Relatos colectivos - Vol. II

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De Cuentistas, Poetas y Locos. Volumen II


De Cuentistas, Poetas y Locos. Volumen II

«De Cuentistas, Poetas y Locos» Volumen II

©2014 by: Autores Colectivos

Todos los derechos reservados. ©Primera Edición, Febrero del 2014. Diseño de Portada: Abraham Velasquez. (dibujo en tinta, con técnica de “garabateo”).


De Cuentistas, Poetas y Locos. Volumen II

Con relación a la portada, un agradecimiento a Abraham Velasquez, que aportó su talento y nos regaló esa bella imagen, la que inspiró a Viviana Condesa Morales, para escribir algunas letras alusivas a ella:

Me creaste con la punta de tú pluma, ideal, perfecta, a tú medida, me moldeas en cada una de tus letras, me hiciste tú mujer y tú poesía, sin reclamos, ni promesas incumplidas, con caricias transparentes y mil besos. Entre horas de simpleza y de agonía, en lo profundo de tus ojos me perdía, marcaste con tus trazos mi cintura, con tu boca me llevaste a la locura, escondida de la luz que amanecía, en secreto, simplemente te quería, cada noche, otra vez yo renacía, otra vez era la dueña de tus versos. Entre trazos, tintas y suspiros y en cada uno de tus versos y poesías. Condesa.


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“Sin jugar con la fantasía nunca ha nacido ningún trabajo creativo. La deuda que tenemos a la obra de la imaginación es incalculable”. Carl Jung

“La fantasía tiene fama de ser la loca de la casa”. José Ortega y Gasset


De Cuentistas, Poetas y Locos. Volumen II

PRESENTACIÓN: Es muy grato compartir con Ustedes una segunda compilación de trabajos realizados tanto de manera individual como los que se han forjado en esta pequeña comunidad; se siguen sumando talentos y plumas, se aprende de errores, tratamos de crecer como seres humanos y aportar algunas ideas. Dejar libre el pensamiento, mediante nuestras letras, no es sencillo, ni es tarea de una persona, es un esfuerzo colectivo de muchas mentes y sentimientos, que tan sólo desean liberar sus palabras e ideas, sin más afán que el compartirlas con quien lea estas páginas, no es deseo ni pretensión de ninguno de nosotros influir en nadie, simplemente exponer lo que somos, en una sola voz, que hoy, en su segunda entrega, llega a Ustedes de nuevo bajo la firma de:

Autores Colectivos.


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YO NO LEO.

Magalí Frutis.

Esta aportación de nuestra compañera, fue compartida con un éxito inusitado en la página principal del Club de los Libros Perdidos, es un honor que, a manera de prólogo, sea la que encabece este segundo trabajo, su aportación fue difundida en muchos rincones y páginas de redes sociales, no faltó quien se apropió de ella y quienes aún, adjudicaron su autoría a Sor Juana Inés de la Cruz, fue tan solo la manera de expresar sus razones para leer de una compañera muy querida por todos en esta comunidad, por eso, que mejor que exponer su sentir acerca de la lectura:


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Primera Parte. Trabajos individuales.


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CUANDO TE VI. Adán Magaña.

Yo era solo una persona más que deambulaba por el mundo, no tenía motivos especiales para tener sentimientos profundos.

Pero cuando te vi todos mis miedos se acabaron. El universo dio un vuelco, Cómo era que sin conocerte Ya existías en mis recuerdos.

Eras un impulso bello, que venía a mi mente como la añoranza de algo bello, como un deja vu recurrente.

Esa sensación era mi alegría, pero también era mi castigo, pues el tenerte era fugaz


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porque nunca te quedabas conmigo.

Esa noche de agosto, todos los cabos se ataron tu me sonreías con la mirada, todos mis miedos se acabaron.

Cuando te vi lo sabía, el por qué estaba en esta vida era para amar a tu corazón, era para que fueras mía.

Desde entonces la magia no acaba seguimos estando unidos a pesar de los problemas sin importar los altercados.

El amor existe en este mundo, cuando te vi supe que era cierto, está en besos, miradas, sonrisas y recuerdos, a veces un deja vu lo deja al descubierto...


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El diario de Balta Magaña. Adán Magaña. Junio 17 de 1990, 5:00 a.m. -Mi cumpleaños número 57 me siento muy contento, pero también un poco raro; es una sensación extraña como si algo de melancolía me invadiera al ver o sentir los detalles más cotidianos de mi vida. -Hoy será un día maravilloso soleado, atrás quedaran las noches de tormenta que alguna vez nublaron mi cielo, tengo una esposa maravillosa de la cual, el solo evocar su nombre me da una bocanada de buen ánimo "Esperanza", que nombre tan lindo tiene. -Es hora de levantarme escribo esto mientras ella prepara la comida que debemos llevarnos a nuestra jornada laboral, Enrique seguramente ya esta listo con los caballos, heredó la costumbre de madrugar de su madre; José y Adán les falta un rato más en cama van a la escuela hasta dentro de dos horas y mis reinas estarán listas para arreglarlos entonces. -Ahora que hago un recuento soy un hombre feliz con los problemas y las desavenencias de cualquier hombre, pero un hombre feliz, tengo 57 años y tengo 8 hijos fruto del amor, de las vueltas del camino y de la paciencia junto a Esperanza, ella eligió siempre los nombres, no por falta de iniciativa mía pero si ella los llevó en el vientre nueve meses, quién más que ella tiene derecho a eso; Marcelino, Mario, Enrique, Virginia, Irma, María Guadalupe, José y Adán, también están en mi recuerdo y en mi corazón aquel del que nunca tuvo tiempo de pensar en el nombre porque lo perdió por razones que solo Dios sabe y José Guadalupe quien falleció a los tres meses debido a un problema pulmonar; a Esperanza le costó demasiado tiempo superar eso, pero lo logró ahora lo evoca, lo veo en sus ojos, cada que llama a Lupe, creo que por eso decidió


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llamarla a ella así, es una forma de encontrar consuelo, soy en definitiva un hombre feliz. -En la tarde seguramente llamarán por teléfono para platicar y para felicitarme los hijos que ya no están en el hogar, a estos muchachos nunca se les olvida un cumpleaños. Junio 17 1990, 10:00 p.m. -Caray pues que sorpresas nos da la vida, aunque esta vez la sorpresa fue mayúscula, mis hijos me han dado el regalo más grande que un padre puede recibir: -Un abrazo, un beso y su opinión de mi en un papel escrito, jamás pensé que esos papeles, al leerlos me llenarían tanto el alma. -Me alisté y salí al patio para encontrarme con Enrique e irnos a nuestra labor diaria y para mi sorpresa estaban todos en el patio ya levantados y vestidos para desearme un feliz cumpleaños. Esperanza fue la primera en abrazarme y decirme al oído: -"Yo no lo pude escribir, pero sabes cuanto te quiero". -Enrique, con su papel que decía: -"Agradezco a Dios que además de padre, tengo también un amigo". -Irma: -"El que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija, por eso nosotros tenemos de las mejores con Usted." -Lupe: -"Gracias por ser mi papa". -José: -"Yo tengo el mejor papá del mundo". - Y Adán: -"No solo eres un hombre grande, también eres un gran hombre".


