Cantos amerindios (páginas)

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Cantos

amerindios

Kenneth Rexroth / Frances Densmore





Cantos AMERINDIOS


Títulos originales: American Indian Songs (1956) Anishinabek: Songs & Song Pictures (1972) Serie Adugo biri/2 Director: Enrique Flores

Este trabajo se realizó en el marco del proyecto IN401514 “Adugo biri: etnopoéticas. Proyecto para una colección de libros virtuales”, con el apoyo del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT). DGAPA-UNAM.

Esta obra es propiedad del autor Edición: Enrique Flores traducción del inglés: Patricia Gola Diseño: Berenice Granados y Santiago Cortés Hernández Formación: Berenice Granados, Andrea García R. e Isaac Magaña Gcantón Diseño de la colección: Berenice Granados México, 2014


Kenneth Rexroth / Frances Densmore

Traducciรณn: Patricia Gola Ediciรณn: Enrique Flores



Presentación “No hay lugar para el poeta en la sociedad norteamericana. Ningún lugar en absoluto para ningún poeta en absoluto”. Esas frases cáusticas de Kenneth Rexroth explicarían el silencio de la crítica ante la obra de “el gran poeta norteamericano”, como dice Eliot Weinberger, el gran “pedadogo y promotor” en la tradición de Wordsworth y Whitman —más aún que en la de Pound y Williams—, enemigo de las instituciones y gran autor de una poesía que expresa la vibrante vida callejera de los guetos, los lugares selváticos, el genuino anticapitalismo popular, el jazz y el rock and roll, las comunidades utópicas, los pequeños grupos a la vanguardia de las diversas artes, la lengua norteamericana y todos los terrones que aún no se han fundido en el crisol. 1

Anarquista y amigo de los wobblies; defensor del habla coloquial —“Me he pasado la vida tratando de escribir como hablo”—; especialista en el hasidismo y la cábala, autor de “largos poemas Cf. Eliot Weinberger. “A la muerte de Kenneth Rexroth”. Trad. Purificación Jiménez. el poeta y su trabajo, 5. 1

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de peregrinación interior y exterior”, y poemas líricos breves de “intensidad desconocida”; con el “oído más fino que nadie haya conocido”; de lecturas acompañadas de jazz “o, en sus últimos años, de koto”; traductor y recreador de la poesía china y japonesa, y de los cantos amerindios, Rexroth “fue el primer poeta cuyo entusiasmo por la cultura tribal no se debió a Frazer, a Frobenius o al Musée de l’Homme [éxtasis de “un mundo siempre al borde de la ruina”] sino a los grandes periodos que pasó con los indios norteamericanos”.2 Publicado en el libro Assays (1961), de Kenneth Rexroth, junto con los cantos aquí traducidos, este ensayo memorable, nunca antes vertido al español, es una pieza fundadora de la tradición etnopoética —alimentada por las investigaciones de la antropóloga Frances Densmore, autora de la compilación y traducción al inglés de los poemas antologados por Rexroth y curada por Jerome Rothenberg—.3 Rothenberg, junto con Dennis Tedlock, es el creador de Alcheringa (1970-1980),4 la revista que creó la etnopoética como disciplina de creación y traducción, reflexión e investigación. Rothenberg es autor de Technicians of the Sacred (1968) y de Shaking the Pumpkin (1972), pero también de Poems for the Millennium (2000) y de Barbaric, Vast & Wild (2015). Alguien ha objetado la terminología políticamente incorrecta de Kenneth Rexroth. Nada más fuera de lugar. 3 Cf. La sección "Etnopoéticas de la página ubuweb: http://ubu. com/ethno/discourses/rexroth_indian.html 4 Alcheringa puede consultarse, en forma íntegral, en esta dirección electrónica: http://ethnopoetics.com/ . 2

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Añadimos al final una versión del propio Rothenberg, incluida también en ubuweb, de poemas visuales o “pinturas cantos” chippewa —provenientes casi todos de la Midêwiwin Society o la ‘Sociedad de los Chamanes’ —, con otra nota explicativa de Jerome Rothenberg. La versión al español de todos los cantos o poemas es de Patricia Gola, poeta, autora de Las lenguas del sol y de una magnífica lectura inédita de la poesía de Westphalen; traductora, al fin, de libros de Paul Celan, Denis Levertov, Robert Creeley y de otros poemas de Rexroth. Enrique Flores

