e-ditamos traducciones
François Rabelais
Gargantúa
Traducción, introducción y notas Íñigo Sánchez Paños
François Rabelais
La divertida y alegre historia del gran gigante Gargantúa Recientemente revisada y muy aumentada por el propio autor Compuesta tiempo atrás por Maese Alcofibras, abstraedor de Quintaesencia. Libro repleto de Pantagruelismo
Puesta en español y anotada por Íñigo Sánchez-Paños
© De la traducción y las notas: Íñigo Sánchez Paños
PRESENTACIÓN DE ESTA VERSIÓN EN ESPAÑOL
F
RANÇOIS RABELAIS tiene su puesto indiscutiblemente sentado entre los muy grandes clásicos de la Literatura universal de todos los tiempos. Y no se siente este traductor capaz de comentar —ni siquiera mínimamente y ante el más lego— el valor literario de su obra ni lo que significa en el conjunto de las Letras que son. Pero se cree en el deber de presentar su versión en español. Cuando el traductor decide meterse en una tarea de tal fuerza y peso, no lo hace sin cierto temor. Luego, con el correr del tiempo, día a día, ha ido naciendo un hilo de algo que podría llamarse amistad y simpatía con el autor, como si, más que leyéndolas, estuviera oyendo de su propia boca sus historias de gigantes y guerras y lugares fantásticos —en torno a personas de verdad y sobre sitios que el traductor conoce y tiene pateados—. Todo ejercicio —serio— de traducción es un juego apasionante. Pero Rabelais resulta ser una cascada lingüística, un torbellino de sobreentendidos y de alusiones, una maraña de entre-
líneas, una fabulosa mezcla de osadía temeraria y de sabia prudencia —que nada dice a las claras y que todo lo insinúa—... Y adentrarse por los recovecos y meandros de su lenguaje, de su obra, es punto más que una aventura. Muy especialmente si se lee con el respeto y la asimilación de contexto que toda obra de tiempo atrás merece; es decir, considerando a fondo la plataforma en que originariamente se da. Conque el traductor ha estimado necesario facilitar la memoria del lector con unos breves párrafos de hechos y fechas, así como con algunos datos históricos y culturales apuntados en nota cuando ha parecido que venía oportunamente hacerlo. La versión en español que aquí se ofrece no es la primera ni la última. Y aguanta una confrontación a fondo y línea a línea con la edición de 1542, que es la que se ha seguido (porque es la última hecha en vida del autor y está suficientemente fijada ya por expertos estudiosos de Rabelais), con las variantes o los
complementos de las anteriores reseñados en cada caso 1. Queda dicho, pues, que ha habido algunas otras versiones de Gargantúa en español. El traductor se ha fijado en casi todas a modo de comparación —muchas veces, de valiosa orientación—. Cabe destacar aquí la de Barriobero y Herrán, que fue la primera en el tiempo: 1904. Desde el momento de encarar esta traducción, entendió el traductor que no podía aprovechar para hacer su propia literatura —consideración que, siendo válida con cualquier autor, lo es más aún con Rabelais—. Y que, en buena lógica, debía mantenerse lo más estrechamente pegado a la forma de la lengua del autor. En algunas ocasiones especialmente tensas, ha llegado al punto de traducir casi palabra por palabra —sabiendo que es probablemente echar carnaza a algún sector de la crítica, si es 1
El título de la edición de 1542 era: La plaisante & ioyeuse histoyre du grand Géant Gargantua. Prochainement revue & de beaucoup augmentée par l’Autheur mesme. El de la primera edición (1534) era: La vie inestimable du grand Gargantua, père de Pantagruel. Iadis composée par l’abstracteur de quinte essence. Livre plein de Pantagruelisme.– Por otra parte, Les horribles et espovantabes faictz et prouesses de très renommé Pantagruel, Roy des Dipsodes, composez nouvellement par maistre Alcofibras Nasier son de 1532; pero ya habían tenido enorme éxito popular las Grandes Cronicques du grant et énorme géant Gargantua, aparecidas sin nombre de autor. El Gargantua es, pues, de 1534, aunque narra hechos anteriores a los de Pantagruel (1532). Rabelais recoge el tema de las Grandes cronicques, pero con una maestría tal que su libro sólo puede ser tratado como obra original.– En ediciones posteriores a la de 1542 (última en vida de Rabelais), aparece el título La très horrificque vie du grant et énorme géant Gargantua, père de Pantagruel.
que llega a merecerla—. El traductor no ha querido ni modernizar el estilo, ni huir de voces perdidas o en franca vía de desaparición, ni evitar palabras utilizadas en su tercera o en su cuarta acepción, ni mucho menos dejar perder, en una versión excesivamente masticada, ese sabor suculento de creación semántica y de insinuación en continuada explosión que se respira en cada giro de Rabelais. A veces, una sola palabra ha supuesto para el traductor —pertrechado con una buena veintena de diccionarios y libros de consulta de mano inmediata 2— un reto-barrera que se ha mantenido tercamente inexpugnable durante días, incluso semanas. Y, al final, le cabe al traductor la satisfacción de no haber dejado ni una línea, ni siquiera una palabra (salvo que se haya dado descuido involuntario) sin pasar a nuestra lengua. Podrá interpretarse que ha habido más o menos acierto; pero siempre se ha trabajado sobre una base de honradez y de tremendo respeto tanto hacia la obra que se trataba de verter al castellano como hacia los posibles lectores. Por otra parte, debe señalar el traductor que ha pretendido casi obsesivamente conservar ese hilo de inteligencia traviesa con el que Rabelais quiere ir conectando con sus lectores —hasta con sus lectores de este siglo XXI—. Han quedado establecidas algunas anotaciones que pretenden facilitar la lectura y, en ocasiones, justificar interpretaciones que pudieran parecer caprichosas al curioso que fuera a beber comprobando con otras traducciones o con versiones en francés actualizado e incluso —caso que sería deseable— con el texto original. Sin embargo, está 2
Además de la inestimable ayuda que supone hoy la ingente cantidad de material confiado a la Red y que se ha utilizado en la revisión.
claro que no se puede transcribir ni el diccionario ni la enciclopedia en cada observación, por lo que el traductor se permite remitir a los más estudiosos al libro especializado. A propósito de documentación hay que significar que la topografía rabelaisiana merece un punto de especial atención y ha sido ya objeto de numerosísimos estudios; aquí no podemos entrar con la pormenorización que nos habría gustado, pero tampoco renunciamos del todo. Lo que verdaderamente vale más la pena es ir a conocer los lugares picrocolinos y gargantuistas, empezando por La Devinière... No debemos adentrarnos en la lectura del Gargantúa sin entender previamente que, a lo largo de toda la obra, se mezcla de continuo lo real con lo imaginario, tanto en hechos y en lugares como en personajes. El traductor ha respetado, claro, los nombres verdaderos, con algunas actualizaciones y precisiones necesarias hoy; y ha pasado al castellano como ha podido los nombres que se deben a la fantasía de Rabelais, porque se trata siempre en estos casos de nombres con un sentido y una intención determinada, con fuerza y valor expresivos en el aparato de la narración. Dejarlos en francés sería, además de una solución de facilidad, condenar al lector a no entender una parte importante del texto. Esta introducción podría ser interminable si se pretendiera explicar en ella todo lo que el Gargantúa merece... El propio Rabelais deja su prólogo escrito, y en él se ampara el traductor para insistir en la línea de «saber leer» que apunta. Así es Rabelais. Y así lo dice...
Se empezó la traducción en Malabo (Guinea Ecuatorial), el 9 de mayo de 1982. Se continuó en Les Denisières (Asnières-sur-Vègre), Salamanca y París. Y se terminó en Madrid, 31 de agosto de 1985. Esta edición es de noviembre de 2010 y está revisada. Se han incluido algunas ilustraciones de Gustavo Doré.
AGRADECIMIENTO DEL TRADUCTOR
A
l doctor Masdías Quintela, que me ayudó a echar los primeros pasos por la filosofía y el pensamiento del siglo XVI.
A Rosa Alcocer, acompañante de semanas por los caminos de la geografía picrocolina y —claro— de su mesa y su vino. A François Beaugey, que me llevó de su mano y me contagió de su amor por ese pueblo profundo hecho de gente y de respeto a la historia de ayer y de mañana, en la seguridad de que habría sido tan buen amigo del mismísimo Gargantúa como lo es mío. A Alain Fugeard y a Anne-Marie Corvaisier, que me asistieron con su información y me facilitaron bibliografía y ánimos. Al coronel Sánchez Díaz —mi padre—, de quien obtuve preciosa información en algunos temas militares.
A Carmelo Antoñanzas, compañero de claustro e inestimable báculo en la vía del latín y del griego. A los diversos traductores y comentaristas de Rabelais, en cuyos trabajos he tenido que beber. A María Jesús y a mis hijos, cuya paciencia fue el mayor acicate para mi trabajo inicial. A Ramón Buenaventura, que un buen día de abril del 82 me preguntó si me atrevía a traducir a Rabelais —y me sigue achuchando para que complete la obra—. Y, sobre todo y siempre, a mi amigo y admirado Jesús Cantera y Ortiz de Urbina, que, sin haberme ayudado ni directa ni conscientemente en esto, no ha dejado un solo momento de estar presente —como maestro de la vieja lengua francesa— en cada vuelta de página del diccionario, en los revoloteos interminables que he tenido que dar a sus apuntes y notas de clase, en los repliegues del «zurrón de mi memoria» por los que me he adentrado para sacar a la superficie sus palabras y algo de su muchísimo saber... Sus clases fueron siempre para mí un rebullir de frescor dentro de la más pura línea rabelaisiana de ciencia y alegría. A todos ellos —y a los muchos que olvido—, gracias.
NOTAS CRONOLÓGICAS
1483
Nacimiento de François Rabelais, según un epitafio (de mediados del siglo XVIII) que afirma que murió a la edad de 70 años, el 9 de abril de 1553, y fue enterrado en la iglesia de Saint-Paul, de París. François Rabelais nace en Chinón o, más exacta y probablemente, en la propiedad familiar de La Devinière —muy próxima a Chinón—. Su padre es abogado en esa localidad, y senescal del Señorío de Lerné. Carlos VIII, tras la muerte de Luis XI, sube al trono de Francia.
1491
Nacimiento de Íñigo López de Recalde, que subirá a los altares con el nombre de san Ignacio de Loyola.
1492
Rendición de Granada y fin de la Reconquista española. Expulsión de los judíos. Descubrimiento de América. Gramática castellana, de Antonio de Nebrija.
1494
Nacimiento de François Rabelais, según Abel Lefranc. Carlos VIII de Francia invade Italia; se inicia un periodo de guerras que durará unos sesenta y cinco años.
1494-96 Nacimiento de Clément Marot, en Cahors; llegará a ser gran amigo de Rabelais. 1495
Las tropas francesas vuelven de Italia trayendo una infección venérea, «la vérole: car c'est ainsi que s'appele
ceste maladie» (Les Grandes Annales & Histoire Generale de France, de Fr. de Belleforest, 1579), que procedía «des plaisirs de la chair & de paillardise» 3, y contra la que no se conoce remedio alguno; causa una muerte dolorosísima, tras numerosas ulceraciones por todo el cuerpo. Estos «verolez» son comprensiva y casi cariñosamente tratados por Rabelais. Erasmo comienza a enseñar en el Colegio de Montaigu, de París, de donde sale en 1559 por enfermedad allí contraída. 1496-97 Reforma eclesiástica en España, iniciada por el Cardenal Cisneros. 1499
Publicación de La Celestina.
1501
Reparto franco-español del Reino de Nápoles.
1502
Colonización de las Antillas. Cuarto viaje de Colón.
1505
Paz de Lyon: incorporación de Nápoles al Reino hispano. François Rabelais inicia su formación religiosa en la abadía de Seuilly, de donde pasará al noviciado de La Baumette (cerca de Angers).
1508
Jean Lefèvre d'Étaple, humanista, publica una Biblia en francés.
1508-12 3
Miguel Ángel decora la Capilla Sixtina.
Traducción de lo entrecomillado: «la sífilis, porque así es como se llama esa enfermedad [que procedía] de los placeres de la carne y de la vida disoluta».
1509
Publicación del Elogio de la locura, de Erasmo.
1510 u 11 Rabelais se encuentra en el convento de La Baumette, cerca de Angers. 1511
Enfrentamiento entre el papa Julio II y el rey Luis XII, al que intenta destronar. Varios escritores (Jean Lemaire, Jean Bouchet, Jean d'Auton, futuros amigos de François Rabelais) toman abiertamente partido por el rey.
1512
Francia es finalmente expulsada de Milán. Fernando el Católico logra la anexión de Navarra a la monarquía hispánica.
1513
Muerte del papa Julio II, «que l'on retrouvera aux enfers»4 (Pantagruel, capítulo XXX). Lo sucede León X. Maquiavelo escribe El Príncipe.
1514-17 Impresión de la Biblia Políglota Complutense, por encargo del Cardenal Cisneros. 1515-18 1516
Rabelais pasa breves temporadas en Angers.
Carlos I, heredero de la monarquía hispana. Publicación de El Príncipe, de Maquiavelo, y del Nuevo Testamento, de Erasmo. Tomás Moro publica su Utopía.
1518
Tiziano pinta La Bacanal.
1520
En febrero, según la correspondencia entre Budé y Lamy, se sabe que Rabelais aún no es monje en Fontenayle-Comte; el propio Rabelais escribe a Budé diciéndole
4
Traducción de lo entrecomillado: «al que encontraremos en los infiernos».
que se halla en el convento de Puy-Saint-Martin, en el Poitou. En octubre, Rabelais es ya monje en Fontenay-le-Comte (convento de Puy-Saint-Martin, de la Orden Franciscana). Magallanes pasa el estrecho que llevará su nombre. Sublevación de las Comunidades de Castilla. Condena de Lutero en Bolonia, y posterior excomunión (1521, Dieta de Worms). 1520-26 François Rabelais aparece como gran conocedor del latín y del griego; amistad con fray Lamy (L'Amy), también hábil latinista y helenista; y con el abogado Tiraqueau y con el lugarteniente del senescal de Saintonge, Amaury Bouchard. 1523
Lefèvre d'Étaples publica en francés el Nuevo Testamento completo. Comentarios de Erasmo sobre los textos griegos de los Evangelios; alarma en la Sorbona, que intenta prohibir el estudio del griego para evitar así cualquier lectura crítica del Evangelio. A Rabelais y a Lamy, entre otros, se les confiscan todos los libros que poseían en tal lengua.
1524
Devolución de los libros confiscados, según una carta (27 de enero) de Budé a Rabelais. Rabelais, por influencia del obispo de Maillezais, Geoffroy d'Estissac, consigue autorización del papa para
pasar a la Orden Benedictina (en el convento de SaintPierre, de Maillezais), más abierta al estudio que la Orden Tercera de san Francisco. Rabelais pasa a formar parte de los íntimos de Geoffroy d’Estissac, a quien acompaña en casi todos sus desplazamientos. Traba amistad con el poeta Jean Bouchet. Nacimiento de Pierre Ronsard. 1525
Batalla de Pavía; Francisco I es hecho prisionero por Carlos V. Lamy abandona el convento, donde encuentra muchos impedimentos para estudiar.
1526
Por el tratado de Madrid (13-14 de enero), Francisco I obtiene su libertad.
1527
Saco de Roma (6 de mayo) por los ejércitos de Carlos V.
1526-28 François Rabelais abandona el Poitou y estudia medicina en París, probablemente hasta 1530. 1529
La Sorbona somete a tortura a Berquin, acusándolo de Luteranismo.
1530
Carlos V es coronado Emperador. Ruptura entre católicos y luteranos. En marzo, institución, por real decreto, de lo que será el Collège de France, extendiendo así el triunfo del humanismo. Los lectores reales establecidos, que escapan al
control de la Sorbona, son atacados y acosados insistentemente por ésta. En septiembre, Rabelais queda matriculado en la facultad de Medicina de Montpellier. Aparece la segunda edición del Roman de la Rose. 1532
A partir de noviembre, Rabelais ejerce la medicina en el Hôtel-Dieu de Notre Dame de la Pitié du Pont-duRhône, en Lyon. Publica algunas obras científicas; y se escribe con Erasmo. Publicación del Pantagruel (ed. Claude Nourry), bajo el pseudónimo de Alcofrybas Nasier5, aprovechando las Ferias de Lyon.
1533
Escribe la Pantagrueline Prognostication pour l'an 1533. La facultad de Teología condena el Pantagruel. Rabelais entra en relación con el poeta Mellin de SaintGellais. Nace Montaigne.
1534
5
Rabelais va a Roma acompañando a Jean du Bellay, obispo de París. A su regreso, vuelve a su plaza de médico en el Hôtel-Dieu de Lyon y publica la Topographia antiquæ Romæ, de Marlini; y, según algunos, el Gargantúa (cf. sin embargo año 1535, más abajo).
En algunas ediciones de Gargantua aparece el nombre de Alcofibras, que es un anagrama abreviado del nombre del autor. A veces, aparece Alcofibras Nasier. Édition Garnier (fin del XIX).
Affaire des placards (panfletos injuriosos contra la Iglesia) e inmediata reacción antiprotestante. Marot huye a Ferrara. 1535
Se reanuda la guerra entre Carlos V y Francia. El 13 de febrero, Rabelais se marcha inesperadamente de Lyon, quizá a Maillezais, junto a Geoffroy d’Estissac, su protector. En mayo, de regreso a Lyon, Rabelais publica su Gargantúa (más probablemente que en 1534, dado que contiene muchas alusiones a la muy reciente política belicosa de Carlos V). En julio, Rabelais vuelve a Italia con Jean du Bellay; allí se reúne con Marot, exiliado poco antes. El papa Pablo III le concede una indulgencia que debía regular su situación religiosa; pero Rabelais prefiere seguir los largos y más seguros caminos que le señalan sus amigos cardenales. Según algunos estudiosos, el Gargantúa habría sido publicado mientras Rabelais se hallaba en Roma. Muere Beatriz Galindo, La Latina.
1536
Rabelais vuelve a ser monje benedictino en SaintMaure-des-Fossés; la abadía es posteriormente secularizada y queda en ella como canónigo, todo ello por autorización expresa del papa Pablo III, que le permite asimismo seguir ejerciendo la medicina, pero no la cirugía. Calvino publica su Institution chrétienne.
1537
Hallamos a Rabelais nuevamente de médico en Lyon y, luego, en Montpellier, en donde accede al grado de Doctor. Enseña medicina en Lyon, llegando incluso a efectuar la disección de un cadáver en público; demuestra ser un profundo conocedor de la anatomía humana.
1538
En Aigues-Mortes, entrevista entre Francisco I y Carlos V, a la que asiste Rabelais como miembro del séquito del rey, en calidad de Maître de requêtes, relator. Muere (a los dos años de edad) Théodule, hijo natural de Rabelais.
1539
Nuevo viaje a Italia, acompañando a Jean du Bellay.
1540
Legitimación, por parte del papa Pablo III, de François y de Junie, hijos naturales de Rabelais. Fundación de la Compañía de Jesús, que debe reavivar el espíritu del catolicismo. Muere Guillaume Budé.
1541
Aparece, editada por Dolet, con quien rompe amistad, una edición sin corregir de sus libros Gargantúa y Pantagruel, sin autorización de Rabelais.
1542
El librero Juste publica la última edición del Gargantúa y del Pantagruel en vida de su autor; esta edición presenta múltiples y prudentes correcciones y rectificaciones de sus burlas contra los teólogos y la Sorbona.
1543
Muere Geoffroy d'Estissac, protector de Rabelais.
En marzo, la facultad de Teología de la Sorbona condena el Gargantúa y el Pantagruel y consigue también que los condene el Parlamento. En mayo, muere Guillaume du Bellay, protector de las artes y de las letras; en su funeral se encuentran los grandes hombres de letras del momento: Rabelais, Joachim du Bellay, Pierre Ronsard. 1544
Muere Clément Marot, sin haber regresado de su exilio italiano.
1545-63 1546
Concilio de Trento.
En marzo, aparición del Tiers Livre, en París; inmediata condena por parte de la Sorbona. Rabelais pasa una temporada en Metz como médico. Muerte de Martín Lutero.
1547
Muerte de Francisco I. Rabelais vuelve a Roma con el cardenal du Bellay, donde permanece, al parecer, dos años.
1548
Publicación de once capítulos del Quart Livre.
1549
Joachim du Bellay publica la Deffence & Illustration de la Langue Françoise. Gabriel du Puy-Herbaut, desde la abadía de Fontevraut, ataca a Rabelais porque lo considera «d'autant plus méchant, d'autant plus violent qu'il est instruit»6.
6
Traducción de lo entrecomillado: «tanto más perverso, tanto más violento cuanto que es culto».
Rabelais regresa a Francia. Mueren Margarita de Navarra y Pablo III. 1550
Publicación de las Odas (cuatro libros), de Pierre Ronsard. Rabelais termina el Quart Livre.
1551
Rabelais es cura de Saint-Martin-de-Meudun, a «deux petites lieues»7 de París; y de Saint-Christophe-duJambet en la diócesis de Le Mans.
1552
Publicación completa del Quart Livre, con la inmediata censura por parte de la Sorbona, e incluso condena también del Parlamento (el 1 de marzo). Aparecen los Amours, de Ronsard. Se rumorea en Lyon que Rabelais corre peligro de ser encarcelado.
1553
El 7 de enero, Rabelais renuncia a ser cura. En abril (posiblemente el 9), muere Rabelais «à Paris l'an 1553, âgé de 70 ans, en la rue des Jardins, sur la paroisse Saint Paul, au cimetière duquel il fut enterré, et proche d'un grand arbre que l'on y voyoit encore il y a quelques années [...]. Il rendit son esprit en fidèle chrestien»8 (Colletet).
7 8
Traducción de lo entrecomillado: «a dos leguas escasas». Traducción de lo entrecomillado: «en París, el año 1553, a la edad de 70 años, en la calle Jardins, parroquia de Saint Paul, en cuyo cementerio fue enterrado, y cerca de un árbol grande que aún existía hace algunos años [...]. Entregó su alma como fiel
1554
Publicación de El lazarillo de Tormes.
1555
Calvino ataca en un duro sermón (el l5 de octubre) la obra de Rabelais.
1560
Primera edición de las obras de Ronsard.
1562
Publicación parcial (dieciséis capítulos) del Cinquième Livre, obra póstuma.
1563
Muy dura crítica del Embajador español cerca de la Corte francesa por la educación que se está dando al futuro rey, Carlos IX, a quien se da a leer «un livre de bouffonneries qu'on nomme Pantagruel, fait par un anabaptiste et plein de mille plaisanteries sur la religion»9.
1564
Muere Calvino. Aparece completo el Cinquième Livre. ...............
1905
9
Publicación de la primera versión en español de la obra de Rabelais, con un estudio crítico del traductor, notas y un vocabulario explicativo de algunas palabras ambiguas y nombres emblemáticos, hecha por E. Barriobero y Herrán en la cárcel (al menos en parte), y editada por López del Arco, en Madrid.
cristiano». Traducción de lo entrecomillado: «un libro de bufonadas que se llama Pantagruel, hecho por un anabaptista y lleno de mil bromas sobre la religión».
A LOS LECTORES Amigos lectores que este libro leéis. despojaos de toda afección; y al leerlo no os escandalicéis: no contiene ni mal ni infección. Cierto es que aquí poca perfección aprenderéis, salvo en reír. otro tema no puede mi corazón elegir, viendo el duelo que os mina y os consume; más vale de risas que de lágrimas escribir, porque reír es lo propio del hombre10. V IV I D C O N TE N TO S
PRÓLOGO DEL AUTOR
10
Máxima aristotélica, Περὶ ζώων μορίων, De partibus animalium, III, 10, que viene a ser todo un símbolo de la manera que tiene Rabelais de enfocar la vida.– Rabelais cierra estos diez versos con la exhortación final «VIVEZ IOYEUX» a partir de la edición de 1535 (segunda conocida de la obra que traducimos).
M
uy ilustres bebedores y vosotros, muy apreciados Sifilíticos11 (porque a vosotros, no a otros, están dedicados mis escritos), Alcibiades, en un diálogo de Platón titulado El banquete, alabando a su preceptor Sócrates —sin controversia, príncipe de los filósofos—, entre otras cosas le dice que es semejante a los silenos12. Silenos eran antiguamente pequeñas cajitas, como las que vemos hoy en los puestos de los boticarios, pintadas por fuera con figuras alegres y frívolas, tales como arpías, sátiros, pájaros embridados, liebres cornudas, patas albardadas, chivos volando, ciervos enganchados13 y otras pinturas semejantes, contrahechas a placer para incitar a la gente a reír (así fue Sileno, maestro 11
12
vérolez: vérolle (finales del siglo XII), del latín medieval VARIOLA (de VARIUS, variado); significa primero ‘viruelas’ (que se conserva en la expresión francesa petite vérole). En el siglo XVI pasa a ser ‘sífilis’ (cf. notas cronológicas, año 1495). Rabelais también recuerda a los sifilíticos en el prólogo del Pantagruel. Sin embargo, ya veremos más adelante (cap. LIV) que los sifilíticos podrán entrar en la abadía de Telema. Sileno, compañero de Dionisos, hijo de Hermes y de Pan en la mitología griega: apareece normalmente viejo y gordezuelo, calvo, chato, siempre borracho y alegre. La comparación a que recurre Rabelais es lugar común entre los humanistas, desde los Adagios de Erasmo. «Sócrates —cuenta Alcibíades en El banquete, 215 A— se parece a esos silenos flautistas que se esculpen sentados y que son como juguetes que llevan la buena suerte. Se abren estos silenos por la mitad y bajo su exterior burlesco se oculta la imagen de un dios. Bajo una tosca cobertura se encubre un misterio divino».
del buen Baco); pero dentro se guardaban drogas finas, como el bálsamo, el ámbar gris, el amomo, el almizcle, la algalia14, pedrerías y otras cosas preciosas 15. Así decía que era Sócrates, porque viéndolo por fuera y estimándolo por su apariencia externa no habría dado ni una monda de 13
14
15
Animales de fantasía que Rabelais engarza en la mitología clásica. algalia, ‘gato de Algalia’ o ‘civeta’: pequeño animal carnicero de Asia y África de cuya secreción anal se extrae un ungüento aromático muy apreciado y utilizado por los boticarios de la época. Dice fray Luis de Granada en el Símbolo de la Fe (parte I, capítulo XXII): «Entre tantas diferencias de animales, no puedo dejar de hacer mención del regalo de la Divina Providencia en haber criado gatos de algalia; lo cual sirve para la composición de todos los ungüentos olorosos, que sin ella serian imperfectos. Es, pues, de saber, que este animal tiene una bolsa entre los dos lugares por donde se purga el vientre, repartida en dos senos, y en ellos descarga poco a poco esta masa tan estimada, de modo que cada cuatro días en menester descargar esta bolsa con una cucharita de marfil; porque cuando esto no se hace, el mismo se arrastra por el suelo para despedir de sí esta carga, que le da pena por ser muy caliente. Y desta manera, cada mes se saca de él una onza de algalia, que en esta era de agora vale diez y doce ducados en Lisboa [...]». Los boticarios mezclaban, en efecto, polvo de piedras preciosas en sus preparados. Las drogas citadas aquí por Rabelais pertenecen de verdad a los productos curativos y fármacos de finales del XV y principios del XVI. Recordemos a este respecto que la carrera de farmacia no se hace verdaderamente estricta hasta 1512, con un plan de estudios de ocho años y duras pruebas teóricas y prácticas. Entrando el siglo XV comienzan a aparecer obras relativas a la especialidad farmacéutica propiamente dicha; cf. Locu-
cebolla por él, visto lo feo que era de cuerpo y lo ridículo en el porte, con la nariz puntiaguda, mirada de toro, cara de loco, simple en hábitos, rústico en el vestir, pobre de fortuna, infortunado en mujeres16, inepto para todos los oficios de la república, siempre riéndose, siempre correspondiendo a los brindis de cualquiera, siempre bromeando, siempre disimulando su divino saber; pero al abrir esa caja habríais hallado una celestial e inapreciable droga: entendimiento más que humano, maravillosa virtud, valor invencible, sobriedad sin par, gozo verdadero, seguridad perfecta, desprecio increíble hacia todo aquello por lo que los humanos tanto velan, corren, trabajan, navegan y batallan. ¿Qué intención, según vosotros, lleva este preludio y golpe de tanteo17? Porque vosotros, mis buenos discípulos, y algunos otros locos desocupados, al leer los alegres títulos de ciertos libros de nuestra invención,
16
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lentissimi viri ac sacra apothecaris artis (1521), de Pedro Benedicto Matheo, considerado como el primer farmacéutico español. Platón, Esopo y Sócrates eran famosos en la antigüedad casi tanto por su sabiduría como por su fealdad. La pobreza de Sócrates era proverbial. Por otra parte, Mirto, su primera mujer, parece que era contrahecha; y Xantipa, con la que vivió largos años, bastante áspera de carácter. El coup d’essay, en el juego de la pelota, es el primer golpe que se da a la pelota para iniciar una partida: el saque (que hoy sería en francés, según los caos, le service o le coup d’envoi). En algunos juegos, puede repetirse si se falla; de ahí, nuestra traducción.
como Gargantúa18, Pantagruel19, Soplapintas20, La dignidad de las braguetas, Guisantes con tocino cum commento21, etc., juzgáis demasiado fácilmente que dentro sólo se tratan burlas, locuras y cuentos alegres; viendo nada más que el reclamo exterior (es decir el título), sin más inquirir, son normalmente recibidos a risa y cuchufleta. Pero no conviene estimar con tal ligereza las obras de los humanos. Pues vosotros mismos decís que el hábito no hace al monje, y así está vestido de hábito monacal quien por dentro no es en absoluto monje, y así está vestido con capa española quien por su valentía en modo alguno pertenece a España22. Por eso hay que abrir el libro y 18
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Quizá sea una alusión a las Grandes et inestimables Cronicques du grant et énorme géant Gargantua, librito anónimo, anterior incluso al Pantagruel (cfr. nota 1 de la Presentación). Las aventuras de Pantagruel las publica en Claude Nourry, Lyon, 1532. Las tres obras siguientes que cita Rabelais no fueron nunca escritas. La pinta, como medida de capacidad de vinos y licores, equivalía a media azumbre; es decir, un litro aproximadamente. El verbo fesser (‘azotar las nalgas’, les fesses) debe tomarse en su acepción figurada popular: fesser son vin, ‘beber o soplar mucho y bien, sin ser importunado’. De ahí nuestra versión castellana para el nombre de Fessepinte dado por Rabelais. Chiste vigente durante siglos, muy particularmente en los refectorios de los conventos, para calificar algunos platos; en contraposición, por ejemplo, a las sopas o a las patatas viudas. Los españoles tenían fama no sólo de valientes, sino también —¡y mucho!— de fanfarrones. Se comprende entonces la pulla de Rabelais.
sopesar cuidadosamente lo que en él se trae. Entonces comprenderéis que la droga contenida dentro es de valor muy distinto al que prometía la caja, es decir que las materias que aquí se tratan no son tan locas como lo que el título primeramente pretendía. Y dado el caso de que, en sentido literal, halléis materias bastante divertidas y que corresponden bien con el nombre, no debe uno sin embargo quedarse en esto como en el canto de las Sirenas, sino que debe interpretarse con más alto significado lo que por ventura creéis que está hecho a la ligera. ¿Habéis descorchado botellas en alguna ocasión? ¡Pardiez23! Recordad lo que hallabais dentro. Y ¿visteis alguna vez un perro que se encuentra un hueso lleno de tuétano? Es, como dice Platón, lib. ij De rep., el animal más filósofo24 del mundo. Si lo habéis visto, habréis podido notar con qué devoción lo atisba, con qué cuidado lo mira, con qué fervor lo coge, con qué prudencia lo empieza, con qué cariño lo rompe y con qué diligencia lo chupa. ¿Qué es lo que lo induce a actuar así? ¿Cuál es la esperanza de 23
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caisgne, ‘perra’; pero no se trata aquí de un denuesto, ni de una imprecación, ni de un insulto, sino de una simple exclamación (probablemente de bebedores, dado el matiz onomatopéyico que puede apreciársele con el entrechocar de los vasos). Lo dejamos en el sencillo y castizo ¡pardiez! Referencia exacta a Platón, Republica, 376, B: el perro adula a la persona en quien reconoce un natural «verdaderamente filósofo».
su estudio? ¿Qué bien pretende? Nada más que un poco de tuétano. Cierto es que ese poco es más delicioso que lo mucho de todas las demás cosas, porque el tuétano es alimento elaborado a la perfección por la naturaleza, como dice Galeno25, iij Facu. natural. y xj de usu parti. Siguiendo el ejemplo, os conviene ser hábiles en olfatear, oler y estimar estos bellos libros de gran enjundia, prontos en el acecho y osados en el encuentro; después, con lectura curiosa y meditación frecuente, romper el hueso y chupar el substantífico tuétano 26 —es decir lo que entiendo por estos signos pitagóricos 27— con la esperanza cierta de haber actuado hábil y valientemente en tal lectura; pues en ella hallaréis un gusto muy diferente y una doctrina más oculta que os revelará muy altos sacramentos28 y misterios horríficos, tanto en lo que concierne a
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Galeno (médico y filósofo griego, muerto hacia el 210 d.C.) fue, después de Hipócrates (460-355 a.C.), el primer médico de la antigüedad. Sus numerosos tratados sobre medicina tuvieron valor de autoridad durante casi catorce siglos —hasta el XVI, cuando los científicos renacentistas llegan a descubrimientos cruciales para el desarrollo y la evolución de la medicina—. Aquí hace referencia Rabelais a sus obras De facultatibus naturalibus y De usu partium corporis humani. substantificque, ‘sustancioso’; pero preferimos mantener el sabor de substantífico, más próximo a la expresión substantificque mouelle creada y consagrada por Rabelais. Los humanistas consideran que la filosofía de Pitágoras es toda ella puro símbolo.