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-Los leí ya a la hora de comer, mientras estábamos labrando la tierra que nos da el sustento, lo hice hasta entonces porque en el momento que todo pasó me quedé con la impresión de estar en un sueño bonito. -Cuando regresamos a la casa, hubo una comida preparada en mi honor con mi familia, algunos vecinos, mis cuñadas y mi compadre Fidel. -En el camino, de la parcela a la casa, tardé más del doble del tiempo que regularmente hago, porque tuve muchas felicitaciones de vecinos, vivimos en un pueblo pequeño y nos conocemos todos. -Fue una celebración muy bonita y un gran día para mí, también me hablaron los muchachos que están allá, en California, y eso completó mi día, aunque no logro despegarme ese olorcito a melancolía que traigo impregnado desde la mañana, pero sin duda soy un hombre feliz. Julio 8 1990, 10:30 p.m. -He despertado con muchas ansias y un dolor apremiante en mi brazo izquierdo, estaba entumido y casi no lo podía mover, trate de ocultarle los síntomas a Esperanza porque no la quería preocupar, ella encendió la luz y me vio con una expresión de sorpresa y temor, tenía adolorido todo el lado izquierdo del cuerpo, conseguimos que un vecino nos llevara en su camioneta y fuimos a ver al Doctor del pueblo, en cuanto me examinó me mandó con un especialista a Morelia, -Me llevaron a diversos estudios, al final solo sacaron en claro algo: Tengo la presión alta y una enfermedad que tiene un nombre muy complicado, pero que hace que el corazón me este creciendo; otra, que hace que con condiciones adversas, un infarto pueda venir en cualquier momento, el doctor me dijo: -"Con una buena dieta, descanso y cuidados todavía puedes durar muchos años".


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-Esas palabras aún me resuenan en la cabeza, hasta ahora no había pensado en la muerte como algo inminente. Sin embargo le dije a Esperanza que no debe alertar a nadie, no tienen por qué saberlo, sería una carga para todos y no ayudaría en nada al proceso de mi enfermedad; me han cortado más de la mitad de las cosas que comía, será un reto difícil el adaptarse pero lucharé para lograrlo. Julio 30 1990, 11:00 p.m. -Sigo con el mismo dejo de tristeza, aunque la vida parece transcurrir normalmente, según lo predispuesto por los médicos, han habido muchos cambios radicales en mi vida y eso se nota, he perdido peso y mucha de la animosidad que me caracterizaba, ya he tenido tiempo de hablar con mis hijos en charlas disfrazadas, para decirles lo que siempre quise decirles, creo que este dejo de tristeza es el primer síntoma de que el final está cerca. -Sobre la enfermedad, Enrique e Irma también ahora ya lo saben. -A Lupe no quise decírselo, pues está embarazada y tal vez eso la pudiese afectar y los otros dos, están tal vez muy pequeños para entender la magnitud del asunto. Septiembre 10 1990, media noche. -Hoy ha sido uno de los días más maravillosos de mi vida lo he pasado con mis dos hijos menores y me divertí como un niño, como es la fiesta patronal de cada año, los llevé desde temprano a la feria, a ver todos los puestos y a comprar cosas; nos subimos a los caballitos, a la rueda de la fortuna y a cuanto juego hubo. -Mi felicidad es ver sus risas y sus rostros, también Esperanza estuvo con nosotros todo el día, como dije antes soy un hombre feliz, porque mi familia lo es.


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Septiembre 27 1990, 4:00 p.m. -Después de ir a ver al doctor, estoy de regreso en casa, me siento fatigado y un poco débil, los niños están aquí conmigo viendo la televisión, ellos siempre me reconfortan y se los digo, ha sido un día difícil pero ya pasará. mañana será otro día, veo a mis hijos y a mi mujer sentada junto a mi y pienso que soy un hombre feliz. Septiembre 28 1990, 2:45 p.m. Hora estipulada en el acta de defunción de Baltazar Magaña Magaña. Razón del deceso: Infarto de miocardio.


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EL MISTERIO DE BRAULIO Alejandra Osorio.

Estaba observando el cielo y ensimismado en sus pensamientos cuando fue interrumpido por los gritos de un hombre que pedía auxilio. Braulio se puso de pie y acudió al llamado de auxilio de aquel hombre que gritaba con desesperación.

Cuando encontró el lugar de donde provenían los gritos, vio con horror a un anciano tirado con la pierna visiblemente fracturada.

No tenía idea de cómo había ocurrido tal cosa, ya que no se veía objeto alguno con lo que hubiera tropezado o golpeado para una fractura expuesta.

- ¡No se mueva! Le dijo. - Voy a llamar una ambulancia de inmediato. - ¡No se vaya joven, no me deje sólo! – Replicó el viejo. - No tardaré mucho, regreso enseguida.

Braulio corrió a su casa a pedir una ambulancia. Cuando regresó los curiosos ya rodeaban al anciano.

- ¡Retírense, déjenlo respirar! –Suplicó. - La ambulancia no debe tardar ¿Cómo se llama? - Mi nombre es lo de menos muchacho ¡Gracias por apiadarte de este viejo! En el regreso, Braulio había traído consigo un vaso con agua, una manzana y un cojín.

Acomodó al hombre lo mejor que pudo, le dio de beber y la manzana. Mordisqueando la manzana el anciano le dijo: - En estos tiempos ya no se ven personas como tú.


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- Bueno sé muy bien lo que es necesitar y que nadie acuda a cubrir esa necesidad. Soy huérfano y la adversidad ayuda a comprender las necesidades ajenas.

Crecí en un orfanato del norte y escapé porque ya no aguantaba los abusos de Doña Toña ¡Crecer sin padres es una desgracia!

- ¡No siempre muchacho! Mi madre fue una prostituta y mi padre un alcohólico. Los abusos que tú recibiste de Doña Toña yo los recibí de mis propios padres y eso sí que es una desgracia.

El diálogo fue interrumpido por el ulular de la ambulancia que llegaba en ese instante. Mientras atendían al anciano, preguntaron si Braulio era familiar suyo.

No, contestó él. Escuché gritar a alguien y vine a ver lo que sucedía.

- ¿Usted llamó? - Sí, fui yo. Muy bien entonces su labor termina aquí. - ¿Cuál es su nombre señor? Preguntaron al anciano. - ¡No lo sé! Fue su contestación. - ¿Dónde vive? - Tampoco lo sé. - ¿Tiene familiares a quienes podamos llamar? - ¡Soy solo en el mundo! Replicó.

Braulio que seguía de pie escuchando el interrogatorio dijo. – Yo puedo acompañar al señor, si él me lo permite.

- ¡Ya te he dado muchas molestias muchacho, no es necesario! - ¡No es molestia! Me agrada su compañía y algo tenemos en común. Al menos podemos platicar de nuestras aventuras. - ¡Bueno, si insistes!


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Braulio de un brinco se sentó en la parte trasera de la ambulancia y dijo. – ¡Estoy listo!

Camino al hospital nadie pronuncio palabra, pareciera que cada quien sostenía un diálogo interno imposible de ser interrumpible.

En los pasillos del hospital, casi desierto, sólo se veía uno que otro doctor yendo y viniendo. Una que otra camilla con o sin paciente, y al final del corredor la puerta al quirófano.

- ¡Todo saldrá bien!, Dijo Braulio al anciano y se quedó parado viendo como se lo llevaban un par de enfermeras.

Miró a su alrededor y vio una sala de espera. Se sentó y ojeo una revista vieja y manoseada que estaba sobre la mesa de centro.