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Nota Fue el buen sentido de Kenneth Rexroth, derivado de una vida dedicada enteramente a la poesía, el que hizo que nos detuviéramos en la asombrosa poesía, en las palabras, en el lenguaje de los cantos amerindios. En el ensayo que sigue –un parteaguas–, escrito aproximadamente en 1956, Rexroth se detiene a su vez en los trabajos de Frances Densmore: actos de traducción.1 Jerome Rothenberg

Este ensayo, con la selección de cantos que lo acompañan, fue publicado por primera vez en Perspectives USA (verano de 1956) y reimpreso en Assays (New York: New Directions, 1961). Cf. versión original en la página virtual ubuweb. 1

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Prólogo En todas las bibliotecas públicas y académicas de los Estados Unidos y en la mayoría de las principales bibliotecas del mundo, en algún rincón o en un cuarto al que rara vez entramos, uno puede encontrar un buen número de metros cuadrados de estantes alineados con las publicaciones verde olivo de la Oficina de Etnología Norteamericana, un departamento que pertenece al Instituto Smithsoniano. Existen cuarenta y siete informes anuales, que van de 1881 a 1932, espléndidos volúmenes en octavo, profusamente ilustrados, que promedian unas ochocientas páginas cada uno. Después del informe cuarenta y siete, los materiales etnológicos y antropológicos se publicaron separadamente. Y hay alrededor de ciento cincuenta boletines en octavo, que van de las treinta y dos a las mil páginas e incluyen los estudios antropológicos anuales --cerca de diez por volumen-- publicados a partir del informe número cuarenta y siete. Además de esto, existen unas doscientas publicaciones misceláneas. Este es el corpus de literatura antropológica más grande jamás publicado por una institución, privada o pública. Y aunque realmente está disponible para cualquier ciudadano norteamericano en la biblioteca más cercana, y para cualquier habitante de cualquier otra

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capital del mundo, es poco conocido y todavía menos leído, aun por los antropólogos. Esto no se debe a la calidad de su escritura científica. Muchos de los principales antropólogos norteamericanos están incluidos allí, y a menudo con sus trabajos más importantes. Cada uno de los aspectos de la vida india norteamericana y gran parte de la información más importante de exploraciones arqueológicas puede encontrarse en algún lugar de estas publicaciones. Muchas de las monografías presentes en los informes anuales son más vastas que la mayoría de los libros. Muchas de ellas tratan aspectos de la vida india que se refieren a una memoria pasada ya extinta. Hay trabajos clásicos sobre la vida y la cultura de toda una tribu —es el caso de Winnebago, de Paul Radin, que abarca todo el informe treinta y siete—, así como ensayos cortos sobre artesanías y ceremonias indias e informes detallados y enteramente ilustrados de las excavaciones arqueológicas. Otro ejemplo: con el paso de los años, un gran número de documentos sobre la etnobotánica de varias tribus ha dado cuenta de toda la flora útil autóctona de Norteamérica. Asimismo, el informe anual número veintiuno contiene sesenta y tres láminas a color de las kachinas de los indios hopis, de las máscaras para sus danzas y de los trajes que representan a los semidioses de la religión pueblo. Todas ellas fueron dibujadas por artistas nativos, a finales del siglo diecinueve. Son los primeros ejemplos de pintura de los indios pueblo y siguen siendo los mejores. Inspirada por esta primera tarea, se ha desarrollado toda una escuela de pintura de los pueblo, que es hoy muy popular en los Estados Unidos y cuyo trabajo es periódicamente exhibido en las principales galerías de arte del país. La pintura moderna es más sofisticada y superficialmente más decorativa, pero ninguna se compara con la frescura e inmediatez de estos primeros ejemplos. Entre los boletines existe un buen número de manuales: American Indians North of Mexico, editado por Frederick Webb