nuestra religión como también al estado político y a la vida económica. ¿Creéis de buena fe que alguna vez Homero, al escribir la Iliada y la Odisea, pensó en las alegorías que le han achacado29 Plutarco30, Heráclito Póntico31, Eustaquio32, Fornuto33 y lo que Policiano34 robó a éstos? Si lo creéis, no os aproximáis ni con los pies ni con las manos a mi 28
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sacramens, ‘sacramentos’, aunque con idea de ‘misterios’; o de ‘señales’ o ‘signos’. En realidad, calefreter (hoy, calfater) es ‘calafatear’, como si los comentarios de referencia taponasen el verdadero sentido del texto homérico. La edición más antigua y las dos de 1537 dan beluté en lugar de calefreté. Esto viene de BALLE, ‘paquete de mercancías’, incluso con el sentido de ‘mercancías sin valor’ (la expresión de balle como equivalente de ‘sin valor’ se mantiene hasta el siglo XVII); da idea de que se le echan encima pesos sin razón a Homero. Plutarco de Queronea, pensador griego que enseñó filosofía en Roma. Su obra nunca dejó de ser leída; en el siglo XIII cristaliza la edición de las obras completas gracias a Máximo Planudes; es, hasta hoy, fuente de inspiración en Occidente. Heráclito del Ponto (siglo IV a. C.) establece que Mercurio y Venus se mueven alrededor del Sol; y que el Sol, con los demás planetas, giran alrededor de la Tierra, que gira sobre un eje. Heráclito de Éfeso, llamado El oscuro (¿544-484?), filósofo y gramático alejandrino, sí estudió en cambio posibles alegorías de Homero, del que llega a decir que había que azotarlo. Da la impresión de que Rabelais se confunde. Eustaquio, arzobispo de Tesalónica (siglo XII), escribió un comentario sobre las obras de autores clásicos, entre los que se encontraban Hesíodo, Píndaro y los trágicos griegos.
manera de pensar: que Homero pudo haber soñado tales cosas tanto como Ovidio en sus Metamorfosis los sacramentos del Evangelio35, cosa que se ha esforzado en demostrar un fray Lubino36, auténtico zampatortas, por si de verdad encontraba gente tan loca como él y (según dice el refrán) una tapadera digna del caldero. Si no lo creéis, ¿cuál es la causa y por qué no haríais lo mismo con estas alegres y nuevas crónicas, aunque, al redactarlas, no pensara yo en ello más que vosotros que, por ventura, bebéis tanto como yo? Pues en la composi33
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Anneo Cornuto —o Fornuto— de Leptis (en África), filósofo estoico del siglo I d.C., escribió una Naturaleza de los dioses. Es, con Séneca, Epitecto, Marco Aurelio y otros, representante del estoicismo greco-romano. Angelo Poliziano, poeta y humanista florentino (1454-1494), escribe un elogio de Homero, pero saqueado (el propio Rabelais dice desrobé, robado) a sus predecesores y antiguos comentaristas. Erasmo lo llamó «mente angélica y milagro raro de la naturaleza». Thomas de Walleys, dominico inglés (muerto en 1349), interpretó las fábulas paganas de Ovidio como adelanto alegórico del Evangelio. Frère Lubin, que hispanizamos en fray Lubino: debemos tomarlo como equivalente de ‘monje estúpido e ignorante’. Muy popular durante toda la Edad Media en Francia. Clément Marot (14971544) tiene un composición titulada Ballade de frère Lubin que termina diciendo: «Pour faire plutôt mal que bien, / Frère Lubin le fera bien ; / Et si c'est quelque bonne affaire, / Frère Lubin ne le peut faire» (Para hecer antes mal que bien / fray Lubino lo hará bien ; / y si es algún asunto bueno / fray Lubino no podrá hacerlo).
ción de este libro señorial no empleé nunca más tiempo ni otro que el de estar a la mesa, tomando mi alimento corporal, que bebiendo y comiendo llega el saber. Así, esa es la hora justa para escribir de estas altas materias y ciencias profundas, como bien sabían hacer Homero, parangón de todos los filósofos, y Ennio, padre de los poetas latinos, según atestigua Horacio37, por mucho que algún gaznápiro haya dicho que sus cármenes olían más a vino que a aceite. Otro tanto ha dicho un bromista de mal gusto 38 sobre mis libros; pero ¡mierda para él39! ¡Oh, cuánto más goloso, riente, orante, más celeste y delicioso es el olor del vino que el del aceite40! Y tomaré a gloria que se diga de mí que he gastado más en vino que en aceite, como hizo Demós37
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Cf. Horacio (65-8 a.C), Epístolas, I, XIX, v. 6-8, donde se habla de Homero y de Ennio (239-169 a.C.) como amantes del buen vino. turlupin lo encontramos ya desde principios del XVI con el sentido que aquí trasladamos. Era en el XIV el nombre dado a una secta herética; y hasta el XVII no lo emplea como seudónimo el autor de farsas Henry Legrand, extendiéndose su actual (aunque un tanto anticuada) acepción de ‘bufón’. bren pour luy (o bran), del latín vulgar *BRENNUS, ‘salvado’ (cáscara del grano desmenuzada por la molienda), seguramente de origen galo. Por extensión figurada, ‘excremento’. En el cap. X del Quart Livre nos lo deja Rabelais perfectamente claro: «Bren, c’est merde à Rouan». Se emplea con el sentido de ‘excremento’ al menos desde principios del XIV. El aceite simboliza en la Antigüedad el trabajo abnegado del escritor.
tenes cuando se decía de él que gastaba más en aceite que en vino. Para mí, no hay mayor honor que ser considerado persona alegre y divertida y tener fama de ello y de buen compañero, y como tal soy bien recibido en todas las reuniones pantagruelistas. A Demóstenes le fue tristemente reprochado que sus Discursos olían como los sucios trapos41 de un mugriento y puerco vendedor de aceite. Por lo tanto, interpretad todo mis hechos y dichos en su perfectísima parte; tened en reverencia el cerebro quesiforme que os alimenta con estos hermosos desvaríos huecos y, según podáis, tenedme siempre contento. Conque ¡animaos, amores míos, y leed con alegría el resto, para completo placer del cuerpo y provecho de los riñones! Pero escuchad, hatajo de burros —¡que la úlcera os deje cojitrancos42!— acordaos de beber a mi salud si llega el caso, y os corresponderé al instante43.
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serpillère, ‘harpillera’, trapo sucio en general. Puede asimismo entenderse ‘delantal’. que le maulubec vous trousque!, imprecación o maldición gascona —según recogen casi todos los comentaristas del Gargantúa— que trasladamos literalmente. Je vous plegeray tout ares metys: la primera parte es término jurídico —empleado entre bebedores para asegurar que se va a corresponder a un brindis o a una invitación—. La terminación es locución gascona para indicar lo inmediato de algo.
CAPÍTULO I Sobre la genealogía y antigüedad de Gargantúa
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s remito a la gran crónica pantagruelina 44 para conocer la genealogía y antigüedad de donde nos viene Gargantúa. En ella entenderéis con más profundidad cómo nacieron los gigantes en este mundo; y cómo de ellos, por línea directa, desciende Gargantúa, padre de Pantagruel; y no os enfadéis si ahora me abstengo, aunque la cosa sea tal que cuanto más fuera recordada más gustaría a Vuestras Señorías; así tenéis la autoridad de Platón in Philebo y Georgicas, y de Flacco45, que dicen que existen algunas cosas —como éstas, sin duda— que son más deleitosas cuanto con más frecuencia se releen. ¡Ojalá permitiera Dios que todos conociesen su genealogía con tanta certeza, desde el Arca de Noé hasta nuestros tiempos! Pienso que hoy hay emperadores, reyes, duques, príncipes y papas en la tierra que descienden de
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Se envía aquí al capítulo I de Pantagruel (que se publica en 1532, antes que Gargantúa); el capítulo se titula Sobre el origen y antigüedad del gran Pantagruel y en él se mezclan y amalgaman gigantes míticos con los inventados por Rabelais, en una larga relación genealógica semejante a la de Jesucristo dada por san Mateo en su Evangelio. Verso 365 de la Epístola a los Pisones, de Horacio Flaco: «tal pensamiento repetido diez veces sería deleitoso». Aunque es probable que Rabelais lo tomara a través de los Adagios, de Erasmo, como hace en bastantes otras ocasiones.
algún limosnero46 o de algún leñatero47; lo mismo que, al contrario, hay quienes son pordioseros del hospicio, necesitados y miserables, y descienden por linaje y por sangre de grandes reyes y emperadores, conforme a los admirables cambios de los reinos y los imperios: de los asirios a los medos, de los medos a los persas, de los persas a los macedonios, de los macedonios a los romanos, de los romanos a los griegos, de los griegos a los franceses.48
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porteur de rogatons: del latín medieval ROGATUM (de ROGARE, ‘pedir’). Algunos monjes —y otros personajes más vividores— pedían limosna mostrando ciertas reliquias, no siempre auténticas. A propósito de la veneración hacia las reliquias en este principio del siglo XVI tendremos ocasión de leer más adelante el capítulo XXVII, en el que Rabelais se explaya sobre el tema. Desde la picaresca hasta Galdós (Episodios nacionales), la literatura española tampoco desprecia a este tipo de personajes en sus páginas. (porteur) de coustretz: los coustretz son ‘sarmientos de viña’ o ‘haces de leña menuda’. Se trata de leñateros que a veces recogían su mercancía rebuscando en los desechos de otros, escombros y trastos viejos. Pero la profesión no era necesariamente vergonzante. Así argumentaban los propios juristas e historiadores de Francisco I (1494–1547) para apuntalar las pretensiones del monarca francés al Imperio. Rabelais no parece tomarlo muy en serio, dado el tono general del capítulo.
Y, para que comprendáis, de mí que os hablo imagino que desciendo de algún rico rey o príncipe de tiempos pasados, pues nunca visteis hombre alguno que tuviera mayor deseo que yo de ser rey y rico, para darme grandes comilonas, no trabajar, no tener preocupaciones y enriquecer convenientemente a mis amigos y a toda la gente de bien y de saber. Pero me reconforto con que en el otro mundo lo seré, incluso más de lo que ahora me atrevería a desear. Consolad vosotros con semejante o mejor pensamiento vuestra desdicha, y bebed fresco, si es posible. Volviendo a lo nuestro49, os digo que, por un don soberano de los cielos, nos han sido conservadas la antigüedad y la genealogía de Gargantúa, más completas que ninguna otra, excepto la del Mesías, de la que no hablo, pues no me corresponde y asimismo se oponen los diablos50 (que son los calumniadores e hipócritas). Y fueron 49
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Retournant a noz moutons, ‘volviendo a nuestros borregos’, escribe Rabelais. En la farsa de Maître Pathelin (siglo XV), dice el juez: Eh! ne savez-vous revenir Au sujet, sans entretenir La cour de telle baverie?… Sus, revenos à ces moutons! Qu’en fut-il? La expresión revenons à nos moutons (el demostrativo ces se ha convertido en el posesivo nos) se mantiene hoy como proverbial con el sentido de ‘volver a aquello de lo que se estaba hablando’. Lo que viene inmediatamente después nos hace pensar en la etimología griega DIABÁLLO, ‘calumniar’; de donde entendemos diables como ‘hipócritas’. Con este mismo valor lo emplea el autor
halladas51 por Jean Audeau en un prado que tenía cerca de la loma Gualeau, más abajo de la Oliva, tirando hacia Narsay52 , donde, limpiando las cunetas, tocaron los cavadores con sus azadas un gran sepulcro de bronce, inconmensurablemente largo, tanto que nunca encontraron el extremo, porque se metía mucho antes de las esclusas del Vienne53. Al abrirlo por un determinado lugar señalado con una jarrilla, alrededor de la cual estaba escrito en letras etruscas: HIC BIBITUR 54, encontraron nueve frascas dispuestas de la misma forma que se colocan los bolos en Gascuña55; de ellas, la que estaba en el
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en el prólogo del Quart Livre. Rabelais pone en femenino singular reservée, ‘conservada’, entière, ‘completa’, trouvée, ‘hallada’, lo que habría de ser femenino plural, puesto que se refiere a antiquité et généalogie. Respetamos la norma gramatical al pasar a castellano y damos, pues, plurales. Lugares reales que todavía hoy existen con los mismos nombres: Narsay es una pequeña aldea situada a unos cuatro kilómetros al este de Chinón; Olive es una granja; y el Arceau-Galeau está en la pradera de Saint-Mexme o Saint-Maxime, también cerca de Chinón. No se tiene, sin embargo, noticia alguna de las excavaciones del tal Jean Audeau, aunque es probable que el nombre corresponda a algún vecino del lugar. El río Vienne, afluente del Loira, tuvo esclusas hasta el siglo XVIII. Y muchos son los ríos de la región en los que aún hoy se navega gracias a un antiguo sistema de esclusas. HIC BIBITUR: aquí se bebe. Formando un cuadro con tres filas de tres bolos cada una de ellas.
centro escondía un librito gordo, grasiento, grande, gris, bonito, pequeño, enmohecido, que olía más pero no mejor que las rosas. En él se halló la mencionada genealogía, escrita en alargadas letras cancillerescas56, no en papel ni en pergamino ni en cera, sino en corteza de olmo, tan desgastadas, sin embargo por el paso del tiempo que apenas si podían reconocerse tres seguidas. Yo (aunque indigno) fui llamado a ello y, con gran esfuerzo de binóculos, practicando el arte por el que se pueden leer letras que no aparecen, según enseña Aristóteles57, lo traduje conforme podréis ver pantagruelizando, es decir bebiendo a placer y leyendo las gestas horríficas de Pantagruel. Al final del libro había un tratado titulado Las bagatelas58 antidotadas. Las ratas y las cucarachas o (para no mentir) otros malignos animales, se habían comido el principio; el resto lo he añadido yo seguidamente, por respeto a la antigualla59.
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Letra muy alargada que se utilizaba normalmente en la cancillería del Papa. Las más de las veces, resultaba absolutamente ilegible. Aldo Manucius emplea por primera vez la cursiva —llamada también itálica—en 1501, en Venecia, en la edición de Virgilio, imitando la bonita escritura cancilleresca de Petrarca. Las referencias que da Rabelais son, por lo general, exactas. En este caso, es pura invención. fanfreluches, cf. nota 1 del cap. siguiente.
CAPÍTULO II Las bagatelas60 antidotadas que se hallaron en un antiguo monumento ai?enido el gran domador de los cimbrios61, V/ sando el aire, por miedo al rocío. ' su llegada se han llenado los yelmos62 59
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antiquaille, ‘antigualla’, pero entendido como obra u objeto muy antiguo, sin el más mínimo ápice peyorativo. Se trata de la retahíla de incomprensibles enigmas que componen el cap. II. En francés, fanfreluches, del griego πομφόλυξ (propiamente, ‘perendengues’, ‘bagatelas’, ‘garambainas’, ‘adornos inútiles o de poco valor’): son casi un género literario en el siglo XVI; se mantuvo la moda durante el siglo XVII en los salones preciosos. Se trata de describir un tema cualquiera y sin importancia a base de imágenes y símiles absolutamente incoherentes. A la dificultad del juegoenigma en sí, hay que añadir, en el caso que nos ocupa, el conjunto de mentalidad y lengua del XVI. Nos mantenemos lo más cerca posible de la versión original rabelaisiana, sin pretender en absoluto intentar aclarar lo que el propio Rabelais dejó a conciencia oscuro y casi impenetrable. Los cinco primeros versos están cortados por el principio, como si se lo hubieran comido los ratones. Los cimbrios, que procedían del norte (probablemente, de la provincia de Jutlandia), fueron derrotados por Cayo Mario en Verceil (101 a.C.) timbre: ‘parte de la armadura en forma de casquete, que cubría la cabeza’. Se emplea como sinónimo de ‘cerebro’, ‘cacumen’,
]' mantequilla fresca, que caía en un chubasco. = el cual, cuando la abuela quedó regada, gritó muy fuerte: «Señor63, por favor, pescadlo; pues tiene casi toda la cara embadurnada de caca de / vaca, o, por lo menos, tendedle una escalera». Algunos decían que lamerle la pantufla era mejor que ganar perdones; pero surgió un afectado pillo64, salido del agujero en el que se pescan recompensas, que dijo: «Señores, guardamos para Dios65;
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‘magín’. Las versiones modernas francesas de Gargantua suelen actualizarlo por auge, ‘recipiente grande que se utiliza como abrevadero’. Y Rabelais emplea timbre en otro lugar con el sentido de ‘tambor’ o ‘timbal’, que tampoco es el propio. Nosotros damos aquí yelmo (aunque no corresponde exactamente a la misma pieza de la armadura) por las connotaciones que se le incorporan en castellano a partir del celebérrimo de Mambrino, permitiéndonos una ligera anacronía en aras de una insinuación que estimamos en la línea de lo que Rabelais parece pretender. Compárese, por otra parte, el «cerebro quesiforme» del prólogo con estos yelmos llenos de mantequilla fresca. Hers, ‘señor’; del alemán HERR, con la –s del antiguo caso sujeto del francés. En ocasiones, no obstante, ha sido interpretado como un plural. marouffle, ‘gato macho’; por extensión, ‘el que ronda en torno a algo con afán de rapiña’. pour Dieu nous en gardons podría ser interpretado asimismo como «guardémonos, por Dios».
ahí está la anguila y en ese tenderete se esconde; ahí encontraréis (si miramos de cerca) una gran tara en el fondo de su almocela66.» Cuando estuvo a punto de leer el capítulo, no se encontró más que los cuernos de un ternero. «Yo —decía él— me noto el fondo de la mitra tan frío que se me hiela el cerebro en redondo». Lo calentaron con un perfume de nabo, y se puso contento de permanecer junto al hogar, con tal de que se aparejara un nuevo enganche a cuanta gente está furiosa. Su conversación fue sobre el agujero de san Patricio67, el de Gibraltar y mil otros agujeros: si pudieran quedar reducidos a cicatrices de tal manera que no tuvieran más tos, visto que parecía impertinente a todos verlos así bostezar con cada viento; si por casualidad fueran al punto cerrados, podrían como rehenes ser entregados. En este alto, el cuervo fue pelado por Hércules, que venía de Libia. 66
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aumusse, ‘almocela’, especie de capuchón que llevaban antiguamente los papas y los canónigos. En Irlanda, era una de las puertas de entrada al purgatorio.
«¡Cómo! —dijo Minos68— ¿que a mí no me llaman? Menos a mí, a todo el mundo se invita, y luego quieren que me pasen las ganas69 proporcionándoles ostras y ranas; que el diablo me lleve si en mi vida tomo en serio su venta de ruecas». Para dominarlos surgió Q.B., el que cojea, al salvoconducto de bonitas70 cancioncillas. El tamizador, primo del gran Cíclope, los exterminó. Que todos se suenen la nariz; en este barbecho, pocos tipejos nacieron a quienes no se haya burlado en el molino de casca. Corred todos y llamad a las armas: tendréis más de lo que tuvisteis antaño.
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Se trata del primero de los tres reyes Minos de Creta, según la mitología griega. Era hijo de Zeus y de Europa, hermano de Radamento, rey y legislador de Creta; estaba casado con la bella Pasifae, hija del Sol. Después de su muerte, se convierte en uno de los que juzgan a los muertos en el Hades. envie, del latín INVIDIA, ‘envidia’, ‘celos’; se emplea en tal sentido en el siglo X (cfr. enveia en la Vie de Saint Alexis). Pero no tarda en deslizarse hacia el actual ‘gana’; ya en 1165 se emplea el verbo envier con el sentido de ‘desear’. mistes, como apunta Guy Demerson, se emplea aquí seguramente por su proximidad ortográfica con mystes, ‘sacerdotes’, ‘iniciados’.
Muy poco después, el pájaro de Júpiter71 decidió apostar por lo peor, pero viéndolos despreciarse tan fuertemente temió que se arrasara, se exprimiera el jugo, se echara abajo, se pusiera en jaque al imperio, y prefirió el fuego del cielo empíreo arrebatar al tronco en donde se venden arenques, que el aire sereno, contra el que se conspira, someter a los dichos de los masoretas72. Todo quedó concluido con punta afilada, pese a Até73, la del muslo de garza, que allí se sentó, viendo que a Pentasilea74, en sus años viejos, la tomaban por vendedora de / berros. Todos gritaban: «Fea carbonera, ¿te corresponde encontrarte en camino? 71
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l’oyseau de Jupiter es el águila. Los masoretas (de masora, ‘tradición`) fueron maestros rabínicos de la escuela del Tiberíades; se dedicaron a comentar y a intentar fijar el texto de la Biblia, añadiendole las vocales que inicalmente no tenía. Até, diosa que, según la mitología griega, enzarzaba las disputas. Era, como dice Homero en la Iliada, VII, hija de Zeus, y éste la utilizaba para lanzar contra los humanos su ira y su venganza. Pentesilea o Penthasilea, reina noble de las amazonas a la que Aquiles dio muerte en Troya, siendo ella aún muy joven y virgen —aunque Rabelais habla de sus años viejos—. Es símbolo del valor, de la valentía.
Tú lo cogiste, el romano pendón que habían hecho estirando el pergamino!» Si no hubiera sido Juno quien, bajo el arco iris75, con su duque76 cazaba al reclamo, le habrían hecho una jugada tan molesta que por todas partes habría quedado ajada77. El acuerdo fue tal que de aquella tajada obtendría ella dos huevos de Proserpina78 y, si alguna vez quedara allí enganchada, la atarían en el monte del majuelo. Siete meses después —quitadle veintidós— aquél que antiguamente aniquiló Cartago79 cortésmente se puso en medio de ellos, solicitándoles obtener su herencia o que se hiciera con justicia el reparto, 75
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l’arc céleste: entendemos que se refiere al arco iris y no a la bóveda del cielo (cfr. arc-en-ciel en francés actual). duc, ‘duque’ o ‘gran duque’, especie de búho utilizado en cetrería. frippée, del antiguo francés FREPER (etimología desconocida). Rabelais lo emplea en su acepción de ‘arrugado’ o ‘ajado’ (cfr. Jean de Meung, siglo XIII). Proserpina, diosa romana de los infiernos, corresponde a Perséfone en la mitología griega. Se trata de Escipión el Africano, que destruyó Cartago en 146 a.C.
según la ley que se saca al roblón, repartiendo un trago de potaje a sus faquines, que levantaron acta. Pero llegará el año, señalado con un arco de turquesa v husos y tres culos de marmita. Entonces la espalda de un rey muy cortés estará espolvoreada bajo un hábito de ermitaño. ¡Oh, piedad!, ¿por un hipócrita80 dejaréis que os hundan tantos arpendes81? Parad, parad; que nadie imite tal máscara; retiraos del hermano de las serpientes82. Pasado ese año, el que es reinará con sus buenos amigos. Ni brusquedad ni ultraje entonces dominarán; toda buena voluntad tendrá su compromiso, y el solaz, que antaño fue prometido 80
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chattemite (finales del siglo XIII, Joinville), empleado como sinónimo de ‘falso’ o ‘hipócrita’. ‘Catamita’ aparece con el mismo sentido algunos diccionarios españoles. El de Autoridades recoge: «CATAMITO. s.m. El paciente en el pecado de sodomía». arpens, ‘arpendes’, del latín ARAPENNIS, medida de superficie que equivalía a 30 toises carrées (1 toesa = algo menos de 2 m); según san Isidoro, el arpende valía un acto cuadrado romano (un acto = algo menos de 36 metros). Se trata sin duda del demonio; en inmediata oposición aparece cil qui est, ‘el que es’ (= Dios), en el verso siguiente.
a las gentes del cielo, vendrá en su sambuca83; entonces las remontas, que estaban extrañadas, triunfarán en regio palafrén. Y durará este tiempo de birlibirloque84 mientras Marte85 tenga las cadenas. Después, vendrá otro que a todos los demás pasa, delicioso, placentero, bello sin medida. Elevad vuestros corazones, esperad ese banquete todos mis fieles, pues ha fallecido quien por todo el bien no volvería, tanto será entonces aclamado el tiempo pasado. Finalmente, aquél que fue de cera será alojado en el perno de la campana86.
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befroy, ‘sambuca’, del medio alto alemán BERGVRID, ‘obra de guerra que permite guardar (berg) la paz (frid)’. En realidad, es una especie de torre o plataforma móvil que permitía aproximarse a los muros y dominar a los sitiados. ce temps de passe passe, ‘de engaño’, ‘de truco’. Permítasenos la utilización del muy expresivo birlibirloque, pese a que no aparece en castellano hasta la segunda mitad del siglo XVIII; birlar se emplea, no obstante, en su significado de ‘robar’ desde el siglo XVI. Mars, Marte, dios de la guerra en la mitología romana. Jacquemart (que traducimos pobremente por campana) es en realidad ese personaje metálico que golpea las campanas para dar las horas en ciertos relojes.
No volverá a ser llamado: «Sire, Sire87» el guimbaletero que empuña el escalfador ¡Ay, quién pudiera agarrar su chafarote88! Pronto89 quedarían limpias las preocupaciones / repolludas90 y se podría, con hilo de hacer cuerda, envolver del todo el almacén de abusos.
CAPÍTULO III Sobre cómo Gargantúa estuvo once meses en el vientre de su madre
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Cyre (=‘Sire’), tratamiento reservado únicamente al rey. bracmart viene probablemente del italiano BERGAMASCO, ‘chafarote’, ‘espada corta y ancha’. Volveremos a encontrárnoslo en repetidas ocasiones. toust, ‘pronto’; del latín popular TOSTUM, neutro de TOSTUS empleado adverbialmente, participio de pretérito de TORRERE, ‘tostar’. Primero con el significado de ‘caliente’ y, después, con el de ‘pronto’, ‘rápidamente’. tintouins cabus, deformación de tintin (‘zumbido en los oídos’) hecha por Marot en 1507; cabus es palabra provenzal tomada del italiano CAPUCCIO, ‘col de cabeza gorda’, lo que explica el derrotero de nuestra traducción.
G rangaznate
era en sus tiempos un compañero alegre y divertido, al que le gustaba beber a fondo, tanto como a cualquier otro que por entonces hubiera en el mundo, y comía preferentemente salado. A tal fin, tenía de ordinario una buena provisión de jamones de Maguncia y de Bayona, cantidad de lenguas de buey ahumadas, abundancia de embuchados92 cuando era la temporada y buey aderezado a la mostaza, refuerzo de botarga93, acopio de salchichas, no de Bolonia (pues temía el bocado
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Grandgousier es el nombre francés del padre de Gargantúa; gosier proviene de una raíz gala GOS–, que da origen al antiguo francés g(u)euse, ‘garganta’. Al igual que todos los demás nombres de la familia, hace referencia a la facilidad para engullir. andouilles, embutido de callos de cerdos con muchas especias; no tenemos conocimiento de que exista en España. Damos el genérico embuchado en nuestra versión. boutargue, del provenzal BOUTARGUE; se trata de una especia de caviar hecho a base de huevas de diferentes peces, especialidad de la Provenza. Tenemos en español botarga, término que finalmente damos, aunque los diccionarios actuales consultados lo definen simplemente como ‘especie de embuchado’. En el de Autoridades — además de ‘prenda de vestir colorada que llevaba el Cid’— es ‘relleno de carne de puerco, partida en pedacitos a modo de longaniza’.
envenenado de Lombardía94), sino de Bigorre, de Longaulnay, de Brena y de Rouergue95. Al llegar a su edad adulta, se casó con Gargarrancha96, hija del rey de los parpaillos 97, hermosa gubia y de buena cara98, y jugaban frecuentemente al animal de dos espaldas99, frotándose alegremente las 94
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boucon, del italiano BOCCONE, trozo envenenado en cuya preparación eran grandes expertos los lombardos. Nos resistimos a mantener la voz italiana boccone pese a que en determinados círculos haya adquirido acta de ciudadanía en nuestra lengua. Lugares todos de gran renombre por su producción charcutera, al igual que los citados anteriormente en este mismo párrafo… En Maguncia se prepara el jamón tanto ahumado como cocido; el de Bayona es muy similar al serrano —sin mayores precisiones ni comparaciones—; de Bolonia hay que recordar la mortadela; de los tres últimos sitios, la charcutería en general, sobre todo el tocino ahumado de la región de Brenne (situada entre los ríos Indre y Creuse). El nombre en francés es Gargamelle; la gamelle es el plato o escudilla del soldado o del peregrino. Y, por extensión, el rancho; de donde el nombre que proponemos en castellano. Cfr. asimismo el final de la nota 1 de este capítulo. parpaillons o papillons, ‘mariposas’. Así serán llamados más adelante los protestantes en Francia. Mantenemos parpaillos en nuestra versión para evitar toda posible connotación que pudiera tener el «rey de las mariposas» hoy en español, en modo alguno insinuado por el autor. belle gouge et de bonne troigne: no parece que se dé el valor peyorativo o, cuando menos, burlesco que hoy tiene la trogne (del galo *TRUGNA, ‘nariz’: se aplica a las caras especialmente encendidas, reflejo del buen comer y beber). Esta misma imagen para el acto sexual no es rara en la literatura
mantecas, tanto que engordó de un hermoso hijo y lo llevó hasta el onceno mes100. Porque tanto e incluso más pueden las mujeres llevar barriga, lo mismo cuando se trata de una obra maestra como de un personaje que esté llamado a hacer grandes proezas en su momento, según dice Homero que el niño con el que Neptuno engordó a la ninfa 101 nació después de cumplido el año: fue el decimosegundo mes. Pues (como dice Aulo Gelio102, lib. iij) este largo tiempo convenía a la majestad de Neptuno, para que durante el mismo quedara el niño formado a la perfección. Por igual razón, Júpiter hizo que durara xlviij horas la noche en que yació con Alcmene, pues en menos tiempo no habría podido forjar a Hércules, que limpió el mundo de monstruos y de tiranos. 100
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clásica; véase, por ejemplo, Otelo, de Shakespeare, acto I, escena I. No era infrecuente que se diera por bueno un embarazo de once meses. Incluso Montaigne en sus Ensayos, libro II, cap. XXXVII «De la ressemblance des enfans aux pères», se pone a sí mismo como ejemplo: «Et moy je secours par l'exemple de moy-mesme, ceux d'entre eux, qui maintiennent la grossesse d'onze moys», ‘Y yo apoyo con el ejemplo de mí mismo a aquellos que sostienen el embarazo de once meses’. En las líneas siguientes tenemos la opinión de Rabelais, que era médico, no lo olvidemos. Tiro, hija de Salmoneo y mujer de su tío Creteo, madre de Esón y abuela de Jasón. Se enamoró del río Enipeo sin ser correspondida; Poseidón (Neptuno en la mitología romana) tomó entonces la apariencia del río y se unió a ella. De su unión nacieron Pelias y Neleo. Aulo Gelio (¿126-después de 180?), abogado y escritor romano, Noctes Atticae, III, 16.
Los antiguos Señores pantagruelistas han confirmado lo que digo y han declarado no solamente posible sino también legítimo el hijo nacido de mujer el onceno mes después de la muerte de su marido: Hipócrates, lib. De alimento, Plinio, li. vij, cap. v, Plauto, in Cistalleria, Marco Varrón, en la sátira titulada El testamento, alegando la autoridad de Aristóteles a este propósito, Censorino, li. De die natali, Aristóteles, libr. vij, capi. iij et iiij, De mat. animalium, Gelio, li. iij, ca. xvj, Servio, in Egl., exponiendo este metro de Virgilio: Matri longa decem, etc.103, y otros mil locos más; el número de éstos ha quedado acrecentado con el de los legistas, ff. De suis el legit.,1. Intestato, fi., e in Autent., De restitut. et ea qui parit in xj mense104. A mayor abundamiento han garabateado su rodibilárdica105 ley Gallus, ff. De lib. et posthu., et l. septimo 103
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Todas las referencias dadas por Rabelais (Hipócrates, Plinio el Viejo, Plauto, Marco Varrón, Censorino, Aristóteles, Aulo Gelio y Servio) son exactas. Abreviaturas corrientes durante el siglo XVI para referirse a los textos legales. No cabe duda de que la aplicación aquí es a modo de mofa de la jerga jurídica al uso, pese a ser efectivamente exactas. rodibilardicque es palabra inventada por Rabelais sobre roder, ‘roer’, y lard, ‘tocino’. La voz es por sí misma suficientemente estrafalaria y expresiva, y estimamos que no necesita mayor explicación. Y que
ff. De stat. homi106., y algunos otros que, por el momento, no oso decir. Mediante estas leyes, las mujeres viudas pueden jugar abiertamente a soltar la baticola 107 a sus anchas y con todos los riesgos108, dos meses después de la muerte de sus maridos. Os pido por favor a vosotros, mis fieles bribones 109, que si encontráis a alguna de estas por la que valga la pena desbraguetarse, os subáis encima y me la traigáis. Ya que, si al tercer mes engorda, su fruto será heredero del difunto; y, conocida la tripa, ¡empuje valientemente más allá y bogue la galera, puesto que está llena la panza! — como Julia, hija del emperador Octaviano110, no se abandonaba a sus tamborileros más que cuando se notaba gor106
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merece que la conservemos aquí en castellano. Referencia a la lex Gallus o ley de Galo, sostenida por Alonso de Cartagena ante los doctores de la universidad de Aviñón en 1434, y que se basa, por otra parte, en la autoridad del «muy sabio Hipócrates». jouer du serrecroupière, ‘soltar’ o ‘aflojar la baticola’, cosa que podemos fácilmente entender —conforme al texto— por ‘ceder’ o ‘abandonarse a escarceos amorosos’. à toutes restes, término del juego de naipes: arriesgando el resto al aceptar un envite. averlans, ‘bribones’, ‘pícaros’; quizá Rabelais lo emplee en el simple sentido de ‘compañeros’, según apuntan algunos comentaristas. Etimología desconocida. Macrobio (principios del siglo V d.C.), en Saturnales, II, cuenta efectivamente los desórdenes de Julia —hija del emperador Octavio Augusto—, que llegó incluso a ser desterrada por ellos. Dejamos el nombre de Octaviano utilizado por Rabelais.
da, de igual forma que un navío no tiene piloto si antes no ha sido calafateado y cargado. Y si alguien las condena por remendar111 así sobre sus gorduras, visto que los animales no resisten nunca por encima de sus panzas al macho masculineando, contestarán que estos son animales, pero que ellas son mujeres, buenas entendedoras de los hermosos y alegres pequeños derechos de superfetación, como antiguamente contestó Populia112, según cuenta Macrobio, li. ij Saturnal. Si el diablo no quiere que ellas engorden, habrá que retorcer113 el bitoque y a callar la boca.
CAPÍTULO IV Sobre cómo Gargarrancha, encinta de Gargantúa, se dio una gran panzada de callos
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rataconniculer, rataconner (siglos XIV al XVI). Del italiano RATACONNARE, ‘volver a poner o arreglar el tacón’. La deformación de Rabelais es burlesca. En realidad, Publia. tortre, ‘torcer’ o ‘retorcer’; girar la espita del douzil, ‘bitoque’. La imagen no puede ser más elocuente.
