ARTES VISUALES Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx
abril-junio 2020
Erika Tamaura Michell Giovanni Parra BenjamĂn Rosales Edith Cota Fernanda Ballesteros Alina Arteche Hermes Ceniceros Carlos SĂĄnchez Juan Casanova
Erika Tamaura
ABRIL 2020
ARTES VISUALES Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx www.isc.gob.mx
erikatamaura www.erikatamaura.com
La luz es luz solo cuando proviene de la oscuridad El Zohar
Sobre la autora
Erika Shander Tamaura Torres
y límites: el lenguaje visual como narrativa de libertad
S
Por Erika Shander Tamaura Torres
erá porque el cuerpo de la mujer está diseñado para crear a otro ser humano que la naturaleza nos ha maldecido con el peso de emociones y cosas que a veces solo podemos entender desde nuestra visceralidad femenina y los códigos biológicos que nos definen. Dicen que el cuerpo manifiesta en el exterior lo que las emociones producen desde nuestro cerebro condicionado por el pasado, por las sensaciones, por el presente, por lo que nos preocupa, lo que nos hace estallar de felicidad, lo que nos vuelve locas de optimismo, lo que nos provoca amor, lo que nos da ansiedad y nos come lentamente por dentro o aquellas cosas invisibles que perseguimos incansablemente por la fe hacia algo o alguien y nos hacen soportar los dolores más punzantes y las depresiones más profundas. Será por eso que nuestro cuerpo se convierte en una jaula, una prisión que se inicia a construir desde nacemos para ir guardando todo aquello que el mundo no puede soportar de las creadoras.
El arte es una de las llaves que hacen a una mujer abrir sus límites
Será por eso que los límites y las fronteras son parte de nosotras mismas. Hemos aprendido a confinar lo que hay en nuestro interior, porque por más fuertes y empoderadas que parezcamos, aún nos falta la tregua con nuestra vulnerabilidad. Es que somos creadoras, nos abren el cuerpo para dar vida a otro. Bajo el equilibrio de los opuestos, la balanza de lo abierto se reconoce ante lo que se ha de cerrar. Por eso creo que es natural que las mujeres nos encerremos a nosotras mismas dentro de nuestra piel y huesos, para sentir que algo nos pertenece, que nos pertenecemos a nosotras mismas. El arte es una de las llaves que hacen a una mujer abrir sus límites. Muy en especial, el lenguaje del arte visual brinda un espectro sumamente amplio y estremecedor para la expresión de todo aquello que contiene la mente femenina. De manera peculiar, las mujeres estamos conectadas con el mundo de los sueños, con la naturaleza, practicamos la telepatía, podemos predecir los peligros y somos campeonas olímpicas en dar nuestra vida en servicio a los demás olvidándonos muchas veces de nuestras necesidades… comer, dormir, amarnos más. Dentro de los límites que definen el mundo interno de una mujer, hemos cargado histórica y socialmente con el yugo del color blanco sobre nosotras y nuestra forma de expresión (relacionado por supuesto con la luz) y nos han hecho creer que la mujer debe ser pura como el color blanco, sin pensamientos obscenos, sin sentir rabia, sin experimentar lujuría, sin acercarnos a todo aquello relacionado con el color negro (relacionado obviamente con la maldad). Hasta en elegir los colores para expresarnos en nuestra cotidianeidad hemos sido domadas y entrenadas. Sin embargo, a aquellos que no pueden comprender la mística de ser mujer se les olvida que la creación de vida que sucede a través de los límites de nuestro cuerpo proviene de la oscuridad y el dolor. Las lunas nuevas se ocultan ante nuestros ojos en la noche para marcar nuevos ciclos en las mareas. Nadie mejor que la mujer comprende la oscuridad y sus límites y es a través de signos y nuevas combinaciones
Gestora cultural, docente universitaria. Periodista cultural. Maestra en Gestión Cultural con especialidad en Patrimonio por la universidad de Barelona (UB). Estudios en Relaciones Culturales Internacionales por la Cátedra de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO) y la Universitat de Girona organizado por la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Diplomado en Gestión Cultural por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA). Beneficiaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora (FECAS) 2017-2018 con el proyecto: “Transiciones y Oportunidades para el Periodismo Cultural en Sonora” en la categoría de investigación. Columnista.
Sendero del despertar (2020), de Irene García Muñoz
que intentamos traducir lo que la oscuridad en nosotras nos dicta. Es momento de cambiar el discurso sobre que el color negro implica negatividad o pecado. Es momento de abrazar la oscuridad que se produce de nuestra sombra, la cual puede existir solo si estamos bajo la luz. La luz y la oscuridad son una sola cosa, tan necesarias para descubrir lo que tenemos que decir respecto al mundo que vivimos y lo que el mundo nos hace sentir. ¿Cómo comunicarnos fuera de la frontera de nuestro cuerpo? ¿Cómo lograr articular un discurso entre nuestra prisionera interna y aquella mujer en libertad que puede decir, hacer y moverse a su antojo en un mundo que se empeña en catalogarla e insertarla en un lugar específico como si se tratara de una receta de cocina? Yo las he visto, he visto mujeres que lo hacen y lo intentan. He visto mujeres que arrancan de su interior un lienzo, un papel, pedazos de tierra y caleidoscopios infinitos para transfarmarlos en imágenes, símbolos y códigos que hablan sobre lo que sucede cuando cruzan los límites de su piel para conectarse con otros, con algo que decir. El pasado mes de marzo, el Instituto Sonorense de Cultura a través de la coordinación de artes visuales presentó la exposición colectiva: “Mujer: lucha, dignidad e identidad”, en la Galería Eusebio Franscisco Kino, con la participación de diversas artistas, entre ellas: Aida Emart, Ana Gloria Trapero Valdez, Ana Lourdes R. Bours, Angélica Argüelles Kubli, Argelia Castañeda, Brenda Urrutia, Claudia Medina Ángel, Diana Gabriela Lozano González, Eva Solís, Fátima Olea, Guadalupe Montemayor Salazar, Irene García Muñóz, Iris Valeria Mancillas López, Irma Garza García, Jimena Coronado, Kary Franco y Leticia Galaviz. La muestra presenta formas y reflexiones sobre la visión de mujeres sobre mujeres desde la expresión de temas relacionados con el corazón, el amor, la pertenencia y la resistencia. Arriesguémonos más a descubrir el universo de formas que el arte visual puede ofrecer a través de la danza de los límites de la primera creadora: la mujer. Sin miedo. Crucemos nuestros límites sin miedo.
Michell Giovanni Parra
ABRIL 2020
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N
Notas
Mtro. Michell Giovanni Parra
o cabe duda: hacer una síntesis que lleve a ubicar a la crítica de arte en México, a propósito de las nuevas propuestas artísticas surgidas a principios de los años noventa, suplica antes que nada el consentimiento del lector, pues debemos ser muy puntuales con aquello considerado imprescindible. Así que para esta ocasión, lograr una visión contextual requerirá al menos dos antecedentes vitales: el surgimiento de Temístocles 44, y la creación de la revista Curare: espacio crítico para las artes.
Los años noventa de Curare y el nacimiento de la nueva crítica de
arte en México
Si bien a finales de los años ochenta el arte contemporáneo mexicano viraba hacia el uso de los espacios alternativos, ya en los noventa la crítica mexicana ponía sobre la mesa la relación entre el arte y el espacio del museo, abriéndose luego algunas líneas teóricas acerca del trabajo curatorial y la incorporación de conceptos que, en contraste con la tradición estética mexicanista, permitían articular un discurso posmoderno sobre las nuevas modalidades del trabajo artístico.
¿qué relación existe entre las obras de arte y sus textos? (su teoría, su historia, su crítica, su cédula, su explicación, su interpretación, sus enciclopedias, su bibliografía?)”
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rare José Luis Barrios 1. Según su perspectiva, la crítica de arte (vista como producción textual) ya estaba presente como crítica y apología nacionalista, junto a la consideración del discurso culturalista (proveniente de la Escuela Mexicana de Pintura). —Dicho periodo coincide con las primeras polémicas literarias del siglo XXI: las referidas a los Contemporáneos y los estridentistas. Por otro lado, y un tanto posterior, Barrios señala que la crítica de arte (desde la línea literaria) se afianzó con Vuelta y Plural (Octavio Paz y García Ponce). Asimismo, un punto de inflexión sucedió desde el énfasis sociocrítico vinculado al proyecto latinoamericanista en el contexto de la Guerra Fría (p. ej., Juan Acha y Marta Traba).
Finalmente para Barrios “y ya situados en los años noventa”, la generación que relacionó la crítica de arte con la curaduría y la academia (ya distanciada aquella de los sustentos teóricos y estéticos de la Escuela Mexicana de Pintura y el nacionalismo), desde la incorporación de múltiples saberes discursivos contemporáneos, fue la conformada por la revista Curare, en cuyo medio de distribución y soporte textual participaron escritores como “Cuauhtémoc Medina, Renato Gonzáles Mello, Federico Navarrete, Oliver Debroise, Karen Cordero y Sol Henaro”, por mencionar algunos pocos.