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Hodge, seguido de Indian Tribes of North America, editado por John R. Swanton, American Indian Languages, de Franz Boas, Indians of California, de Alfred L. Kroeber, y, terminado hace poco, el monumental Handbook of South American Indians, editado en seis gruesos volúmenes por Julian H. Steward. Sumado a todo esto existe un gran número de textos y traducciones de literatura oral norteamericana —mitos, leyendas, extensas ceremonias y cantos—. La mayor parte de los cantos, que contienen texto y música, fueron grabados por Frances Densmore, que ha venido trabajando en este campo durante cuarenta y cinco años, y cuyas colecciones de música india ascienden a más de quince volúmenes (tres de los cuales se publicaron en otro lugar), cada uno de ellos dedicado a una tribu diferente. Además del texto impreso y de la música, también realizó registros fonográficos, y éstos forman parte de la inmensa colección de cantos indios, cantos populares, cuentos tradicionales y demás literatura oral que existe en el Instituto Smithsoniana y en la Biblioteca del Congreso. Hasta donde yo sé, no existe ninguna colección comparable de lírica y música primitiva realizada por una sola persona. Conozco las críticas que los musicólogos han hecho al trabajo de la señorita Densmore. Es cierto, por supuesto, que sólo nos podemos aproximar a la música primitiva a través de nuestra notación occidental, pero al menos ella nos ha acercado y en la mayor parte de los casos, con una precisión sorprendente. Cualquier comparación entre su notación y los registros fonográficos que yo haya hecho alguna vez, no ha arrojado ningún error serio, siempre y cuando se considere válido usar nuestro sistema de notación. Uno puede aproximarse más usando una notación especial, pero esto también es, desde luego, sólo una aproximación. Por encima de su interés musical, el trabajo de la señorita

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Densmore es, posiblemente, el corpus más vasto de poesía lírica primitiva —en lengua original y en traducción— que existe. Y por lo tanto, es de una inmensa importancia para el estudioso de la literatura originaria y de la estética, o para el crítico, y especialmente para el poeta en actividad. Pese a ello, su trabajo es casi totalmente desconocido entre la gente que se dedica a la literatura, y sólo un poeta norteamericano de cierta importancia –Yvor Winters– la mencionó alguna vez en algún impreso o mostró signos de su influencia en su obra. Aunque difícilmente puede considerarse como “temprano” un trabajo realizado con los indios norteamericanos en el siglo xx, la señorita Densmore alcanzó a capturar muchas de las costumbres primitivas antes de que se corrompieran u olvidaran. Por ejemplo, un número sustancial de las cantos de su primer libro, Chippewa Music (1910), son cantos rituales de la Mide-wiwin Society (“Gran Logia de la Medicina”) —lo que en nuestro mundo civilizado se llamaría una organización religiosa y fraterna, semejante de algún modo a la masonería y originada, quizás, en la organización de los medicine men de la tribu. Las sociedades de este tipo se están hoy extinguiendo, y en gran parte del mundo indio norteamericano están siendo reemplazadas por el culto del peyote. Alguna vez fueron florecientes; muchas eran intertribales y se extendían, a veces, a una amplia zona. Menos perturbadoras que los movimientos apocalípticos, como la religión de la Danza del Espíritu (Ghost Dance religion), sirvieron al mismo propósito sin meter al indio en tantos problemas. Es decir, daban cohesión y consuelo, y protegían y sostenían al indio en su lucha por adecuarse a la cada vez más envolvente civilización blanca. Como la señorita Densmore sitúa siempre las cantos en su contexto social, gran parte de su obra chippewa es también uno de los mejores estudios de una sociedad cultural intratribal no agresiva. Cuando en 1915 visitó a los teton sioux, los indios de las llanuras,

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aunque derrotados y quebrados, mantenían todavía intacta gran parte de su cultura. Aún quedaban muchos hombres que recordaban los días de la caza del búfalo, y muchos de los grandes jefes guerreros estaban todavía vivos. El recuerdo de la amarga resistencia a la conquista de las llanuras por parte del hombre blanco era algo vivo para cada uno de los miembros de la tribu. Además, la religión de la Danza del Sol (Sundance religion) —un movimiento intertribal que la Oficina India intentaba, infructuosamente, suprimir— aún florecía. Es extraordinario que la señorita Densmore, una mujer blanca que visitaba a la tribu bajo los auspicios del gobierno, haya podido recoger tanto material. No sólo pudo reunir alrededor de treinta y dos cantos de la Danza del Sol, sino que los presenta en un contexto que es aún uno de los mejores estudios de esa religión. Asimismo, nos ofrece muchos cantos de las “sociedades de los sueños”, de los “envoltorios sagrados” y de los sueños personales que, tomados en conjunto —canto y contexto— probablemente nos hablan más de la importancia de estos aspectos de la cultura de los indios de las llanuras que cualquier otra cosa que haya sido escrita sobre el tema. No todos sus estudios son sobre tribus aún florecientes. También buscó tribus representadas por dos o tres familias de gente anciana que todavía atesoraban unos pocos fragmentos de una melodía que ya no entendían. La forma musical es capaz de resistir bastante bien las vicisitudes sociales a las que pueda estar expuesta, sobreviviendo relativamente intacta en un escenario cultural fundamentalmente distinto; aunque pertenezca a una época pasada, puede cargarse de nueva vida y significado. La música es uno de los elementos culturales más persistentes de las sociedades primitivas, y de los más resistentes al cambio. Por mucho, la música occidental europea deja ver una influencia mayor de los indios americanos (por escasa que sea, en realidad) que la que

