Biblioteca ISCAR
A la hora de mecanizar, una de las dudas más importante es: “¿con o sin refrigeración?” En el mundo del mecanizado, la polémica sobre la conveniencia o no de aplicar refrigeración es causa habitual de discusiones. Para complicar aún más esta decisión, las técnicas de mecanizado con la mínima cantidad de lubricante ofrecen una eficiente y efectiva respuesta a esta espinosa cuestión. En muchos sectores del mecanizado esta elección no es fácil, por lo que esta habitual duda requiere un estudio minucioso y con la suficiente información.
Con Refrigeración
El refrigerante, mezcla refrigerante, lubricante o fluido de corte son términos familiares en los talleres de mecanizado. Cada una de estas expresiones se refiere al fluido utilizado en múltiples procesos para refrigerar y lubricar una determinada zona.
Todos los procesos de corte generan una indeseada fricción entre la superficie de la pieza y la herramienta utilizada. La presencia de refrigerante garantiza una reducción de esta fricción, facilitando la extracción de metal (lubricación). También durante el proceso de mecanizado, la temperatura de corte alcanza niveles extremadamente elevados. La refrigeración reduce la temperatura en la zona de corte y por tanto la carga térmica sobre la herramienta. Además, el refrigerante contribuye a una mejor evacuación de viruta al tiempo que reduce la concentración de polvo de metal en suspensión en la zona del mecanizado.
Por tanto, el suministro de refrigerante está estrechamente relacionado con importantes mejoras: - Mayor rendimiento del proceso -precisión dimensional en el mecanizado y acabado superficial- Mejora de las cifras económicas -mayor productividad, mayor duración del filo de la herramienta, resultando un menor consumo de las mismas- Mayor control del entorno