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sí fue la ocasión y manera como Gargarrancha dio a luz y, si no lo creéis, ¡que el seso114 se os escape! El sieso se le escapaba a ella después de comer 115, el iij día de febrero, por haber comido demasiados gaudebillales116. Los gaudebillales son callos gordos de toros 117, de bueyes engordados en el establo y en prados guimales118. Los prados guimales son los que tienen yerba dos veces al año. Había mandado matar trescientos sesenta y siete mil 114
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fondement, en el sentido familiar de ‘ano’, ‘sieso’. Se da en francés un juego de confusión con ‘entendimiento’, ‘razón’, que hemos intentado pasar al castellano dando primeramente seso y luego, en la línea siguiente, sieso, palabras de formas bastante próximas entre sí. après dinée, del latín popular *DISJUNARE, ‘romper el ayuno’, ‘después de haber comido’. Desde el siglo XI se va dando un paulatino deslizamiento hacia el actual sentido de ‘cena’ que tiene dîner (aunque en algunas zonas francófonas mantenga su significado de ‘comida del mediodía’). En todo el período clásico lo hallamos utilizado simplemente como el genérico ‘comida’, sin más precisión de momento del día. gaudebillaux: conservamos el intraducible vocablo de Rabelais, manteniendo el fondo alegre de GAUDE-, puesto que el propio autor explica inmediatamente de qué se trata. coiraux, ‘toros’, en dialecto angevino. Como en el caso de gaudebillaux, coiraux es asimismo explicado en la misma línea por el autor. prez guimaulx queda también aclarado por el autor —único modo de comprenderlo hoy— y no nos cabe sino dejarlo prácticamente tal cual.
catorce de estos bueyes, para que fueran salados el martes de Carnaval, a fin de que en la primavera tuvieran buey de la temporada a montones para, al principio de las comidas, hacer conmemoración119 de saladuras y entrar mejor al vino. Los callos fueron copiosos, como entendéis, y estaban tan exquisitos que todos se chupaban los dedos. Pero la gran picardía120 estaba naturalmente en que no era posible conservarlos mucho tiempo, porque se habrían podrido. Lo cual parecía indecente. Conque se concluyó que se los comerían sin que nada se echara a perder. Para ello, invitaron a todos los ciudadanos de Cinais, de Seuilly, de la Roche-Clermault, de Vaugraudry, sin dejar atrás a los de Coudray-Montpensier, a los del Vado de Vède121, ni a
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commemoration, término litúrgico: ‘memoria que se hace de un santo cuando el rezo del día corresponde a otro santo’. grande diablerie à quatre personnaiges, cfr. la expresión proverbial que se emplea aún hoy: faire le diable à quatre, ‘llevar una vida agitada, desordenada’. Sin embargo, creemos no estar muy equivocados al traducir la expresión entera según lo hemos hecho en nuestra versión, dado el contexto. Cabe señalar, además, que se trata de un dicho basado en las escenificaciones medievales en las que intervenían varios diablos que iban poco a poco haciendo perder el hilo de la historia y desorientaban al espectador con sus complicadas intervenciones. Lugares muy cercanos a La Devinière, casa natal de Rabelais. Todos volverán a aparecer más adelante, cuando entremos en las guerras picrocolinas.
otros vecinos, todos ellos buenos bebedores y buenos compañeros y hábiles jugadores de bolo122. Al bueno de Grangaznate le gustaba aquello y ordenó que todo fuera a escudillas123. Decía sin embargo a su mujer que comiera lo menos posible, visto que se cumplía su tiempo y que aquella callada no era comida muy loable: «Tiene —decía él— grandes ganas de masticar mierda aquel que se le come el saco». A pesar de estas advertencias, ella se tomó dieciséis moyos124, dos toneles125 y seis jarrillas126. ¡Oh, qué hermosa materia fecal debía de hinchársele dentro! Después de comer, fueron todos revueltos a la Saulsaie127 y allí, sobre la espesa yerba, bailaron al son de los 122
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La quille, el ‘bolo’, es lugar bastante común en las canciones disolutas españolas y francesas —en las que se da, por si fuera poco, una muy facilona rima quille / fille—. par escuelles, ‘a escudillas’, entendido como grandes cantidades de comida y bebida. seze muiz: el muid equivalía a unos 274 litros en París. El moyo, a unos 258. La aproximación nos parece suficiente, aunque no sea una equivalencia exacta. deuz bussars: el bussard, del latín popular *BUTIA, ‘tonel’, tenía unos 240 litros. Damos tonel, que, en el arqueo de las embarcaciones, equivalía a cinco sextas partes de la tonelada (con lo cual exageramos algo más aún que el mismísimo Rabelais). six tupins: el tupin es un cacharro de barro mucho más pequeño que el muid y que el bussard (véanse las notas inmediatamente anteriores). Se utilizaba directamente para beber, como la jarrilla. La Saulsaie era un lugar a la sazón plantado de saules, ‘sauces’, de donde le viene el nombre; existe todavía hoy con la misma
alegres caramillos y de las dulces gaitas con tanta alegría que era pasatiempo celestial verlos divertirse así.
CAPÍTULO V Las conversaciones de los muy borrachos128
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espués, decidieron merendar en aquel mismo lugar. Y llegaron las frascas, trotaron los jamones, volaron los vasos, entrechocaron las
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denominación, cerca de Seuilly. La edición de Abel Lefranc pone especialmente de relieve la realidad de los sitios rabelaisianos frente a la fantasía de los hechos que narra. En las primeras ediciones, este capítulo era bastante más breve y venía formando parte del inmediatamente anterior, con el que encadena de modo natural. Asistimos a una sarta de frases lanzadas por un grupo de borrachos. Llegamos a localizar a unos soldados, un lansquenete alemán, unos monjes, un pasante de leyes, unas comadres, unos campesinos, un vasco, un bachiller, unos pajes... No nos queda más remedio que mantenernos ceñidos al texto de Rabelais, sin intentar siquiera una mínima interpretación o aclaración más allá de donde hay cierto acuerdo entre los diversos estudiosos rabelaisianos. En el original francés, aparecen numerosos dichos populares y juegos de palabras que, la mayoría de las veces, hemos sido incapaces de poner en español. breuses, brocs, del antiguo provenzal BROC, ‘recipiente con asa y pico para verter’; era también medida de capacidad de valor va-
—¡Echa! —¡Trae! —¡Otra vez! —¡Mezcla130! —Ponme a mí sin agua; así, amigo mío. —Sacúdeme rápidamente131 este vaso. —Proporcióname clarete, que llore el vaso132. —¡Basta de sed! —¡Ah, fiebre traidora!, ¿no te vas a marchar? —A fe mía, comadre, que no puedo meterme en la bebida133. —¿Estáis helada, amiga mía? —Así es. —¡Por la barriga de san Queneto134! Hablemos de beber.
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riable y que venía a contener casi 2 litros en París. brouille, imperativo de brouiller, ‘mezclar’. Debemos entender que con agua, confirmado por ese à moy sans eau que viene inmediatamente después; por lo tanto, el castizo ‘bautizar’. gualentement, gualant (participio presente del gualer, galer, del alto alemán WALLAN), ‘vivo’, ‘ágil’. El actual sentido está tomado del italiano en el mismo siglo XVI. verre pleurant, ‘rebosante’, como si el vaso se pusiese a llorar por el borde. entrer en bette, contracción a partir de buvette, ‘cantina’, ‘taberna’ y, por extensión, ‘bebida’ en general. No existe. Posiblemente sea un santo inventado por Rabelais; también puede que fuera creación popular. Hay comentaristas que afirman que se trata de una imprecación gascona de la época.
—Yo sólo bebo a mis horas, como la mula del Papa. —Yo sólo bebo en mi breviario135, como el buen padre guardián136. —¿Qué fue antes: la sed, o la bebida? —La sed, pues ¿quién habría bebido sin sed en los tiempos de la inocencia? —La bebida, pues privatio presupponit habitum137. Soy pasante. ¿Fæcundi calices quem non fecere disertum138? —Nosotros, inocentes, sólo bebemos demasiado sin sed. —Yo, pecador, sin sed, no; y, si no presente, por lo menos futura, para prevenirla según comprendéis. Bebo por la sed que venga. Bebo eternamente. De beber resulta eternidad y de eternidad beber. —¡Cantemos, bebamos, entonemos un motete! —¿Dónde está mi embudo139? 135
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Se trata de una botella disimulada en el interior de una cajita con apariencia de breviario. Es un modo de referirse al superior del convento. privatio presupponit habitum, ‘la privación presupone el hábito’ (aforismo jurídico). Fæcundi calices quem non fecere disertum?, ‘¿A quién no vuelven elocuente las copas bien llenas?’ (Horacio, Epístolas, I, 5, v. 19). Nos resulta imposible traducir el juego de palabras de Rabelais: —[…] un motet entonnons (puede ser tanto ‘entonemos un motete’ como ‘echemos al tonel un motete’). —Où est mon entonnoir (‘embudo’, lo que se utiliza para echar vino al tonel).
—¡Pero bueno! ¡Yo sólo bebo por poderes! —¿Os mojáis para secaros u os secáis para mojaros? —No entiendo nada de teoría; con la práctica me ayudo un poco. —¡Rápido! —Mojo, humedezco, bebo, y todo por miedo a morir. —Bebed siempre140 y nunca moriréis. —Si no bebo, me quedo seco: ya estoy muerto. El alma se me escapará a un ranadal. Nunca en seco vive el alma141. —Escanciadores, ¡oh, creadores de nuevas formas, convertidme de no bebedor en bebedor! —¡Eternidad de regada para estas nerviosas y secas tripas! —El que no lo nota bebe para nada. — Éste se mete en las venas; al meadero no llegará nada142. —Con gusto dejaría limpios los callos de ese ternero que hemos aderezado esta mañana. —Me he saburrado143 bien el estómago.
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Buvez toujours podría también ser interpretado, desde luego, como Seguid bebiendo. De una u otra forma, el resultado es que no se deje de beber. Afirmación atribuida a san Agustín (354-430): «Anima certe, quia spiritus est, in sicco habitare non potest». Alusión a la creencia popular de que el vino, sobre todo el buen vino, se convierte en sangre.
—Si el papel de mis cédulas bebiera tan bien como yo, mis acreedores sacarían para vino144 cuando se llegara a la presentación del documento145. —Esa mano os desfigura la nariz146. —¡Oh, cuántos más entrarán antes de que éste salga! —Beber en un vado tan poco profundo es como para romperse el pecho147. —Esto se llama cazar frascas con reclamo148. —¿Qué diferencia hay entre botella y frasca? —Mucha, pues la botella se cierra con un corcho y la frasca con un husillo149. 143
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saburré, a partir de saburre, término médico tomado del latín SABURRA, ‘lastre de piedra o arena para las embarcaciones’. Pese a ser un verbo ya prácticamente en desuso en castellano, lo mantenemos en nuestra versión. auraient leur vin (nótese el actual pourboire, ‘propina’), ‘tendrían con qué pagarse el vino’. Es decir nunca, puesto que el papel habría bebido toda la tinta y no quedaría texto. guaste, gâte, del latín VASTARE (*WASTARE, por influencia del germánico wast—), ‘asolar’, ‘desfigurar’; sentidos que se mantienen en francés hasta el siglo XVII. Seguramente, se refiere a que la mano —más diríamos el codo, en español—, continuamente alzada para beber, está poniéndole roja la nariz y desfigurándole el rostro. Comparación con el caballo, que se lastima el pecho cuando se ve obligado a beber en aguas demasiado poco profundas. pipée, ‘caza con pito o reclamo’. Se refiere sin duda a la sed que se les despierta con tanto comer salado. vis o vitz es, además de ‘husillo’, el miembro viril.
—¡Bien! —Nuestros padres bebieron a fondo y vaciaron los jarros. —¡Bien contestado150! —Éste de aquí va a lavar las tripas. ¿No queréis largar nada al río? —No bebo más que una esponja. —Yo bebo como un Templario. —Y yo tanquam sponsus151. —Y yo sicut terra sine aqua152. —¿Un sinónimo de jamón? —Compulsorio153 de cantina; rodadera de bodega. Por la rodadera se baja el vino a la bodega; por el jamón, al estómago.
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nos pères […] vuidèrent les pots: ¿se trata de los jarros (pots à boire), o de los orinales (pots de chambre)? El siguiente personaje responde: C’est bien chié chanté (chier, del latín CACARE, que da el castellano cagar), por lo que nos inclinamos a pensar que es un intencionado juego de palabras de Rabelais, como tantas otras veces, muy difícil de trasladar al castellano. Salmo XVIII, 6: Tanto como el esposo cuando sale del lecho nupcial. La comparación parece atraída por la proximidad de éponge, ‘esponja’ (Se cita conforme a la numeración griega y de la Vulgata). Salmo CXLII, 6: Como tierra sin agua (véase el final de la nota anterior). Término jurídico; el compulsoire es ‘la orden dada por el juez para que sean compulsados autos e instrumentos’.
—¡Muy bueno! ¡Hay que mojarlo! ¡Hay que mojarlo! Falta carga. Respice personam; pone pro duos; bus non est in usu154. —Si subiera tan bien como trago, hace tiempo que estaría volando por el aire. —Así se hizo rico Jacques Cueur155. —Así aprovechan los bosques en el erial. —Así conquistó Baco la India. —Así la filosofía a Melinda156. —La lluvia fina acaba con el viento fuerte. Beber mucho termina con el trueno. —Pero si mi cojón157 meara tal orina, ¿te gustaría chupármelo? 154
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Mira a la persona, echa para dos; bus no está de moda, jugando con duos (que debería haber sido pro duobus), con bus (terminación que ha sido omitida) y con el verbo beber en pasado (haber bebido). Lo que está de moda, pues, no es ‘haber bebido’ (=bus), sino ‘beber’ (en tiempo presente). Jacques Cueur, Argentier o Intendente General de Finanzas de Carlos VII (1395-1456), hombre rico y generoso con su rey, a quien cedió parte de su peculio, cosa que coadyuvó grandemente a la finalización de la Guerra de los Cien Años. Luego de haber sufrido prisión y de haber logrado huir, recibió protección de la Iglesia. Fueron famosas sus arriesgadas aventuras comerciales. Melinda, en la desembocadura del río Zambeze (costa este de África), fue una de las escalas de Vasco de Gama (1498). Con El Dorado y Catay, tierra de ensueños y riquezas sin par. couille, del latín popular *COLIA (propiamente, ‘funda’ o ‘vaina’): ‘testículo’ (o, para ser más exactos, ‘cojón’). En la creencia de que la orina venía de los testículos.
—Lo dejo para luego. —Paje, escancia; te incluyo mi nombre158 en la lista. —¡Sorbe, Guillot! Todavía queda un trago159. —Presento pleito para que se condene a la sed por abusiva. Paje, toma nota formal de mi reclamación160. —¡Las sobras! —Antes, solía bebérmelo todo; ahora, no dejo nada. —No nos precipitemos, terminemos todo bien. —He aquí unos callos dignos de apuesta y unos gaudebillales de envite; son de aquel leonado listón 161. ¡Oh, por Dios, pasémosle la rasqueta162 para general provecho! —Bebed u os... —¡No, no! —Bebed, por favor. 158
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je t’insinue ma nomination: términos jurídicos nuevamente. La nomination es la inscripción pública de un título. hume, imperativo de humer (formación sin duda onomatopéyicoexpresiva), ‘tragar aspirando’, ‘sorber’. Hume, Guillot ! Encores y en a il un pot es una forma refranesca de parear pot con el nombre de Guillot, que quizá sea una referencia a Guillaume Guillot, vinatero de Amiens. Je me porte pour appelant… reliève mon appel enforme son de nuevo parodias sobre términos jurídicos. Referencia, como en el Quart Livre, cap. I, a un caballo leonado con una vanidosa raya o lista negra sobre el lomo, que aparece en algunos libros de caballerías; aquí, hemos de entender que se trata burlonamente de un buey. estrillons, imperativo del verbo estriller, ‘pasar la rasqueta’; aunque debe entenderse como ‘dejar limpia una cosa’, en su más amplio sentido.
—Los pajarillos sólo comen si se les sacude la cola; yo bebo tan sólo si se me adula. —Lagona edatera163! No queda gazapera en todo mi cuerpo donde este vino no husmee la sed. — Éste me la sacude bien. — Éste me la terminará del todo. —Anunciemos a bocinazos164, a base de frascas y de botellas, que quien haya perdido la sed no venga a buscarla aquí: grandes lavativas de bebida la han echado fuera de casa. —Dios Todopoderoso hizo los planetas y nosotros dejamos los platos limpios165. —Tengo la palabra de Dios en los labios: Sitio166. —La piedra llamada ásbestos167 no es más inextinguible que la sed de mi Paternidad. —Comer y rascar todo es empezar, decía Angesto de Le Mans168; la sed se apaga bebiendo. 163
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A beber, compañero, en vascuence. Luego veremos que Grangaznate tiene un sirviente vasco. cornons, imperativo de corner, ‘llamar o proclamar algo utilizando un cuerno o bocina o las manos en forma de tal’. Le grand Dieu feist les planettes et nous faisons les pltaz netz, juego lingüístico —que no alcanzamos a traducir al castellano— entre faire les planettes (‘planetas’) y les plats nets (‘platos limpios’), de idéntica pronunciación. Tengo sed, dicho por Jesucristo en la cruz. Griego ÁSBESTOS, ‘incombustible’. Jerónimo de Hangest, obispo de Le Mans a principios del siglo XVI. Dice el original francés: L’appétit vient en mangeant, ‘El
—¿Un remedio contra la sed? —Lo contrario de lo que sirve contra el mordisco del perro: id siempre detrás del perro, nunca os morderá; bebed siempre antes de tener sed y nunca os atacará. —Os he pillado y os despierto. Escanciador eterno, guárdanos del sueño. Argos tenía cien ojos para ver; cien manos necesita un escanciador, como tenía Briareo169, para escanciar sin descanso. —¡Ea, mojemos! ¡Casi nos quedamos secos! —¡Blanco! ¡Échalo todo, voto al diablo! Echa por aquí, hasta el borde: se me está pelando la lengua. —¡Choca, compañero170! —¡A la tuya, camarada! ¡Con alegría, con alegría! —¡Venga, venga! ¡Esto ya está engullido171! —¡Oh! ¡Lachryma Christi172! —Es de la Devinière173, ¡vino de uva de Borgoña174! —¡Oh, qué estupendo vino blanco!
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apetito viene (se abre) comiendo’. No parece que sea muy cierta la atribución de la frase. Preferimos el refrán español equivalente para esta frase proverbial francesa. Briareo (Egeón en la mitología romana) era un gigante hijo de Urano y de Gea; tenía cien manos y cincuenta cabezas. Ayudó a Zeus a terminar con los Titanes y murió aplastado por el Etna. Lans, tringue, en germánico, según decían los lansquenetes. morfiaillé, hoy morfalé (variante de morfaillé, a partir de morfié), ‘comido glotonamente’, ‘engullido con prisa’ (cfr. morfar en Argentina). Es el Lachryma Christi un delicioso y muy reputado vino de la abadía de Montefiascone, en las laderas del Vesubio.
—Y por mi alma que es vino de tafetán. —Hmm, hmm... es de una oreja175, bien envuelto y de buena lana. —¡Animo, amigo mío! —Para esta jugada no robaremos, que ya hemos levantado una baza. —Ex hoc in hoc176. No hay truco: todos vosotros lo habéis visto; me he convertido en un maestro. —¡Coh, coh177! Yo soy el padre Macé178. —¡Oh, bebedores! ¡Oh, sedientos! 173
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La Devinière es la propiedad donde nació François Rabelais. Tendremos oportunidad de volver a hablar de ella con mayor detenimiento cuando lleguemos a las guerras picrocolinas. pineau, vino de los viñedos de pinot, cepa muy corriente en Francia, que se cultiva especialmente en Borgoña; da excelentes vinos. Esta comparación no ha sido nunca muy bien entendida por los comentaristas de Rabelais. En el cap. XLIII del Cinquième Livre, el hermano Juan dice: «C’est du vin à une oreille». Cervantes emplea vino de dos orejas en sus entremeses, por ejemplo. En castellano, se llamaba vulgarmente de dos orejas al vino fuerte y bueno; según el Diccionario de Autoridades, «porque al tiempo de beber se menean la cabeza a ambos lados». Recuérdese la expresión latina Vinum supra utramque aurem probandum, que recoge el Diccionario de la lengua castellana, de la Academia Española, en varias ediciones al menos hasta terciado el XIX: ‘hay que probar el vino con una y otra orejas’ (como equivalente de ‘añada’). Ex hoc in hoc: puede interpretarse como ‘de boca en boca’ (aunque literalmente sería más bien ‘de un lado a otro’); está sacado del Salmo LXXIV. Posible alusión a la manera como se transmiten y propagan las canciones y los dichos de los bebedores. A brum, a brum, tos o carraspeo fingido.
—Paje, amigo mío, lléname este vaso y sin corona 179, por favor. —¡A lo Cardenal180! —Natura abhorret vacuum181. —¿Os parece que una mosca habría bebido aquí? —¡A la bretona182!
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En el parlamento anterior: Je suis maistre passé (‘me he convertido en un maestro’); aquí: je suis prebstre Macé (‘soy el padre Macé’) es un ejemplo de contrepèterie, casi imposible de reflejar en castellano. Se trata de algo semejante, en cierto modo, al no es lo mismo… (Por ejemplo: No es lo mismo Catalina de Médicis que ¿qué me dicis Catalina?). En francés, adquiere categoría de auténtico juego literario. No intentamos siquiera vertirlo al español. Por otra parte, tampoco se sabe muy bien quién era este padre Macé, ni si existió o es invención de Rabelais. couronne le vin, ‘echa hasta el borde mismo del vaso’. Mantenemos en español la idea de corona; su empleo es al contrario, pero el resultado sigue siendo un vaso lleno hasta los bordes. La expresión francesa à rouges bords (empleada hoy todavía, incluso con independencia de que el vino sea blanco o tinto) quiere decir ‘lleno hasta los bordes’; de manera que Rabelais, por alusión al color rojo cardenalicio, viene a decir que sea servido el vino hasta rebosar. La naturaleza tiene horror al vacío era, expresado en latín, un postulado físico de la Edad Media. No dejando ni una gota en el vaso, de un trago. Los bretones siguen teniendo fama de grandes y buenos bebedores.
—¡Vamos, vamos con este morapio183! —¡Tragad, que son yerbas!
CAPÍTULO VI Sobre cómo nació Gargantúa de manera muy extraña
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pyot, ‘morapio’, de origen oscuro. Muy empleado por el autor, sin que podamos apreciar idea peyorativa alguna. Se trata simplemente de vino tinto.
M
ientras ellos hablaban de estas pequeñas cosas de bebidas, Gargarrancha empezó a sentirse mal de abajo, por lo que Grangaznate se levantó de la yerba y la reconfortaba amablemente, pensando que se trataba de los dolores del parto, diciéndole que se estuviera allí echada en la yerba de la Saulsaie y que pronto echaría nuevo casco184: por ello le convenía tomar nuevo valor para el nuevo advenimiento de su criaturita y, aunque el dolor la incomodara un poco, éste sería no obstante corto, y la alegría que inmediatamente le vendría le quitaría toda aquella molestia, de manera que sólo le quedaría el recuerdo185. —Sois tan valiente como una oveja —decía él—, daos prisa con éste y hacemos pronto otro. —¡Ah! —dijo ella— ¡Qué a gusto habláis vosotros, los hombres! Por Dios que haré los mayores esfuerzos, puesto que lo queréis. Pero ¡ojalá quisiera Dios que lo tuvierais cortado! 184
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Como a los caballos, que les crece el casco desgastado cuando permanecen largo tiempo en los prados blandos. En las ediciones de 1535 y 1537 había aquí una alusión a santa Margarita de Antioquía: en aquella época, la ayuda al parto solía ser leerle a la parturienta algunos pasajes de la vida de la santa. Como en otras ocasiones, Rabelais suprime en la edición de 1542 determinadas alusiones burlescas a algunas creencias religiosas del momento.
—¿El qué? —dijo Grangaznate—. —¡Ah! —dijo ella— ¡Qué simple sois! Lo entendéis perfectamente. —¿Mi miembro? —dijo él— ¡Sangre de cabras! Mandad traer un cuchillo, si os parece bien. —¡Ah! —dijo ella— ¡No lo quiera Dios! ¡Que Dios me perdone! No lo dije de corazón; y, por lo que yo he dicho, no hagáis ni más ni menos. Pero tendré mucho quehacer hoy, si Dios no me ayuda, y todo por vuestro miembro, por que estuvierais a gusto. —¡Animo, ánimo! —dijo él—. No os preocupéis de nada y dejad hacer a los cuatro bueyes de delante 186. Yo voy a tomar unos cuantos tragos y más. Si entretanto os llega algún dolor, estaré cerca. Dadme un bocinazo y regresaré. Poco después, empezó a suspirar, a quejarse y a gritar. Inmediatamente aparecieron por todas partes montones de comadronas; y, al palparla por abajo, encontraron algunos trozos de pellejo de bastante mal gusto y pensaban que fuera el niño; pero era el sieso, que se le escapaba por relajamiento del intestino recto —que vosotros llamáis tripa del cagalar— por haber comido demasiados callos, según hemos dejado dicho más arriba.
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Comparación con el esfuerzo de echar a andar una carreta pesadamente cargada. Una vez en movimiento, el arrastre es menos trabajoso.
Conque una sucia vieja de la compañía, que tenía fama de ser grande en medicina y había llegado allá desde Brizepaille, cerca de Saint-Genou, hacía sesenta años, le hizo un restrictivo tan tremendo que todos los esfínteres le quedaron tan opilados y apretados que sólo con gran esfuerzo, con los dientes, habríais podido abrirlos, lo que es algo muy horrible de pensar: lo mismo que el diablo en la misa de san Martín, que anotaba por escrito el comadreo de dos alegres mujeres, y a dentellada viva alargó el pergamino. Ante semejante inconveniente se soltaron por arriba los cotiledones de la matriz, por los que salió el niño y entró en la vena cava y, rampando por el diafragma hasta la altura de los hombros (en donde tal vena se separa en dos), tomó el camino de la izquierda y salió por la oreja siniestra. Nada más nacer, no chilló como los demás niños: «¡Ngüé, ngüé!», sino que exclamó en alta voz: «¡A beber, a beber!», como invitando a todo el mundo a beber, de tal manera que se oyó en toda la comarca de Beuxe y de Viverais.
Me temo que no creáis con seguridad este extraño nacimiento. A mí no me preocupa si no lo creéis, pero un hombre con sentido común cree siempre lo que le dicen y lo que está escrito. ¿Es algo en contra de nuestra ley, de nuestra fe, en contra de la razón, en contra de la Santa Escritura? Por mi parte, no encuentro nada escrito en las Bi-
blias santas que esté en contra de esto. Pero si la voluntad de Dios hubiera sido tal, ¿diríais que no lo habría podido hacer? ¡Ea, por favor! No os enredéis nunca los espíritus con estos pensamientos vanos, pues os digo que para Dios no hay nada imposible y, si así lo quisiera, las mujeres tendrían desde ahora en adelante los niños por la oreja. ¿No fue engendrado Baco por el muslo de Júpiter? ¿No nació Rocatallada del talón de su madre? ¿Y Zampamoscas187, de la alpargata de su ama de cría? ¿No nació Minerva del cerebro, por la oreja de Júpiter? ¿Y Adonis, por la corteza de un árbol de mirra? ¿Cástor y Pólux, de una cáscara de huevo puesto y abierto por Leda? Pues quedaríais mucho más boquiabiertos aún y extrañados si os expusiera ahora todo el capítulo de Plinio en el que habla de los nacimientos raros y contra natura; yo no miento, sin embargo, tanto como él. Leed el libro séptimo de su Historia natural, capi. iij, y no me perturbéis más el seso.
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Rocatallada y Zampamoscas son dos personajes inventados por Rabelais, puestos aquí en pie de igualdad con los dioses y héroes mitológicos.
CAPÍTULO VII Sobre cómo se le impuso nombre a Gargantúa y como sorbía el morapio
E
l bueno de Grangaznate, que estaba bebiendo y riendo como los demás, oyó el grito horrible que su hijo había dado al salir a la luz de este mundo, cuando bramaba diciendo: «¡A beber, a beber!». De manera que dijo: «¡Qué grande la tuya188!» (supple189 la garganta). Al oír esto, los asistentes dijeron que verdaderamente debía llevar por nombre Gargantúa, puesto que tal había sido la primera palabra del padre a su na188
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Lo que Grangaznate dice —en francés y con la boca llena— es Que grand tu as ! que se parece bastante a lo que creen oír los presentes: Gargantua, nombre que finalmente se da a la criatura. Al igual que los nombres de sus padres, viene a querer decir ‘gran garganta’ o, por lo que fácilmente podemos entender, ‘gran comilón’.— El nombre de Gargantua no es original de Rabelais, sino que éste lo toma de las Grandes Cronicques (cfr. nota 1 de la Presentación) que, a su vez, no hacían más que propagar el remoquete de un visitador del obispo de Limoges (conocido al menos desde 1471). Dada la época y la forma indudablemente meridional del término, debemos considerar que era palabra acentuada en la sílaba -gan-, por lo que en castellano deberíamos decir Gargantua; respetamos, sin embargo, Gargantúa por la admisión generalizada que tiene ya en nuestra lengua. supple, de SUPPLERE, ‘completar añadiendo lo que falta’; en este caso, la garganta, según el propio Rabelais nos dice.
cimiento, a imitación y ejemplo de los antiguos hebreos 190. Cosa que éste consintió y gustó mucho a la madre. Y, para calmarlo, le dieron de beber buenos tragos191 y lo llevaron a la pila y allí fue bautizado, como es costumbre de buenos cristianos192. Y se ordenó que le trajeran diecisiete mil novecientas trece vacas de Pontille y de Bréhémont 193 para darle la leche de ordinario. Pues no era posible encontrar en todo el país ama de cría capaz, dada la gran cantidad de leche requerida para alimentarlo, por mucho que algunos doctores escotistas194 hayan afirmado que su madre lo alimentó y que ésta podía sacarse de las tetas mil 190
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Alusión a Zacarías, que recuperó el habla para dar nombre a su hijo, según leemos en Lucas, I, 60. à tyre larigot, de tirer y larigot (de origen oscuro, aparece atestiguado por primera vez en un estribillo de Christine de Pisan, en 1403); boire à tire-larigot es ‘beber abundantemente y sin descansar’. Pulla del autor contra los anabaptistas, que negaban todo valor sacramental al bautizo de los niños antes de tener uso de razón. Pontille (Pautille en el texto rabelaisiano del siglo XVI) es aldea que depende de la comuna de Cinais, cerca de Chinón, a orillas del río Vienne; Bréhémont está en el cantón de Azay-le-Rideay, entre los ríos Loira, Indre y Cher. Son, pues, lugares que existen y que conservan sus nombres prácticamente inalterados. Alusión al franciscano escocés Jean Duns Scot (1265-1308), escolástico oscurantista que fue maestro de Teología en la Sorbona desde 1302 hasta su muerte; Rabelais lo ridiculiza en más de una ocasión, según iremos comprobando. La doctrina «escotista» (realismo escolasticista) tenía aún seguidores en el XVI.
cuatrocientas pipas195 y nueve cántaras de leche cada vez, lo que no es verosímil, y la tesis ha sido declarada tetúdicamente196 escandalosa, ofensiva para los oídos piadosos, y de lejos se entiende que es herética197. En tal estado pasó hasta el año y dieciséis meses, tiempo en que, por consejo de los médicos, empezaron a pasearlo y le hicieron una bonita carreta de bueyes, invención de Jehan Denyau198. En ella lo paseaban alegremente de aquí para allá; y se hacía ver mucho pues tenía buena cara y casi dieciocho barbillas; y sólo gritaba muy poco; pero se cagaba encima a todas horas, pues era maravillosamente flemático de nalgas, tanto por su com195
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La pippe era una cuba o tonel de capacidad variable para trasvasar vino; en París, equivalía a un muid (274 litros) y medio. Dejamos este genérico ‘pipa’, pese a que no refleja cantidad determinada. mammallement, adverbio formado por Rabelais a partir de mamal, ‘que tiene tetas’, ‘tetudo’ (que en francés recuerda la manera como un tartamudo pronunciaría malement, ‘malamente’, según viene siendo tradicionalmente observado por la práctica totalidad de comentaristas rabelaisianos). En las ediciones de 1535-37, se dice declarada escandalosa por la Sorbona. Y claro es que no se trata de ningún error, sino de un cambio chusco, según observa Pierre Michel, más cómico y, además, más prudente. Traducción que Rabelais hace de la fórmula Sententiam piarum aurium offensivam et æressim sapientem que empleaba la Sorbona en sus condenas. Personaje no localizado. El apellido Denyau —también con la grafía Deniaulx— era relativamente conocido en la región: hay constancia de una familia Deniaulx en Geneston (departamento del Loira), al menos desde comienzos del XVI.
plexión natural como por la disposición accidental que le había venido de sorber demasiada sopa septembral199. Y no sorbía ni una gota sin motivo, pues si ocurría que estuviera despechado, enfurecido, enfadado o pesaroso, si le daba una pataleta, si lloraba, si gritaba, le traían de beber y lo volvían a su estado normal y rápidamente se quedaba callado y contento. Una de sus gobernantas me dijo, jurándolo por su fe, que estaba tan acostumbrado a ello que sólo con el ruido de las pintas y de las frascas ya entraba en éxtasis, como si saboreara las delicias del paraíso. De tal manera que ellas, considerando divina esta complexión, para ponerlo contento hacían sonar por la mañana delante de él vasos con un cuchillo o frascas con el tapón o pintas con la tapa, a cuyo son se alegraba, se estremecía y él mismo se acunaba meneando la cabeza, monocordeando200 con los dedos y baritoneando con el culo.
CAPÍTULO VIII Sobre cómo se vistió a Gargantúa 199
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La purée septembrale es, naturalmente, el vino, que se obtiene en septiembre. monochordisant, ‘jugueteando con los dedos como si estuviera tocando el monocordio’.
