Dulce MarĂa Loynaz
COVER: “Interrogante” 153 × 123 CM Carboncillo /tela 2019
ÚLTIMOS DÍAS DE UNA CASA Dulce María Loynaz Obras de Luis Israel González
Quiero agradecer a todas las personas que me han ayudado en la realización de este libro-catálogo y la exposición que le acompaña. La idea de hacer este proyecto es el fruto de experiencias personales vividas en 1997, año en el que me fui a vivir a Italia. Mi objetivo es hacer conocer la cultura cubana en Italia, poder hablar de ella de manera profunda, sincera y sin sensacionalismos. Volevo ringraziare tutte le persone che mi hanno aiutato nella realizzazione di questo libro-catalogo e della mostra che lo accompagna. L’idea di realizzare questo progetto è il frutto delle mie esperienze personali vissute nel 1997, anno in cui sono andato a vivere in Italia. Il mio obiettivo è far conoscere la cultura cubana in Italia e poterne parlare in modo profondo, sincero e senza sensazionalismi. Giovanni Monzón, Director de Isolo17 Gallery
AGRADECIMIENTOS / RINGRAZIAMENTI: María del Carmen Herrera, heredera de Dulce María Loynaz Centro Dulce María Loynaz Felice Gambin, profesor asociado de Literatura española del Departamento de Lenguas y Literaturas Extranjeras de la Universidad de Verona / professore associato di Letteratura spagnola presso il Dipartimento di Lingue e Letterature Straniere dell’Università di Verona Leonardo Zoccante, por su apoyo incondicional / per il suo sostegno incondizionato TEXTOS / TESTI:
Shirley Moreira y Norge Espinosa PROYECTO GRÁFICO/PROGETTO GRAFICO: Renato Rossi
TRADUCCIÓN DEL POEMA/TRADUZIONE DE LA POESIA: Francesca Dalle Pezze
TRADUCCIÓN DE LOS TEXTOS/ TRADUZIONE DEI TESTI: Enrique Paez
© Heredera de Dulce María Loynaz
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DULCE MARÍA LOYNAZ (La Habana, 1902-1997) Es considerada una de las figuras más importantes de las letras hispanoamericanas. A los diecisiete años publicó sus primeros versos en el periódico La nación . Estudió Derecho Civil en la Universidad de La Habana, y ejerció como abogada entre los años 1927 y 1961. En 1951 fue electa miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras. Formó parte de la Academia Cubana de la Lengua, institución que dirigió de 1983 a 1995. En 1968 pasó a ser parte de la Real Academia Española. Entre su obra poética destacan: Versos (1920-1938), Juegos de agua (1947),
Poemas sin nombre (1953), Carta de amor al rey Tut - Ank-Amen (1953), Últimos días de una casa (1958), Poemas náufragos (1990), Bestiarium (1991), Finas redes (1994), Melancolía de otoño (1997) y Diez sonetos a Cristo (1998). En prosa publicó obras como Jardín (1951), Un verano en Tenerife (1958), Fe de vida (1994) y Cartas que
no se extraviaron (1997). Recibió importantes distinciones como la Orden de Alfonso X El Sabio (España, 1947), el Premio Nacional de Literatura (Cuba, 1987), la Orden Félix Varela de Primer Grado (Cuba, 1988) y el Premio Miguel de Cervantes (España, 1992). Sus entrevistas más citadas son: La hija del general (1991), de Vicente González Castro y Confesiones de Dulce María Loynaz (1993), de Aldo Martínez Malo.
DULCE MARÍA LOYNAZ (L’ Avana, 1902-1997) È considerata una delle figure più importanti della letteratura latinoamericana. A diciassette anni pubblica i suoi primi versi sul quotidiano La Naciòn . Studia Diritto civile all’Università dell’Avana e lavora come avvocato tra il 1927 e il 1961. Nel 1951 fu eletta membro dell’ Accademia Nazionale di Arte e Letteratura. Ha diretto l’Accademia Cubana della Lingua dal 1983 al 1995. Nel 1968 è entrata a far parte della Accademia Reale Spagnola. Tra le opere poetiche si contano: Versetti (1920-1938), Giochi d’acqua (1947), Poesie senza nome (1953), Lettera
d’amore al re Tut-Ank-Amen (1953), Ultimi giorni di una casa (1958), Poesie naufraghe (1990), Bestiarium (1991), Fini reti (1994), Melanconia d’autunno (1997) e Dieci sonetti a Cristo (1998). In prosa, ha pubblicato opere come: Giardino (1951), Un’estate a Tenerife (1958), Fede di vita (1994) e Lettere che non si sono perdute (1997). Ha ricevuto importanti riconoscimenti come l’Ordine di Alfonso X El Sabio (Spagna, 1947), il Premio Nazionale per la Letteratura (Cuba, 1987), l’Ordine Félix Varela di Primo Grado (Cuba, 1988) e il Premio Miguel de Cervantes (Spagna, 1992 ). Le interviste più citate sono: La Figlia del Generale (1991) di Vicente González Castro e Confessioni di Dulce María Loynaz (1993) di Aldo Martínez Malo.
LA CASA SECRETA DE DULCE MARÍA LOYNAZ Norge Espinosa Mendoza
Sucede así con algunos escritores: la sola mención de sus nombres nos remite, de inmediato, a una página firmada por ellos en la que creemos hallar un retrato íntimo de sus personalidades. Con la poesía tal cosa es aún más honda, y vuelven a la memoria unos versos o todo un poema, que se ha enlazado en nuestros recuerdos con el rostro y la persona que los dio al mundo. Dulce María Loynaz tiene la suerte de que, para algunos de sus lectores y lectoras, ese poema que le sirve de autorretrato sea
Últimos días de una casa , probablemente el más original de sus textos, aquél donde, enteramente libre, se forjó un retrato que ya no podemos separar de su palabra y de su imagen. Hija de general, dueña de un carácter extraordinario, hermana de seres insólitos, fue siempre una presencia extemporánea, como dijera de sí. Lúcida y capaz de mantener su criterio frente a quien fuese, sobrevivió a una suerte de exilio interno, cuando ya ella misma daba por terminada su obra, a fines de los años 50, para reaparecer tres décadas después como un perfil mítico. No le faltó nunca el genio vivo, la opinión aguda, la voz que, siendo aparentemente trémula, no entendía de ciertas dobleces. En Jardín , su única novela, nos habló de una Bárbara, joven perdida en la vegetación de una suerte de bosque doméstico. Y que, como ella misma, no se parecía en casi nada a quienes la miraban desde el otro lado de la verja que separaba esas ramas y boscajes, como quien pretende descubrir entre la fronda a un animal mitológico. Vivió lo suficiente como para recibir honores en Cuba y en el extranjero, coronados por el Premio Cervantes. Y para ver esos libros en las manos de lectores jóvenes, a los que también fascinó. Pero no todos pueden penetrar en el misterio que ella labró alrededor de su personalidad, tan celosa como fue de no pocos secretos. En Últimos días de una casa , el poema que regresa en esta nueva edición y con ilustraciones que procuran visibilizar algo de ese misterio, es su voz la que resiste y da sentencias implacables.
