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María Vargas: La importancia de la formación

La importancia de la formación

Cuando volvía a casa a horas tardías, me solía encontrar una luz procedente del despacho que hacía las veces de guía en mi recorrido desde el pasillo hasta mi habitación. Durante esa corta travesía doméstica, frecuentemente de puntillas para conseguir que mi reciente llegada pasara inadvertida para el resto de miembros de la familia, siempre hacía una leve parada en esa sala, tintineante de luz y de la que salía un leve rumor a ordenador y a escritura. Entre las pilas de libros que hacían a modo de barrera entre el espacio mundano y el personal, una cabeza siempre se alzaba acompañada de una sonrisa risueña y de unos cansados ojos rojos subrayados por unos fieles surcos marrones.

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“Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro”. Así lo expresó Don Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina. Esta es una frase de tantas que dejó constancia el maestro Cajal, un gran defensor de la formación en todas sus vertientes y de apostar por una cultura nacional basada en la ciencia. Y es que la formación en cualquiera de los ámbitos laborales, pero quizá más especialmente en las profesiones sanitarias, es una necesidad cada vez más imperante.

En un contexto donde el acceso a la información y a las últimas evidencias científicas es sencillo, si se compara con aquellos años donde las bibliotecas eran la única fuente de conocimiento, recae sobre el propio profesional la responsabilidad de la autoformación. Una elección que permite afrontar de mejor manera la toma de decisiones y la elección de los tratamientos y técnicas más adecuadas. También supone un beneficio para el propio profesional, que permite incrementar su nivel de satisfacción y su capacidad resolutiva.

Además, la actualización de conocimientos no solo tiene un beneficio propio, sino una ventaja para los propios pacientes, quienes, con una patología más o menos desarrollada, van a ser los afortunados de poder aprovechar en primera persona las últimas técnicas, tratamientos o cirugías aprendidas por el profesional odontólogo. De acuerdo a algunos estudios, entre el 8% y el 15% de la población presenta fobias en relación con el tratamiento bucodental. Y el resto, entre el 85-90 %, aunque no presentan fobias, es habitual que tenga algún tipo de malestar, ansiedad o miedo antes y/o durante el tratamiento bucodental. ¿Quizá sería distinta esta realidad si los pacientes supieran que su odontólogo está “actualizado” en las técnicas que le va a aplicar?

Es por ello que el objetivo de este Especial Formación Odontología 2021 es poner de la mano del profesional aquellas formaciones que le permitan crecer y beneficiar a sus pacientes y colegas. Así, tal y como decía Cajal, “el estudioso es el que lleva a los demás a lo que él ha comprendido”. Estamos deseando que nos lleven a sus últimas compresiones.

María Vargas Directora de Relaciones Institucionales de iSanidad

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