25de enero la voz de álamos

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Instituto Sonorense

de

Cultura

La Voz de álamos Información desde los portales Vol. 2 Año 5 Álamos, Sonora, México

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25 de enero de 2014

Mágico inicio del FAOT

Con Fernando de la Mora y Olivia Gorra

C

Juan Arturo Brennan

on buenos auspicios y una asistencia multitudinaria se inició anoche la trigésima y conmemorativa edición del Festival Alfonso Ortiz Tirado aquí en Álamos, Sonora. El contexto celebratorio fue perceptible desde la elección misma del escenario: por vez primera en estos treinta años del FAOT, la gala inaugural no ocurrió en el tradicional espacio del patio del Palacio Municipal, sino en el Callejón del Templo, asociado usualmente en el FAOT (aunque con excepciones) a los eventos de música popular. Se comentó que la elección del escenario tuvo algo que ver con una petición del tenor Fernando de la Mora, uno de los protagonistas de esta singular noche inaugural, quien quiso compartir su canto con más gente y remarcar el ambiente festivo al presentarse en un espacio menos formal y más flexible que el Palacio Municipal de Álamos.

Grever y Gonzalo Curiel. Por ahí, un fugaz pero interesante recordatorio de la música vernácula de otros rumbos, con una canción del cubano César Portillo de la Luz.

Así, el programa que Fernando de la Mora compartió con la destacada soprano mexicana Olivia Gorra resultó de principio a fin un asunto de gran atractivo para un público muy conectado a ciertos ámbitos del repertorio de canciones tradicionales. A lo largo de su presentación, los dos cantantes estuvieron acompañados por la Orquesta Filarmónica de Sonora, que trabajó bajo la batuta del experimentado director Enrique Patrón de Rueda, quien a lo largo de los años ha desarrollado un “colmillo” singular en el acompañamiento de cantantes en todo tipo de repertorios. Hablando de repertorios, una mirada al programa que interpretaron Gorra y De la Mora permite apreciar algunos hilos temáticos o conductores, que le dieron un perfil variado y a la vez sistemático a esta gala inaugural del FAOT 2014. Uno de estos hilos, el más tenue y menos destacado de la noche, fue el de la música puramente orquestal; la OFS abrió el programa con la polka Rayos y truenos de Johann Strauss Jr., y en uno de los intervalos entre canción y canción ejecutó el infaltable Huapango de José Pablo Moncayo, pieza que a pesar de todos los pesares sigue siendo de gran atractivo para el público, y un éxito incuestionable para quienes lo interpretan.

A todo ello habría que añadir tres números que redondearon la velada con las infaltables alusiones mexicanistas y regionalistas, que fueron especialmente apreciadas por el público que abarrotó desde temprana hora el Callejón del Templo: México lindo y querido, Viva México, y Sonora querida. Cálido y carismático como siempre, Fernando de la Mora condujo este concierto popular con muchas tablas y tuvo en Olivia Gorra una colaboradora ideal. Se nota que entre ellos, y con Enrique Patrón de Rueda, existe una añeja complicidad artística que sigue funcionando muy bien. Todo esto, en cuanto a la parte estrictamente musical de la gala inaugural.

Una segunda vertiente de la gala de anoche fue la de la música estrictamente operística, área en la que los cantantes fueron parcos y hasta cierto punto reservados: el intenso dueto de amor de la ópera Romeo y Julieta de Charles Gounod, y el famoso Brindis de la ópera La Traviata, de Giuseppe Verdi. El resto del programa, evidentemente calibrado para máximo impacto popular, puede dividirse en varios apartados. Por un lado, un poco de canción italiana (con énfasis en lo napolitano), con Torna a Sorrento, Non ti scordar di me y Con te partirò (ésta última cantada por Olivia Gorra en su versión en español, como Por ti volaré). En otro renglón de este popular programa podrían quedar las canciones románticas del tipo que algunos especialistas han llamado la “canción fina mexicana”, con la presencia de piezas de Álvaro Carrillo, Alfonso Esparza Oteo, Lorenzo Barcelata, María

Y como platos auténticamente fuertes, tres pilares de la música popular mexicana, ídolos indiscutibles de nuestra canción, que fueron sonoramente coreados por el público, un poco por iniciativa propia y un mucho a convocatoria expresa de Fernando de la Mora: José Alfredo Jiménez, a través de cuya música el concierto se transformó por momentos en una virtual noche de copas y mariachi; Agustín Lara, figura indispensable de nuestro imaginario musical urbano, de arrabal y cabaret; y Juan Gabriel, uno de los pocos ídolos populares auténticos y de arraigo universal en nuestro país.

En la parte protocolaria, la velada inició con Fernando de la Mora recibiendo, evidentemente emocionado, la Medalla Alfonso Ortiz Tirado. En su breve y compacta alocución, el tenor retomó un asunto en el que ha estado poniendo mucho énfasis en sus presentaciones de los últimos años. Certeramente, De la Mora recordó a la clase política mexicana que lo que se destina a la cultura no es un gasto, sino una inversión; y de manera contundente, dijo algo que en estos tiempos y circunstancias tiene una especial relevancia, al afirmar que sólo el arte y la cultura pueden salvarnos de los abismos a los que estamos asomados. Cuánta razón tiene en esto Fernando de la Mora. Es preciso concluir mencionando que además de la multitudinaria asistencia del público, esta sesión inaugural del FAOT 2014 en sus primeros treinta años de existencia contó con una nutrida cobertura mediática. Ojalá que esa atención de los medios no se reduzca una vez pasada la ceremonia protocolaria, y que el resto de las actividades del Festival sigan siendo difundidas con la misma enjundia. Para hoy, noche de la segunda gala del FAOT 2014, la música y el canto regresan a su sede tradicional, el patio del Palacio Municipal de Álamos.