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La mansión abandonada, al borde de su desaparición, monologa, recuerda, revive entre sus muros el ruido que los humanos le hicieron creer que la mantenía viva. Pero lo hace, y de ahí su fuerza, sin sentimentalismo barato, sin caer en un dejo que parezca remedar el llanto. La Casa, como La Loynaz, sabe que el destino es inexorable. “Yo era… pero yo soy todavía”, “Yo soy toda a lo largo y a lo ancho” . Frases que dictaminan cuánto sabe de sí misma, y que no provienen de una voz que flaquea, sino que halla en la noción de su propio final nuevas fuerzas para reafirmarse. Resiliencia, se dice ahora. El poema es, en realidad, el largo repaso de lo que Dulce María Loynaz mantuvo en su larga existencia como actitud. Como fe ante cualquier circunstancia que pretendiera doblegarla. En la poesía cubana hay varias casas, o moradas, como diría Teresa de Jesús. Pienso en “La casa del
alibi” , de Lezama; o en la delicadísima “Casa marina” , de Octavio Smith. Pero es aquí donde una mujer insiste: “La Casa, soy la Casa.” El poema se editó en España en 1958, y no vio la luz en Cuba hasta 1984. Durante todo ese tiempo, La Loynaz supo esperar. Ese era su recurso, y también su mayor fuerza. Sabía que algún día tendrían que volver a tocarle la puerta. Que su palabra no podría ser borrada de antologías y ensayos, que todo ese silencio acabaría quebrantándose. Este poema, con su larga línea de palabras, se abre y se cierra sobre sí mismo. Como un ciclo, como un río que se sabe de corriente tranquila, pero poderosa. De ahí que haya servido de inspiración a otros, y que haya motivado hasta a los artistas de la danza. Con estos dibujos de Luis Israel González, y el empeño de Giovanni Monzón que ha logrado unir, bajo la sombra de Dulce María Loynaz, a otros creadores, es que regresamos a leerlo. A verlo con nuevos ojos. A descubrir entre líneas, como ella prefería, las verdades menos obvias, que son, al fin y al cabo, las claves de ese secreto tan inquietante que en la poesía cubana se sigue llamando Dulce María Loynaz.
LA CASA SEGRETA DI DULCE MARÍA LOYNAZ Norge Espinosa Mendoza
Capita così con taluni scrittori: la sola menzione del loro nome ci rimanda, subito ad una pagina che hanno firmato e dove crediamo di trovare un ritratto intimo della loro personalità. Con la poesia ciò è ancora più profondo, perché tornano alla memoria dei versi o tutto un poema, che si è intrecciato nei nostri ricordi col viso e con la persona che ebbe a partorirli. Dulce María Loynaz ha la fortuna che, per alcuni dei suoi lettori e lettrici, il poema che rappresenta il suo autoritratto sia Últimos días de una
casa , probabilmente il più originale dei suoi testi; quello dove, pienamente libera, si forgiò un ritratto che ormai non possiamo scindere dalla sua parola e dalla sua immagine. Figlia di un generale, dotata di un carattere straordinario, sorella di esseri insoliti, ella fu sempre una presenza estemporanea, come disse di se stessa. Lucida e capace di sostenere i suoi principi innanzi a chiunque, sopravvisse ad una sorta di esilio interno, quando lei stessa dava ormai per terminata la sua opera sul finire degli anni 50, per riapparire dopo tre decenni come un profilo mitico. Non le mancò mai il genio vivo, l’opinione acuta, la voce che, seppur apparentemente tremula, non capiva certe imposture. In Jardín , il suo unico romanzo, ci parlò di una Bárbara, giovane persa nella vegetazione di una specie di bosco domestico. Creatura che, come lei stessa, non somigliava in quasi nulla a coloro che la guardavano dall’altra parte dell’inferriata che separava quei rami e quella boscaglia, come qualcuno che pretende di scoprire dietro il fogliame un animale mitologico. Dulce visse abbastanza da ricevere degli onori a Cuba e all’estero, coronati dal Premio Cervantes; e abbastanza anche da vedere quei libri nelle mani di lettori giovani, anche loro affascinati. Tuttavia, non tutti possono penetrare nel mistero che lei creò intorno alla sua personalità, custode come fu di non pocchi segreti. In Últimos días de una casa , il poema che ritorna in questa nuova edizione, con illustrazioni che mirano a rendere visibile un po’ di quel mistero, è la sua voce che resiste ed emette implacabili sentenze.
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La villa abandonata, sull’orlo della sparizione, monologa, ricorda, rivive fra i suoi muri il brusio che gli umani le fecero credere la mantenesse viva. Ma lo fa, e lì risiede la sua forza, senza sentimentalismo gratuito, senza un sentore che suggerisca il pianto. La Casa, come la Loynaz, sa che il destino è inesorabile. “Io ero… ma lo sono ancora”, “Io sono tutta in lungo e in largo” . Frasi che decretano quanto sa di se stessa, e che non provengono da una voce che vacilla ma che trova nella consapevolezza della propria fine nuove forze per riaffermarsi. Resilienza, la chiamano oggi. In realtà, il poema è un lungo ripasso dell’atteggiamento che Dulce María Loynaz mantenne lungo tutta la sua esistenza, come testimone contro ogni circostanza che pretendesse di sottometterla. Nella poesia cubana ci sono varie case, o dimore, come direbbe Teresa de Jesús. Penso a “La casa
dell’alibi” di Lezama o alla delicatissima “Casa marina” , di Octavio Smith. Ed è proprio su questo che una voce di donna insiste: “La Casa, sono la Casa.” Il poema fu pubblicato in Spagna nel 1958 e non uscì in Cuba fino al 1984. Durante tutto quel tempo, la Loynaz seppe attendere. Quella era la sua risorsa e anche la sua più grande forza. Sapeva che un giorno avrebbero dovuto tornare a suonare alla sua porta. Che la sua parola non poteva essere cancellata dalle antologie né dai saggi; che tutto quel silenzio sarebbe finito spezzandosi. Questo poema, con la sua lunga linea di parole, si apre e si chiude su se stesso, come un ciclo, come un fiume che scorre tranquillo ma potente. Ed è per questo che fu di ispirazione per molti altri, inclusi gli artisti della danza. Con questi disegni di Luis Israel González e con l’impegno di Giovanni Monzón, che è riuscito a riunire anche altri creativi all’ombra di Dulce María Loynaz, ritorniamo a leggerlo. A vederlo con occhi nuovi. A scoprire tra le righe, come lei amava, le verità meno ovvie che sono, in fin dei conti, le chiavi di quel segreto così inquietante che nella poesia cubana continua a chiamarsi Dulce María Loynaz.
