La Voz de Álamos - 31 de enero

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Instituto Sonorense de Cultura

La Voz de Alamos Información desde los portales

Vol. 7

Año 4

Álamos, Sonora, México

www.festivalortiztirado.gob.mx

Juan Arturo Brennan

Florecer carreras nuevas, lo fundamental de este Festival Carlos Sánchez, colaboración especial

Á

lamos.- Escribe ficción, hace cuentos, guiones cinematográficos. Es crítico de música; megalómano se autodefine. Es Juan Arturo Brennan quien, en el Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado, participa como crítico de las noches de gala desde hace cuatro años. Algunos años ya visitando Sonora, el mismo Festival. Aquí una conversación con el maestro. --¿Cuál es la importancia de un Festival como el Alfonso Ortiz Tirado? --Este Festival tiene una importancia que puede verse en comparación desde puntos de vista relativos, me refiero a que un Festival como este si ocurriera en una ciudad más grande, con mayor proyección, mejor comunicada, más conocida, tendría una apreciación distinta. El hecho de que haya un festival así, en un lugar tan pequeño, distante de los centros culturales usuales en México, es un mérito doble y le añade una perspectiva distinta, en cualquier análisis que se haga de ello. La historia de porqué este festival se hace aquí es bien conocida, pero no deja de ser significativo porque el hecho de que un Festival así, tan lejos de los centros culturales usuales, da un poco de optimismo respecto a la posible descentralización de la actividad artística, cultural, que en este país suele estar siempre amarrada o encadenada a una serie de tradiciones y costumbres geográficas de estos centros de gravedad políticos y culturales que ha impedido en buena medida a lo largo de los años que se hagan más cosas respecto del arte y la cultura en polos distintos de difusión, y creo que Álamos es un polo distinto de difusión cultural en buena medida gracias a este Festival. --¿Qué te ocurre cuando te enteras que vienes a Álamos? --No es la primera vez que vengo, es la cuarta vez que vengo y cuando me invitan siempre me da mucho gusto estar aquí porque tengo la oportunidad de asistir a programas musicales que uno podría pensar que son insólitos en estos rumbos, pero que no lo son. Este Festival lleva veintinueve años realizándose, y me da la

oportunidad de escuchar a músicos, sobre todo a cantantes, porque eso es este Festival, que normalmente no tengo oportunidad de escuchar en la capital del país y en algunos otros sitios a los que voy, y el trabajo que realizo aquí es muy estimulante, porque, no diría que me obliga como si fuera una carga, porque me hace estar muy atento a lo que aquí pasa, entre las transmisiones de radio que conduzco, los reportes escritos que hago, las entrevistas que doy o hago yo mismo, estoy en constante circulación con lo que ocurre en el Festival y eso siempre será enriquecedor, por una parte para mi carrera como periodista, como cronista musical, y por otra parte para mi vertiente de melómano que también es muy importante. He escuchado muchas cosas notablemente sorprendentes en este Festival, a lo largo de los años que he estado aquí. --En tus intervenciones como analista, comentarista, crítico, tu voz, tu pensamiento, está en el noventa y siete por ciento del estado de Sonora, ¿qué te significa esto? --Estrictamente es un privilegio, como ya te mencioné un poco antes, una de las preocupaciones básicas de las que tengo, como participante del medio de la cultura y el arte en México, me preocupa mucho esta centralización bestial que hay en este país, en todos los aspectos de su vida, en estos también, y el hecho de que mi trabajo de alguna manera esté presente fuera de esa megalópolis macrocefálica que es México, me satisface mucho. Es una de las cosas que siempre he querido hacer, que de alguna manera lo que hago o lo que digo o escribo, trascienda las fronteras del Distrito Federal y que se me escuche fuera, un poco por supuesto por ese pequeño ego vanidoso de periodista que todos tenemos de saber que estoy siendo leído y escuchado fuera de mi entorno habitual, y por otra parte por la peregrina idea, -es un toque idealista-, de poder dejar algo en lo que digo, comento y de lo que hago crónica, en un polo distinto de aquel que es normalmente mi público usual, el saber que estoy en estos días bien representado en el estado de Sonora, me da un gusto particular.

31 de enero de 2013

--¿Qué es lo que te llevas de esta edición del Festival? --En el entendido de que el Festival aún no termina y aún falta escuchar cosas muy interesantes, diría que en lo general una de las cosas que más me atrae, en esta edición y en anteriores, son las actividades donde el Festival pone en el escenario a los cantantes sonorenses jóvenes. Esto me parece de una importancia radical, porque no sé si fuera de este Festival haya oportunidades para que estos cantantes se planten ante un escenario, ante un público, sobre todo, ante un público que, como en este Festival, está particularmente sintonizado con la música vocal, y es más exigente en eso específicamente, y tener que asumir ese contacto con un público conocedor, plantarse en ese escenario y hacer lo mejor que pueden siendo que sus carreras están en un punto muy incipiente, creo que esto es muy fundamental y en mi opinión esta es la contribución más importante que tiene el Festival. Sí es muy relevante que vengan voces ya maduras, famosas tanto mexicanas como extranjeras, y se presenten aquí para ofrecer buena música, pero esta parte de la enseñanza, esta parte del cuidar y hacer florecer carreras nuevas, jóvenes, me parece que es fundamental para este Festival y debiera serlo para cualquier otro festival artístico que se respete en México y en cualquier parte del mundo. Esa parte del fomento a lo nuevo junto a la presentación de lo consagrado, ese equilibrio me parece que es muy notable y es lo que particularmente aprecio de este Festival, de hecho el Concierto de Voces Jóvenes, y la Noche de la Universidad de Sonora, han sido los conciertos que más me han gustado, que más me han interesado precisamente por ese componente de lo nuevo, lo joven, lo que está en desarrollo y que ya apunta, en muchos casos, a cosas muy interesantes en el desarrollo vocal y musical de sus protagonistas.