En palabras del crítico e historiador Cuauhtémoc Medina, una de las funciones intelectuales “consistió en instrumentar una especie de desmexicanización acerca del arte mexicano”, acompañado por un cam(I. Dueñas, Curare 1998). bio en las tácticas de los artistas cercanos a Temístocles 44 y la Panadería: desplazamiento que “no consistió en la búsqueda del internacionalismo, sino en el uso (y abuso deliberado) de las condiciones de demanda que provocó la globalización artística para dar No obstante, resulta relevante sumarle a lo anterior la síntesis de una salida a un nuevo tipo de práctica local: situada, esta sí, en forma entrevista que realicé al artista visual Víctor Martínez 2 (2017) acerca de problemática y refractaria frente a la narrativa del arte nacional” de las transiciones históricas de la crítica. Al respecto, y junto con mi (Medina, 2017, pág. 238). criterio, propongo un recuento provisional: Fue así que, en el contexto de la globalización de los años noventa y el “extranjerismo”, las producciones textuales de la crítica de arte mexicana y la curaduría enfatizaron las funciones del discurso, y con ello, dieron mayor importancia a la crítica y al análisis cultural a través del arte. Como tal, las reflexiones críticas adoptaron sus propias interrogantes y valoraron el trabajo artístico desde otros marcos teóricos. Ahora, en un brevísimo recuento de los antecedentes, algunos autores señalan estas rupturas históricas en México de la siguiente forma. En primer lugar: se señala que la herencia de la Escuela Mexicana de Pintura (tradición vinculada a una lucha ideológica en el proceso posrevolucionario del país), desde los años veinte hasta la década del cincuenta, alimentó a las generaciones de artistas que continuaron la tradición plástica de corte “identitario cultural mexicano”: En segundo lugar, y en contraste: algunos artistas en los años cincuenta optaron por la estética, la técnica y la plástica que abrieron paso a las nuevas manifestaciones artísticas norteamericanas, y así, a una actitud artística cuya valoración era independiente de una ideología de izquierda, o más precisamente, de un arte obligado a producirse en consideración de un marco político: hablamos de la Generación de la Ruptura. (Cabe señalar aquí también, por otra ala, la preparación de un terreno propicio para que el arte mexicano busque inscribirse o representarse en el tiempo de las posvanguardias —y en el contexto de una realidad multicultural—, en cuyo estado la crítica intentará dar cuenta sobre la especificidad artística en América Latina). Más adelantados en la historia, en la transición y culminación de la Guerra Fría, la herencia de la crítica apuntaló a los nuevos críticos de arte en México como «teóricos de la cultura», esto al momento en que se abordó plenamente el producto artístico con las metodologías de las ciencias sociales, la historia y la filosofía, y al ser éstas integradas en la producción textual que inauguraba una nueva dinámica entre la crítica de arte, la curaduría, la museografía y los planteamientos y las prácticas de la institución galería y la institución museo. Es decir, al concretarse paralelamente la producción y la distribución de la crítica y el quehacer profesional artístico y académico. Llegados a este punto, es ilustrativo del periodo leer que “en 1993, después de la fundación casi simultánea de Zona y Temístocles 44, Curare invitó a los miembros de ambos espacios a debatir sobre su trabajo, sus objetivos y sus pretensiones como artistas […].” (Montero, 2013, p. 117), puesto que Curare:
[…] era todo o nada: una oficina curatorial, mezclada con centro de debates, editor de boletín fotocopiado o impreso, agencias de viajes de curadores y críticos extranjeros, archivos y seminario histórico, y grupo de presión terrorista/periodístico. (Puesto que) su principal función fue acompañar de cierta reflexividad a la escena belicosa de principios de los noventa y simular un territorio de terrorismo académico (Medina, 2017, p. 252). Ahora bien, para brindar otra síntesis de la consolidación de la crítica de arte mexicana, resulta pertinente citar al crítico y ex director de Cu-
a) Periodo de la Escuela Mexicana de Pintura (1921), coincidente con la revista Contemporáneos (1928) en reacción al estridentismo. b) Durante el periodo de la Guerra Fría (1941- c. 1991) se consideran al menos tres generaciones: Generación de la Ruptura, Generación del Medio Siglo y la Generación de los Grupos de los 70. En el tiempo de esta última generación concuerda el nacimiento de la revista Plural (1971) y la revista Vuelta (1976). Asimismo, fue cercano a este periodo el momento en donde algunos buscaron inscribir al arte mexicano en la posvanguardia, a partir de un diálogo con las reflexiones de Marta Traba y Juan Acha (destacan trabajos como La pintura nueva en Latinoamérica, 1961; Arte y Sociedad en Latinoamérica; 1979; y Los problemas artísticos en América Latina, ya en 1993). c) Cercano al término de la Guerra Fría y los años posteriores, nos encontramos con la creación de la Revista Generación (1988). Por otro lado, es esencial señalar que mediante la distribución de El Universal se puso en diálogo la columna de Mónica Mayer, actual dirigente del enorme archivo de crítica de arte Pinta tu raya. De igual modo, tuvimos el nacimiento de La Pus Moderna (1989-1996) como crítica a la posmodernidad, y Poliester: “revista de pintura y no pintura” (aprox. 1990). d) Como se mencionó al principio, y en contraposición al neomexicanismo de Teresa del Conde en los ochenta, la crítica posmoderna apareció en los noventa a través del nacimiento de Temístocles 44 y Curare (1991), aparejada a una preocupación por los procesos artísticos, y luego, por el trabajo curatorial 3.
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Hace algunos años el portal de La Tempestad publicó dicha entrevista que ahora se encuentra con un link roto. No obstante en aquél momento tuve la suerte de conseguirla en línea, por lo que alcancé a transcribir algunas notas. “Miembro del Sistema Nacional de Creadores y fundador (en 1996) de La Ce.D. Arte Contemporáneo, junto con Hortensia Ramírez para realizar curaduría, documentación y promoción del arte mexicano en muestras de video, festivales, exposiciones. Co-director de la revista Bizco Magazine y director del proyecto colectivo Post Kaput y Kaput Kollectif. Actualmente vive en la Ciudad de México y coordina el Espacio 553 Centro de Arte, Gestión y Formación”. Información extraída de su currículum en línea (2018): http://www.vicmardi.com/ vicmardi-cv.html.
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La preocupación que mantuvo la nueva crítica puede resumirse en lo dicho por Daniel Montero (2013): “hacia finales de los años noventa los lenguajes y procesos del arte contemporáneo ya se habían consolidado en México. A la pregunta, ¿cómo es que las cosas, acciones y/o situaciones operan y significan? Se habían ofrecido varias respuestas (dependiendo siempre del soporte, acción o situación)” (p. 17). Asimismo, otro dato esencial para comprender el trayecto de esta nueva crítica al inicio del nuevo milenio, es la apertura de la galería Kurimanzutto en 1999, la cual comenzó a fungir como un espacio para las expresiones posmodernas. (Sin duda alguna, abordar la importancia de Kurimanzutto para el arte contemporáneo sería tema de otro artículo.)
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El Museo Jumex es ejemplar en esto debido a la producción mercantil de cuadernillos de artistas en los que se aborda todo lo concerniente a la exposición. En dichos cuadernillos podemos encontrar información del artista, datos de su formación, claves de sus temáticas y los objetivos artísticos de sus proyectos, así como también entrevistas y ensayos sobre la exposición. No es ajeno observar que los cuadernillos mantienen un grado de información considerable que puede verse concentrado en las hojas de sala.
Referencias Acha, J. (1992). Crítica del arte. Teoría y práctica. México: Trillas. Bayón, D. (1973). Arte de ruptura. México : Joaquín Mortiz, S. A. Dueñas, I. M. (Julio-Diciembre de 1998). ¿En qué lenguaje debe hacerse la reflexión en torno al arte y la textualidad? Curare. Espacio crítico para las artes. (13), 72. Medina, C. (2017). La más indirecta de las acciones: bastardía de orígenes, traición a la patria y oportunismo militante del juego curatorial postmexicano. En C. Medina, Abuso Mutuo (E. A. Montero, Trad., pág. 238). México: Cubo Blanco. Montero, D. (2013). El cubo de Rubik, arte mexicano en los años 90. México: Fundación Jumex Arte Contemporáneo.
