#3 fanzine udpd 2018

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DUDAS AL MARGEN ¿Cuando un cuerpo se vacía, de qué se vacía? ¿Por qué hablar del cuerpo? ¿El cuerpo habla? ¿El cuerpo es un tema? ¿El cuerpo es sólo el humano? ¿Mi cuerpo es distinto del tuyo? ¿El cuerpo juega, yo juego? ¿El cuerpo es varios cuerpos? ¿Tienen cuerpo el alma, el pensamiento, la palabra?

22 de abril 2018 Colabora en el Fanzine. Escríbenos al correo medios@isc.gob.mx

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Edición: Alejandra Olay Coedición: Marreyna Arias Diseño: Argelia Juárez Fotografía: Juan Casanova

“Este programa es público ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa”.

La danza como experiencia y diálogo

Dédalo Artes Escénicas

Samantha Leyva

A casi nueve años de su formación, el colectivo Dédalo Artes Escénicas surgió de la inquietud de dos jóvenes para expresarse. Dentro de sus propuestas, han buscado variar y cambiar, pues consideran que siempre se deben afrontar a retos constantes en búsqueda de crear coreografías diferentes. Con su propuesta titulada Ocaso, Dédalo Artes Escénicas, se hará presente en la Muestra Internacional Un Desierto para la Danza; el grupo subirá al foro del Teatro de la Ciudad este domingo 22 de abril, con una pieza que consideran más desnuda que su trabajo habitual.

¿Cómo es que surge Dédalo Artes Escénicas, y en especial, la coreografía Ocaso? Pedro Núñez: Dédalo surgió por una inquietud para expresarnos. No teníamos claro una línea, algo que quisiéramos perseguir o algo que fuéramos abordar constantemente en cada pieza, pero ahora que veo en retrospectiva durante estos nueve años, siempre hay algo de humor negro al que suelo tener cierta inclinación, y creo que este mismo se ha reflejado en varias de nuestras piezas. También hay una cuestión de crítica social y política, y siendo parte de la sociedad, me fijo en estas cosas que también me preocupan. En el caso de esta pieza, teníamos alrededor de dos años explorando cuestiones de movimiento, es decir, que todos los movimientos en la cotidianidad tienen que ver, o se podrían reducir a las acciones de empujar o jalar. Entonces, con diferentes partes del cuerpo empezamos a hacer una exploración y de ahí surgió esta idea de generar todo con el cuerpo, porque al utilizar otros recursos, como video, ayuda a expresar todo más fácil y no dejamos que la audiencia sienta o forme su propio criterio. Zuleima Burruel: Sí, hemos tenido una tendencia a esta cosa político-social de criticar sin ser directos, pero que muestra una preocupación por decir algo que es muy evidente, y que justamente para eso es el arte, pues es una herramienta que utilizamos para expresarnos a través del cuerpo. Sin embargo, Ocaso es diferente: se trabaja con algo más personal que le otorga al público esta posibilidad de conectar con la pieza de maneras diferentes. Tú vas a ver y quizá te encuentras en una situación si-

milar. Entonces te conectas de esta forma personal; pasas a identificarte con los bailarines en escena y regresas a casa con algo que te dejó la coreografía. ¿Cuál es la perspectiva que tienen sobre la danza contemporánea en Sonora? Zuleima Burruel: Siempre que vamos a un lugar fuera tratamos de ver mucha danza, porque nos interesa saber qué está pasando en otros lugares. No varía mucho, pero es curioso porque aquí hay más tiempo para crear. Entonces, los coreógrafos se toman tiempo durante los procesos, lo que hace que se le dé más peso a sus trabajos. Pero lo que siento que disminuye o que más cambia, es el público. La danza ha tenido una gran evolución pero el público no ha evolucionado con ella, no está preparado para recibir nuevas propuestas, quieren seguir viendo lo de antes. Eso es lo que siento que pasa en Sonora; que el público no se ha terminado de involucrar, es todo un proceso que tiene que avanzar en conjunto y quizá no hemos ido al mismo paso. ¿Qué propone Dédalo para acercar al público? Pedro Núñez: La danza tiene que ser una experiencia y una forma de comunicarse de individuo a individuo, tiene que plantear dudas. Tal vez la resistencia de la gente a la danza contemporánea es el problema. Muchas veces es más fácil echar la culpa a las instituciones y otorgarles esta responsabilidad de que ellas son las que tienen que generar público y no; como artista también se tiene que trabajar en ello.

