UNIVERSIDAD YACAMBÚ VICERRECTORADO ACADÉMICO FACULTAD DE HUMANIDADES CARRERA-PROGRAMA PSICOLOGÍA CABUDARE, ESTADO LARA
EL DOLOR Y LAS EMOCIONES 08 DE NOVIEMBRE DE 2017 BARQUISIMETO, VENEZUELA
Ivanna Gonzalez Lucena HPS-171-00006V Fisiología y Conducta Sección: THF-033 EDO1D0V
7MA EDICIÓN DE LA REVISTA PSICOLOGÍA VENEZOLANA EN NUESTRA CASA DE ESTUDIO
El dolor —según la International Asociation for the Study of Pain (IASP)— es definido como una experiencia sensorial o emocional desagradable, asociada a daño tisular real o potencial, o bien descrita en términos de tal daño. El dolor es, por tanto, subjetivo y existe siempre que un paciente diga que algo le duele. La definición de la IASP destaca que el dolor está asociado a daño tisular o que se describe como producido por éste, pero evita decir claramente que el dolor esté producido por él mismo. Esto permite considerar que incluso en aquellas formas de dolor en las que no hay daño tisular que las ocasione, generalmente como consecuencia de lesiones neurológicas, los pacientes describen el dolor como si estuviera producido por una lesión periférica.
— El dolor tiene una alta prevalencia y un gran impacto individual, familiar, laboral, social y económico. — El 30% de la población refiere haber padecido dolor en los días previos. — El dolor aumenta con la edad, llegando al 42,6% de los mayores de 65 años. — El dolor crónico tiene una alta incidencia, de la tercera parte de la población que refiere haber tenido dolor, el 60,5% lo padecía desde hacía más de tres meses. — La población joven padece más dolor de cabeza. — La población mayor (> 65 años) padece más dolor en las extremidades inferiores.
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Respuesta Psicofisiológica El dolor es un fenómeno complejo, determinado por múltiples causas, resulta de la interacción de factores psicológicos, fisiológicos y socioculturales. Los problemas psicológicos relacionados con la percepción dolorosa son particularmente importantes en aquellos síndromes en los que se agregan componentes psíquicos relacionados con la personalidad del paciente. Hay autores que distinguen 2 modalidades de dolor: 1) dolor interoceptivo que es de origen endógeno o visceral, donde predomina el componente afectivo y la participación emocional 2) dolor exteroceptivo en el que el factor predominante es sensitivo y donde el componente emocional no es tan notorio.23-25 Muchos factores ambientales, genéticos y culturales pueden modificar la intensidad del dolor que perciben los diferentes individuos, apartándonos de la influencia que tengan en la vivencia dolorosa, los recuerdos de situaciones similares. Existen marcadas diferencias en cuanto a la actitud del individuo frente a la experiencia dolorosa. En algunas sociedades el dolor se soporta sin manifestaciones externas, como sucede con los espartanos, mientras que en otras se acostumbra a expresar públicamente que se está experimentando gran dolor. Una de las manifestaciones que se asocian con el dolor es la ansiedad, estado subjetivo en el que se producen cambios fisiológicos mediados por el sistema neurovegetativo, como taquicardia, sudación, entre otras. La ansiedad puede ser anticipadora ante determinado evento, o ser componente emocional de la experiencia dolorosa Se ha señalado que la personalidad del paciente puede afectar a la sensación dolorosa, es decir, lo que es sentido por el sujeto o su expresión de dolor (lo que comunica). Estudios realizados por diversos autores, relacionando el dolor y algunas dimensiones de la personalidad, manifiestan que pacientes con elevado índice de neuroticismo (inestabilidad) acompañan valoraciones importantes de dolor y que índices altos de extroversión aumentan las quejas acerca de este. Otros estudios relacionan el consumo de analgésicos posoperatorios a puntuaciones elevadas de neuroticismo en el preoperatorio El factor ansiedad es vísperas de una crisis dolorosa modifica la receptividad al dolor e influye sobre la intensidad con que lo experimenta el sujeto; por ejemplo, un soldado herido que se encuentra lejos del frente de batalla y para quien la guerra ha terminado aunque solo sea momentáneamente- resiste en mejores condiciones anímicas el dolor, que un paciente hospitalizado después de una intervención quirúrgica equivalente.