Por último, para concretar las transiciones de la crítica de arte, cabe señalar cómo la crítica mexicana ha variado según su medio de distribución, su punto de partida lingüístico (es decir, su forma de utilizar el lenguaje para hablar sobre el arte o desde él) y su entramado con algunas instituciones, principalmente la institución museo y la curaduría, desenvolviéndose de tal manera que ha consolidado su ser en una producción particular de discurso, actualmente textual en algunos casos, o audiovisual y digital, en algunos otros. En síntesis, este trayecto muestra que la producción contemporánea del arte, su crítica y su curaduría, se inclinaron a enfatizar lo textual como la instancia que media entre el espectador y la exposición u obra artística. Es notable cómo en este tipo especial de entramado de distintas instituciones los discursos de la crítica pudieron adquirir después una modalidad contextual e intertextual. En consecuencia y para terminar, no es accidental que en la actualidad un texto operativo como la hoja de sala cobre una preponderancia tal que se consolide necesaria para contextualizar la obra, dotarla de sentido, demarcarle una guía o línea de interpretación y justificarla discursivamente. Y por si esto fuera poco, tampoco es novedad la necesidad de que al artista le sea beneficioso algún mecanismo de distribución de textos operativos que indiquen algunos rasgos de la exposición u obra, pues incluso hoy en día la producción misma de lo textual se toma como ventaja de prensa, portafolio, promoción y venta, además de aporte de sentido mediante los libros de galería o los cuadernos de artista 4.
Sobre la autor
Michell Giovanni Parra Es licenciado en Filosofía (UABC), Maestro en Humanidades (UNISON), actual doctorando en el Doctorado en Humanidades, concentración en Bellas Artes (UNISON), y estudiante de Psicología Clínica (UVA). Ganador del Concurso del Libro Sonorense, 2015 (Ensayo).
BenjamĂn Rosales
ABRIL 2020
ARTES VISUALES Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx www.isc.gob.mx
Educación filosófica, óleo sobre tela, 2005, díptico (Colección particular, Universidad del Valle de México) / Autor: Benjamín Rosales.
L
Por Mtro. Benjamín Rosales
os encuentros de educación artística adquieren suma importancia cuando la sociedad en su conjunto participa de manera entusiasta y comprometida en relación a los avances, tanto en materia de comunicación, como en sus métodos y procesos; a diferencia de años anteriores, el Estado en su conjunto, ciertamente no se preocupaba por llevar a cabo este tipo de programas para un sector tan importante como el artístico y creativo. Es entonces cuando ambos sectores convergen en sintonía: el social y el cultural y confluyen de manera directa, generando una sinergia muy interesante, que propicia los enlaces necesarios hacia la proyección, conocimiento y desarrollo de las artes; por esta vía se logra entablar la comunicación necesaria para crear los mecanismos culturales, que tanto hacen falta en la entidad. Tomando en consideración que los resultados serán paulatinos y se crearán los lazos necesarios para un fortalecimiento de las artes visuales, en pro de un avance significativo y apartado del arte, la mejora continua (la capacitación) en la educación artística será medible en su impacto social y en el desarrollo e implementación en cada uno de sus apartados. Quienes estamos íntimamente ligados con el arte, sabemos de la importancia de la generación y creación de públicos culturales, por lo que es importante destacar la iniciativa que ha tenido el Departamento de Artes Visuales en el estado al impulsar la participación de ambos sectores. Existen antecedentes de tales programas en esta administración, prueba de ello es que el año pasado se llevó a cabo el 3er. Encuentro de Educación Artística 2019. Ya son tres años en los que han confluido las experiencias de quienes actualmente están involucrados directa o indirectamente con la educación artística: institutos, academias y escuelas de arte, además de la participación de docentes en educación artística, del ámbito público y privado, solo por mencionar algunos. Reconocemos con ello, que por medio de estos eventos se potencializa y acentúa el valor agregado que tienen las artes en la sociedad, por lo que dichos espacios adquieren y cobran vital importancia; ahí en donde se reconfiguran y conjugan varios aspectos de los valores sociales, permitiendo con ello la composición del tejido social en su conjunto; lo anterior a través de conferencias, charlas, exposiciones y paneles, que permiten entablar una correlación directa y a su vez, una comunicación entre quienes hacen arte y quienes lo reciben, lo que evidentemente enriquece tales encuentros.
La iniciativa, supongo, obedece a que se ha demostrado que las y los niños, adolescentes y personas de cualquier edad que se encuentran con el arte, les ha despertado capacidades y habilidades creativas y sensoriales; ni que decir sobre el aspecto de la sensibilización. El arte se ha convertido en una gran herramienta para desarrollar y ampliar el aprendizaje; sin embargo el talento se encuentra ahí alojado, en otras ocasiones se desarrolla, lo que al tiempo se puede convertir en destrezas y las habilidades. Además de puntualizar y reafirmar la importancia que adquiere el arte en el proceso de Enseñanza-Aprendizaje en la educación presencial (está demostrado es lo más indicado y apto para la correcta enseñanza y educación de las artes, por requerirse esencialmente la práctica directa); por el contrario, la apuesta en materia virtual es por demás deficiente para acercar los contenidos y las estrategias planteadas a lo largo del programa establecido y dificulta los avances, porque no hay un acercamiento directo y personalizado con el alumno; lo que a su vez dificulta las observaciones y señalamientos por parte del docente hacia un correcto desarrollo dentro del mismo proceso educativo; lo que lo limita y circunscribe únicamente hacia la parte programática y referencial.
El arte tiende a generar en los individuos la capacidad de percibir las cosas de otra manera, generalmente abre los canales de percepción y vuelve más sensoriales a quienes se involucran de manera directa con las artes, además las artes acrecientan el conocimiento. Cuando existe una “formación artística de calidad”, el alumno desarrolla las habilidades cognitivas necesarias para su aprendizaje, la potencializara y reforzara siempre y cuando al egresar de la ed. Básica le de seguimiento y los correlacione directamente en su vida diaria. Las ofertas educativas con educación artística son suficientes para la demanda poblacional que pudiese existir en nuestro país, desde los programas del INBA y Conaculta en los estados, casas de Cultura (como una educación complementaria) cursando algunos talleres de arte como una forma de asignatura “Extracurricular”. Aun así, necesitamos acrecentar el interés en el fomento de las mismas. Por lo anterior es de suma importancia tomar en cuenta lo siguiente: Si un docente se topa con un alumno que trae consigo las habilidades y capacidades creativas para desarrollar alguno ó varios talentos, no lo limite, no le coarte, no le quite la intención (Artística), ya que estaría cometiendo un “Crimen imperdonable” en la educación. (Sic). “La Educación Artística en las Escuelas” - (Las bases de un camino alternativo hacia la profesionalización) / Mtro. Benjamín Rosales. Lunes, 18 de abril de 2016. Periódico Expreso. En busca de la profesionalización El seguimiento de una educación con artes* Definitivamente si se desarrolla un gusto y una pasión por las artes en el alumno, este va encausando sus habilidades en un objetivo principal para su entendimiento y comprensión razonada y digerida en un proceso de pre configuración mental, donde el alumno tiene una “experiencia artística” que lo marca positivamente y este le significa un alto grado de interés para su desarrollo, ya que lo anterior es producto de una vivencia. En este tema ya podemos hablar y abordar sobre la importancia de varias asignaturas que terminarían de pulir el desarrollo de su aprendizaje con las artes, esto en su paso por la educación. Media superior; siendo lo anterior, focalizar en alguna de las áreas del arte (las Bellas Artes), investigar sobre algunas de las áreas de interés para estudiar alguna licenciatura en Humanidades ó Arte en general. Existen factores propicios para el desarrollo de la enseñanza artística: el ambiente y el entorno cultural, es de suma importancia intervenir positivamente con estos factores, para lograr su profesionalización. No intervenir negativamente en estos procesos será la clave para emprender y generar cambios significativos, a tal grado de importancia, ya que las sociedades están perdiendo sus valores más esenciales como el carácter humano de las cosas y sobre todo la capacidad de asombro, es decir la “sensibilización”, que han generado ambientes “deshumanizantes” en nuestra sociedad. Definitivamente se han roto los paradigmas y las estructuras tradicionales de lo que se entiende por educación reforcemos los valores a través de la educación. Aun así debemos sembrar la semilla del arte. Es cuánto. *http://expreso.com.mx/expreso-portada/cultura/1149-cultura/133289-laeducacion-artistica-en-las-escuelas-las-bases-de-un-camino-alternativohacia-la-profesionalizacion.html
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El arte tiende a generar en los individuos la capacidad de percibir las cosas de otra manera, generalmente abre los canales de percepción y vuelve más sensoriales a quienes se involucran de manera directa con las artes
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La importancia de los encuentros de educación artística
Por eso aprovecho la oportunidad para sugerir la incorporación de mesas de análisis y foros de discusión en relación a este y otros temas, para provocar la interacción y participación entre las y los actores más importantes, que con su trabajo creativo y de promoción de las artes han fomentado y ampliado el interés y desarrollo de las artes visuales.