ALGO HA CAMBIADO EN LA CIUDAD Shirley Moreira
Cierta magia envuelve a la ciudad de mar; mucho ha cambiado su fisonomía. Los espacios ya no son como los recordamos. Las construcciones se acumulan, se funden entre los árboles, nacen de la nada, del agua o la niebla… ¡Las casas parecen haber cobrado vida! La ciudad se esconde entre las nubes, gira, se rompe y se recompone como un puzzle infinito. Las obras de Luis Israel González constituyen un puente entre la realidad y la entelequia. Armado de carboncillo y un lienzo en blanco, el artista se deja llevar por su instinto creativo y rememora espacios, construcciones y objetos. Su esencia de dibujante lo conmina a acercarse a la exactitud de los detalles, pero de su individualidad creadora nace un universo totalmente nuevo y surreal, dulce y halagador unas veces, inquietante y agresivo otras. Construcciones antiguas descontextualizadas, aglomeradas, apuntaladas unas con otras constituyen las protagonistas por excelencia en las piezas de Luis. No hay personas en estos escenarios, solo casas que ansían permanecer en pie, que intentan burlar el paso implacable y acelerado de los años. Casas vivas, casas-islas que parecen alzarse al cielo en una supuesta incoherencia donde se mezclan fuertes dosis de fortaleza y fragilidad. Las imágenes logran arrancar el aparente mutismo de las estructuras arquitectónicas para otorgarles una voz propia que de tan encumbrada a veces, deviene clamor. En ocasiones la nostalgia se abre paso entre estas piezas, pero su forma es la de una melancolía mansa que no ahoga ni se torna estacionaria. La resistencia, la fuerza y la esperanza también van exigiendo un lugar dentro de los límites de la composición; y es entonces cuando nos sentimos totalmente a gusto, porque en esta mezcla de sensaciones comenzamos a encontrar conexiones muy fuertes con las complejidades propias de nuestra existencia. Los tonos ocres, el blanco y negro, las líneas desdibujadas y los ambientes difuminados potencian en el espectador la sensación de estar experimentando un sueño; una suerte de déjà vu donde muchas cosas nos resultan familiares, pero han quedado fuera de todo tiempo y lugar. Intentamos entonces encontrar en cada imagen la ciudad a la que pertenecen esas casas, balcones, columnas o cornisas que conocemos, pero ha cambiado ¡algo ha cambiado! De repente nos hallamos en un no-lugar hecho de recuerdos que se aglomeran y se niegan a desaparecer. Delante de las obras de Luis Israel entendemos que la ciudad no es más un ente aislado, que también entristece y es capaz de recomponerse luego solo con un poco de cal y de ternura , que lucha, sueña y vive…Que ha dejado de ser un amasijo de piedras, hierros y farolas para convertirse en el más fiel reflejo de nosotros mismos.
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QUALCOSA È CAMBIATO NELLA CITTÀ Shirley Moreira
Una certa magia avvolge la città di mare; molto è cambiato nel suo aspetto. Gli spazi non son più quelli che ricordiamo. Le costruzioni si accavallano, si fondono tra gli alberi, sorgono dal nulla, dall’acqua o dalla nebbia… Le case sembra abbiano preso vita propria! La città si nasconde fra le nuvole, gira, si spacca e si ricompone come un puzzle infinito. I lavori di Luis Israel González costituiscono un ponte tra la realtà e l’entelechia. Armato di carboncino e di una tela bianca, l’artista si lascia trascinare dal suo istinto creativo e rimembra spazi, costruzioni e oggetti. Se la sua essenza di disegnatore lo spinge a cogliere l’esattezza dei dettagli, la sua individualità creativa partorisce un universo totalmente nuovo e surreale, talvolta soave e lusinghiero, talvolta inquietante e aggressivo. Antiche costruzioni decontestualizzate, ammassate, che si sorreggono a vicenda, sono le protagoniste privilegiate delle opere di Luis. Non vi sono persone in questi scenari, soltanto case che vogliono rimanere in piedi, che tentano di burlare il trascorrere implacabile e accelerato degli anni. Case vive, case-isole che paiono protendere verso il cielo in una presunta incoerenza dove si mescolano potenti dosi di energia e di fragilità. I disegni riescono a strappare al loro apparente mutismo le strutture architettoniche, concedendo loro una voce propria forte fino al clamore. Talvolta, la nostalgia scaturisce in queste opere, ma in forma di docile malinconia che non soffoca né permane. La resistenza, la forza e la speranza vengono pure a chiedere posto nei limiti del disegno ed è allora che ci sentiamo a nostro agio perché, in quella mescolanza di sensazioni, iniziamo a trovare forti connessioni con le complessità insite nella nostra esistenza. I toni ocra, il bianco e il nero, le linee offuscate e gli ambienti nebulosi generano nell’osservatore l’impressione di sperimentare un sogno; una specie di déjà vu dove tante cose ci risultano familiari pur essendo rimaste fuori da ogni tempo e luogo. Allora vorremmo trovare in ogni immagine la città a cui appartengono quelle case, quei balconi, quelle colonne o cornici che conosciamo, ma c’è stato un cambiamento: qualcosa è cambiato! Repentinamente ci troviamo in un non-luogo fatto di ricordi che si accumulano e si annullano fino a sparire. Davanti alle opere di Luis Israel capiamo che la città non è più un’entità isolata, che pure si rattrista ed è capace di ricomporsi con un poco de cal y de ternura (un pò di calce e tenerezza) , che lotta, sogna e vive…Che non è più un miscuglio di pietre, ferri e lampioni, diventando davvero lo specchio di noi stessi.
ÚLTIMOS DÍAS DE UNA CASA No sé por qué se ha hecho desde hace tantos días este extraño silencio: silencio sin perfiles, sin aristas, que me penetra como un agua sorda. Como marea en vilo por la luna, el silencio me cubre lentamente. Me siento sumergida en él, pegada su baba a mis paredes; y nada puedo hacer para arrancármelo, para salir a flote y respirar de nuevo el aire vivo, lleno de sol, de polen, de zumbidos. Nadie puede decir que he sido yo una casa silenciosa; por el contrario, a muchos muchas veces rasgué la seda pálida del sueño -el nocturno capullo en que se envuelven-, con mi piano crecido en la alta noche, las risas y los cantos de los jóvenes y aquella efervescencia de la vida que ha borbotado siempre en mis ventanas como en los ojos de las mujeres enamoradas.
Non so perché si è fatto da così tanti giorni questo strano silenzio: silenzio senza profili né spigoli, che mi penetra come un’acqua sorda. Come marea sospesa dalla luna, il silenzio mi copre lentamente. Mi ci sento sommersa, incollata la sua bava alle pareti; e nulla posso fare per strapparmelo, per venirmene a galla e respirare di nuovo l’aria viva, piena di sole, di ronzii, di polline. Nessuno potrà dire che sia stata una casa silenziosa; al contrario, a molti molte volte strappai la seta pallida del sonno – il notturno bocciolo in cui s’avvolgono –, con il mio piano nato nel cuore della notte, le risate e i canti dei giovani e quell’effervescenza della vita che ha gorgogliato sempre nelle mie finestre come negli occhi delle donne innamorate. 12
No me han faltado, claro está, días en blanco. Sí, días sin palabras que decir en que hasta el leve roce de una hoja pudo sonar mil veces aumentado con una resonancia de tambores. Pero el silencio era distinto entonces: era un silencio con sabor humano. Quiero decir que provenía de “ellos”, los que dentro de mí partían el pan; de ellos o de algo suyo, como la propia ausencia, una ausencia cargada de regresos, porque pese a sus pies, yendo y viniendo, yo los sentía siempre unidos a mí por alguna cuerda invisible, íntimamente maternal, nutricia. Y es que el hombre, aunque no lo sepa, unido está a su casa poco menos que el molusco a su concha. No se quiebra esta unión sin que algo muera en la casa, en el hombre... O en los dos. Decía que he tenido también mis días silenciosos: era cuando los míos marchaban de viaje, y cuando no marcharon también... Aquel verano -¡cómo lo he recordado siempre!en que se nos murió la mayor de las niñas de difteria.