Hemos tenido varias actividades y nos encontramos trabajando para aterrizar un proyecto de mostrar algunas piezas en escuelas, y después, de alguna u otra forma, hacer que los niños acudan al teatro y adquieran estas experiencias. Para ustedes, ¿qué es la danza? ¿Qué significa bailar? Zuleima Burruel: Es comunicar… Darle una opción a otra persona de saber que se puede expresar de diferentes formas. La danza es controlar tu cuerpo, y si lo sabes controlar, eso te da confianza, y a partir de ahí puedes hacer lo que quieras, eso te motiva. Todos deberíamos hacer danza, todos deberíamos bailar; no para dedicarte a ello, pero sí para tener confianza en ti mismo. Pedro Núñez: La danza me jaló porque vi las posibilidades que tenía mi cuerpo, vi cómo me cambió. Una de las razones por las que empecé a hacer coreografías era porque ahí encontré un medio de expresión para mí, para decir cómo me sentía o para presentar temas que quería tratar y dialogar sobre ellos. Cada pieza que he hecho la considero un diálogo de dos, el que está interpretando y el que está viendo: el espectador. Entonces, es un medio de expresión. Hay cosas que me cuesta trabajo decir o expresar en mi vida cotidiana, pero al momento de estar en un escenario, me quito estas cosas de estar pensando en mis deberes como adulto. Simplemente el estarme moviendo, el estar ejecutando, el estar haciendo y también al estar creando, formulamos temas para dialogar.

El Corpus y el vacío Edgar García Véjar

Comienzo mi intervención para este segundo día hablando un poco sobre el cuerpo como tema absoluto. La aseveración, compleja y simple al tiempo, pone sobre la mesa gran cantidad de posibilidades de manifestaciones para evidenciar esta máxima del arte vivo. La vida, la muerte, y cualquier otro pilar temático del arte pasan por el cuerpo (humano), el filtro único de nuestra percepción sensorial y consciente, el margen que nos une (y diferencia) al resto de las cosas. Aún si habláramos de un mundo sin cuerpos humanos, existe el cuerpo del resto de las cosas, y el corpus mismo que se compone de los fragmentos en que se disocia el mundo. El cuerpo, entonces, no sólo el humano, sino el de todo lo táctil e incluso de lo no definible por márgenes, vendría a ser todo aquello que es perceptible y por tanto, para nosotros que recibimos el mundo, resulta en absoluto por su presencia universal. ¿A qué viene esta introducción? La obra, El cuerpo vacío de 4x4, pareciera buscar una operación que ponga en evidencia tal aseveración, casi axiomática, en una escala adaptable para escenarios, y con una serie de elementos que adornan a la vez que ponen en jaque la delgada línea entre la cosificación y nuestra jerarquía como cuerpos humanos. Muestran además viñetas y relaciones que parecen personalizar tal operación, para darle tratamiento desde su mirada particular, desde la historia de sus cuerpos. Si lo logran, no lo sé, pero pude ver el constante intento de equiparar una suerte de esencia del espacio sonoro, espacio teatral (haciendo uso del escenario y la sala), y sus

cuerpos (los de los bailarines). Menciono estos últimos elementos porque son los que me parece que entraron a tal dinámica; había otros objetos en escena, como el vestuario, la luz, una chica que funcionó como tramoya y panelista, un discurso grabado que, aunque hace referencia a distintos cuerpos (de humanos y de cosas), hace aparecer de pronto, una serie de referencias e imágenes simbólicas que me parecieron difíciles de asociar con el resto de la pieza; estos últimos elementos, creo, aportaron poco en la tarea de mantener el vacío con el que se buscaba filtrar al resto de los complementos. Ese vacío que a ratos se adornaba de guiños, muecas y dibujos construidos con lucidez y fuerza, aunque con sospechosa precisión humorística, aludiendo más al gag que al improvisto. Ese vacío, que habría de funcionar como receptor y punto de partida para explayar la comunión de cuerpos en el escenario, se diluía entre el artefacto teatral, aunque se rescataba, y lo señalo porque me parece aplaudible, en los momentos de silencio, de calma. La obra resultó entretenida, fuerte, capaz de llevar distintos ritmos, pero extrañamente revestida. Creo que la pieza puede explotar la potencialidad del cuerpo, ya no como tema, sino como absoluto, en tanto se limpie el terreno para ampliar su posibilidad de abrirse y presentarse como un todo, o como un nada. Aplaudo el vigor de los intérpretes, deseándoles que encuentren el modo de que el cuerpo, sin más, brote de entre el remolino de voces que sostienen en su pieza.