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Vol 2.

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SONORA

SÁBADO 25 de enero de 2014, Álamos, Sonora

Nunca Jamás

ROCK

SUENA A

Carlos Sánchez / sonarquevemos@gmail.com

U

n requinto acompaña los versos de una rola escrita por José Alfredo Jiménez. La noche dispuesta, el escenario presto. Los versos escritos por el máximo exponente de la canción ranchera en México se dicen en género de rock. Es el Festival Alfonso Ortiz Tirado en su 30 edición. Es Álamos, es el estadio de beisbol Carlos Rivera, es la música una puerta abierta a las emociones. Es el grupo sonorense «Nuca jamás» que soslaya los formalismos, los cánones.

rista que es Max Arnold porta un sombrero que lo hace ver como un integrante del grupo de música norteña «Intocable»; por su parte, Pedro Verdez, quien toca el bajo, lanza un par de discos hacia la raza, y una camiseta que vuela y cae en las manos de un chavo quien también corea las rolas del grupo oriundo de Ciudad Obregón, Sonora.

Omar Sáinz es el vocalista y toca la guitarra, el requinto. Omar deconstruye los versos de la rola que todos hemos cantado: Quise hallar el olvido / al estilo Sonora/ pero aquella redova / y el bacanora / me hicieron llorar…

Y ya en el camerino, después de concluir su participación y en el preámbulo de que el próximo grupo, «Tanque», se trepe al escenario, Omar Sáinz define los argumentos del nombre de la agrupación: “El concepto del nombre salió porque al principio la banda, o por lo menos en lo personal, como compositor, los temas eran negativos, depresivos, y como que con el paso del tiempo fui teniendo un cambio y la frase nunca jamás es la máxima negación del español, del castellano, sin probabilidades, y al mismo tiempo es el nombre de la tierra mágica del cuento Nunca jamás, y a final de cuentas el concepto del nombre es que la vida es como tú la ves”.

El divertimento, se nota, es el hilo que conduce el proyecto de “Nunca jamás”. Por eso el bate-

Respecto de la concepción de la banda, sus propuesta musical, el vocalista concluye que

Un grito, un brinco, el coro de los chavos que pisan el centro de la cancha donde de día corre la pelota. Aquí el canto alternativo; aquí el inicio de la fiesta, la prolongación de los sueños que se construyen cantando.

ha ido mutando en cada uno de los discos, que ya son cuatro: “Empezamos con un asunto alternativo, luego nos fuimos al metal, luego hacia el hard rock, y los cuatro o cinco años que llevamos radicando en el DF, nos hemos concentrado en todo el asunto de la idiosincrasia, porque a donde quiera que vamos nos están diciendo que hablamos chistoso y nos preguntan de dónde venimos, por eso en el siguiente disco del cual hace rato tocamos una de sus rolas, queremos reforzar el tema de la identidad, hacer saber que somos una banda del noroeste, más allá de ser una banda del norte y en las letras del disco a salir se refleja. El concepto de la banda en este momento es seguir haciendo rock e incorporar elementos de lo regional y decir que se puede hacer rock desde Sonora, con tintes sonorense y que siga sonando a rock”. Dice Omar que la propuesta de “Nunca jamás” es clara, y esta se basa en la diversión, “porque las cosas están muy mal como para querer seguir deprimiendo a la gente, la cosa es dar fiesta y que se sienta el espíritu alegre, del norte, el espíritu pujante”.

Tanke

Techi Gastélum Carlos Sánchez / sonarquevemos@gmail.com

Incluso el clima.Cálido. En ese tenor el concierto. En esa actitud: la gente. Techi Gastélum es cantante. Y en La alameda, en el marco del Festival Alfonso Ortiz Tirado, en su 30 edición, está para acompañar con su mirada los cuerpos que persiguen el ritmo. Y con su voz contando historias de ese espectáculo acertadamente llamado Corazón en fuga. La nómina de músicos, invaluable: Jorge Trewharta en la guitarra y bangio; David Mendoza con otra lira; Ringo García en el bajo; David Norzagaray en las percusiones. Y sin éstos músicos, dice Techi, “yo no sería

Nunca Jamás

Corazón en fuga nada”, pero, acota: “Sin ustedes, el público, nosotros no seríamos nada”. El público entonces dispuesto a sentir los versos, los sones, la diversidad de notas cuyo origen es el caribe. Así el día, partiéndose y con el sol aplomo la interpretación musical. El baile de los niños que trepados en un brinca brinca encuentran la alegría acompañada de canciones. El foro de La alameda tiene la gracia y virtud de estar a la mano del transeúnte, de la señora que pasa al mercado de Álamos, y bendita suerte el encontrar el concierto, la voz de Techi: argumento precioso para dejar de andar y disponerse a sentir el ritmo en el cuerpo.

Bailar como premisa impostergable. La universalidad del canto, los versos que interpreta un hombre nacido en Río de Janerio, Brasil, Chico Buarque, aquí y ahora en la voz de Techi, Oh qué será. Allá en el quiosco, el vendedor de cajeta que se tumba el sombrero y suelta los prejuicios, siente el ritmo y dice la alegría con los pies. En La alameda y a la hora que se consagra el sol Techi Gastélum canta: El son para que te asombres. La gente baila, el calor se dispone y la ciudad se deja abrazar. Es Álamos, un Festival.

Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado 2014


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