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Periódico Manantial México D. F. Estela Quintar, Directora Ipecal. Miguel Alberto González González, Director Publicaciones, Ipecal. Se aceptan artículos o textos, siempre y cuando el autor se haga responsable de las fuentes y los conceptos que decide abordar. Se pueden enviar a los correos: publicaciones@ipecal.edu.mx, miguelg@ipecal.edu.mx Año 4. Edición 6. Enero de 2014.
Honrar la vida Estela Quintar1
Está de más decir todos los sentimientos encontrados que puede generar la partida - a una otra energía de luz - de este hombre extraordinario que ha sido Hugo Zemelman. Con su risa alegre y franca, con su asombro de niño frente al universo y sus misterios... con su enojo frente a la estulticia, con su fuerza para enfrentar con vehemencia el futuro y lo injusto... Con esa tremenda generosidad y lucidez de pensamiento. Como dicen los grandes maestros zen... la eternidad se hace de la memoria de quienes saben pensar desde la sabiduría... de esa memoria que él tanto nos invitó a trabajar... De él siempre nos quedará, en cada libro escrito... y en aquellos que escribamos, como nos invitaba siempre a hacer, desde cada una de sus ideas con nuestras ideas. Nos deja en nuestras manos la capacidad y el coraje para decir lo que hay que decir, la fuerza para hacer lo que se debe hacer y sobre todo esa facilidad y amorosidad de transmitir el entusiasmos por seguir
1 Directora Ipecal-México
siendo y descubriendo la valentía en cada una y cada uno de nosotros....en atrevernos a soñar, a crear, a recrear y a inventarnos cada día. Definitivamente un gran maestro, un intelectual, un gran hombre pero ante todo un valiente de nuestra época. Les pedimos a todos y a cada uno que prendan una vela blanca para acompañarlo con amor, como él se merece, a sus otros caminos por recorrer y que cada recuerdo sea con lo mejor que nos dejó... un hombre tan vital se merece ese gesto amoroso y acorazonado, agradeciendo a la energía universal por permitirnos encontrarnos con su humanidad. Nuestro homenaje para un hombre que nos enseñó, con su propio vivir, a honrar la vida, sin estar ni transcurrir por ella. Un abrazo que nos encuentre y nos hermane frente a esta presencia en la ausencia.
En la memoria Miguel Alberto González González2 “Tenemos la necesidad de transitar un camino, sin ninguna garantía de luz y coherencia, hacia realidades inestables y problemáticamente
no
vinculadas
a
2 Doctor en Conocimiento y cultura en América Latina -IPECAL, México. Manizales, Colombia. E-mail. miguelg@umanizales.edu.co
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Periódico Manantial casusas claras”. Pensar y poder. Hugo Zemelman.
Ese transitar sin caminos, sin luces y sin causas evidentes es un llamado a
devendremos más esperanzados para no ser inferiores a toda su apuesta, a todo ese mundo desplegado y del que tanto nos admira. Buen viaje, eterno viajero, es lo que podemos decirle a Hugo en la esperanza de sabernos acompañados de sus libros, de sus ideas y de ese don de humanidad que supo desplegar. Este número de Manantial es un homenaje al siempre director del Ipecal, Hugo Zemelman.
Recuerdos de admiración dignificarnos, a sobreponernos a tanto destino manifiesto. La muerte nos pone en un lugar indecible, en quebrando de humanidad, en tremor, se nos adelantan ciertos seres humanos y nos precipitamos en cierto vacío, en evidente dolor. Hay hombres y mujeres que por sus gestas no quisiéramos ver partir, quisiéramos conservarlos con nosotros. Es el caso de Hugo Zemelman, un hombre sin concesiones, un hombre que al pensar y a la ilusión no le negaba nada, le otorgaba todo, un hombre-niño que sabía conmoverse por la más grande apuesta teórica como por el más pequeño movimiento de un ave. De lo único que sabemos del más allá, es la versión del más acá, de su correlato, por tanto, hemos devenido un tanto más en soledad, hasta un poco más pobres con la partida de Hugo, pero también
Agustín Lao Montes3
He postergado enviar esta nota por el asombro y la incredulidad de la pérdida física del amigo, compañero y maestro Hugo Zemelman. No podemos negar el dolor que nos provoca el saber que ya no tendremos la presencia viva de su palabra agudamente critica, su discurso iluminador, su sabiduría de peculiar profundidad cultivada en una rica experiencia de largo arco de vida intensamente vivida. Me sumo tanto al dolor como a la celebración de la riqueza de su vida y legado compartido por las muchas comunidades de afinidades y afectos que se articularon a su alrededor. Hugo era y será uno de nuestros maestros mayores, como 3 Associate Professor, Sociology Center for Latin American, Caribbean, and Latino Studies Afro-American Studies University of Massachusetts at Amherst.
