Conexión Humana Boletín N° 29
Ansiedad
Sentir emociones es algo cotidiano: Son una respuesta a lo que pasa en el entorno, a lo que pensamos o creemos. Algunas de estas emociones pueden ser molestas y preferiríamos no sentirlas, pero siempre debemos considerar que es gracias a ellas que generalmente nos disponemos a la acción y buscamos soluciones. La ansiedad es una emoción normal que experimentamos ante condiciones que representan algún tipo de peligro o adversidad, por ello, vale la pena señalar que no todos la sentimos necesariamente ante los mismos estímulos. Está muy asociada a la percepción que cada uno tiene de los recursos personales disponibles para superar los infortunios, y es así como la experiencia que vamos alcanzando en la medida que crecemos, la forma como otros nos han mostrado que se resuelven las dificultades, las redes de apoyo que tenemos y nuestra propia motivación y creatividad hacen la diferencia a la hora de solventar las circunstancias difíciles. Por todo esto, hay sucesos que en determinadas etapas de la vida hacen mucho más probable que se genere ansiedad; por ejemplo, es usual sentirla en la edad escolar frente a un examen. Del mismo modo, es esperable en la adolescencia ante la búsqueda de independencia e identidad, e incluso, ante determinados hechos sociales.
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Aunque la ansiedad puede ser reconocida como algo típico de las reacciones humanas, en algunas ocasiones esta se experimenta con una mayor intensidad y puede surgir con más frecuencia ante situaciones comunes, donde no debería aparecer. En estos casos, pasa de ser una respuesta adaptativa para convertirse en un problema que pone en juego nuestra funcionalidad, tranquilidad e impide el cumplimiento de las labores diarias, lo que nos lleva a la necesidad de recurrir a ayuda profesional. La ansiedad se expresa a través de nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y comportamientos. Los signos son observables en el cuerpo y pueden variar entre personas. Algunos de ellos son: Taquicardia, sudoración excesiva, palidez o rubor, respiración rápida, sensación de falta de aire, aparición de manchas rojas en la piel, disminución de temperatura en algunas partes del cuerpo como pies y manos, hormigueo, calambres, pérdida de fuerza muscular, temblores, desmayos, náuseas, diarrea, dolor abdominal, dolor de cabeza y dolor torácico. Los síntomas menos observables, pero no menos importantes, están relacionados con las ideas o pensamientos recurrentes que nos generan malestar y suelen ser “predictivos”. Como ejemplo: “No comprendo”, “no soy capaz”, “no voy a poder con esto”. También podemos presentar pesadillas recurrentes, fantasear que sucede aquello que nos genera angustia, sentir un temor intenso a perder
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el control de nosotros mismos, tener sensación de muerte o de irrealidad e incapacidad para razonar. Cómo diferenciar el miedo de la ansiedad En ocasiones confundimos la ansiedad con el miedo, debido a que ambas desencadenan similares manifestaciones físicas. Para diferenciarlas hay un factor clave: Mientras que el miedo se produce cuando nos encontramos en una situación de amenaza en el presente, la ansiedad se crea ante la posibilidad de un evento futuro del cual no creemos poder alcanzar un resultado favorable. ¿Qué hacer? Si identificamos en nosotros mismos o en otras personas varios de los anteriores signos o síntomas en un momento determinado, es prudente solicitar ayuda u ofrecer ayuda para buscar la regulación emocional. Con esta intensión podemos: • Buscar un lugar tranquilo y ventilado. • Reconocer qué cosas pueden incrementar la sensación de tranquilidad. • Regular la respiración para que sea pausada y profunda, inhalando lentamente el aire por la nariz y exhalando lentamente por la boca, procurando ser conscientes de cómo se llenan los pulmones de aire, sosteniéndolo durante tres segundos y exhalarlo
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lentamente por otros tres segundos. Repetimos el procedimiento hasta que sintamos mejoría. De la misma manera, podemos practicar en casa la técnica de relajación progresiva de Jacobson, que mediante la tensión y distención de los músculos genera un efecto relajante. Esta técnica se puede realizar en el momento que se presenta la ansiedad o en cualquier momento del día para mantener la calma. A continuación, les compartimos un enlace que explica su realización de manera detallada: https://www.youtube.com/watch?v=RbQ-_RZPPaE&t=4s
Cibergrafía: Amaro, F. (2017). Ansiedad (aspectos conceptuales) y Trastornos de Ansiedad en niños y adolescentes. Recuperado de: http://www.paidopsiquiatria.cat/archivos/Trastornos_Ansiedad_ 0_07-09_M2.pdf
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