Non mi son mancati, certo, giorni in bianco. Sì, giorni senza parole da dire in cui persino il lieve fruscio di una foglia poté suonare mille volte accresciuto con una risonanza di tamburi. Ma il silenzio era distinto allora: era un silenzio con sapore umano. Voglio dire che proveniva da «loro», quelli che dentro di me dividevano il pane; da loro, o da qualcosa di loro, come la stessa assenza, un’assenza ricolma di ritorni, ché i loro piedi, pur andando e venendo, io li sentivo sempre uniti a me da qualche corda invisibile, intimamente materna, nutritiva. È che l’uomo, nonostante non lo sappia, è unito alla sua casa poco meno che il mollusco alla sua conchiglia. Non si spezza quest’unione senza che qualcosa muoia nella casa, nell’uomo… O in entrambi. Dicevo che ho avuto anche i miei giorni silenziosi: era quando i miei partivano per un viaggio, e pure quando non partirono… Quell’estate – come l’ho ricordato sempre! – in cui ci morì di difterite la maggiore delle bimbe. 14
Ya no se mueren niños de difteria; pero en mi tiempo -bien lo sé...algunos se morían todavía. Acaso Ana María fue la última, con su pelito rubio y aquel nido de ruiseñores lentamente desmigajado en su garganta... Esto pasó en mi tiempo; ya no pasa. Puedo hablar de mi tiempo melancólicamente, como las personas que empiezan a envejecer, pues en verdad soy ya una casa vieja. Soy una casa vieja, lo comprendo. Poco a poco -sumida en estuporhe visto desaparecer a casi todas mis hermanas, y en su lugar alzarse a las intrusas, poderosos los flancos, alta y desafiadora la cerviz. Una a una, a su turno, ellas me han ido rodeando a manera de ejército victorioso que invade los antiguos espacios de verdura, desencaja los árboles, las verjas, pisotea las flores. Es triste confesarlo, pero me siento ya su prisionera, extranjera en mi propio reino, desposeída de los bienes que siempre fueron míos. No hay para mí camino que no tropiece con sus muros; no hay cielo que sus muros no recorten. Haciendo de él, botín de guerra, las nuevas estructuras se han repartido mi paisaje: del sol apenas me dejaron una ración minúscula, y desde que llegara la primera puso en fuga la orquesta de los pájaros. Cuando me hicieron, yo veía el mar. Lo veía naturalmente, cerca de mí, como un amigo; y nos saludábamos todas las mañanas de Dios al salir juntos de la noche, que entonces era la única que conseguía poner entre él y yo su cuerpo alígero, palpitante de lunas y rocíos.
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Ora non muoiono più di difterite i bimbi; ma ai miei tempi – lo so bene… – qualcuno ne moriva ancora. Forse Ana María fu l’ultima, con i suoi capelli biondi e quel nido di usignoli lentamente sbriciolato nella sua gola… Questo accadde ai miei tempi; ora non accade più. Posso parlare dei miei tempi malinconicamente, come le persone che cominciano ad invecchiare, perché davvero sono ormai una casa vecchia. Sono una casa vecchia, lo comprendo. Poco a poco – immersa nello stupore – ho visto scomparire quasi tutte le mie sorelle, e al loro posto innalzarsi le intruse, poderosi i fianchi, alta e proterva la cervice. Una ad una, volta per volta, loro mi hanno circondato come un esercito vittorioso che invade gli antichi spazi di vegetazione, sradica gli alberi, le cancellate, calpesta i fiori. È triste confessarlo, ma mi sento ormai loro prigioniera, straniera nel mio stesso regno, spodestata dei beni che sono sempre stati miei. Non v’è per me cammino che non inciampi nei loro muri; non v’è cielo che i loro muri non ritaglino. Facendone bottino di guerra, le nuove strutture si sono spartite il mio paesaggio: del sole mi hanno lasciato appena una razione minuscola, e nel momento in cui arrivò la prima mise in fuga l’orchestra degli uccelli. Quando mi fecero, io vedevo il mare. Lo vedevo naturalmente, vicino a me, come un amico; e ci salutavamo tutte le sante mattine uscendo insieme dalla notte, che allora era l’unica che riusciva a porre fra lui e me il suo corpo aligero, palpitante di lune e di rugiade.
Y aun a través de ella, yo sabía adivinar el mar; puede decir que me lo respiraba en el relente azul, y que seguía teniéndolo, durmiendo al lado suyo como la esposa al lado del esposo. Ahora, hace ya mucho tiempo que he perdido también el mar. Perdí su compañía, su presencia, su olor, que era distinto al de las flores, y acaso percibía sólo yo. Perdí hasta su memoria. No recuerdo por dónde el sol se le ponía. No acierto si era malva o era púrpura el tinte de sus aguas vesperales, ni si alciones de plata le volaban sobre la cresta de sus olas... No recuerdo, no sé... Yo, que le deshojaba los crepúsculos, igual que pétalos de rosas. Tal vez el mar no exista ya tampoco. O lo hayan cambiado de lugar. O de sustancia. Y todo: el mar, el aire, los jardines, los pájaros, se haya vuelto también de piedra gris, de cemento sin nombre.
Eppure attraverso di lei io sapevo indovinare il mare; si può dire che me lo respiravo nella foschia blu e che continuavo a tenerlo, dormendo al suo lato come la sposa al lato dello sposo. Adesso, è già molto tempo che ho perduto pure il mare. Ho perduto la sua compagnia, la sua presenza, il suo odore, che era diverso da quello dei fiori, e forse percepivo solo io. Ho perduto perfino la sua memoria. Non ricordo da che parte gli tramontava il sole. Non indovino se era malva o era porpora la tinta delle sue acque vespertine, né se alcioni d’argento gli volavano sulla cresta delle onde… Non ricordo, non so… Io, che gli sfogliavo i crepuscoli, come petali di rose. Nemmeno il mare forse esiste più. O forse gli hanno cambiato luogo. O sostanza. E tutto: il mare, l’aria, i giardini, gli uccelli, è diventato di pietra grigia, di cemento senza nome. 18
Cemento perforado. El mundo se nos hace de cemento. Cemento perforado es una casa. Y el mundo es ya pequeño, sin que nadie lo entienda, para hombres que viven, sin embargo, en aquellos sus mínimos taladros, hechos con arte que se llama nueva, pero que yo olvidé de puro vieja, cuando la abeja fabricaba miel y el hormiguero, huérfano de sol, me horadaba el jardín. Ni aun para morirse espacio hay en esas casas nuevas; y si alguien muere, todos tienen prisa por sacarlo y llevarlo a otras mansiones labradas sólo para eso: acomodar los muertos de cada día. Tampoco nadie nace en ellas. No diré que el espacio ande por medio; mas lo cierto es que hay casas de nacer, al igual que recintos destinados a recibir la muerte colectiva. Esto me hace pensar con la nostalgia que le aprendí a los hombres mismos, que en lo adelante no se verá ninguna de nosotras -como se vieron tantas en mi épocacondecoradas con la noble tarja de mármol o de bronce, cáliz de nuestra voz diciendo al mundo que nos naciera allí un tribuno antiguo, un sabio con el alma y la barba de armiño, un héroe amado de los dioses. No fui yo ciertamente de aquellas que alcanzaron tal honor, porque las gentes que yo vi nacer en verdad fueron siempre demasiado felices; y ya se sabe, no es posible serlo tanto y ser también otras hermosas cosas.
