Instituto Sonorense de Cultura
La Voz de Alamos Información desde los portales
Vol. 4
Año 4
Álamos, Sonora, México
www.festivalortiztirado.gob.mx
28 de enero de 2013
El doctor Ortiz Tirado V
olví a los Estados Unidos a terminar mi especialización. Permanecí en Denver, Colorado, los meses que fueron necesarios para mi práctica y mi capacitación definitivas; regresé a México e ingresé al Hospital General Nacional, donde quedó a mi cargo el Pabellón Núm. 6 dedicado a la ortopedia. El recuerdo más grato para mí, recuerdo que no empalidece el tiempo, es aquel en que puse en las manos de mi madre, mi título profesional. Yo comprendía todas las ilusiones que para ella significaba la terminación de mis estudios. Yo llevo el nombre de mi padre, que fue famoso y querido en aquellas lejanas tierras sonorenses, y mi madre sentía un íntimo, un inconfesado deseo de que yo antepusiera a mi nombre el mismo título de doctor, que había usado mi padre. Darle ese gusto fue una de mis primeras satisfacciones. Ya para entonces mis hermanos estudiaban las carreras hacia las cuales se habían sentido impulsados por la vocación. José, la de leyes, y Roberto la de ingeniería. -¿Y te habías olvidado del canto? -Nunca; seguía estudiando y había logrado éxito también en ese terreno. Y vas a ver luego cómo la carrera de cantante me dio la gran oportunidad para hacer el bien y para desempeñar mejor mi carrera de médico.
Fue pionero de la XEW Cuando el doctor Alfonso Ortiz Tirado terminó de cantar, el licenciado Aarón Sáenz, por entonces ministro de la Secretaría de Educación, se adelantó para felicitarlo y repetir lo que ya muchos habían dicho: “Su voz es un privilegio envidiable, lo felicito”. Era el día 18 de septiembre de 1930, durante la transmisión de los primeros programas lanzados al aire por la emisora XEW. Después de que se terminaron las transmisiones y los festejos, Ortiz Tirado abandonó la emisora, detrás de él, el licenciado Sáenz, quien todavía lo detuvo en la calle, para reanudar la marcha rumbo a San Juan de Letrán, en cuya esquina le dijo: “Usted es una gloria para México, ojalá y que ahora encuentre el campo propicio para su desenvolvimiento y su triunfo”. Muchas veces después de aquel encuentro, el Secretario de Educación tuvo la oportunidad de saludar personalmente al artista, quien al paso del tiempo, y tal como muchos lo vaticinaron, se convirtió en la máxima figura de la canción mexicana. ( José Luis Arias) Del libro Alfonso Ortiz Tirado, de Enriqueta de Parodi