- ¡Pobre anciano! Se dijo para sus adentros, su vida debe haber sido muy dura y a veces yo me quejo. Pasaron algunas horas. Braulio estaba reflexionando sobre su vida, la del anciano y la de otras personas conocidas cuando salió un Doctor con un semblante indescriptible. Pareciera ser, que ese hombre no tenía sentimientos o al menos no se veía ningún tipo de ellos en su rostro, como su hubiera sido un robot. Casi sin gesticular le preguntó si era familiar del anciano de la pierna rota. Braulio contestó que no era su familiar pero que iba con él. - El anciano necesita rehabilitación y cuidados especiales, ya que no podrá mover la pierna por un buen tiempo y si no recibe las terapias necesarias, no volverá a caminar.

Dicho esto, el Doctor dio media vuelta y se alejó caminando con la misma inexpresión con la que se acercó.


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Braulio pensó. – No puedo abandonarlo ahora que más necesita de ayuda. Si así lo hiciera, sería como Doña Toña o sus padres. Le propondré que viva en mi casa, al menos hasta que se recupere y pueda seguir su camino. - ¡Buenos días! Dijo Braulio abriendo las cortinas de la habitación. ¿Qué tal durmió? ¿Le molesta mucho la operación? - ¡Ay muchacho no tienes idea de lo que es esto, ojalá nunca te rompas un hueso!

- Déjese de quejumbres y prepárese a tener el mejor desayuno de su vida. Braulio arrimó la charola diciendo – ¡No quiero sobras en el plato!

Cuando termine haremos los ejercicios para que vuelva a caminar y diciendo esto cerró la puerta tras de sí. El anciano con los ojos acuosos comenzó a comer, muy obediente, todo lo que estaba en el plato. Pasaron los días y entre ellos surgió un cariño como de padre e hijo. Sonreían a menudo y a veces lloraban por lo triste de sus vidas. Llegó el día en que el viejo se despidió de Braulio. Abrazándolo le dijo muy bajito – Creo saber quién es tu padre. Si llego a confirmar mis sospechas, muy pronto tendrás noticias mías.

- ¡Nunca me dijo su nombre señor! - ¡El nombre es lo de menos! Y se alejó despacito, despacito. Braulio se quedó parado mirándolo hasta que la silueta se perdió en el horizonte. Muchas cosas cruzaron por su cabeza y miles de preguntas asaltaban sus pensamientos. Entró a la casa y se tiró al sofá. Perdido en ese mar de dudas y preguntas se quedó dormido. Braulio tenía en las manos un mapa y le indicaba un lugar en su casa, pero no sabía lo que estaba buscando. Así que siguió el mapa y rompió la pared para sacar de ahí una caja que contenía una libreta. Estaba a punto de abrirla cuando despertó.


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- ¡Que sueño más extraño! Murmuró. Se levantó y se fue a cenar para después tomar un buen baño e irse a dormir. Esa noche no soñó, pero escuchó la voz del anciano que le decía que buscara. Braulio al despertar no recordaba nada, pero a lo largo del día la voz del anciano sonaba en su cabeza como en su sueño. - ¿Qué busque qué? Se preguntaba.

Finalmente vino a su cabeza de nuevo el sueño y llegando a su casa se dirigió a la parte de la casa que había soñado la tarde anterior.

Buscó un martillo y comenzó a pegarle a la pared, no tardó mucho en ceder.

Sorprendido quitaba los trozos de pared falsa que descubrían poco a poco el hueco. Fue por una linterna y agachado se asomó al fondo del hueco. En él había una talega y una libreta.

No salía de su asombro, en ese mismo sitio se sentó a leer lo que era el diario de un hombre. Conforme leía las lágrimas acudían a sus ojos. Perdió la noción del tiempo y se quedó dormido ahí mismo. El frío de la madrugada lo hizo reaccionar y pensó que seguía dormido y que todo era un sueño. Pero no, ahí estaba la libreta entre sus piernas y la talega a un lado del hueco. Tomó la libreta con una mano y con la otra la talega y se fue a sentar en el mismo sofá donde había tenido el sueño. Prendió la lamparita de noche y abrió por fin la talega.

Dentro había algunas monedas y un camafeo. Tomó el camafeo y despacito lo abrió. Vio la foto de dos personas; un hombre y una mujer. Al observar con detenimiento la foto del hombre se dio cuenta de que era el anciano. - ¡¡¡No puede ser!!! ¡Este hombre es mi abuelo! ¡Mis padres no me abandonaron, fueron asesinados cuando nací! ¡Pobre abuelo! No pudo hacer


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nada porque lo tenían preso creyendo que era un revolucionario! Ahora entiendo por qué llegué a sentir tanto amor por ese viejo. Ahora que conozco su nombre iré a buscarlo, seguramente lo conocerán por el rumbo en donde nació.

Los primeros rayos del sol iluminaron el pueblo donde Braulio vivía, salió a la terminal de autobuses sin prisa, pero a buen paso. Tomó el primer autobús al pueblo del abuelo y sentía su corazón latir de gozo, de ansia y alegría por saberse parte de alguien, de una familia. El autobús anuncio la llegada y Braulio sintió un vuelco en el estómago. Por primera vez, oficialmente abrazaría a su abuelo.

Fue preguntando casa por casa hasta que llegó a una humilde choza a orillas del pueblo. Llamó al abuelo por su nombre. Nadie acudió. Lo intentó de nuevo y esta vez se atrevió a abrir la puerta que estaba sin tranca.

- ¡Buenos días! Dijo en tono un poco elevado para que si alguien estaba distraído no se asustara. - ¡Buenos días! Contestó la voz débil de una mujer. - ¿Qué se le ofrece joven? - ¡Estoy buscando a mi abuelo! - ¿Mi esposo es tu abuelo? - ¡Si mi abuelo es su esposo, entonces usted es mi abuela! - ¡No tan rápido muchacho! Yo me casé con tu abuelo en segundas nupcias. Tu abuelo era viudo cuando yo lo conocí. - ¿Está aquí? - ¡No! Ven conmigo. Te llevaré con él. La mujer salió por la puerta trasera de la casa y se dirigió a un campo tupido de girasoles. ¡La vista era hermosa! - ¿Cómo te llamas muchacho? - ¡El nombre es lo de menos! Contestó Braulio sonriendo juguetón. Ella también sonrió. -¡Llegamos! -¡Pero aquí no hay nadie!


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- ¡Claro que hay! ¡Y muchos! En esta de acá es dónde está tu abuelo. Braulio la miró con interrogación. – ¿Pero cómo fue? ¿Cuándo? - Tu abuelo partió hace medio año y tus padres cuando acababas de nacer. ¡La revolución nos arrebató a muchos!

Braulio no salía de su asombro y ella entonces comprendió.

- Tu abuelo también me visita y es como si saliera físicamente de su tumba a pasear por sus lares. Han sido muchas emociones juntas para ti. Volveré a la casa para que puedas hablar con tus muertos.

La mujer comenzó a caminar despacito, despacito en dirección del soleado campo de girasoles. Braulio la miró hasta que su figura se perdió en el horizonte.


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LA PRESA. América Navarrete.