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Un Desierto Para la Danza ISC

ESTAMOS

CELL Juego coreográfico

PRE-FUNCIÓN

LLENOS… Danny Landa*

“Somos lo que nos han hecho, lo que nos hemos hecho, lo que hemos decidido no hacernos y lo que no sabemos que podemos hacer. Somos lo que sabemos, lo que decimos, lo que damos por sentado y en lo que creemos. Somos cuerpo, y nuestro cuerpo tiene la forma de nosotros.” Pensaba en todo esto mientras miraba el trabajo de Sendic y Shantí, no podía dejar de darle vuelta al nombre de su pieza, “si nuestro cuerpo tiene la forma de nosotros, un cuerpo vacío, ¿Qué forma adquiere?”, y mientras seguía tratando de responderme veía en el escenario cuerpos siendo uno con el espacio, con el sonido, con el cuerpo del otro y con el cuerpo mismo y me dejaron ver que un cuerpo vacío BUSCA. Al cuerpo vacío no lo limitan las fronteras de la piel, va dejando siluetas de energía al irse de un lugar, un cuerpo vacío ocupa hambriento el espacio, es tremendamente curioso y seguro, su instinto lo sostiene, el cuerpo vacío no escucha la música, se escucha a sí mismo escuchando la música, un cuerpo vacío es primitivo pero no deja de ser individuo, busca al otro para usarlo y dejarse usar, busca al otro para coincidir, comparte el cuerpo, el espacio, y así, se va formando. Aplaudo el trabajo de CUATRO X CUATRO por compartir de esa manera el escenario con el otro, a pesar de que plantean al público como espectador, vi más sobre generosidad y colaboración que si me hubieran invitado a subir al escenario y por último les aplaudo el gesto de cerrar su participación abrazándose, porque en ese momento su discurso fue contundente: “Vaciar el cuerpo para tener la forma del otro”. *Colaboradora de Política y Rock & Roll

E

n respuesta a las múltiples manifestaciones digitales durante las funciones de este y los anteriores Desiertos, que sorprendentemente son atinadas y oportunas para desvanecer los silencios de las piezas, les proponemos el siguiente juego coreográfico. Puede realizarse a manera de solo o en coreografía grupal. 1. 2.

3.

Es importante contar con un equipo de telefonía celular, si no tienes uno, acércate a alguien que sí traiga el suyo y compártanlo. Decide si lo harás en solitario o en compañía. Si lo harás en grupo, te sugerimos buscar personas con diferentes equipos, para agregar diversidad a las operaciones, gestos y tiempos que se manifestarán. Una vez en grupo o en tu lugar preferido para realizar la coreografía (tú decides si hay público o no) tomen juntos su equipo y, al tiempo que decidan, apáguenlo; te sugerimos las siguientes operaciones: Probar apagarlos juntos, realizar un canon, apagar el de otra persona, apagarlos con los pies, nariz o boca, hacerlo con ojos cerrados, hacerlo mientras realizan algún trazo, hacerlo todos a destiempo, utilizar música de fondo (hasta que el celular de la que brota se apague), etc.

4.

Si no sabes cómo apagar tu teléfono, te dejamos una guía que esperamos te sirva:

No digital. Si tu celular no es digital existen dos opciones. Utiliza el botón de encendido/apagado o, si tu equipo no lo tiene, es muy probable que debas usar el botón de “colgar llamada”, usualmente identificado con el color rojo. Celular del robotito o manzanita. En general, para apagar estos teléfonos presiona un momento el botón de Encender/Apagar, hasta que se encienda la pantalla. Si se solicita, ingresa tu código PIN y selecciona OK. Presiona un momento el botón de Encender/Apagar, hasta que un menú emergente aparezca en la pantalla. Selecciona Apagar. Selecciona Aceptar. Versión X del Cel de la manzanita. Sorprendentemente, vamos a tener que pulsar el botón Power (lado derecho) y el botón Volumen + (lado izquierda) de forma prolongada durante aproximadamente seis segundos, hasta que se muestre en la pantalla “deslizar para apagar”, entonces al deslizar el interruptor, el cel se apagará por completo.

