor hito fue cuando el propio

Texto de Tomás García @ToMasGaRcia77 Fotos de Agencias

Pelé, tras enfrentarse a él en los cuartos de final del Mundial de 1970, quedó tan prendado que declaró: "No jugaré el siguiente Mundial, pero no se preocupen… ya tengo un sucesor y se llama Teófilo Cubillas”. El Nene recibiría el premio al mejor jugador joven de aquel torneo y encendería el foco del Viejo Continente, que ahora lo miraba con atención. En 1973 el Basilea se llevó el gato al agua y consiguió hacerse con el joven peruano tras unas duras negociaciones, ya que éste no deseaba abandonar Perú ni a su Alianza. La suculenta oferta del empresario suizo Ruedi Reisdorf acabó haciendo ceder a Cubillas y por fin, esa estrella de la que todo el mundo hablaba, ese chico que era motivo de orgullo de todo un país; llegaba a Europa.

Su clase con el balón, su capacidad anotadora y el exquisito golpeo en los lanzamientos a balón parado -su gran recuerdo es aquel gol de falta a Escocia- solo lo disfrutaron unos meses en Basilea. Teófilo nunca se aclimató a su nuevo país y pasó allí los que probablemente fueron los peores meses de su carrera deportiva. Las gélidas temperaturas tuvieron parte de culpa, pero tampoco ayudó encontrarse un club por aquel entonces amateur, con jugadores que tenían sus oficios y el hecho de tener que entrenar el doble que el resto del equipo para justificar su elevado salario. Se le dosificó la comida y perdió muchos kilos: "Fui solo, sin conocer el idioma. Me alojé en casa de Reisdorf, que cuidó maravillosamente de mí, pero que solo me daba ensaladas para


DEJÓ DE BRILLAR EN BASILEA

#SUIZALANDIA

comer, porque quería mantenerme sano. Cuando llegué a Basilea, yo pesaba 74 kilos. Un mes más tarde no pesaba más que 64. Pero lo que más problemas me daba era el frío. Siempre estaba helado y entrenaba con jerséis, gorro y cremas protectoras en la cara”. Así recordaba El Nene su odisea. Además, despertó la envidia de sus compañeros, que debían trabajar para tener unos ingresos dignos. Todo aquello acabó lastrándole demasiado. “Me he equivocado fichando por el Basilea, he de reconocer que me ha ido muy mal y casi he hundido mi nombre de buen jugador. Mi moral está resentida al máximo. En España se juega como en mi tierra, yo amo el fútbol y el balón, odio el frío y la niebla” decía Cubillas al poco de aterrizar en Suiza. En diciembre de 1973 acabaría la pesadilla, tras 14 partidos disputados con la elástica azul y grana en los que tuvo tiempo de anotar 7 goles, se confirmaba que El Nene se marchaba con destino a Oporto. En Portugal renació. Se convirtió en ídolo local, ganó títulos con su nuevo equipo y años más tarde llegaría el Mundial '78 donde volvió a anotar cinco tantos para llevar a su equipo hasta lo cuartos de final. La estrella de Cubillas volvió a brillar, aunque siempre lejos de la fría Basilea.

UNAS NEGOCIACIONES SURREALISTAS QUE LELVARON A CUBILLAS AL BASILEA

T

ras su inmenso Mundial '70, Teófilo Cubillas atrajo infinidad de miradas hasta que en 1973 emprendió su camino a Europa. Tras un primer acercamiento de Riesdorf, propietario del Basilea, a un Teófilo que se "auto tasó" en 100 mil dólares, el mandatario suizo consiguió atar al astro peruano por una cifra tres veces superior a aquel valor. “Yo no sabía cuál era mi valor real en el mercado de fichajes. Cuando me preguntaron que cuánto costaría mi traspaso, improvisé: 100 mil dólares. Poco tiempo después, recibí una llamada telefónica de Reisdorf… ¡desde Lima! Había venido para pagar a mi club los 100 mil dólares estipulados y para llevarme con él de inmediato a Basilea. Yo no me quería marchar, así que le pedí al presidente del Alianza que me

sacara de aquel embrollo. Enseguida mi precio subió hasta los 300 mil dólares. Para nuestra sorpresa, Reisdorf pagó aquella suma”, recordaba Teófilo. La promesa de un equipo lleno de internacionales -era cierto, aunque Riesdorf omitió que no eran profesionales- y la tierra prometida para dar el salto a un gran club, acabaron de convencer a El Nene, que nunca se adaptó. Seis meses más tarde y pese a la resistencia del multimillonario Riesdorf, Teófilo Cubillas conseguía ser traspasado al Oporto por 400 mil dólares, 100 mil más de lo que Ruedi había pagado así que, Reisdorf ingresó 50.000 dólares en un banco suizo para que Cubillas dispusiese de esa cantidad cuando tuviese hijos.


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