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iendo él de esa edad, su padre ordenó que le hicieran vestidos según su librea, que era blanca y azul. Así se trabajó y los hicieron, cosieron y cortaron a la moda que por entonces corría. Por las antiguas pancartas201 que se encuentran en la Cámara de los Condes de Montsoreau202, tengo que fue vestido como sigue: En la camisa se emplearon novecientas anas 203 de tela de Châtellerault204 y doscientas en los bolsos 205 como almohadillas que pusieron bajo las axilas. Y no estaba en absoluto fruncida, porque el frunce de las camisas no se inventó sino después de que las camiseras, cuando tenían rota la punta, empezaron a trabajar con el culo206. 201
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pantarches, sin duda por metátesis sobre pancharte (del latín medieval PANCARTA, de formación grecolatina). Se trataba simplemete de un pergamino en el que se reproducían documentos. Pequeña localidad en la confluencia de los ríos Vienne y Loira. Desde luego, nunca tuvo Cámara de los Condes. El ana, aunque de valor variable, era poco más o menos un metro. El francés aulne vale 1 188 milímetros en París. En el departamento de Vienne, célebre por sus telas (siglos XVI y XVII). En realidad, cousson, de gousse (origen oscuro), es ‘hueco de la axila’; posteriormente pasa a ser el bolsillo que ahí se llevaba. cul es propiamente ‘culo’; en este caso, se trata de la parte de la aguja donde se encuentra el ojo. Rabelais juega con las palabras; en castellano mantenemos ‘culo’, quizás algo más chocante que en francés, pero que nos permite prácticamente similar sobre-
En el jubón se emplearon ochocientas anas de raso blanco; y en las agujetas207 mil quinientas nueve pieles y media de perro. Entonces fue cuando empezó la gente a atarse las calzas al jubón, y no el jubón a las calzas; pues es contra natura, según ha declarado ampliamente Olkam208 a propósito de los Exponibles209 del señor de Altascalzas210. En las calzas se emplearon mil ciento cinco anas y un tercio de estameñete blanco. Y fueron acuchilladas en forma de columnas, estriadas y almenadas por la trasera, a fin de no recalentar los riñones. Y por dentro de las rasgaduras se ahuecaba un damasco azul, tanto como era necesario. Y notad que tenía muy hermosas piernas 211 y bien proporcionadas con el resto de su estatura. 207
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entendido. Las aigueillettes eran las tiras de cuero que se utilizaban para atar las calzas al jubón. Mantenemos el término, que viene definido en el diccionario de Autoridades como ‘tira o cinta con un herrete en cada punta, que sirve para atacar los calzones, jubones y otras cosas’. Está asimismo en el DRAE. Alusión a William Ockam (1280-1349), fraile franciscano inglés de principios del siglo XVI, que capitaneaba la escuela nominalista. Discípulo y, posteriormente, adversario de Duns Scot (véase cap. VII). Parte formal de la lógica. Hautechaussade, personaje imaginario rabelaisiano al que, por el contexto y alejándonos mínimamente del original francés, damos en español el nombre que queda dicho. Rabelais vuelve a mezclar ficción y realidad al colocar a este inventado personaje suyo junto a Ockam.
En la bragueta se emplearon dieciséis anas y un cuarto de esta misma tela. Y era la forma de aquélla como un arbotante, bien sujeta y con gracia a dos bonitas argollas de oro, cogidas con dos corchetes de esmalte, en cada uno de los cuales habían engarzado una gran esmeralda del tamaño de una naranja. Pues (como dicen Orfeo, libro De lapidibus, y Plinio, libro ultimo212) ésta posee propiedad eréctil y confortadora del miembro natural. La abertura de la bragueta media una cana213 de largo, acuchillada lo mismo que las calzas, con el damasco ahuecado como antes. Pero, viendo el precioso bordado de cañutillo y los plisados entrelazados de orfebrería, guarnecidos con finos diamantes, finos rubíes, finas turquesas, finas esmeraldas y broches pérsicos, lo habríais comparado a un hermoso cuerno de la abundancia, como los que se ven en las antiguallas214 y como el que dio Rea215 a las dos ninfas, Adrastea e Ida, nodrizas de Júpiter; siempre 211
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griefves, del árabe GAURAB, que es, en principio, la ‘ropa que cubre la parte baja de la pierna’. Nótese el inglés greave, ‘polaina’. Ni el De lapidibus (atribuido a Orfeo) ni el libro ultimo de la Historia natural (de Plinio), aunque es cierto que hablan de las esmeralda, dicen nada de la virtud que aquí se menciona. une canne es la medida que da Rabelais para la bragueta en cuestión; valía aproximadamente 1,9 metros. La vara —unidad de medida más común en España— sólo valía 835 milímetros y 9 décimas en Castilla, y 772 milímetros en Aragón. Damos por suficiente la equivalencia de una cana, que tenía un muy impreciso valor de aproximadamente 2 metros. Véase nota 16 del cap. I.
generoso, siempre suculento, rezumante, siempre verde, siempre florido, lleno de humores, llenos de flores, lleno de frutas, lleno de todas las delicias. ¡Y confieso a Dios 216 si el pequeño no la enseñaba bien! Pero os explicaré mucho más en el libro que he escrito Sobre la dignidad de las braguetas217. Os adelanto una cosa: y es que si era muy larga y muy amplia, si estaba bien guarnecida por dentro y bien provista, en nada se parecía a las hipócritas braguetas de un montón de pisaverdes 218, que no están llenas sino de viento, para gran perjuicio del sexo femenino. En los zapatos se emplearon cuatrocientas seis anas de terciopelo azul carmesí. Y fueron acuchillados primorosamente en líneas paralelas unidas en cilindros uni215
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El dios Zeus nació de Rea y de Cronos, que devoraba a sus hijos porque temía ser destronado por uno de ellos. Para evitarlo, Zeus fue entregado en custodia a Adrastea e Ida, que lo alimentaron con la leche de la cabra Amaltea. Un cuerno roto de esta cabra, lleno de frutos y de flores, se convierte en el cuerno de la abundancia. Normalmente, la exclamación debería haber sido Je renie Dieu si…!, ‘¡Reniego de Dios si…!’, pero Rabelais la lanza exactamente al contrario: je advoue Dieu, ‘confieso a Dios’, dejando al lector el arte de interpretar. Recuérdese que, en su prólogo, Rabelais ya habla de este mismo libro, que nunca escribió. muguet, alteración del antiguo provenzal muscada (del bajo latín MUSCUS que, a su vez, proviene del árabe MISK). Se aplicaba al joven elegante y algo afeminado, sin duda por el fuerte olor con que se perfumaba.
formes. En la suela se utilizaron mil pieles de vaca parda, cortadas en forma de cola de merluza219. En el sayo se emplearon mil ochocientas anas de terciopelo azul, teñido de grana, bordado todo alrededor con bonitas hojas de viña220 y, por el centro, con pintas 221 de cañutillo de plata, entrelazadas con vergas222 de oro con profusión de perlas: con esto se ponía de relieve que sería un gran soplapintas223 de mayor. El cinturón tenía trescientas anas y media de sarga de seda, una mitad blanca y la otra azul (o estoy muy equivocado).
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queues de merluz deriva posteriormente a queue de morue, como la cola del frac, que iba estrechándose, partida en dos. Las vignettes eran, al principio, adornos que reproducían hojas o ramas de viña. El valor que hoy le conocemos a viñeta (en general: ‘dibujo que se pone como adorno al principio y al fin de los capítulos, alrededor de las páginas o en cualquier otro sitio de los libros, etc.’) es de finales del siglo XV. Pensamos, sin embargo, que la realidad de lo que pretende Rabelais queda mejor reflejada para hoy con la traducción que hacemos. La pinta —que aparece con cierta frecuencia en Rabelais— es una medida para líquidos (media azumbre; es decir un litro aproximadamente) y la jarra que tiene esa capacidad. Mantenemos, en lo posible, una doble interpretación que el propio Rabelais no aclara. Recordemos, no obstante, que una tela vergée es la que está entramada con algunos hilos más gruesos o de distinta tonalidad que los demás, como en castellano el papel vergé, vergueteado o verjurado. Véase el prólogo del autor.
La espada no era valenciana, ni el puñal de Zaragoza, pues su padre odiaba a todos esos hidalgos borrachos 224, enmarranados225 como diablos; sino que le dieron una bonita espada de madera y un puñal de cuero cocido, pintados y dorados como a cualquiera le gustaría. La bolsa se hizo con un escroto de elefante que le dio Her Pracontal, procónsul de Libia226. En la blusa se emplearon nueve mil seiscientas anas menos dos tercios de terciopelo azul igual que el de antes, todo rehilado de oro en diagonal, con lo cual por exacta perspectiva resultaba un color innominado, como el que podéis apreciar en el cuello de las tórtolas, que alegraba maravillosamente el ojo a los espectadores. En el gorro se emplearon trescientas dos anas y un cuarto de terciopelo blanco. Y era de forma amplia y re224
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Rabelais dice indalgos borrachous (pretendiendo seguramente decirlo en español) aunque el título de hidalgo nunca fuera empleado en Aragón ni en Valencia, sino en Castilla. Eran marranes los conversos recientes; decimos aún hoy en español marrano al hombre que actúa con vileza, al descomulgado o maldito; y se aplicaba despectivamente al converso que judaizaba a escondidas. En esta acepción, la palabra toma origen en el castellano y el portugués del siglo XVI. A veces, se explica como juego de palabras con el verbo ‘marrar’ (marranos son los que marran o fallan en el respeto a sus nuevas creencias) y el nombre ‘marrano’ (que en su étimo árabe MUHARRÁM contiene una idea de ‘prohibición religiosa’). Algunos comentaristas citan a un tal Humbert de Pracontal, que puede que fuera corsario a las órdenes de Francisco I, sin que se sepa gran cosa de su vida.
donda según el tamaño de la cabeza, pues decía su padre que esos gorros a la marrabesca 227, hechos como una costra de empanada, traerían algún día desgracia a los pelones228. En el plumero llevaba una hermosa y gran pluma azul, arrancada a un anacrótalo del país salvaje de Hircania229, colgando muy primorosamente sobre la oreja derecha. Por escarapela llevaba, sobre una platina de oro que pesaba sesenta y ocho marcos230, una figura de esmalte adecuado que reproducía un cuerpo humano con dos cabezas mirándose la una a la otra, cuatro brazos, cuatro pies y dos culos, tal como dice Platón, in Symposio231, que era la naturaleza humana en sus comienzos místicos; y todo alrededor estaba escrito en caracteres jónicos: 227
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La palabra marrabeise es una composición del autor entre marrane (véase nota sobre el particular, más arriba) y arabe, dándole una forma adjetiva de valor claramente despectivo. Emplea Rabelais tonduz criticando la moda de la época de llevar el pelo casi rapado, precisamente por influencia árabe, asimilándola además a la de llevar gorros como los que acaban de ser mencionados en el texto. Comarca de la antigua Persia, en el litoral sur y sudeste del mar Caspio. Era símbolo de lo salvaje, muy empleado por los clásicos españoles del Siglo de Oro. El marc pesaba 8 onzas, es decir 244,75 gramos; corresponde al marco (= media libra; la libra pesaba 16 onzas). La insignia de Gargantúa pesaba, pues, 16,643 kilogramos. Diálogo sobre el amor, en El banquete.
AGAPE OU ZETEI TA EAUTES232 Para llevar al cuello, le regalaron una cadena de oro que pesaba veinticinco mil sesenta y tres marcos de oro, hecha en forma de gruesas bayas, entre las que iban engarzados gordos jaspes verdes, grabados y tallados en forma de dragones, totalmente rodeados de chispas y de rayos, como los que llevaba antiguamente Nekepsos 233; y le bajaba hasta la boca del estómago: por lo que toda la vida tuvo los beneficios234 que los médicos griegos saben. Para los guantes se trabajaron dieciséis pieles de trasgo y tres de hombre lobo235 para el ribete236; y de tal materia le fueron hechos por disposición de los cabalistas de Saint-Louand237. 232
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De la epístola de san Pablo a los Corintos, I: ‘La caridad no busca su propio provecho’. Nekepsos reinó en Egipto desde el 681 al 647 a.C. Rabelais habla en realidad de émolument, que hasta finales del siglo XVII conserva su valor latino de ‘beneficio’, ‘favor’, sin la idea de ‘retribución’ que hoy tiene. Al jaspe se le atribuía la propiedad de ayudar a la digestión. loups garous es forma que viene del fráncico *WARI-WULF, ‘hombre lobo’. La creencia en el hombre lobo estaba muy extendida en el siglo XVI; a su piel, como a la de los duendes o trasgos, se le atribuían propiedades tales como la de ser incombustible, incluso impenetrable a las armas. No debe confundirse brodure del texto francés (que no es sino bordure, ‘borde’, ‘ribete’, por metátesis popular de la r) con broderie, ‘bordado’. Posiblemente esté arremetiendo el autor contra los monjes benedictinos de la abadía de Saint-Louand, pueblo cercano a Chinón.
Entre los anillos (que su padre quiso que tuviera para renovar el antiguo signo de nobleza), llevaba, en el dedo índice de la mano izquierda, un carbunclo tan gordo como un huevo de avestruz, engastado primorosamente en oro de sarafo238. En el dedo médico239 de la misma, llevaba un anillo hecho con los cuatro metales240, aleados de la más maravillosa manera que jamás se haya visto, sin que el acero rozara el oro, sin que la plata oprimiera el cobre; todo ello lo hizo el capitán Chappuys241 y Alcofribas, su hombre de confianza. En el dedo médico de la diestra tenía un anillo hecho en espiral en el que se había engastado un balaje perfecto, un diamante en punta y una esmeralda de Fisón242, de precio inestimable, pues Hans
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En el cap. XIV del Quart Livre también ataca Rabelais a estos mismos monjes. Antigua moneda persa o egipcia hecha de oro muy puro. Llamábase médical al dedo anular. El adjetivo annulaire no aparece atestiguado hasta 1539; en 1598 encontramos por primera vez doigt annulaire, que se elide en annulaire (como sustantivo, pues, indicando el dedo en el que se lleva normalmente el anillo) a mediados del XVII. El oro, la plata, el cobre y el acero eran (de siete que generalmente se utilizaban) los cuatro metales más empleados en alquimia. Se conoce la existencia del capitán Chappuys, también marino al servicio del Francisco I. En cuanto a Alcofribas, recuérdese o que se ha dicho sobre el nombre de autor que utilizaba Rabelais. El Fisón es uno de los cuatro ríos del Paraíso Terrenal: el Tigris, el Éufrates, el Geón y el Fisón (los dos últimos, desconocidos).
Carvel243, gran lapidario del rey de Melinda, lo había valorado en sesenta y nueve millones ochocientas noventa y cuatro mil dieciocho monedas de vellón244; así lo valoraron también los Fugger de Augsburgo245.
CAPÍTULO IX Los colores y la librea de Gargantúa 243
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La Fábula del anillo de Hans Carvel es conocida al menos desde Poggio Bracciolini (1380-1459) y Ariosto (1474-1533). La Fontaine (1621-1695) la populariza en su cuento L’anneau de Hans Carvel. moutons à la grande laine, monedas en las que figuraba el cordero de san Juan Bautista o Agnus Dei. Hay en España una moneda muy similar en época de los reyes Juan I (1358-1390) y Juan II de Castrilla (1405-1454), llamada Agnus Dei o Vellón blanco. Les Fourques d’Axbourg: la familia Fugger —que llega hasta nuestros días—, comerciantes afincados en Augsburgo, se enriqueció con la plata del Tirol y actuando como prestamistas y especuladores por toda Europa. También trabajaron en España; en castellano, tenemos el término fúcar, ‘hombre muy rico’, que proviene del nombre de esta familia, «que prestó grandes sumas a la monarquía y a la nobleza española de los siglos XVI y XVII», según leemos en el diccionario etimológico de Corominas; el de autoridades añade: «tomóse la voz de los Condes Fúcares Alemanes, que adquirieron mucho caudal». En efecto, a principios del XVI, uno de ellos prestó grandes cantidades de dinero a los emperadores Maximiliano y Carlos V, lo que valió a los descendientes el título de Conde del Imperio.
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os colores de Gargantúa fueron el blanco y el azul, como habéis podido leer más arriba, y por ellos quería su padre que se entendiese que el retoño era para él una alegría celestial; pues el blanco le significaba alegría, placer, delicias y regocijo; y el azul, cosas celestiales. Comprendo muy bien que, al leer estas palabras, os burléis de este viejo bebedor y reputéis lo expuesto sobre los colores como rebuscado y aborrecible, y digáis que blanco significa fe y azul firmeza246. Pero, sin inmutaros ni poneros furiosos ni acaloraros ni alteraros (pues los tiempos están peligrosos), contestadme, si os parece bien. No utilizaré más apremio sobre vosotros, ni sobre otros, sean quienes sean; sólo os diré una palabra acerca de la cuestión247. ¿Quién os mueve? ¿Quién os empuja? ¿Quién os dice que el blanco significa fe y el azul firmeza? Cierto libro (decís vosotros) de tres al cuarto248, que venden los buhoneros y los mercachifles249, llamado El blasón de los
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Interpretación conforme a la heráldica. vous diroy un mot de la bouteille es lo que escribe Rabelais; pero hemos de entender esta bouteille como ‘cuestión’ o ‘asunto’ de que hablamos, sin mayores intenciones. trépelu (formación con très, ‘muy’, y pelu, ‘peludo’), ‘con mucho pelo’, ‘barbudo’. Aquí, ‘descuidado’, ‘sin valor’, según su acepción popular.
colores250. ¿Quién lo ha escrito? Quienquiera que sea ha sido prudente no poniendo su nombre. Aunque, en definitiva, no sé qué admirar más de él, si su petulancia o su tontería: Su petulancia, que, sin razón, sin causa aparente, ha osado escribir por su autoridad privada qué cosas serían designadas por los colores, lo cual es costumbre de tiranos, que pretenden que su arbitrio sea la razón, no de sabios y doctos, que contentan a los lectores con razones manifiestas; Su tontería, que ha estimado que, sin más pruebas ni argumentos válidos, todo el mundo acomodaría sus divisas a tales imposiciones papanatas251.
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Convertimos en ‘buhoneros’ y ‘mercachifles’ las formas francesas bisouards y porteballes, que vienen ambas a ser casi una misma cosa; se trata, más exactamente, de los montañeses que, durante los tiempos crudos y fríos del invierno, bajaban a vender cosas de lugar en lugar, llevándolas todas a cuestas en grandes bultos. Somos conscientes de que en castellano añadimos un valor de baratija que en francés no está; interesa, no obstante, la coincidencia de carga despectiva que se da en los términos franceses y españoles empleados. El blasón de los colores en armas, libreas y divisas, de Sicilio (hacia 1458), traducido al francés en 1528, e incluso puesto en verso. badaudes, femenino plural de badaud, del provenzal badau, que viene del verbo BAUDAR, ‘quedarse mirando con la boca abierta’. Podemos decir que es precisamente Rabelais quien otorga carta de ciudadanía a esta voz en el francés.
De hecho (como dice el refrán: «En el culo del cagón252 abunda siempre la mierda»), he encontrado algunos restos de bobos de los tiempos de los gorros altos253 que han dado crédito a sus escritos y, según éstos, han compuesto sus apotegmas y dichos, con ellos han encabestrado sus mulas, vestido a sus pajes, cuartelado sus calzas, bordado sus guantes, listado sus camas, pintado sus insignias, compuesto canciones y (lo que es peor) han levantado imputaciones calumniosas y dado golpes traidores clandestinamente contra púdicas matronas254. En tales tinieblas quedan comprendidos esos fanfarrones cortesanos y transmutadores de nombres que, queriendo en sus divisas significar esperanza, mandan pintar
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foyrard, adjetivo formado sobre foire (que es popularmente ‘diarrea’), del latín FORIA, ‘excremento’. La traducción literal del refrán nos parece suficientemente válida y expresiva en este caso. Le temps des haultz bonnetz: los gorros altos eran moda del siglo XV, con Luis XI. La expresión no tiene más valor que el de ‘antiguamente’. Rabelais vuelve a utilizarla en el prólogo del Quart Livre, con esta misma y única acepción posible. Utilizando en público los colores de alguna dama y comprometiéndola consiguientemente.
una esfera255, plumas de pájaro para penas256, aguileña para melancolía257, una media luna para vivir en prosperidad258, un banco roto para banca rota259, non y una armadura para non durhabit260, una cama sin baldaquino para licenciado261, que son homonimias tan ineptas, tan sosas, tan rústicas y bárbaras, que debería atársele una cola de zorra al cuello y 255
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voulens en leurs devises signifier espoir, font portraire une esphère: ambas voces tenían una pronunciación muy próxima a [esper] en el siglo XVI. En este ejemplo, en los siguientes y en nuestra traducción, damos en cursiva los términos que tradicionalmente vienen dándose con algún distintivo tipográfico especial en las ediciones del Gargantua en francés actual.— Nos tenemos que limitar, por otra parte, a una traducción literal, aunque explicada en cada caso, de los diferentes juegos de palabras que nos ofrece el autor. des pennes d’oiseaulx pour poines: ocurre lo mismo que lo dicho en la nota anterior, la pronunciación era muy similar en ambas palabras. La grafía oi, resultante de diversas evoluciones y combinaciones fonéticas, es compleja y ha sido objeto de numerosos estudios e incluso, en ocasiones, de tajantes tomas de postura. Así, por ejemplo, la propuesta de Berain (1675) de escribir ai en lugar de oi cuando la pronunciación era e abierta; propuesta que defiende a ultranza más adelante Voltaire, pero que no es admitida por la Academia hasta 1835 (y sólo para algunos casos concretos: las terminaciones del imperfecto y del condicional; los nombres y adjetivos de nacionalidad como Français, Portugais, etc.; y unas cuantas palabras y terminaciones específicas). Se comprende fácilmente que las vacilaciones de pronunciación a lo largo de los siglos —muy atestiguadas por abundantes casos de rima que hoy resultarían inadmisibles— han sido numerosas. Remitimos al curioso a cualquier tratado de fonética evolutiva de la lengua francesa.
hacerle una máscara con una boñiga de vaca a cada uno de éstos que quisiera de ahora en adelante utilizar tales cosas en Francia, después de la restitución de las buenas letras262. Por las mismas razones (si razones se les puede llamar y no sueños) haría yo pintar un cesto para indicar que se me hace penar263; y un tarro de mostaza para indicar que mi corazón es de quien mucho tarda264; y un orinal es un 257
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l’ancholie pour mélancholie: ancholie, ‘ancolia’ o ‘aguileña’ (ranunculácea de flor azul o violeta); su aproximación a ‘melancolía’ es clara. la lune bicorne pour vivre en croissant: se trata de una media luna (la luna bicorne) en cuarto creciente (croissant), lo que ya nos coloca en vías de la vida de properidad a que alude el texto de Rabelais. un banc rompu pour banque roupte: el español nos permite prácticamente, por una vez, el mismo juego de palabras. non et un alcret pour non durhabit: el alcret o alecret era una armadura ligera hecha de dos piezas metálicas. Esta coraza (que era, en efecto, una prenda de vestir —un habit— indudablemente duro —dur—), precedida del non se convierte en el non durhabit a que inmediatamente se alude. un lict sans ciel pour un licencié: no necesitamos más aclaración que tener delante la forma francesa —y saber que la pronunciación era casi idéntica—. El final después de la restitución de las buenas letras no aparece en las ediciones anteriores a 1542. Es una referencia al Renacimiento. ferais je paindre un penier, dénotant qu’on me faict péner: el cesto sería panier, pero la a tendía a pronunicarse cerrada en e en París, de donde su acercamiento al verbo pener, ‘penar’.
oficial265; y el fondo de mis calzas es un barco de pedos266; y mi bragueta es la escribanía de los decretos 267; y un cagajón de perro es un tronco de esta casa268, en donde duerme el amor de mi amiga. De muy distinta manera lo hacían antiguamente los sabios de Egipto, cuando escribían con letras que llama264
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un pot de moustarde, que c’est mon cueur à qui moult tarde: ni la s ni la l se pronuncian ya en el siglo XVI cuando se hallan en posición trabante, de manera que la confusión es evidente entre moustarde y moult tarde. un pot à pisser c’est un official: el official es el de los tribunales eclesiásticos; pero se llamaba así al orinal, de ahí su relación con pot à pisser (literalmente ‘cacharro para mear’), que hoy se llama pot de chambre. le fond de mes chausses, c’est un vaisseau de petz: este barco de pedos que sería el fondillo de las calzas debe acercarse a paix, ‘paz’, por la pronunciación. Pero Rabelais deja bien clara su afición por lo escatológico (muchísimo menos chocante en su época, por no afirmar que era moneda corriente), y tal afición nos parece lo más mantenible aquí al traducir. et ma braguette, c’est le greffe des arrestz: greffe, aunque en femenino, se presta a ser interpretado como ‘miembro viril’; recordemos , por otra parte, que arressier o arrecier (de donde proviene arrestz) quiere decir ‘poner recto’; y que en castellano existe aún arrecho con el significado de ‘tieso’, ‘recto’ e incluso ‘lujurioso’. Así que arrestz sólo puede ser entendido aquí como ‘erecciones’. un estront de chien, c’est un tronc de ceans: por pronunciación picarda, quedan cerca chien [kien] y ceans [kian], pudiendo entonces pensarse en el tronco o troncho de perro. Las insinuaciones de todo tipo son en Rabelais un auténtico arte al que nosotros no llegamos en nuestra traducción. Las comparaciones, los paralelismos y los sobreentendidos que
ban jeroglíficas, que no comprendía nadie que no comprendiera y comprendía bien quien comprendiera la virtud, la propiedad y la naturaleza de las cosas con aquéllas representadas; sobre ello compuso Oru Apollon dos libros en griego269, y Polifilo en Sueños de amor270 expuso más aún. En Francia tenéis una muestra en la divisa del Señor Almirante271, que llevó primero Octavio Augusto. Pero no levará los trapos mi barco más allá por estos golfos y fondos de mal gusto: vuelvo a recalar al puerto de donde salí. Tengo la esperanza de escribir algún día con más amplitud y demostrar, tanto por razones filosóficas como por autoridad recibida y aprobada por toda la antigüedad, cuáles y cuántos colores existen en la naturaleza y qué puede ser designado por cada uno —si Dios272 me conserva el molde del gorro 273: la jarra del vino, como decía mi abuela—.
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acabamos de leer dan buena medida de ambas afirmaciones. Horus Appolon, gramático griego, autor de Hieroglyphica, conocido en Occidente sólo a partir del siglo XV. Estos Songes d’amour son la Hypnerotomachia Polifili, novela alegórica (de Francesco Colonna, 1499), con muchas inscripciones en hebreo y griego, así como jeroglíficos; es posteriormente traducida al francés por Jean Martin (1546) como Hypnérotomachie ou Discours du songe de Poliphile. Se trata seguramente del almirante de Francia Guillaume de Bonnivet, que fue muerto en Pavía (1525) y cuya divisa era, como la de Octavio Augusto: Festina lente, ‘Date prisa despacio’, simbolizada en sus escudos con un delfín (la velocidad) y un ancla (el lastre que detiene).
CAPÍTULO X Sobre lo que significan los colores blanco y azul
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l blanco, pues, significa alegría, solaz y regocijo; y no sin razón, sino por derecho y a justo título, lo cual podréis verificar si, dejados atrás vuestros prejuicios, queréis atender a lo que seguidamente os expondré. Dice Aristóteles que, suponiendo dos cosas contrarias en su especie, como el bien y el mal, la virtud y el vicio, el frío y el calor, lo blanco y lo negro, la voluptuosidad y el dolor, la alegría y el duelo y así otras, si las emparejáis de tal manera que lo contrario de una especie convenga razonablemente a lo contrario de otra, la consecuencia es que el otro contrario coincide con el otro resto. Por ejemplo: la 272
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En las ediciones anteriores a la de 1542 no hay esta invocación, sino que Rabelais termina el capítulo diciendo: si le prince le veult et commende cil qui en commendant ensemble donne pouvoir et sçavoir, aludiendo a su mecenas y protector: ‘si el príncipe lo quiere y ordena quien, al ordenar, concede a un tiempo poder y saber’. Esta manera de referirse a la cabeza vuelve a ser utilizada por Rabelais en el cap. X del Quart Livre.
virtud y el vicio son contrarios en su especie; también lo son el bien y el mal; si uno de los contrarios de la primera especie conviene a uno de la segunda, como la virtud y el bien, pues sabido274 es que la virtud es buena, lo mismo ocurrirá con los restantes, que son el mal y el vicio; efectivamente, el vicio es malo. Entendida esta regla lógica, tomad estos dos contrarios: alegría y tristeza, y luego estos dos: blanco y negro, pues son físicamente contrarios; si así es que el negro significa duelo, con todo fundamento el blanco significará alegría. Y este significado no está instituido por imposición humana, sino admitido por consentimiento de todo el mundo, lo que llaman los filósofos jus gentium275, derecho universal válido en todas partes. Según ya sabéis suficientemente, todos los pueblos, todas las naciones —exceptuando a los siracusanos y a algunos argivos, que tenían el alma al revés 276—, las gentes de cualquier lengua, cuando quieren demostrar exterior274
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il est sceut que: en la primera edición se lee sceur, que podría interpretarse como seür, antigua forma de sûr, ‘seguro’; pero lo más probable es que se tratara de una errata, posteriormente corregida. jus gentium, ‘la justicia de la gente’: con esta expresión quedaban manifestadas las leyes no escritas y generalmente admitidas. Tanto los siracusanos como los argivos manifestaban el duelo, según dice Plutarco, poniéndose ropas blancas. No son los únicos pueblos que así lo hacen.
mente su tristeza, llevan ropas negras, y todo duelo está hecho de negro. Tal consentimiento universal no se hace si la naturaleza no da algún argumento y razón que todo el mundo puede comprender rápidamente sin recibir más instrucción de nadie, razón a la que llamamos derecho natural. Con el blanco, por la misma inducción natural, todo el mundo ha entendido alegría, regocijo, solaz, placer y deleite. En los tiempos pasados, los tracios y los cretenses señalaban los días afortunados y alegres con piedras blancas; los tristes y desafortunados, con negras277. ¿No es la noche funesta, triste y melancólica? Es negra y oscura por privación. ¿No alegra la claridad a toda la naturaleza? Es más blanca que ninguna otra cosa. Para probar esto os podría remitir al libro de Lorenzo Valle contra Bartolo278; pero el testimonio evangélico bastará: en Mateo, xvij, se dice que, en la transfiguración de Nuestro Señor, vestimenta ejus facta sunt alba sicut lux279, sus 277
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Testimonio tomado de Plinio el Viejo por Alexander ab Alexandro, Geniales dies, IV, 20. En la epístola Ad candidum Decembrem, Lorenzo Valle (humanista italiano de la primera mitad del siglo XV) mantiene esta misma teoría acerca del blanco, en contra de Bartolo (jurisconsulto italiano de la primera mitad del XIV), que afirma que luz es dorada en lugar de blanca. La Vulgata dice: Vestimenta ejus facta sunt alba sicut nix, ‘Su ropa se volvió blanca como la nieve’. Pero Rabelais cita la versión de Erasmo: …sicut lux, ‘como la luz’, que se inspira directamente en
vestidos se volvieron blancos como la luz, blancura luminosa con la que daba a entender a sus tres apóstoles la imagen y la idea de las alegrías eternas. Pues con la claridad están alegres todos los humanos, según tenéis en lo dicho por una vieja que no tenía ni un diente en la boca y aún decía: Bona lux280. Y Tobías (cap. V), que había perdido la vista, cuando Rafael lo saludó, contestó: «¿Qué alegría podré tener yo, que no veo la luz del cielo?» Con tal color testimoniaron los ángeles la alegría de todo el universo en la Resurrección del Salvador (Juan, xx) y en su Ascensión (Act., j281). Con semejantes ropajes ve san Juan Evangelista (Apocal., iiij y vij) vestidos a los fieles en la celestial y beatífica Jerusalén. Leed las historias antiguas, tanto griegas como romanas. Hallaréis que la ciudad de Alba (primer modelo de Roma) fue construida y llamada así por indicación de una cerda blanca282. Hallaréis que si de alguno, después de haber obtenido una victoria sobre los enemigos, se decretaba que entrara triunfante en Roma, entraba en un carro tirado por caballos blancos; lo mismo si entraba en ovación 283; pues 280 281 282
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el texto griego del Evangelio. Elogio de la locura, de Erasmo, cap. XXXI. Hechos de los Apóstoles, I, 10. Eneida, Canto III, vv. 388-393: el hijo de Eneas, Ascanio, encuentra una cerda blanca y funda entonces en aquel mismo lugar la ciudad de Alba, que precede a Roma. Sistema de reconocimiento tras un hecho militar, muy estrecha-
no podían expresar con más certeza la alegría de su venida por otro signo ni color que la blancura. Hallaréis que Pericles, jefe de los atenienses, quiso que aquella parte de sus guardias a los que por suerte tocaban las habas blancas pasaran todo el día en alegría, solaz y reposo, mientras los demás luchaban284. Os podría exponer otros mil ejemplos y casos, pero no es aquí el lugar. Conforme a lo entendido, podéis resolverme un problema que Alejandro Afrodisio declaró insoluble: «¿Por qué el león, que sólo con su grito y rugido ya espanta a todos los animales, nada más teme y reverencia al gallo blanco285? Pues (como dice Proclo, lib. De Sacrificio et Magia286), es porque la presencia de la virtud del sol, que es el órgano y el compendio de toda la luz terrestre y sideral, está más simbolizada y adecuada en el gallo blanco, tanto por semejante color como por su propiedad y orden específico, que en el león. Dice además que bajo la forma
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mente reglamentado en Roma, conforme a los enemigos muertos, al número de prisioneros, al botín alcanzado, etc. La victoria daba lugar al triunfo; y para un éxito menor quedaba la ovación. Relatado en la Vida de Pericles, de Plutarco; era el modo como Pericles seleccionaba a los guerreros que habían de descansar durante el asedio de Samos. Alejandro Afrodisio (siglo XIII) propone una serie de preguntas o problemas que él considera insolubles; lo cierto es que al hablar del gallo no especifica que sea precisamente blanco. Procol (412-485), filósofo griego neoplatónico, comentado por Marsilio Ficini (1433-1499), de donde saca el ejemplo Rabelais.
leonina han sido vistos frecuentemente diablos que, ante la presencia de un gallo blanco, han desaparecido rápidamente287. Por esta causa, los Galli (que son los franceses, así llamados porque son por naturaleza blancos como la leche, que los griegos llaman galá) llevan con gusto plumas blancas en sus gorros, pues son naturalmente alegres, cándidos, graciosos y muy queridos; y por símbolo y emblema tienen la flor más blanca que ninguna otra: el lis288. Si preguntáis cómo con el color blanco la naturaleza nos induce a comprender alegría y regocijo, os contesto que la analogía y conformidad son así. Pues lo mismo que el blanco exteriormente disgrega y esparce la vista, disolviendo manifiestamente los espíritus visivos, según la opinión de Aristóteles en sus Problemas, y de los perspectivos289 (y lo veis por experiencia cuando pasáis los montes cubiertos de nieve, de manera que os quejáis de no poder mirar bien, como Jenofonte escribió que le 287
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Puede hallarse tal afirmación asimismo en los Bestiarios al uso y moda durante la Edad Media. No podemos traducir lys más que por ‘lis’, aunque esto nos limita a la heráldica en castellano. Decir ‘lirio’ nos alejaría del simbolismo que en este párrafo indudablemente se pretende. Tanto visifz, que dejamos en ‘visivos’, como perspectifz, ‘perspectivos’, son voces de la jerga científica de la época de Rabelais. Los Perspectifs (quizá el máximo exponente fuera Lefèvre d’Estaples, que publica su Perspectiva Introductio en 1503) eran especialistas en estudios sobre perspectiva.
ocurrió a su gente290 y como Galeno expone ampliamente, lib. x, De usu partium), de igual forma el corazón por alegría excelente queda interiormente esparcido y experimenta una liberación291 manifiesta de los espíritus vitales; la cual puede ser tan crecida que el corazón quedaría expoliado de su mantenimiento y, por consiguiente. se vería la vida extinguida a causa de esta alegría extrema292, según dice Galeno, lib. xij Metho.293, li. v De locis affectis y li. ij De symptomaton causis, y según Marco Tulio, li. j Questio. Tuscul., Verrio, Aristóteles, Tito Livio, después de la batalla de Canas, Plinio, lib. vij, c. xxxij, A. Gelio, li. iij, xv, y otros que atestiguan que les ocurrió en tiempos pasados a Diágoras Rodiano, Chilón, Sófocles, Dionisio, tirano de Sicilia, Filípides, Filemón, Polícrates, Filistión, M. Juvento y a otros que murieron de alegría 294, y, como dice Avicena295 (in ij canone et lib. De viribus cordis) sobre el azafrán, que alegra tanto el corazón que lo 290 291
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En Anábasis. résolution, del latín RESOLUTIO, ‘acción de desligar o desatar’. Hasta el siglo XVI bien entrado no lo encontramos en su sentido moderno de ‘acción de resolver’. perichairie, formación rabelaisiana sobre el griego PERI-KHARÈS, ‘alegría extrema’. En las ediciones anteriores a la de 1542 falta esta alegría extrema. Referencia al libro XII, en el que Galeno habla de los síncopes, en De Methode Medendi. En la compilación Officina (1520), de Johannes Ravisius Textor (1470-1524), profesor de retórica en el Colegio de Navarra y en París, se hallan estos ejemplos de muerte por alegría máxima.
despoja de vida, si se toma en dosis excesiva, por resolución y dilatación superflua. Ved aquí Alex. Afrodisiano296, lib. primi Problematum, c. xix. He dicho297. ¡Pero...! Estoy adentrándome en esta materia más allá de lo que al principio establecía. Aquí, pues, arriaré velas298, remitiéndome para el resto al libro totalmente consagrado a ello299, y diré en una palabra que el azul significa con certeza el cielo y cosas celestiales, por los mismos símbolos que el blanco significaba alegría y placer.