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Cemento perforato. Il mondo ci diventa di cemento. Cemento perforato è una casa. E il mondo è ormai piccolo, e nessuno lo capisce, per uomini che vivono, invece, in quelle sue minime perforazioni, fatte con arte che si chiama nuova, ma che io ho dimenticato, da quant’è vecchia, quando l’ape fabbricava miele e il formicaio, orfano di sole, mi bucherellava il giardino. Nemmeno per morire c’è spazio in queste case nuove; e se qualcuno muore, tutti s’affrettano a toglierlo e portarlo ad altre dimore edificate solo per questo: accomodare i morti quotidiani. Nemmeno vi si nasce più. Non direi che sia questione di spazio; ma di certo ci sono case per nascere, come recinti destinati a ricevere la morte collettiva. Questo mi fa pensare con la nostalgia che ho appreso dagli uomini stessi, che d’ora in poi non si vedrà nessuna di noi – come se ne videro tante nella mia epoca – insignite della nobile targa di marmo o di bronzo, calice della nostra voce che dice al mondo che vi nacque un tribuno antico, un saggio con l’anima e la barba d’ermellino, un eroe amato dagli dei. Non fui io certamente tra quelle che raggiunsero un tale onore, perché le genti che vidi nascere in verità furono sempre troppo felici; e, come si sa, non è possibile esserlo tanto ed essere pure altre belle cose.
Sin embargo, recuerdo que cuando sucedió lo de la niña, el padre se escondía para llorar y escribir versos... Serían versos sin rigor de talla, cuajados sólo para darle caminos a la pena... Por cierto que la otra mañana, cuando sacaron el bargueño grande, volcando las gavetas por el suelo, me pareció verlos volar con las facturas viejas y los retratos de parientes desconocidos y difuntos. Me pareció. No estoy segura. Y pienso ahora, porque es de pensar, en esa extraña fuga de los muebles: el sofá de los novios, el piano de la abuela y el gran espejo con dorado marco donde los viejos se miraron jóvenes, guardando todavía sus imágenes bajo un formol de luces melancólicas.
Tuttavia, ricordo che quando accadde il fatto della bimba, il padre si nascondeva per piangere e scrivere versi… Saranno stati versi poco cesellati, forgiati solo per dare sfogo alla pena… A proposito, una mattina, quando portarono via la credenza grande, rovesciando i cassetti al suolo, mi parve di vederli volare con le fatture vecchie e i ritratti di parenti sconosciuti e defunti. Mi parve. Non ne sono sicura. E penso adesso, perché bisogna pensarlo, a quella strana fuga dei mobili: il sofà degli sposi, il piano della nonna e il grande specchio con cornice dorata dove i vecchi si guardarono giovani, che conserva ancora le loro immagini in una formalina di luci malinconiche. 22
No ha sido simplemente un trasiego de muebles. Otras veces también se los llevaron -nunca el piano, el espejo-, pero era sólo por cambiar aquéllos por otros más modernos y lujosos. Ahora han sido todos arrasados de sus huecos, los huecos donde algunos habían echado ya raíces... Y digo esto por lo que dolieron los últimos tirones; y por las manchas como sajaduras que dejaron en suelo y en paredes. Son manchas que persisten y afectan vagamente las formas desaparecidas, y me quedan igual que cicatrices regadas por el cuerpo. Todo esto es muy raro. Cae la noche y yo empiezo a sentir no sé qué miedo: miedo de este silencio, de esta calma, de estos papeles viejos que la brisa remueve vanamente en el jardín. Otro día ha pasado y nadie se me acerca. Me siento ya una casa enferma, una casa leprosa. Es necesario que alguien venga a recoger los mangos que se caen en el patio y se pierden sin que nadie les tiente la dulzura. Es necesario que alguien venga a cerrar la ventana del comedor, que se ha quedado abierta, y anoche entraron los murciélagos... Es necesario que alguien venga a ordenar, a gritar, a cualquier cosa. ¡Con tanta gente que ha vivido en mí, y que de pronto se me vayan todos! Comprenderán que tengo que decir palabras insensatas. Es algo que no entiendo todavía, como no entiende nadie una injusticia que, más que de los hombres, fuera injusticia del destino. Que pase una la vida guareciendo los sueños de esos hombres, prestándoles calor, aliento, abrigo; que sea una la piedra de fundar posteridad, familia, y de verla crecer y levantarla, y ser al mismo tiempo cimiento, pedestal, arca de alianza... Y luego no ser más que un cascarón vacío que se deja, una ropa sin cuerpo que se cae.
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Non è stato semplicemente un trasloco di mobili. Altre volte se li erano portati via - mai il piano, lo specchio -, ma era solamente per cambiarli con altri più moderni e lussuosi. Ora sono stati tutti divelti dai loro vani, gli spazi dove alcuni avevano già messo radici… E dico questo per quanto dolsero gli ultimi strappi; e per le macchie come incisioni che lasciarono sul suolo e sulle pareti. Sono macchie che persistono e riguardano vagamente le forme scomparse, e mi rimangono come cicatrici irrigate dal corpo. Tutto questo è molto strano. Scende la notte e io comincio a sentire una strana paura: paura di questo silenzio, di questa calma, di queste carte vecchie che la brezza muove vanamente nel giardino. Un altro giorno è trascorso e nessuno mi si avvicina. Mi sento ormai una casa malata, una casa lebbrosa. È necessario che qualcuno venga a raccogliere i manghi che cadono nel patio e si perdono senza che nessuno ne palpi la dolcezza. È necessario che qualcuno venga a chiudere la finestra della sala da pranzo, che è rimasta aperta, e stanotte sono entrati i pipistrelli… È necessario che qualcuno venga a metter ordine, a gridare, qualsiasi cosa. Con tutta la gente che ha vissuto in me e all’improvviso se ne vanno tutti! Comprenderete che devo dire parole insensate. È qualcosa che ancora non capisco, come non capisce nessuno un’ingiustizia che, più che degli uomini, è stata ingiustizia del destino. Che una casa trascorra la vita proteggendo i sogni degli uomini, offrendogli calore, fiato, riparo; che sia la pietra per fondare posterità, famiglia, e per vederla crescere e tirarla su, ed essere al contempo fondamenta, piedistallo, arca dell’alleanza… E poi non esser altro che un guscio vuoto che si butta, un vestito senza corpo che si sgonfia.
No he de caerme, no, que yo soy fuerte. En vano me embistieron los ciclones y me ha roído el tiempo hueso y carne, y la humedad me ha abierto úlceras verdes. Con un poco de cal yo me compongo: con un poco de cal y de ternura... De eso mismo sería, de mis adoleceres y remedios, de lo que hablaba mi señor la tarde última con aquellos otros que me medían muros, huerto, patio y hasta el solar de paz en que me siento. Y sin embargo, mal sabor de boca me dejaron los hombres medidores, y la mujer que vino luego poniendo precio a mi cancela; a ella le hubiera preguntado cuánto valían sus riñones y su lengua. No han vuelto más, pero tampoco ha vuelto nadie. El polvo me empaña los cristales y no me deja ver si alguien se acerca. El polvo es malo... Bien hacían las mujeres que conocí en aborrecerlo... Allá lejos la familiar campana de la iglesia aún me hace compañía, y en este mediodía, sin relojes, sin tiempo, acaban de sonar lentamente las tres...