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su música ha aceptado de nosotros. No sólo la música y el canto —y con él, por supuesto, pero a veces en menor grado, las palabras, la poesía—, son inusualmente persistentes y resistentes, sino que de todos los intangibles culturales son los que mejor se prestan a un registro bastante exacto, a la comparación y el análisis cuantitativos. Aunque de forma fragmentaria, nada puede darnos una comprensión comparable de las formas de vida pasadas y ajenas. Nada ofrece, por ejemplo, un mejor sentido de presencia histórica que las palabras y la música de esas baladas heredadas de los ancestros escoceses medievales que han sobrevivido más de medio milenio en las comunidades de los Montes Apalaches. Lo importante de ese medio siglo de un trabajo de campo cuidadoso es que la señorita Densmore ha revelado, con tanta claridad como nadie antes, las fuentes del canto en la experiencia religiosa y secular de la sociedad primitiva. Mucha teoría ha sido escrita sobre este tema, pero fuera del trabajo realizado por Erich M. von Hornbostel en Alemania, o bajo su inspiración, muy poco se ha hecho en este campo. Nadie ha acumulado tanta información viva –la sustancia real del canto mismo–, a partir de la cual es posible extraer conclusiones teóricas y ver también cómo se sacan muchas conclusiones prácticas. Debería agregar que el trabajo de la señorita Densmore es incomparablemente mejor que las colecciones de Natalie Curtis Burlin, Theodore Baker y de otros, que influyeron, en gran medida, en compositores como Busoni y MacDowell en los primeros años de este siglo. Creo que la manera más fácil de resumir las conclusiones de la señorita Densmore es diciendo que los cantos, como otras cosas que llamamos obras de arte, ocupan en las sociedades indias norteamericanas una posición en cierto modo análoga a la de los sacramentos de las llamadas religiones más elevadas. Es decir, el poeta indio no sólo es un profeta. La poesía o el canto no sólo juegan un papel adivinatorio

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en la sociedad, sino que son en sí mismos algo numinoso. La obra de arte es sagrada, santa, en el sentido que le da Rudolf Otto a esta palabra —es un objeto de sobrecogimiento sobrenatural, y como tal, un importante instrumento de control de la realidad en el plano más alto. Esta no es, por supuesto, una teoría estética infrecuente, pero significa algo más cuando uno ve su demostración concreta en una inmensa cantidad de ejemplos reunidos en ese campo. Por supuesto que están aquellos que preferirían no aceptar, sobre bases apriorísticas o de temperamento, una conclusión tan extrema a partir de la evidencia. Pero aun así, la importancia crucial del canto, y por lo tanto, de la obra de arte, como vínculo de la vida significativa misma, del individuo con su sociedad, del individuo con su medio ambiente humano y no humano, es sin duda evidente. Es muy significativo que los textos de casi todos estos cantos sean no sólo extremadamente simples, sino que la mayoría de ellos sean poemas puros, de una sensibilidad que los asemeja, si no a la poesía clásica japonesa o a Mallarmé, sí a otros poetas franceses y norteamericanos, y de manera notable a algunos de los imagistas en su mejor momento. Se puede, por supuesto, decir que la señorita Densmore simplifica en gran medida el poema, al cortar repeticiones y vocablos sin sentido. Pero la poesía japonesa —que consideramos tan extremadamente compacta en la página impresa— se canta, de manera parecida, por largos periodos de tiempo. Ciertamente el cantor indio no siente que está opacando la intensidad de la conciencia trascendental de la realidad que transmite al elaborarla musicalmente, sino más bien lo contrario. Y si el canto es cantado, o el registro está disponible, resulta de inmediato evidente que esta elaboración es insistencia, no dispersión. La semejanza con la poesía japonesa es verdaderamente asombrosa, particularmente en los cantos chippewa. Esto no se debe a