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Periódico Manantial siempre ha dicho la queridísima y admirada Estela, su cómplice mayor por muchos años, en esa jornada de crear colectividades criticas de pensamiento y acción, es decir de ligar el pensamiento contrario a la dominación con el cultivo de sujetos plenamente potenciados en su amplia gama de posibilidades humanas, sujetos históricos con clara conciencia de su ir y devenir caminando hacia un sólido proyecto de liberación. Recordaremos siempre con admiración a Hugo el maestro, el pensador original con respuestas creativas e innovadoras en cada momento en cada conversación e intervención pública. También recordaremos con afecto a Hugo el amigo, el hombre amable y generoso que disfrutaba a cabalidad la buena conversación y la estética de la cotidianidad desde la culinaria hasta el arte y la literatura. Nunca olvidaremos a Hugo el intelectual revolucionario que como decía con gran emoción vivía con una ira existencial desde el golpe de Pinochet el 11 de septiembre del 1973, la misma ira que se traducía en su contra-discurso crítico de las poliformas del poder despótico de la civilización capitalista acompañado de un sentido de esperanza a flor de piel que nos inspiraba e invitaba a pensar y hacer en clave emancipadora en dimensiones múltiples desde lo más intimo de la subjetividad hasta las macroestructuras de esa totalidad abierta y con potencial de cambio
que es como nos enseño a entender la vida social e histórica. No puedo ocultar que siento una enorme pena que nuestro último proyecto no llegó a realizarse. Esperábamos a Hugo en el Ecuador la última semana de noviembre donde nos venía a dar un seminario sobre La Hermenéutica del Sujeto Histórico y el Método a lo Hugo Zemelman, para luego dar la conferencia magistral en un encuentro dedicado a la memoria de Fernando Velasco, una de las figuras claves de la perspectiva teórico - política de la dependencia y de las izquierdas en los 1970s en el Ecuador y en toda la región. Además teníamos programado un evento donde Hugo nos presentaría su reflexión sobre el significado actual de del proceso chileno de los 1970s enfocando tanto en la experiencia de gobierno de Allende como del Golpe y sus consecuencias. Digo todo esto no solo porque así destilo tanto el dolor como el amor que siento, pero también por que saca al relieve uno de los temas que Hugo valoraba como centrales, la memoria. Para seguir adelante con el legado de Hugo Zemelman y construir a partir de su marco categorial y perspectiva epistémica, es necesaria tanto la acción transformativa como el componer colectivamente los archivos de memoria radical que el tanto valoraba y promovía. Cultivar su memoria implica un proyecto de producir memorias no solo de
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Periódico Manantial resistencias y luchas sino también de autoafirmación, de deseo, de proyección practica de futuro, siguiendo como lo hicieron tanto Ernst Bloch como Hugo Zemelman, el principio de la esperanza. Hasta siempre Hugo, maestro, amigo y compañero! Como decimos en la tradición Yoruba, Ashe de Luz para ti porque tu luz transciende la vida material y las luces que nos has dejado son recursos de liberación para el futuro!
caminos con la misión de la defensa de la VIDA y nuestros territorios. Desde nuestra cosmovisión nos permitimos afirmarles que nuestro Hermano Hugo, está desde ahora unido al Gran CONSEJO en la Comunidad Láctea, donde pervivirá con quienes ya se nos han adelantado: nuestros abuelos y abuelas, nietos y nietas de nuestra Mesoamérica y de la gran Abya Yala. Ahí residen, a manera de estrellas, desde donde orientan e iluminan nuestros caminos eternamente.
Ilumina nuestros caminos Equipo: Instituto Pensamiento y Cultura en América Latina, IPECAL ¡¡Cada vez que nace y muere una estrella, la madre tierra y los seres humanos lo sabemos y, cada vez que nace y muere un ser humano; las estrellas lo saben!! Cosmovisión Maya
Hermanos, hermanas, compañeros y compañeras: como Consejo de Pueblos de Occidente de Guatemala y pueblos de la frontera Sur de Chiapas, compartimos con ustedes nuestros múltiples sentimientos y miradas tras la partida de nuestro hermano y amigo Hugo Zemelman. Su marcha física nos deja sin otro sabio, guía y abuelo, quien compartió con nosotros, aquí en Guatemala, durante varias jornadas en los años 2011-2012 la tarea de la deconstrucción y construcción de saberes que nos fue permitiendo aclarar y ampliar nuestras miradas como pueblos, para andar nuestros
Hugo Zemelman: un sabio, un amigo. Germán Guarín Jurado4
No me ha sido fácil escribir estas líneas, me he demorado para hacerlo. Al profesor Hugo Zemelman le vi por primera vez al descender de un avión en el aeropuerto La Nubia de Manizales. 4 Doctor en Conocimiento y cultura en América Latina -IPECAL, México. Manizales, Colombia. E-mail. gerguaju@hotmail.com
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Periódico Manantial Después de ese momento, al darle la bienvenida, tuve la sensación de que se quedaría siempre con nosotros. No otra cosa se podía esperar de un hombre que impartió sus enseñanzas y saberes con la donosura de quien lo que quiere es conversar amistosamente sobre los grandes problemas humanos y exigir de todos quienes le rodeábamos un compromiso ético y político, gnoseológico con las afujías humanas, con los grandes problemas de humanidad y civilización que tenemos. Cuando él empezó a descender por las escalinatas del avión, ya en su sola presencia le reconocí, supe en mi interior de que estaba ante un hombre sabio. Nunca más me alejé de él, le seguí durante casi 10 años por cuanto lugar de Colombia visitó. Disfruté mucho de su saber, de su amistad, de sus espléndidas conferencias, con la fuerza de la dignidad política y la no claudicación que siempre lo acompaño. Nunca dejó de hablar de su país, de Chile, del golpe militar de Pinochet, de las secuelas que dejó en él, entre muchos de sus compatriotas, y desde esa coyuntura se explayó en análisis profundos de la vida social y política en América latina. Hugo gustó siempre de las conversaciones amenas, de la buena mesa, de un postre al final de sus comidas, de uno, dos, tres cafés con leche hasta que avanzada la conversación solicitaba ir a descansar y que lo esperáramos o ponía la siguiente cita. No dejó
nunca de hablar, de compartir con sus amigos y amigas, con sus estudiantes y colegas. En mi última conversación con él, el 5 de septiembre de 2013 en la sede de Ipecal en Ciudad de México, dialogamos entre las 10 a.m. y las 11.30 a.m. , se disponía a viajar a Chile. Nuestra despedida, como siempre, un estrechón de manos, un abrazo, un hasta luego, nos vemos. Es esta despedida la que quiero conservar conmigo y entre todos ustedes.