Sobre la autor
Benjamín Rosales (1976)
Artista Plástico - Dibujante y Grabador. Es artista plástico independiente, mexicano. Pintor, dibujante, grabador y conferenciante. Se ha desenvuelto como artista visual desde 1994 a la fecha. Actualmente es docente universitario en distintas instituciones educativas. Comienza a exponer desde temprana edad. Su obra se ha expuesto en la Ciudad de México, Baja California, Sinaloa y Sonora; América Latina y Europa, entre otros. La prensa escrita ha publicado en diversas ocasiones entrevistas alusivas a su plástica, ocupando portadas y páginas centrales. Desde 1998 ha publicado diversos artículos relacionados con las artes plásticas en los diferentes medios. Actualmente su obra pertenece a varias colecciones tanto públicas como privadas. También ha recibido múltiples premios y reconocimientos por su obra y trayectoria artística. Correo: rosalusa97@yahoo.com Página web: www.artmajeur.com/ pintore
Edith Cota
MAYO 2020
ARTES VISUALES Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx www.isc.gob.mx
U Por Edith Cota
n Tsuru gris de los noventa, un solazo en Hermosillo. En el estéreo se repite una y otra vez Glory box de Portishead, la cinta del cassette se atora y Esperanza orilla el carro para tomar una pluma y recorrer la cinta manualmente. Vamos por el Iván para ir a revelar unos rollos y hacer unas hojas de contacto para la próxima reunión que tendríamos en el café de los tecolotes, ese que está frente a la Unison. Era 1996 y aún no terminábamos la prepa, pero ya sabíamos que queríamos tomar la cámara e irnos a recorrer el mundo, pero por lo pronto ir a Watanabe a revelar esos rollos con Doña Elsa Mori. Nos tachaban de irreverentes, “el grupo de jóvenes que sentían que podían comerse el mundo de los creativos de un solo bocado”, eso lo comentó un colega que después nos dijo que esperaba con ansias nuestra próxima exposición y que fortalecíamos el arte fotográfico en Sonora. Los Alternos (así nos decíamos) nos conocimos en un taller de fotografía que impartió Alejandro Velarde en la Universidad Kino, al cual llegué guiada por la curiosidad que también me había llevado a tomar un taller literario, pero la foto fue lo mío. Ahí me los topé: Iván Aguirre, Esperanza Barrón y René Mayoral y me identifiqué con ellos de inmediato, no tardamos en ponernos de acuerdo para reunirnos fuera del salón de clases. Acordamos que sería en ese café, el de los tecolotes porque podíamos estar las horas que quisiéramos y tomar todo el café que quisiéramos y no nos correrían. Y en efecto pasábamos de tres a cuatro horas charlando, planeando y debatiendo sobre temas de foto. Al poco tiempo se nos unió Claudia Platt, quien siempre llegaba con un libro bajo el brazo, una novela o algún
catálogo de fotografía. Ella me presentó la obra de Antonieta Rivas Mercado, cada que puedo lo traigo a la memoria. Claudia, inquieta, con propuestas muy claras de lo que debíamos hacer, así como la próxima sesión a planear y los textos que había que redactar. Claudia y Esperanza eran las más ordenadas, ellas proponían las fechas para las próximas exposiciones y compromisos a cumplir. No faltaba el amigo que llegaba a la mesa a platicar, el José Abril con algún libro nuevo de cine o de teoría de la imagen, acompañado de el Soco, venían del Cine Club Primera Toma; Paula Mexía, quien se inspiraba en nuestras fotos para escribir poemas y la Ramona, quien nos echaba porras. Mientras Esperanza redactaba el orden del día y yo tomaba nota sin perder detalle, siempre me ha gustado eso de anotar todo, el René nos contaba alguna anécdota que había vivido en su trabajo en la planta ensambladora de autos, en donde a veces tenía turnos nocturnos. Aun no teníamos nombre para el colectivo, ese se dio un año después en la Galería Café de Elsa Díaz, también fotógrafa, en una exposición de Fotoseptiembre 1997, año en el que Pablo Ortiz Monasterio y Yolanda Andrade fueron jurados del Concurso Estatal de Fotografía Creativa convocado por el Instituto Sonorense de Cultura. Ellos nos preguntaron ¿y ustedes desde cuándo se reúnen y cómo se llama su grupo? Y todos nos quedamos mirando e Iván comentó somos Imágenes, Imágenes Alternas y así fue como surgió el nombre, no sé si realmente pasó así, pero está chida la anécdota. Después de ese Fotoseptiembre, se unieron al grupo Rita Orona, Gilberto Moreno y Rocío Solís, quien sugirió que como grupo debíamos hacernos unas fotos, así fue que un día en el estudio de Ana Ce, su hermana, nos hicimos una sesión e imprimimos las fotos en sepia, color muy de moda en esos tiempos. Ya una vez nos habíamos tomado unas fotos en la calle, en la cuadra en donde vivía Claudia. Ahí probamos con diferentes poses y vestuario, hace días vi las fotos, Iván le hizo a una de ellas un dibujo de un platillo volador. Miro las fotos de esos días, selecciono el material que me enviaron, Claudia, Iván, José Luis y Marisol, hermana de Esperanza y no dejo de pensar en esos días, se me hace un nudo en la garganta y continuo con el video en donde hablo de nosotros. Traigo a cuenta esos días y haber perdido a Esperanza hace un año, a
Gilberto hace ya varios años y esta contingencia, me pone más sensible, más de lo normal. Esperanza era quien nos mantenía unidos, su casa también era un punto de reunión. La sala se convertía en sala de juntas, en estudio fotográfico y en taller para hacer marialuisas. Su mamá nos ofrecía comida y a veces parecía que acampábamos ahí. Esperanza arreglaba todo, era especialista en edición, enmarcado, en poner los rollos (sí, yo iba antes de una sesión a su casa a que me ayudara a poner los rollos en la cámara) y en corretearnos para terminar las aplicaciones de cuanta convocatoria entrábamos. Durante su carrera como fotógrafa, Esperanza siempre ayudó a los demás. Hace dos años, en un taller con Patricia Aridjis en el Jardín Juárez, no traía mi cámara y como en esos días de Imágenes Alternas, Esperanza me prestó la suya para que yo tomara las fotos primero, después de ahí nos seguimos en el tour, fuimos a la exposición del Nahatan Navarro en la Sala de Arte del ISC, del René Córdova en Taza Madero, pero no sin antes llegar al Club Obregón, todo eso anduve yo con muletas. Teníamos muchas ganas de hacer fotos y de crear en colectivo. Pasábamos días planeando sesiones fotográficas, repartiendo tareas, viendo quién conseguía a los modelos, la locación y quién llevaba las luces y de vez en cuando hasta la hacíamos de modelos. Bueno, no todos, yo no. Claudia sí posó para René en una sesión en el bar Gandarita, eran para un libro de Sonia Sotomayor. Iván tenía a su modelo favorita, a quien bautizó como Penélope de la Barca, a veces Penélope también era modelo de Esperanza. Fue ahí que Iván empezó a impulsar la carrera de modelos. A Iván lo recuerdo interviniendo negativos, rayándolos, pintando fotos y haciendo collages con sus fotografías de moda. Iván es actualmente uno de los fotógrafos de moda más reconocidos a nivel internacional. Sí, su creatividad lo ha llevado a que sus fotografías aparezcan en las portadas de revistas como Harper´s Bazaar, Vogue México, Vogue Italia, entre otras. También fundó una revista llamada Flesh Magazine y es muy solicitado por agencias publicitarias. Iván, es un claro ejemplo de que una meta
Los Alternos
A la memoria de Esperanza Barrón y Gilberto Moreno
se puede cumplir, cuando se lo digo se sonroja, encoje sus hombros y sonríe con esa risa tan particular que tiene. Para 1998, se integra José Luis Lozano Platt al grupo, ese año tuvimos una exposición titulada “Retrospectiva”, nomás a nosotros se nos ocurriría titular una exposición Retrospectiva a dos años de fundar el colectivo, pero era parte de nuestra irreverencia. Esa exposición fue en Galería Nagano, en donde contamos con el apoyo de Doña Elsa Mori, siempre entusiasta con nuestro trabajo y de José Ángel Calderón Trujillo, quien nos invitaba muy seguido a su programa de radio. José Luis Lozano Platt e Iván Aguirre en 1999 partieron a Ciudad de México en busca de capacitación y oportunidades de trabajo. Hasta la fecha radican ahí. José Luis se dedica a la fotografía publicitaria y de moda, realizando importantes campañas, así como fotografía escénica. Es editor web de Flesh Magazine. Llegada del nuevo milenio, ¿cuál sería la propuesta de Los Alternos? Una exposición titulada “Y2K”, la cual montamos en una reconocida tienda departamental, que por cierto ya no existe. En una nota de periódico sobre la exposición, la reportera Aurora Hernández, comenta: “En esta exposición el público observó con especial atención cada una de las obras de los chavos en las cuales se refleja la percepción que tienen sobre el significado del 2000 y del nuevo milenio”. En esta exposición participamos: Esperanza Barrón, Iván Aguirre, Rita Orona, Claudia Platt, René Mayoral, Edith Cota y Gilberto Moreno, quien tenía el programa Portafolio fotográfico en Canal 12, hoy Televisa Hermosillo. Cuenta Claudia que pertenecer a Imágenes Alternas le permitió la entrada al mundo de las artes visuales de una forma muy protegida, lo dijo en una entrevista para un video sobre Los Alternos: “éramos muy jóvenes y amábamos la fotografía y fortalecimos los lazos amistosos”. Y sí en nuestro colectivo la amistad era muy importante, fue algo que nos fortaleció. También estaba la creatividad, la intuición, la disciplina, pero todo eso aderezado y sostenido por la amistad. Claudia Platt sigue desarrollando proyectos fotográficos, en su trayectoria cuenta con varios premios y reconocimientos y ha contribuido a la formación de nuevas generaciones de fotógrafos. Claudia me contagia siempre su emoción y pasión hacia la imagen. Meses atrás tuvimos una reunión en un café de Hermosillo y volví a sentir la emoción de esos días en que nos reuníamos con los demás, me platicaba cómo podríamos participar más en el quehacer fotográfico de Sonora y aunque ahora radico en Ciudad de México desde hace ocho años, no dejo de pensar y hacer en mi lugar de origen. Le comenté sobre la idea de contar nuestra historia, como lo hago hoy en este texto y en el video que realizamos, en el cual hablamos de esos jóvenes irreverentes con muchas ganas de hacer foto y comerse el mundo de los creativos de un solo o varios bocados. Gracias Alternos por todas las imágenes alternas que hicimos y seguiremos haciendo.