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la influencia de Amy Lowell y otros traductores que usan el verso libre en la señorita Densmore. Al contrario, ella trabajó con los chippewa muchos años antes de que existieran esas traducciones japonesas y sus imitaciones en el verso norteamericano moderno. Con el paso de los años, la traductora se fue desplazando hacia tribus que no muestran el mismo tipo de semejanzas ni en la música ni en la lírica, por ejemplo los pápago, y esto resulta obvio en las traducciones. Con todo, algunas cosas permanecen. Ella ha analizado exhaustivamente las constantes musicales y las variantes del canto indio. Cada nuevo trabajo suyo resume y compara, en un apéndice, todas las colecciones anteriores con la que se tiene a la mano. ¿Hay constantes parecidas en la lírica? Pienso que sí las hay. El hombre occidental europeo se considera, por lo general, no sólo una entidad independiente en un medio ambiente fundamentalmente hostil, sino el factor relativamente permanente en un mundo que se deteriora y la única fuente de valor en él. La mayor parte de la poesía occidental europea está preocupada, incluso en su vertiente erótica —“Junta rosas mientras puedas” [“Gather ye rosebuds while ye may”]— por la tragedia que implica la pérdida del valor en un mundo de hechos. Nada de esto existe en la poesía india norteamericana. La intensa comprensión estética que precede al poema es una comprensión de identidad con un medio ambiente benéfico. A menudo se centra en un sueño o visión del despierto o del dormido, después de una vigilia y un ayuno prolongados y en soledad, en el bosque o el desierto. Un elemento del medio ambiente —un animal, un objeto de la naturaleza o una fuerza— se le aparece al indio, que espera en estado de trance, y le otorga el canto, que se convierte en su posesión más preciosa y en el eje de su vida de allí en más. Como tales, aunque sencillos, estos cantos expresan siempre la aceptación mutua y la aprobación del ser y del otro, focalizados pero también imprecisos,

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hasta llegar a la identificación. En otras palabras, lo sagrado no es lo “completamente otro” de los judeo-cristianos (un término de Otto), sino lo completamente igual. Los cantos expresan el estado emocional que acompaña lo que llamamos transfiguración y trascendencia –un sentimiento de hiperestesia extraordinariamente intensa, una concentración de todas las facultades en una única toma de conciencia, y el tono emocional de la toma de conciencia misma–, ese tipo de sacramentalismo que identificamos con los Cánticos de san Francisco y con ciertos poemas de Wordsworth o de Francis Jammes. Es evidente que la creación de cantos o de poesía, “el acto creativo”, como hoy decimos, ocupa un lugar en la cultura india norteamericana similar a lo que podemos llamar, burdamente, las prácticas de concentración yoguis y la gimnasia del sistema nervioso en las culturas de la India y el Lejano Oriente. Éste es el vínculo que los identifica. Los poemas breves de Hitomaro o de Basho, o las extensas ensoñaciones de Su Tung P’o, de hecho, comparten la misma actitud hacia el proceso creativo y crean un producto esencialmente parecido. Es posible afirmar que este es un acercamiento más sano y más civilizado a la vida que el comúnmente ejercitado por el hombre occidental. Por lo menos, el canto de los indios americanos opera, en sus mejores ejemplos, en el más alto nivel cultural posible: incrementa los valores de la vida, al menos hasta el grado al que intentan llegar nuestras obras de arte más ambiciosas. En un momento en que los valores de la vida de todo tipo están seriamente amenazados, conviene no ignorarlo.

Kenneth Rexroth

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Cantos amerindios

compilados y traducidos al inglĂŠs por Frances Densmore y del inglĂŠs al espaĂąol por Patricia Gola



Chippewa


Mide Songs In form like a bird, It appears. ◆ The ground trembles As I am about to enter. My heart fails me As I am about to enter The spirit lodge. ◆ The sound of flowing waters Comes toward my home. ◆ Now and then there will arise, Out of the waters, 28


Cantos mide En forma de pájaro, aparece. ◆ La tierra tiembla cuando estoy a punto de entrar. El corazón zozobra cuando estoy a punto de entrar a la casa del espíritu. ◆ El ruido de aguas que fluyen viene hacia mi casa. ◆ Aquí y allá se levantarán de las aguas, 29


Mide brothers, The otters. ◆ Beautiful as a star, Hanging in the sky, Is our Mide lodge. ◆ What are you saying to me? I am arrayed like the roses, And beautiful as they. ◆ The sound is fading away. It is of five sounds. FREEDOM. The sound is fading away. It is of five sounds. 30


mis hermanos mide, las nutrias. ◆ Hermosa como una estrella que cuelga del cielo, es nuestra morada mide. ◆ ¿Qué me estás diciendo? Soy escogido como las rosas, y hermoso como ellas. ◆ El sonido se está apagando. Tiene cinco sonidos. LIBRE. El sonido se está apagando. Tiene cinco sonidos. 31


Dream Song of Thunders Sometimes I go about pitying Myself, While I am carried by the wind Across the sky.