Diálogo con Zemelman Juan de Dios Gallego Mejía5
Hugo: ¿Qué consideras tú que es pensar? Juan: Pensar es sentirse implicado, elaborar proposiciones respecto a una inquietud o cuestionamiento. H: ¿y qué significa estar implicado? J: Bueno, significa estar comprometido, sentirse en relación con, sentir que sus motivaciones convocan una postura respecto a. H: Entonces, pensar es estar implicado y estar implicado es sentir. En el silogismo clásico esto significa que pensar es sentir, es eso lo que quiere decir? J: Noo… si…, bueno, es que hay más cosas. En el pensar se encuentra el sentir, pero es un sentir que deviene los sentidos y va más allá; es decir, es un sentir de 5 Doctor en Conocimiento y cultura en América Latina -IPECAL, México. Manizales, Colombia. E-mail. E-mail. jdegm08@yahoo.es
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Periódico Manantial búsqueda, de orientación, de elección y por consiguiente de dirección. Cuando el sujeto piensa es inobjetable algo visceral, algo de los sentidos, pero también está allí más visible ahora una nueva perspectiva, otra mirada. H: No es menor lo que afirma, entonces todo lo anterior sugiere que pensar es ver. J: Es decir, el sujeto “implicado” asume una postura a partir del riesgo que implica resquebrajar sus propios planteamientos y esta nueva postura, no solo cambia de sentido sino que cambia también la mirada. La filosofía crítica se pone en evidencia como esfuerzo de quiebre para otear aquello que aún no estaba en la superficie. En este campo estoy de acuerdo con Deleuze quien afirma que la filosofía, más que saber los planteamientos de uno u otro, es en esencia una actitud crítica. H: Entiendo. Dígame, entonces de qué manera se podría resumir el sentido de un proceso de formación donde predomina la crítica en esa relación pensar, sentir, ver. J: Algo pasa cuando uno descubre que la escuela y en general los procesos de formación, además de mover el sujeto igualmente lo regulan. La escuela en este sentido es un ente de control, así también lo afirma Foucault. Pero resulta que es igualmente otro proceso de formación el que procura sacarlo de las ataduras que le dejó el primer proceso y uno siente que ya casi puede volar. El cuerpo se
envalentona y ese vigor se plasma en los nuevos discursos, como quien llega de un largo viaje hablando todo el tiempo de sus experiencias y así en ese vaivén del desapego al apego, surgen nuevos planteamientos que con facilidad asombrosa le ponen de frente otra mirada, entonces empieza la sospecha. Qué interesante esta postura, pero que ataduras trae consigo. En este caso la prevención es buena porque da cuenta de algún nivel de conciencia, pero quien se previene demasiado finalmente no puede partir, entonces, en medio de la contingencia nos sumergimos en la nueva postura: escucha consciente, mirada clínica, sujeto como actor político, la atención dilemática, consciencia histórica todo en medio de una complicidad que conjuga razón, emoción, intuición, deseo… H: Pare ahí, volvamos al razonamiento inicial: hablamos de la relación pensar, sentir, ver y ahora aparecen otros elementos, como razón, emoción, intuición; cómo se articulan o interrelacionan las tres primeras palabras con las otras siete u ocho que acabas de mencionar? J: Tal parece que en el espíritu de la cognición medieval, el ánimo metafísico estuvo mediado más por una especie de razón emotiva; luego, en la nueva época, la razón pura, objetiva y elaborada daba cuenta de la verdad, pero con el paso del tiempo nuevas cuestiones empiezan a desvirtuar estas
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Periódico Manantial posturas y se advierte que si el sujeto más que individuo es individuante, es decir, apropia para sí y desde allí deja notar su singularidad, se asume entonces que esa singularidad está ahí y se hace visible en un contexto más complejo en cuya contingencia la totalidad del sujeto queda expuesta y por tanto no es sólo la emoción y no es sólo la razón, las que dan cuenta de la condición del sujeto, se encuentran estos dos aspectos y muchos otros que al parecer se conocen y otros más aún que probablemente no hemos advertido. Así, se plantea que el mundo como universo simbólico desde donde el sujeto aprehende su realidad, al ser complejo es necesario abordarlo desde distintos puntos de vista, con diferentes posturas epistémicas a primera vista contradictorias e incluso desde estados de ánimo diferentes, teniendo en cuenta el contexto, reconociendo los acontecimientos anteriores, en el interés de comprender mi mundo y al tiempo los mundos otros que son también mi mundo. H: Te veo como el insecto en la telaraña, cada vez que se mueve se enreda más. Empezamos hablando del pensar y vamos en el mundo simbólico suyo y de otros que son a su vez su mundo. Parece que hay muy pocas cosas claras. Volvamos con una pregunta sencilla: De qué manera se mueve el pensamiento crítico en esta telaraña que has armado.
Grupo de doctores de Manizales, Colombia, 2013. Grado en Homenaje al maestro de maestros Hugo Zemelman.
J: Justamente desde el pensar es posible desvirtuar una creencia racional. Claridad no significa necesariamente sencillez ni elementalidad. El pensamiento crítico no tiene como propósito hacer que todo se vea más entendible a primera vista, esta sería una tarea de la didáctica y eso que tengo mis reservas. Se trata más bien de dar cuenta de, hacer consciente otros elementos, nuevas formas de relación y con ello también estar presto a la espera, a la pausa, a saber que la solución no está dada en la respuesta como en los ejercicios de matemática. No, más bien está en el asunto del comprender y en la complejidad que ello implica (que no necesariamente complicación). Se advierte de esta manera que las verdades tienen en su seno toda una amalgama cultural, ideológica, emotiva, simbólica, política, afectiva. Pero seguramente ya viene Ud. con otra pregunta para decirme qué tipo de verdad es esa que está amalgamada en tantas otras cosas de las cuales no se puede siquiera decir su propia verdad? Por eso,
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Periódico Manantial antes de que pregunte de nuevo, maestro vámonos que lo va dejar el avión.
