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esta patología?

El grupo de especialistas encargado de atender es espectro de signos y síntomas presentes a lo largo de esta patología es amplio, sin embargo, es de resaltar la importancia de la atención por parte del servicio de neurología, neuropsiquiatría, neuropsicología y psicología.

La atención por parte del servicio de Neurología es cardinal en la obtención de un diagnóstico preciso ya que los especialistas de esta área son los encargados de analizar las características y severidad de los síntomas motores antes descritos, determinar si los signos y síntomas son explicados por esta enfermedad o si su naturaleza es explicada por otra patología que tenga como forma de presentación un síndrome similar; así mismo, son estos especialistas los encargados de determinar qué medicamentos, y en que dosis, son necesarios para el manejo de las características de esta enfermedad, así como que exámenes de laboratorio o pruebas de alto valor diagnóstico son las mejores para cada caso.

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Por su parte, la atención neuropsiquiátrica será esencial para el manejo, mediante la elección de los medicamentos mas adecuados, de los síntomas conductuales que se puedan presentar durante el curso de la enfermedad y de esta forma mejorar la dinámica intrafamiliar y el curso del tratamiento.

La atención neuropsicológica cuenta con especial relevancia dada la temprana y progresiva naturaleza de esta patología, así como por la dificultad para capturar la severidad del problema mediante el historial médico de forma aislada. Así, la valoración neuropsicológica es útil en el diagnóstico diferencial entre la enfermedad de Parkinson y otros Parkinsonismos atípicos, y para el esclarecimiento de sus distintos perfiles de desempeño cognitivo, lo cual puede ofrecer la posibilidad de identificar pacientes con el mayor riesgo de desarrollar de forma temprana demencia en el proceso de la enfermedad.

La atención psicológica, por su lado, es esencial ya que las personas que cursan con la presencia de esta enfermedad pueden experimentar un amplio rango de dificultades de origen psicológico, incluyendo ansiedad, depresión, apatía y alteraciones en el control de impulsos, entre otras. Todas las dificultades de origen psicológico pueden ocurrir durante el curso de la enfermedad y en ocasiones pueden ser tan discapacitantes como los síntomas motores, cuya severidad representa un predictor clave de la calidad de vida relacionado con la salud en las personas con este padecimiento.

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