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Canto del sueño de los truenos A veces voy por ahí compadeciéndome a mí mismo, mientras soy llevado por el viento en el cielo.

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Dream Songs From the half Of the sky That which lives there Is coming, and makes a noise. â—† The heavens Go with me.

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Cantos del sueño Desde la mitad del cielo eso que vive ahí viene, y hace ruido. ◆ Los cielos me acompañan.

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My Love Has Departed A loon, I thought it was. But it was My love’s Splashing oar.

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Mi amor se ha ido PensĂŠ que era un somormujo. Pero era el remo de mi amor salpicando.

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Love Songs Do not weep. I am not going to die. â—† He must be very sorrowful, Since he so deceived And forsook me, During My young days. â—† I will go and talk with My sweetheart The widow. I love My sweetheart The widow.

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Cantos de amor No llores. No me voy a morir. ◆ Ha de estar muy afligido, luego de engañarme y abandonarme así, en mis días de juventud. ◆ Voy a hablar con mi amada, la viuda. Amo a mi amada la viuda.

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You desire vainly That I seek you. The reason is, I come To see your younger sister. â—† Oh! I am thinking, Oh! I am thinking, I have found My lover! Oh! I think it is so!

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En vano deseas que te busque. La razón por la que vengo es tu hermana más joven. ◆ ¡Oh! ¡Creo, oh, que he encontrado a mi amada! ¡Oh! ¡Creo que es así!

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Dance Song Strike you Our land With curved horns.

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Canto de danza Golpearte, tierra, con astas curvas.

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Death Song The odor of death, I discern the odor of death In front of my body.

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Canto de muerte Olor a muerte, distingo olor a muerte frente a mi cuerpo.

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War Song The noise of passing feet On the prairie. They are playing a game As they come, These men.

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Canto de guerra El ruido de pies veloces sobre la llanura. Estรกn jugando un juego mientras vienen, estos hombres.

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Song of the Butterfly In the coming heat Of the day I stood there.

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Canto de la mariposa En el calor que viene del día, me quedé quieta.

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Begging Dance Song Maple sugar Is the only thing That satisfies me.

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Canto de súplica Azúcar de maple es lo único que quiero.

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Dream Song As my eyes Search the prairie, I feel the summer in the spring. Whenever I pause The noise Of the village.

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Canto del sueĂąo Mientras mis ojos atisban la llanura, siento el verano en la primavera. y cuando me detengo, el ruido de la aldea.

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Teton sioux


Steam Lodge Song of the Sun Dance Ceremony A voice, I will send. Hear me! The land All over, A voice I am sending! Hear me! I will live!

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Canto de la morada del vapor de la ceremonia de la danza del sol Una voz voy a mandar. ¡Escúchenme! A todo lo ancho de la tierra una voz estoy mandando. ¡Escúchenme! ¡Viviré!

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War Song A wolf I considered myself. But I have eaten nothing, Therefore From standing I am tired out. A wolf I considered myself But The owls Are hooting, And, I fear the night.

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Canto de guerra Me considero un lobo. Pero no he comido nada. Es por eso que me canso de estar parado. Me considero un lobo. Pero los bĂşhos estĂĄn ululando, y tengo miedo de la noche.

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Song on Applying War Paint At the center of the earth I stand, Behold me! At the wind center I stand, Behold me! A root of medicine Therefore I stand, At the wind center I stand.

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Canto al aplicar la pintura de guerra En el centro de la tierra estoy de pie. ¡Mírame! En el centro del viento estoy parado. ¡Mírame! Una raíz medicinal. Por eso estoy parado en el centro del viento. Estoy parado.

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Songs after Battle The old men say The earth only Endures. You spoke truly, You are right. â—† As the young men went by I was looking for him. It surprises me anew That he has gone. It is something To which I cannot be reconciled. Owls hoot at me. Owls hoot at me. That is what I hear In my life. Wolves howl at me. 62


Cantos después de la batalla Los viejos dicen: -Sólo la tierra sobrevive. Hablas con la verdad. Tienes razón. ◆ Cuando los hombres jóvenes pasaron, yo lo buscaba a él. Me sorprende de nuevo que se haya ido. Es algo con lo que no me reconcilio. Los búhos ululan. Los búhos ululan. Eso es lo que oigo en mi vida. Los lobos aúllan. 63


Wolves howl at me. That is what I hear In my life.