El ser humano detrás del maestro Verónica Mistrorigo
Cuando me invitaron a escribir sobre Hugo Zemelman pensé, qué puedo decir, si soy todo sentir, sentir pena por su partida física que me impedirá volverlo a abrazar en la puerta del aeropuerto o invitarlo a comer a algún otro lugar típico de Buenos Aires. Pensé también por qué estaba y estoy tan triste; leo los mensajes de afecto y encuentro que todos se refieren a él como un maestro, y me pregunto: ¿por qué se llora a un maestro? No sé a otros, a Hugo sí, porque no solo fue un intelectual crítico que supo interpretar las marcas de la época, sino sobre todo porque era –para mí- un ser extraordinario. Seguramente voy a extrañar su mirada lúcida ante los fenómenos sociales de nuestra América Latina; su compromiso con la lucha por la recuperación del sujeto; su propuesta por otra epistemología, que recupere al sujeto erguido, potenciado, histórico; su mirada aguda sobre las problemáticas cotidianas de los devenires latinoamericanos; su permanente cercanía con quienes nos moviliza la idea de un mundo mejor, mejor vivido, mejor pensado, mejor sentido. Pero lo que más voy a extrañar será su grata y tierna compañía, esas charlas de varias horas en las que podía hablar y una terminaba agotada y él quería y podía seguir conversando – en ese punto, y quizás en otros, me hace
acordar a Fidel o a otro Hugo, venezolano-; con su inagotable sabiduría, su sonrisa a veces pícara, perspicaz, siempre amable, de vez en cuando complaciente; con su mirada brillante, certera; sus palabras interpeladoras; sus gestos potentes; sus preguntas inquietas; sus enojos, su complicidad, su comprensión, sus consejos, su cariño. Todos dicen que se fue un maestro, y también es cierto, pero para mí se ha ido un padre, un abuelo. En esas pocas charlas mano a mano que compartimos, varias de aeropuerto, descubrí y tuve el enorme honor de conocer al ser humano detrás del maestro, a un ser maravilloso, potente, luminoso, soñador, humanista, luchador; una de esas personas por las que uno piensa que vale la pena haber pasado por este mundo y sobre todo seguir pensando y luchando por uno mejor. Como dijo una vez, lo posible ya lo hicieron otros, así que hay que ir por lo imposible.
Aprendimos a vivir la palabra compromiso. Jaime Irreño6
En estos días en que la VIDA nos ha dado un nuevo aprendizaje y que el sentimiento de tristeza nos atraviesa por la ausencia de un ser humano maravilloso que de una u otra forma marcó nuestras vidas, en que sin medir el tiempo compartido, nos deja en cada uno/a un gran aliento de vida marcado en la palabra, en el quehacer, en la 6 Director Fundación Ipecal, Bogotá, Colombia.
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Periódico Manantial posibilidad de seguir creyendo-nos y en el que avanzar, siempre fue como esa consigna silenciosa, no detenernos si no sostenernos en el uno y en el otro para seguir en el camino que deja hoy marcado. Como parte de este "sueño" real que es el IPECAL quiero compartir con ustedes mi sentimiento, ese que hoy se convierte más que nunca en palabra de
COMPROMISO en seguir creyendonos, hoy, que además sé es un día especial, en que podríamos estar celebrando la vida, su vida, de alguna manera comparto que es celebrar su nueva vida, ese re-nacer que nos deja, en la palabra escrita y en el ejemplo de constancia y fe en un propósito. Maestro, nos deja una gran enseñanza VIVIR LA VIDA en el goce de ser uno mismo, sin mayor pretensión que compartir la experiencia, ese vasto legado de conocimiento y sabiduría y esa disposición siempre de aprender algo más, hoy desde este espacio de encuentro creado en ese ánimo de seguir creyéndonos capaces, lo comparto y lo agradezco y en ustedes compañero/as mi sentimiento de solidaridad y dispuesto a continuar en esta
construcción IPECAL. Un abrazo fuerte con el alma.
Zemelman un maestro Grupo IPECAL-UNAD, Colombia
Su muerte: “Baldado de agua fría”. Orfandad. Admiración. Gratitud. Incertidumbre. Incredulidad. Compromiso. Pena. Suspenso. Sentimientos encontrados. Su vida: Para algunos de nosotros y nosotras fuiste sobre todo un Maestro; un padre; un león, un jaguar; músculo intelectual, ético y político; generador de movimientos de pensamiento, movimiento que arrastra al pensar, al estar, al sentir y a todo nuestro ser. Un ser que se expande más allá de su piel, su narcicismo y su anclaje celeste. Que se ancla en la solidaridad con nuestros ancestros de mestizas procedencias; con la tierra que los contiene y nos contiene; que se ancla en las memorias de desarraigo, pobreza, orfandad, rabia, alegría, milonga y boleros. Un ser que se hace cargo de lo que arrastra aquí en la tierra, que se hace cargo de nuestro futuro. La muerte es algo que tarde o temprano a todos nos alcanza, y aunque quisiéramos que no fuera así, a todos se nos llega el momento. Sin embargo la única forma de luchar contra la muerte es la memoria; perece el cuerpo, pero no lo hacen las ideas, los recuerdos y la memoria. Se van con
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Periódico Manantial Zemelman su pluma, pero su pensamiento y su acción quedan con nosotros, donde se le extraña, donde es su lugar. Hay personas con quienes nos topamos en la vida y muy a gusto nuestro pensamos que son inmortales, que la muerte jamás les llegará, y es así. Su historia y las vidas que ha tocado Zemelman lo han vuelto en un inmortal, en un pensador para la humanidad y para esta familia de la que todos hacemos parte: IPECAL y la antiguas y nuevas generaciones que ató y sigue atando en distintas regiones y países de nuestra amada América Latina. Zemalman: Potencia y energía que del vacío saltan a las calles; de la Idea, saltan al arado; del abstracto, saltan a la tierra; de la certeza, saltan a la vida; de la cárcel y del confort, saltan a la complejidad del ahora y sobre todo del hacernos cargo de nuestro ser que se expande más allá de su piel, su narcicismo y su anclaje celeste. Removiste y seguirás removiendo hilos de profundo malestar, del renacer de un pensamiento crítico radical, de la reemergencia de unas fuerzas postergadas por el neoliberalismo, que se ha venido tomando todos los espacios de la vida, del mercado, de la universidad, de la política y del pensar. Pero también se resquebraja un pensamiento crítico acomodado, discursivo, pragmático, oportunista, que se ahoga en el ostracismo de la especialización.
