1 minute read
Violencia contra los niños, niñas y adolescentes y violencia de género
from EDUCACIÓN EN PAUSA: Una generación de niños y niñas en América Latina y el Caribe está perdiendo la
© UNICEF LACRO/2020/Ocón
VIOLENCIA CONTRA LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES Y VIOLENCIA DE GÉNERO
Advertisement
Antes del COVID-19, se estimaba que en América Latina y el Caribe alrededor de 100 millones de niños y niñas entre los 2 y los 17 años de edad, habían estado expuestos o habían sido testigos de alguna forma de violencia.33 Con las escuelas cerradas y mayores niveles de estrés entre los padres y cuidadores, un número creciente de niños, niñas y adolescentes han sido víctimas de violencia doméstica, negligencia y abuso, incluida la violencia emocional, física y sexual. En los últimos meses, ha habido un aumento en los informes de violencia doméstica, incluida la violencia contra los niños, niñas y adolescentes, en toda la región. Al mismo tiempo, casi todos los países de la región han informado que, debido a la pandemia, los servicios sociales como las líneas de ayuda para temas de violencia doméstica, que normalmente responderían a estos casos, se han visto interrumpidos.34
La conexión entre los brotes de enfermedades infecciosas y el aumento de la Violencia Basada en el Género (VBG) ha sido bien documentada durante los brotes anteriores de Zika, SARS y Ébola. La evidencia preliminar indica que el COVID-19 no es diferente en este aspecto. Los especialistas en VBG y los grupos comunitarios informan sobre un creciente aumento en los incidentes denunciados de violencia íntima de pareja35. Las adolescentes son particularmente las más vulnerables: sin una intervención específica, la pandemia aumentará los riesgos preexistentes de VBG contra las niñas, impactando su desarrollo social, económico y educativo y, al mismo tiempo, amenazando su salud sexual y reproductiva y poniéndolas en mayor riesgo de un embarazo no deseado.
La conexión entre los brotes de enfermedades infecciosas y el aumento de la violencia de género (VBG) ha sido bien documentada durante los brotes de Zika, SARS y Ébola.