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Los lobos aĂşllan. Eso es lo que oigo En mi vida.

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Ute del norte


Dance Song On a mountain, The noise of the wind.

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Canto de la danza En una montaĂąa, el ruido del viento.

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Mandan e hidatsa


Love Song A certain maiden To the garden goes. Lonely, She walks.

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Canto de amor Una cierta muchacha va al jardĂ­n. Sola, camina.

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Pawnee


Buffalo Dance Song He said, Unreal the buffalo is standing. These are his sayings. Unreal the buffalo is standing, Unreal he stands in the open space. Unreal he is standing.

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Canto de la danza del búfalo Él dijo: -Irreal el búfalo está parado. Estos son sus dichos. Irreal el búfalo está parado. Irreal está parado en el espacio abierto. Irreal está parado.

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Spring Song Spring is opening. I can smell the different perfumes Of the white weeds used in the dance.

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Canto de la primavera La primavera se abre. Puedo oler los distintos perfumes de las hierbas blancas usadas en la danza.

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Dream Song Beloved, it is good, He is saying quietly, The thunder, it is good.

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Canto del sueĂąo -Amada, es bueno, dice ĂŠl tranquilamente. El trueno es bueno.

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Ghost Dance Song The yellow star has noticed me. Furthermore, it gave me A standing yellow feather, That yellow star.

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Canto de la danza del espíritu La estrella amarilla se fijó en mí. Además me dio una duradera pluma amarilla, esa estrella amarilla.

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Menominee


Dream Song In the heavens A noise, Like the rustling of the trees.

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Canto del sueĂąo En los cielos un ruido, como el susurro de los ĂĄrboles.

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Love Song I will keep on Courting Until morning.

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Canto de amor SeguirĂŠ cortejando hasta que se haga de dĂ­a.

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Pinturas cantos



Nota Registradas por Frances Densmore hacia 1907, las pinturas cantos (o song pictures, como las llamó) son pictografías grabadas sobre corteza de abedul que representan cantos sueltos y series extendidas de cantos que pueden ser leídos en voz alta a partir de ellas. De acuerdo con Densmore, las imágenes emplean ciertos símbolos “fijos” (pero aparentemente muy abiertos), comunes a los dibujos midê y reajustados y reelaborados para cada ocasión particular. Pero las lecturas anteriores de William J. Hoffman mostraban un alejamiento de la mera representación de los contenidos de los cantos y la presentación de información nueva, no suministrada por las palabras. Los cantos representados así provienen, casi todos, de la Midêwiwin Society (“Sociedad de los Midê o Chamanes”), forma básica de organización de la religión tribal. Los artistas —Odenigun (núms. 82-83 y 85-87), Debwawendunk (núm. 17), Becigwizans (núms. 66 y 68-69) y Nawajibigokwe (el resto: 27, 29-30, 34, 54, 56, 58, 64, 71, 96 y 105)— habían sido todos iniciados, a través de los varios grados o estratos de la sociedad, hacia una apertura gradual de la percepción sensorial, los poderes de curación, etcétera. Una y otra vez, Densmore nos dice que, incluso al registrar los cantos para ella, cantores y artistas trataban los eventos (el acto de cantar y dibujar, por

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ejemplo) como una experiencia de cierta intensidad, una ocasión para el rezo o la ofrenda de tabaco, y a veces, para el retiro a la meditación. Así, Debwawendunk (“un anciano, y un seguidor extremadamente devoto de los midê”) fumaba en silencio y después recitaba el siguiente parlamento: No hago esto por curiosidad, sino que he fumado una pipa para los manitu midê de los que estos cantos proceden, y les pido a ellos que no se ofendan conmigo por cantar estos cantos que les pertenecen.

El orden de las pinturas cantos sigue la de los poemas de la colección original de Densmore. Su formulación fue modificada por mí al publicarlas en Shaking the Pumpkin. En cuanto a las traducciones originales, pueden encontrarse, junto con amplias descripciones, en la obra Chippewa Music, de Frances Densmore, impresa por la Oficina de Etnología Norteamericana (Boletín 45, 1910).1 Jerome Rothenberg

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Shaking the Pumpkin: Traditional Poetry of the Indian North America (New York: Doubleday Anchor, 1972). Cf. versión original en la página virtual ubuweb.


