Jueves 29 de Abril 2021
Edición: Alejandra Olay
Diseño editorial: Argelia Juárez
Diseño de imagen del Día Internacional de la Danza 2021: Ivette Valenzuela
Danzas ancestrales Fariseos pimas o pintos
Foto Tonatiuh Castro Silva
Foto Elsa Sánchez Bracamonte
de la sierra de Sonora
Casa o’ob. La Cieneguita.
Por Tonatiuh Castro Silva
E
l desierto de Sonora comprende una diversidad de ecosistemas, entre arenales, valles y montañas, que han sido por milenios o siglos tanto el asiento de poblaciones particulares, como fermento de sus cosmogonías y actos ceremoniales.
La etnia o’ob o pima reside en la Sierra Madre Occidental, en la zona central de la frontera de los estados de Sonora y Chihuahua. El yúmare es su fiesta prehispánica, mientras que sus ceremonias de carácter religioso son: día de la Santa Cruz (3 de mayo), Semana Santa y día de San Francisco (4 de octubre), entre otras. Las motivaciones para efectuar esta vida ritual son: pedir el logro de una buena cosecha, que no haya afectaciones climatológicas, o bien, para agradecer a tit maam, ‘nuestro Padre’, por el bienestar de la comunidad.
La etnia makurawe o guarijía celebra fiestas como: Santa Cruz (3 de mayo), San Miguel Arcángel (29 de septiembre) y Todos Santos (2 de noviembre). Los festejos abarcan dos o tres días, compartiendo comida y bebida, y la participación de músicos con violín y arpa, así como de danzantes tradicionales. Entre los sones que se ejecutan se distingue “La Iguana” o Chijgüi, con el cual el alaguasim o “viejo de la fiesta” conduce a los pascolas ante el altar, donde deben arrodillarse y persignarse. Los bailes que ejecutan son la tuburada y pascola, esta última danza, que se comparte con los pueblos yaqui, mayo y rarámuri.
Foto Melissa Valenzuela Flores
Foto Centro INAH Chihuahua
Aún hasta la década de 1940, en Ónavas, antigua comunidad pima, procurando la convivencia con la visita de ultratumba con motivo del Día
de Muertos, se realizaba la danza de los jorobados o jov lik por parte un grupo de ancianos semi-desnudos, ataviados con máscaras de madera, pinturas corporales y cargando un enorme cesto en la espalda. Los danzantes visitaban las casas donde se encontraban altares con alimento, el cual era dispuesto por parte de las familias, y que finalmente se convertía en la ofrenda del camposanto.
Cantor tradicional makurawe en Bavícora
Cantores y danzantes pimas
Abril 2021
La danza
del venado, convergencia de universos
Por Tonatiuh Castro Silva
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Foto Tonatiuh Castro Silva
ntre los pueblos yoeme o yaqui y yoreme o mayo, la danza del venado representa el vínculo entre el huya ania, el mundo natural en su sentido biológico, material, y el yo ania, el mundo de lo suprahumano, de los entes y conocimientos ancestrales. Su ajuar consiste en una cabeza de venado que se coloca sobre la cabeza del danzante, que lleva entre sus cuernos listones rojos que forman flores. El danzante se coloca un gran paño blanco tapando la parte superior de la cabeza, llegando hasta la mitad de los ojos, y tirando hacia atrás la caída de las puntas del paño. La disposición del cuerpo es diferente entre ambos pueblos. El danzante yaqui lleva el torso desnudo, mientras que el mayo viste de blanco por completo, cubriendo su cuerpo con camisa hasta los puños y pantalón hasta los tobillos. El venado yaqui porta un collar de varias líneas de chaquira de distintos colores, una de las cuales lleva cruces elaboradas con concha de abulón. Desde la cintura sujeta un rebozo de mujer que se convierte así en falda; se sujeta con una faja negra de lana, y también por un rijuntiam, que es un ancho cinturón del que penden pezuñas de venado. En los tobillos, el danzante porta enrollada una sarta de capullos de mariposa, denominada tenabari, en el caso del danzante mayo hasta las rodillas, y en el yaqui cubriendo estrictamente sólo los tobillos. Tanto este objeto como el cinturón son a la vez prendas e instrumentos musicales. Pero el instrumento propiamente dicho es un par de sonajas de color rojo.
Danza del Venado
Danzante de venado, colonia La Matanza, Hermosillo
La música que complementa a la danza del venado consiste en una introducción con el tambor cúbahi o de doble parche, a la que se agregan el tambor baa-wéhai o de agua, y posteriormente los hirúkiam o raspadores. Sus ejecutantes son además cantores, distinguiéndose entre buikame yowe o cantor mayor y buikame au o cantor segundo. La danza del venado ceremonial y comunitaria se verifica en los territorios tradicionales de las etnias yaqui y mayo, al sur de Sonora, en los sitios ceremoniales yaqui-populares de Hermosillo y de Santa Rosalía, Baja California Sur, así como en las comunidades yaquis de Arizona. Los eventos en los que se presenta son la Velación de la Virgen de Guadalupe, en las fiestas de los santos patronos de cada uno de los pueblos, y en ciertos actos del periodo de Cuaresma y Semana Santa.
Tonatiuh Castro Silva Sociólogo y maestro en ciencias sociales; cuenta con estudios de doctorado en derechos humanos. Se desempeña como Investigador en la Unidad Regional Sonora de Culturas Populares. Se ha dedicado profesionalmente a la investigación social y a la promoción cultural por casi tres décadas. Ha sido docente en los niveles superior y posgrado en universidades públicas y privadas del noroeste de México. Entre sus publicaciones se encuentran los libros Cucapá. Esbozo de una cultura minoritaria en un espacio fronterizo (2000), y Hermosillo. Boceto de su historia urbana (2003), así como el volumen de su coordinación Etnias de Sonora (2011).