Hacía mucho calor y estábamos cansados, el recorrido había sido largo. Atravesar una barranca nunca ha sido tarea fácil y mucho menos la caminata entre pasto seco y arbustos. Sin embargo era muy divertido, toda una aventura a mis escasos diez años. Por fin, después de casi una hora de camino, llegamos. Nos sentamos a un lado de la famosísima presa llamada “Canotillo” y nos dispusimos a comer. Después del gran banquete (consistente en tortillas, jamón y queso) empezamos a platicar y a jugar, poco a poco los juegos empezaron a volverse muy bruscos hasta que le tocó al primero ser aventado a cuatro brazos desde una pequeña elevación del terreno al lado de la presa. Así nos fue tocando el turno a todos hasta que no quedó uno seco, ahora empezaban los juegos acuáticos, todos participaban y uno que otro aventado se iba nadando hasta el centro de la presa que, según decían, era profundo y en el fondo crecían unas hierbas largas que te jalaban de los pies hasta que te ahogabas. Todos lo sabíamos pero a nadie nos constaba, era una leyenda urbana, y, como toda leyenda, nos producía miedo, así es que pocos se aventuraban más allá de la orilla. De repente estuvimos acompañados; del otro lado de la presa estaba una señora con dos chiquillos como de 7 y 8 años. También estaban jugando y chapoteando en el agua. No les pusimos mucha atención hasta que uno de ellos llegó corriendo a decirle a un muchacho del grupo que si podía ir con él, que su mamá quería decirle algo. Como sucede en estos casos todos fuimos de chismosos. Al llegar con la señora nos señaló algo al centro de la presa y solo se veía una bola de pelos, la señora decía que era un perro muerto, que lo sacáramos, de lo contrario se descompondría ahí dentro y ya no podríamos nadar. Un par de muchachos, (los más aventados), se arrojaron al agua y comenzaron a nadar, todos estábamos al pendiente de la situación cuando vimos que no eran pelos de un perro sino la cabeza de un hombre. No lo podíamos creer sino hasta que llegaron a la orilla y dejaron el cadáver a nuestros pies.


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Era el cuerpo de un hombre de unos treinta y tantos años, medio hinchado, moreno, cabello oscuro, sin camiseta, con pants rojo y tres orificios de bala en la espalda. Les había costado trabajo sacarlo porque comprobaron que era verdad la leyenda y unas hierbas lo tenían amarrado de los pies, es por eso que solo se veía su cabello. Estábamos impactados, las chicas comenzamos a llorar y la señora se fue con sus niños. De inmediato alguien empezó a organizar; mandó un grupo de tres chavos a la colonia más cercana a llamar a la policía, mientras que el resto nos alejamos un poco para no seguir contemplando al infortunado. Todos estábamos mudos, nadie quería hablar, pero pasaba el tiempo y los muchachos no regresaban y era hora de volver. Seguimos esperando y los ánimos se fueron relajando, empezamos a jugar escondidas y luego burro castigado hasta que llegó la comitiva con un par de señores diciendo que no tardaban en llegar las autoridades. Como ya era tarde nos dispusimos a partir, y al ir pasando cada uno por el sitio donde yacía el cadáver no pudimos evitar echarle una última ojeada, seguramente varios soñaríamos con él por un par de semanas. Al día siguiente buscamos la gran noticia en el periódico, pero en varios no había nada, solo en uno apareció un pequeño recuadro:

"Se encontró el cuerpo de un hombre de entre 30 y 35 años, moreno, con tres orificios de bala, en pequeña presa de la Álvaro Obregón.” ¿Qué cosa, no?...


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PENSAMIENTOS. Angiee Leyva.

Hoy quiero descubrir contigo… Hoy quiero descubrir contigo El mundo que me he perdido, De viajar en ese coche, De besarnos en la noche, De cumplir mil fantasías, De viajar con la mochila, Descubrir un mundo nuevo,, Caminando, nadando o en vuelo, Hoy quiero descubrir contigo Del amor que me he perdido, De multiplicar las sonrisas, y las penas hacer trizas, Hoy quiero descubrir contigo, Al amante, al amigo, Al que en todo momento, Piensa con estar conmigo, Hoy quiero descubrir contigo Las caricias que me he perdido, Bajo el mantel de la mesa, El beso de adolescentes, Y las risas incoherentes, A descubrir sensaciones, A pensar en los millones, A realizar mil locuras, Amándonos sin cordura, Hoy, y sólo hoy, Quiero descubrir contigo, El mundo que me he perdido.


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Y si nunca más… Y si nunca más sonriera?, y si nunca más amara?, y quizás ya sin pensarlo, ni una lágrima llorara?, sería un cuerpo sin alma?, la mujer inanimada?, y si ya no trabajara?, y por todo me enfermara?, sería vida?, sería nada?, y si ya jamás bailara?, ni tampoco cocinara?, y de plano pa acabarla, de las letras me olvidara?, que sería?, sería NADA!!!, Pero Gracias a Diosito, soy mujer afortunada!!!, que ríe, que llora, que ama!!!, que canta, que baila, que escribe, que sueña, que trabaja, que cocina, que diseña, y si eso fuera poco, que está muy bien amada!!!...

Para salvarme… Para salvarme… necesito estar contigo, hacer de tus brazos mi abrigo, de tus besos mi alimento, y de tu amor mi sustento, de tus risas mi alegría, tu cercanía mi armonía, y tu mirada mi espejo… Para salvarme… necesito todo eso!!!,


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y caminar sin tropiezos, vivir en el embeleso, saboreando cada instante, cada uno de tus besos... Que tu sonrisa prolongue mis instantes de cordura, que tus miradas perduren en esta mente inmadura, que tus caricias sorprendan a este cuerpo pudoroso, que ha perdido poco a poco, el miedo a ser encontrado… Que al fin, al salvarme, me sepa contigo, en tus brazos, en tu abrigo, en tu regazo, escuchando ya tus risas, bailando con tus latidos, sintiendo ya tus caricias, de este amor que ya se asoma, sin miedo, libre, sin sombras, recorriendo ya el camino, juntando así, al fin, nuestro destino...

Vecino de cama… A ese vecino de cama, que siempre llega cansado, y se abraza de la almohada, que en sus noches de insomnio, me descubre la pijama, y que en sus noches frías, duras, me abraza de madrugada, A ese vecino de cama, que sueñe junto a la luna, que me despierte en el alba, que me cubra con estrellas, y siempre me bese en la cara. que duerma del lado derecho, que me cubra con su pecho,


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que me bese, que me abrace, que me diga que me quiere, que siempre me tenga amada... A ese vecino, es, al que quiero en mi cama...

Cuando yo me muera… Cuando yo me muera, quiero flores blancas, rosas y amarillas, no quiero más llantos, sólo alegres risas, Quiero ver el canto, quiero oler la brisa, de este dulce encanto, que lleva la otra vida. Y que los presentes, no vistan de negro, si acaso de blanco, mejor de colores, que alegren la vista... Y al final del campo, me llenen de vivas, de saberme cerca, de mil alegrías. Y si me recuerdan mis hijas queridas, me llenen de besos antes de esa, mi eterna partida...


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Ánimo!!!... La mirada tranquila, La sonrisa serena, El aroma de las flores, Todo los días se llenan, De graciosas fantasías, Colmándolos de alegrías, Ahuyentando todas las penas, Acércate a las faenas, Acércate con entusiasmo, Aunque parezcan días grises, Puedes cambiarte el ánimo! Con los amores de adentro! Con los colores del alma, Con todo lo que te inspira, Cuando te encuentras en calma, Recupera ya tu risa! Levanta tu linda cara! Ponle chispas a tu vista, Ponle estrellitas al alma! Saca a pasear al amor! Pon tu sonrisa en la cara!... Angiee Leyva


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EL AMOR HA MUERTO. Araceli Acuña.