Orgullo mutuo El tiempo ha demostrado que el amor que el Dr. Alfonso Ortiz Tirado expresó por su querida Álamos y por los sonorenses se ha transmutado y hoy, son los sonorenses los que nos sentimos verdaderamente orgullosos de contar con un personaje histórico de su talla y su valía. Y la bella ciudad de Álamos se ha visto enriquecida con el festival artístico que año con año celebramos los sonorenses para enaltecer la figura del Dr. Alfonso Ortiz Tirado y engrandecer la histórica tradición de una ciudad como Álamos, que se ha convertido en un orgullo para Sonora. Del libro Alfonso Ortiz Tirado, Enriqueta de Parodi


Vol 7.

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La Voz de Alamos

Jueves 31 de enero de 2013, Álamos, Sonora

29 Festival Alfonso Ortiz Tirado 2013 Juan Arturo Brennan, colaboración especial

P

ara su quinta noche de gala, el Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado propuso una velada especial, con un repertorio que no ha sido usual en sus programaciones a lo largo de los años: la música antigua. Se presentó en el Palacio Municipal el grupo Cappella Barroca de México, bajo la dirección de Horacio Franco, para interpretar un delicado programa de madrigales del compositor italiano Salamone Rossi.

DE MADRIGALES

Además de tratarse de un repertorio inusual en el contexto de un festival que tiene como principal línea de conducta la programación de música de ópera y otras manifestaciones similares, este programa tuvo como atractivo complementario la figura y la personalidad misma del compositor, un judío italiano que floreció en los últimos años del siglo XVI y los primeros del XVII, y cuya música y biografía guardan interesantes puntos de contacto con el gran Claudio Monteverdi.

Noche de la

Universidad

La presentación de la Cappella Barroca de México para este recital ocurrió bajo un formato muy pulcro, de acuerdo a la mejor tradición madrigalista: cinco voces, sin acompañamiento instrumental, con ocho cantantes tomando turnos en los distintos madrigales para la interpretación de esta sutil polifonía que, estando firmemente arraigada en el Renacimiento, comienza ya a tener algunos destellos del estilo barroco.

NOCHE

A lo largo de la interpretación de 22 madrigales de Salamone Rossi fue posible apreciar, sobre todo, la minuciosa preparación a cargo de Horacio Franco, quien tiene una bien ganada reputación como estudioso especialista de la música antigua. En este sentido, el elemento más importante a resaltar (y que venturosamente estuvo presente durante el recital) es el hecho de que los madrigales de Rossi, o los de cualquiera de sus contemporáneos, no se cantan como si fueran música de Rossini, Verdi o Wagner, ni como canciones de Grever, Lara o Del Moral, sino que requieren de un estilo propio, históricamente correcto.

les italianos hubieran querido escuchar a Horacio Franco tocar sus flautas dulces, oficio que le ha dado fama y prestigio más que justificados; sin embargo, Franco trajo a Álamos su flauta para utilizarla solamente como afinador y dar con ella el tono correcto a sus cantantes antes de cada madrigal.

Así, en las voces de los cantantes convocados por Horacio Franco para esta sesión musical, fue posible percibir esa indispensable adecuación de estilo vocal, un estilo en el que los excesos de impostación propios de la ópera tradicional están afortunadamente ausentes. El resultado fue una emisión clara y pulcra que, debido al entramado polifónico a cinco voces, es requisito indispensable para la transparencia de la textura sonora.

Así, en el contexto de un recital de muy buen nivel y con música sumamente atractiva, quizá solo habría que lamentar una cierta falta de continuidad en el desarrollo de la sesión. Estas breves y luminosas joyas de música vocal se aprecian mejor sin la constante interrupción de aplausos y caravanas entre una y otra, y si bien es loable la intención de Horacio Franco de informar al público sobre asuntos históricos, biográficos, técnicos y estéticos de estas obras, algunas de sus explicaciones rompieron lo que debió ser un flujo musical más orgánico y continuo.

También fue posible apreciar la tendencia de Franco y sus cantantes a enfatizar (sin manierismos ni exageraciones) los elementos de word painting que surgieron en algunos de los madrigales. Es decir, la interpretación de ciertas líneas melódicas y/o recursos de expresión con los que Rossi, como sus contemporáneos, ilustra de manera directa el contenido de los textos cantados.

Al final del recital fue evidente que el público alamense, más acostumbrado a los recitales operísticos, quedó gratamente complacido con esta oferta musical poco común en este contexto, en buena parte gracias al estudio, la preparación y la evidente pasión que Horacio Franco aplica a sus proyectos de investigación y divulgación de la música antigua, que es un ámbito en el que nuestro medio cultural tiene numerosas carencias.

Justo es decir que aunque este tipo de música fue concebido originalmente para espacios más pequeños y con otro tipo de cualidades acústicas, la necesaria labor de amplificación resultó útil y no entorpeció la labor de los cantantes. Por cierto: quedó claro que muchos de los asistentes al Palacio Municipal para esta sesión de madriga-

Voces del Callejón Me gustan los conciertos del callejón del templo, la gente que viene de fuera, todo eso es lo que me hace muy feliz. Javier Salazar, comerciante.

Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado 2013


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