Chippewa



Debwawendunk


at the center of the earth is were I’m from

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del centro de la tierra vengo

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Becigwizans


Hunting Song (I) there’s my war club booming through the sky -you animals better come when I call you

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Canto de cacería (I) está mi macana de guerra creciendo en el cielo más les vale a ustedes, animales, que vengan cuando los llamo

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Hunting Song (II) this time I’ll show up everywhere on earth I’ll be dressed in skin of a marten

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Canto de cacerĂ­a (II) esta vez voy a mostrarme por todas partes en la tierra voy a vestirme con la piel de una marta

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Hunting Song (III) shining like a star -the animal that look up’s dazzled by mi light

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Canto de cacerĂ­a (III) brillando como una estrella: el animal que mira hacia arriba estĂĄ ciego por mi luz

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Odenigun


Song of the Man who Succeeded I’ll test my power on myself

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Canto del hombre que triunfĂł probarĂŠ mi poder conmigo mismo

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Song for a Scalp Dance some people in the sky must sure be jealous me dancing around here with this scalp

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Canto para una danza de la cabellera alguna gente en el cielo deben estar celosos de mi danza aquĂ­ con esta cabellera

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Song of the Crab Medicine-Bag I can use it good as any crab can

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Canto de la bolsa medicinal del cangrejo puedo usarla tan bien como cualquier cangrejo

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Song of the Fire-Charm flames are shooting far up as my body

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Canto del hechizo del fuego las llamas estรกn disparando tan alto como mi cuerpo

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Song of Starvation which of you is going to take my body? watch that old lady making medicine

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Canto de la hambruna ÂżcuĂĄl de ustedes va a tomar mi cuerpo? miren a esa vieja haciendo medicina

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Nawajibigokwe

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when the water’s calm & the frog’s just drifting in -that’s when I show up now and then

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cuando el agua estรก calma y el sapo flota a la deriva, aparezco de cuando en cuando

123


water’s flowing the sound comes toward my home

124


el agua estรก corriendo el sonido viene hacia mi casa

125


when I show up all those seething waters cast their men up from below

126


cuando aparezco todas esas aguas que bullen lanzan a sus hombres desde abajo

127


sure thing I’m a spirit! see me becoming visible? must be a male beaver

128


es cosa segura ÂĄsoy un espĂ­ritu! Âżme ves hacerme visible? debo ser un castor macho

129


in the middle of the sea long room of the sea in which I’m sitting

130


en medio del mar el gran cuarto del mar en donde estoy sentado

131


I keep running around shoot at a man & he falls down stoned try feeling with my hand see if he’s still alive

132


no paro de correr le disparo a un hombre y cae petrificado trato de tocarlo con la mano para ver si aĂşn estĂĄ vivo

133


I’m living in a cave old Grandfather got arms with feathers I must be a cave-man

134


vivo en una cueva viejo Abuelo tengo brazos con plumas debo ser un cavernĂ­cola

135


know what I’ll promise you? skies be bright & clear for you that’s what I’ll promise you

136


Âżsabes que te voy a prometer? los cielos serĂĄn luminosos y claros para ti: eso te voy a prometer

137


The Love Charm what’ that you’re telling me? I’m dressed up like the roses -just as beautiful as they are

138


El hechizo amoroso ¿qué es lo que me estás diciendo? estoy vestido como las rosas, igual de bello que ellas

139


might have known it -waterbirds come perching all my body long

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debĂ­ haberlo sabido: las aves acuĂĄticas vienen a posarse en todo mi cuerpo

141


sound is fading out it’s more like five sounds FREEDOM sound is really fading out it’s more like five sounds

142


el sonido se estรก apagando son mรกs bien cinco sonidos LIBRE el sonido realmente se estรก apagando son mรกs bien cinco sonidos

143



ร ndice

Cantos amerindios Presentaciรณn. Enrique Flores 9 Nota. Jerome Rothenberg 13 Prรณlogo. Kenneth Rexroth 15 Chippewa 27 Teton sioux 55 Ute del norte 67 Mandan e hidatsa 71 Pawnee 75 Menominee 85 Pinturas cantos Nota. Jerome Rothenberg Chippewa Debwawendunk Becigwizans Odenigun Nawajibigokwe

93 95 97 101 109 121





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