Non cadrò, no, io sono forte. Invano m’investirono i cicloni e mi ha roso il tempo ossa e carne, e l’umidità mi ha aperto ulcere verdi. Con un po’ di calce mi sistemo: con un po’ di calce e di tenerezza… Proprio di questo, forse, dei miei difetti e dei rimedi, parlava il mio signore la sera ultima con quegli altri che mi misuravano i muri, l’orto, il patio e perfino il benedetto suolo su cui siedo. E tuttavia, amaro sapore in bocca mi hanno lasciato gli uomini misuratori, e la donna che è venuta poi a mettere il prezzo sul mio cancello; a lei avrei domandato quanto costavano i suoi reni e la sua lingua. Non sono più tornati, ma nemmeno è tornato nessuno. La polvere mi appanna i vetri e non mi lascia vedere se qualcuno s’avvicina. La polvere è brutta… Facevano bene le donne che conobbi ad odiarla… Di lontano la familiare campana della chiesa mi fa ancora compagnia, e in questo mezzogiorno, senza orologi, senza tempo, sono appena suonate lentamente le tre… 26
Las tres era la hora en que la madre se sentaba a coser con las muchachas y pasaban refrescos en bandejas; la hora del rosicler de las sandías, escarchado de azúcar y de nieve, y del sueño cosido a los holanes... Las tres era la hora en que... ¡La puerta! ¡La puerta que ha crujido abajo! ¡La están abriendo, sí!... La abrieron ya. Pisadas en tropel avanzan, suben... ¡Ellos han vuelto al fin! Yo lo sabía; yo no he dejado un día de esperarlos... ¡Ay frutas que granan en mis frutales! ¡Ay campana que suenas otra vez la hora de mi dicha! La hora de mi dicha no ha durado una hora siquiera. Ellos vinieron, sí... Ayer vinieron. Pero se fueron pronto. Buscaban algo que no hallaron. ¿Y qué se puede hallar en una casa vacía sino el ansia de no serlo más tiempo? ¿Y qué perdían ellos en mí que no fuera yo misma? Pero teniéndome, seguían buscando...
Le tre era l’ora in cui la madre si sedeva a cucire con le ragazze e passavano bibite in vassoi; l’ora rosata dei cocomeri, candita di zucchero e di neve, e del sonno cucito alle balze… Le tre era l’ora in cui… La porta! La porta che ha cigolato giù di sotto! La stanno aprendo, sì!... L’hanno già aperta. Una frotta di passi che avanzano, salgono… Sono tornati finalmente! Io lo sapevo; io non ho smesso un solo giorno di aspettarli… Ah, frutta che spunta nei miei frutteti! Ah, campana che suoni un’altra volta l’ora della mia fortuna! L’ora della mia fortuna non è durata nemmeno un’ora. Loro son venuti, sì… Ieri son venuti. Ma se ne sono andati presto. Cercavano qualcosa che non hanno trovato. E cosa si può trovare in una casa vuota se non l’ansia di non esserlo ancora? E che cosa perdevano loro in me che non fossi io stessa? Ma anche avendomi, continuavano a cercare… 28
Después, la más pequeña fue al jardín y me arrancó el rosal de enredadera; se lo llevó con ella no sé adónde. Mi dueño antes de irse, volvióse en el umbral para mirarme, y me miró pausada, largamente, como los hombres miran a sus muertos, a través de un cristal inexorable...
Poi, la più piccola è andata nel giardino e mi ha strappato il roseto rampicante; se l’è portato con sé non so dove. Il mio padrone, prima d’andarsene, si è voltato sulla soglia per guardarmi, e mi ha guardato lentamente, a lungo, come gli uomini guardano i loro morti, attraverso un cristallo inesorabile…
Pero no había entre él y yo cristal alguno ni yo estaba muerta, sino gozosa de sentir su aliento, el aprendido musgo de su mano. Y no entendía, porque me miraba con pañuelos de adioses contenidos, con anticipaciones de gusanos, con ojos de remordimiento.
Ma non c’era fra lui e me nessun cristallo né io ero morta, bensì felice di sentire il suo respiro, il conosciuto muschio della sua mano. Non capivo perché mi guardava con fazzoletti d’addii contenuti, con anticipazioni di cimitero, con occhi di rincrescimento.
Se fueron ya. Tal vez vuelvan mañana. Y tal vez a quedarse, como antes... Si la ausencia va en serio, si no vienen hasta mucho más tarde, se me va a hacer muy largo este verano, muy largo con la lluvia y los mosquitos y el aguafuerte de sus días ácidos. Pero por mucho que demoren, para diciembre al fin regresarán, porque la Nochebuena se pasa siempre en casa. El que nació sin casa ha hecho que nosotras, las buenas casas de la tierra, tengamos nuestra noche de gloria en esa noche; la noche suya es, pues, la noche nuestra: nocturno de belenes y alfajores, villancico de anémonas, cantar de la inocencia recuperada...
Ormai se ne sono andati. Forse torneranno domani. E forse per rimanere, come prima… Se l’assenza è proprio seria, se vengono solo molto più tardi, mi diventerà molto lunga questa estate, molto lunga con la pioggia e le zanzare e l’acquaforte dei suoi giorni acidi. Ma per quanto ritardino, per dicembre alla fine ritorneranno, perché il Natale si trascorre sempre a casa. Colui che è nato senza casa ha fatto che noi, le buone case della terra, abbiamo la nostra notte di gloria in quella notte; la notte sua è, insomma, la notte nostra: notturno di presepi e leccornie, cori di natale d’anemoni, canto dell’innocenza recuperata…
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De esperarla se alegra el corazón, y de esperar en ella lo que espera. De Nochebuenas creo que podría ensartarme yo un rosario como el de las abuelas reunidas al amor de mis veladas, y como ellas, repasar sus cuentas en estos días tristes, empezando por la primera en que jugaron los recién casados, que estrenaban el hueco de mis alas a ser padres de todos los chiquillos de los alrededores... ¡Qué fiesta de patines y de aros, de pelotas azules y muñecas en cajas de cartón! ¡Y qué luz en las caras mal lavadas de los chiquillos, y en la de Él y la de Ella, adivinando, olfateando por el aire el suyo! Cuenta por cuenta, llegaría sin darme cuenta a la del año 1910, que fue muy triste, porque sobraban los juguetes y nos faltaba la pequeña... Así mismo: al revés de tantas veces, en que son los juguetes los que faltan; aunque en verdad los niños nunca sobren...
Aspettandola si rallegra il cuore, e aspettandoci da lei ciò che ci attende. Di Natali credo che potrei infilzarne un rosario come quello delle nonne riunite dall’affetto delle mie serate, e come loro, farne scorrere i grani in questi giorni tristi, cominciando dal primo in cui giocarono i novelli sposi, che sfoggiavano l’incavo delle mie ali per far da genitori a tutti i ragazzini dei dintorni… Che festa di pattini e anelli, di palloni azzurri e bambole in casse di cartone! E che luce nei visi mal lavati dei ragazzini, e in quello di Lui e di Lei, indovinando, annusando nell’aria il proprio! Grano dopo grano, sarei arrivata senza rendermi conto a quello dell’anno 1910, che fu molto triste, perché c’erano troppi giocattoli e ci mancava la piccola… Proprio così: al contrario di tante volte, in cui sono i giocattoli che mancano; anche se in verità i bimbi non son mai troppi… 32
¡Pero vinieron otros niños luego! Y los niños crecieron y trajeron más niños... Y la vida era así: un renuevo de vidas, una noria de ilusiones. Y yo era el círculo en que se movía, el cauce de su cálido fluir, la orilla cierta de sus aguas.
Ma vennero altri bimbi poi! E i bimbi crebbero e portarono altri bimbi… E la vita era così: un rinnovo di vite, una noria d’illusioni. E io ero il circolo in cui si muoveva, l’alveo del suo caldo fluire, la sponda certa delle sue acque.
Yo era... Pero yo soy todavía. En mi regazo caben siete hornadas más de hombres, siete cosechas, siete vendimias de sus inquietudes. Yo no me canso. Ellos sí se cansan. Yo soy toda a lo largo y a lo ancho.
Io ero… Ma io sono ancora. Nel mio grembo ci stanno altre sette sfornate di uomini, sette raccolti, sette vendemmie delle loro inquietudini. Io non mi stanco. Loro, sì, si stancano. E io sono tutt’una in lungo e in largo.
