25 Visual Blog / Biblioteca mínima, de Alejandro Arteaga / Julia Melissa

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25 ABRIL 2021

Diseño de imagen del programa Motivos para leer: Ivette Valenzuela

Sonora, México

Por Julia Melissa Rivas Hernández

, a m i n í m a c e Bibliot ,

Coordinación editorial: Alina Martínez Diseño editorial: Argelia Juárez

www.isc.gob.mx

aga e t r A o r d n a j e de Al a de s o f a t i n fi n i o la los libros

Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx

Texto seleccionado a través de la Convocatoria Artículos de Arte 2020, con recursos del Programa de Apoyo a la Cultura en su vertiente Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura 2020.

Biblioteca mínima, de Alejandro Arteaga, o la infinita fosa de los libros 02

Por Julia Melissa Rivas Hernández

S

i bien años atrás se veía como un producto artístico dominante por su novedad y su representación, vamos a decir “antiliteraria” por proponer otro modelo para crear desde la presentación de textos breves, irónicos, proteicos y novedosos, la minificción hoy goza de popularidad, así como cada vez más adeptos y críticos interesados. Debido a la aceptación, probablemente la minificción, esté buscando otra vuelta de tuerca para volver a ser experimental o dominante1 y así, evitar volverse un producto residual del arte, una mera imitación de lo que otros ya han hecho.

Me interesó empezar esta presentación del libro Biblioteca mínima, de Alejandro Arteaga, no hablando por completo de literatura, sino explorando un poco el arte contemporáneo, pues en Biblioteca mínima, el libro ganador del Primer Concurso Bellas Artes de Minificción Edmundo Valadés 2019, uno puede encontrar mucho más que literatura, y, curiosamente, la hallará en un mapa dentro del libro trazado por la literatura misma. Digo curioso con todas las malas intenciones que el mismo género de la minificción puede proporcionarnos, pero ya hablaremos de eso un poco más adelante.

En Biblioteca mínima, Arteaga nos presenta un total de 33 minificciones que se ocultan bajo la cara proteica de la cuarta de forros y además —espero suponer bien—, el autor se presenta a sí mismo en el libro con una propuesta estética y conceptual ambiciosa más allá de lo literario, pues de cada libro, Arteaga incluye junto a su cuarta de forros, una portada. Estos dos componentes, la cuarta de forros y la portada, son para más de un lector o visitante a librerías y bibliotecas un primer acercamiento a la lectura, una atracción visual que nos incita a tomar el libro y hojearlo. En caso de encontrarse cerrado el libro, la cuarta de forros funciona como una antesala a su lectura. Entonces, ¿por qué no le habíamos prestado más atención antes al hacer literatura a la cuarta de forros?

Claro que, aparte de una propuesta estética novedosa o por lo menos poco frecuente para nosotros como lectores, debemos descubrir (quizá a nuestro pesar si somos lectores perezosos), que Biblioteca mínima nos pondrá de frente a una gran confusión cuando demos una primera hojeada al libro impreso como objeto, y es oportuno, entonces, preguntarnos si estos libros que Arteaga nos presenta existen. ¿Quiénes son estos autores? Si son inventados así como su obra, ¿por qué aparecen Juan Rulfo o Daniel Sada? ¿Por qué libros que recopilan otros libros?

Me parece que la curiosidad de Biblioteca mínima (por no decir: doble lectura e ironía) son hermosas

confusiones para sus lectores, una sorpresa; y la gran búsqueda de esta sorpresa quizá la podamos encontrar en palabras del mismo autor, pues tal vez el libro sea el producto de “un último estertor de las vanguardias o su agridulce sepultura”, como dice Arteaga. Si no es así, la sorpresa está en cómo esta obra nos incita a recorrer el libro cual una biblioteca real en la búsqueda de la verdad que en ocasiones nos dolerá saber que es una invención literaria, como en el caso de la The circular book, pues la cuarta nos describe una novela que puede “iniciarse en cualquier línea y abandonarse en la sección menos pensada”, cual Rayuela; o como en el otro caso de Amphitheater-Projekt, una novela-museo que “envolverá literalmente al lector que sea capaz de develar y cumplir sus exhaustivos requisitos técnicos pero que le deparará una experiencia estética inédita y, según su leyenda, espeluznante”.

Comprendiendo estos tres términos, emergente, dominante y residual, como los maneja Othón Téllez: Curso Análisis de arte contemporáneo, impartido en el Museo Internacional del Barroco, 2019.

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Biblioteca mínima es un libro que habla sobre libros; un libro que comprende cabalmente el papel que juega un asunto, vamos a decir, extraliterario o más bien del marketing literario como lo es la cuarta de forros y que además se apoya en lo visual para crearnos —un complicado juego fino entre géneros y asuntos concernientes a los libros—. ¿Se podría haber curioseado más en la creación literaria? Con esto nos basta como lectores, pues una propuesta estética como la de Arteaga nos exigirá relecturas y seguirle un juego complejo, estimulante y en ocasiones, quizá más allá de nuestras propias capacidades. La buena noticia es que, siempre podremos volver a leer o entrar a esta biblioteca para emprender de nuevo la partida de comprensión.