Sentimientos al límite, decisiones que marcan nuestras vidas, caricias nuevas en cada encuentro, ansias guardadas hasta volverte a ver, palabras que llegaron al fondo de mí ser... y después...

¡Despertar! abrir los brazos vacíos, las manos que no se entrelazan más, los oídos en espera de palabras que se han ido para no volver jamás.

Amor de mi vida, amor de mi tiempo; simples falacias, el amor ha muerto... excusas que llueven, que mojan y me dejan sin aliento.

Tu presencia iluminó mi vida, la perfumó de rosas, la llenó de espinas, los besos intensos, las palabras finas, "eres tu mi todo, sin ti no quiero la vida."

Ocupas mi espacio, llenas cada esquina, el amor ha muerto, dicen las noticias.


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Vivir contigo es mi sueño, es lo que mi vida más ansía, creí con los ojos cerrados, esta fantasía...

El amor ha muerto, yo no lo creía, lo decían tus ojos mientras tus labios... sonreían.

El amor ha muerto, se publicó en las noticias.


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INSTANTES. Aurora Reyes "Por instantes fui tuya desnuda como cuando nací. Llegué hasta ti y me incliné a compartir contigo el instante sagrado del primer encuentro.

Y en este momento apenas soy una breve palabra pero también una palabra infinita perdida en el tiempo y en tu mirada.

No te apartes de mí luz de arcoíris, no te apartes de mí ni de mis tristezas.

Porque aunque hube llenado de quejas el aire tu alada palabra voló hasta mí con maravillosos secretos.

En ti se esconde parte de mi ayer y mi hoy es ayer y mi ayer ya es mañana.

Por eso sé que puedes entender estos versos.

Porque creo estaré contigo para siempre. Y es que tu espíritu tiene una parte del mío dentro de si.

Aunque ya no recordarás mi cara,


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aunque ya no recordarรกs mi nombre, al caer una gota de lluvia recordarรกs mi palabra sintiendo que estoy contigo.

Y morirรก en mi cuerpo mi nombre Pero morirรก con tu alma mi alma."


De Cuentistas, Poetas y Locos. Volumen II

HISTORIA DE UN AMOR.

Bibi Fronchini. Yo trabajaba en el local comercial, en una esquina de aquella ciudad donde te conocí. Una tarde, calurosa, aburrida, me senté a mirar por la ventana... la mirada perdida en el cielo muy azul, pensando en: no se qué... Cuando de pronto te apareciste, con tus anteojos oscuros, pelo largo al viento, tremendos bigotes, patillas anchas... sonriente... con esa cara de: -¡Aquí estoy...soy yo... mírame! Manejabas una camioneta, llena de obreros que volvían a sus hogares de su trabajo, supuse yo. Tocaste tanto la bocina que hasta los pájaros se asustaron! Pero, a mí nunca me gustaron los "creídos", así que me di vuelta y no te miré. Pasaron dos horas, en las que me agobiaba el aburrimiento... Se escuchaba un auto acelerar, ¡ahí estabas! ¡Otra vez vos! Pero al mirarte te noté distinto... estabas peinadito, bañadito, se notaba... ¡capaz que hasta perfumado! Esta vez en tu auto, con esa cara típica de: ¡Sí, otra vez yo! ¡Mírame, aquí estoy! ¡Uf! me dije, -¡qué tipo cargoso! Y me retiré de la ventana... Conté las vueltas a la manzana que diste con el auto: ¡fueron veinte! Y así, toditos los días la misma historia, cuando salías del trabajo los bocinazos y los gritos de los obreros (que a estas alturas ya sabían el por qué) que iban en la camioneta con vos. Después las "pasaditas" con el auto... Y yo, ¡nada! ¡No quería ni verte! Hasta que un día (gracias a un amigo en común) descubriste donde vivía... Entonces me hacías la pasadita por mi casa. Si hasta los vecinos se dieron cuenta; ¡Ay, Dios! Que tipo insoportable! pensaba yo...


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Tan insistente fuiste que... ¡me ganaste por cansancio! En uno de esos días que tanto insistías en querer hablarme... Me acerqué al auto decidida a cantarte "las cuarenta" y a mandarte a ¡"freír churros"! Y pasó algo que no me lo esperaba... ¿Fue el destino?... Te apresuraste a hablar antes que yo... y me dijiste... así sin más vueltas... –“¿Sabes cuánto hace que te estaba soñando? Hasta que aquella tarde te vi sentada en la ventana”... –“La mujer de los ojos verdes de mi sueño”. Y me enamoré del todo, ¿sabes? Y te quedaste mirándome con esos ojitos del color de la miel... Yo, que siempre lo discuto todo, que nada ni nadie me hace callar... ¡no pude articular palabra! Me quedé observándote, descubriendo al hombre grandote con aspecto de niño que me miraba con cara de bobo, de una forma como jamás nadie me había mirado... Se me derrumbaron todas las defensas, todas las murallas que me había construido se fueron al suelo... Me enamoré de vos... así, sin pensarlo... Fue un amor instantáneo el mío, el tuyo fue un amor soñado... Un amor para toda la vida...


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AMANECER DISTANTE. Claudia Zavala.

Las emociones se alejan la intensidad disminuye poco a poco se van diluyendo esas ganas de encontrarte de verte, de sentirte, de acariciarte…

Todo ha sido como un sueño, del que no quiero despertar, de días de colores intensos que han pintado mi vida…

sin embargo ya es tiempo… lo dejaste pasar… …sin que pasara nada

He tocado el cielo con tus palabras, con tus susurros, pero no es suficiente…

…de mil maneras he querido decirlo y gritarlo sin que el eco de mi voz se escuche

y así sin pensarlo te dejaré partir…


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UN PRONTO ADIÓS… Estefany Baena. En una noche de Junio de 2012, mi familia y yo estábamos reunidos; de pronto escuchamos sonar el teléfono, pero quién era yo para saber que aquellas palabras traían consigo tanta tristeza… “El Abuelo tiene cáncer de estómago”, fue una noticia que a simple vista se me hacía imposible de creer pero que era tan cierta como la conmoción que teníamos en ese momento. Todo fue tan rápido que para el 27 de Julio de 2012 ya estaba en un quirófano, claro, sacándole el 90% de su estómago; la cirugía fue todo un éxito aunque tuvo que continuar con quimioterapias y radioterapias. Era devastador ver como día a día su cabello iba mermando, su barriga poponcha iba tomando estrías pero, él Hermoso, como siempre. Pocos meses después tuvo una recaída, desmayado llegó al hospital General de Medellín y el diagnóstico esta vez fue anemia, era tan difícil verlo en una camilla sin poder levantarse y recordar los tiempos pasados, tan activo, los juegos, risas, consejos, llantos, aprendizajes y saber que ahora le dolía hasta el habla. Salió del Hospital, como todo un guerrero, eso sí, sin dejar las quimioterapias y radioterapias… Cuando las finalizó el Oncólogo dictaminó que: ¡Ya no tenía cáncer!, toda la familia sintió una gran felicidad en ese momento; pero, en Agosto de 2013 volvimos a tener sorpresas, hasta el punto que un Oncólogo dijo: -“Llévenselo para la casa, no hay nada más que hacer”, yo pensaba: “¡Cómo puede decirnos eso!; Sencillamente se trata de un ser inigualable, ¡médico despiadado!” pensé yo, aunque en el fondo sabía que tenía razón y sí, era 12 de Agosto de 2013 y ya se sabía que tenía cáncer de hígado, mi Abuelo simplemente con su “fortaleza”, enmudeció sin echarse en ningún momento para atrás.