“Cuando el hombre se encuentra con la montaña, nace lo maravilloso”. El intelectual y el político. Nuestro único reto: con el presente, con nosotros y nosotras, y hacernos cargo de nuestra historia.
Seguir trabajando en su honor Miembros del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación de México y Latinoamérica. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional Autónoma de México
Los miembros del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación, realizado en la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM sentimos mucho la perdida de Hugo Zemelman, él fue uno de nuestros asesores e impulsor de este proyecto. Lo recordáremos con agradecimiento por sus grandes aportes al seminario, y por haber sido formador de jóvenes y de científicos en nuestra América, por un mundo más justo y democrático. Lo tendremos presente como maestro que compartió con los jóvenes su vida, su experiencia y conocimiento, siempre solidario, impulsándonos para poder aspirar por otros proyectos, cuando en el mundo en que vivimos, nos quieren arrebatar el futuro. Su voz fuerte y sus argumentos construidos desde la sabiduría y su experiencia sobre la realidad Latinoamericana seguirá recorriendo la Facultad de Filosofía
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Periódico Manantial y Letras, la Facultad de Ciencia Políticas y Sociales, como las otras escuelas y facultades de las Universidades de nuestra América. Nos unimos al dolor de la perdida de nuestro maestro y compartimos un poco de nuestro corazón a los seres más allegados a Hugo Zemelman, su familia e integrantes del IPECAL, ante lo acontecido. Recordándolo y seguir trabajando su propuesta epistemológica será un gran homenaje a nuestro maestro.
sociales y humanidades, espacio que abrió brecha para el enfoque y vocación latinoamericana de nuestra institución. Su trabajo intelectual incidió de manera significativa en la formación de muchos de los actuales académicos de la UACM, por lo que el pensamiento problematizador, categorial y crítico sin duda prevalecerá.
Desde Bolivia Sus amigos de Bolivia
Enrique Dussel, rector interino UACM La UACM recuerda a Hugo Zemelman
La Universidad Autónoma de la Ciudad de México lamenta el deceso del doctor Hugo Zemelman Merino, destacado sociólogo y pensador latinoamericano, querido colega y maestro. La comunidad de la UACM no puede pasar por alto su importante contribución al proyecto fundacional de la universidad, a través del posgrado en ciencias
Hoy nos entristece la partida de un gran maestro, Hugo Zemelman, quien supo enseñarnos algo muy importante a todos los que pudimos conocerlo y aprehender con él: “a pensar”; una perdida irreparable para el pensamiento latinoamericano y mundial, de un hombre comprometido con las causas de nuestra América y que con su pensamiento nos exigía permanentemente a no quedar atrapados en las ideologías o teorías sino a pensar, a entender nuestras realidades para poder construir otro futuro.
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Periódico Manantial Zemelman fue uno de los más grandes pensadores en el mundo, que pudo proponer una forma de razonamiento que no quede atrapada en conceptos baratos, teorías, o reflexiones dadas que como el decía solo servían para fortalecer los egos auto-referentes de bibliómanos. Forjó un razonamiento abierto, potencial, lector de procesos y realidades, de construcción hacia el futuro, él lo llamo “pensamiento epistémico” o mejor dicho Zemelman es quién le da su verdadero nombre a la palabra epistemología. Siempre recordaremos todas las charlas, comidas y cafés compartidos, donde discutimos los grandes problemas de nuestros países, las risas, los debates, y por supuesto sus grandes enseñanzas, aprehender a pensar, salirnos de los dogmas, o poder entender nuestras coyunturas, siempre fue su exigencia, “entiendan su momento y háganse cargo”, y nos compartió varias veces sus experiencias en el gobierno de Salvador Allende, mostrando que de sus errores podíamos aprehender para poder sostener y potenciar nuestros procesos de cambio. Siempre fue un joven, vital, ameno, viajero, amigo y compañero, ahora se embarca hacia otro lugar, sin dejar este su lugar, desde donde pensó y donde intento, siempre, impulsar procesos de liberación
popular.
