Conexión Humana Boletín N° 6
Comunicación con adolescentes
¿Qué sucede con los adolescentes? La adolescencia es un periodo de la vida que atraviesa por numerables cambios tanto físicos como emocionales, donde, además, se modifica la forma de pensar, de comprender la realidad y de interactuar con ella; transformando de igual manera la percepción que se tiene de sí mismo y de sus relaciones interpersonales, incluyendo las que sostiene con los miembros de su familia. Es una etapa que implica variaciones no solo para los jóvenes, sino también para sus padres debido a que afrontan nuevos desafíos, que tienen efectos en los estilos de vida, las relaciones y los proyectos de vida. Si bien, todos los seres humanos atraviesan por esta etapa, no todos la vivencian de la misma manera; sin embargo, en la adolescencia, todos están expuestos a experimentar una serie de conflictos que son normales, en la medida que intentan formar su propia identidad y se enfrentan a diferentes circunstancias para las que no se está preparado. Es aquí donde los adultos que acompañan la formación, deben mantener una actitud orientadora, atenta, madura y comprensiva para mejorar la comunicación con los adolescentes y poder apoyarlos cuando lo necesiten. Estrategias para mejorar la relación con los adolescentes, a ser contemplada tanto por los jóvenes, como por sus padres y cuidadores: 1. La comunicación es la base para tener una buena relación: tener la posibilidad de hablar no es sinónimo de comunicarse adecuadamente. Saber escuchar, no juzgar a la ligera, hacerse
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entender, ser amables, buscar información, trascender la queja y evaluar las situaciones para proponer soluciones; son elementos claves para que se genere una verdadera comunicación, respeto y entendimiento entre las partes. La forma en que cada quien se dirige a los demás, condiciona directamente la manera como ellos responden. 2. Ser coherentes en lo que se solicita y lo que se ofrece: cuando como adultos que educan a personas en proceso de formación no hay claridad de lo que se quiere alcanzar con ellos, los valores que deben imperar, las reglas del hogar, la manera en que se toman decisiones, cómo se solucionan los problemas, el establecimiento de prioridades, el uso de tiempo y existen contradicciones entre lo que se dice y se hace; es difícil que los niños, niñas y adolescentes entiendan lo que se espera realmente de ellos y actúen coherentemente. Si el hogar presenta claridad, estructura y comunicación será mucho más sencillo direccionar las actitudes y comportamientos de los menores en términos de coherencia entre sus palabras y hechos. 3. Aprender y enseñar a ser tolerantes: en la etapa de la adolescencia tanto los padres como los mismos adolescentes se encuentran en un proceso en el cual deben aprender a respetar la opinión del otro, viendo en las diferencias una oportunidad para crear nuevas estrategias que ayuden a solucionar conflictos y no a crear uno nuevo. 4. Cultivar confianza: tener una relación de confianza entre padres e hijos no se trata de despojarse del rol de padre para convertirse en el mejor amigo; sino de acompañar, comprender y aconsejar. Esto desde el establecimiento de límites claros y siendo honestos con ellos en los temas que les competen, según su nivel de entendimiento. Lo que se busca, es ir infundiendo una visión de futuro que se construye
en el presente, a través de una reflexión permanente sobre la utilidad de cada acción y como la experiencia instruye. Esto les enseña a no mentir, diferenciar entre lo bueno y lo malo y aprender a expresar sus preocupaciones sin sentirse juzgados. 5. “De los errores se aprende”: si bien, siempre se quiere lo mejor y evitar el sufrimiento para sí mismo y los seres queridos, la realidad es que los tropiezos son inevitables y hay que afrontarlos como una oportunidad de aprendizaje que minimicen cada vez más los errores, ayuden a reconocer que todos los actos tienen consecuencias y que la calidad de vida depende de la calidad de las decisiones que se toman. 6. Prestar atención a la comunicación no verbal: para mejorar la relación, comprender y ayudar, es preciso tener en cuenta que no siempre las personas hablan de sus problemas. De hecho, en muchas ocasiones algunos creen que los demás no expresan nada, solo porque no lo nombran; pero no suele ser así, casi siempre hay señales que nos indican que algo pasa solo que hay que darse a la tarea de observar. Los adolescentes, al igual que los niños, muchas veces pueden manifestar sus miedos o angustias a través de comportamientos que, por ejemplo, pueden dar cuenta de irritabilidad, aislamiento o por medio manifestaciones fisiológicas como dolencias, palpitaciones, pérdida o aumento de apetito, dificultades para conciliar el sueño o por el contrario sentir la necesidad de querer dormir más. Referencia, libro: Boal Herranz R.M. (2016). A mis padres no les importo: Problemas de conducta en los adolescentes. San pablo.
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Créditos Dirección y contenidos Equipo de Conexión Humana Liceo Salazar y Herrera Corrección de estilo, revisión de contenidos y difusión. Alejandra Tobón Mesa Practicante de Comunicación Digital Marcela López García Líder de Comunicaciones y Mercadeo.
Diagramación y diseño Hamdy Álvarez Profesional en Diseño Gráfico
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