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Se han descrito casos de extensos traumatismos, como el de la amputación de un brazo en el campo de batalla según el relato de un soldado, que no se acompañó de dolor porque toda su atención estaba concentrada en cómo luchar y sobrevivir en el fragor de la batalla. El factor atención y el compromiso emocional son de importancia decisiva en la percepción dolorosa Participación de los sistemas nervioso central y vegetativo El sistema nervioso central cumple la función de relacionar el organismo con el mundo circundante mediante receptores específicos, centros de reflexión y vías eferentes que tienen relación con la movilización del cuerpo. El sistema nervioso vegetativo, en cambio, controla el mundo "interior", con todas las funciones viscerales, inconscientes a través del sistema simpático y parasimpático. Con el empleo del método de análisis matemático del ritmo cardíaco por medio del electrocardiograma se puede evaluar el estado funcional del organismo y de su equilibrio neurovegetativo. La actividad cardíaca es el último eslabón de los mecanismos neuroreflejos y neumohumorales, está relacionada orgánicamente con otros sistemas reguladores, que participan en la adaptación al medio exterior y por consiguiente, es dependiente de ellos. De aquí que se pueda admitir que por las variaciones en el "aparato de dirección" del nódulo sinusal, con una probabilidad conocida, se pueda juzgar acerca del carácter de la reorganización de los torrentes de información en el organismo en su conjunto.12,13 El análisis matemático del ritmo cardíaco, de esta manera, pertenece a los métodos indirectos de evaluación del estado funcional del organismo para la investigación de los procesos que transcurren al nivel de dirección de las reacciones fisiológicas. El dolor es un fenómeno de enorme complejidad, por cuanto se trata de un "sistema de alarma" que compromete a todo el organismo y en el que intervienen: el sistema nervioso periférico y central, el sistema nervioso vegetativo, el sistema endocrino, factores psicológicos que se refieren a la personalidad del sujeto que experimenta el dolor, factores históricos (experiencia previa), ambientales (círculo familiar) y circunstanciales (condiciones en que se experimenta el dolor).
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Receptores nerviosos o receptores nociceptivos, terminaciones libres de fibras nerviosas localizadas en tejido cutáneo, en articulaciones, en músculos y en las paredes de las vísceras que captan los estímulos dolorosos y los transforman en impulsos. Existen tres tipos: 1. Mecanorreceptores: estimulados por presión de la piel. 2. Termorreceptores: estimulados por temperaturas extremas. 3. Receptores polimodales: responden indistintamente a estímulos nociceptivos, mecánicos, térmicos y químicos. El «proceso del dolor» se inicia con la activación y sensibilización periférica donde tiene lugar la transducción por la cual un estímulo nociceptivo se transforma en impulso eléctrico. La fibra nerviosa estimulada inicia un impulso nervioso denominado potencial de acción que es conducido hasta la segunda neurona localizada en la asta dorsal de la médula, estamos hablando de la transmisión. En el proceso de modulación, en la asta dorsal de la médula, intervienen las proyecciones de las fibras periféricas y las fibras descendentes de centros superiores. La transmisión de los impulsos depende de la acción de los neurotransmisores. Por último, tiene lugar el reconocimiento por parte de los centros superiores del SNC (Sistema nervioso central) o integración
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Manifestaciones Fisiológicas y Psicológicas La sensación y la percepción constituyen procesos básicos por los cuales el sistema cognitivo interactúa con el mundo externo. Los límites entre sensación y percepción no están claros. Históricamente se han considerado como procesos diferentes; sin embargo, en la actualidad existe cierta tendencia, teórica y empírica, a integrarlos, entendiendo la sensopercepción como un proceso único. El proceso senso-perceptivo, interpretado como un todo, implica 2 fases esenciales: la sensorial, de carácter fisiológico, y la perceptiva, netamente psicológica. Cada una realiza funciones específicas por medio de las cuales el organismo logra una adecuada interacción y adaptación con el medio, estando sujeto a las influencias sociales e individuales Cuando el cerebro recibe la información sensorial la organiza, integra, procesa e interpreta; en otras palabras, asigna significado a las señales sensoriales. Así, por ejemplo, el sentido de la visión produce una imagen bidimensional del objeto en la retina, pero nosotros la percibimos tridimensional. De la misma forma, los nociceptores captarían la sensación de dolor y la percepción asignaría significado a dicha experiencia sensorial. En definitiva, lo percibido nunca es totalmente objetivo, cualquier información recibida está matizada por los factores subjetivos personales y sociales que hacen de la percepción en general, y de la percepción de dolor en particular, una respuesta subjetiva. De esta forma, podríamos explicar cómo una determinada experiencia sensorial de dolor puede ser percibida, incluso, como placentera; el masoquismo es un claro ejemplo de percepción subjetiva de la experiencia dolorosa.