Hoy al salir el sol. Katy Ordoñez López7
Hoy como ningún otro día del año, vi salir el sol a medias como escondiéndose para no dar una noticia a su salida, pero a la vez tenía un color diferente, estaba lleno de alegría. Hoy al salir el sol, el rayo de luz que llego a la tierra, el más fuerte, el de gran potencia, el que le da esperanza al día y lo llena de voluntad, me parecía ser igual al que encontrábamos permanentemente en la tierra hecho hombre, ese hombre que a muchos nos enseño que la tarea consiste en despertar la propia fuerza para superar las debilidades y el miedo. Hoy al salir el sol, se concentro una gran fuerza en un solo rayo y el sol nombro a ese rayo Hugo, quien lo acompañaba a su salida por la mañana y miraba el mundo desde otra perspectiva, pero con la misma sonrisa de niño ingenuo y lleno de alegría. Hoy el sol se engrandeció al tener a su lado un rayo de luz mas, que potenciaba el día. Hoy el sol se lleno de contentura, claro tenía a su lado más luz y compañía. Hermanos y hermanas Ipecales, ¿Escucharon como América Latina lloraba por la mañana y reía por la tarde? Sucedió que fue hasta ese momento que la tierra se comunicaba con el cielo de donde nacía un rayo de
7 Doctoranda en Conocimiento y cultura en América Latina, Ipecal. San Cristóbal de las Casas
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Periódico Manantial luz que le decía, tierra estoy contigo desde esta otra vida. Gracias querido Hugo Zemelman por quedarse con nosotros y sembrar en mi la semilla de la voluntad y con ella sembrarme vida, esta que me hace tener una alma nueva cada día. Lo amo y lo llevaré siempre en mi corazón. Con admiración, respeto y ternura le recordare siempre.
Gracias al gran hombre Hugo Zemelman
mantienen lozana la esperanza y la sabiduría que lucha por una humanidad muy otra, más religada.
Cuando el camino comienza a ser obscuro, y el sol ya no ve la tierra, baja volando el gran pájaro que dicen pujuy, que es el pájaro que viene de lo hondo y de lo pálido de la tarde. Sólo aparece a la hora en que no es de día ni de noche, y es del color de la ceniza en que se ha consumido el sol.
Patricia Paredes8
Hoy nos volvemos a reunir y abrazar la comunidad de Ipecal, para darle las gracias a un gran hombre que nos enseño que ser maestro, en todos los tiempos, pero especialmente en esta época que nos toca vivir, es un camino que dignifica el espíritu de quien elige seguirlo. Gracias maestro Hugo, por enseñarnos a usar la llave para pensar mundos posibles a quienes todavía nos atrevemos a soñar. Gracias por la última enseñanza que nos deja, al partir para descubrir nuevos caminos con arrojo y alegría. Como vivió la vida. Gracias por engrandecer y llevar con dignidad el nombre de maestro Gracias por ser mi maestro y el de muchos en América Latina
El joven Hugo Zemelman Marcos Raúl López9 A los jóvenes de juventud prolongada, grandes maestros que, como Zemelman,
8 Docente del equipo Ipecal-México 9 Docente del equipo Ipecal-México
Todos los que van caminando en la última hora del atardecer, ven este pájaro… …El caminante mira al pájaro de la tarde siempre delante de él, gritando y volando, hasta que cierra la noche. Luego no vuelve a verlo, ni a oírlo. El que está acostumbrado a andar por los caminos y es viejo en la soledad, sabe lo que busca este pájaro extraño, que no tiene su nido en ninguna parte y que baja a buscar a los caminantes y grita delante de ellos. A quien no lo ha visto nunca le da miedo. Porque es muy raro lo que hace, y su grito es frío y tembloroso como el de un niño que se muere. Y
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Periódico Manantial además, nunca viene sino en la hora en que las cosas que se ven parecen otras. En el silencio del camino, su grito llama al caminante y sus alas sacuden el viento y su sombra pasa como azotando los ojos. Leyenda maya Fue en un auditorio de la UNAM donde compartían mesa Pablo González Casanova, nonagenario joven que todavía asiste a la escuelita (zapatista). El auditorio estaba repleto de jóvenes estudiantes que eran interpelados por el octogenario “joven de juventud prolongada” como se/los autodefinió Hugo Zemelman. Zemelman comenzó hablando medio destanteado por el tema, alguna cosa de economía o geopolítica, pero a medida que encontraba su “estar siendo” ocurría el fenómeno nahual que le era característico: crecía y crecía como el mago Gandalf y resonaba su voz latigueante de conciencias. Nunca faltaba una broma o una ironía que aderezaba las cirugías finas con las que nos mostraba un aspecto poco visible de nuestras realidades y se sentían en el ambiente las vibraciones, las interpelaciones incómodas pero precisas para movilizar a la gente de la comodidad que puede dar la inconsciencia. Y así tejía el joven Zemelman los acuerdos secretos entre las generaciones, ése era uno de sus mayores afanes.
Y en la comunidad IPECAL, su primer y último proyecto en los últimos lustros, vivimos esos afanes del joven que, con muchos problemas para abandonar sus pudores intimistas en la apertura de su propia historia, sin embargo se esforzaba por ponerse con todo en la construcción del proyecto. Muchos encuentros latinoamericanos lo atestiguan. Recuerdo uno, especialmente donde dije algo así como “aunque no muy entiendo ciertas cosas, siento que ustedes me alimentan certezas de que caminar vale la pena y que las penas van a estar en ese permanente caminar” Tal vez no lo dije así, pero algo así me hubiera gustado decir. Cuando me disponía a salir del encuentro donde esa gente mayor habló, apareció el preguntador Zemelman y dijo “Piense usted qué significa “no entiendo”, piénselo”, dijo con su voz grave y sus ojos preguntadores que también sonreían. Yo me quedé quieto, entendí perfectamente la frase, la petición, la provocación; y me despedí pero no me he ido, sigo en esa pregunta. ¿Qué quise decir con “no entiendo”? Eso me llevó a meditar en la necesidad de aprender a distanciarse un poco de nuestros lenguajes-hábitats para recordar que podemos ser algo más que reproductores de nuestro estar y que podemos intentar cambiar el script de la película de la vida que
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Periódico Manantial protagonizamos, muchas veces sin saberlo. Así que intenté desarmar el artefacto “no entiendo” para mirarlo por dentro y entender un poco sus funciones. Y ahí pude observar un puente generacional: Zemelman como joven maestro mayor, se dedicó una buena parte de su vida a producir su propio guion en la historia de América Latina, así como otros han luchado por vivir y sobrevivir (decía en aquella ocasión con fino humor el guatemalteco Carlos Guzmán).