Gracias, diviértanse, y disfruten la función.

ENTRE CUERPOS Mario Lagarda

¿Te has preguntado qué es lo que pasa por la mente de un niño de menos de 8 años? Jugar, jugar, jugar, y luego… seguir jugando. El juego como vehículo expresivo, como medio y como fin, para con él responder al mundo de las cosas, del pensamiento y de las sensaciones, como estímulo y como arma. Este, el juego, es el motor de búsqueda de la obra “El cuerpo vacío” de Shantí Vera y la compañía 4x4. De primera el uso del espacio evidenciaba el foro, la arquitectura del lugar, dejándolo desnudo y expandiendo su calidad de contenedor hacia la de herramienta dramática que generaba imágenes y tensiones para con él y desde él. La escenografía fungía de hoja en blanco donde escribir, acompañada de tres rectángulos blancos suspendidos, estos usados como metáfora del dúo, del otro, del compañero, pero también usado como escondite, como objeto ilusorio y como mampara rectangular suspendida de una vara en un foro teatral. Aquí es donde la obra cobra un atrayente doble sentido, pues al mismo tiempo de hacer viable la ilusión y la imagen referencial, ofrecía también un regreso al aquí y al ahora, al universo de las cosas presentes y, citando al propio Shantí, absolutas. Una hora completa de cuerpos vivos, honestos, abiertos, eso es lo que pude ver en Séndic y Shantí, los dos intérpretes de sus propias locuras compartidas. Dos cuerpos que se leen entre sí, se siguen, se manipulan, se desarman y se apoyan el uno al otro, aquí es el lugar donde el virtuosismo de la obra radica e invita al espectador a seguir el hilo de garabatos y al movimiento por movimiento que se termina convirtiendo en un discurso en sí mismo. El diseño sonoro se usa de manera literal, sin complejizar en ritmos ni en conceptos, pues incluso cuando se trata de un discurso hablado, la voz se bailaba desde lo fonético y traveseando entre la grabación y el sonido en vivo, transitando una vez más entre la ficción sugerente y la aparición de lo concreto. Sin embargo, esto último evidencía también que Shantí deja abierta la ventana hacia una postura política sugerida, donde el cuerpo se expandiría hacia la comunidad, pero desde un tratamiento estético que puede o no aportar a su cometido. La potencia del cuerpo se puso de manifiesto, los cuerpos de los bailarines se vieron atravesados de sentido y despropósito, zigzagueando entre la lectura referencial y la experiencia sensorial.


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Un Desierto Para la Danza ISC

L. Carlos Sánchez

Un Desierto para la Danza en su edición 26 es la plataforma para la mirada jovial. Las propuestas se diversifican. La Compañía Juvenil Rocío Moreno está presente.

¿La bondad es genética o se construye al paso de la vida? Creo que se construye según las experiencias que te van sucediendo en la vida.

Proponer la exploración de los involucrados en la coreografía es una premisa. Lo subraya la coreógrafa Rocío Moreno.

¿Cuáles son las cosas sencillas de la vida que te pueden hacer feliz? El amor, mi pareja, la familia, la danza.

De conducta afable, con esa emoción que se exhibe al hablar del tema que le apasiona, Rocío atiende la conversación. Primero nos dice de qué va lo que se baila:

¿Qué significa en tu vida un puesta de sol? Plenitud.

“Nosotros somos la Compañía Juvenil Rocío Moreno, con seis integrantes, yo como coreógrafa, y vamos a presentar Fearfour que habla de las injusticias y sobre el egocentrismo de las personas, hicimos exploraciones, una investigación y con base en los resultados llegamos a un tipo de movimiento y un tipo de arquitectura escénica corporal y eso es lo que presentaremos en Un Desierto para la Danza”. ¿Por qué estos temas? Estos temas nacieron hace tres años, presentamos esta obra en un concurso, nos inspiramos en el tema de Ayotzinapa, y ahora que metimos el proyecto a este Desierto, nos inspiramos en injusticias en general. Platicando entre todas como equipo, fuimos valorando las injusticias del mundo, del país, y nos fuimos metiendo en un entorno social hasta que terminamos hablando de manera individual y es ahí donde nace el egocentrismo. Miro en tu mirada una mirada taciturna, ¿qué te dice tu mirada cuando te miras al espejo? Yo veo bondad, veo ganas de expresar lo que siento hacia lo que pasa en el mundo, expresarlo con el cuerpo, con la danza y no de manera individual, quiero expresarlo con el grupo, armar las piezas y llegar a una conclusión, que nuestra voz sea nuestro cuerpo y expresarlo. ¿Cuáles son las consecuencias de la bondad? Es una espada de doble filo, tienes que prepararte para todo, así como se puede utilizar para ayudar a los demás, y para yo expresarme, es también algo que tengo que controlar para que las personas o incluso yo, tener la habilidad para no permitir que se aprovechen de mí por esa bondad.