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No supimos qué iba a ser de nuestro Abuelo Adorado, todos orábamos en conjunto, una esposa, siete hijos, catorce nietos, tres bisnietos y demás familiares todos con un mismo objetivo, su bienestar… Al final, sabíamos que esta historia pronto tendría que terminar pero no sabíamos cómo; las cosas parecían empeorar cada vez más, dos médicas revisan aquellos exámenes y como era de esperarse las cosas estaban mal y hasta hablamos de no hacer quimioterapias ni radioterapias, si no manejar el dolor para que no se debilitara más, aunque se “alargara” su tiempo de vida a sabiendas de que lo más seguro era que el cáncer, no sólo estuviera en ese órgano si no que tal vez estaba en otros… Para dar esta hipótesis a la familia contamos con una tía, la cual estuvo de acuerdo conmigo y decidí ir a hablar con mi Abuelo y saber qué pensaba, cómo se sentía, etc., la familia estuvo de acuerdo en que yo hiciera esa parte. Cuando fuimos, fue una sorpresa total, hasta su humor había cambiado… Su piel colgaba cuando había sido barrigón, sus labios secos, sus deditos estaban consumidos al igual que su rostro, pero después de ver todo esto, no veía lo principal, su corazón y sabía que de ahí no me iría sin saber qué merodeaba en aquél lugar… Todos salieron, estábamos Él y yo, hablamos por un buen rato hasta llegar al punto donde le dije “¿Abuelito: qué piensas de las quimioterapias y radioterapias?”, Él calló por un momento, pero con su voz débil respondió -“Si el médico dice que voy a mejorar, sí. Pero si voy a empeorar, es mejor esperar a ver”. Recordamos varios momentos con su esposa, hijos, nietos, hermanos, en fin, sin olvidar decirle lo valiente que era, todos los obstáculos que había


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superado y la crianza que a cada uno le había dado, que para mí era una persona justa y de admirar y Él, medio arqueaba los labios con emotividad; era imposible olvidar cómo me recibió, me acurruqué en el piso al lado de Él y me abalanzó sobre su pecho dándome un caluroso abrazo y un beso fraternal, recordándole lo mucho que yo lo Idolatraba. Al día siguiente estaba más animado pero a las 10:45 pm nos llaman a decirnos que estaba agonizando y que había sufrido un derrame en el lado izquierdo de su cuerpo, cuando llegamos tenía sus ojitos cerrados pero su corazón aún estaba latente y para expresarse apretaba su mano derecha cuando se le preguntaba algo.Dos días después, Jueves 03 de Octubre de 2013 a las 4:30 am fallece, un paro cardiaco permitió que mi Abuelo descansase en paz y caminara por el sendero del cielo. La noticia la recibí en mi lugar de trabajo a eso de las 7:30 am y estaba atónita aunque sabía que había sido lo mejor, mis padres ya estaban en Abejorral y mi Hermana Claudia y yo viajamos contra los imposibles en el bus de las 4:40 pm, hasta con los uniformes puestos. Mi hermana nunca ha sido capaz de ver a una persona en ese estado y más entrar a una funeraria y para mí fue duro, muy duro, tan solo pisar la puerta de la funeraria sin verlo tan siquiera; al día siguiente a las 2:00 pm era el entierro, decidí acercarme con el dolor más inmenso en mi corazón y llorando salí de aquél lugar hacia la iglesia donde unos minutos después lo traerían, dándole el peor golpe a mi alma, acompañamos todo el proceso hasta el cementerio casi toda la familia, mi prima y yo abrazadas fraternalmente todo el tiempo y con el apoyo incondicional de los seres queridos… Y así esperé que el Cielo y la Tierra hicieran un buen dúo… ¡Te Idolatro Abuelito!


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AZUL. Facundo Sutherland. "Desde su nacimiento, el hombre lleva el peso de la gravedad sobre sus hombros. Está atornillado a la tierra. Pero el hombre no tiene más que hundirse bajo la superficie [del agua] y ser libre." Jacques-Yves Cousteau

Dahab. La última imagen que tengo en mi memoria desde la superficie fueron los que me decidieron a hacerlo. El azul oscuro, profundo de sus aguas; contrastando con el celeste de cielo y el azul claro del mar más allá del arrecife, me atrapó. Me recordaba al uso de los tonos que había visto al estudiar a Picasso, en su famoso “período azul”. Quizás solo sea que mi mente remite a esto como distracción para tratar de evitar los temblores que en este momento recorren mi cuerpo. Quizás, por otra parte, porque Dahab significa el máximo desafío para un buceador, el límite a superar, la obra de arte. Cerca de 130 metros de profundidad. Un lugar perfecto para esconderse, esconderse y escapar. ¿No es lo que hacemos todos los buceadores? ¿Escapar de las cotidianidades? Trabajo, deudas, embotellamientos… El azul todo lo envuelve, el riesgo todo lo calla. Cuando me sumerjo, cierro los ojos con fuerza, acto reflejo desde mis primeras zambullidas en el mar de niño. Solamente los abro una vez los sonidos de las voces y los motores desaparecen, y percibo que el agua me rodea por entero. Un banco de peces atraviesa raudamente frente a mí,


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extrañados por este extraño ser que perturba su hábitat. Estos desaparecen de mi vista, por lo que vuelvo a quedar solo, solo con mi mente; la única compañía de la mayoría de los buceadores solitarios. Dejando a un lado cavilaciones, me alejo del borde de coral y empiezo el descenso. Los pocos rayos del sol que lograban filtrarse empiezan a abandonarme. Si no fuera por la linterna con la que estoy equipado, me hallaría sumido en las tinieblas. Me adentró más. Debo ir al Arco. Debo bajar 60 metros para llegar al Arco, por el que debo volver a ascender hacia el Mar Rojo. Todo se reduce a esto, la gloria de todo buceador. Por esto viajé a Egipto, el azul es lo único que me queda. Ella ya no está, me dejó, se llevó todo. Pero esta gloria no. Hay una regla que a todos los que hacemos esto nos gusta llamar “la regla Martini”: cada 15 metros de profundidad, el oxigeno te intoxica igual que un Martini. Lección básica. Muchas muertes se produjeron por no respetar esto, yo no voy a ser una de ellas. Por eso la mezcla especial de gases que comparten el tanque junto con el oxigeno, que es casi reglamentaria para acceder a Dahab. Llevo ya 45 metros según lo que dice mi indicador. Las consecuencias se perciben, ligeras, pero se perciben. “El Cementerio de Buceadores”. Así apodan al Gran Agujero Azul de Dahab. 40 víctimas son las reportadas por la policía egipcia. Hiperoxia es la más común. Su sangre se llena de oxigeno debido a la gran presión del agua. Narcosis por nitrógeno es la otra, causa pérdida del juicio, euforia, alucinaciones y exceso de confianza; todas posibles asesinas aquí. Conmigo no van a poder, no puedo dejarlas que puedan. Me encuentro a los 62 metros de profundidad. El Arco no está donde debe estar. Sospecho del indicador de profundidad. Segunda mano no fue la mejor opción. No hay vuelta atrás.