Sobre la autor
Edith Cota Fotógrafa Hermosillo, Sonora
Egresada de la Maestría en Artes Visuales por la Universidad Nacional Autónoma de México. Estudios en el Máster en Fotografía, Arte y Técnica de la Universidad Politécnica de Valencia. Estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Sonora. Cursó el Diplomado Nueva Fotografía Documental en Gimnasio de Arte y Cultura, en donde actualmente es docente en los Diplomados de Fotografía. Formó parte de Imágenes Alternas, del Corredor Fotográfico Fronterizo, El Consejo Sonorense de Fotografía y el Colectivo Desértico. Ha trabajado como reportera gráfica en varios medios de Sonora. Se ha desempeñado como gestora cultural y fue becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora 2012-2013, con el proyecto: Estación Empalme: las historias del ferrocarril. Actualmente forma parte de Incubadora de fotolibros (Hydra + Fotografía) con el proyecto Juya Ania, sobre sanación y curanderas yaquis de Sonora.
Fernanda Ballesteros
ABRIL 2020
ARTES VISUALES Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx www.isc.gob.mx
Julio César Belmont y Sonora Por Fernanda Ballesteros
U
n incendio en su departamento en la Ciudad de México lo obligó a mudarse y un cliente lo jaló a Sonora. A Cajeme. Le encargaron cultura yaqui mezclada con la filosofía de una empresa. Julio César recorrió entonces pueblos yaquis, playas, y carreteras con matorrales, paisajes que lo inspirarían después de una manera abstracta, compacta, sugerencias de manchas gestuales en el suelo, en el cuadro, azules únicos, cielos únicos, fondos sencillos y potentes. La luz, dice Julio César, la luz allá es hermosísima. Visitó dos, tres granjas. Conoció a un hombre que criaba gallos de pelea y, en el mismo lugar, criaba caballos. Ambos animales los reencarnaría en óleo, los gallos anunciando el amanecer o el atardecer, los caballos como fuerza. Un tumor en la cabeza lo obligó esta vez a recorrer el camino opuesto, a regresar a la Ciudad de México, a ir hacia atrás casi de la misma vida. Pasó por un coma del que él dice que sus efectos consistieron en: Zambullirme y sacarme a la vida. Fue un giro total. Y cuando pudo agarrar un pincel, empezó la serie “Notas mentales”, ahora expuesta en la Sala de Arte del ISC. ¿Por qué “notas mentales”? Porque son ideas sin su contexto. Tal como en un recuerdo escuchamos solo la voz del protagonista, y eliminamos el ruido de los coches, o de los insectos, o del ambiente en sí, Julio César toma los elementos primordiales y los mete en una realidad propia, donde las magnitudes cambian. Fue hasta después que se dio cuenta cómo Sonora seguía apareciendo en su obra. En Cajeme, fue la primera vez que tuvo un acercamiento a personas religiosas. Ya había tenido contacto con los de la cábala, con chamanes, pero acá le abrió otra perspectiva su relación con el poder superior de la Orden de la Merced. Le querían pedir una serie de vírgenes. Entre que se hacía el pacto y no, las conversaciones continuaban en torno a desayunos, comidas y cenas que iluminaban para el artista otro camino hacia lo trascendental, impregnado en su obra con globos sin lazos. La forma de ser, dice Julio César, la forma de ser de allá me impactó más que en cualquier otro estado. Fraternales, selectivos, hospitalarios. Recomendado por alguien de ahí, la gente fue abierta con él, directa y amable:
Bienaventurado presente Julio César Belmont Óleo sobre lienzo 40.3 x 50.4 x 3.7 cm 2015
Y eso se agradece horrores, dice, porque con eso puedes avanzar mucho en cuestión personal, en cuestión de compartir.
Zambullirme y sacarme a la vida. Fue un giro total
El artista, en esta serie, nos comparte una visión personal, un Sprite que se vuelve Rite, un rito aprendido en un comedor de la Orden de la Merced en Cajeme, la lata como una representación de lo establecido, del comercio fragmentado, aplastado, donde el niño está arriba, con una estrella en la cabeza, la omnipotencia, y la niña que está jugando alrededor, dándole la vuelta a la lata, apreciando la sombra de la lata, en acompañamiento. El niño con la vela: Julio César tiene una ligera sospecha de que la vela tiene que ver con el tumor en la cabeza. Fue un tumor que se crea desde la gestación, las células se desprenden cuando se está formando el feto pero no logran ser desechadas completamente. Normalmente son desalojadas por vía nasal, y uno que otro a veces se queda atorado. En décadas anteriores ni siquiera se manifestaban. De un tiempo hacia acá han empezado a hacerlo, regularmente en hombres. Él fue uno de los desafortunados. Regresó a nosotros para dedicarse a: Trabajar, trabajar, crear, crear, dice. Algo instintivo, consciente… un proceso natural.
Fernanda Ballesteros (Hermosillo, Sonora, 1991)
Íntima cacería Julio César Belmont Óleo sobre lienzo 50 x 40 x 3 cm 2016
Escritora, pintora y productora de documentales. Autora de Arigatou goza-y-más (Elefanta/ISC, 2019, premio Crónica, Concurso del Libro Sonorense 2018). Licenciada en Periodismo por la UP; maestra en Literatura por Casa Lamm y en Historia contemporánea por Sorbonne Paris 1; diplomado en pintura en Beaux Arts Paris y en filosofía en 17, Instituto de Estudios Críticos. Actualmente se desempeña como Jefa del departamento de Literatura y Bibliotecas del Instituto Sonorense de Cultura.
Alina Arteche
MAYO 2020
ARTES VISUALES Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx www.isc.gob.mx
¿Cómo matamos todo ese tiempo? Para quienes aman los museos y están día a día estudiándolos y mejorándolos Alina Arteche
E
n la semana que se celebra el Día Internacional de los Museos, desperté con ganas de realizar una visita al museo al estilo Godard, la emblemática escena de Banda aparte en la que Odile, Arthur y Franz, recorren velozmente el museo y en reversa, será el COVID y la eterna cuarentena pero qué ganas de salir a correr por las instituciones culturales, atravesarlas y voltearlas de cabeza. La escena que fue replicada en la película Los soñadores (The Dreamers, 2003) de Bernardo Bertolucci y por el artista Mario García Torres quien realizó un ensayo documental, Una breve historia del legado de Jimmie Johnson (2006), en el que reflexiona sobre el papel de los museos y cómo los visitamos, pudiera tener algo de premonitorio y adelantado a su época, un aviso para todos nosotros: si no cambia la institución museo y se vuelve más accesible no solo en términos de inclusión y diversidad, como un espacio que sea amable para todos, no solamente será una chusca e irreverente escena en una película de la Nouvelle Vague sino una parodia que se repite, con sentido o sinsentido, al recorrer una exposición. Y no importará que la Ciudad de México tenga una oferta cultural comparable con cualquiera de las principales ciudades y fuese reconocida como la segunda ciudad con más museos en el mundo solo después de Londres, bueno ya, Calidad no cantidad -eso dicen, ambas son necesarias.