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La sensación de dolor parece que no requiere de experiencia previa y aparece precozmente en el desarrollo ontogenético para cumplir una misión de advertencia de daño tisular (Anand y Craig, 1997). De hecho, los fetos humanos responden hormonalmente a estímulos dolorosos desarrollados en el útero, de forma similar a como lo hacen neonatos pretérmino o niños mayores (Giannakoulopoulos, Sepúlveda, Pourtis, Glover y Fisk, 1994). Sin embargo, cada individuo aprende la aplicación de este término a través de experiencias relacionadas con daños sufridos en las etapas tempranas de la vida (Merskey, 1991). La interpretación y el significado de la sensación de dolor se desarrollará con la experiencia a través de asociaciones positivas, negativas y contextuales. La exposición al dolor en las etapas iniciales de la vida transforma la naturaleza de la experiencia del dolor y su expresión más tarde, durante la infancia (Grunau, Whitfield, et al. 1994; Taddio, Goldbach, Ipp, Stevens y Koren, 1995; Gunnar, Porter, Wolf, Rigatusso y Larson, 1995). Así, por ejemplo, Johnson y Stevens encontraron que las respuestas comportamentales de un neonato pre término al dolor en su talón, fueron correlacionados con su experiencia previa a los eventos dolorosos entre las 28 y las 32 semanas de gestación (Johnson y Stevens 1996). Dado que, a través de la historia evolutiva de la persona, se va modulando el significado específico del dolor, las experiencias anteriores de dolor pueden condicionar la experiencia presente y dicho significado influye sobre su experiencia futura (Pilowsky, 1982; Carles Egea, 1989). En definitiva, en la experiencia dolorosa está implicada la atribución de significado de los hechos sensoriales desagradables.
Factores Psicológicos Implicados en la Experiencia de Dolor: El reconocimiento de que algunas personas sufren de un dolor persistente refractario al tratamiento médico estándar y que su discapacidad es, muy a menudo, superior a la que podría esperarse en función de la patología física identificada, ha llevado a los investigadores clínicos a examinar otros factores que pueden contribuir al problema, más allá de los meramente fisiológicos.