¿Qué significa dirigir y se parte del programa de Un Desierto para la Danza? Para mí es gratitud. Estoy agradecida por la selección de mi proyecto, agradecida con quienes depositaron su confianza en mí para que por primera vez pueda presentar a mi compañía juvenil, donde no todos son egresadas de la carrera, es mucho agradecimiento. ¿El arte por el arte o el arte como un compromiso personal y social? El arte como un compromiso personal y social. ¿Qué puede aportar el arte a la sociedad? Cambios. Tenemos un gran compromiso los artistas de estar conscientes y saber qué es lo que vamos a expresar con nuestro cuerpo, con nuestra voz, porque creo que podemos generar cambios para bien en nuestra sociedad. ¿Por qué a través de la danza? Porque la danza es tu cuerpo, y mover tu cuerpo junto con la música… para mí la música y el cuerpo son elementos muy importantes, siempre bailo con música, hay artistas que solo mueven su cuerpo y pueden no utilizar la música, pero para mí es esencial esa musicalidad en conjunto con el cuerpo, da satisfacción, bienestar, es pasión, es entrega, es todo. ¿Cómo vives ese instante previo a la tercera llamada? Ese instante previo es de respiración, concentración, generalmente siempre en nuestro grupo y yo nos tomamos de la mano, respiramos, y al iniciar ya no hay nada qué hacer, nada de qué preocuparnos, estamos para hacer y disfrutar.

Rocío Moreno Que nuestra voz sea nuestro cuerpo

Zahaira Santa Cruz Me gusta explorar la animalidad del ser humano Samantha Leyva

Su interés por la danza surgió desde muy pequeña; su primer acercamiento fue el ballet clásico. Desde aquel momento supo que quería expresarse mediante el cuerpo. Así lo relata Zahaira Santa Cruz Arvizu: “Esta inquietud por bailar surgió desde que estaba muy chica. Al momento de estudiar una carrera, decidí ingresar a la Licenciatura en Artes Escénicas con especialidad en Danza de la Universidad de Sonora. Empecé a bailar oficialmente con producciones La Lágrima en 2004, pero desde tiempo atrás, había tenido la oportunidad –como estudiante- de experimentar lo que era estar en escena”. Hoy, la bailarina, coreógrafa, intérprete y maestra, Zahaira Santa Cruz presentará el montaje escénico Black Silver en Un Desierto para la Danza 26, y en esta entrevista, platica cómo está viviendo su sueño. Black Silver te ha hecho acreedora a múltiples premios y reconocimientos como creadora e intérprete en diferentes espacios y plataformas dancísticas… ¿Qué sientes, qué significa para ti el presentarla en esta muestra internacional de UDPD? Sin duda, me siento muy afortunada. Contenta, porque es la primera vez que se presenta un trabajo de mi autoría en este festival, y eso me llena de orgullo, además es el quinto año consecutivo que Black Silver está en escena: desde su estreno en 2014 hasta la fecha, no ha dejado de presentarse, y aunque ha cambiado de elenco, es algo que también la ha hecho una experiencia muy enriquecedora. De esos cinco años, tres estuve en escena.