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- 86 metros -. He tratado de ascender, no lo he logrado. Me volteo e intento por todos los lados volver a subir, pero el indicador solo muestra que cada vez bajo más. Siento fuertes mareos… Nitrógeno… Durante un minuto creo verla flotando enfrente de mí. El pánico lo intenta. - 117 metros -. El oxígeno se encuentra muy bajo. La única forma sería ascender velozmente, pero de todas formas esto implicaría la muerte por la descompresión repentina. Vislumbro una superficie de coral y me decido a apoyarme en ella. Asimismo, alcanzo a apuntar con la luz un elemento amarillo destacando sobre el azul unos metros más lejos. Dudo de mí. Me aproximo solo para observar un tanque de oxigeno amarillo apuntando hacía la arriba mientras flota… retenido únicamente por el cuerpo envuelto en traje de neopreno de otro buceador. Dios sabe hace cuánto se encontrará aquí, como tantos otros cuyas familias no han podido pagar el rescate del cuerpo. Me agradezco no causar esta tristeza en nadie. Cierro los ojos, me recuesto sobre el coral. Respiro por última vez y cierro las válvulas.


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PENSAMIENTOS. Gonzalo Probst.

Palabras... que brotan de mi interior tratando de llegar a un corazón. Palabras... tristes, desganadas, flojas, inservibles.

Millones de palabras y ninguna refleja mi pensar, mi sentir.

Palabras... que brotan y se estrellan contra un suelo, frío, lleno de vacío, lleno de soledades plasmado de recuerdos.

Palabras... y nada más,


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palabras amontonadas palabras que tuercen mis días palabras desde adentro hacia afuera. …Palabras

Nada. Nada es lo que siento. Nada hay en este momento Y de la nada, solo recuerdos. Nada en esta vida, contemple como la vida misma. Nada, hay en mis manos, ni un sueño, ni el maldito amor que tanto anhelo. ¿Merezco vivir?. Solo lágrimas, que caen de la nada, que nacen y mueren dentro de mi, ahogándome, devorándome. Pero siempre o casi siempre, terminan en nada.

Nada es lo que soy,


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de la nada nací y de la nada moriré, porque así soy, así seré, exactamente nada.

Te amo. ¿Me amarías? Ya lo hago Te amo cuando hablo Cuando pienso Cuando te extraño Cuando veo tu sonrisa Y tus dientes asomándose a la comisura de tus labios Te amo, cuándo imagino y trató de sentir tus labios que me besan, húmedos, cálidos, tiernos, apasionados. Te amo cuando la silueta de tu mano roza de la mía y tu cuerpo duerme junto al mío. Y me preguntas, si te amo.


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MI PATRIA. Horacio Adame.

¿Dónde te encuentras, Patria? ¿Acaso en el discurso enarbolado desde una imagen hueca? ¿En los dedos levantados por manos que no escriben su destino? ¿En la sangre que corre por las calles de cotidianos infortunios? ¿En la pírrica victoria de un grito ausente de epopeya?

No, no quiero imaginarte ahí, aunque te anuncien como suya en el destello letal de las pantallas, o en revuelo informe de los eternos realistas que siguen fusilando a eternos insurgentes.

Quiero encontrarte en las calles floridas de mi pueblo, en las risas chimuelas de las caras de luz que pueblan las escuelas, en tus campos de maíz y en tus ingenios de azúcar,


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en el tr贸pico ardiente de un verano de ensue帽o y en las altas monta帽as de un invierno de fuego.

Quiero encontrarte en el mundo infinito de un poema, en el canto apacible de los vientos y en el vibrar inc贸lume de un beso.


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UN CREADOR DE MILAGROS. Jesús Coral Lara Había un hombre que se dedicaba a “crear” milagros. Al principio se ganaba la vida viajando de pueblo en pueblo vendiendo a los ingenuos trozos de leña con la cara de su salvador, la iglesia no tardó en descubrir que el hombre había fabricado una placa que al calentarse y ponerse sobre la madera dejaba marcada la impresión vaga de un rostro (aquello era importante, la impresión debía ser vaga, apenas reconocible, de lo contrario no había milagro). Descubrieron que había fabricado toda una serie de placas de diversas formas y tamaños que creaban impresiones de rostros, alas y siluetas divinas. Pensaron en castigarlo, pero terminaron pidiéndole que trabajara para ellos. Sus ideas no podían ser desperdiciadas. Creó toda clase de cosas: Estatuas que repentinamente comenzaban a llorar sangre en abundancia y que dejaban de llorar poco a poco después de muchas oraciones (la supuesta sangre era una sustancia que se expandía mediante una reacción química); un sistema de espejos que concentraba la luz del sol en un punto, como si un dedo divino señalara ahí donde, gracias a él, habría de ocurrir un milagro; incluso hizo que los santos hablaran utilizando un rudimentario sistema de tubos y cuerdas que amplificaban y distorsionaban su propia voz. Su capacidad para manipular engranes, poleas y palancas y convertirlos en complejos artilugios mecánicos era innegable. Su orgullo era (es, pues todavía existe) una inmensa cruz de concreto en la cima de un cerro que cada año en un día especifico gira milagrosamente sobre su eje. El movimiento se consigue mediante un mecanismo hidráulico oculto debajo de la cruz. El día y la hora señalados un monje a quien se le ha confiado el secreto activa el mecanismo. Si usted mira el suelo mientras la cruz está girando podrá ver la parte superior del mecanismo en acción, un gigantesco disco rotatorio cuidadosamente disfrazado, cubierto de tierra y rocas. Incluso podrá escuchar


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tenuemente el eco subterráneo provocado por grandes y pesados cilindros de acero moviéndose con la precisión de piezas de relojería. Por esta razón, para que el milagro funcione la gente debe ser desalojada de los alrededores de la cruz, sólo se permite ver el milagro desde las faldas del cerro. Se podría pensar que tales instrucciones para que el milagro funcione serían tomadas con suspicacia, pero no fue así. Cada año cientos de personas acuden a ese lugar para observar maravilladas lo que suponen es la manifestación de un poder sobrenatural. La gente cree en el milagro porque quiere creerlo. Así son las épocas de oscuridad. En aquel entonces, en aquel lugar, aquella era la única forma en la que un hombre podía permitirse ser un genio.


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CONCIENCIA. JOHNNY ANDREY ACEVEDO

“Que quien no quiera vivir por más tiempo, Exponga sus razones al Senado y, Después de haber obtenido licencia, deje la vida. Si la existencia te es odiosa, muere; Si estás abrumado por el infortunio, bebe la cicuta. Si te vence el dolor, abandona la vida. Que el desdichado cuente su infortunio, Que el magistrado le provea el remedio, Y su miseria tendrá fin.”

Preceptos atenienses transcritos por Libanio.

Soy consciente de que soy, de que existo en alguna parte del Todo, habito como otros siete mil millones de seres humanos un planeta (mal llamado “planeta” por cierto) al que llaman Tierra, un nombre muy sencillo para una esfera tan maravillosamente compleja. ¿De dónde venimos?, ¿para qué estamos aquí? Y ¿para dónde vamos? Son preguntas que desde que somos conscientes de que somos, nos rodean, nos atormentan, nos envuelven las mentes como fantasmas eternos; causa y fuente se han convertido para especulaciones, doctrinas y pensamientos a través de la historia del ser humano, que relativamente son pocos minutos en el día de la Tierra.