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Abú Alí-Husain Ibn-Sina (o Avicena, 980-1037), filósofo árabe autodidacta que practicó y enseñó la medicina basándose en las teorías de Galeno. Traducido al latín, su Canon de Medicina es, durante cuatrocientos años, texto de referencia médica muy importante en toda Europa. Alejandro Afrodisias. Et pour cause, que dejamos en He dicho, es una fórmula final o de conclusión del lenguaje jurídico. Se emplea hoy conversacionalmente como muletilla de insistencia. Más literal sería Y con razón. calleroy mes voiles, del verbo caller (hoy, caler), forma normanopicarda tomada del latín técnico CHALARE, ‘suspender en el aire’. Toma sentido marinero en el bajo latín. Decimos en nuestra versión ‘arriaré velas’, manteniendo la noción de ‘abandono de la idea’ que Rabelais expresa. Más literalmente sería ‘Dejaré sueltas al viento mis velas’. Este libro del que habla Rabelais no existe. Quizás fuera un proyecto, pero parece que nunca llegó a realizarlo. Recuérdese el último párrafo del capítulo anterior.
CAPÍTULO XI Sobre la adolescencia de Gargantúa
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argantúa, desde los tres a los cinco años, fue alimentado e instruido en toda disciplina conveniente, por orden de su padre; y ese tiempo lo pasó como los niños de su tierra: a saber, bebiendo, comiendo y durmiendo, comiendo, durmiendo y bebiendo, durmiendo, bebiendo y comiendo. Continuamente300 se revolcaba por el fango, se tiznaba la nariz, se chafarrinaba301 la cara, destalonaba los 300
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En todo lo que sigue de este capítulo, Rabelais ofrece una auténtica torrentera de dichos, refranes, comparaciones y juegos de palabras que no siempre resultan comprensibles hoy —sobre todo si pensamos que no están empleados la mayoría de las veces en sus verdaderos sentidos, sino como insinuaciones y sugerencias al lector—. Tenemos que limitarnos, como en tantas otras ocasiones, a dar una versión casi literal, huyendo de explicaciones excesivamente rebuscadas, con la intención de que cada uno guste del placer del descubrimiento personal. Nos quedamos, pues, casi en lo estrictamente indispensable para una mínima comprensión y un fluido seguimiento de la narración. se chauffouroit, a partir de chaux, del latín CALX, ‘cal’. Existían el sustantivo chaufour, ‘horno de cal’, desde finales del siglo XVI, y el verbo fourrer, ‘forrar’, ‘llenar’. Probablemente de un cruce de ambos, y dado la intención impresiva de la voz, Rabelais sacara este verbo se chauffourer, ‘mancharse o llenarse de blanco’. Damos ‘chafarrinarse’ en nuestra versión a sabiendas de que no es exac-
zapatos, se quedaba a menudo boquiabierto mirando las moscas y corría con gusto tras las mariposas 302, cuyo gobierno llevaba su padre. Se orinaba en los zapatos, se cagaba en la camisa, se sonaba en las mangas 303, se le caía el mocarro304 en la sopa y chapoteaba por todas partes y bebía en la zapatilla y se rascaba de ordinario la barriga con un canasto. Se afilaba los dientes con un zueco, se lavaba las manos en el cocido, se peinaba con un vaso, se sentaba entre dos sillas con el culo en el suelo, se cubría con un saco mojado, bebía mientras tomaba la sopa, se tomaba la torta305 sin pan, mordía riendo, reía mordiendo,
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tamente lo mismo; pero cabe la aproximación por similitud de forma y por fuerza expresiva. parpaillos, véase cap. III. Aquí, nos parece oportuno mantener ‘mariposas’, sin lo cual no se comprenderían las correrías de Gargantúa. il se mouschoyt à ses manches no aparece en las ediciones anteriores a la de 1542. il mourvoit, del verbo mourver (hoy sólo nos queda morve y morveux en francés), seguramente a partir de la forma meridional gourme, del fráncio *WORM, ‘muermo’ o ‘moquillo’ (según el animal de que se trate). fouace, del latín popular FOCACIA (ya en el siglo XII, Isidoro de Sevilla dice focacius panis para hablar del pan cocido bajo las cenizas del hogar). La fouace es una especie de torta muy similar al pan en lo que a su composición básica se refiere. En el cap. XXV de este mismo libro tendremos oportunidad de comprobar la importancia que estas fouaces llegan a alcanzar. Lo más próximo desde el punto de vista etimológico sería traducir por ‘hogaza’; pero esto engañaría sobre lo que en realidad son las fouaces de
escupía con frecuencia en la bacineta, se ventoseaba de gordo, meaba al sol, se metía en el agua para protegerse de la lluvia, golpeaba en frío306, soñaba en hueco, se hacía el melindroso, desollaba la zorra307, rezaba el padrenuestro como un loro308, volvía a sus corderos309, les daba la vuelta a las cerdas en el heno 310, le pegaba al perro delante del león, ponía la carreta delante de los bueyes, se
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Lerné, que son las que aquí andan en juego y que presentan un sabor ligeramente dulce, por la miel que llevan. Alusión al refrán que dice, en francés, que hay que golpear el hierro mientras está caliente, y no después. Los acercamientos en contrapunto a refranes y dichos populares son, insistimos, frecuentes en todo este capítulo. escorchoyt le renard, propiamente sería ‘despellejaba al zorro’; pero écorcher o piquer un o le renard es ‘devolver, ‘vomitar’ (generalmente, por efectos de una borrachera). Tal expresión, hoy prácticamente inusitada, ha sido sustituida popularmente por renarder, ‘devolver’, o los populares ‘echar la pota’ o ‘potar’del español. De todas formas, recordemos que en castellano tenemos el muy clásico la zorra, «en estilo familiar la borrachera» (Diccionario de Autoridades) y desollar la zorra, con el significado de ‘dormir la mona o la borrachera’. El DRAE recoge desollar el lobo. la patrenostre du cinge, como dice en realidad Rabelais, ‘el padrenuestro del mono’, es el dicho entre dientes, sin interés ni devoción, como un loro. Véase cap. I. tournoyt les truies au foin, cuando lo lógico sería todo lo contrario: darle la vuelta al heno (o la paja) de las cerdas; la expresión se emplea para indicar que algo ha sido hecho al contrario de lo que es normal.
rascaba donde no le picaba, sacaba los gusanos de la nariz311, mucho abarcaba y poco apretaba, se comía primero el pan blanco312, herraba las cigarras313, se hacía cosquillas para reírse, se precipitaba muy bien a la cocina314, preparaba haces de forraje para los dioses 315, hacía cantar el Magnificat a maitines y le parecía muy a propósito, comía coles y cagaba acelgas316, reconocía las moscas en la leche, les hacía perder los estribos a las moscas317, raía el papel, chafarrinaba el pergamino, se iba por 311
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tirer les vers du nez es ‘hacer hablar’; en español diríamos hoy ‘tirar de la lengua’. La expresión manger son pain blanc le premier se emplea para indicar que se aprovecha una buena ocasión cuando ésta se presenta. ferrer les cigales (hoy se dice también ferrer les oies) es ponerse a hacer algo imposible de realizar. Para comer, desde luego. La ofrenda era, pues, de paja en vez de grano, con lo que pretendía engañar a los dioses. choyt pourrée: el verbo chier ha quedado comentado en el cap. V; la pourrée (hoy, poirée) es una variedad de acelga. Pero se empleaba también para designar un inespecífico caldo espeso (que no debe confundirse con purée, de etimología propia, a partir del verbo PURARE latino, ‘estrujar para sacar el jugo’). Quizás Rabelais quiera hacernos pensar en un verde pastoso, más que en las acelgas. faisoyt perdre les pieds aux mousches: perdre le pied es ‘perder el estribo’ (en términos de equitación, sin otras connotaciones) o, simplemente, ‘perder pie’; les pieds de mouches son, por otra parte, ‘letritas ilegibles’, ‘garabatos’. Rabelais cruza ambas expresiones y nos introduce en las dos siguientes, que hacen referencia a los escritos.
pies, tiraba bien del cabrito318, no contaba con la huéspeda319, vareaba los arbustos y no cogía los pajarillos, creía que las nubes eran sartenes de bronce y que las vejigas eran linternas, sacaba del mismo saco dos moliendas, hacía el burro para obtener salvado320, de su puño hacía un mazo, cogía las grullas al primer salto, quería que las cotas se hicieran malla a malla, al caballo regalado siempre le miraba el diente, saltaba del gallo al burro 321, colocaba entre dos verdes una madura, hacía con tierra el hoyo, protegía de los lobos a la luna 322, si las nubes se venían abajo esperaba cazar alondras, hacía de necesidad virtud, hacía la sopa con tal pan, se preocupaba igual de los rapados que de los pelados, todas las mañanas vomitaba323. Los perrillos de su padre comían en su escudilla; él también comía con ellos. Él les mordía las orejas, ellos le
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Se refiere al pellejo del cabrito lleno de vino: bebía abundantemente. comptoyt sans sa houste, que aún se dice hoy, ‘no contaba con la huéspeda’, ‘calculaba con imprevisión’, según los diccionarios. Demerson y Monluc, sin embargo, lo interpretan como ‘irse sin pagar’. faisoyt de l’asne pour avoir son bren, según hemos comentado ya, bren podía ser ‘mierda’. Damos literalmente sauter o passer du coq à l’âne, que es cambiar de conversación o de idea sin orden ni concierto, sin lógica. Puesto que los lobos le aúllan a la luna, según el dicho francés. Véase nota 8, más arriba.
arañaban la nariz; él les soplaba en el culo, ellos le lamían el morro324. Y ¿sabéis qué, hijos325? ¡Que el mal de cuba os haga perder el equilibrio326! Este pequeño sinvergüenza siempre toqueteaba a sus ayas, por arriba y por abajo, por delante y por detrás —¡Duro, borriquillo327!—, y ya empezaba a ejercitar la bragueta, que todos los días sus ayas adornaban con bonitos ramilletes, bonitas cintas, bellas flores, bonitos borlones, y pasaban el rato manoseándola como un magdaleón de emplasto, luego, se desternillaban a reír
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badigoinces, por extensión a partir de babines, de la onomatopeya BAB, ‘labio inferior’, ‘belfo’. hillotz, aumentativo y plural, del latín FILIUM. La forma con h aspirada es, dentro del francés, propia del sur de Francia, donde aún encontramos apellidos como Lahille (que a veces ha pasado a escribirse Laïlle), ’la hija’. que mau de pipe vous byre ! dice Rabelais. Se trata de una imprecación o maldición gascona. El mal de pipe (pipe, ‘tonel’, ‘cuba’) es una borrachera; y byrer es ‘vacilar’, ‘perder el equilibrio’. harry, bourriquet podría ser, según apunta Pierre Michel, parte del estribillo de alguna canción popular de la época; pero, de todas formas, el dato no parece muy relevante. Harry se emplea para hacer andar a las bestias y caballerías. Probablemente tenga su origen en la voz fráncica *HARDJAM, que es ‘endurecer’, ‘poner dura una cosa’ —de ahí nuestra traducción, aunque después de mucho dudar si no sería mejor «¡Arre…!». Pero visto el contexto…
cuando levantaba328 las orejas, cono si el juego las hubiera divertido. Una la llamaba mi pequeña espita, otra mi alfiler, otra mi rama de coral, otra mi botana, mi tapón, mi berbiquí, mi atacador, mi taladro, mi arambel, mi rudo pasatiempo
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El sujeto del verbo, aunque muy alejado, es la bragueta. La presencia del pronombre no deja lugar a dudas en francés.
tieso y bajo329, mi trinchero330, mi salchichita roja, mi pequeño cojón insatisfecho331. —Es mía —decía una. —Mía —decía otra. —¿Y yo? —decía otra— ¿No hay nada para mí? A fe mía que entonces la cortaré. —¡Ah, cortársela! —decía otra—. Le haríais daño, señora. ¿Les cortáis las cosas a los niños? Sería el señor Sin Cola332. Y, para que se divirtiera como los niños de la comarca, le hicieron una bonita voladera con las aspas de un molino de viento de Mirebalais333.
CAPÍTULO XII 329
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rude esbat roidde et bas es una aproximación homonímica a la que tenemos que renunciar en castellano. Quede la traducción sin más, como tantas otras veces. dressouoir es el lugar donde se pone la vajilla, con los platos en posición vertical; es también todo lo que sirve para poner en pie o recto algo. couille bredouille: véase nota 30 del cap. V a propósito de couille; être o rentrer bredouille es propiamente ‘estar o regresar como el cazador que no ha cazado nada’; de donde ‘insatisfecho’. Este chiste no aparece en la edición de 1542. Mirebalais, con algún resto aún de molino de viento, está en el departamento de Vienne.
Sobre los facticios caballos de Gargantúa
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espués, para que fuera durante toda su vida buen caballero, le hicieron un bonito y gran caballo de madera, al que hacía piafar334, saltar, voltear, cocear y bailar, todo a la vez; ir al paso, al trote, al entrepaso335, al galope, a la ambladura, al trote descompuesto336, al paso cansino337, al paso de camello338 y de onagro339; y lo hacía cambiar de capa (igual que cambian de dalmática los monjes según 334
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penader, formado sobre penade, de etimología oscura; se empleaba para ‘piafar’ y ‘hacer chazas’. el entrepas, ‘entrepaso’, es un paso de caballo —de cualquier caballería o bestia de carga— similar al portante o la ambladura. En el trot désuni, ‘descompuesto’ (que es cuando decimos que el caballo «arrastra los corvejones»), el caballo adelanta la colocación de cada posterior para apoyar el alzar de manos. Se da en caballos flojos o muy trabajados o requeridos. El traquenard, ‘paso cansino’, en el que las cuatro batidas son equidistantes. Es al paso un poco lo que el trot désuni es al trote. No confundir con el pasitrote (petit trot), que es un aire de economía con el que el caballo se reserva, ya sea por viejo, ya sea por otros esfuerzos o resabios. El camelin, ‘paso de camello’, es propiamente el ‘paso llano’ en español. Pero mantenemos paso de camello (que es suficientemente explicativo, por otra parte) para poder conservar la oposición con paso de onagro. onagre, ‘onagro’, ‘asno silvestre’. El término no responde a la muy amplia jerga de la equitación ni en español ni en francés.
las fiestas): bayo oscuro, alazán, tordillo, de rata, cervuno, roano, rucio, testerillo en media luna340, abigarrado341, pío, blanco342. Él mismo, con una diabla343 grande, hizo un caballo para la caza, otro de diario con el fuste de una prensa; y con un gran roble una mula con sus gualdrapas de casa. Tuvo además otros diez o doce de refresco y siete de postas. Y a todos los ponía a dormir junto a él. Un día, el Señor de Panensaco344 visitó a su padre con gran séquito y aparato; aquel día, también habían venido a verlo el Duque de Granyantar345 y el Conde de Mojaviento346. A fe mía que la casa resultó un poco estrecha 340
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zencle o zancle, del griego ZÁNKLON, voz siciliana para la hoz, según cuenta Tucídides, VI, 4; explica asimismo que unos piratas de Cumas fundaron una ciudad que los nativos llamaron ZANKLÉ, por la forma que el lugar tenía. Referido a caballos, se trata de una mancha de pelo blanco, en forma de media luna, en la testuz. pécile, del griego POIKÍLOS, ‘de colores variados’, ‘abigarrado’. leuce dice Rabelais, del griego LEUKÓS, ‘blanco’. traine, ‘diabla’, carro compuesto por dos ruedas con su eje, y una larga pértiga, que se usa aún hoy en algunos lugares para el arrastre de grandes troncos. Seigneur de Painensac, traducimos el nombre tal cual; viene a significar ‘que guarda y reserva como un avaro’. Francrepas, traducimos asimismo el nombre de este otro parásito, que viene sencillamente a que le den de comer. Mouillevent es otro más que viene a comer de gorra a casa de Grangaznate.
para tanta gente, y especialmente las cuadras; conque el mayordomo y el furriel del susodicho Señor de Panensaco, para saber si en otro lugar de la casa quedaban cuadras libres, se dirigieron a Gargantúa, muchacho jovencillo, preguntándole en secreto que dónde estaban las cuadras de los caballos importantes, pensando que los niños fácilmente descubren todo. Él los condujo entonces por la escalera principal del castillo, pasando por la segunda sala, a una gran galería por la que entraron a una amplia torre; y, al subir otras escaleras, dijo el furriel al mayordomo: —Este muchacho se burla de nosotros, pues las cuadras no están nunca en la parte superior de la casa. —Eso —dijo el mayordomo— lo tenéis mal sabido, pues conozco sitios en Lyón, en la Baumette, en Chinón 347 y otros, donde las cuadras están en la parte más alta de la vivienda; de manera que puede ser que por detrás haya salida al montadero. Pero se lo preguntaré para más seguridad. Entonces preguntó a Gargantúa: —Mi querido niño, ¿adónde nos lleváis? —A la cuadra —dijo— de mis caballos importantes. Ya estamos llegando, subamos tan sólo estos escalones. 347
Puede ser, como apunta Pierre Michel, una alusión a las casas horadadas en la montaña —que todavía podemos ver hoy en muchos lugares, tanto en España como en Francia—. Las hay concretamente en los sitios que Rabelais enumera: en Houvière (cerca de Lyón), en el convento de la Baumette y en Chinón.
Después, haciéndolos pasar por otra gran sala, los llevó hasta su habitación y, abriendo la puerta: —Aquí están —dijo— las cuadras por las que preguntáis; éste es mi berberisco, éste mi castrado, mi lavedán348 y mi pasitrote. Y, cargándolos con una enorme alzaprima: —Os doy —dijo— este frisón349; me lo trajeron de Francfort, pero será vuestro; es un caballo pequeño y fuerte. Con un terzuelo de azor, media docena de perros españoles y dos lebreles, seréis los reyes de las perdices y las liebres todo el invierno. —¡Por San Juan! —dijeron— ¡Estamos bien! A estas alturas nos toman por frailes350. —De ninguna manera —dijo—; que hace menos de tres días estuvo uno en casa. Adivinad ahora con cuál de estas dos cosas estaban más ocupados: con esconderse de vergüenza o con reírse por el pasatiempo. Bajando ellos así confundidos, preguntó Gargantúa: 348
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lavedan, caballo de carreras de Gascuña, de las cuadras del vizconde de Lavedan; conservamos el nombre en español. La mayoría de los caballos que por aquel entonces se vendían en las ferias de Francfort eran de los Países Bajos, más exactamente de Frisia; de ahí, el apelativo de frisón. A ceste heure avons nous le moine quiere decir ‘hemos sido burlados’; pero Gargantúa lo toma en el sentido de moine, ‘monje’. Juego de palabras que, una vez más, se nos hace imposible traducir, por lo que mantenemos la versión que luego nos permite entender la contestación que da Gargantúa.
—¿Queréis un alboral351? —¿Eso qué es? —dijeron. —Son —contestó— cinco ramas para haceros un bozal. —Por hoy —dijo el mayordomo—, aunque nos pasen por el fuego, no nos llegaremos a quemar, porque nos has untado ya con suficiente tocino352, según creo yo. Mi querido pequeño, nos has puesto heno en los cuernos353, algún día te veré papa. —Así lo creo yo —dijo—; pero entonces vos seréis papín y este bonito papagayos será un perfecto papamoscas354. 351
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aubelière, voz desconocida y que no nos permite interpretación por el contexto. Decimos alboral para mantener una doble aproximación: a la voz francesa y a ‘bozal’ (como se da en el texto de Rabelais entre aubelière y muselière). nous sommes lardez à poinct, ‘estamos suficientemente untados de tocino’; diríamos en español que «nos la han dado con queso», pero nada tendría entonces que ver con la anterior afirmación de que no van a quemarse aunque les den una pasada por el fuego. tu nous a baillé foin en corne, forma de admitir que nos han tratado de tontos, recordando las vacas que, en algunas ferias, se sacaban a la venta con los cuernos rematados de heno. Hoy se dice también bête à manger du foin para indicar que alguien es tonto de capirote. Juego de palabras en cadena: papillon (‘mariposa’, pero damos ‘papín’ —que es un dulce casero— para conservar la alusión al papa que la palabra papillon también tiene en francés; recordemos, de paso, que a los protestantes aún no los llaman papillons en época de Rabelais), insecto y diminutivo de papa, pues; pape-
—Cierto, cierto —dijo el furriel—. —Pero —dijo Gargantúa—, ¿adivináis cuántas puntadas tiene la camisa de mi madre? —Dieciséis —dijo el furriel—. —No decís el Evangelio —dijo Gargantúa—: pues las hay por delante y por detrás355; y las contasteis demasiado mal. —¿Cuándo? —dijo el furriel—. —Cuando hicieron de vuestra nariz —dijo Gargantúa — una botana para sacar un moyo356 de mierda, y de vuestro gaznate un embudo para pasarla a otra vasija, pues los fondos estaban picados357. —¡Vive Dios —dijo el mayordomo—, hemos dado con un hablador! Señor parlanchín, ¡Dios os guarde de todo mal con una boca tan fresca como la que tenéis!
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guay es, además del ave, un ‘papa alegre’ (gai); y el papelard es un ‘hipócrita’, un ‘mojigato’, además de un ‘tragatocino’, y de recordarnos nuevamente al papa. Sólo en parte, como se ve, hemos llegado a trasladar al castellano el juego entre papa y las restantes voces. Nuevo juego de palabras: sens devant et sens derrière, además de entenderse lo traducido, puede interpretarse sens como imperativo de sentir, ‘oler’; y derrière puede ser ‘trasero’. O podría también ser cent, ‘cien’, recordándonos así que se trata de contar botones. Véase nota 11 del cap. IV. éventez, ‘picados’: ‘en mal estado’, si se refiere a los fondos de vino del tonel; ‘agujereados’, si se refiere a los fondillos de las calzas. Ambas referencias pueden entenders en el texto francés.
Bajando así a gran prisa, dejaron caer bajo la arcada de la escalera la gran alzaprima con que los había cargado; dijo entonces Gargantúa: —Sois malos jinetes, ¡qué diantre! El desrabotado os cae en falta cuando lo necesitáis. Si tuvierais que ir de aquí hasta Cahusac358, ¿qué os gustaría más: cabalgar sobre un gamo o llevar una cerda con collar y correa? —Más me gustaría beber —dijo el furriel—. Y, diciendo esto, entraron en la sala de abajo, donde se encontraba toda la compañía y, al contarles esta nueva aventura, los hicieron reír como a un montón de moscas.
CAPÍTULO XIII Sobre cómo Grangaznate conoció el maravilloso espíritu de Gargantúa mediante el invento de un limpiaculo
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El señorío de Cahussac se encuentra en Villeneuve-sur-Lot. Era, en aquella época, propiedad de la familia Estissac, protectores de Rabelais y de los humanistas en general.
H
acia el final de su quinto año, Grangaznate, a la vuelta de la derrota de los canarros 359, visitó a su hijo Gargantúa. Y se puso todo lo contento que un padre puede estar al ver a un hijo así; y, besándolo y abrazándolo, le hacía preguntas sobre pequeñas cosas pueriles y diversas. Y bebió a placer con él y sus ayas, a las cuales preguntaba con gran interés, entre otras cosas, si lo habían tenido limpio y aseado. A esto contestó Gargantúa que había dado una orden tal que en todo el país no había niño más limpio que él. —¿Cómo es eso? —dijo Grangaznate—. —Tras larga y curiosa experiencia —contestó Gargantúa— he inventado un medio de limpiarme el culo: el medio más señorial360, más excelente, más expedito que nunca haya sido visto. —¿Cuál? —dijo Grangaznate—. —El que seguidamente os voy a explicar —dijo Gargantúa.
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Los canarres son los habitantes de la isla de Canarre, fruto de la imaginación de los autores medievales, que quizás se inspiraran en las, entonces, muy lejanas islas Canarias. Rabelais vuelve a hablar de esta isla en el cap. XXXI. También se menciona el país Canara —o Canaria— en el Orlando enamorado y en Tirant lo Blanch. En las primeras ediciones se dice le plus royal, le plus seigneurial; a partir de 1542 aparece la prudente supresión que respetamos en nuestra versión.
«Una vez me limpié con un antifaz361 de terciopelo de una damisela y me pareció bueno, pues la suavidad de aquella seda me produjo en el ano una voluptuosidad bastante grande; otra vez, con un capuchón de aquéllas362; y ocurrió lo mismo; otra vez, con un pañuelo de cuello; otra vez, con unas orejeras363 de raso encarnado, pero con el dorado de un montón de esferas de mierda que tenían me desollé todo el pompis; ¡que el fuego de san An-
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cachelet (diminutivo de cache, a partir de caher, ‘esconder’, ‘ocultar’) era un antifaz que cubría los ojos, la nariz y parte de las mejillas, como el touret y el loup. Pero Rabelais juega también con un insinuado cahe-laid (‘cubre-feo’) de igual pronunciación. Demerson interpreta que se trata de una deformación de cache-nez (‘bufanda’, incluso ‘rebozo’)—. La palabra cache-nez, sin embargo, no aparece atestiguada hasta 1549 (algunos años después de este cachelet de Rabelais), en R. Estienne. Rabelais aclara, por otra parte, en el Cinquième livre, cap. XXVI, que cachelaid (escrito entonces así) es lo que se llama touret de nez, prenda a la que aludíamos al principio de esta nota. Se refiere a las ayas. aureilettes, orejeras que caían hasta el cuello y estaban generalmente bordadas con oro y plata, además de llevar cosidas perlas y piedras preciosas.
tonio364 le queme la tripa cagalar al orfebre que las hizo y a la damisela que las llevaba! Se me pasó el dolor limpiándome con el bonete de un paje, perfectamente empenachado a la suiza. Después, cagando detrás de un matorral, encontré un gato de marzo365; con él me limpié, pero las uñas me ulceraron el perineo. De ello me curé al día siguiente, limpiándome con los guantes de mi madre, muy perfumados y no precisamente de benjuí366. Después me limpié con salvia, con hinojo, con eneldo, con mejorana, con rosas, con hojas de calabaza, con coles, con acelgas, con sarmiento, con malvavisco, con verbasco ¡que es escarlata del culo367!), con lechuga y con hojas de 364
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Se trata del también llamado «fuego sagrado», «mensaje divino» o «fuego de san Marcial»: intoxicación por ingestión de centeno, trigo, candeal, cebada o avena con cornezuelo del centeno, hongo parásito que ocasiona epidemias de ergotismo, atestiguadas al menos desde el 857. Produce, además de cuadros convulsivos o gangrenas mutiladoras, enormes picores. Los gatos nacidos en marzo son precisamente los que tienen fama de ser los más fuertes y robustos, los más peleones. El benjuí, benjoin, es una resina aromática que se usa en inhalaciones y lociones. Pero lo que en realidad dice Rabelais es que los guantes de la madre de Gargantúa están parfumez de maujoin. Se trata de una nueva insinuación rabelaisiana: el maujoin —o mal joint (lo contrario de benjoin o bien joint, ‘bien pegado’)— es el sexo de la mujer. Nuestra traducción intenta mantener, aunque con resultado muy modesto, la línea de insinuación. escarlatte, tomado del árabe SIQUILLAT, a través del persa SA-
espinaca —todo ello me sentó muy bien para la pierna—, con mercurial, con persicaria, con ortigas, con consuelda; pero me entró la diarrea lombarda368, de la que quedé curado limpiándome con mi propia bragueta. Después, me limpié con sábanas, con mantas, con cortinas, con un cojín, con una alfombrilla, con un tapete verde369, con un mantel370, con una servilleta, con un mo-
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es —hasta el siglo XVI— un tejido (primeramente de color azul; luego, generalmente rojo) de textura algodonosa. No se entiende muy bien lo que quiere decir Rabelais. Quizás sea una aproximación entre la pelusilla de la hoja del verbasco y el tacto suave del tejido escarlata. Demerson dice, sin embargo, que el paréntesis de Rabelais puede deberse a que quizás por aquella época azotaran a los niños con ramas de verbasco, con lo que se les ponía el trasero rojo¸ aunque no pasa de ser una suposición, basada además en una acepción de color —y no de tacto— que no está todavía generalizada en el siglo XVI. Ante la duda, no aclarada de cierto por ninguno de los comentaristas del Gargantúa, nos quedamos lo más cerca posible del texto francés, señalando no obstante nuestra inclinación a pensar que se trata de una aproximación al tacto más que al color. cacquesangue, del italiano CACA y SANGUE, ‘diarrea’. Alusión a la disentería que frecuentemente afectaba a los soldados franceses que luchaban en Lombardía. De jugar a las cartas; alusión muy frecuente en Rabelais. mappe, del latín MAPPA, ‘servilleta’, pañuelo que se arroja al centro del circo para que den comienzos los juegos; da posteriormente nappe, por disimilación de la m en n debido a la proximidad de la bilabial p. Sólo se mantiene en francés en la mappemonde.
quero, con un peinador. En todo hallé más placer que un sarnoso cuando se le almohaza. —Cierto —dijo Grangaznate—, pero ¿qué limpiaculo te pareció mejor? —A ello iba —dijo Gargantúa— y todo lo sabréis bien hasta el tu autem371. Me limpié con heno, con paja, con pellejo de tripa372, con borra, con lana, con papel. Pero siempre deja en los cojones cebo quien su sucio culo con papel limpia373. —¡Cómo! —dijo Grangaznate—, cojoncillo mío374, ¿le has dado a la jarra, que ya te pones a rimar?
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Tu autem, Domine, miserere nobis es el versículo que se responde a coro después de un pasaje de las Escrituras, en determinados actos litúrgicos; es, pues, el final. bauduffe (hacia finales del siglo XVII da baudruche), etimología desconocida. Se trata de una fina película sacada de las tripas de determinados animales, con la que se fabricaban globos. Es también sinónimo de persona tonta. Rabelais da un pareado que no intentamos traducir como tal en castellano: Toujours laisse aux couillons esmorche qui son hord cul de papier torche. mon petit couillon, dice Rabelais. Pretendemos no alejarnos del texto, pero recordemos que couillon es bastante cariñoso; el sentido de insulto que hoy le conocemos en francés es reciente.
—Pues claro375 —contestó Gargantúa—, rey mío, rimo a más y mejor y rimando a veces me resfrío 376. Oíd lo que dice nuestro retrete a los que cagan: Cagón, diarréico, pedorro, lleno de mierda377, la grasa que se te escapa378 se esparce sobre nosotros. Mugriento, merdoso, que goteas, ¡el fuego de San Antonio te queme si todos tus agujeros abiertos 375
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Oui, dea: la afirmación oui queda reforzada por la interjección dea (o da), contracción de los imperativos dis y va, que se produce hacia 1500. Hoy se mantiene sólo en algunos registros muy determinados. Juego de palabras entre enrimer (formado sobre rime, ‘rima’) y enrhumer, (de rhume, ‘resfriado’). brenous, adjetivo formado a partir de bren, ‘salvado’ o ‘mierda’. chappart no ha sido interpretado con exactitud probada. Mantenemos la versión que da Pierre Michel en nota a pie de página, y que está bastante generalizada entre los comentaristas.
no limpias antes de irte! ¿Queréis más? —Claro que sí —contestó Grangaznate—. —Entonces —dijo Gargantúa—: POEMA379 Cagando el otro día380 olí la gabela que a mi culo debo; el olor era diferente de lo que imaginaba: me apestó totalmente. ¡Ah, si alguien hubiera consentido traerme a ésa que yo esperaba cagando! Pues le habría taponado inocentemente381 su agujero de orinar; entretanto, con sus dedos, ella habría preservado mi agujero de mierda cagando. 379
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Rondeau es ‘redondilla’ si se trata de poesía; y ‘rondó’ si se trata de música. Traducimos simplemente ‘poema’ por no quedarnos ni metro ni ritmo ni rima al pasarlo al español. l’aultre hyer sería literalmente ‘el otro ayer’; se refiere a ‘otro día’, ‘en tiempo pasado’. lourdoys, de lort (hoy, lourd, ‘pesado’), que viene a su vez del latín vulgar LURDUS (clásico LURIDUS, con la significación inicial de ‘amarillento’). La locución à mon lourdoys, varias veces empleada por el propio Rabelais (véase el Quart livre, cap. XX y el antiguo prólogo), está consagrada como sinónimo muy aproximado de ‘inocentemente’, ‘como sin querer’, ‘tontamente’.