Fragmento de película Band a part, 1963, Jean-Luc Godard
En México existen dos mil 329 museos y galerías, de ellos un 20 % aproximadamente están ubicados en la capital según el Sistema de Información Cultural. Por otro lado, INEGI (2018) reporta un total de 1086 museos, 136 en Ciudad de México y 26 de ellos ubicados en Sonora. De los museos repartidos en todo el país 208 de ellos no cuentan con ninguna condición de accesibilidad visual, auditiva, motriz, cognitiva u otras, sin embargo, de los museos restantes la mayoría de ellos cuentan con acceso a una y no para otra, por ejemplo: se cuenta con mayor acceso para dificultades motrices o visuales y menor acceso para las auditivas o cognitivas; para otras discapacidades es prácticamente nulo. En el contexto multicultural en que nos desenvolvemos hablar de inclusión es mucho más que referirnos la capacidad física, se requiere “identificar y atender las disparidades que se pueden generar dentro del museo, y entre los museos y sus visitantes” en un amplio abanico: étnicas, de género, orientación sexual, origen socioeconómico, nivel educativo, afiliación política y creencias religiosas. Por lo que el lema de este año: “Museos por la igualdad: diversidad e inclusión” para celebrar el Día internacional del museo parece ser una demanda urgente, que no se queda en el acceso a las minorías o poblaciones vulnerables, como se les ha llamado, sino a la búsqueda y concreción de un museo que sea para todos. Y como dicen el Dr. Mikel Ascencio y la Dra. Elena Pol, par de investigadores en el tema de patrimonio y museos, vale más hacer un museo
atractivo y punto, que pretender hacerlo únicamente para cierta población. Y si desde 1977, que se celebra el día internacional de los museos se ha tenido el objetivo de sensibilizar al público sobre el papel de los museos en el desarrollo de la sociedad según el Consejo Internacional de Museos (ICOM), hace aún más importante promover herramientas para identificar y superar los prejuicios en el que los museos muestran y en las historias que cuentan; eso dice el Boletín de prensa. Porque es cierto, pudiéramos no comprender mucho de museos pero pocos cuestionan si en ellos se habla con la verdad pues ¿quién decide la narrativa que se inscribe en un museo? ¿Nos identificamos con ella? ¿Son verdades absolutas? ¿Incuestionables? El discurso en el museo debería poder escribirse y reescribirse, estar abierto a la multiplicidad de visiones críticas que cruzan por él, permitir enriquecerse con el nuevo conocimiento que llega con cada sangre viva que le recorre, para que sea una verdadera invitación a visitarle, porque de esta manera realmente hablará de nosotros y no de objetos; el museo más allá de un día de fiesta tendrá que sacudir sus bodegas y empezar a vincularse por fuera del espacio físico que le circunscribe, esperando en esas redes entender la historia que escribe por fragmentos, por capítulos, por piezas de rompecabezas que hoy son una cosa y mañana pudieran ser algo más.
Museos
por la igualdad: diversidad e inclusión Fotografía: Ricardo León
Día Internacional de los Museos 2020
Visitantes a museos entre 2017-2018 Fotografías: Alina Arteche
Alina Arteche Sonora, México
Psicóloga por el Instituto Tecnológico de Sonora (ITSON) y la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), especialista en Educación Especial y Neuropsicología, catedrática en el ITSON, ENEE y orientadora para la Secretaria de Educación y Cultura (SEC), gestora cultural en Esperanza Arteche A.C. con posgrado en Análisis y Gestión del Arte Contemporáneo por la Universidad de Barcelona (UB) actualmente Jefa del Departamento de Artes Visuales en el Instituto Sonorense de Cultura (ISC). AliArteche AlinaArteche aliarteche
Hermes Ceniceros
MAYO 2020
ARTES VISUALES Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx www.isc.gob.mx
Sin título, fotografía de Rómulo Sans
E
Hermes Ceniceros
l pasado 7 de mayo la foto de una mujer besando un cartón de Tecate light aparece en el portal de El País. A pie de la imagen dice: “Una mujer besa un paquete de cervezas en el Estado mexicano de Sonora”. La foto es para retratar la inverosímil, triste y dolorosa realidad de las compras de pánico de cerveza en medio de la pandemia del coronavirus, un fenómeno social que produce una risa loca y puede parecer grotescamente surrealista, pero lo suficientemente real para ser capturado en una foto como las que tomaba Rómulo Sans. A Rómulo Sans, lo conocí como Rómulo Bosch, con su nombre no artístico, el de su familia. Me lo presentó su hermana, la escritora y activista por la paz, Lolita Bosch, cuando estábamos en su casa de Maresme preparando unos monigotes que colgaríamos de un puente para visibilizar la nefasta guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón. Los dos habíamos donado ropa para un performance que se promovía realizar en varias ciudades del mundo para visibilizar la escalada de violencia en México por la equivocada estrategia de combate al narcotráfico. Esa tarde a Rómulo lo acompañaba una modelo y un amigo de él, ex guerrillero colombiano de las FARC. En un picnic en la campiña catalana, después de preparar los monigotes que utilizaríamos en un tétrico performance, la conversación giró en torno a temas que iban de la necropolítica latinoamericana, la moda y el arte urbano, pasando por la obligada crítica al consumismo neoliberal, todo hilado con un humor ácido, y aunque no lo parezca, con la esperanza de aquellos que creen que se puede cambiar al mundo con el arte y los performances como el que estábamos a punto de hacer. La imagen de dos monigotes colgando en un puente de Barcelona la captó Rómulo Sans, ahora sí el artista y fotógrafo, y salió en las principales noticias de España, así como de otros países donde también se hicieron réplicas de este performance internacional. Después de esa ocasión no tuve la suerte de volver a coincidir con él, pero seguí su trabajo a través de las redes sociales y de lo que compartía su hermana. El 20 de diciembre del 2019 recibí la noticia: Rómulo había muerto. En aquel momento, aparte de sentir un gran pesar, me vi obligado revisar su trabajo como artista visual. Así me topé con la profecía que nos dejó en unas de sus fotos tomadas el 9 de junio del 2019 en Bangkok. Unos retratos de nínfulas saliendo de algo parecido a una choza en la selva del sureste asiático, llevan cubrebocas y los ojos tapados con una máscara negra como la noche y cargan una figura parecida a un felino con rostro de murciélago.
La lente rebelde que retrató la hipermodernidad Según el filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky, la posmodernidad se ha desvanecido frente el hiperconsumo, el reinado de la moda, las metamorfosis de la ética, la levedad de la sexualidad, la explosión del lujo y las constantes mutaciones de la sociedad de consumo; en una nueva faceta de la modernidad que difícil-
Rómulo Sans, una mirada para sobrevivir a un mundo de pandemias hipermodernas mente ha podido ser capturada en el arte contemporáneo por todas las contradicciones que esta era carga consigo misma. Sin embargo, las fotos de Rómulo Sans, logran captar todas las contradicciones del mundo actual, llevando al espectador a reflexionar a través de imágenes sugerentes, a veces disparatadas, otras brutalmente crudas, pero siempre reveladoras.
vertido a sus metrópolis en las fábricas de los productos más codiciados, pero también el origen de nuevos miedos y amenazas. Los últimos trabajos visuales de Rómulo Sans los hizo en Bangkok, y en estos se refleja una oscura advertencia de las amenazas a las que nuestra civilización se acercaba por el hiperconsumismo y la globalización.
La fotografía llevó a Rómulo Sans a ser un trotamundos. A vivir en diferentes continentes, países y ciudades, captando las contradicciones de cada cultura desde la mirada del outsider, siempre underground y al mismo tiempo guiñándole el ojo al marketing y a la moda más delirante. El trabajo de Sans viajó de Barcelona a la Habana, de la isla caribeña a Brooklyn, así como de Nueva York a Bangkok, siempre cuestionando con una profunda y ácida reflexión sobre el mundo en el que vivimos.
Cuando el arte se impone
Para Mauricio Vicent, el corresponsal de El País en Cuba, Rómulo se convirtió en fotógrafo en la isla caribeña. Estudiando en el Instituto Superior de Arte de La Habana, Sans renació como artista visual, y en el proceso transgredió las clásicas imágenes de una ciudad detenida en el tiempo con carros antiguos por las calles de paredes desgastadas. En su lugar, capturó la Cuba Pop que desentonaba y chocaba con la grisura del régimen castrista.
De este lado del mundo, un día antes a la publicación del artículo de Lolita, fue captada la foto de una mujer besando un cartón de Tecate Light en las ventas de pánico que se dieron en Hermosillo en medio de la jornada de sana distancia, esa imagen de la que les hable al inicio de este artículo. La disparatada instantánea que deja en evidencia una triste contradicción, producto de una cruda realidad que antes de esta pandemia nos negábamos a ver, y tal vez todavía muchos se seguirán negando a ver, me recordó las fotos de Rómulo Sans; sus vírgenes de Guadalupe con rifles kalashnikov o las nínfulas con cubrebocas que retrató en junio del 2019 emergiendo en una aldea de Tailandia.
