Danzine 7 abril

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danzine Publicación de Un Desierto para la Danza

Vol 4

Hermosillo, Sonora, México

www.undesiertoparaladanza.gob.mx

El humor en la escena

Hayde Lachino

E

l chiste, nos dice Fischer, “es un juicio que juega”. Caracterizado así, el chiste, elemento esencial del humor, implica siempre una relación cercana con la ética pues todo juicio es una valoración de algo, solo que aquí tal juicio está desprovisto de solemnidad, de densos discursos, para desplegarse con libertad y señalar aspectos de la vida, de lo cotidiano, que de fondo son un sinsentido o se tornan delirantes, ejemplos de este humor los tenemos en Buster Keaton o los Monty Python. En muchos sentidos, el humor es una ruptura con lo establecido, señala conexiones disparatadas entre varios elementos de la realidad para revelar el absurdo de la vida; nos permite burlarnos de lo sagrado, de lo intocable, por ello ha sido fundamental en la vida de los pueblos, como una manera de ejercer una ácida crítica al poder, de ahí la potencia del cabaret. No olvidemos las cantidad de veces que el cómico mexicano, Jesús Martínez “Palillo”, pisó la cárcel por sus incisivos chistes dirigidos a los políticos mexicanos y ello le valió el amplio afecto de la gente, en un país en donde las voces disidentes tiene poco espacio. También surgido del cabaret, Cantinflas incluso llegó a ser votado por la gente para presidente. Así de subversivo puede llegar a ser el humor. En la danza también existen ejemplos de cómo el uso del chiste sirve para hacer una crítica a la propia práctica, como en el caso de Les Ballets Trockadero, agrupación integrada solamente por hombres y que colocan una irónica mirada en torno a los clichés del ballet clásico. Sin embargo también existe otro tipo de humor, construido desde los mass media, acrítico, despolitizado, que no se dirige hacia lo establecido y que se nutre del chiste misógino, de la degradación del otro, de conectarse con una serie de referencias provenientes de programas de televisión.

Nosotros, la obra de Jaciel Neri, hace del humor su materia prima. Sobre la escena, los cuatros bailarines muestran su gran potencia interpretativa, una técnica corporal sólida; entre ellos hay una complicidad importante, se divierten y divierten al público, tienen la agilidad para improvisar situaciones, son carismáticos, saben plantarse sobre el escenario y abordar los diversos ritmos que plantea la obra, desde un gran dinamismo hasta los silencios, y sin embargo, lo que vemos es una escritura coreográfica endeble, que se apoya más en los intérpretes y menos en una clara y rigurosa formalización de los elementos de la escena. No quedan claras las razones estéticas que llevan a disponer del espacio de la manera en que se usa, ni el porqué del discurso lumínico, y qué tiene que ver todo ello con el movimiento o las rupturas de la cuarta pared. El uso insistente de fórmulas ya probadas, de clichés, hacen que la obra funcione y funciona bien, el público ríe y celebra cada chiste, pero no hay riesgo alguno, incluso las rupturas de la cuarta pared se hacen desde un lugar de absoluta complacencia con el público y en la fórmula de exponer al otro, en este caso, mujeres, y es que la obra es un discurso de principio a fin, centrado en las complicidades masculinas. La obra es anunciada como ganadora del XXXI Premio INBAUAM, pero de aquella obra, que los jurados de dicho certamen defendimos para que ganara el premio, solo quedan los últimos minutos, por lo que, sin duda, hay algo de marketing ahí que no parece ser éticamente plausible, en todo caso es una estrategia muy cuestionable. Jaciel Neri es un coreógrafo que ha demostrado contar con los recursos para hacer piezas importantes y significativas, por lo que resulta innecesario este tipo de prácticas que a la larga son contraproducentes.

07 de abril de 2014


Vol 4.

Hermosillo, Sonora, México

Coordinación: Doris Arenas / Edición: Carlos Sánchez

danzine

07 de abril de 2014 Fotos: Juan Casanova / Diseño: Argelia Juárez / Corrección: Rosy Orozco

Moving Borders La danza, el espacio que me permite existir Heriberto Duarte Rosas

El barrio: abrazo fraterno Carlos Sánchez

L

os silbidos evocan la infancia, la adolescencia. El barrio, el callejón. Los días de patear balones, brincar la cerca, recibir el birote con frijoles que extrajo uno de los compas y rolarlo por la derecha.

