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La crueldad estetizada Por Óscar Grajeda
De monstruos y prodigios es una apuesta atrevida y compleja, profusa en simbolismos y referencias culteranas. Como propuesta escénica, enriquece la variedad presentada en esta Muestra Estatal de Teatro y ofrece una valiosa aportación a la producción teatral sonorense, que responde a las inquietudes de las nuevas generaciones de creadores, directores y actores del estado. La obra funciona a manera de testimonio que documenta el fenómeno de los castrati en la Italia del siglo XVI, desde su surgimiento y esplendor, hasta su decadencia y extinción en los albores del siglo XXI. Reconocidos por poseer una voz prodigiosa, poco se dice de los abusos inmorales y la inhumana explotación a la que eran sometidos para lograr convertirse en los ídolos de una época. Los castrati se representan en la obra como seres mutilados y divididos, como la antípoda de lo maligno y lo divino; lo angelical y lo monstruoso. De monstruos y prodigios es una obra oscura que explora una dimensión desviada de la humanidad, donde lo grotesco se convierten en un delirio social que abarca y enerva a una sociedad completa y se propaga por todo Europa con el beneplácito de la Iglesia y el respaldo de la aristocracia. Abemvs Teatro monta esta prestigiada obra del dramaturgo Jorge Kuri (†), que fuera catapultada internacionalmente por el director Claudio Valdés Kuri hace más de una década. Ahora, bajo la dirección de la joven promesa Saúl Barrios, esta atípica y vanguardista producción se presenta en el estado de Sonora para el gusto y desconcierto del público local. El montaje de Saúl Barrios contó con las aportaciones de Saraí Stelia Noriega y de Perla Jazmín López en la dirección musical y dancística, respectivamente. Apegada a la propuesta de Valdés Kuri, la adaptación de Abemvs Teatro integra los discursos estéticos de la ópera, la danza y el teatro, en medio de una plasticidad escénica perturbadora que nos remite a nuestras peores pesadillas. En la obra desfilan seres contrahechos: mutilados, deformes, siameses –clara representación de la dualidad de los castrati– y quimeras; interpretados con maestría por Ariel Arce (Quirón), Daniel Soberanes (Jean), Gabriel Aínza (Ambroise), Stelia Noriega (Galuppi / Castrato), Perla López (Sulaimán) y el maestro Luis Ricardo Gaitán (Napoleón). Sin duda, De monstruos y prodigios despertó la inquietud en más de uno de los asistentes sobre estas extrañas figuras que se esconden en el mito. Quedo convencido que quienes nos situamos frente a esta puesta en escena y reímos con socarronería de los chistes negros de los personajes, solo reconocimos la monstruosidad profunda que nos habita.
11 de agosto 2017
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Edición: Alejandra Olay Coedición: Marreyna Arias Información: Carlos Sánchez, Samantha Leyva Corrección: Rosy Orozco, Óscar Grajeda Diseño: Argelia Juárez Fotografía: Juan Casanova
Por Carlos Sánchez
M
arcos González es maestro de la Universidad de Sonora en la Licenciatura en Artes. Dirige teatro desde muchos años ha. Inquieto, construye foros, hace comunidad, una y otra vez se lanza a la aventura, a la emoción de dirigir. Mostrar es la premisa. Hoy es Tiempo de pitayas y calabacitas tiernas título de la obra que presentará en el marco de la Muestra Estatal de Teatro 2017 que organiza el Instituto Sonorense de Cultura, con apoyo del Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Cultura. ¿De qué va, quiénes actúan en este montaje escénico? Pásele a esta conversación, apreciable lector:
—Marcos, háblame del guion de Tiempo de pitahayas y calabacitas tiernas. —Es una propuesta de René Córdova, y como sabes, René es, aparte de amigo, historiador y antropólogo, ha incursionado también en la guionización y en el drama; entonces nos mandó está propuesta y nosotros dijimos: órale, está interesante. La historia está situada en el Pitic, en épocas precoloniales, antes de la fundación de la Santísima Trinidad del Pitic y hasta la actualidad. Este es un juego cómico que presenta circunstancias chuscas con parejas a través del tiempo, que se van encontrando desde antes de la Colonia y hasta nuestros días en un barrio hermosillense. Básicamente esa es la propuesta, una óptica de diversidad. —¿Sería como un punto toral la diversidad? —Sí. Y es el jugar con términos históricos, en un ejercicio ligero para público amplio. Se pensó y se estrenó en un espacio como restaurante-bar. —¿Por qué es importante tocar el tema de la diversidad? —Nos urge asimilarnos, pensarnos y asumirnos como diversos, como lo que somos. Creo que el país tiene un grave problema en ese sentido, es demasiado conservador en su opinión de sí mismo y cada parte del múltiple México, del diverso México, del diverso Sonora o de esta región donde vivimos; se imagina cada parte como única y no incluye a las otras, no se entiende esta multiplicidad de origen en sí y de sentidos que pueda haber para explicarnos, sabernos y asumirnos. —¿Cómo es tu trabajo de director? ¿Dictas el montaje o hay un proceso de interacción con el reparto? —Todo depende de muchos factores, generalmente de factores de producción. Si tú tienes una obra que debes montar en quince o veinte días y tienes muchísima gente y es formato grande, todo tiene que estar prediseñado. Entonces va y se pasa a escena con los ajustes que tengas que ir haciendo, pero sí tiene que existir una planeación fuerte y grande. Esto debería de aplicarse en cualquier momento, pero es muy diferente cuando la producción es una puesta pedagógica. Ahí yo creo deber ser lo contrario: no debería haber puesta en escena en principio porque lo que importa es el ejercicio pedagógico que tú vas a hacer con la puesta misma. En esos dos extremos, se pueden citar un montón de colores diversos, de diversos grises que dependen del caso. En esta ocasión, es un trabajo muy sencillo porque se estrenó con dos actores, Karen Valencia y Jorge Motel, y era solamente una pequeña tarima donde todo ocurría, una cosa sencilla y frontal. —¿Por qué la elección de estos dos actores para el montaje? —Forman parte de la organización escénica de La choya. Estaban dispuestos, les interesó y con ellos empezamos. Ahora están Rubén Araiza y Fernanda Polanco, también ha participado Glenda Landavazo con intervenciones musicales y demás. —Cuéntame sobre la importancia de la existencia de las muestras, tomando en cuenta que esta obra se presenta en la Muestra Estatal de Teatro 2017. —Para mí una muestra es una muestra, punto. Se muestra lo que existe, lo que hay. Desde ese punto de vista es interesante mostrarlo al público, sobre todo, porque nosotros mismos, la gente de teatro, ya más o menos sabemos lo que hay en cartelera, y este es un momento para decirle al público sonorense: aquí está toda esta diversidad de propuestas, diversidad de ideas, diversidad de manera de hacer y pensarse. Creo que esa es su gran importancia, aparte es un momento de encuentro, pero bueno, no tendría que ser este el momento exclusivo, sino que encuentros puede haber en otros momentos.
El teatro para pensarnos y asumirnos como diversos El director y maestro,
marcos gonzález conversa sobre su experiencia en el montaje Tiempo de pitayas y calabacitas y tiernas
Tiempo de pitayas y calabacitas tiernas, de René Córdova, bajo la dirección de Marcos González se presentará hoy en el Teatro íntimo Xicotelcatl Gutiérrez, de la Casa de la Cultura de Sonora. Admisión gratuita, cupo limitado. Compañía La Choya Organización Escénica.