27 de abril 2018 Colabora en el Fanzine. Escríbenos al correo medios@isc.gob.mx
Edición: Alejandra Olay Coedición: Marreyna Arias Diseño: Argelia Juárez Fotografía: Juan Casanova
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El cuerpo es un espacio lleno de historias
“E
Samantha Leyva
l existir frente a un cuerpo que está en toda la disposición de transformarse, de entregarse”. La danza es un fenómeno de expresión fundamental para hacer sentir a la humanidad; así lo describe Miguel Mancillas, coreógrafo, maestro y bailarín sonorense, que en días pasados recibió el Premio Nacional de Danza José Limón 2018, uno de los reconocimientos más importantes del país. Mancillas es miembro fundador de Antares Danza Contemporánea, compañía que proyectará Tu hombro en el escenario de la vigésima sexta edición de la muestra internacional Un Desierto Para la Danza.
En esta edición de UDPD, Antares bailará Tu hombro, pieza que presentaron en septiembre del año pasado celebrando sus treinta años… ¿Qué representa esta pieza y qué es lo que público va a poder presenciar? Para un grupo, el volver a ver lo que uno ha hecho es bastante importante, porque la danza contemporánea, aunque es muy joven, también tiene historia, que es importante mantener, además de observarnos, analizarnos. Me gusta mucho esta posibilidad de observar hacia atrás y de a tratar de ver hacia adelante. Tu hombro es una obra que para mí resultó significativa porque cuando se montó, hubo un cambio en el grupo; se integraron nuevos bailarines, entonces me interesa verlos comparativamente, cómo se han ido transformando como intérpretes, pero también es como un abrazo, es una manera emotiva, observarnos y ver cómo hemos crecido, como familia, como un grupo. ¿Cómo notas la situación de la danza contemporánea sonorense? Creo que la danza siempre ha estado como en constante transformación. Desde que yo me acerqué, me tocó ver las presentaciones de la Universidad de Sonora, con la maestra Martha Bracho. Participé en Truzka como bailarín y coreógrafo, después me tocó ver el surgimiento de diversos grupos y el ver cómo reaccionaba la gente, cómo le resultaba emocionante ver toda la danza que se presentaba, que le resultaba muy enriquecedora. Ahora, veo a este núcleo de jóvenes de la misma manera que en aquel entonces: buscando su identidad, su manera de hacer danza, pero también buscando la creación de público. Yo veo a UDPD como resultado del esfuerzo de los grupos que estuvimos trabajando antes y resultado también del interés los jóvenes por mantener un evento que nos brinda un panorama regional, nacional e internacional. ¿Cuál es el compromiso del artista hacia el público, hacia el ser humano? Creo que la honestidad es un principio humano fundamental. Pienso que uno debe tener claro para qué es que uno entra a la danza. A veces pienso que mucha gente entra impulsada por la fama. El fenómeno ha cambiado mucho con las redes sociales: hay un concepto de realidad presente constante, el espectáculo de la realidad. Me ha tocado ver cómo ha ido cambiando el rigor, cómo se veía el compromiso: toda esa diferencia creo, se verá reflejada en el arte, a ver a dónde evoluciona. Creo que si yo analizo lo que me ha tocado vivir, me han tocado muchos privilegios históricos. UDPD es un espacio en el que la gente se atreve a hacer uso de su libertad, a su derecho de consumir y acercarse al arte, y eso también ayuda a que artista enfrente su obra. Ha cambiado el lugar de arte en la sociedad. Todos esos cambios nos tendrían que hacer reflexionar a nosotros como artistas acerca de cuál es nuestro lugar, cuál es nuestro lazo con comunidad, con la sociedad.
Miguel Mancillas
La danza… ¿Para qué? Es una pregunta que me cuesta trabajo definir, sobre todo en estos tiempos en que parece que se están priorizando otras cosas; socialmente están pasando muchas cosas que son importantes, son fundamentales. Es decir, la cuestión de la seguridad, la economía, ese sentido de incertidumbre que se está viviendo por una cuestión política en el país: por supuesto que todo mundo tiene la mirada en eso. Observas las redes sociales y lo notas. Entonces cuando yo descubrí la danza, pude entender que estando cerca o haciendo contacto con el arte ibas cambiando la manera de percibir tu realidad y que, por lo tanto, las posibilidades de existencia se ampliaban. Para mí, entonces, significó algo absolutamente fundamental y esencial en mi existencia. Mis grandes transformaciones como ser humano fueron a través del arte y fueron por el arte también. La danza es una forma de reconocer tu cuerpo […]. Entonces, yo ante el espectador dudoso de acercarse a la danza - porque me dicen “es que no les entiendo, es muy raro” -, todos tenemos un cuerpo, y como tal, es un espacio lleno de historias, del que no nos podemos escapar de lo que ha vivido el cuerpo.