En la isla, Rómulo fundo The H Magazine, financiada desde fuera de Cuba. Esta revista se convirtió en el laboratorio donde fue creando ese mundo provocador que se ve en sus fotografías y que lo llevó a seguir explorando los límites de la contradicción en la hipermodernidad. En esta aparecieron imágenes provocadoras que cuestionaban el hiperconsumo y los valores del status quo llevando a la estética a sus límites más desconcertantes. De repente sus modelos en lugar de perder ropa terminaban todas cubiertas con burkas sobre carritos del supermercado o madonas terroristas con chalecos de perfumes-bomba marca Chanel. La multiculturalidad, el choque de civilizaciones y la sociedad de consumo jamás fue expuesta por una lente como lo hizo Rómulo en sus exposiciones en galerías de Barcelona y Nueva York. La búsqueda de nuevas realidades estéticas e imágenes, llevaron a Rómulo al sureste asiático. Las sociedades de esas latitudes tienen como característica haber llevado al extremo la modernidad como se conoce en Occidente, por haber con-
Lolita recuerda a su hermano en un artículo de opinión que escribe en medio del confinamiento por la pandemia del coronavirus. En Cataluña el virus ha contagiado a 55,921 personas y la cifra de fallecidos asciende a los 5900, al momento de escribir estas líneas. Las imágenes del mundo en esta pandemia no le parecen extrañas a Lolita, todo lo contrario, le traen recuerdos familiares porque parecen captadas por su hermano Rómulo.
El arte visual de Rómulo nos predijo este nuevo mundo amenazador que ahora estamos viendo cotidianamente en las noticias, pero no lo hizo para llenarnos de miedo. Su advertencia también nos muestra belleza, nos sonríe como cómplices de un acto de resiliencia, de valentía, de estar convencidos de que el arte nos prepara para ver al vacío a la cara y disfrutarlo sin miedos. Convencido de que el arte es una forma de entender al mundo, el legado de Rómulo Sans nos da claves para sobrellevar esta nueva normalidad, más parecida al mundo de sus fotos, que a lo que los anuncios de celebridades prometen con el regreso a cómo eran las cosas antes de la pandemia. Contemplar el arte visual de Rómulo Sans, ahora es un entrenamiento para adaptarnos a los desechos de la hipermodernidad que el coronavirus está dejando.
La fotografía llevó a Rómulo Sans a ser un trotamundos. A vivir en diferentes continentes, países y ciudades, captando las contradicciones de cada cultura desde la mirada del outsider, siempre underground y al mismo tiempo guiñándole el ojo al marketing y a la moda más delirante.
Hermes D. Ceniceros Egresado de la Escuela de Literaturas Hispánicas de la Universidad de Sonora con doctorado en Didáctica de la Lengua y la Literatura, por la Universidad de Barcelona. Colaborador del portal de construcción de paz Nuestra Aparente Rendición, Proyecto Puente, entre otros sitios web de México y Sonora. Responsable del proyecto del Reto Lector Sonorense 2020, beneficiado de EFICAS. Ganador de FotoSonora 2019 con la serie Tapies Colectivos; participó en la Ruta del Arte de esa edición, con la exposición fotográfica, Basquiats y Pollocks Colectivos.
Carlos Sรกnchez
JUNIO 2020
ARTES VISUALES Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx www.isc.gob.mx
RICARDO HERRERA GORBACH
Jugar Uno nunca deja de
L. Carlos Sánchez
A Ricardo Herrera, el Gorbach, la seducción de la plástica le vino en la infancia, ante la invitación que le hiciera su padre, de oficio escenógrafo, en el sótano del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora. El Gorbach recuerda ese momento como el evento crucial. Le maravilló llenar el trazó de esa palmera que su padre le dispuso. La palmera luego formaría parte del escenario para una puesta en escena. Pienso en tu mirada desde la calle, le digo al pintor, como un ente totalmente urbano, ¿de qué manera ha influido la urbe para tu trabajo?, le inquiero. Y responde: “Lo de callejero lo traigo desde chico, porque me tocó nacer en el 79, casi toda la década de los ochenta, que fue mi niñez, era cosa de todos los días moverme por la calle porque era donde encontraba el juego, en el Paloverde de esos tiempos en los que no había pavimento y se podía andar descalzo, en el que uno se podía mojar en las zanjas y luego esta cuestión de los baldíos que eran los paraísos donde uno fantaseaba. Ya más de grande seguí en la calle porque me gusta un montón andar en bicicleta; estaba recapitulando para ver en qué había sido bueno de chamaco y creo que en la bicicleta fue en una de las actividades que más destaqué: hacíamos rampas y me gustaba brincar y el andar en tribu buscando espacios alternativos para practicar el bicicrós. Ya después en la calle siendo yo más grande, en estas migraciones que se generan con los compañeros de adolescencia en esta cuestión de ir a buscar la fiesta, mi mirada desde la calle es importante porque por ahí inicia la cadena de valores, desde la persona más frágil que circula; esta cuestión de los artistas callejeros siempre los he observado con muchísimo respeto, en general, me sé mover en la calle, digamos que le entiendo a la dinámica”. —En tu propuesta hay una estética y estilo por demás definido, y siempre una historia que subyace, y encuentro allí historias de tristeza. —Tal vez más que tristeza podría ser nostalgia, nostalgia por volver a esa zona de confort de la niñez, quizá tenga que ver con este ejercicio de recurrir a ese mundo de inspiración que no es ya tan cercano o tal vez también los personajes que construyo, muchos en ocasiones están en escena, los concibo como actores escénicos y la melancolía creo es una de mis características más prevalentes.
Me considero una persona juguetona, y siempre busco actividades alternativas para encontrar placer, para encontrar el juego y el jugador. una de esas exposiciones me he esforzado porque desde la pintura número uno, hasta la última del compendio, busco que haya un factor que homologue la temática en congruencia con el discurso que estoy proponiendo. En algún momento llegué a pintar distinto a lo que propongo ahora abordando otras temáticas y estilos, pero en cada una me di a la tarea de no renunciar al proceso de trabajo hasta no poner el candado final a cada serie, quizá eso me ha ayudado y eso se puede encontrar también en el proyecto que estoy armando actualmente. Primeramente, cuando termino una exposición y empiezo a pensar en otra, quizá me entiendes que es como si fuera a escribir un nuevo libro y empiezo desde cero, luego hago un esbozo general donde van aflorando los personajes, las situaciones, los colores, los medios. — ¿De qué va tu proyecto actual? —Nada más para mencionar algunos de los proyectos que me han motivado continuar en la creación, menciono dos eventos importantes, uno se llamó: Imaginarios, y lo presenté en la Sala de Arte de Instituto Sonorense de Cultura en unas Fiestas del Pitic; otra se llamó Hipnos donde hablo sobre el Dios del sueño. En la actualidad estoy trabajando en una serie que se titula Lúdicos, llevo casi cuatro años en este proyecto que se divide en tres muestras. De hecho, el treinta de abril pasado debí presentar físicamente ya la última muestra en la galería Eusebio Francisco Kino, de Casa de la Cultura de Sonora, pero se atravesó la pandemia, vamos a esperar de qué manera se reorganiza la agenda. En el trabajo actual abordo el tema del juego, de por qué es importante jugar, pero aparte abordando el juego desde lo que nos tocó a nosotros como niños, antes de los dispositivos electrónicos, desde el motivo de jugar y uno mismo crear el motivo del juego, el producto del placer, el construir la resortera o el tirabichi. Pienso que los niños de la actualidad requieren más de utilizar el tacto, de agarrar tierra, jugar canicas, porque ahora todo es
—Quizá no sea una apuesta consciente. Y también es recurrente que tu propuesta plástica me genera un desgarramiento. —Entonces creo que mi trabajo está cumpliendo su objetivo, porque tampoco mi intención es hacer preciosismo, algo que sea eternamente feliz, sino más bien como ese ejercicio de esfuerzo en el que no hay gozo sin llanto. —También encuentro muy irónico tu trabajo, en cuanto a las perspectivas que planteas, el humor o la fiesta, sin desafanarte de eso que te digo subyace. Y el estilo: ¿Cómo se edifica? —He venido trabajando con un proceso de construcción en series. He presentado más de diez exposiciones individuales, en cada
touch y pareciera que se nos estuviera negando el sentido del tacto. Ahora también tengo como proyecto un libro de colorear que me gustaría que el día de la exposición circulara, este libro se conforma de quince dibujos que hice cuando empezó la pandemia, tenía a la mano un cuaderno de papel canaleto de quince páginas, lo agarré y comencé a dibujar y no me despegué hasta terminar, es un libro que no tiene color, es pura línea y me sorprendí con el resultado. Uno nunca deja de jugar. Me considero una persona juguetona, y siempre busco actividades alternativas para encontrar placer, para encontrar el juego y el jugador.