Mi vida entera puede pasar por el rosario, pues aunque ha sido ciertamente una vida muy larga, me fue dado vivirla sin premuras, hacerla fina como un hilo de agua. Y llegaría así a la Nochebuena del año que pasó. No fue de las mejores. Tal vez el vino se derramó en la mesa. O el salero... Tal vez esta tristeza, que pronto habría de ser el único sabor de mi sal y mi vino, ya estaba en cada uno sin saberlo, como en vientre de nube el agua por caer. Ahora la tristeza es sólo mía, al modo de un amor que no se comparte con nadie. Si era lluvia, cayó sobre mis lomos; si era nube, prendida está a mis huesos. Y no es preciso repetirlo mucho: por más que no conozca todavía su nombre ni su rostro, es la cosa más mía que he tenido -yo que he tenido tanto-... La tristeza. ¿Y de qué hablaba aquí? Resbalo en mis propios recuerdos... La memoria empieza a diluirse en las cosas recientes; y recental reacio a hierba nueva, se me apega con gozo a las sabrosas ubres del pasado.
La mia vita intera può passare per un rosario, perché anche se è stata certamente una vita molto lunga, mi è stato dato di viverla senza premure, farla sottile come un filo d’acqua. E sarebbe arrivato così il Natale dell’anno scorso. Non fu dei migliori. Forse il vino si rovesciò sulla tavola. O la saliera… Forse questa tristezza, che presto sarebbe stata l’unico sapore del mio sale e del mio vino, senza saperlo ormai era in ciascuno, come nel ventre della nube l’acqua che cadrà. Ora la tristezza è solo mia, alla maniera di un amore che non si divide con nessuno. Se era pioggia, è caduta sul mio dorso; se era nube, mi è entrata nelle ossa. E non occorre ripeterlo molto: per quanto non conosca ancora il suo nome né il suo volto, è la cosa più mia che abbia avuto - io che ho avuto tanto -… La tristezza. Ma di cosa stavo parlando? Scivolo nei miei stessi ricordi… La memoria comincia a diluirsi nelle cose recenti; e come un vitello da latte che non vuol brucare, mi si aggrappa con gioia alle gustose mammelle del passato. 34
Pero de todos modos, he de decir en este alto que hago en el camino de mi sangre, que esto que estoy contando no es un cuento; es una historia limpia, que es mi historia: es una vida honrada que he vivido, un estilo que el mundo va perdiendo.
Ma in ogni caso, devo dire in questa sosta che faccio nel cammino del mio sangue, che ciò che sto raccontando non è una favola; è una storia limpida, che è la mia storia: è una vita onorata che ho vissuto, uno stile che il mondo perde a poco a poco.
A perder y a ganar hecho está el mundo, y yo también cuando la vida quiera; pero lo que yo he sido, gane o pierda, es la piedra lanzada por el aire, que la misma mano que la lanzó no alcanza a detenerla, y sola ha de cortar el aire hasta que caiga.
Al mondo c’è chi vince e c’è chi perde, e anch’io quando sarà il momento; ma ciò che sono stata, che vinca o che perda, è la pietra lanciata in aria, che la stessa mano che la lanciò non riesce a fermare, e da sola dovrà tagliare l’aria fino a cadere.
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Lo que yo he sido está en el aire, como vuelo de piedra, si no alcancé a paloma. En el aire, que siendo nada, es vida de los hombres; y también en la Epístola que puede desposarlos ante Dios, y me ofrece de espejo a la casada por mi clausura de ciprés y nardo.
Ciò che sono stata è nell’aria, come volo di pietra, se non potei esser colomba. Nell’aria, che pur essendo nulla, è vita degli uomini; e anche nell’Epistola che può sposarli innanzi a Dio, e mi offre quale specchio alla sposa per la mia clausura di cipresso e nardo.
La Casa, soy la Casa. Más que piedra y vallado, más que sombra y que tierra, más que techo y que muro, porque soy todo eso, y soy con alma. Decir tanto no pueden ni los hombres flojos de cuerpo, bien que imaginen ellos que el alma es patrimonio particular de su heredad. Será como ellos dicen; pero la mía es mía sola. Y, sin embargo, pienso ahora que ella tal vez me vino de ellos mismos, por haberme y vivirme tanto tiempo, o por estar yo siempre tan cerca de sus almas. Tal vez yo tenga un alma por contagio. Y entonces, digo yo: ¿Será posible que no sientan los hombres el alma que me han dado? ¿Que no la reconozcan junto a ella, que no vuelvan el rostro si los llama, y siendo cosa suya les sea cosa ajena? Amanecemos otra vez. Un día nuevo, que será igual que todos. O no será, tal vez... La vida es siempre puerta cerrada tercamente a nuestra angustia.
La Casa, sono la Casa. Più che pietra e palizzata, più che ombra e terra, più che tetto e muro, perché sono tutto questo, e lo sono con anima. Dire tanto non possono nemmeno gli uomini deboli di corpo, benché immaginino che l’anima è patrimonio privato della loro eredità. Sarà come dicono loro; ma la mia è mia soltanto. E, tuttavia, penso adesso che lei forse mi è venuta proprio da loro, per avermi avuto e vissuto tanto tempo, o per esser stata io sempre così vicina alle loro anime. Forse ho un’anima per contagio. E allora, dico io: sarà possibile che non sentano gli uomini l’anima che mi hanno dato? Che non la riconoscano insieme a lei, che non volgano il viso se li chiama, e pur essendo cosa loro gli sia cosa estranea? È mattina un’altra volta. Un giorno nuovo, che sarà uguale a tutti. O non sarà, forse... La vita è sempre porta chiusa ostinatamente alla nostra angustia. 38
Día nuevo. Hombres nuevos se me acercan. La calle tiene olor de madrugada, que es un olor antiguo de neblina, y mujeres colando café por las ventanas; un olor de humo fresco que viene de cocinas y de fábricas. Es un olor antiguo, y sin embargo, se me ha hecho de pronto duro, ajeno.
Nuovo giorno. Nuovi uomini mi si avvicinano. La strada ha profumo di aurora, che è un odore antico di foschia, e donne che filtrano il caffè alle finestre; un odore di fumo fresco che viene dalle cucine e dalle fabbriche. È un odore antico, e tuttavia mi è diventato all’improvviso duro, estraneo.
Súbitamente se ha esparcido por mi jardín, venida de no sé dónde, una extraña y espesa nube de hombres. Y todos burbujean como hormigas, y todos son como una sola mancha sobre el trémulo verde... ¿Qué quieren esos hombres con sus torsos desnudos y sus picas en alto? El más joven ya viene a mí... Alcanzo a ver sus ojos azules e inocentes, que así, de lejos, se me han parecido a los de nuestra Ana María, ya tan lejanamente muerta... Y no sé por qué vuelvo a recordarla ahora. Bueno, será por esos ojos, que me miran más cerca ya, más fijos... Ojos de un hombre como los demás, que, sin embargo, puede ser en cualquier instante el instrumento del destino. Está ya frente a mí. Una canción le juega entre los labios; con el brazo velludo enjúgase el sudor de la frente. Suspira...
