danzine
Vol 10 Hermosillo, Sonora, México
Publicación de Un Desierto para la Danza
28 de abril de 2012
www.undesiertoparaladanza.gob.mx
60 DIVERTIDOS MINUTOS DE RISAS, MÚSICA Y DANZA
Alejandra Monroy
“B
rins” es un espectáculo que desborda profesionalismo para tratar a los niños, el creador toma en cuenta que los pequeños son seres creativos e inteligentes que no necesitan que les digan lo que deben pensar. En este espectáculo infantil, la coreógrafa Claudia Moresco, bajo la dirección de la maestra Vania Duran, elabora una cadena de acciones escénicas a través de un grupo (Diana Bayardo, Melisabel Correa, Manuel Fajardo y Veronica Santiago) de personajes sin edad, que intactúan entre sí para lograr que el público se identifique. Discurso sencillo y divertido. Es una manera honesta de acercar la danza contemporánea a los niños, de sembrar una semilla de arte e imaginación en ellos.
Felicidades, lo hacen muy pero muy bien. www.streamingdance.net
Lo que la danza me cuenta
Foto: Edith Cota
Tumàka’t se deja ver con “Brins”, como un grupo comprometido con el fomento del arte en las nuevas generaciones.
Estética violencia
QUE NO DESCUBRAN TU NOMBRE Foto: Edith Cota
Carlos Sánchez
Ante la hoja en blanco me desquicio. Intento vaciar en ella las emociones, el vientre pleno después de una hora con su intermedio para llenarme a través de los ojos. Consumir danza es un atentado contra mi ignorancia. Y me dispongo siempre a aprehender lo que el cuerpo encima del escenario me muestra. Ahora estoy aquí intentando decir lo que esta coreografía me conmueve. Salpico en desesperación los renglones, porque no atino a acomodar en párrafos la perfección de sesenta minutos de movimiento. Quiero entonces a manera de súplica, que la gramática me dé licencia y entonces vaciar en oraciones la emoción acumulada. Y decir la maravilla que me causa el trabajo de Miguel Mancillas, la lección que me dan los ocho bailarines, en cuya fortaleza me muestran lo pequeño que soy. Estuve allí, en esa función (¡función!, qué nombre tan fútil para un trabajo de estas dimensiones), y entonces para encontrar el erotismo en un guión que se manifiesta vía los cuerpos. Estuve allí y no pude sino sentir el compromiso de la ejecución en esa historia que en danza me contaron los integrantes del grupo Antares.
Partiendo del preámbulo que en corto me comentara Mancillas, y entendiendo lo denso que implica la pasión, el desgarro de la palabra amor al momento de darse o carajo también quitarse, perderse, pude regresar a Shakespeare, pero también por esa necesidad de crearme mi propia historia a partir de la música, el movimiento, la gesticulación, las miradas, los cuerpos, la entrega; inevitable fue el reencuentro con las páginas también densas del escritor Franz Kafka. Sufrir una metamorfosis es inevitable cuan-
do los sentidos se disponen para creer en lo que la mirada inaugura. Ahora, y después de observar a los muchachos, muchachas, convertidos en la fortaleza para luchar por lo que se ama, la danza en el caso de la coreografía, la pasión en el contenido de la historia, insoslayable también el acto para buscarme el alma. Porque es una constante en Que no descubran tu nombre la introspección, porque al bailar ellos para sentir el dolor de la pubertad, porque al mirar yo, nosotros, volver a la edad de adolecer que es la adolescencia. Cómo no pensar y reiterar que el arte es un encuentro con uno mismo, si sobre el escenario Antares está para dibujarlo y recordarnos de manera fiel la realidad de lo que somos: inercia, circunstancia, y una dosis esencial del animal que nos manipula. Estoy favorido por el privilegio de tener una butaca en El Desierto. Viviré para agradecer el compromiso de los bailarines de Antares, seguiré admirando la valentía, la maestría con la que el maestro Miky Mancillas propone y resuelve. El Desierto está poblado de historias. Antares ahora para sugerirme la violencia de manera estética. Bravo.