Ahora necesitaba estar de este otro lado, desde fuera, para hacer ajustes y mirar la obra desde otra perspectiva. Es muy distinto estar adentro, y estar en ambos lados no es imposible pero sí muy demandante. Aun así, lo estoy disfrutando mucho desde afuera: el esculpir y moldear la obra. Estoy muy contenta por los intérpretes que participan, que tienen muchísima disposición, gran disciplina, además son muy habilidosos y propositivos. Me gusta mucho ver lo que han generado. Describes esta pieza como una muestra de la lucha de poder que se ve reflejada en la sociedad. ¿Cómo abordas estas temáticas desde la corporalidad del ser humano? Primero empezamos con exploraciones, desde nuestros órganos. Qué sensación te brinda el moverte a partir de algo que está dentro, más que irnos con lo que sucede afuera. Ahí empezó originalmente y lo conservé. Ya lo que iba surgiendo es como esta conexión con nuestro ser primitivo y me gustó explorar entonces con la animalidad del ser humano, con conectar con esta esencia primitiva que tenemos y en el proceso se fueron dando estas luchas de poder, luchas territoriales, que de pronto somos así, en un juego de ‘cedo, pero me impongo’. Para mostrar la danza desde nuevas y diversas perspectivas, UDPD abre el espacio para que jóvenes artistas y coreógrafos presenten sus propuestas ¿Qué opinión te merece este segmento? De entrada, me siento agradecida. Creo que también es muy importante tomar en cuenta lo que sucede, no solamente con las personas que ya tienen una trayectoria más amplia, que eso por supuesto está muy bien, además tenemos que recibir y seguir observando lo que continúan realizando, pero

también estamos estos creadores, con obras que queremos seguir desarrollando y hacerlas crecer: entonces, esta plataforma nos sirve a nosotros para compartir nuestro trabajo a un público más numeroso, en este evento que sabemos tiene la facilidad y apertura para recibir más audiencia. Además, este festival es una oportunidad para que los estudiantes se acerquen y vean estas propuestas, conozcan otras maneras de hacer danza y así se van abriendo oportunidades y caminos para dedicarte a esto; no solamente estas estudiando, al mismo tiempo estas teniendo la experiencia de estar en escena. ¿Cómo observas la danza contemporánea sonorense como creadora? Yo creo que ha ido creciendo, pero de pronto la siento un poco intermitente. Creo que como creadores, tenemos la responsabilidad de ir también hacia donde están las personas, en cuestión de públicos. Sí de invitar, pero también he tenido la experiencia de ir a partes donde quizás no llegan tanto estas expresiones, entonces es muy padre porque ves ese acercamiento y cómo cambia también la manera y las perspectivas que tienen las personas acerca de la danza, hablando específicamente de la danza contemporánea. ¿Qué actividades vienen para Zahaira después de esta presentación en UDPD? ¿Hay otros proyectos en puerta? Sí, ¡hay varios! Uno de ellos consiste en impartir talleres en Ciudad Obregón, hay gente muy creativa por allá. Probablemente también compartir Black Silver, pero también viene una nueva obra en la que estoy trabajando a partir de un solo, llamado Estado de descomposición, que fue detonante para trabajar con un equipo de egresados de la Universidad de Sonora.


Un Desierto Para la Danza ISC

Carolina Ferrá

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Abigail Núñez Soy más coreógrafa que bailarina

L. Carlos Sánchez

Abigail Núñez, bailarina, coreógrafa, invierte la pregunta cuando le inquiero sobre qué le aporta la danza a su vida. “Me parece complicado definir qué le aporta, porque más bien sería qué le aporta mi vida a la danza”. Abigail participa en Un Desierto para la Danza 26 como bailarina y coreógrafa. Aquí mismo desde su voz la sinopsis: “Voy a presentar un trabajo como coreógrafa que se titula Un cuerpo se repite, es una colaboración con Miguel Ángel Franco, quien se dedica a hacer video y propuestas artísticas alrededor de lo visual. También participa Adilene Holguín como intérprete, es egresada de la Licenciatura en Artes en la Unison. “Tenemos alrededor de dos años trabajando este proyecto, es una coreografía que basa su composición en el diálogo entre el mapping y el cuerpo del intérprete, se hace una reproducción de varios momentos corporales del intérprete en un determinado espacio, el espacio nos determina cómo va a evolucionar la coreografía porque utilizamos la arquitectura del lugar para configurar la forma en la que la coreografía se va articulando”. Y luego una conversación: ¿Qué significa participar en esta edición de Un Desierto para la Danza? A nivel personal significa ir asentando cosas que ya intuía a nivel profesional. ¿Qué intuía? Que soy más coreógrafa que bailarina, sin embargo también estoy participando como bailarina en otro proyecto. Toda mi carrera se ha ido desarrollando en el marco de la coreografía, me he ido encasillando en ser coreógrafa, y tener la opción ahora de contar con dos proyectos en los que participo, en uno como intérprete y en otro como coreógrafa, ha hecho que asimile lo que me enamora de los dos mundos, y como estos dos mundos se van mezclando en el sentido de la creación: cómo creo a partir del lugar del intérprete y cómo creo a partir de la posición de coreógrafa, cómo comparto en estos dos equipos de trabajo de manera distinta y al mismo tiempo en esencia sigue siendo el mismo lugar. Esa asimilación que estoy tendiendo en ambos proyectos, es lo más claro. Siempre agradezco la oportunidad de compartir con mi propio medio, lo que estoy haciendo. ¿Qué le aporta la danza a tu vida? Más bien la danza es parte de mi vida, no la veo fuera de mi vida, no sabría decir cómo sería mi vida sin la danza, la danza está en todos los aspectos de mi vida, incluso en aspectos personales. Me parece complicado definir qué le aporta, porque más bien sería qué le aporta mi vida a la danza que yo hago porque todos los proyectos tienen qué ver con un momento personal en el que estoy. ¿A qué aspiras cuando te decides a crear o interpretar?