En ese encuentro se pudo ver un
Zemelman como un viejo correoso que expresaba, a mis ojos, muchas y duras batallas, en un país que ha sufrido muertes brutales como políticas de Estado en tiempos no muy lejanos. Puedo imaginar lo que los libros dicen, pero no tengo elementos para imaginar lo que habrá sido vivir aquello. Más aún, no imagino cómo pudieron algunos salir de ahí, sobrevivir, y construirse una forma de habitar nuestra comunicación humana con ese fino humor, como el del joven Zemelman. Proceso aquella comunicación y me quedo con una cosa: se puede hacer, se puede vivir y sobrevivir, pero no hay un manual para hacerlo. En este punto, el “no entendí” se puede reelaborar como la manifestación de esa imposibilidad de vivir el mundo, nuestros tiempos y nuestros espacios, en cabeza y en historias de otros. Lo cual no quiere decir que no sirva comunicárnoslos. El “no entendí” implica tomar conciencia de un
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Periódico Manantial desafío: indagar de qué y cómo está hecha esa gente mayor, retomar esas experiencias para construir nuestros propios caminos, buscar modos de reír y hacer reír a pesar de la brutalidad de la muerte, del genocidio, del racismo tan metido en nosotros, en todos: blancos, mestizos, criollos, indios, negros. Entendí para mí un desafío, no entiendo cómo se construye, pero el “no entendí” significa también “seguiré trabajando, parando oreja, afinando entendederas, para pasar del entender al hacer con nuevos bríos y nuevos problemas y construir con otros un nosotros posible aquí y ahora. El “no entiendo” quiere expresar otro desafío: ¿cuáles son las claves de época que permiten alimentar las luchas por cambiar el mundo? Y entiendo que no se trata sólo de palabras claves, sino de aprender a palpar esas tensiones sociales de la realidad donde tenemos que construir, desde el aula hasta el vagón del metro chilango pasando por la cocina de cada casa. Entiendo que se trata de construirnos formas de comportamiento que expresen convicciones (éticas), apuestas (políticas) por un mundo muy otro, menos injusto, más vivible. En esa búsqueda de claves no estamos sin amparo, tenemos experiencias de cambio, tenemos maestros, tenemos historias, y tenemos un otro mundo que está ahí en este momento pero que no
se regala solo, que hay que buscar y hay que hacer aflorar. Miré, entonces, un Hugo Zemelman que se esforzaba por salir del cansancio propio de los múltiples encuentros de esos días, de no sé qué conflictos internos, y que mientras hablaba y se esforzaba por hacer el balance del encuentro, ciertos tonos de voz y ciertos énfasis, producían algo así como el sonido del cambio de velocidades cuando las revoluciones del motor lo exigen. Y así Zemelman iba subiendo la cuesta de la epistemología, del ordenamiento de ideas, de la construcción de alertas sobre lo que se mueve y lo que no; y cambiaba las velocidades y yo veía un hombre lleno de pasión por una construcción social que lo motivaba a ir de un lado a otro del planeta. Y no entiendo cómo se hace eso, de qué está hecha esa energía. Pero mi “no entender” no es una pregunta voyerista para querer mirar cada episodio de esas vidas, sino, de nueva cuenta, es un desafío o una invitación para construir nuestras propias rutas con la ventaja de tener un punto de partida que ampara: la existencia misma de ese joven añoso y preguntador, diciendo, vibrando, tratando de motivar nuevas búsquedas para heredar a nuevas generaciones una forma de luchar, de proponer, de hacer, y no heredar pretensiosas instrucciones para la construcción de mundos mejores prefabricados.
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Periódico Manantial Ese “no entiendo” está resultando una cosa muy otra como se puede ir viendo. Decir no entiendo puede resultar una forma de ocultarnos (no entiendo para que no me preguntes más, para que no me obligues a pensar), puede ser una forma llana de no captar lo que pasa en el mundo, puede ser la manifestación de falta de información, puede ser la desgana pura de no querer caminar, puede ser la manifestación de que el mensaje no es claro para quien dice “no entiendo”; pero también puede ser un enunciado parecido a “espérenme tantito porque estoy sintiendo que entiendo más allá del discurso, déjenme aquilatar esas experiencias, permitan que construya mis preguntas en el tiempo propio de mi subjetividad, dejen que ubique ciertas tareas frente a la inmensidad de la tarea de salir y vivir fuera de un guion construido por otros, de construir el nuestro desde un nosotros apenas perfilado a veces, otras veces fantasmagórico, muchas veces perdido, muchas veces odiado, otras tantas detestado.” No muy entiendo, es una frase que dicen en tierras del sureste y que me apropié para decir que entiendo y no, para decir, para pedirle a cierta humanidad, que no cejen en el intento de hacer que la palabra que pregunta y que construye camine con nosotros, cual faro, cual pájaro pujuy que guíe el camino de los hombres y mujeres viajeros que andan perdidos, decir “no muy
entiendo” es, para mí, decir que qué bueno que hay mucho qué construir y qué bueno que hay con qué y que a darle duro porque falta mucho camino por andar.