¡Conque decid ahora que no sé nada! Por la madre de Dios382 que yo no los he hecho, pero de oírlos recitar a esta gran señora que aquí veis se me han quedado en el zurrón de la memoria383. —Volvamos —dijo Grangaznate— a nuestro tema. —¿Cuál? —dijo Gargantúa— ¿Cagar? —No —dijo Grangaznate—, sino limpiarse el culo. —Pero —dijo Gargantúa— ¿queréis pagar una barrica de vino bretón si os confundo384 a propósito de esto? —Desde luego —dijo Grangaznate—. —No hay ninguna necesidad —dijo Gargantúa— de limpiarse el culo si no está guarro; y no puede estar guarro si no se ha cagado. De manera que tenemos que cagar antes de limpiarnos el culo. 382
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En bastantes ocasiones recurre Rabelais a la exclamación par la mère de Dieu!, que incluso llega a escribir, como en este caso, la mer Dé, con el fin de que el juego del equívoco con la merde sea lo más claro posible. La aproximación insinuante se emplea con frecuencia en la literatura francesa; recordemos, por ejemplo, lo que canta Brassens en Tempête dans un bénitier: [...] la messe nous emmerde, Ô, Três Sainte Marie, mère de Dieu, dites à ces putains [...] Esta idea de gibessière de ma mémoire se repite en el cap. XXX del Quart livre en La mémoire avait comme une écharpe (‘zurrón de pedigüeño’). je vous foys quinault: la palabra quinaud aparece por primera vez escrita, como otras muchas, en Rabelais; etimología desconocida. Viene a ser ‘turbado’, ‘abochornado’, ‘confundido’.
—¡Oh —dijo Grangaznate—, qué buen sentido tienes, pequeñín! ¡Por Dios que uno de estos días te otorgaré el doctorado en Alegres Ciencias385! Pues tienes más sentido común que edad. Así es que continúa el tema limpiaculativo, por favor. Y por mis barbas que tendrás sesenta cubas en vez de una barrica, naturalmente que de buen vino bretón, el cual no se da en Bretaña, sino en la buena tierra de Verrón386. —Luego me limpié —dijo Gargantúa— con un gorro, con una almohada, con una zapatilla, con un zurrón, con un cesto —pero ¡qué limpiaculo más desagradable!—, después, con un sombrero. Y notad que hay sombreros sin pelo y con pelo, los hay aterciopelados, de tafetán o satinados. El mejor de todos es el de pelo, porque hace muy buena abstersión de la materia fecal. Después me limpié con una gallina, con un gallo, con un pollo, con la piel de un ternero, con una liebre, con una paloma, con un cormorán, con un bolso de abogado, con una caperuza, con una cofia, con un señuelo. Pero, para concluir, digo y mantengo que no hay limpiaculo mejor que un ganso con buen plumón, siempre y cuando se le sujete la cabeza entre las piernas. Y creedme por mi honor. Pues sentís en el agujero del culo una 385
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En los Juegos Florales de Toulouse se concedía el grado de doctor en Gay Saber (gai, ‘alegre’). Las ediciones que preceden a la de 1542, decían Docteur en Sorbonne. El Verrón es la comarca en que confluyen los ríos Vienne y Loira, más cerca, pues, de las tierras rabelaisianas que la Bretaña.
voluptuosidad mirífica, tanto por la suavidad del plumón como por el calor tibio del ganso, que se transmite fácilmente a la tripa cagalar y a otros intestinos, hasta llegar a la región del corazón y del cerebro. Y no penséis que la beatitud de los héroes y semidioses que se encuentran en los Campos Elíseos se halla en los asfódelos, en la ambrosía o el néctar, como dicen aquí estas viejas. Se halla (según yo creo) en que se limpiaban el culo con un ganso; y tal es la opinión de Maese Jehan de Escocia387.
CAPÍTULO XIV Sobre cómo un sofista388 instruyó a Gargantúa en letras latinas
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ídos estos argumentos, el bueno de Grangaznate se vio colmado de admiración, considerando el elevado sentido común y el
Nueva referencia a Johannnes Duns Scot (véase nota 7 del cap. VII). Se trata, además, de un colofón de capítulo añadido después de la primera edición. Ni que decir tiene que jamás Escoto sostuvo semejante teoría. En las ediciones anteriores a la de 1542 hallamos, un théologien en lugar de un sophiste.
maravilloso entendimiento de su hijo Gargantúa. Y dijo a sus ayas: —Filipo, rey de Macedonia, conoció el buen sentido de su hijo Alejandro por el hábil manejo de un caballo, pues el mencionado caballo era tan terrible y desenfrenado que nadie osaba montarlo, porque a todos arrojaba violentamente389, a uno le rompía el cuello, a otro las piernas, a otro el cerebro, a otro las mandíbulas. Considerando todo esto Alejandro en el hipódromo (que era el lugar donde se paseaba y se hacían ejercicios de volteo con los caballos) se dio cuenta de que el furor del caballo provenía tan sólo del miedo que le tenía a su sombra. Conque, subiéndose, lo hizo correr hacia el sol, de tal manera que la sombra le caía por detrás; y por este motivo volvió al caballo dócil a su deseo 390. En lo cual conoció su padre el divino entendimiento que en él había y lo hizo adoctrinar muy bien por Aristóteles, que a la sazón era considerado por encima de todos los filósofos de Grecia. 389
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il balloit la saccade: el verbo bailler, del latín BAJULARE, ‘llevar a hombros’, se emplea clásicamente en francés con el sentido de ‘dar’, incluso de ‘golpear’, entre otros; saccade, formado sobre el verbo del francés antiguo saquer o sachier, ‘arrancar’, ‘despreciar’, ‘sacudir violentamente’ (del latín *SACCARE, ‘extraer del saco’), es literalmente la ‘sofrenada’, aunque aquí hemos de entenderlo como ‘movimiento violento del caballo por sí mismo’ —no por efecto de las riendas del jinete, como sería la sofrenada—. Plutarco (escritor griego, 50-125), en la Vida de Alejandro, VI, cuenta cómo éste domó al caballo Bucéfalo, de donde toma Rabelais la referencia.
Yo os digo que, sólo con la conversación que acabo de sostener delante de vosotras con mi hijo Gargantúa, ya conozco que su entendimiento participa de alguna divinidad, por lo agudo, lo sutil, profundo y sereno que lo veo; y alcanzará un grado soberano de sabiduría, si está bien enseñado. Por lo tanto, quiero entregarlo a algún hombre sabio que lo adoctrine según su capacidad, y no quiero ahorrar en nada. Y así, le asignaron un gran doctor sofista 391, llamado Maese Tubal Holofernes392, que le enseñó tan bien las primeras letras393, que las decía de memoria al revés; en ello estuvo cinco años y tres meses. Después, le leyó Donat394,
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En las ediciones anteriores a la de 1542 hallamos docteur en théologie. Nombre y apellido de inspiración bíblica (en consonancia con la titulación en teología que aparece en las primeras ediciones): Tubal fue hijo de Caín; Holofernes fue decapitado por Judit (véase Ezequiel, XXXVIII). charte, alfabeto escrito o pegado sobre cartón fuerte, que se utilizaba para enseñar las primeras letras. No se trata de la ‘cartilla’, que hallamos en castellano al menos desde los primeros romances, pues siempre fue ésta una especie de cuadernillo o libro pequeño, según referencias. Gramática latina establecida en el siglo V por Aelius Donatus (siglo IV), maestro de san Jerónimo.
el Facet395, Theodolet396 e in Parabolis397 de Alano, y estuvo con ello trece años, seis meses y dos semanas. Pero notad sin embargo que le enseñaba a escribir góticamente398 y que escribía todos los libros, ya que el arte de la impresión todavía no estaba en uso. Y llevaba de ordinario una gran escribanía que pesaba más de siete mil quintales, con un estuche tan grueso y tan grande como las enormes columnas de Enay399, y el tintero, que colgaba mediante gruesas cadenas de hierro, tenía la misma capacidad que un tonel de mercancía400.
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Facetus quidem liber metricus, reglas de urbanidad para niños. Tratado en el que el obispo Theodolus de Siria (siglo V) opone en latín la fantasía mitológica a la certeza de las Sagradas Escrituras. Consejos éticos y morales de Alanus de Lille (siglo XIII), dados en cuartetos. Los caracteres góticos se emplearon hasta que, con los aires del Renacimiento, fue adoptándosed la escritura latina. Gutenberg utiliza caracteres góticos en su Biblia (1455): son los que se extienden y propagan desde siglos atrás por los países germánicos. A partir de los manuscritos del monje Alcuin (en tiempos de Carlomagno, principios del siglo IX) va creándose una escritura llamada humanística en los países latinos marcados por el Renacimiento. El tipógrafo francés Claude Garamont (1499-1561) graba en 1544 sus célebres caracteres, que dan pie a prácticamente toda la tipografía posterior. Referencia a la más antigua iglesia de Lyón: Saint-Martin-d’Ainay. Unos cinco metros cúbicos.
Después, le leyó De modis significandi401, con los comentarios de Hurtabisos402, de Faquín403, de 404 405 406 Grandecidor , de Gualehalo y de Juan de Ternero , de Ochavino407, de Chuminus408 y de otros muchos; y estuvo en ello más de dieciocho años y once meses. Y lo supo tan bien que, al preguntárselo, lo exponía de memoria al revés
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Erasmo ataca duramente este De modis significandi sive grammatica speculativa, tratado de gramática atribuido a Duns Scot (véase cap.VII). Los comentaristas que da Rabelais son todos inventados, según veremos. Hurtebize en el texto ferancés. Fasquin en francés, con el mismo significado propio en castellano. Tropditeux, nombre que hallamos en el texto francés, era también un insulto en el siglo XVI; correspondía más o menos a ‘bocazas’. Gualehaul, personaje de Lancelot du Lac, que también encontramos como Galeoto en castellano. Jean de Veau, que hemos dejado igual al traducir, es sinónimo de ‘novato’, incluso de ‘bobo’. Quizá esté cerca de nuestro Juan Lanas, que nos parece excesivamente local para ponerlo aquí. Billonio, nombre formado por Rabelais a partir billon, ‘moneda sin valor’; de ahí nuestra aproximación a ‘ochavo’. Brenlinguandus es asimismo nombre de formación rabelaisiana, a partir de brelinguand, ‘sexo de la mujer’, en el lenguaje popular de la época.
y demostraba palpablemente409 a su madre que De modis significandi non erat scientia410. Después, le leyó el Compost411, en el que estuvo al menos dieciséis años y dos meses, cuando el mencionado preceptor murió, y fue el año de mil cuatrocientos veinte, de la sífilis que le entró412. Luego vino otro viejo achacoso llamado Maese Jobelín Embridado413, que le leyó a Hugutio414, el Grecismo de Hebrardo415, el Doctrinal416, las Pars417, el Quid est418, el
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prouvoit sus ses doigts, ‘demostraba muy bien, palpablemente’; la locución se mantiene aún hoy en savoir (o connaître) sur le (bout du) doigt, a veces dicha en plural, con el mismo significado. No está muy lejos el castizo saber algo al dedillo; pero aquí se trata de ‘demostrar’. De modis significandi non erat scientia, ‘en el modo de significar no había ciencia. Almanaque muy popular y conocido por aquella época. l’an quatre cens et vingt, de la vérolle que luy vint es una alusión al epitafio escrito por Clément Marot (1496-1544) al frère Jehan L’Evesque, cordelier: qui mourut l’an mil cinq cens et vint de la vérolle qui luy vint. En lo que a vérolle se refiere, véase nota 1 del prólogo del autor. Maestre Jobelin Bridé recuerda a job y jobard, sinónimos de ‘tonto’, ‘bobalicón’. A finales del siglo XII, Hugutio Pisanus redacta el vocabulario latino Liber derivationum, muy atacado también por Erasmo. Léxico compuesto en el siglo XIII por Éverard de Béthune, que comenzaba con palabras latinas de origen griego.
Supplementum419, Marmotreto420, De moribus in mensa servandis421, De quatuor virtutibus cardinalibus de Séneca422, Pasavantus cum momento423, y Dormi secure424 para las fiestas, así como algunos otros de pasta semejante. Con la lectura de éstos llegó a ser tan sabio que nunca hemos vuelto a meter en el horno otro igual. 416
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El tratado de gramática en verso titulado Doctrinale puerorum, de Alexandre de Villedieu (¿1175?-1240) tampoco era muy del gusto de los humanistas. De octo partibus orationis, de Aelius Donatus (principios del IV), compendio de retórica. El Quid est es un libro para niños, a base de preguntas y respuestas. Sin localizar. Deformación que hace Rabelais sobre los comentarios del franciscano Johannes Marchesinus a los Salmos, llamados Mamotrectus o Correctorium (siglo XIV); el significado que ha tomado posteriormente la palabra en español no se da en francés. Rabelais acerca el término a marmot, ‘monigote’. Estas reglas de buena educación que deben observarse en la mesa son obra de Johanno Sulpitio Verulano (1483, aunque no aparecen en Francia —publicadas por Dolet— hasta el mismo año de 1542; Rabelais las conocía sin duda de antes, si es que se refiere a las mismas, puesto que figuran en su Gargantua desde la primera edición). Este Séneca es un seudónimo del obispo Martín de Braga (¿515580?). Giacomo Pasavanti, monje del siglo XIV, escribe Espejo de la verdadera penitencia, publicado seguramente más tarde con comentarios. Compendio de sermones e ideas de Johannes de Verdana, publi-
CAPÍTULO XV Sobre cómo se puso a Gargantúa con otros pedagogos
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n esto, su padre se dio cuenta de que verdaderamente estudiaba muy bien y le dedicaba todo su tiempo, aunque no le aprovechaba en nada y, lo que era peor, se estaba volviendo loco, bobo, totalmente soñador y tonto de remate. Lamentándose de todo ello ante don Felipe de Ma425 rais , virrey de Papeligoza426, supo que más le valdría no
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cado en Estrasburgo en 1483: los celebrantes podían así dormir sin la preocupación de tenerlos que preparar.– Como vemos, todos los títulos (salvo el Supplementum) están localizados. Personaje seguramente real —no es uno de esos nombres de fantasía a los que Rabelais nos tiene acostumbrados—, pero que no ha sido localizado con certeza. Papeligosse es palabra dialectal de Toulouse, aunque hay que señalar que algunos criticos han querido ver en ella una formación rabelaisiana sobre la base de Pampelune (Pamplona) y Saragosse (Zaragoza). El Pays de Papeligosse (de Cocagne en francés actual) es Jauja o Cucaña. Nos parece, sin embargo, que ambos términos nos alejarían de la jocosa e intencionada utilización que del término hace de Rabelais, e hispanizamos en Papeligoza.
aprender nada que aprender tales libros con tales preceptores, pues el saber de éstos no era más que disparate y su ciencia no era sino vaciedad427 que bastardeaba a los buenos y nobles espíritus y corrompía toda flor de juventud. —Haced esto—dijo428— tomad a uno de estos jóvenes de hoy en día, que haya estudiado sólo dos años. En el caso de que no tenga mejor juicio, mejores palabras, mejor conversación que vuestro hijo, y mejor cortesía y saber estar en el mundo, tenedme para siempre por un fanfarrón429 de la Brenne430. 427
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moufles (del latín medieval MOFFULA, a partir del gennánico muffel, ‘envoltura redonda’): en tiempos de Rabelais, sólo eran ‘manoplas’ (posterionnente lo hallamos con algunos significados más, cerca de la química y de la cerámica); aquí, hemos de entenderlo como ‘algo sin valor’, ‘vacío de contenido’. Habla indudablemente don Felipe de Marais; pero sólo el sentido de la parrafada nos permite saberlo. En algunas versiones modernas francesas se aclara el sujeto añadiéndolo en el texto. taillebacon es, propiamente, ‘cortatocino’; aunque el verbo tailler se encuentra con bastantes significados y matices. De todas formas, lIamábase taillebacon a ‘quien hablaba de sus méritos propios y cualidades, generalmente sin razón’.– A propósito de bacon, recordemos que esta palabra puede ser encontrada en francés hasta el siglo XVI (del fráncico *BAKKO, ‘tocino en salazón’; cfr. el germánico bacho, ‘lomo’), perdiéndose posterionnente. Se reintroduce en el francés moderno, a partir del inglés, a finales del siglo XIX. La Brenne se encuentra entre los ríos Indre y Creuse.
Esto agradó mucho a Grangaznate y ordenó que se así se hiciera. Por la noche, a la cena, el mencionado de Marais introdujo a un joven paje suyo de Villegongis 431, llamado Eudemón432, tan bien peinado, tan bien arreglado, tan limpio, tan educado en modales que parecía más exactamente un pequeño angelote que un hombre. Después, dijo a Grangaznate: —¿Veis a este muchacho? Aún no tiene doce años; veamos, si os parece, qué diferencia hay entre el saber de vuestros mateólogos433 de antaño y los jóvenes de ahora. La prueba gustó a Grangaznate y pidió que el paje expusiera una teoría. Entonces Eudemón, pidiendo permiso para hacerlo así al virrey, su amo, con el gorro en la mano, la cara franca, la boca bermeja, los ojos firmes y la mirada asentada en Gargantúa con modestia juvenil, se quedó de pie y comenzó primero con la alabanza y magnificencia de sus434 virtudes y buenas costumbres; en segundo lugar, de su sabiduría; en tercer lugar, de su nobleza; en cuarto lugar, de su belleza corporal; y en quinto lugar, suavemente, lo exhortaba a reverenciar con toda observancia a su padre, que tanto estudiaba la forma de que fuera con431
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Localidad cercana a Chateauroux. Nombre tomado directamente del griego EUDAÍMŌN; quiere decir ‘dichoso’, ‘feliz’, ‘afortunado’. Del griego MATAIOLÓGOS, ‘vanilocuente’. Queda clara la alusión a la charlatanería que el autor achaca a los teólogos. Las de Gargantúa.
venientemente instruido, y le rogó finalmente que tuviera a bien considerarlo el más modesto de sus servidores, pues no pedía en ese momento más don del cielo sino que se le diera la gracia de complacerlo en algún servicio agradable. Todo ello fue proferido por aquél con gestos tan apropiados, pronunciación tan clara, voz tan elocuente y lenguaje tan adornado y buen latín, que más parecía un Graco435, un Cicerón o un Emilio436 de los tiempos pasados que un jovenzuelo de este siglo. Pero todo el continente de Gargantúa fue que se puso a llorar como una vaca y se escondía la cara con el gorro y fue tan posible sacarle una palabra como un pedo a un burro muerto. Por lo que su padre se puso tan furioso que quería matar a Maese Jobelín. Pero el mencionado de Marais se lo impidió con una buena amonestación que le hizo, de forma que su ira quedó aplacada. Después, ordenó437 que se le pagara por sus servicios y que le dieran de beber
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Tiberio Sempronio Graco (muerto en 133 a.C.), político romano que destacó como orador, así como Cayo Sempronio Graco (muerto en 121 a.C.). Lucio Emilio Paulo, vencedor de Perseo en Pidna (III Guerra Macedónica, 171-168 a.C.), tenía fama de ser tan buen orador como militar. No figura ninguna aclaración textual para este nuevo cambio de sujeto; y así lo mantenemos en castellano. Se trata, claro está, de Grangaznate.
unas sofísticas jarrillas438; hecho lo cual, que se fuera al diablo. —Al menos —decía— hoy no costaría nada a su hospedero si, por fortuna, se muriera así, borracho como un inglés439. Una vez que Maese Jobelín se hubo marchado de la casa, Grangaznate consultó con el virrey sobre el preceptor que se le podía dar y acordaron ambos que tal oficio lo realizara Ponocrato440, pedagogo de Eudemón, y que todos juntos irían a París para conocer cuáles eran los estudios de los jóvenes de Francia por aquel tiempo. 438
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Este sophisticquement no aparece en las ediciones anteriores, en las que encontramos sin embargo théologalement —era conocida la afición de los teólogos al buen vino—. El original dice: qu’on le feist chopiner sophisticquement: la chopine (del bajo alemán SCHÓPEN, ‘jarra de cerveza’) era una medida de capacidad que equivalía aproximadamente a medio litro; en Canadá, vale aún como media pinta o un octavo de galón (= 0,568 litro). El verbo chopiner es, pues, ‘beber’, ‘beber excesivamente’. Hemos pretendido mantener la idea de ‘jarrilla’ que el propio verbo encierra y de ahí que pasemos a adjetivo el adverbio francés al ponerlo en castellano. Los ingleses tenían la misma fama de borrachos que los alemanes, según recogen con frecuencia los autores de la época. Así, por ejemplo, Erasmo (que en tantas ocasiones es fuente de la que bebe Rabelais), en Adagios, II, 2, 68, dice «Tam satur est quam Anglés», ‘Está tan borracho como un inglés’. Es nombre tomado de dos voces griegas: PONOS, ‘trabajo’, y KRATOS, ‘fuerte’. Rabelais quiere dar a entender que el personaje (que también va a ser capital luego) era ‘fuerte en el trabajo’, ‘laborioso’.
CAPÍTULO XVI Sobre cómo Gargantúa fue enviado a París y cómo la enorme yegua que lo llevaba terminó con las moscas bovinas de la Beauce
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or aquella misma época, Fayoles441, cuarto rey de Numidia, envió desde la tierra de África a Grangaznate una yegua, la más enorme y grande que jamás fuera vista y la más monstruosa (según ya sabéis que África aporta siempre algo nuevo442), pues era tan grande como seis elefantes443 y tenía los pies partidos en
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Pierre Michel dice que puede ser una alusión a François de Fayolles, capitán de Coulanges Les Royaux, pariente de Estissac (protector del propio Rabelais). Seguramente, dada la insistencia contextual anterior y siguiente, debe ser tomado como ‘fuera de lo común’ por lo grande. En el Livre Quint, Pantagruel dice que África aporta cosas «nouvelles et monstrueuses». oriflans: hasta el siglo XVI encontramos más frecuentemente olifan que la fonna éléfant (del latín ELEPHANTUS) que introduce en 1119 Ph. de Thaun. El paso de –1– a –r– (considerando además que la articulación de esta última era todavía apical en francés) es frecuente en niveles populares de lenguaje.
dedos como el caballo de Julio César444, las orejas tan colgantes como las cabras del Languedoc445 y un pequeño cuerno en el culo. Por lo demás, era de capa alazán tostado, emparrada446 de manzanitas. Pero, sobre todo, tenía una cola horrible; pues, era poco más o menos tan gorda como el macho de Saint-Mars, cerca de Langeais447, e igual de cuadrada, con ramajes enganchados entre sí, ni más ni menos que como las espigas de trigo. Si de esto os maravilláis, maravillaos más aún de la cola de los carneros de Escitia 448, que pesaba más de treinta libras449; y de los borregos de Siria, a los que es 444
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Se trata de Genitor. Así lo dice al menos Plinio el Viejo (23-79) en VIII, 42, de su Historia natural. Y así lo recoge la estatua que César mandó construir de su caballo en el Templo de Venus Genitrix, en Roma. Es una deformación científicamente explicada. Languegoth dice Rabelais, introduciendo una fantástica ortografía etimológica a partir de ‘langue’ y de ‘goths’, como si se tratara de la lengua de los godos. entreillizé, formado a partir de treille, ‘parra’ o ‘emparrado’ (del latín TRICHILA, ‘cenador’, ‘glorieta’); las manchas grises de la yegua de Gargantúa están, pues, dispuestas formando emparrado, por lo que no es un simple tordillo. En la localidad de Saint-Mars (cerca de Chinón), torre cuadrangular de cuatro metros de base por veinte de alto (en ruinas hasta finales del XX, ya prácticamente restaurada). Nombre dado por los antiguos griegos a la parte sudoriental de la Europa moderna, entre los montes Cárpatos y el Cáucaso. La livre, del latín LIBRA, no vale en Francia medio kilo (de manera generalizada y popular) hasta después de 1790. En tiempos de Rabelais, pesaba en París 489 gramos (= 16 onzas de 30,562 gra-
preciso (si Tenaud450 dice la verdad) enganchar una carreta al culo para llevarla, por lo larga y pesada que es. No la tenéis vosotros así, disolutos de tierras llanas451. Y la llevaron por mar en tres carracas 452 y un vergantín hasta el puerto de Olone453, en Talmondais. Cuando Grangaznate la vio, dijo: —Esto es lo adecuado para llevar a mi hijo hasta París. Conque454 ¡por Dios que todo irá bien! Será un gran
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mos); y variaba de las 12 onzas (= 366,75 gramos) de Lyon a las 18 onzas (= 550,125 gramos) del Ain. Jean Thenaud, teólogo, autor del libro de viajes titulado Le voyage et itinéraire de oultre mer (hacia 1530), en el que dice haber visto tales monstruos. En definitiva, seguramente se trata de un tipo de carneros adaptados a la estepa, que tienen una considerable reserva de grasas en la región caudal, de función similar a la que cumplen las jorobas de camellos y dromedarios. le plat pays es, por oposición al pays fortifié, la tierra llana o abierta, incluso toda aquella que no goza de ningún fuero o privilegio. Encontramos en el Dicconario de autoridades: «Especie de navio mui grande y tardo en la navegación. Covarr[ubias] dice se deriva del nombre Carro, por la mucha carga que lleva; pero tambien pudo decirse assi por el movimiento del carro, que yendo mui cargado se mueve perezosamente». Añadamos que era invento italiano y la utilizaron mucho los genoveses. Se trata de Les Sables-d’Olonne, que era puerto de importancia en la época. Hoy es un pequeño pueblo de pescadores, muy tocado por el turismo. or ça, como or sus, es una simple introducción, una interpelación, una exhortación. Lo dejamos en este conque, que puede entenderse también sin más valor que el meramente expresivo.
sabio455 en el futuro. Si no fuera por los señores animales, viviríamos como clérigos456. Al día siguiente, después de beber (según comprendéis), emprendieron camino Gargantúa, su preceptor Ponocrato y su gente y, con ellos, Eudemón, el joven paje. Y, como el tiempo estaba sereno y templado, su padre le mandó hacer unas botas de color leonado; Babin457 las llama borceguíes.
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clerc es, en principio, ‘clérigo’; pero puede tener el sentido de ‘pasante’ u ‘oficial’ de un notario, de un abogado. La expresión grand clerc equivale por lo general a ‘experto’ o ‘sabio’. Nuestra versión, que atiende al sentido, nos aleja (porque entendemos que aquí nos lo podemos permitir) de la correlación de ideas que se da en Grangaznate, que en la línea de más abajo hace un chiste acerca de los clérigos (cfr. nota siguiente). Juego de palabras; el refrán francés dice Si n’estoient messieurs les Clercs, nous vivrions come bestes, ‘si no fuera por los señores clérigos, viviríamos como animales’, pero Rabelais invierte por broma los términos. No se ha localizado con exactitud; pero, según algunos comentaristas de Rabelais, puede tratarse de un zapatero de Chinón. El apellido no es infrecuente en la zona.
Así recorrieron alegremente el camino real, comiendo siempre en abundancia, hasta más arriba de Orleáns. En tal lugar había un bosque amplio, de treinta y cinco leguas de largo y diecisiete de ancho o así. Éste era horriblemente fértil y abundante en moscas bovinas y en zánganos, de tal manera que era una verdadera tropelía para las pobres yeguas, los burros y los caballos. Pero la yegua de Gargantúa vengó honradamente todos los ultrajes perpetrados en los animales de su especie con un golpe que no esperaban en absoluto. Inmediatamente después de haber entrado en el mencionado bosque, pues, y cuando los
zánganos le habían declarado batalla, desenvainó la cola y escaramuzando458 las espantó tan bien que abatió todo el bosque. A diestra y siniestra, por aquí y por allá, por un lado y por otro, a lo largo y a lo ancho, por arriba, por abajo, abatía el bosque como un segador hace con las yerbas, de manera que, desde entonces, no hubo ni bosque ni zánganos, sino que toda la comarca quedó reducida a campo459. Viendo lo cual, Gargantúa experimentó un placer muy grande sin, por otra parte, jactarse de ello, y dijo a su gente: «Encuentro bello esto460», por lo que desde entonces la comarca se llamada Beauce. Pero todo su almuerzo fue bostezar; en memoria de ello, aún hoy los gentilhombres de Beauce almuerzan con bostezos y se encuentran la mar de bien y escupen mejor todavía461.
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s’escarmouschant, del verbo escarmouscher, formado por cruce de las formas del antiguo francés ESCRÉMIR, ‘esgrimir’, y MUCHIER, ‘esconder’. La escaramuza es, en principio, la ‘lucha con aproximación oculta de gente armada’. Se encuentra muy pronto —también en francés— con el sentido que hoy le conocemos de ‘refriega o pelea de poca importancia’. campaigne, debemos entender ‘terreno de labor, llano y sin árboles’, considerando además que se refiere a la Beauce, de interminables campos dedicados a granos hoy en día. Lo que dice en francés Gargantúa es: «Je trouve beau ce»; la etimología para el nombre de la región, la Beauce, no puede ser más fantasiosa. Añadido en la edición de 1542.
Finalmente, llegaron a París462, en donde descansó dos o tres días, pasándolo bien y comiendo en abundancia él y su gente; y averiguando qué sabios estaban por aquel entonces en la ciudad y qué vino se bebía.
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Rabelais ha repetido varias veces en francés par rys (‘por risas’), que no hemos podido trasladar al español. Estamos ante nueva etimología estrafalaria del autor.
CAPÍTULO XVII Sobre cómo Gargantúa pagó su bienvenida entre los parisinos y cómo cogió las campanas mayores de la iglesia de Notre-Dame
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espués de unos días de descanso, visitó Gargantúa la ciudad y todo el mundo se quedó mirándolo con gran admiración, pues el pueblo de París es tan tonto, tan papanatas y tan inepto por naturaleza que un titiritero, un limosnero 463, una mula con campanillas, un zanfonista464 en el centro de una plaza congregarán a más gente a su alrededor que un buen predicador evangélico. Y lo siguieron tan molestamente que se vio obligado a descansar sobre las torres de la iglesia de Notre-Dame. Estando en aquel lugar y viendo a tanta gente a su alrededor, dijo con claridad:
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porteur de rogatons, cfr. nota 3 del capítulo I. vielleux (a partir del latín viola, instrumento musical): ‘que toca la viola o zanfonía’, instrumento musical de teclas y cuerda, que se hace funcionar dando vueltas a una rueda con una manivela, y mantiene, además de la melodía, un bajo continuo.
—Creo que estos tunantes quieren que les pague aquí mi bienvenida y mi proficiat465. Es razonable. Les voy a pagar el vino, pero sólo para reírnos466. Entonces, sonriendo, se desató su bonita bragueta y, sacando la méntula al aire, los meó tan agriamente que ahogó a doscientos sesenta mil cuatrocientos dieciocho, sin contar mujeres y niños. Algunos escaparon de la fuerte meada por pies ligeros y, cuando estuvieron en lo más alto de la Universidad467, sudorosos, tosiendo, escupiendo y sin
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proficiat, ‘regalo de acogida y bienvenida que se hacía a los obispos cuando se incorporaban a su diócesis’. Cfr. más abajo, nota 9 de este mismo capítulo. Referencia a la colina de Sainte-Geneviève —donde hoy se encuentra el Panteón—, punto más alto del barrio de la Universidad, en París.
resuello, empezaron a renegar y a jurar468, unos de rabia y otros de risa: —¡Carimarí, carimará469! !Por santa Miamiga470, nos bañan para reírse!
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A partir de la edición de 1542 se suprimen todos los juramentos —tomados en parte de otras lenguas y dialectos, quizá como prueba del cosmopolitismo que ya por aquel entonces se daba en la Universidad parisina—. Quedan aquí recogidos en nota los juramentos que faltan en el texto después de 1542: Jurer les plagues Dieu, ‘por las llagas de Dios’; je renye Dieu, ‘reniego de Dios’; Frandienne o Sandienne, ‘por la sangre de Dios’; Vez tu ben, la merde!, ‘¡Ves bien, [la] mierda! (pero puede entenderse mere de Dé, ‘madre de Dios —cfr. asimismo la nota 24 del capítulo XIII —); Po cap de bious !, ‘por la cabeza de Dios’, en dialecto gascón; Das dich Gott leyden schend !, ‘que la pasión de Dios te confunda’, en alemán; Pote de Christo !, en italiano, con la irreverencia de este pote por cabeza; ventre de Sainct Quenet, ‘por el vientre de san Queneto’; Vertu guoy !, ‘virtud de Dios’; Par Sainct Fiacre de Brye, ‘por san Fiacre de Brie’; Sainct Treignant, patrón de los zapateros remendones; Pasques Dieu ! ‘Pascuas de Dios’, que es Pascua de Resurrección; Le bon jour Dieu, ‘el buen día de Dios’, que es el del Corpus Christi; le diable m’emporte !, ‘que el diablo me lleve’; Foy de gentilhomme !, ‘a fe de gentilhombre; Par Sainct Andouille, ‘san Salchicha’; Par Sainct Guodegrin qui feut martyrizé de pommes cuyttes, ‘por san Chrodegando que fue martirizado con manzanas cocidas’; Par sainet Foutin l’apotre !, ‘¡por el apóstol san Jodín!; Par saint Vit !, ‘¡por san Rápido!’, aunque ya hemos visto que ‘vit(s)’ era también el miembro del hombre; Par Sainte Mamye!, ‘¡por santa Miamiga’. Lo dejamos tal cual: es una simpe exclamación, sin valor claramente entendible hoy.