A sorprenderme en el proceso, a descubrir, a aprender de los otros, a compartir un proceso donde crecemos todos los involucrados. Muchas veces son más ricos incluso los procesos que los productos finales, y eso con el tiempo los productos han ido madurando. Hace unos años sentía que los procesos eran muy ricos peros sentía como que yo no alcanzaba a capitalizar en un producto al final la ricura que había vivido en ese proceso. Siento que cada vez que me involucro en un proyecto mi aspiración es que toda la ricura del proceso caiga sobre el producto final.

¿Cuál es el momento del día que más disfrutas? La noche, cuando me duermo, cuando me toca soltar el estrés de mi día, cuando me toca reflexionar cómo hice y qué sigue, qué necesito reforzar, qué necesito discriminar, o qué necesito reabordar, ese momento conmigo y de relajación lo disfruto muchísimo. En esta época del año, los hermosillenses nos quejamos mucho del calor, ¿tú cómo lo asumes o resuelves? Me gusta el clima de aquí, soy friolenta y no disfruto los climas fríos, tampoco disfruto los climas húmedos, me gusta el desierto, el horizonte del desierto, siempre que voy a otras ciudades me maravillo con los grandes edificios y con la forma en la que funciona la ciudad, la forma en la que se coordinan las personas, parecen coreografías, pero vivir en una ciudad que sea tan pequeña, a pesar del calor, me sienta bien, me da un poco de paz, me gusta salir y ver el plano totalmente, disfrutar de los atardeceres, del viento aunque sea muy caliente, no soy una persona que todo el tiempo esté despotricando contra el clima, me viene bien, se me hace más fácil quitarme el calor que quitarme el frío, y el calor me invita a salir, quitarme las cobijas de encima, en cambio el frío me deprime, me aísla. Me sienta bien la ciudad, su clima, la gente de acá. Soy una sonorense orgullosa. Háblanos de la música. Tengo una inclinación por el rock pop de los noventa. Tiene qué ver con la música que escuché en mi adolescencia, me gusta mucho ver video clips de los noventa, incluso siento que mis coreografías tienen mucho de los video clips, porque cuando era adolescente había un boom del video clip todos veíamos MTV, ahora siento que el video clip se da de otras maneras y la música es distinta, pero a la hora de componer me gusta que la música y el cuerpo colaboren, que no haya protagonismos, que sea una cosa que se complementa, que no esté todo el tiempo el cuerpo siguiendo a la música o la música como un punto que delimita cómo se mueve el cuerpo, sino como algo que va dialogando y acompañándose en el proceso, por eso me gusta mucho cuando hago coreografía, que la música se vaya haciendo junto con nosotros que trabajamos con el cuerpo.