Si pintara realmente lo que sueño —Tu pintura es también onírica, la recurrencia de los sueños. —Pero no los sueños en sí, más bien el acto de la ensoñación provocada, como este esfuerzo fantasioso, porque si pintara realmente lo que sueño pues serían cosas más arbitrarias, digamos que lo que hago tiene qué ver más con la vigilia, no meramente con los sueños o un ejercicio provocado. —La fantasía también siempre presente en tu plástica, desde la gama de colores. —Te contaré un poco sobre el meollo de mi paleta: a lo largo de mi experiencia con los colores, siempre he dicho que mi pintor favorito número uno es Paul Klee, es un regocijo, y tanto en el color como en la línea, este pintor que decía que dibujar era sacar a pasear una línea, y jugar con la línea, pero el punto con la paleta es que cuando yo iba a comprar material recorrí casi todas las papelerías de arte de la ciudad, y en el Ley Kino había una papelería de arte, y cuando iba, el señor que atendía era muy buen conversador y le encantaba compartirme sus experiencias. Yo veía que tenía esta gama de colores tradicionales que son los primarios, muy intensos, y que casi no me atraen. Pero entonces hay también en los
acrílicos una gama de colores pasteles. Yo me inclinaba más por esos tonos turquesa, me gustaba mucho los violetas atenuados, apastelados, acuarelados, pero me acuerdo que el señor me decía: Paleta europea, ¿no? Porque ya me conocía, y ese término existe, el de paleta europea, y siento que eso tiene que ver con lo que hago, y aparte el color que casi no utilizo es el verde bandera, no lo uso, ni el rojo, y es como si no pensara cuando lo aplico, pero siempre me rodeo abundante cantidad de material porque de repente lo que hago cuando elijo el color se emparenta con la acción de un percusionista que está en una batería y entonces empiezo a ver distinto los colores y los pigmentos. Otra cosa es que soy poco ortodoxo respecto las técnicas, a veces combino materiales que según la academia no debería de combinarse, y esa mixtura tal vez desemboca en la riqueza que se pudiera apreciar cromática.
La herencia genética —Hay un lugar en la plástica de Sonora para el Gorbach. ¿Pretendiste esto? —Creo que me faltan por hacer muchas cosas, no me doy por satisfecho, tengo pendientes, y es que; es un compromiso conmigo mismo porque admiro demasiado la plástica universal. La plástica nacional, de nuestros pintores; Rufino Tamayo, por ejemplo, y toda la escuela oaxaqueña tienen la vara muy alta, pero también la escuela latinoamericana: me gusta Carlos Mérida, Cándido Portinari, Guayasamín etc., también me inspira la arquitectura moderna, la escultura monumental me gusta Mathias Goeritz, Le Corbusier, yo quisiera vivir mucho, que me quedaran muchos años más porque tengo esta sensación que me impulsa a creer que lo que está adelante me llevara a encontrar nuevas satisfacciones en la experiencia creativa. Por otra parte, está la cuestión de las Bienales de Artes Plásticas, en años anteriores estaba muy preocupado por participar, fui seleccionado en algunas, en la actualidad son mis exposiciones individuales las que ocupan todo mi esfuerzo. —Si hay tantas vertientes en el arte, ¿por qué eliges la pintura? —Creo que tiene que ver en esto que te digo de la herencia genética de mi padre, mi padre pintaba, hacía escenografía, mi padre falleció cuando yo tenía cinco años, yo me acuerdo que tenía como cuatro años y me llevaba al sótano de Museo y Biblioteca porque allí hacían las escenografías, entonces tengo esa imagen muy fresca donde estaba mi padre pintando un telón de fondo en el piso y me dice: Mijo, ayúdame a pintar esta palmera; la palmera estaba trazada, recuerdo que yo agarré la brocha y pinté la palmera y mi padre me dijo, Gracias, te quedó muy bonito.
Fotografía: Gerardo López Gerardo
L
a mirada habita en una órbita distinta. Más allá. El pincel traduce entonces lo que el pensamiento dicta o crea. La referencia es la nostalgia o la melancolía. Quizá el recuerdo de una tarde en bicicleta.
Carlos Sánchez (Las Pilas, 1970)
Ricardo Herrera El Gorbach / Fotografía: Humberto Anaya
Escritor y periodista, autor de varios libros en diversos géneros: cuento, crónica, dramaturgia, relato, y novela. Imparte talleres de escritura creativa en diversos penales de la entidad.
Juan Casanova
JUNIO 2020
ARTES VISUALES Artes Visuales ISC dav@isc.gob.mx www.isc.gob.mx
E
Por Juan Casanova
Crónica de una histórica donación fotográfica
n mayo de 2016 el coleccionista privado y entusiasta promotor del naciente movimiento de temas de conservación fotográfica en nuestro estado, Fernando Herrera Gil, fue informado, por amigos, sobre la existencia de un acervo fotográfico formado por el Dr. Gastón Cano Ávila a lo largo de su vida y sobre el cual el propio doctor había manifestado su preocupación en cuanto a su destino inmediato.
A partir de ahí ambos pactaron una serie de entrevistas donde se compartieron impresiones y opiniones en común respecto al destino de dicho acervo. El médico epidemiólogo y antropólogo de afición le mostró algunos ejemplos de las fotografías en formato de diapositivas de color de 35 mm, tomadas durante sus extensos recorridos por la región sonorense. Los temas fundamentales: flora, fauna, etnias del noroeste y una considerable colección de fotos de animales venenosos y sus efectos sobre los humanos, tomadas a manera de registro para documentar hallazgos de la ciencia médica. Las diapositivas en su mayoría, de las conocidas como Kodachrome y en menor porcentaje Ektachrome o Agfachrome, fueron tomadas entre 1954 y 2010. Según palabras de Fernando Herrera “El material se encontraba almacenado en pequeñas cajas de plástico y cartón proporcionadas por los laboratorios de revelado de la época; dichas cajas a su vez se encontraban en cajones de cómodas y en costales de ixtle o nylon guardados en closets de la casa del Dr. Cano’’. Por la naturaleza de las relaciones del propio Doctor con el instituto Sonorense de Cultura antecedida a la donación de piezas museológicas al Museo Comca’ac años atrás, la Lic. Mónica Villegas Murrieta, coordinadora de patrimonio cultural en dicha institución, visitó al médico y antropólogo en varias ocasiones, durante las cuales se manifestó el interés del Instituto en recibir el acervo en donación, a lo cual el Dr. Cano accedió toda vez que se garantizara su preservación y difusión. Dado que se trataba de un proceso minucioso y de gran volumen en piezas, el Instituto convocó a la formación del equipo de voluntarias especialistas en conservación de documentos fotográficos Florencia Valenzuela y Gabriela Cadena, en coordinación con el propio Fernando Herrera. Se requirieron cerca de tres meses de trabajo para concluir con el proceso de registro e inventario de la colección y se definió el nueve de septiembre 2016 como fecha de entrega oficial y firma de convenio donde se ofreció un significativo homenaje al Dr. Gastón Cano Ávila por su brillante trayectoria, su humanismo y en agradecimiento a su desinteresada donación. Dicho evento se llevó a cabo en instalaciones del Instituto Sonorense de Cultura y fue recibido por su director, Mario Welfo Álvarez Beltrán, y en representación de la Universidad de Sonora, estuvo presente el Mtro. Joel Montoya, además de familiares, colegas y amigos del doctor. En la actualidad la colección Gastón Cano descansa en guardas de polipropileno y que a su vez están contenidas en carpetas libres de ácido contenidas en anaqueles metálicos con llave, se les ha asignado un número de inventario y la clave técnica 59-GC-01. Durante 2017 la colección pasó por el trabajo de ordenamiento y obtención de datos de la socióloga especialista en acervos fotográficos Gabriela Cadena, quien fue beneficiada con una beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes para la limpieza y guarda del fondo. A cuatro años de su custodia por parte del Instituto es acompañada de otras colecciones que resguarda la institución, hoy la colección entra en la fase de digitalización y catalogación para su estudio.
Fotografías: Colección Gastón Cano Ávila
Colección: Gastón Cano Ávila Convenio de donación: ISC-DONACION-492-08-2016 Clave: GC -59-01 Inventario: 0000 a 10,109 Formato: Kodachrome Periodo: 1954-2010 Temas: Flora, fauna, etnias Gestor: Fernando Herrera Gil Especialista: Gabriela Cadena Custodio: Juan Casanova
Aspecto de la firma para la donación de la Colección fotográfica Gastón Cano al Instituto Sonorense de Cultura
Lugar donde descansa la colección: Archivo Fotográfico del Instituto Sonorense de Cultura/Museo de Culturas Populares Contacto: jcasanova@isc.gob.mx
Juan Antonio Casanova Hernández Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora (1989 – 1993). Becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (2000), Premio Estatal de Fotografía (1999). Coordinador del Diplomado en Historia y Conservación de la Fotografía en Sonora (2015) y del Diplomado la Fotografía Archivo y Memoria (2016), impulsado por la Secretaría de Cultura de México y el Instituto Sonorense de Cultura. Coordinador de la exposición de fotografía de familia Quiénes fuimos, Quiénes somos en 2010 misma que concluyó con un libro testimonial. Actualmente se desempeña como fotógrafo en el Instituto Sonorense de Cultura, el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Sonora y realiza estudios de posgrado en El Colegio de Sonora.
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