Por lo que la ciudad se llamó desde entonces París 471, la cual se llamaba antes Lucecia472, como dice Estrabón, lib. iiij473, es decir Blanquilla en griego, por los muslos de las damas de tal lugar. Y también porque, en esta nueva imposición de nombre, los asistentes juraron por todos los santos de sus parroquias: los parisinos, que están constituidos por toda clase de gentes y hechos a piezas, son por naturaleza buenos juradores y buenos juristas, y un poco petulantes, de donde estima Joaninos de Barranco, libro De copiositate reverantiarum474, que se les llama Parrhesiens475 en griego, es decir orgullosos en el hablar. Hecho esto, consideró las campanas mayores que estaban en las mencionadas torres y las hizo sonar muy armoniosamente. Entonces se le vino al pensamiento que 470
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Sainete Mamye, m’amie, ‘mi amiga’, con un sentido especialmente cariñoso. Se mantiene la forma hoy en día en determinados contextos. Aquí debe entenderse como irreverente. Varias veces ha repetido Rabelais par rys, ‘por [cosa de] risa’, que no hemos podido traducir directamente. La pronunciación de estas dos palabras es la misma que la de París. No es el primer ejemplo de etimología estrafalaria que nos da el autor. No dice Rabelais, como corresondería, Lutecia, sino Lucecia, para hacercarlo al pretendido origen griego. La referencia no es exacta. Tanto el libro como el autor se deben a la imaginación de Rabelais, aunque repite la cita incluso en una carta al Cardenal du Bellay. PARRĒSÍA, en griego, ‘franqueza’, con algunas extensiones hacia la libertad de palabra y la verborrea.
podrían servir de campanillas para el cuello de su yegua, que quería devolver a su padre toda cargada de quesos de Brie y de arenques frescos. De modo que se las llevó a su casa. Vino por aquel entonces un comendador jamonero476 de san Antonio para hacer su colecta suilla477, el cual, con el fin de hacerse oír desde lejos y hacer temblar el tocino en el saladero, quiso llevárselas furtivamente, pero por honradez las dejó, no porque estuvieran muy calientes, sino porque eran un poco pesadas de llevar478. No fue éste el de Bourg479, que es muy amigo mío. Todo el pueblo se movió en sedición, cosa a la que según sabéis son tan proclives que las naciones extran476
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Se llamaba jambonniers a los monjes de Saint-Antoine-du-Dauphiné porque gozaban del especial privilegio de tener sueltos a sus cerdos, que aprovechaban así restos de comida y desperdicios de todo el mundo —pero que molestaban al vecindario—. Cuando renuncian a ello, se les da en compensación el derecho a una cuestación anual en productos porcinos, especialmente tocino y jamón. Hay que decir que se les reconocía también de esta forma sus habilidades y servicios como veterinarios. Nombre de la colecta en que los monjes de Saint-Antoine-duDauphiné (según queda dicho en la nota anterior) reciben tocino y jamón; del latín SUILLA, ‘porcino’, ‘del cerdo’. No ocurre lo mismo al principio del capítulo XXVII: a los de Picrocolo, como veremos, nada les parece ni demasiado caliente ni demasiado pesado. Bourg-en-Bresse. Se trata de Antoine de Sax, consiliario del duque de Saboya, que se llama a sí mismo jambonnier, ‘jamonero’ en una jocosa carta en verso.
jeras se asombran de la paciencia 480 de los reyes de Francia, los cuales, por otra parte, no los refrenan en buena justicia, vistos los inconvenientes que de ello se derivan a diario. ¡Ojalá permitiera Dios que yo supiera la oficina en que se forjan tales chismes y confabulaciones, para ponerlos en evidencia entre las cofradías de mi parroquia 481! Creedme que el lugar al que confluyó el pueblo, completamente alocado y trastornado, fue Nesle 482, donde entonces estaba y ahora ya no está el oráculo de Lucecia. Allí se propuso el caso y se expuso el inconveniente de las campanas llevadas. Después de haber ergotizado suficientemente pro et contra, quedó concluido en Baralipton483 que se enviaría al más viejo y suficiente de la Facultad ante Gargantúa para hacerle ver el horrible inconveniente de la pérdida de aquellas campanas y, pese a las reticencias de algunos de la Universidad que alegaban que semejante tarea competía más a un orador484 que a un sofista485, se eliEn las primeras ediciones dice, además, ou (pour mieulx dire) de la stupidité, ‘o (mejor dicho) de la estupidez’. 481 En las ediciones anteriores a 1542 leemos [...] pour veoir si je n’y feroys pas de beaulx placquars de merde, ‘para comprobar si no podría llenar de mierda unas buenos armarios’. 482 La torre u hotel de Nesle desempeña un muy importante papel en la historia de la Francia medieval. Fue prisión, lugar de intrigas y de amores, tribunal de justicia... En las ediciones anteriores a esta de 1542 que seguimos, dice Rabelais Sorbonne en lugar de Nesle. 483 Nemotecnia utilizada para una forma de silogismo. 480
gió para este asunto a nuestro Maestro 486 Janotus de Grannardo487.
CAPÍTULO XVIII Sobre cómo enviaron a Janotus de Grannardo para que recuperara las campanas mayores de manos de Gargantúa
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Se llamaba orador al Maestro de la Facultad de Artes, en la Sorbona. théologien en las ediciones anteriores a la de 1542. Maistre era el tratamiento dado a los doctores en teología. Janotus de Bragmardo o Janot deus Bragmardo es una alusión hecha sobre el verbo bragmarder, ‘trabajar con el miembro masculino’. Lo pasamos a este Grannardo por cierta resonancia con el nombre inventado por Rabelais, así como por su acercamiento a la aplicación que del nardo se hace en algunas canciones españolas.
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l Maestro Janotus, rapado a lo César488, vestido con liripipion489 a la antigua, bien antidotado el estómago con codoñate490 de horno y agua bendita de bodega, fue hasta la casa de Gargantúa, aguijando por delante a tres bedeles491 de morro rojo y con cinco o seis maestros inertes492 por detrás, total y especialmente cubiertos de mugre según lo propio de la casa493. 488 489
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Recordemos la imagen de César, escaso de cabello. lyripipion, especie de capucha larga que llevaban los doctores en teología en la Sorbona. En las ediciones anteriores a la de 1542 se dice incluso lyripipion théologal. coudignac o cotignac, dulce típico de la región de Orleáns, que aún se hace en nuestros días. La receta —como otras muchas de confitería— queda recogida por Nostradamus en su Traité des fardements et confitures (1555): se trata de una especie de gelatina a base de membrillo, pero no se prepara al horno. Parece que era muy apreciado por las hijas de Luis XV; desapareció durante la Revolución y fue posteriormente recuperado. Es dulce que también se da en Aragón.– Rabelais juega aquí con el pan, que sí se hace al horno, y el agua (bendita de bodega, el vino) como alimentos básicos. Juego de palabras: Rabelais dice vedaulx, lo que en la lengua de oc es ‘terneros’; no nos extrañaría mucho que una persona fuera aguijando a tres terneros de morro rojo. Pero es que lo pone, a conciencia y sin lugar a dudas, por bedeaux, ‘bedeles de Universidad’ o ‘pertigueros de iglesia’, de morro rojo por la bebida. Juego de palabras: inertes por in artibus, en artes. bien crottez à profit de mesnaige sería más literalmente ‘muy mugrientos según conviene a la casa’, es decir, a la Universidad. La expresión à profit de mesnaige se ha dicho ya en el capítulo V, y se repetirá dos veces más en el Quart Livre, capítulos XLVI y LXV.
Ponocrato se los encontró en la entrada y se asustó al verlos así disfrazados y pensó que fueran máscaras que hubieran perdido el sentido. Después, preguntó a uno de los mencionados maestros inertes de la compañía qué buscaba aquella mascarada. Se le contestó que pedían que las campanas les fueran devueltas. Nada más oír aquello, Ponocrato corrió a dar la noticia a Gargantúa, para que tuviera preparada la contestación y deliberara inmediatamente lo que había que hacer. Gargantúa, prevenido del caso, llamó aparte a su preceptor Ponocrato, a su mayordomo Filotomía494, a su escudero Gimnasta495 y a Eudemón, y someramente trató con ellos tanto sobre lo que había que hacer como sobre lo que había que responder. Todos fueron de la opinión que se los llevaran al cuartito de la jarrilla496 y que allí los hicieran beber rústicamente497; y, para que aquel tosigoso no entrara en vanagloria por haber devuelto las campanas 494
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Philotomie, nombre sacado del griego PHILÉŌ y TÉMNŌ: ‘que le gusta cortar’. Gymnaste, encargado de la preparación física de Gargantúa. Los nombres que Rabelais busca para sus personajes no están nunca, como se ve, dejados al azar. El restrait du gobelet es exactamente el cuartillo en el que se pone el vino a refrescar. El restrait es, por lo general, el ‘retrete’, las ‘letrinas’, en un significado hoy perdido por completo en francés. Se empleaba también en determinados casos como éste, para decir ‘lugar retirado o recogido’. Cfr Quart Livre, cap. XXXV. También en la literatura clásica española encontramos el retrete del alma o del corazón, por ejemplo.
a su requerimiento, que se mandara a buscar, mientras estuviera copeando, al Preboste de la ciudad, al Rector de la Facultad, al Vicario de la iglesia, a los cuales, antes de que el sofista498 hubiera expuesto su misión, se les devolverían las campanas. Después de esto, ante los presentes, tendría lugar la hermosa arenga. Así se hizo y, una vez llegados los mencionados, se introdujo al sofista en plena sala y comenzó como sigue, tosiendo.
CAPÍTULO XIX La arenga499 que el Maestro Janotus de Grannardo dirigió a Gargantúa para recuperar las campanas ¡E
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En las ediciones anteriores a la de 1542 se dice théologalement en lugar de rustrement. Se dice théologien en las ediciones anteriores a 1542, tanto aquí como un poco más adelante. En esta arenga, Rabelais aprovecha para ridiculizar la jerga rebuscada y vacía de los escolásticos del momento.
jem, jem, jem! Mna dies500, Señor, Mna dies, et vobis501, Señores. Sólo sería bueno que nos devolvieseis nuestras campanas, pues nos hacen gran falta. ¡Ejem, jem!, ¡hajh! Ya rechazamos en otro tiempo el buen dinero del pueblo de Londres, en Cahors, como el de Burdeos, en Brie 502, que las querían para la substantífica calidad de la complexión elemental que se halla entronificada503 en la terrestridad de su naturaleza quiditativa para extrañizar504 los halos y las turbulencias sobre nuestras viñas, que no son verdaderamente nuestras, sino de aquí cerca; ya que, si perdemos el morapio, lo perdemos todo, razón y ley505. Si a mi petición nos las devolvéis, ganaré seis palmos506 de salchichas y un buen par de calzas que me sentarán muy bien para las piernas, o no cumplirán su 500 501
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Dicho precipitadamente y en latín, ‘buenos días’. et vobis, ‘y a vosotros’. No se trata de una equivocación del Maestro Janotus: hay, efectivamente, un Londres en el Quercy, y un Burdeos cerca de Meaux, en la región parisina. intronificquée por intronisée en el texto francés; mantenemos el rebuscamiento lingüístico también en español. extreneizer, que hemos dado como «extrañizar», por ‘extrañar’, ‘alejar’; una vez más, Rabelais juega con los modos escolásticos. Hay un refrán francés que dice: Qui perd tout son bien perd aussi la tête; Rabelais lo transforma en: Si nous perdons le piot, nous perdons tout, et sens et loi. El piot puede ser ‘morapio’ y también ‘cabeza’; y sens puede ser ‘razón’ y tembien cens, ‘renta’. Las posibilidades de interpretación y juego con el refrán son, como se ve, multiples.
promesa. ¡Oh, por Dios, Domine, que un par de calzas está bien, et vir sapiens non abhorrebit eam 507. ¡Ah, ah! No tiene un par de calzas quien quiere, ¡lo sé muy bien por mí mismo! Escuchad, Domine, hace dieciocho días que estoy matagrabolizando508 esta hermosa arenga: Reddite que sunt Cesaris Cesari, et que sunt Dei Deo509. Ibi jacet lepus510. A fe mía, Domine, si queréis cenar conmigo in camera, ¡por el cuerpo de Dios!, charitatis511, nos faciemus bonum
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pan o empan, incluso espan (del fráncico *SPANNA) es casi exactamente un palmo (= 24 ó 25 centímetros). et vir sapiens non abhorrebit eam, ‘y un hombre inteligente no la rechazará’ (se refiere al par —femenino en francés— de calzas). je suis a matagraboliser, ‘estoy meditando’, ‘pensando’, ‘obteniendo de la nada’, ‘lucubrando’. Pero preferimos mantener en español la forma dada por Rabelais, que es por sí misma bastante expresiva. Reditte que sunt Cesaris Cesari. et que sunt Dei Deo, ‘Devolved a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios’ (Lucas, XX, 25). Ibi jacet lepus, ‘Ahí yace la liebre’; lo que equivale a decir ‘ahí está la cuestión’. Añadido, a nuestro parecer muy intencionadamente, en la edición de 1542. in camera charitatis, ‘en la habitación de caridad’, donde comían gratuitamente aquellos que se acogían a la caridad de un convento. Respetamos la forzada construcción que da Rabelais: in camera, par le corps Dieu ! charitatis.
cherubin512. Ego occidi unum porcum, et ego habet513 buen vino. Pero con el buen vino no debe hacerse mal latín. Conque, de parte Dei, date nobis clochas nostras 514. Tened, os largo de parte de la Facultad un Sermones de Utino515 para que utinam, nos entreguéis las campanas, Vultis etiam pardonos? Per diem, vos habebitis et nihil poyabitis516. ¡Oh, Señor Domine, clochidonnaminor nobis! Dea, est bonum urbis517. Todo el mundo se sirve de ellas. Si a vuestra yegua le sientan bien, así ocurre con nuestra Facultad, que 512
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nos faciemus bonum cherubin, decían los clérigos para indicar que iban a comer abundantemente, jugando con chérubin y chere, ‘comida’, en general. De todas formas, el latín del Maestro Janotus empieza a sufrir la influencia del vino. Ego occidi porcum et ego habet bon vino (lo que debía ser habeo en vez de habet, y vinum en lugar de vino, además de que bon es palabra francesa y no latina; de ahí que la hayamos traducido), ‘He matado un cerdo y tengo buen vino’. El Maestro Janotus, dándose cuenta de que sus errores en latín son palpables y de bulto, añade inmediatamente que con el buen vino no debe hacerse mal latín. de parte Dei, date nobis clochas nostras, ‘por Dios, dadnos nuestras campanas’. Sermones de Utino es un juego más de Rabelais, esta vez entre el predicador Matthéi d’Udine (llamado Utino) y la conjunción utinam, ‘ojalá’, que viene inmediatamente. Vultis etiam pardonos? Per diem, vos habebitis et nihil poyabitis, ‘¿Quéréis también perdones? Por Dios, que los tendréis y no pagaréis nada’. Se trata nuevamente de latín macarrónico. Domine clochidonnaminor nobis!, Dea, est bonum urbis, ‘Señor, ¡(sed) campanidonador para nosotros! Es, en efecto, bueno para la ciudad’.
comparata est jumentis insipientibus et similis facta est eis, psalmo nescio quo... 518 Lo tenía, sin embargo, anotado en mi papel, et est unum bonum Achilles519. ¡Jem, jem, ejem! ¡Hahj! ¡Ea! Os voy a demostrar que me las debéis entregar. Ergo sic argumentor: Omnis clocha clochabilis, in clocherio clochando, clochans clochativo clochari facit clochabiliter clochantes. Parisius habet clochas. Ergo gluc520. ¡Ajajá! ¡Eso es hablar! Está in tertio prime, en Darii521 o en otra parte. Por mi alma que ha conocido un tiempo en el que hacía yo diabluras al argüir, pero en el momento presente lo único que hago es soñar y ya sólo necesito de
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que comparata est jumentis insipientibus et similis facta est eis, psalmo nescio quo, ‘que ha sido comparada a los jumentos insensatos y se ha hecho similar a ellos, según no sé qué salmo’. Señalemos para el curioso que debe de tratarse de una alusión al Salmo XLVIII, 13. et est unum bonum Achilles, ‘y es un buen Aquiles’ (entendiendo Aquiles como sinónimo de argumento irrefutable, según la jerga escolástica. Ergo sic argumentor: Omnis clocha clochabilis, in clocherio clochando, clochans clochativo clochari facit clochabiliter clochantes. Parisius habet clochas. Ergo gluc, ‘de modo que argumento así: toda campana campanable campaneando en campanario hace campanear por el campanativo a los campanantes campanablemente. París tiene campanas. Conque gluc’ (esta última forma servía para terminar algo que se pretendía evidente, aunque no lo fuera tanto). in tertio prime, en Darii, ‘en el tercero de la primera, en Darii’ (término mnemotécnico de silogismo).
ahora en adelante buen vino, buena cama, la espalda a la lumbre, el estómago a la mesa y escudilla bien honda. Conque, Domine, os lo ruego, in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti, amen, que me devolváis nuestras campanas, y Dios os guarde de mal y Nuestra Señora de la Salud, qui vivit et regnat per omnia secula seculorum, amen. ¡Jem, jem, hajh, gremhemhahj! Verum enim vero, quando quidem, dubio procul, edepol, quoniam, ita certe, meus Deus fidus522, una ciudad sin campanas es como un ciego sin bastón, un burro sin baticola y una vaca sin cencerro. Mientras no nos las hayáis devuelto, no dejaremos de clamar contra vos como un ciego que ha perdido el bastón, de vociferar 523 como un burro sin baticola y de bramar como una vaca sin cencerro. Un quidam latinizador, que vivía cerca del Hospital524 dijo una vez, alegando la autoridad de un tal Tapponus — me equivoco: era Pontanus525, poeta secular—, que le gus522
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Verum enim vero, quando quidem, dubio procul, edepol, quoniam, ira certe, meus Deus fidus, ‘En verdad, en verdad, ya que, sin duda, puesto que, ciertamente, por Dios a fe que’. Se trata de retórica hueca que parodia el modo de hablar de algunos oradores de entonces. braisler (o brailler, hoy), ‘vociferar’, pese a que cabría esperar el verbo braire para el asno. El Hostel Dieu es el Hospital de Misericordia, gratuito. Giovanni-Giovano Pontano (de finales del siglo XV) es tratado de poeta secular por los doctores de la Sorbona —como trataban incluso a los poetas clásicos— porque no había obtenido el grado de Doctor.
taría que fueran de pluma y que el badajo fuera el rabo de un zorro, porque le producían crónico 526 en las tripas del cerebro cuando componía sus versos carminiformes527. Pero patatín, patatán, tiquitoc tolón528, fue declarado herético; los hacemos como con cera529. Y ya no dice más el declarante. Valete et plaudite. Calepinus recensui530.
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Es indudable que el Maestro Janotus, ya vemos que algo entrado en vino, quiere decir cólico y se equivoca. Guy Demerson ve en este carminiformes una posible alusión a los medicamentos carminativos, que favorecen las ventosidades. Onomatopeyas que Rabelais dice nac patetin petetac, ticque, torche, lorne, mezclando imperativos de verbos (torcher, lorner) cercanos a la afición del autor por lo escatológico. Nos inclinamos a pensar, con G. Demerson, que Rabelais hace decir a Janotus que fabrican herejes con facilidad, como si fueran de cera; aunque Pierre Michel interpreta como désir, ‘deseo’, ‘voluntad’, este de cire. Valete et plaudite. Calepinus recensui, son dos fórmulas de conclusión; la primera, de comedia latina («adiós y aplaudid»); y la segunda, de escriba («Yo, Calepino, he reseñado», debiendo señalar además que Calepin era autor de un conocido diccionario); anteriormente, Janotus ya había dado otra fórmula concluyente: Et plus n’en dit le déposant, que hemos traducido por «Y ya no dice más el declarante».
Sobre cómo el sofista se llevó el paño y entabló proceso contra los demás maestros531
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l sofista no había hecho más que acabar cuando Ponocrato y Eudemón rompieron a reír tan profundamente que faltó poco para que entregaran el alma a Dios, ni más ni menos que como Craso532 al ver a un burro huevudo comiendo cardos 533, y como Filemón534 al ver a un burro comiéndose los higos que habían preparado para la cena, que murieron a fuerza de reír. Con ellos empezó a reír el Maestro Janotus, a cuál más y mejor, tanto que las lágrimas se les venían a los ojos por la vehemente conmoción de la substancia del cerebro, en la cual fueron exprimidas535 aquellas humedades 531
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Antes de 1542, el título de este capítulo era Sobre cómo el teólogo se llevó el paño y entabló proceso contra los sorbonistas. Cuenta Plinio el Viejo en su Historia natural, VII, 19, que Craso sólo rió una vez en su vida. Relatado por Erasmo en sus Adagios, I. Cfr. Valerio Máximo (s. I d.C), IX, 12. Rabelais vuelve a contar esta anécdota del poeta Filemón en su Quart Livre, capítulo XXVII. Y hemos leído algo sobre Filemón en el capítido X de este libro. exprimer, del latín exprimere (de PREMERE, ‘estrujar’), es normalmente, desde 1180 (fecha en que aparece escrito por primera vez), ‘expresar mediante la palabra, el gesto’, etc. No figura en
lacrimales y trastocadas junto a los nervios ópticos. De manera que en ellos estaba representado Demócrito heraclitizando y Heráclito democritizando536. Una vez calmadas por completo aquellas risas, Gargantúa consultó con su gente sobre lo que había que hacer. Entonces Ponocrato opinó que se volviera a dar de beber a aquel hermoso orador y, visto que les había proporcionado pasatiempo y hecho reír mejor de como lo hubiera hecho Songecreux537, que le entregaran los diez538 palmos de salchichas mencionados en la divertida arenga, con un par de calzas, trescientos troncos para quemar, veinticinco moyos de vino, una cama con tres colchones de pluma ansarina y una escudilla muy capaz y profunda, cosas que decía le serían necesarias para su vejez. Todo se hizo como había sido pensado, salvo que Gargantúa, dudando de que se encontraran en aquel momento calzas cómodas para sus piernas, dudando también de cómo convendrían mejor al mencionado orador, si a la
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los diccionarios con el significado de ‘exprimir’, ‘sacar el jugo de una fruta’, hasta 1580; sin embargo, entendemos que su sentido no puede ser otro en este texto de Rabelais —anterior en casi cincuenta años, pues—. Heráclito (576-480 a.C.) lloraba por la estupidez de los hombres; y Demócrito (siglo V a.C.), por el contrario, se reía. Cómico muy popular y conocido ya a principios del siglo XVI. Se llamaba en realidad Jean de l’Espine (¿1505-1597?). En el capítulo anterior hemos leído que los palmos de salchichas eran seis, y no diez como ahora dice.
martingala, que es un puente levadizo de culo 539 para excrementar más a gusto, o a la marinera540, para aliviar mejor los riñones, o a la suiza541, para mantener caliente la panza, o en cola de merluza542, por miedo a recalentar los riñones543, mandó que le entregaran siete anas de paño negro y tres de blanqueta para el forro. Los ganapanes llevaron la madera; los Maestros en Artes llevaron las salchichas y escudillas; el Maestro Jonatus quiso llevar la tela. Uno de los mencionados maestros, llamado José Tiesicha544, le reconvenía que aquello no era ni honesto ni de-
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martingale, del provenzal MARTEGALO (formado a partir del nombre de la población meridional de Martigues), ‘pantalón que se ataba por la trasera mediante una pieza abatible’. Hasta comienzos del siglo XVII no adquiere el valor de ‘correa o sistema de correas que se emplea en equitación para que el caballo no cabecee’. Rabeláis debe de ser uno de los primeros en emplear el término en francés. Especie de calzón alto de cintura y muy ancho de pernera que llevaban los marineros. Quizá, con peto. Cfr. nota 19 del capítulo VIII. En las ediciones anteriores a la de 1542 no figura desde «dudando también» hasta «recalentar los riñones». Maistre Joussé Bandouille es un apellido compuesto sobre andouille, ‘especie de salchicha’, y el verbo bander, ‘tensar’ o, en los terrenos de sentido en que se mueve Rabelais, ‘poner tieso’ (referido en especial al miembro masculino); intentamos un nombre que pretende similar evocación en castellano.
cente para su estado545 y que se la entregara a alguno de ellos. —¡Ha! —dijo Janotus—, borrico, borrico, no concluyas in modo et figura546. Mira para lo que sirven las suposiciones y Parva logicalia. Panus pro quo supponit547? —Confuse —dijo Tiesicha— et distributive548. —No te pregunto —dijo Janotus—, borrico, quo modo supponit, sino pro quo549; y es, borrico, pro tibiis meis550. Por eso lo llevaré yo egomet, sicut suppositum portat adpositum551. De modo que se lo llevó a hurtadillas, como hiciera Patelín con su paño552.
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En las ediciones anteriores a la de 1542 dice «para su estado teologal». in modo et figura, ‘conforme al modo y a la figura’. Parva logicalia. Panus pro qua supponit ?, ‘Pequeña lógica, ¿para quién se supone [que es] el paño?’ La Parva logicalia es la lógica formal, los «Elementos de lógica» de la Escolástica. Confuse et distributive, ‘confusa y repartidamente’. quo modo supponit [...] pro quo, ‘de qué manera [...] para quién. pro tibiis meis, ‘para mis canillas’ egomet, sicut suppositum portat adpositum, ‘yo mismo, como lo supuesto lleva lo apuesto’. Cfr. la farsa de Maître Pathelin, que se pone en escena por primera vez en 1488. Pathelin se lleva la tela él mismo, a pesar de que el vendedor se la quiere acercar a su casa, como muestra de cortesía. Pero sabemos perfectamente desde el principio cuáles son las intenciones de Maître Pathelin.
Lo bueno fue cuando el tosigoso, gloriosamente, en plena sesión de los Maturinos553, reclamó las calzas y las salchichas, pues perentoriamente le fueron denegadas, ya que se las había dado Gargantúa, según las informaciones dadas sobre ello. Él les hizo ver que había sido gratis y por su propia voluntad, por lo cual no quedaban en absoluto absueltos de sus promesas. A pesar de ello, le respondieron que se contentara con la razón y que no le darían ninguna migaja más. —La razón —dijo Janotus—, nunca la usamos en esta casa. Traidores, desgraciados, no valéis nada; no hay sobre la tierra gente más perversa que vosotros, lo sé perfectamente. No cojeéis delante de los cojos 554: yo he ejercido la maldad con vosotros. ¡Por el bazo de Dios 555 que haré saber al rey los enormes abusos que aquí y por vuestras manos se forjan y realizan, y que coja yo la lepra si no
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Los teólogos se reunían en la Sorbona o, según los casos, en la iglesia de los Mathurins (frailes de la orden religiosa de la Trinidiad, creada en 1198 para la redención de los cautivos).– En las ediciones anteriores a la de 1542 leemos acte de Sorbonne. Ne clochez pas devant les boiteux es forma proverbial que se emplea generalmente como sinónimo de ‘hipócrita’; pero aquí, por lo que sigue, más parece que quiere indicar que el Maestro Janotus no necesita aprender nada de los demás, no necesita que se le enseñe a cojear, porque él ya es cojo. Par la ratte Dieu: ratte o rate, ‘bazo’, de etimología oscura; quizá venga del neerlandés RATE, ‘lengua de miel’, por similitud de forma.
os manda quemar a todos por sodomitas 556, traidores, heréticos y seductores, enemigos de Dios y de la virtud557! Ante estas palabras, tomaron nota contra él; él, por otra parte, hizo que fueran citados a comparecer. Total, que el proceso quedó retenido por el Tribunal y ahí está todavía. Los magistres558 entonces hicieron voto de no desenmugrarse; el Maestro Janotus, con sus partidarios, hizo voto de no sonarse los mocos hasta que fuera definitivamente fallado el caso. Con estos votos siguen hasta el momento presente, mugrientos y mocosos, pues el Tribunal aún no ha cribado bien todos los documentos: la sentencia se dará en las próximas calendas griegas, es decir nunca, según sabéis que hacen más que la naturaleza y en contra de sus propios artículos. Los artículos de París cantan que sólo Dios puede hacer cosas infinitas. La naturaleza no hace nada inmortal, pues pone fin y periodo a todas las cosas que produce; ya que omnia orta cadunt559, etc.; pero estos de556
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bougre, del latín BULGARUS, ‘búlgaro’, empleado peyorativamente con el significado de ‘sodomita’ o ‘herético’; damos la primera de estas dos significaciones puesto que aparece héréticque inmediatamente después. Era corriente tal insulto e incluso condenar por sodomita. Rabelais se sirve claramente de Janotus para expresar sus propios sentimientos. Dejamos el término latino, según figura también en la versión francesa; y señalamos al propio tiempo que en las ediciones anteriores a la de 1542 leemos en su lugar Sorbonicoles.
voradores de escarcha560 dejan ante sí colgando los pleitos, infinitos e inmortales. Por lo que han hecho real y verificado el dicho de Chilón561, el lacedemonio, consagrado en Delfos, que dice que Miseria es compañera de Pleitos y que los pleiteadores son miserables, pues antes les llega el final de sus vidas que el de sus pretendidos derechos.
CAPÍTULO XXI El estudio de Gargantúa según la disciplina de sus preceptores sofistas562
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na vez así pasados los primeros días y devueltas las campanas a su lugar, los ciudadanos de París, en reconocimiento de tal honradez, se ofrecieron para mantener y alimentar a su yegua el tiempo que quisiera —lo que Gargantúa tomó con agrado— y la 559
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omnia orta cadunt, ‘todo lo que nace muere’; referencia a Salustio (86-34 a.C.), De bello jugurthino, II, 3. La escarcha se empleaba también para indicar una ligera capa de polvo blanco en el tocado; y la sucia esclavina de caspa que lucen los descuidados. Cfr. la Historia natural, VII, 32, de Plinio el Viejo. En las ediciones anteriores a la de 1542 dice précepteurs Sorbonagres.
mandaron a vivir al bosque de Bière563. Creo que ahora ya no estará. Hecho esto, quiso con todos sus sentidos estudiar a discreción de Ponocrato; pero éste, para empezar, ordenó que hiciera según su costumbre, con el fin de comprender por qué medio, en tanto tiempo, sus antiguos preceptores lo habían hecho tan fatuo, necio e ignorante. Distribuía, pues, su tiempo de tal manera que de ordinario se despertaba entre las ocho y las nueve, según fuera o no de día; así lo habían ordenado sus antiguos regentes564, alegando lo que dijo David: Vanum est vobis ante lucem surgere565. Después, pataleaba, daba saltos y se revolcaba en la cama un tiempo para refocilar mejor sus espíritus animales; y se vestía según la estación, aunque llevaba preferentemente una bata grande y larga de gruesa frisa forrada de zorro; luego, se peinaba con el peine de Almain566, que eran los cuatro dedos y el pulgar, pues sus
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La forêt de Bière es la de Fontainebleau. El primer párrafo terminaba aquí en las ediciones precedentes; en la de 1542 añade Rabelais je croy qu’ elle n’y soit plus maintenant, ‘creo que ahora ya no estará’. Antes de 1542 leemos régens théologiques en lugar de sólo antiques. Vanum est vobis ante lucem surgere, ‘Vano es que os levantéis antes de que surja la luz’, Salmo CXXVI, 2. Jacques Almain, teólogo, doctor por la Sorbona, de finales del siglo XV.
preceptores decían que peinarse de otra forma, lavarse y asearse era perder el tiempo en este mundo. Luego, excrementaba, meaba, devolvía, regoldaba, ventoseaba, bostezaba, escupía, tosía, lloriqueaba567, estornudaba y se sonaba como un archidiácono y desayunaba, para combatir el rocío y los malos aires: buenos callos fritos, buenos churrascos, buenos jamones, buenas cabritadas y abundantes sopas de prima568. Ponocrato lo amonestaba diciéndole que no podía ponerse a comer tan pronto, nada más salir de la cama, sin haber hecho antes algún ejercicio. Gargantúa contestó: —¡Cómo! ¿No he hecho suficiente ejercicio? Me he revolcado por la cama seis o siete veces antes de levantarme. ¿No es suficiente? El papa Alejandro569 así lo hacía por consejo de su médico judío y vivió hasta su muerte, a pesar de los envidiosos. Mis primeros maestros me han acostumbrado a ello, diciendo que el desayuno mejora la memoria; por eso, lo primero que ellos hacían era beber. A mí me sienta la mar de bien y me hace almorzar mejor. Y 567
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Está añadido en la edición de 1542 desde «ventoseaba» hasta «lloriqueaba». Se llamaba sopas de prima a las rebanadas de pan empapadas en una buena salsa, que tomaban los monjes y frailes después de sus primeras oraciones del día, a las seis de la mañana. Referencia a Alejandro VI Borja (papa desde 1492 hasta su muerte, en 1503), cuyo médico era un judío converso, Bonnet de Lotes, autor del tratado de astrología Annuli compositi super astrologiam utilitates.
Maese Tubal (que fue el primero de su licenciatura en París) me decía que toda la ventaja no está en correr mucho, sino en salir pronto; así, no está toda la salud de nuestra humanidad en beber, beber y beber como esponjas 570, sino más bien en beber por la mañana; unde versus571: En levantarse de mañana no hay placer; de mañana, lo mejor es beber.572 Después de haber desayunado, como correspondía, iba a la iglesia y le llevaban en un gran canasto un voluminoso breviario empantuflado573 que pesaba, entre la grasa, los broches y el pergamino574, poco más o menos once quintales y seis libras. Allí mismo oía veintiséis o treinta misas. Entretanto, venía su repetidor de horas
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Nos apartamos algo del texto francés, que dice boyre a tas, a tas, a tas comme canes, ‘beber a montones, a montones, a montones como patas’. Unde versus, ‘De donde el verso’. Lever matin n’est point bon heur; Boire matin est le meilleur. La expresión es proverbial, pero con déjeuner en lugar de boire. La variante se debe a Rabelais. empantophlé, ‘envuelto o enfundado como si fuera un pie dentro de un pantuflo’. tant en gresse, que en fremoirs et parchemin nos recuerda la expresión carnicera tant en graisse qu’en chair et os. ¿Se refiere Rabelais a la grasa que van dejando los dedos? ¿No pretendería insinuar la enjundia, el contenido del misal?
titular, empaletocado575 como una abubilla576 y muy antidotado el aliento a fuerza de jarabe de viña; con él mascullaba todos los kiries y tan curiosamente los esfollaba que no se le caía ni un grano al suelo. Al salir de la iglesia, le traían en un carromato de bueyes un cargamento de padrenuestros de SaintClaude577, cada uno tan grande como la horma de un bonete, y, paseando por los claustros, las galerías o el jardín, rezaba más que dieciséis eremitas. Después, estudiaba durante una triste media hora, con los ojos sentados en su libro; pero (como dice el cómico578) su alma estaba en la cocina. Conque, después de mear un orinal579 hasta los bordes, se sentaba a la mesa y, como era flemático por na575
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Lo dejamos muy cerca del original empaletocqué, ‘envuelto en un paletó’. Se dice duppe por huppe en los siglos XV y XVI, sin que se conozca con certeza la etimología. El pájaro en cuestión tiene fama de tonto, de donde el significado moderno de dupe, ‘víctima (inocente) de engaño’. En Saint-Claude, en el Jura, se hacen cosas de madera torneada, adornadas a veces muy profusamente. Los rosarios de SaintClaude, de madera y con incrustaciones preciosas, estaban de moda por aquellos tiempos; Rabelais los recuerda sin duda porque no eran precisamente símbolo de pobreza eclesial. Referencia a Publio Terencio (185-159 a.C.), El Eunuco, IV, 8, citado por Erasmo en sus Adagios. En las ediciones primeras, anteriores a la de 1542, se lee plein official, dándose entonces paso a confusión entre orinal y oficial de los Tribunales eclesiásticos (cfr. nota 20 del capítulo IX).
turaleza, comenzaba su almuerzo con algunas docenas de jamones, de lenguas de buey ahumadas, de botarga 580, de salchichones y otros cuantos precursores del vino. Mientras tanto, cuatro de los suyos le iban echando en la boca, uno tras otro, continuamente, mostaza a paletadas. Después, bebía un horrífico trago de vino blanco para aliviar los riñones. Luego comía, según la estación, carnes conforme a su apetito y dejaba de comer cuando el vientre le tiraba.