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Aspectos cognitivos-emocionales: interpretamos y evaluamos el dolor de acuerdo con nuestra experiencia y la vivida por otros. Como hemos especificado, dicha interpretación determinará nuestra percepción de dolor. Igualmente, los pensamientos y las emociones pueden influir directamente sobre las respuestas fisiológicas. Los pensamientos estresantes pueden conducir al dolor, aunque solamente en aquellas partes del cuerpo que ya son vulnerables. Aspectos emocionales: La ansiedad, como toda emoción, es un fenómeno psicológico que se expresa en síntomas físicos. La ansiedad y el dolor guardan una estrecha Aspectos conductuales: Algunos pacientes relación en un sentido bidireccional. En con dolor crónico sufren de lo que podría general, podemos decir que la ansiedad tipificarse como un fenómeno de dolor actúa sobre el dolor aprendido”, por el que el componente inicial de dolor, debido a algunos estímulos nociceptivos, recibió tal atención y refuerzo ambiental que la conducta de dolor emitida por el paciente se mantiene incluso después de que el daño tisular haya desaparecido. Las conductas de manifestación de dolor pueden, por lo tanto, aprenderse. Conducta de dolor respondiente: generalmente reflejas, elicitadas por estímulos antecedentes aversivos. Este tipo de conductas pueden condicionarse a través de procedimientos de condicionamiento clásico, de forma que cualquier estímulo sistemáticamente asociado con el estímulo aversivo puede llegar a elicitar respuestas similares.
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Trastornos provocados por el dolor Trastorno de síntomas somáticos El trastorno de síntomas somáticos (TSS) se presenta cuando una persona siente una ansiedad extrema a causa de síntomas físicos como el dolor o la fatiga. La persona tiene pensamientos, sensaciones y comportamientos intensos relacionados con los síntomas que interfieren con su vida diaria. Una persona con TSS no finge sus síntomas. El dolor y los demás problemas son reales. Pueden ser provocados por un padecimiento de salud. A menudo, no se puede encontrar una causa física. Sin embargo, el problema principal es la reacción extrema y los comportamientos relacionados con los síntomas. Causas El TSS generalmente comienza antes de los 30 años. Se presenta más frecuentemente en las mujeres que en los hombres. No está claro por qué algunas personas presentan esta afección. Ciertos factores pueden estar involucrados: Tener una personalidad o perspectivas negativas, ser más sensible física y emocionalmente al dolor y otras sensaciones, genética El TSS es similar al trastorno de ansiedad por enfermedad. Este sucede cuando una persona es excesivamente temerosa de enfermarse o presentar un padecimiento grave. La persona está plenamente convencida de que en algún punto se enfermará seriamente. Pero a diferencia del TSS, hay pocos síntomas reales o no los hay del todo.
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A menudo las personas que padecen problemas psicosomáticos no han logrado encontrar una causa orgánica a sus síntomas o tras realizar distintos tratamientos médicos éstos no mejoran. Incluso, hay ocasiones en que los fármacos les ayudan durante una temporada, pero entonces aparece un nuevo síntoma. Las personas que se encuentran en esta situación, frecuentemente, no creen tener un problema psicológico, y continúan acudiendo de médico en médico para encontrar una respuesta física. Sin embargo, cuando se indaga un poco en su rutina diaria, éstas personas tienden a darse cuenta de que hay algo en sus vidas que les crea malestar o ansiedad. No se trata de tener un trauma infantil ni nada por el estilo, simplemente, hay ocasiones en las que algo nos supera y no sabemos cómo hacerle frente o bien llevamos un ritmo de vida demasiado acelerado como para que nuestro cuerpo no se resienta. Además, ante un dolor o una molestia física, lo primero que tendemos a pensar es que padecemos alguna enfermedad física, sin embargo, la gran mayoría de las veces no es así. La salud no es el silencio del cuerpo, y no todos los síntomas o molestias son resultado de una enfermedad física.
