1
Barahúnda Política Por Juan Jacobo Cázares G. Jacobo_cazares@yahoo.com.mx www.jjcazares.es.tl Escuelas “patito”, grave problema Ayudan a combatir el problema de los “ninis” Frustran y defraudan a sus alumnos Urge crear marco legal para su regulación Los planteles educativos que no cumplen con las condiciones técnicas, de instalación, de personal y requisitos legales para operar;
conocidas
también
como
escuelas
“patito”,
están
extendiéndose como plaga alarmante a lo largo y ancho de nuestro país. Sólo en el caso del nivel universitario, cada año aparecen más de 2 mil programas de licenciatura, mismos que son revocados por las autoridades de la Secretaría de Educación Pública, porque en su mayoría, son planes sin calidad académica, La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha alertado a los padres de familia a tener cuidado al decidir dónde van a estudiar sus hijos, toda vez que en México, existen más de un millar de escuelas privadas de educación superior, pero sólo 74 comprueban su calidad académica. En la mayoría de los casos, ese tipo de escuelas sustentan su oferta educativa en áreas específicas, que tienen mucha demanda y
2 resultan altamente comerciales. Ofrecen carreras donde el costo de la
formación
del
alumno
requiere
de
baja
inversión,
fundamentalmente, porque no requiere de laboratorios para la práctica de cuestiones relacionadas con aspectos técnicos, química o física, fundamentalmente: contabilidad, administración, pedagogía y derecho. A lo que hay que sumar, que los programas de estudio son muy limitados,
por
lo
que
no
contemplan
diversos
temas
del
conocimiento humano, que son necesarios para una formación educativa óptima. Las escuelas “patito”, además no invierten en investigación y por lo tanto no pueden considerarse instituciones educativas serias y al no cumplir con los requisitos de una escuela formal, los egresados enfrentan problemas para continuar con sus estudios o para conseguir un empleo. A pesar de que ofrecen un excelente futuro a sus estudiantes, sobre todo a los que no lograron colocarse en alguna escuela pública, la verdad es que esas pseudoescuelas contribuyen a la saturación de algunas profesiones, como derecho o administración, carreras que tienen las más altas tasas de desempleo y de salarios bajos. Basta señalar que la carrera de administración, se ubica entre los 41 programas en situación crítica de empleo, de acuerdo con estudios oficiales que se han realizado. Las escuelas “patito” sólo pueden ofrecer frustración, formación de mala calidad, bajos salarios y desempleo a sus alumnos. Y sus alumnos, principalmente son el 90% de jóvenes que requieren un lugar para estudiar y que intentaron obtenerlo en las universidades
3 públicas sin lograrlo, ya que de cada 100 personas que se presentan a realizar el examen de ingreso, sólo 6 logran acceder a alguna universidad pública 6. En el caso de la UNAM, cada año se presentan a realizar examen de ingreso 60 mil personas y sólo alrededor de 6 mil logran ingresar; en el caso de la UAM, oferta 15 mil lugares, pero se presentan más de 80 mil a presentar el examen; el IPN examinó a casi cien mil jóvenes y sólo aceptó aproximadamente a 20 mil. Es decir el número de rechazados por las universidades públicas es muy grande y por ello, se ha convertido en un apetecible mercado para quienes invierten en escuelas informales. Las escuelas “patito” también proliferan por la gran facilidad que existe en México para iniciar un negocio de ese tipo. Basta con contar con instalaciones, la mayoría de las veces inadecuadas para funcionar como plantel educativo y dar de alta esa escuela ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. El interés de ese tipo de negocios es exclusivamente comercial, se llega al extremo de ofrecer, con un mes de clases y 25 mil pesos, un título de técnico o profesional, ya que se les ha olvidado a nuestros legisladores definir leyes que establezcan los requisitos físicos, técnicos, legales que debe tener una escuela particular y el contenido de los programas de estudio. Existe un vacío legal también en el castigo que se debe imponer a quienes elaboran programas académicos apócrifos y defrauden a sus alumnos. Además, alertar a la población sobre los riesgos que corren al recurrir a esas escuelas; y transparentar toda la información relacionada con esos negocios, cabe destacar, que la Procuraduría del Consumidor ya comienza a hacerlo, no así la
4 Secretaría de Educación Pública, quizá por esas escuelas, le permiten contener la demanda y presión social que ejercen los que buscan un espacio público para estudiar, ya que es una obligación Constitucional del Estado, y no lo encuentran. Esos negocios del sector educativo, están convertidos en un verdadero problema, porque desvinculan a sus programas de estudio y a sus alumnos del mercado laboral, donde la demanda es de profesionistas calificados y no de quienes siguieron programas obsoletos, que desconocen los requerimientos de conocimientos y destrezas que están siendo importantes en el mercado laboral. A corto plazo, la tarea urgente para el Estado, es la regulación de las escuelas “patito”, para sacarlas del mercado y evitar que sigan defraudando a la población, o bien, para dotarlas de los niveles mínimos de funcionamiento que exige la Secretaría de Educación Pública y funjan como centros educativos de formación de profesionistas aceptables. Hay que reconocer, en suma, que las escuelas “patito” cumplen una función social porque ayuda a reducir el número de “ninis” (jóvenes que ni estudian ni trabajan), a cambio de un sin número de irregularidades, que la SEP debe corregir. Murmullos Por descuido y abandono se les quemó la Estación hace tres años. Para lavarse las manos, como saben, la entregaron en custodia. Hoy, a punto de derrumbarse, podría convertirse en un alud, que se volverá escándalo dentro de la SHCP, que podría arrastrar a más
5 de uno de aquellos funcionarios listos, que llevan más de 15 años en el mismo negocio gubernamental. ¡Mucho cuidado!.