En el Teatro de la Ciudad de la Casa de la Cultura ocurre la infancia, la lealtad y la traición, la intensidad de una cáscara de futbol, la reta breakdancera y pegarle con tubo al contrincante. Domingo de Un Desierto para la Danza y Moving Borders publica sus historias desde el cuerpo. Un regaderazo al cuarto día de festival, abrir los ojos, evocarse uno mismo, volver a la alegría que también nos construye una canción popular. Nosotros es el título de la coreografía. Los intérpretes musicalizan con sonidos desde sus voces, y acompañan con movimientos corporales. De pronto el escenario es un cuadrilátero, la cancha del barrio, el recurso más precioso para dar maromas y construir la sátira de una jornada sabatina de lucha que se transmite por televisión. Ocurre aquí la espontaneidad, el deseo de la irreverencia, la imperfección. Jugar es la consigna, ejercer la danza por pasión y divertimiento. Romper los cánones, desenfadarse e involucrar a los espectadores. Cuánta falta nos hace el esparcimiento, saber que asistimos una noche de domingo al teatro, en bús-

queda de un discurso que nos enseñe la vida o nos haga encontrarnos con lo que somos. Anoche ocurrió. Porque en ese desparpajo del vestuario, en esa actitud de los bailarines, en esa habitual manera de mirar y decir nos supimos también como ellos: simples mortales que un día habitaron el barrio. Continúan allí y lo trasladan a donde quiera que vayan. Nosotros es, cierto, el encuentro con la alegría de bailar una rola no clásica, un juego de video donde los personajes son de carne y hueso, y es también la vuelta de tuerca, la bipolaridad que a todos se nos presenta en el momento menos esperado. La coreografía tiene esa magia de encendernos las emociones, de querer despojarse de la butaca, de levantarnos y bailar. Tiene también la capacidad de llenarnos de saudade, la nostalgia de lo que se aproxima: el reencuentro con la amistad que acto posterior será otra vez el extravío de los carnales que construimos el grito barrio. Suena la nostalgia en el violín. Habita en el abrazo fraterno. La iluminación y el movimiento corporal como un gesto de amor. Al final de la función las imágenes son un taladro que me conducen al callejón, allá donde miré también morir a mis camaradas, donde un día feliz me llené de tierra los bolsillos, donde las canicas inauguraron un nuevo sonido en mi existencia.

S

hantí Vera es uno de los eslabones de la pieza Nosotros, de Moving Borders. Después de su actuación en la cuarta noche de Un Desierto para la Danza 2014, expresa lo siguiente: El sentir – Es una pieza que propone lo lúdico, la amistad, en primera instancia Jaciel planteó eso (Jaciel Neri, director y coreógrafo), nosotros desarrollamos esta frescura de estar jugando, incluso del bullying como cultura, que en realidad sucede en los barrios. Por lo menos nosotros crecimos en barrios así. Y bien, hoy estuvo… no sé, normalmente la gente se vuelca mucho más, sentimos un poco más difícil aquí en Hermosillo, aunque la gente se paró y todo, normalmente esta pieza prende mucho más. Bailar en el Desierto – Bueno, para nosotros es un placer, este es un proyecto de Moving Borders en colaboración con Cuatro x Cuatro, que somos los chicos. Para nosotros es un placer poder presentar esta pieza aquí con la que hemos recorrido varios festivales, en realidad casi todos los de México y en el extranjero lo hemos presentado en ocho países. Es un placer estar en este festival porque es super importante, es un referente nacional. La danza -- Comencé hace doce años en la Facultad de Danza de la Universidad Veracruzana, decidí estudiar danza porque desde chiquito era hiperactivo; en realidad me metí por una novia a folclor, y luego me metí a teatro porque mi mamá escribió una obra y yo quise participar. Luego me enteré de una carrera en danza y dije ‘bueno: voy a ver’. A partir de que entré ya no la dejé y comencé a bailar desde los quince años a full. La danza es un espacio de amplio pensamiento, entonces, me interesa mucho investigar y expandir el conocimiento, no sólo información, y sí bailar ese tipo de piezas que proponen un acercamiento mucho más fácil con el espectador. La danza: existir – Es un espacio amplísimo, aunque la pieza propone algo muy sentimental, en lo personal yo soy muy desligado del sentir, soy más pensamientoacción, mi cuerpo en diálogo con el espacio, diálogo con el conocimiento, con la filosofía. Para mí la danza es el espacio que me permite existir, en el amplio sentido de la palabra, como ascender o poder percibir otros estados que nos imponen nuestros contextos.

UN DESIERTO PARA LA DANZA 2014


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