Veamos cuales son las causas de nuestras molestias: De las molestias que sentimos a diario el 70% se deben a causas naturales. Entre éstas, encontramos las que puede provocar el propio funcionamiento del organismo cuando realizamos la digestión, cuando respiramos, o cuando sudamos. Incluso, los hábitos de vida poco saludables como la mala alimentación, malos hábitos de sueño o realizar poco ejercicio físico también pueden provocarnos malestar físico. Por último, el medio ambiente también influye en nuestro cuerpo; aquí encontramos factores como la contaminación, la humedad, el calor, el frío, hongos, etc. Sólo un 5% de nuestros dolores se deben a enfermedades físicas. Además, sólo un 10% de éstas son graves. Así que, de cada 1000 molestias sólo 4 se deben a enfermedades graves. Finalmente, un 25% de las molestias físicas que podemos sentir se deben a causas psicológicas. En este punto es donde se encuentran las enfermedades psicosomáticas. Veámoslas con más detalle. Por lo general, se tiende a pensar que las enfermedades psicológicas sólo causan tristeza, llanto, sentimientos de inferioridad y otros síntomas que no tienen que ver con el cuerpo, sin embargo, esta idea es errónea. Nuestras emociones influyen en nuestro cuerpo, al igual que éste influye en nuestras emociones. La ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas, provocando cambios en nuestro organismo, que nos hacen más sensibles al dolor e influyen en distintas enfermedades. Un ejemplo serían los estudios que relacionan el estrés con el cáncer. En este sentido, se ha demostrado que éste puede influir tanto en el origen como en el curso de la enfermedad. Del mismo modo, se ha demostrado que las personas que padecen depresión presentan una debilitación del sistema inmunológico o de defensa, con lo que pueden enfermar con más facilidad o bien les puede ser más difícil recuperarse de ciertas enfermedades.
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Veamos que síntomas pueden provocarla ansiedad o la depresión en algunos sistemas de nuestro organismo: En el sistema nervioso pueden provocar dolores de cabeza, mareos, vértigos, desmayos, hormigueos, parálisis musculares. En nuestros sentidos pueden llegar a provocarnos ceguera, visión doble, afonía…En el sistema circulatorio producen palpitaciones y taquicardias. En el sistema respiratorio pueden causar sensación de ahogo, dolor u opresión en el pecho, etc. En el sistema digestivo pueden producir sequedad de boca, sensación de atragantamiento, náuseas, vómitos, estreñimiento, diarrea, etc. En el sistema osteomuscular es común que Síntomas somáticos más frecuentes en las provoquen tensión muscular, dolor consultas médicas: muscular, cansancio, etc. Dolor de espalda, 71%Mareos, vértigos, 65%Dolor en extremidades, 60%Gases en el estómago, 52%Dificultad al respirar, 50%Palpitaciones, taquicardia, 49%Dolor en articulaciones, 45%Dolor en el pecho, 44%Náuseas Muchas enfermedades médicas están estrechamente relacionadas con el estrés. Entre ellas encontramos: la hipertensión, distintas enfermedades coronarias, el asma, la gripe, el cáncer, el híper y el hipotiroidismo, las úlceras de estómago, el síndrome del intestino irritable, Cefaleas, el dolor crónico, contracturas musculares, impotencia, etc. Tras observar que la depresión, la ansiedad y el estrés, entre otros, son factores que influyen tanto el origen, el mantenimiento y la evolución de distintas patologías físicas, es más fácil comprender la influencia de nuestra mente sobre nuestro cuerpo y el papel del psicólogo en nuestras molestias
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Las emociones: Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia.
La alegría es un estado emocional momentáneo y espontáneo. La alegría es considerada una emoción, o sea, una reacción física instintiva. A pesar de ser temporal, la alegría es necesaria como una forma de enfrentar la vida, como camino para alcanzar la felicidad. Una personalidad alegre o una persona alegre es aquella sonriente y risueña, o sea, que tiene tendencia a reírse. Según los estudios en psicología, la personalidad alegre o la capacidad de sentir alegría es una actitud importante para superar situaciones difíciles en la vida. Una persona feliz es aquella que se dice haber encontrado la felicidad. Como es un estado permanente, una persona infeliz puede sentir momentos de alegría y una persona alegre puede no saber lo que es la felicidad.
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La diferencia entre felicidad y alegría radica en su duración e importancia. La felicidad es un estado permanente, sinónimo de prosperidad o dicha. La alegría es un estado pasajero, sinónimo de júbilo, bienestar o gozo. La felicidad es un estado emocional que causa un efecto permanente y estable debido a la importancia personal que se entrega a las causas de dicha felicidad como, por ejemplo, una persona puede ser feliz por la familia que tiene y otra puede serlo al alcanzar una posición laboral deseada. La felicidad es un sentimiento que depende de la actitud que se tome en la vida para alcanzarla y de los objetivos de vida planteados por nuestras asociaciones mentales y nuestras experiencias personales.