Esta es una manera de reflexionar la infancia L. Carlos Sánchez

El universo ocurre precisamente allí. En ese paraje siempre vivo de la infancia. Recurrir a él durante los instantes que uno permanece en la vida, se nos manifiesta inevitable. Estas son algunas conclusiones a partir de conversar con Carolina Ferrá, coreógrafa y directora de Callo de Sal Producciones, quien participa en Un Desierto para la Danza 26. Y ésta es una conversación con Carolina a propósito de su propuesta. Antecedentes y argumentos de la coreografía: “Como si ya lo hubiera visto es una pieza que aborda el tema de la infancia, por eso la alusión al nombre porque es como si ya hubiera vivido esos juegos de la infancia, y dentro del movimiento hay juegos de deja vu, también. La música es original, me gusta mucho trabajar con diseño sonoro para la obra, entonces está música se hizo para la pieza”. Estar en Un Desierto para la Danza con esta coreografía, ¿qué te significa? Estoy muy contenta, es muy importante la plataforma que se abre para nosotros los jóvenes coreógrafos ya no tan jóvenes, alguna vez comenté que cuando empecé a estudiar danza yo veía el Desierto y era lo que me motivaba a mí, ver esas funciones, ver esos trabajos de gente tanto de aquí, que fue el motor principal, como la gente de afuera: los talleristas, las conferencias, es todo un mundo donde hay mucho aprendizaje. Aprendizaje, palabra toral en nuestras vidas, por siempre. ¿Cuál ha sido tu aprendizaje en este proyecto a partir de los bailarines que eliges, qué les has aprendido a ellos? El riesgo. Arriesgarse todo el tiempo, estar con la disposición de manera positiva, trabajar en equipo, lo cual en estos tiempos es muy complicado, porque venimos de distintos lugares y tenemos diferentes edades y bagajes. Con jerarquía o humildad, ¿cómo resuelves la dirección? Con humildad. En cuanto a jerarquía siempre hay alguien que tiene que poner orden, creo en esa jerarquía, pero en mi dirección hay propuestas de los bailarines en cuestión de movimiento y de producción. Si lo que se propone va en beneficio de la obra, bienvenida la propuesta. ¿Qué disfrutas más, el proceso de producción del montaje o ese momento en el que ya observas a tus bailarines en escena? No podría decir que disfruto más una cosa que

la otra porque cada una te da algo diferente. El proceso a veces es muy divertido: en los ensayos surgen propuestas y cómo los bailarines juegan entre ellos con las premisas que uno les da, y a la hora de ver el resultado obviamente cambia porque la presentación es otro espacio, a diferencia del lugar del ensayo, y hay otros elementos como la iluminación que te mete más a la magia; pero yo disfruto las dos cosas, el proceso y el momento de estar en escena. ¿Qué detona en ti para que surja la idea de Como si ya lo hubiera visto? Trabajo con niñas y niños, soy maestra. Y me he dado cuenta que la infancia es una edad que te marca y si la vives feliz, pues que bien, pero si no eres feliz: ¿cómo superar eso? Esta es una manera de reflexionar la infancia, ¿cómo son?, cómo de repente uno subestima, las niñas y los niños son personas muy inteligentes, son menos complicados que los adultos, no tienen miedo, y conforme uno va creciendo se va haciendo más miedoso. Esa es una parte, el cómo retomar el riesgo de los niños que también lo tienen los bailarines, con sus retos porque también temen, pero en los ensayos se trabaja eso, perder el miedo, y como tirar el foco a la infancia. ¿Por qué bailar, por qué dirigir, por qué la danza? Yo quería estudiar teatro, pero vi un trabajo de Antares, los veía y sentía que había actuación y danza, movimiento, que hablaban a través del cuerpo, entonces me fui inclinando por la danza, por este hecho escénico que vi. Y ¿por qué bailar?, porque es una manera de sentirme viva, por eso extraño bailar también, porque es una manera que dentro de la sociedad que vivimos, despiertas otras sensaciones que la vida no te da. Y ¿por qué dirigir?, porque sigo clavada con el trabajo en equipo, poder hacer un grupo y trabajar en él, en estos tiempos de individualismo exacerbado, el dirigir, sin irme a la jerarquía, es como poner un orden y hablar de lo que a uno le impacta, lo que a uno le mueve. Cuéntame uno de los momentos más felices de tu infancia. Cuando yo tenía ocho años de edad, una vecina tenían patines, yo no pero aprendí a patinar con los patines de ella. Y era muy feliz andar sobre ruedas, hasta la fecha es algo que me gusta mucho, patinar. En ese tiempo no vendían patines aquí, de pronto llegaron a una tienda, y me los compraron, ese día llovió, me puse a patinar adentro de mi casa, y nada me importaba porque ya eran mis patines. No paré de patinar y fui muy feliz.


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