No muy entiendo podría ser una frase para decir: sigamos intentando entender, sigamos haciendo lo necesario para construir nuestra existencia, siempre más allá de las limitaciones, carencias y peligros que nos amenazan. Delante del no muy entiendo está un umbral, después de ese umbral, allá tras lomita, viene otra lomita y otro umbral. Detrás de esos umbrales se fue el joven Zemelman que no se detiene, que sigue vivo en nuestra palabra, en nuestra memoria y en muchos de nuestros afanes. Nos dejó acuerdos secretos que iremos activando gracias a que, ahora, se fue tras otros umbrales sin dejar de alimentar la tierra para que siga germinando la tozudez que piensa y actúa, la digna rabia de la que nos dio muchas muestras el joven y adelantado estudiante del IPECAL, como cariñosa, lúdica y
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Periódico Manantial amorosamente le decía Estela Quintar, la única mujer a la que le vi hacerlo bailar tango. Octubre del 2013, México, planeta tierra. Tiempo de huracanes y de luchas sociales que insisten en señalarnos que la vida rebalsa, más allá de la muerte.
Con el corazón dolido Valeria Zemelman
Desde este corazón adolorido, desde esta Alma desolada, desde estas cuerdas vocales silenciadas, desde estas manos debilitadas incapaces de expresar este abismal dolor interminable, desde la ingenuidad de la distancia que ensombrece esta
incomprendida realidad, quiero agradecerte a ti querida Estela y a toda la gran familia de Ipecal, por haber apapachado, regaloneado y cuidado por todos estos años a mi adorado Huguito. No sé de donde sacare la misma fuerza, empuje, coraje, amor y humildad con que vivió él, pero de algo estoy segura: será mi tarea aportar aunque sea un granito de arena en difundir y validar su legado en este país. Va un fuerte abrazo con el cariño de siempre.
Sujetos erguidos Pablo Tasso10
Desde el lugar donde cada uno de nosotros nos encontremos, honraremos con nuestra práctica consecuente la pasión con la que HUGO ZEMELMAN se entregaba día a día en su labor de conversión de sujetos mínimos a sujetos erguidos, autónomamente pensantes y constructores de racionalidades alternativas. Su pensamiento, MAESTRO HUGO, siempre estará exigiéndonos ampliar las posibilidades configurativas de una esclarecida conciencia histórica. A él con el más limpio cariño.
Un grande nos ha dejado Luis Fernando Valero Iglesias11
Nos ha dejado Hugo Hernán Zemelman Merino nació en Concepción, Chile el 7 de octubre de 1931. Director del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile entre junio de 1967 y septiembre de 1970. El golpe militar de Pinochet le obligó a residir en México donde siguió desarrollando su labor concientizadora, de un latinoamericano que desarrolló su labor pedagógica social por todo el continente. Especialista en un primer término en la asignatura de sociología rural, se convirtió en uno de los pensadores más consolidados de las Ciencias Sociales de habla hispana, desarrollando teorías sobre la relación entre sujeto y pensamiento crítico conocidos son sus trabajos sobre “Método y teoría del conocimiento: un
11 Doctor en Educación, docente e 10 Docente del equipo Ipecal-México
investigador español. Correo Electrónico. iglesias1939@gmail.com
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Periódico Manantial debate" y "Conocimiento y sujetos sociales: contribución al estudio del presente”.
Fundó el Instituto Pensamiento y Cultura en América latina, IPECAL con sede en México, D. F. Su concepción de que toda idea abstracta representa una necesidad histórica. El capitalismo globalizado debe ser respondido con un compromiso de ideas cimentadas no por libros sino por la experiencia de intelectuales comprometidos con su presente fue una de las enseñanzas de Hugo. Nos dejó el 3 de octubre de 2013, en la ciudad de Pátzcuaro, estado de Michoacán, pocos días antes de cumplir 82 años pero su pensamiento permanecerá vigente dada la potencia creadora de su voluntad de conocer y desarrollar una historicidad en el pensamiento y en sus constructos proyectando un pensamiento novedoso en los tiempos actuales. Desde España le rendimos un homenaje a este pensador de otras galaxias.
Siempre… festejando la vida Estela Quintar y la gran familiacomunidad IPECAL de México, Colombia, Chile, Bolivia, Argentina y
desde cada lugar donde haya hombre y mujeres luchando por la historia.
A todos los brazos que nos abrazaron y nos siguen abrazando. A todos los corazones que siguen latiendo en esta tremenda contradicción con la que laten nuestros propios corazones, ante esta transmutación de la vida de nuestro querido compañero de hacer sueños realidades que fue Hugo Zemelman Me acerco a cada uno y a cada una de Uds. para agradecerles, en mi nombre y en el de la familia-comunidad IPECAL, todo el amor, la calidez, la admiración y respeto con el que acompañaron y acompañan el caminar a la luz de este entrañable amigo del alma y Maestro que dejo tanto en nosotros; para seguir pensando-nos en cada letra, en cada palabra, en cada gesto; y, sobre todo, en ese andar erguido con el que fue caminando la potencia y la esperanza en cada paso que daba por América Latina. Hugo Zemelman partió de esta energía material con la misma sabiduría que vivió, y nos deja de regalo un Zemelman pleno de vitalidad y asombro; lleno de fuerza y presencia abarcadora. Sin lugar a dudas, logró ser un hombre de conocimiento, como diría Don Juan en la voz de Carlos Castañeda*. Con increíble pasión por la vida digna y justa supo luchar y vencer a los cuatro grandes enemigos del hombre: el miedo, la claridad, el poder y la vejez; por eso quedará en nuestra memoria vital e invitante a desafiar la vida; gozoso para disfrutarla, austero para transitarla; pero, y sobre todo, feroz para conquistarla. Siempre estará en nosotros siendo memoria en nuestro presente para, como nos repetía incansablemente, ser
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Periódico Manantial cada vez más nosotros mismos y más dueños de nuestro futuro. Por eso ahora, nuestro esfuerzo es y será acorparnos para que este proyecto intelectual y político que construimos, cada uno desde su lugar, sea cada vez más potente y resonante en el largo tiempo de América Latina. Siempre… festejando la vida. Un abrazo demorado, amoroso y sereno para cada uno y cada una de Uds.