Amor: Sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno. También conocido como sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común.
Ira es un término de origen latino que se refiere a la furia y la violencia La psicología recomienda exteriorizar la ira de alguna manera, para evitar que ésta devenga en enfermedad. Es importante señalar que existen diversas formas no violentas de canalizar un sentimiento negativo; actividades tan sanas como la práctica de algún deporte o tan enriquecedoras como el estudio de música y la ejecución de un instrumento representan algunas de las decisiones más adecuadas para convertir a la ira en algo positivo. En general, la ira se encuentra íntimamente ligada a la frustración, dado que surge como una combustión ante la imposibilidad de resolver algo. pág. 13
La ansiedad (del latín anxietas, 'angustia, aflicción') es una respuesta de anticipación involuntaria del organismo frente a estímulos que pueden ser externos o internos, tales como pensamientos, ideas, imágenes, etc., que son percibidos por el individuo como amenazantes y/o peligrosos,1 y se acompaña de un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de tensión. Se trata de una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza. El miedo y la ansiedad son parte de la vida. Puede sentirse ansioso antes de presentar una prueba o al caminar por una calle oscura. Este tipo de ansiedad es útil - puede permitirle estar más alerta o ser más cuidadoso. Suele terminar poco tiempo después de que salga de la situación que la provocó. Pero, para millones de personas en los Estados Unidos, la ansiedad no desaparece y empeora con el tiempo. Pueden sentir dolores en el pecho y tener pesadillas. Hasta pueden tener miedo de salir de sus casas.
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Del latín angustia (“angostura”, “dificultad ”), la angustia es la congoja o aflicción. Se trata de un estado afectivo que implica un cierto malestar psicológico, acompañado por cambios en el organismo (como temblores, taquicardia, sudoración excesiva o falta de aire). Es decir, es un estado de intranquilidad o inquietud muy intensas causado especialmente por algo desagradable o por la amenaza de una desgracia o un peligro.
El estrés y su salud El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso. Es la reacción de su cuerpo a un desafío o demanda. En pequeños episodios el estrés puede ser positivo, como cuando le ayuda a evitar el peligro o cumplir con una fecha límite. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo, puede dañar su salud. El estrés es un sentimiento normal. Hay dos tipos principales de estrés: Estrés agudo. Este es estrés a corto plazo que desaparece rápidamente. Puede sentirlo cuando presiona los frenos, pelea con su pareja o esquía en una pendiente. Esto le ayuda a controlar las situaciones peligrosas. También ocurre cuando hace algo nuevo o emocionante. Todas las personas sienten estrés agudo en algún momento u otro. 2. Estrés crónico. Este es el estrés que dura por un período de tiempo prolongado. Usted puede tener estrés crónico si tiene problemas de dinero, un matrimonio infeliz o problemas en el trabajo. Cualquier tipo de estrés que continúa por semanas o meses es estrés crónico. Puede acostumbrarse tanto al estrés crónico que no se de cuenta que es un problema. Si no encuentra maneras de controlar el estrés, este podría causar problemas de salud. 1.
Su cuerpo reacciona ante el estrés al liberar hormonas. Estas hormonas hacen que su cerebro esté más alerta, causar que sus músculos se tensionen y aumentar su pulso. A corto plazo, estas reacciones son buenas porque pueden ayudarle a manejar la situación que causa el estrés. Esta es la manera en que su cuerpo se protege a sí mismo. Cuando tiene estrés crónico, su cuerpo se mantiene alerta incluso cuando no hay peligro. Con el tiempo, esto le pone en riesgo de problemas de salud, incluyendo: ➢
Presión arterial alta
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Insuficiencia cardíaca
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Diabetes
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Obesidad
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Depresión o ansiedad
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Problemas de la piel, como acné o eczema ➢ Problemas menstruales
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