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Cfr. nota 3 del capítulo III.
En beber no tenía ni fin ni canon, pues decía que las metas y los mojones de beber estaban cuando el corcho de los pantuflos de la persona que bebía se hinchaba un pie de alto.
CAPÍTULO XXII Los juegos de Gargantúa581 581
Este capítulo forma parte del XXI en las ediciones anteriores a
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espués, mascullando pesadamente unos retazos de gracias, se lavaba las manos con vino fresco, se limpiaba los dientes con una pata de cerdo y charlaba alegremente con su gente. Luego, extendiendo el tapete verde, se desplegaban abundantes cartas, cantidades de dados, con refuerzo de tableros. Y jugaba582: al flujo583, a la prima, a la roba, al saco, al triunfo,
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1542; y era sensiblemente más breve. Sólo unos treinta de los doscientos diecisiete juegos que enumera Rabelais son reconocibles hoy con seguridad, bien porque han sido localizadas las reglas, bien porque aún se conservan. Lo cierto es que esta relación de juegos ha suscitado una bibliografía bastante abultada. Nos conformamos aquí con apuntar que Rabelais inventa indudablemente algunos, designa otros con un nombre local limitado, da como nombres las primeras palabras de una cancióncilla o retahíla, etc. Traducimos muchas veces por simple aproximación, ya que sólo hemos encontrado unos pocos equivalentes reales. Respetamos, por otra parte, la cursiva con que tradicionalmente se vienen editando en versiones modernizadas; e intentamos acercarnos a algunas alusiones y cacofonías. Reconocemos que las traducciones que se dan soy muy discutibles… y que el capítulo merece un repaso a fondo. El flux era un juego de cartas que se repite en testimonios del XVI. Quizá sea la berlanga en castellano.
a la picardía, al ciento, al zarzal584, a la treinta y una, a par y sigue, a trescientos, al desgraciado, a la condenada, a la carta levantada, al descontento, al lansquenete, al cornudo, a quien tiene habla, a roba, nada, sube, horada, a la boda, al contento, a la opinión, a quien hace una cosa hace la otra, a la secuencia, a las campanillas585, a los escaqueados586, a la bribona, el que gana pierde, 584
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En el texto francés es espinay (del latín SPINETA), ‘lugar en el que nacen arbustos espinosos’. luettes, juego de naipes de echar que, al parecer, propagan los españoles por la costa atlántica francesa. tarau (hoy tarot), en el que los naipes quedan escaqueados sobre el tapete. Del italiano TAROCCO.
al embaucado, al tormento, a la zumba, al glic, a los honores, a la morra, al ajedrez, al zorro587, al tres en raya, a las vacas, a la blanca, a la suerte, a los tres dados, a las tablas, a la burla burlando588, a la dobla589, a la ranilla, al bariñín, al trictrac590, 587
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Variante del juego de las damas; hoy lo tenemos aún en francés con el nombre de Le loup et l’agneau. nicnocque lo hemos hecho, como derivado de nique, ‘burla’. Lo que Rabelais llama lourche, ‘legra’. Pero se trata de un juego de dobla o baza, de donde sacamos nuestra traducción. trictrac también en el texto francés; se trata de una onomatopeya de principios del siglo XVI para designar un juego parecido al actual jaquet, que consistía en mover fichas similares a las de las damas sobre un tablero, conforme a los puntos marcados por los
a todas las tablas, a tablas abatidas, al reniegabiós591, al forzado, a las damas592, a la mueca, a primus secundus593, al pie de la colina, a las llaves, al diamante franco594, a pares o nones, a cara o cruz, a las martas, a los tacaños, a la bola595, al remendón, al búho,
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dados. reniguebieu, deformación de je renie Dieu, ‘reniego de Dios’. Se jugaba con dados. Las damas llegan precisamente a principios del siglo XVI a Francia. Juego de escuela de niños, al parecer. En francés dice franc du carreau. Quizá, puesto que los juegos de naipes terminan en esta relación con el juego de los honores, no alude este franc du carreau a la baraja, sino a una baldosa o dibujo que pudiera hacerse en el suelo. Esta bille era algo parecido a lo que hoy es el croquet.
a la caricia de la liebre, a la tiralitantana596, a cochinillo pasa delante, a la picaza, al cuerno, al buey violado, al mochuelo, a te mato callando, a picotear, a desherrar el borrico, a laiaultru a arre borriquillo, a me siento, a la barba de mierda597, a la bosquiña, a saca el alfiler, a echar diarrea598, a compadre, préstame tu saco, al cojón de borrego599, a la expulsión, 596
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tiralitantaine: no hemos hallado tampoco más versión en español que mantener la onomatopeya. Parece que oribus equivalía a ‘mierda’ en el siglo XVI; hasta principios del XIX no lo encontramos con el significado de ‘resina amarillenta’, que se echa en la chimenea en determinadas zonas del oeste de Francia. bouttefoyre, del verbo bouter, del germánico BOTAN, ‘golpear’ o ‘echar fuera’; y foire, ‘diarrea’.
a los higos de Marsella, a la mosca, al arquero encontrado, a la recogida, al colmillo señora, a vender la avena, a soplar el carbón, al escondite, al juez vivo y al juez muerto, a sacar los hierros del horno, a falsa villano, al guarnigón, al jorobado áulico, a san Hallado, a coge cagarria, al peral, al pimpompete, al triorí600, al círculo, a la cerda, a barriga contra barriga, a los montones601, 599
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Puede que se tratara de jugar con una vejiga de cordero hinchada. Este triori es un baile bretón. aux combes por combles, ‘montones’; no se trata de ninguna manera del juego de la comba, que se llamaba —y lIama— sencillamente la corde en francés.
a la varilla, al chito, a sigo, a Foucquet, a los bolos, a la raspilla602, a la bola plana, al virote, a pica en Roma, a roscomierda, a Angenart, a la bola corta, a la arpía, a la arrugadilla, a rompejarro, a mi talento, a la pirueta, a las alfombras de flores, al palo corto, al palomar, a inclinagaita, al piquete, a la blanca, al huroncillo, a la cicuta, 602
Suponiendo que rapeau sea un diminutivo de rape, ‘raspa de la uva’.
al castillete, a la hilera, al hoyuelo, al roncador, a la trompa, al trompo603, a las tinieblas, al pasmado, a la borracha, a la lanzadera, al azotador, a la escoba, a san Cosme, te vengo a adorar604, al escarabajo pardo, a os cojo sin verde, a bien y del todo se va a Cuaresma, a la encina ahorquillada, al caballo reventado, al rabo del lobo, a pedo en gaznate, a Guillermín, entrégame mi lanza, al breñadillo, al sobresalto, 603
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moyne es como se llama aún hoy a la peonza o trompo en el Anjeo. Cfr. Le jeu de Robin et Marion, de Adam de la Halle (siglo XIII), donde ya aparece este mismo juego.
al abedul, a la mosca, a tira, tira buey, a los propósitos, a nueve manos, a la venda loca605, al puente caído, a Colín606 embridado, a la chova, a la gallineta, a la gallina ciega, al guante de seda, al soplón, al sapo, al cayado, al pistón, al boliche, a las reinas, a los oficios, 605
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chapifol o chapefol, de chape, venda que se pone ante los ojos, y fol, loco; especie de juego de la gallina ciega, pero dejamos tal nombre para él Colin Maillard, que aparece más abajo (Véase nota inmediata siguiente). Colin, del neerlandés COLFISH, ‘pescadilla’, ‘pez carbón’, aparece en diversos juegos en francés desde finales del siglo XV. Hoy todavía se lIama Colin-maillard a la gallina ciega, con el mismo nombre que consagra el propio Rabelais en 1532 (cfr. tres más abajo en esta misma relación).
a cabeza con cabeza por los pelos, a la uva, a mala muerte, a los papirotazos, a lavar el tocado, Señora, a la ballestilla, a sembrar la avena, al comilón, al molinete, a defendo, a la revuelta, a la baticola607, al labriego, a la lechuza, a las escobillas rabiosas, a la bestia muerta, a sube, sube la escalerilla, al puerquecillo muerto, a culo salado, al pichoncito608, al tercio, a la repleta, al salto de la zarza, 607
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bacule es ‘baticola’; Guy Demerson interpreta que se trata de bascule, ‘báscula’. pigeonnet es lo que todos los niños franceses conocen hoy por pigeon vole.
a rayar, al escondite, al ochavo609 con la bolsa en el culo, al nido del cernícalo, al pasavante, a la breva, a las pedorretas, al mazo de mostaza, al cambos, a la recaída, al picantillo, a roecabeza, a la graja, a la grulla, a corta golpe, a la burla, a las alondras, a los capirotazos. a la desgraciada, al avío, a pasa diez, a las piedras, a las tabas610, 609 610
maille, ‘moneda de escaso valor’. Tanto el juego inmediatamente anterior, martres, como éste, pingres, vienen a ser las tabas, aunque dicho en normando y en angevino respectivamente. Nosotros hemos respetado la diferencia acudiendo asimismo a una distinción de nombre
al senderillo encontrado, a despellejar el zorro611, a cara con cola, Después de haber jugado bastante, peñerado, pasado y cernido el tiempo, convenía en jugar un poco —tocaban a once peguados612 por barba—, y, en seguida, después de banquetear, venía a tenderse en un hermoso prado o en la mismísima cama y dormir dos o tres horas sin malos pensamientos ni malas palabras. Una vez despierto, sacudía un poco las orejas. Entretanto, habían traído vino fresco; entonces bebía mejor que nunca. Ponocrato le recriminaba que era mala dieta beber así después de dormir. —Es —contestó Gargantúa— la verdadera vida de los Padres. Pues por mi propia naturaleza duermo salado y el dormir me ha valido tanto como si fuera jamón. Después, empezaba a estudiar un poco, padrenuestros por delante, montando, para lanzarlos en mejor for611
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según se juegue con piedras o con tabas. escorcher le renard, pese a que lo traducimos literalmente aquí, ya hemos visto que es ‘vomitar’ (Véase nota 8 del capítulo XI). El peguad era una medida de capacidad que valía, en el sur de Francia, 8 sextarios (sétiers), siendo cada uno de éstos la sexta parte del congio (1 congio = 3 litros, poco más o menos; 1 sextario = 0’5 litro; 11 peguados son, pues, 44 litros, aproximadamente). No hemos encontrado ninguna medida similar en español, por lo que dejamos —cosa que el propio Rabelais hace en francés— algo parecido a la voz meridional.
ma, una vieja mula que había servido a nueve Reyes. Así, mascullando613 con la boca y meneando la cabeza, iba a ver cómo cogían algún conejo con red. A la vuelta, se dejaba caer por la cocina para enterarse de qué carne había en el asador. Y ¡a fe mía que cenaba muy bien!, y con gusto invitaba a algunos bebedores de sus vecinos, con los que, bebiendo a cuál más y mejor, se contaban desde las antiguas cosas hasta las modernas. Entre otros, tenía como habituales a los señores de Fou, de Gourville, de Grignault y de Marigny614. Después de cenar, venían los bellos Evangelios de madera, es decir varios tableros615, o el hermoso flujo616 Un, dos, tres o Los restos para abreviar, o se iban a ver a las mozas617 de los alrededores, entre pequeños banquetillos, 613
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En la edición de 1542 se dice marmotant, ‘murmurando’, aunque con cierto refunfuño; en las ediciones anteriores tenemos marmonant, que viene a ser prácticamente lo mismo, pero sin la idea de refunfuño. Personajes localizados: Du Fou fue mayordomo de Francisco I; existía una familia Gourville en Angulema por aquella época; un Grignault fue chambelán de Carlos VIII; Marigny es nombre de una familia del Poitou. Tableros de juego que se abrían por el centro gracias de una bisagra, como si fueran libros. Se trata del primero de los juegos enumerados anteriormente. Hoy garse o garce tiene un marcado matiz peyorativo que no parece tener aún en época de Rabelais; se trata sencillamente del femenino de gars, ‘muchacho’.
colaciones y sobrecolaciones. Después, dormía sin desbridar hasta el día siguiente ocho horas.
CAPÍTULO XXIII Sobre cómo Ponocrato instruyó a Gargantúa con tal disciplina que no perdía hora del día C
uando Ponocrato conoció la viciosa manera de vivir de Gargantúa, pensó instruirlo de otro modo en letras; pero durante los primeros días fue tolerante, considerando que la naturaleza no soporta cambios repentinos sin gran violencia. De manera que, para empezar mejor su obra, rogó a un sabio médico de aquel tiempo, llamado Maestro Teodoro618, que considerara si era posible volver a Gargantúa a mejor camino; éste lo purgó canónicamente619 con 618
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En la edición de 1534, Rabelais se incluye a sí mismo bajo el anagrama de Seraphin Calobaresy. Su almanaque La Grande et Vraye Prognostication nouvelle pour l’an 1544 (editado en 1547 por Lucien Scheler) aparece firmado por Seraphino Calbarsy, que es prácticamente el mismo anagrama.– El nombre de Teodoro (‘dado por Dios’) no está dejado al azar. Referencia a la Purgation canonique, capítulo del compendio de textos legales llamado Digeste (o Pandectes, en griego), ordenado por el emperador Justiniano (483-565).
eléboro de Anticira620 y con tal medicamento le limpió toda la alteración y perversa costumbre del cerebro. También por este medio Ponocrato le hizo olvidar todo lo que había aprendido bajo sus antiguos preceptores, como hacía Timoteo621 con sus discípulos que habían sido instruidos bajo otros músicos. Para lograrlo mejor, lo introducía en grupos de gente sabia que allí había, por emulación de la cual le aumentó el espíritu y el deseo de estudiar de otra forma y de hacerse valer. Después, lo puso en tal ritmo de estudio que no perdía hora alguna del día, antes bien consumía todo su tiempo en letras y honesto saber. Gargantúa se despertaba, pues, hacia las cuatro de la mañana. Mientras lo frotaban, le leían algún pasaje de la divina Escritura en voz alta y clara, con pronunciación en consonancia con la materia, y ello estaba encomendado a un joven paje nacido en Basché622, llamado Anagnostes623. Según el propósito y el argumento de la lección, muchas veces se entregaba a reverenciar, adorar, rogar y suplicar a Dios, cuya majestad y maravillosos juicios mostraba la lectura. 620
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Puerto de Anticira.– El eléboro se empleaba para el tratamiento de la locura. Cfr. Marco Fabio Quintiliano (¿35-95?), Institutio oratoria, II, 3. Basché se encuentra en el partido de Chinón, cerca de Richelieu, en el departamento de Indre-et-Loire. Anagnostes es ‘lector’, en griego.
Después, iba a los lugares secretos a hacer excreción de las digestiones naturales. Allí, su preceptor le repetía lo que había sido leído, exponiéndole los puntos más oscuros y difíciles. A la vuelta, consideraban el estado del cielo: si estaba como lo habían observado la tarde anterior, y qué signos presentaba el sol, así como la luna, para aquella jornada. Hecho esto, era vestido, peinado, tocado, arreglado624 perfumado; mientras, le repetían las lecciones del día anterior. Él mismo las decía de memoria y metía en ellas algunos casos prácticos y concernientes al estado humano, los cuales extendía en ocasiones hasta dos o tres horas, aunque de ordinario cesaban cuando estaba totalmente vestido. Después, le leían durante tres buenas horas. Hecho esto, iban fuera, sin dejar de hablar de los temas de la lectura, y se entretenían en Bracque625 o en el prado y jugaban a la pelota, al frontón, a la pila trigona 626, 624
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accoustré, del verbo accoustrer, del latín vulgar *ACCONSUTURARE, de consutura, ‘costura’. Se emplea generalmente hoy en el sentido peyorativo de ‘vestir’ o ‘arreglar ridículamente’, matiz que, sin embargo, no parece tener aquí. Bracque es un frontón de la montagne Sainte-Geneviève, muy conocido por aquella época; parece que la enseña era un perro (brac es precisamente ‘perro de pelo corto y duro’, en provenzal, y con tal significado ha pasado al francés de hoy). La pile trigone es un juego en el que participan tres jugadores que se van lanzando una pelota. Lo dejamos tal cual porque no hemos hallado a qué juego corresponde en español.
ejercitando hábilmente los cuerpos como antes habían ejercitado las almas. Todo el juego se daba en absoluta libertad, pues dejaban la partida cuando les placía, normalmente al sudar los cuerpos o cuando estaban de alguna otra manera cansados. Una vez bien secos y frotados627, se mudaban de camisa y, paseando tranquilamente, iban a ver si la comida estaba preparada. Mientras esperaban, recitaban con claridad y elocuencia algunas sentencias retenidas de la lección. Entretanto, don Apetito llegaba y, con buena oportunidad, se sentaban a la mesa. Al principio de la comida, se leía alguna historia agradable de antiguas proezas, hasta que probaba el vino628. Entonces (si parecía bien), se seguía la lectura, o empezaban a platicar juntos con alegría, hablando, durante 627
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Contrariamente a lo que con frecuencia puede creerse, durante la Edad Media la gente se levaba e incluso existían baños termales (étuves) públicos de tradición romana; pero fueron cerrando y la costumbre de asearse estaba totalmente perdida a finales del siglo XV. Por el contrario, según recuerda repetidas veces Rabelais, era corriente entonces perfumarse. El agua, conforme a numerosos testimonios de la época, era dañina para la salud. Era costumbre comenzar la comida presentando a los comensales el vino que iba a beberse. Solo se bebía a partir del momento en que la persona de mayor dignidad lo hacía por primera vez. Hasta entonces, prácticamente no se hablaba, sino que se escuchaba alguna música o lectura.
los primeros meses, de la virtud, propiedad, eficacia y naturaleza de cuanto les servían a la mesa: del pan, del vino, del agua, de la sal, de las carnes, los pescados, las frutas, hierbas, raíces y del aderezo de todo ello. Con lo que aprendió en poco tiempo todos los pasajes de Plinio 629, Ateneo630, Dioscórides631, Julius Pollux632, Galeno633, Porfirio634, Opiano635, Polibio636, Heliodoro637, Aristóteles638, Eliano639 y otros referentes al tema. Una vez metidos en 629 630
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Historia natural, de Plinio el Viejo. Ateneo, compilador romano del siglo III d.C.; su Banquete de los sabios había sido editado en Francia en 1514. Dioscórides (siglo I d.C.), médico griego que ejerció en Roma junto a Nerón; su manual De universa medica, editado en 1499 en Francia, era autoridad entre los apoticarios del siglo XVI. Julius Pollux, gramático griego del siglo II d.C.; es autor de un léxico clasificado por analogías, relacionado con la pesca y la caza. Numerosas veces habla Rabelais de Galeno, médico del siglo II d.C., auténtico especialista en dietética; sus teorías eran muy apreciadas por el autor. De la abstinencia de la carne, de Porfirio, filósofo neoplatónico de la escuela de Alejandría (siglo III d.C.). Opiano, poeta griego del siglo III d.C., autor de un par de poemas sobre la caza y la pesca. Polibio, médico griego del siglo V a.C.; se le atribuye un tratado incluido en la obra de Hipócrates, de quien era yerno. Heliodoro, cirujano mencionado en una sátira de Juvenal (55138 d.C.). Aristóteles trata también la historia natural en su obra. De la naturaleza de los animales, de Eliano, autor griego del siglo III d.C.
tales conversaciones, frecuentemente, para estar más seguros, hacían que le strajeran los mencionados libros a la mesa. Y tan bien y completamente retuvo en la memoria las cosas dichas que por entonces no había médico que supiera la mitad de lo que él sabía. Después, charlaban de las lecciones leídas por la mañana y, acabando la comida con alguna compota de codoñate640, se limpiaba los dientes con un palito de lentisco, se lavaba las manos y los ojos con agua clara y fresca y daba gracias a Dios con algunos hermosos cánticos hechos en alabanza de la magnificencia y benignidad divinas. Terminado esto, traían las cartas, no para jugar, sino para aprender mil pequeñas curiosidades e inventos nuevos, que salían todos de la aritmética. Por este medio le tomó afecto a aquella ciencia numeral y todos los días, después de comer y de cenar, pasaba un buen rato en ello, tan agradablemente como solía con los dados o las cartas. Tanto llegó a saber de aquella ciencia, en la teoría y en la práctica, que el inglés Tunstal 641, que había escrito ampliamente acerca de ella, confesó que verdaderamente, en comparación con Gargantúa, él tan sólo entendía el alto alemán642. 640
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Cfr. nota 3 del capítulo XVIII. Cuthbert Tunstal fue obispo de Durham. Publicó un tratado de aritmética en París en 1529, que ya había aparecido en Londres siete años antes. Murió en 1559. Rabelais dice exactamente en comparaison de luy, il n’y entondoit que le hault alemant (= alemán medieval, o alemán de Baviera).
Y no solamente de ésta, sino también de las demás ciencias matemáticas, como la geometría, la astronomía y la música; pues esperando la concocción y digestión de los alimentos, hacían mil divertidos instrumentos y figuras geométricas, e igualmente practicaban los cánones astronómicos. Después, se divertían cantando musicalmente a cuatro o cinco voces, o sobre un tema según la garganta de cada uno643. En cuanto a los instrumentos de música, aprendió a tocar el laúd, la espineta el arpa, la flauta travesera y la de nueve agujeros, la viola y el sacabuche. Empleada así esta hora, una vez terminada la digestión, purgaba sus excrementos naturales; después, volvía a su estudio principal durante tres horas o más, tanto repitiendo la lectura matutina como continuando el libro iniciado, como también escribiendo y trazando y formando cuidadosamente las antiguas letras romanas644. Hecho esto, salían fuera de su vivienda, acompañados por un joven gentilhombre de la Turena, escu-
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Quizá la comparación no sea muy afortunada para nosotros; pero entendemos que debemos mantenerla tal cual. à plaisir degorge, es decir (según todo diccionario y consulta) ‘gritando’, ‘a fuertes voces’. En otras versiones españolas e incluso en algunas francesas modernas hallamos sin embargo varias interpretaciones que no se ajustan plenamente a lo dicho: ‘improvisando’, ‘haciendo variaciones vocales’, ‘a placer de garganta’... Recuérdese el capítulo VII, donde se explica —dentro del tono general irónico-crítico— que Gargantúa escribía con letra gótica.
dero llamado Gimnasta, el cual le enseñaba el arte de la caballería. Cambiando, pues, de ropas, montaba un corcel 645, un rocín646, un español647, un caballo berberisco648, un caballo ligero649 y le daba cien carreras, lo hacía voltear en el aire, pasar el foso, saltar la empalizada, girar corto en círculo, tanto a la diestra como a la siniestra. Entonces rompía no la lanza, pues no hay mayor desvarío en el mundo que decir: «He roto diez lanzas en torneo o en batalla» —cualquier carpintero lo haría perfectamente—, pero es, por el contrario, loable gloria haber roto con una lanza a diez de sus enemigos 650. Con su lanza, acerada, fuerte y recta, rompía una puerta, destrozaba un arnés, derribaba un árbol, ensartaba un 645
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coursier, ‘corcel’: caballo ligero y de buena alzada, que se empleaba en batalla y en torneo. roussin, ‘rocín’: caballo de trabajo, generalmente de no muy buena traza. genet: caballo de poca alzada, recogido y nervioso, que proviene de España. barbe, ‘berberisco’: caballo de monta, rústico y sobrio, muy apreciado por los árabes. Puede entenderse cheval légier como otro tipo de caballo —y no como aposición a barbe—. Así lo entiende también Demerson en nota. dix de ses énemys: aunque puede prestarse a doble interpretación —¿se trata de romper diez lanzas de sus enemigos o directamente diez enemigos?—, más parece, por lo que dice antes, que se trata de romper o partir a diez enemigos.
anillo, se llevaba una silla de armas, una cota de malla, un guantelete. Todo ello lo hacía armado de pies a cabeza. En lo de requerir el paso adecuado651 y dar pequeños silbidos de mando a caballo, nadie era mejor que él. El volteador de Ferrara652 no era más que un mono en comparación con él. En especial, había aprendido a saltar rápidamente de un caballo a otro sin tocar el suelo —y se llamaba a aquellos caballos desultorios 653— y a montar por ambos costados, con la lanza empuñada, sin estribos, y a llevar el caballo sin bridas por donde quería, ya que tales cosas sirven para la disciplina militar. Otro día se ejercitaba con el hacha, que tan bien blandía y tan firmemente acosaba con cualquier pico 654, tan ágilmente golpeaba en redondo655, que habría sido 651
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fanfarer, ‘acomodar el aire y paso del caballo a una música o ritmo’. Es posible que en Ferrara hubiera por entonces un escudero de especial renombre, puesto que tal ciudad, como otras italianas, era conocida por las artes ecuestres. desultoyres, ‘caballos de salto y volteo’. tant verdementde tous pics resseroyt no ha sido nunca interpretado sin dejar en duda lo exacto de la interpretación. Cabe señalar, no obstante, que el hacha de combate terminaba en punta de lanza; por lo que permitía el golpe de estoque. Quizá, según apunta Guy Demerson, se trata de una figura de esgrima de hacha, hoy perdida. Tampoco tant soupplement avalloit en taille ronde ha sido entendido nunca sin asomo de duda; y poco podemos aportar nosotros. Quizá se trate del golpe asestado en redondo, girando el guerrero y abatiendo (avalloit, ‘hacía caer’, ‘abatía’) a cuantos
tomado por caballero de armas en campaña y en cualquier intento. Después, blandía la pica, esgrimía el mandoble 656, la espada blanca657, la española658, la daga y el puñal, armado o sin armar, con escudo, con capa659, con rodela. Perseguía al ciervo, al cabritillo, al oso, al gamo, al jabalí, a la liebre, a la perdiz, al faisán, a la avutarda. Jugaba a la pelota y la hacía saltar en el aire, tanto con el pie como con el puño. Luchaba, corría, saltaba, pero sin carrerilla de tres pasos por salto, ni a la pata coja, ni al salto alemán —pues (decía Gimnasta) tales saltos son inútiles y de ningún provecho en guerra—, sino que de un salto atravesaba un foso, volaba sobre un seto, subía seis pasos por una muralla y trepaba así hasta una ventana a la altura de una lanza.
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estuvieran a su alrededor. l’espée à deux mains, la espada que se maneja con ambas manos, el ‘mandoble’. l’espée bastarde, ‘bastarda’, es la ordinaria de corte y punta; en castellano se llama ‘blanca’. l’(espée) espagnole, ‘espada larga’. La capa se utilizó durante muchísimo tiempo enrollada al brazo, como una defensa.
Nadaba en agua profunda, del derecho, del revés, de costado, con todo el cuerpo, sólo con los pies; llevando con una mano en el aire un libro sin mojarlo, atravesaba todo el río Sena, arrastrando con los pies su capa, como hacía Julio César660, con una mano subía con gran fuerza a una embarcación; desde ésta se tiraba de nuevo al agua, de cabeza, sondeaba el fondo, se metía por las rocas, se sumergía en abismos y simas. Después, hacía girar la embarcación, la gobernaba, la llevaba rápidamente, lentamente, al hilo del agua, contra corriente, la retenía en plena esclusa, la guiaba con una mano, con la otra se afanaba con un gran remo, tendía la vela, subía al mástil por las jarcias, corría por las vergas, ajustaba la brújula, barloventeaba de bolina, mantenía firme el timón. Al salir del agua, subía firmemente a la montaña y bajaba con igual decisión; se encaramaba a los árboles como un gato, saltaba de uno a otro como una ardilla, abatía las ramas gruesas como otro Milón661. Con dos fuertes 660
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Así lo cuenta Plutarco en Vida de Julio César, 49. Rabelais no olvida que sus contemporáneos pedagogos prohíben la natación. Milón de Crotona (siglo VI a.C.), atleta famosísimo por su gran
puñales y dos punzones a toda prueba, subía a lo alto de la casa como una rata, saltaba después desde arriba hasta abajo, con tal composición de miembros que de ninguna manera se veía lesionado por la caída. Tiraba el dardo, la barra, la piedra, la jabalina, el venablo, la alabarda, tensaba a fondo el arco, engafaba a fuerza de riñones662 las potentes ballestas de asedio, apuntaba el arcabuz sin apoyo663, encureñaba el cañón, tiraba al terrero, al loro664, de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo, de frente, de costado, hacia atrás como los partos665. Le ataban desde alguna alta torre un cable que colgaba hasta el suelo; trepaba por él con dos manos, después bajaba tan firmemente y con tanta seguridad que no haríais vosotros mejor en un prado bien igualado.
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fuerza física; dice la tradición que, siendo ya muy viejo, intentó terminar de separar las dos partes de un tronco de árbol hendido por cuñas: quedó atrapado y murió devorado por los lobos. En realidad, las ballestas grandes que se utilizaban en los asedios se armaban con un torno; sólo Gargantúa puede hacerlo a base de riñones. Recordemos, además, que tales ballestas venían a medir unos dieciocho metros. à l’œil, dice Rabelais; entendemos que se trata de apuntar el arcabuz sin apoyarlo en la horquilla que a tal efecto se utilizaba. Nueva prueba de fuerza de Gargantúa, puesto que el arcabuz pesaba algo más de diecisiete kilos. papeguay por perroquet, ‘diana de cartón en forma de pájaro’ (generalmente, un loro o un gallo). Montado al revés sobre el caballo y lanzando sus flechas en plena carrera, como hacían los guerreros partos cuando simulaban una huida.
Le ponían una gran pértiga apoyada entre dos árboles; de ella se colgaba con las manos, e iba y venía sin tocar para nada con los pies, de tal manera que corriendo mucho no se le habría podido dar alcance. Y, para ejercitarse el tórax y los pulmones, gritaba como todos los diablos. Lo oí una vez llamando a Eudemón desde la puerta de San Víctor a Montmartre666; Esténtor667 no tuvo nunca semejante voz en la batalla de Troya. Y, para fortificarse los nervios, le habían hecho dos galápagos668 de plomo, cada uno de ellos con un peso de ocho mil setecientos quintales, a los que llamaba halteras; los cogía del suelo cada uno con una mano y los levantaba en el aire por encima de la cabeza y así los tenía, sin moverse, tres cuartos de hora y más aún, lo que era una fuerza inimitable. Jugaba al marro con los más fuertes y, cuando llegaba el punto, se mantenía en pie tan firmemente que se entregaba a los más atrevidos en el caso de que lograran mo666
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La Porte Saint-Victor se hallaba cerca del convento del mismo nombre (hoy, en el cruce de las calles Cardinal Lemoine y SaintVictor, en París). El grito de Gargantúa llegaba hasta cerca de Chinón en la primera edición. Cfr. Iliada, V, 789 (traducción de Luis Segalá): «y Hera, la diosa de los níveos brazos, tomando el aspecto del magnánimo Esténtor, que tenía vozarrón de bronce y gritaba tanto como otros cincuenta, exclamó […]». saumon, ‘salmón’; se llama en castellano ‘galápago’: se trata de la parte exterior de la quilla de una embarcación.
verlo de su lugar, como antiguamente hiciera Milón669, a imitación del cual también agarraba una granada en la mano y se la daba a quien se la pudiera quitar. Una vez así empleado el tiempo, frotado, limpio y con ropas frescas, regresaba tranquilamente y, al pasar por algunos prados y otros lugares herbosos, observaba los árboles y las plantas, comparándolos con los libros de los antiguos que sobre ello han escrito, como Teofrasto 670, Dioscórides671, Marino672, Plinio673, Nicandro674, Macer675 y Galeno676, y llevaba a manos llenas a su casa, donde quedaban a cargo de un joven paje llamado Rizotomo 677, así 669
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Nueva referencia a Milón de Crotona; cfr. más arriba, en este mismo capítulo. Teofrasto, discípulo y continuador de Aristóteles, escribe una Historia de las plantas y Los caracteres. Dioscórides, cfr. más arriba, en este mismo capítulo. Hay un italiano Marino que traduce, en tiempos de Rabelais, un tratado de agronomía; y Galeno, por su parte, cita a un tal Marinus, anatomista de la Antigüedad. Ignoramos a quién puede referirse Rabelais. Cfr. nota más arriba, en este mismo capítulo. Nicandro tiene un tratado de antídotos contra venenos que fue muy seguido en la Edad Media y el Renacimiento; era poeta y médico griego. Macer, autor latino; su poema sobre Las plantas se publica en Francia en 1477. Cfr. nota más arriba, en este mismo capítulo. Nombre tomado por Rabelais directamente del griego: ‘el que corta las raíces’.
como azadones, zapas, binaderas, palas, podaderas y otros instrumentos requeridos para herborizar como es debido. Ya todos en casa, mientras preparaban la cena, repetían algunos pasajes de lo que habían leído y se sentaban a la mesa. Notad aquí que su almuerzo era sobrio y frugal, pues sólo comía para refrenar los aullidos del estómago; pero la cena era copiosa y amplia, pues tomaba tanto como necesitaba para mantenerse y alimentarse, lo que es la verdadera dieta prescrita por el arte de la buena y segura medicina, aunque un montón de médicos papanatas, engarabitados en el oficio de los sofistas 678, aconsejen lo contrario. Durante esta comida, se continuaba la lectura del almuerzo tanto como parecía conveniente; el resto se consumía entre buenas conversaciones, todas letradas y útiles. Después de dar gracias, se ponían a cantar musicalmente, a tocar instrumentos armoniosos o a jugar a esos pequeños pasatiempos que se hacen con cartas, con dados y cubiletes, y así se quedaban haciendo amplia sobremesa y divirtiéndose, a veces hasta la hora de dormir; otras veces iban a disfrutar de la compañía de gente de letras o que hubieran conocido países extranjeros. En plena noche, antes de retirarse, iban al lugar más descubierto de la casa para ver la faz del cielo; y anotaban los cometas, si es que 678
En las ediciones anteriores dice Arabes.
había alguno, las figuras, las situaciones, los aspectos, las oposiciones y las conjunciones de los astros. Después, con su preceptor, recapitulaba brevemente, según hacían los pitagóricos679, cuanto había leído, visto, aprendido, hecho y oído a lo largo de todo el día. También rezaba a Dios creador, adorándolo y reafirmando su fe en Él y glorificándolo por su inmensa bondad; y, dándole gracias por todo el tiempo pasado, se encomendaba a su divina clemencia para todo el futuro. Hecho esto, pasaban a descansar.
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Cfr. De senectute, XI, 38, de Cicerón.