29de enero la voz de alamos

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Instituto Sonorense

de

Cultura

La Voz de álamos Información desde los portales Vol. 6 Año 5 Álamos, Sonora, México

Quinto día de actividades en el FAOT 2014: Concierto de música de cámara y Noche de la Universidad de Sonora

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29 de enero de 2014

Juan Arturo Brennan

A

l mediodía de ayer, la nave del Templo de la Purísima Concepción fue escenario de un impecable, muy satisfactorio recital de música de cámara, que pudiera y debiera ser ejemplo para otros intérpretes y para otro eventos. Se presentaron ahí el pianista Rodolfo Ritter y el violoncellista Vladimir Sagaydo, con un programa camerístico dedicado cien por ciento a la cumbre del romanticismo alemán, con obras de Robert Schumann y Johannes Brahms. Para iniciar, las Piezas de fantasía de Schumann que, a pesar de su título, se encuentran entre la música más abstracta y pulcra que surgió de su pluma y que son ajenas a cualquier referencia extra-musical. Después, las conocidas Escenas infantiles, también de Schumann, que quizá causaron alguna sorpresa entre los melómanos enterados ahí presentes. Estas conocidas piezas de Schumann conforman uno de sus ciclos pianísticos más famosos; ¿cómo explicar, entonces, que hayan sido interpretadas en violoncello y piano? Muy sencillo: Ritter y Sagaydo tocaron un muy buen arreglo de las Escenas infantiles realizado por Friedrich Grützmacher. Después del intermedio, la Sonata Op. 38 de Johannes Brahms, alma gemela de Schumann en más de un sentido. De esta sólida y expresiva obra, así como de las otras dos, Rodolfo Ritter y Vladimir Sagaydo hicieron interpretaciones de primer orden, ateniéndose en todo momento a la convicción de que la música romántica requiere, sí, de expresividad, pero no de aspavientos ni excesos. Buena técnica, cabal comprensión del estilo, presentación pulcra y sobria, buen trabajo de conjunto de Ritter y Sagaydo. ¿Qué más se puede pedir? Estos dos músicos dejaron un standard muy alto para aquellos que han de presentarse en los siguientes días en el escenario del Templo. Horas más tarde, en el Palacio Municipal, uno de los conciertos que, año con año, se percibe como una sesión de especial interés y atractivo, aunque el público no asista en la cantidad que podía esperarse: la Noche de la Universidad de Sonora, con la presencia de jóvenes cantantes (sonorenses o no) de la Licenciatura en Música, opción Canto, de esa casa de estudios. De nuevo, un recital sobrio y sencillo en su presentación, con las voces de tres sopranos y un tenor y el acompañamiento al piano a cargo de Héctor Acosta. Lo más destacado desde el punto de vista de la programación fue la división en áreas importantes y bien delimitadas del repertorio: Lied alemán, música de ópera y fragmentos de zarzuela. El recital comenzó con buenos auspicios, gracias a una delicada interpretación de Selma Ceja a la canción Noche y sueños de Franz Schubert. Bello timbre vocal, pulcritud y cuidado en la afinación y fraseo, fueron las cualidades de su ejecución. Lo que siguió

del programa permitió detectar, como ocurre siempre en este tipo de recitales, interesantes diferencias entre las cualidades y los colores de las voces de las tres sopranos; con la interpretación de las obras elegidas anoche, fue posible percibir por ejemplo que la finura de la voz de Selma Ceja se complementó con una mayor potencia y empaque de las voces de Jocelyn Salas y Diana Antúnez. Esta diversidad de cualidades se hizo especialmente perceptible en un dueto de la ópera La dama de espadas de Tchaikovsky, en el que las voces distintas de Selma Ceja y Diana Antúnez lograron buenos y atractivos momentos de ensamble. Para retomar el inicio de esta Noche de la Unison, cabe señalar que después del Schubert cantado por Selma Ceja, Jocelyn Salas y José Manuel Romero se encargaron de sendas canciones de Robert Schumann y Richard Strauss, con lo que puede decirse que quedó aludida la mitad de la gran tradición del Lied alemán, siendo la otra mitad la que corresponde a Brahms, Mahler y Wolf. Un recital que inicia con buenas versiones de Schubert, Schumann y Strauss no puede ser sino auspicioso. Más tarde, otro punto de interés particular fue la interpretación de las tres sopranos a una canción de Luigi Arditti, atractiva en cuanto a la combinación de timbres, pero todavía perfectible en lo que se refiere al balance dinámico entre las tres voces. En la segunda parte del programa, dedicado básicamente a piezas de zarzuela, se hizo notable un aspecto importante del arte de la ejecución vocal. Mientras algunos de estos jóvenes cantantes han comenzado a adquirir cierta flexibilidad en escena, lo que les permitirá actuar con mayor soltura cuando de ópera (o zarzuela) se trate; otros están todavía ocupados en poner tanto cuidado en la emisión vocal que se sienten un poco rígidos en el escenario. Nada que unas buenas lecciones de baile y movimiento corporal no puedan corregir. De la región zarzuelera del repertorio, destacaron sendos duetos de Luisa Fernanda de Moreno Torroba y El gato montés de Penella, en los que el joven tenor José Manuel Romero ocupó los roles de galán ante las damiselas interpretadas respectivamente por Selma Ceja y Diana Antúnez. Aquí se notó la voluntad de los cantantes por cuidar los puntos finos del trabajo de ensamble; ya tienen algunas bases en este difícil aspecto de la ejecución vocal pero, de nuevo, faltan por depurar aspectos de balance. En lo general, puede decirse que estas partidas musicales fueron ganadas, en diversos aspectos, por las sopranos. Para concluir, un popurrí de canciones mexicanas en arreglo de Héctor Acosta, que si no emocionó mucho al público fue quizá porque no se trató de grandes éxitos de todos los tiempos, sino de una selección más personal. El popurrí fue cantado por los cuatro protagonistas de la noche, y en este tramo final del recital de la Noche de la Universidad de Sonora se extrañó hasta cierto punto un trabajo de conjunto más elaborado y demandante.