Repentinamente si è sparso nel mio giardino, venuta da non so dove, una stana e spessa nube di uomini. E tutti borbogliano come formiche, e tutti sono come un’unica macchia sopra il tremulo verde... Che cosa vogliono quegli uomini con i loro torsi nudi e i loro picconi in alto? Il più giovane ormai è qui da me... Riesco a vedere i suoi occhi azzurri e innocenti, che così, da lontano, mi son sembrati quelli della nostra Ana María, ormai così lontanamente morta... E non so perché torno a ricordarla ora. Be’, sarà per quegli occhi, che mi guardano più vicino ormai, più fissi... Occhi di un uomo come gli altri, che, tuttavia, può essere in qualsiasi momento lo strumento del destino. Ormai mi è di fronte. Una canzone gli gioca fra le labbra; con il braccio villoso si asciuga il sudore dalla fronte. Sospira... 40
La mañana es tan dulce, el mundo todo tan hermoso, que quisiera decírselo a este hombre; decirle que un minuto se volviera a ver lo que no ve por estarme mirando. Pero no, no me mira ya tampoco. No mira nada, blande el hierro... ¡Ay los ojos!...
La mattina è così dolce, il mondo tutto così bello, che vorrei dirglielo, a quest’uomo; che per un minuto si volgesse a vedere quello che non vede perché mi sta guardando. Ma no, non mi guarda più ormai. Non guarda nulla, brandisce il ferro... Ah, gli occhi!...
He dormido y despierto... O no despierto y es todavía el sueño lacerante, la angustia sin orillas y la muerte a pedazos. He dormido y despiértome al revés, del otro lado de la pesadilla, donde la pesadilla es ya inmutable, inconmovible realidad. He dormido y despierto. ¿Quién despierta? Me siento despegada de mí misma, embebida por un espejo cóncavo y monstruoso. Me siento sin sentirme y sin saberme, entrañas removidas, desgonzado esqueleto, tundido el otro sueño que soñaba. Algo hormiguea sobre mí, algo me duele terriblemente, y no sé dónde. ¿Qué buitres picotean mi cabeza? ¿De qué fiera el colmillo que me clavan? ¿Qué pez luna se hunde en mi costado?
Ho dormito e mi risveglio... O non mi risveglio ed è ancora il sogno lacerante, l’angustia senza sponde e la morte a pezzi. Ho dormito e mi risveglio al contrario, dall’altra parte del sogno angoscioso, dove l’incubo è ormai immutabile, inalterabile realtà. Ho dormito e mi risveglio. Chi si risveglia? Mi sento staccata da me stessa, imbevuta in uno specchio concavo e mostruoso. Mi sento senza sentirmi e senza sapermi, viscere rimestate, scardinato scheletro, falciato l’altro sogno che sognavo. Qualcosa formicola sopra di me, qualcosa mi duole terribilmente, e non so dove. Quali avvoltoi beccano nella mia testa? Di quale fiera la zanna che mi conficcano? Quale pesce luna affonda nel mio costato? 42
¡Ahora es que trago la verdad de golpe! ¡Son los hombres, los hombres, los que me hieren con sus armas! Los hombres de quienes fui madre sin ley de sangre, esposa sin hartura de carne, hermana sin hermanos, hija sin rebeldía. Los hombres son y sólo ellos, los de mejor arcilla que la mía, cuya codicia pudo más que la necesidad de retenerme. Y fui vendida al fin, porque llegué a valer tanto en sus cuentas, que no valía nada en su ternura... Y si no valgo en ella, nada valgo... Y es hora de morir. (1958)
Adesso sì che comprendo la verità d’un tratto! Sono gli uomini, gli uomini, quelli che mi feriscono con le loro armi! Gli uomini di cui fui madre senza legge di sangue, sposa senza piacere della carne, sorella senza fratelli, figlia senza ribellione. Gli uomini sono, e loro soltanto, quelli di miglior argilla della mia, la cui cupidigia poté più che la necessità di trattenermi. E fui venduta alla fine, perché arrivai a valere tanto nei loro conti, che non valevo nulla nella loro tenerezza... E se non valgo in essa, nulla valgo... Ed è ora di morire. (1958) 44
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Luis Israel González Sosa Nació il 31/01/1980 en Sagua la Grande, Villa Clara, Cuba. Se diplomó en la Escuela Profesional de Arte “Samuel Feijó” de Santa Clara, 2003, con especialización en escultura./ Nato il 31/01/1980 a Sagua la Grande, Villa Clara, Cuba. Si è laureato presso la Scuola d’Arte Professionale “Samuel Feijó” di Santa Clara, 2003, specializzandosi in scultura.
Exposiciones personales: 2018 - Luc Belthier Galerie. París, Francia. 2016 - “Desarraigo” galería Wifredo Lam, Sagua la Grande, Cuba. 2015 - “Costruzioni. Giochi di equilibrio” a cura di Anna Lisa Ghirardi. B+R. Brescia. “I palazzi sospesi” a cura di Chiara Casarin. Campo San Fantin. Venezia. 2010 - “Le città sottili”, Santa Maria in Chiavica, Verona. Exposiciones colectivas: 2018 - ArtVerona Fair, ”Dreaming drawings” a cura di Anna Lisa Ghirardi e Giovanni Monzon. Palazzo Municipale, Salò. 2017 - ArtePadova Fair. 2016 - “Il senso del costruire – architettura e arti visive”. Isolo17 Gallery. A cura di Giovanni Iacometti. “Lo studiolo rinnovato. Costruire il senso – il senso del costruire”. Casa del Mantegna, Mantova. ArtVerona Fair. “That’s Cuba: l’arte cubana nel collezionismo internazionale” Galleria di Palazzo Tiepolo Salvadori, Venezia, Italy. 2015 - B.A.F Fair Bergamo. “Match. Critici a confronto” a cura di Chiara Casarin. Galleria Russo. Roma. 2014 - C.A.R. Fair. Essen. Germania. ArtVerona Fair Verona, Italia (fra i 10 finalisti del concorso Icona). OFF Fair Bruxelles. A.A.F. Milano. 2013 - “Las ciudades sutiles” Cine Yara, La Habana, Cuba. 2011 - Mostra sull’arte cubana, Levico, Trento. 2005 - Salone Wilfredo Lam, Sagua. 2003 - Salone Provinciale Expo, Santa Clara. 2002 - Salone Provinciale Expo, Santa Clara.
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OBRAS / OPERE “En la noche” 116 × 72 cm - Carboncillo sepia / tela - 2019 __________ p 12 “Vedado“ 116 × 67 cm - Carboncillo sepia / tela - 2019 __________ p 14 “La marea” 153 × 62 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 16 “Brecha” 116 × 72 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 18 “Desarraigo” 116 × 72 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 20 “Fugitivo y eterno” 116 × 72 cm - Carboncillo sepia / tela - 2019 __________ p 22 “Colonia” 153 × 62 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 24 “Fundación” 116 × 72 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 26 De la serie “Puentes” 69 × 69 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 28 De la serie “Puentes” 69 × 69 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 30 De la serie “Puentes” 69 × 69 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 32 “Legado” 116×72 cm - Carboncillo sepia / tela - 2019 __________ p 34 De la serie “Puentes” 116 × 72 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 36 “Cerca del mar” 135 × 119 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 38 De la serie “Puentes” 69 × 69 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 40 “Silencio” 116 × 72 cm - Carboncillo sepia / tela - 2019 __________ p 42 De la serie “Puentes” 69 × 69 cm - Carboncillo /tela - 2019 __________ p 44 De la serie “Puentes” 69 × 69 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 46 De la serie “Puentes” 69 × 69 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 47 “S/T” 180 × 120 cm - Carboncillo / tela - 2019 __________ p 48
BIBLIOTECA
RUBÉN MARTINEZ VILLENA
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