Como en un juego terrible de infinitos, no quiero dejar de mencionar que Biblioteca mínima me recuerda a la imagen del polvo para hornear Royal (también su portada lo hace), donde en el mismo empaque del polvo se puede ver una imagen del producto, luego otra dentro, y otra, así hasta el infinito. Alejandro plantea un libro que refiere libros, o sobre cartas entre escritores contenidas en libros, epístolas dentro de libros, o novelas inconclusas dentro de otra novela de la cual nos habla su libro, o incluso de conversaciones con inteligencias artificiales dentro de libros. El temor al infinito no es cosa nueva, muchos lo padecemos y el solo hecho de imaginar un universo imperecedero o lo perene de la mente nos puede dejar sin dormir por varios días. Esa infinidad de posibilidades (como la ilustración del polvo Royal), parecería ser una de las premisas de un fino horror que se traza para algunos en Biblioteca mínima, donde Arteaga ensaya sobre las posibilidades latentes de un género sin fin como es la novela, pero lo hace desde un género dominante, lúdico y violentamente codiciosos como es la minificción.

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Biblioteca mínima, donde Arteaga ensaya sobre las posibilidades latentes de un género sin fin como es la novela, pero lo hace desde un género dominante, lúdico y violentamente codiciosos como es la minificción.

Si esto que vengo diciendo añadimos lo que comenta Andrea Tirado en su texto De autopsicografías y bibliotecas (im)posibles, sobre el libro de Arteaga y un juego presente en heterónimos del autor, un nuevo recreo se nos plantea, pues lo lúdico parecería apostar a lo eterno también en Biblioteca mínima. Tirado nos dice que “podríamos sugerir que todos y ninguno de los autores aquí presentes son heterónimos suyos; sin embargo, existe uno que lo es sin lugar a dudas, su nombre es Juan Cerbero y, en el libro que habría escrito, Los escritores imaginarios, nos revela la esencia de Biblioteca mínima: su contraportada apunta que “cada uno de esos escritores pareciera un apéndice de la biografía del mismo Juan Cerbero”, es decir, del propio Arteaga”. ¿Arteaga es entonces un autor de autores? ¿Un personaje creador de personajes? Quizá todo y ninguno.

En Biblioteca mínima, Alejandro Arteaga nos dice o más bien nos pregunta desde sus primeras páginas: “¿Un libro de libros? ¿Una broma libresca? ¿El último estertor de las vanguardias o su agridulce sepultura? ¿Un libro de relatos sobre novelas —o argumentos de novela— o una novela sin relato? ¿Reivindicación y justicia de la cuarta de forros? ¿Literatura de la publicidad literaria? ¿Simple basura? Todas y ninguna”. Eso nos dice Arteaga, pero hagamos uso de nuestro papel activo como lectores de minificción y acudamos a esta Biblioteca mínima para decidir por nosotros mismos qué es lo que leemos al interior de sus páginas. Eso sí, me siento con la obligación de advertir, que el insondable ejercicio creativo y lúdico de Arteaga es bastante profundo, por lo que nuestra búsqueda por la respuesta a estas cuestiones quizá nos lleve a un laberinto de confusiones librescas interminable.

Referencias: Texto extraído de la web: Tirado Andrea (2020), De autopsicografías y bibliotecas (im)posibles. https:// semanal.jornada.com.mx/2020/08/15/ de-autopsicografias-y-bibliotecas-imposibles-3360.html

Alejandro Arteaga (Ciudad de México, 1977). Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha publicado en coautoría con Alfonso Nava, Sick & McFarland.

Una novela pretenciosa (Universidad Veracruzana, 2016. Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo); y Biblioteca mínima (Rhythm & Books/INBAL/ISC, 2019.

Premio Bellas Artes de Minificción Edmundo Valadés). Con Anfiteatro obtuvo el Premio Nacional de Novela Ignacio Manuel Altamirano 2018.

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Colaboradora Visual Blog 25

Julia Melissa RivasHernández (Sonora, México 1981) Cursó la Licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad de Sonora Con su obra ha ilustrado varias portadas de libros. Ha participado como poeta y artista plástica en revistas de difusión estatal y nacional.

Ganadora del reconocimiento Alonso Vidal 2010, con el poemario Habitaciones (JUS, 2011). Ha sido beneficiaria el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora (FECAS) 2011-2012 por el poemario Mercadeo, modalidad jóvenes creadores. Fue beneficiaria de FECAS, modalidad residencia artística segunda etapa 2014-2015, donde realizó estudios del género del poema en prosa en Buenos Aires, Argentina. Segundo

lugar en el Premio Nacional de Cuento de Zaachila, Oaxaca (2017). Ganadora de los Juegos Florales Lagos de Morelos 2018, categoría cuento. Ganadora de VII Juegos Florales Nacionales Toluca 2019 “Horacio Zúñiga” 2019 por su libro El manual inédito de la moda, a publicarse este año. Cuenta con el libro Habitaciones, Jus 2011.

El Visual Blog El Visual Blog es un espacio de reflexión, crítica y análisis sobre temas artísticos y culturales, impulsado por el Instituto Sonorense de Cultura, a través de sus departamentos de Artes Visuales y Literatura, con la valiosa colaboración de artistas, promotores y gestores culturales de Sonora, México.

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