Información desde los portales

Vol 6.

La Voz de álamos

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MIÉRCOLES 29 de enero de 2014, Álamos, Sonora

Mesa redonda en homenaje a Alfonso Ortiz Tirado Carlos Sánchez / sonarquevemos@gmail.com

A

llí donde se congrega la historia suena la canción El jibarito, quien alegre va cantando así / pasando así por el camino. Es la voz de Alfonso Ortiz Tirado que llena la sala del Museo Costumbrista de Álamos. El audio tiene la textura de grabación en carrete. O acetato. Preámbulo preciso para una tarde donde las palabras describen el paso por la vida del tenor alamense, sus acciones fraternales, la aportación musical, su capacidad de repartir lo aprendido. De su oficio de médico siempre se ha dicho que: el doctor operaba como tenor. Tarde donde las voces experimentadas de Tony Estrada, director del Museo Costumbrista, iniciador del Festival Alfonso Ortiz Tirado; Juan Vidal Castillo, historiador de Álamos y Juan Arturo Brennan, periodista, crítico, exponen la trascendencia del existir de don Alfonso y la importancia y magnitud del festival que lleva su nombre. Ante un público atento, Tony Estrada rememora la primera velada musical y de conversaciones en honor a Ortiz Tirado: fue una noche de 1985 cuando con un piano viejo que antes fue pianola, Rito Emilio Salazar construyó las notas para acompañar a Elsa Limón en la interpretación de canciones que cantó el doctor oriundo de la ciudad de los portales. Uno de los motivos principales de esa velada musical, dice Tony, fue sacar un poco del olvido al tenor alamense. Tony Estrada comparte más anécdotas y destaca las ideas de Ana Silvia Laborín quien fungiera también como iniciadora de lo que a la postre se convertiría en uno de los festivales de mayor prestigio en el país: el FAOT. “Este festival – acota Tony-, ha sido motivo de inspiración para que personas interesadas en las artes hagan intentos muy positivos en Álamos, es el caso del doctor ya fallecido y muy querido por nosotros Enrique Mendoza Ceballos, quien formó un centro cultural aquí y todas las semanas se proyectaban conciertos de ópera y todo era inspirado por el Festival Alfonso Ortiz Tirado”. En su exposición, el historiador alamense, Juan Vidal Castillo destaca: “Quisiera mencionar que aquí hay piezas claves para el rescate del doctor Alfonso Ortiz Tirado, ya lo decía Tony, que había caído en algo más parecido a lo que nos imaginamos, el olvido. La pieza

principal es doña Enriqueta viuda de Parodi, ella por su cercanía, por el afecto que le tenía al doctor en especial, pues inicia aportando estos elementos, primeramente poniéndole el nombre del doctor a la biblioteca, luego aquella biografía en la que la mayor parte de los historiadores nos basamos, porque es lo más completo y lo más emotivo que se ha escrito sobre Alfonso Ortiz Tirado, de alguna manera que algunos tachan de romántica o demasiado sentimental, porque va describiendo con la precisión de uno de esos pintores de aquellas épocas donde los retratos hablaban. Doña Enriqueta, paso por paso, describe los momentos principales del doctor, entonces ella es una pieza principal porque sin su biografía muchas cosas (que tienen qué ver con Alfonso Ortiz Tirado), no hubieran vuelto a resurgir”. Juan Arturo Brenann afirma: “Creo que este festival en muy buena medida y desde hace años es un festival de rescate. De rescate de este personaje Alfonso Ortiz Tirado, quien se fue de aquí muy joven, por supuesto que dejó una huella familiar, hasta la fecha la ciudad está llena de gente de su linaje, pero de alguna manera todo esto rico y enriquecedor que sigue siendo hasta la fecha Ortiz Tirado, se generó lejos de su terruño natal. “En ese sentido el festival tiene un trabajo más complicado, más interesante que otro trabajos similares, porque si todas las huellas están visibles, todos los recuerdos sensibles del doctor hubieran estado fundamentalmente aquí, sería mucho más fácil construir un ambiente alrededor de su figura y vaciar el festival en ese ambiente, sin embargo su ausencia prolongada a partir de su niñez, lo hace más difícil. Este museo y las salas dedicadas a las dos vertientes fundamentales del doctor (donde se le hace homenaje como tenor y cantante), hacen me parece el trabajo más difícil pero quizá más interesante”. Juan Arturo Brennan concluye que por la textura de la voz de don Alfonso, “seguramente fue un excepcional intérprete de tangos”. En sus comentarios, el periodista puntualiza la importancia del rescate de las grabaciones musicales de Ortiz Tirado, las cuales sería importante divulgar durante el festival. Tarde para una mesa redonda donde las ideas y percepciones sobre la figura del doctor alamense son tema de conversación. Tarde, como lo dijo el moderador Imanol Caneyada en el preámbulo de la reunión, “para conversar sobre la figura esencial en la historia de Sonora, por su perfil humanista, su perfil científico y por supuesto su perfil artístico”.

Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado 2014


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