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Sin embargo, esos pocos minutos del hombre sobre la superficie terrestre, se han convertido en todo lo que nos ha formado, en todo lo que somos. En este teatro, se ve desde algunos palcos, que hemos progresado gracias a varios personajes que han trascendido nuestras vidas con sus grandes aportes, sin embargo se ve desde otros palcos que nuestro absurdo y nuestra estupidez no tienen límite como lo mencionaría alguna vez el físico Albert Einstein, nos hemos detenido en la satisfacción de los deseos y en los sentidos materiales, deseos inherentes en el ser humano que lo ha llevado a guerras cuyos únicos ganadores han sido el sufrimiento y el dolor. El deseo ciega la consciencia, sumando así otro mal a las enfermedades, virus y fenómenos naturales que sin piedad nos flagelan, a veces parece que el hombre se concilia con éstos para acabar con la especie humana, que digo con la humana, la lista se hace más amplia, incluye especies de animales, de las cuales algunas ya ha tachado como extintas y algunas otras ya empieza a ponerles la marca. Aún con todo esto, pienso que el hombre sale ileso e inocente de tantas acusaciones, la naturaleza del tiempo y el espacio conducen a pensar que todo esto pasa como tiene que pasar, que somos agua de río que fluye por su caudal, ¿Y la eternidad? Vaya concepto que me lleva al Eterno Retorno, todo va y viene, pertenecemos a ciclos que se hacen y deshacen… ¿Cuántas veces habremos vivido ya? ¿Cuántas veces habré escrito esto? ¿Se quedan las injusticias y los sufrimientos sólo en nuestras consciencias? Siendo así, me parece a veces que tengo suficientes argumentos para beber la cicuta.


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LA CASA DE LOS BUZONES. Laura Palafox.

Había una vez una señora que le encantaba leer, leía todo lo que tenía enfrente, periódicos, revistas, pero sus favoritos eran los libros, buscaba también frases célebres, el chiste que siempre tenía algo que leer entre sus manos.

Una de sus amigas le preguntó que cuál era la fascinación de estar leyendo todo el tiempo, que lo de ella era más a un simple pasatiempo que parecía un sediento regresando del desierto, entonces ella se quedó sin palabras, después de un tiempo de meditar las palabras de su amiga, se dio cuenta por qué le fascinaba tanto leer y el por qué siempre estaba investigando algo nuevo.

Se dio cuenta que aparte de disfrutar un lindo relato, luego a su vista había frases o párrafos que le saltaban a la vista y ellos le daban la calma que a veces buscaba o mejor aún le resolvían lo que tanto le había dado vueltas en la cabeza sin poder resolver.

Entonces pensó que pasaría si logro de alguna forma recibir cartas, recomendaciones de libros de gente desconocida seria genial ella pensó. Ya que ella estaba segura que no surgiría con la charla con algún familiar o amigo cercano por que estos cuidarían sus palabras para no herirla o no se abrirían del todo por temor a ser juzgados por ella y a veces esos libros le decían verdades dolorosas.


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Ella se quedó pensando en cómo podría convencer a desconocidos a que le escribieran sin asustarlos.

Morfeo tocó la puerta de su habitación y él de la mano la llevó a un mundo sin lógica y él le dijo si eres buena observadora encontrarás la respuesta a tú pregunta.

Ella solo pudo describir ese mundo irreal como si estuviera adentro del libro de “Alicia en el País de las Maravillas”, orugas que hablaban, flores que cantaban y una de ellas le dijo: -Hola amiga, te he estado esperando tengo una carta para ti y se la dio.

Al abrir el sobre decía: -“Sigue las flechas ellas te ayudaran”, miró y miró algún letrero y nada encontró entonces se decidió por sentarse en el pasto y al bajar la vista se dio cuenta que se iluminaban unas flechas, ella se incorporó de un salto y se llenó de emoción y fue como toda niña, saltando y esperando una gran sorpresa.

Vio que las flechas llegaban a una casa, -por cierto muy parecida a la de ella- pero tenía una peculiaridad, toda una pared estaba llena de buzones, unos enormes, otros pequeños, brillantes, opacos, antiguos, modernos y hasta arriba de esa pared había una placa que decía:

-“Si quieres ser escuchado yo te pondré atención, si tienes preguntas yo te daré respuestas, si quieres inspiración en mi la encontraras: Tu fiel buzón”.

Entonces no dudo en abrir el primer buzón que le llamó la atención y


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encontró un hermoso paquete y que al abrirlo, descubrió que era un hermoso libro de recopilación de cuentos de un escritor del que jamás había oído y en la primera hoja tenía una dedicatoria que decía algo así:

-“Gracias gente linda y por supuesto, gracias buzón, ya que sin ustedes jamás me hubiera llegado la inspiración”.

Entonces empezó a abrir más buzones y se dio cuenta que había todo tipo de cartas, que estaban relatos esperando pacientes a ser leídos.

De pronto despertó, se levantó con mucho júbilo y entusiasmo, se fue a comprar todo tipo de buzones y copió la misma leyenda, en cada buzón puso algunas cartas con palabras de aliento, en algún otro un libro que ella había disfrutado y esperó paciente, que su idea no fuera solo un lindo sueño.

La primera semana solo veía desde su ventana que la gente se acercaba curiosa, a la segunda semana, vio por primera vez que alguien abría un buzón y se le pintaron en los labios una sonrisa, al ver que esta persona corría y esta agitaba en sus manos una carta y señalaba a los buzones.

Al mes empezó a ver cómo la gente iba a dejar cartas y a recoger cartas y algún aprendiz de escritor, dejaba su libro primera edición con la misma dedicatoria que leyó en su sueño; personas que se hacían amigos en la fila mientras esperaban pacientes su turno, niños que le escribían al ratón de los dientes o a Santa Claus, mientras ella seguía disfrutando de sus amados libros y una que otra carta de algún desconocido.


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Así queridos lectores, ella cada tarde desde su ventana, -con una taza de café- veía con una sonrisa como la gente ayudaba a los extraños con palabras de aliento.


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TARDE. Magalí Frutis.

Nunca es tarde para arrepentirse -me dijo – Pero arrepentirse es señal de que ya es tarde para algo. -pensé.


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UN SILBATO EN LA NOCHE. Mauricio Ledesma.

Es noche, ya muy tarde, en la casa reina el silencio, noche fría de mitad del otoño, calles desiertas, historias guardadas detrás de cada puerta y ventana. Me encuentro revisando un montón de papeles, para el trabajo de mañana. Nada perturba el silencio, tan solo unas notas que escapan del altavoz puesto en el volumen más bajo posible, el suficiente para alcanzar a percibir la melodía de una orquesta atrapada entre miles de bytes, en un recóndito lugar misterioso denominado disco duro. De pronto, esas notas se apagan, y cada vez más fuerte surge un lamento de la noche, crece a cada instante, pongo atención y comprendo que es el silbato de un ferrocarril que se acerca, trato de precisar su origen, -sin duda, viene del norte. Está arribando a la ciudad, así como llega, se extingue ese lamento, pasan unos segundos y comienza de nuevo, está anunciando su paso antes de llegar a cada crucero, en mi mente voy siguiendo su trayecto, se va acercando a la vieja estación, esa, que ahora solo está de paso y no es más una parada obligada. Los recuerdos se acumulan y pugnan por salir, ese triste ulular de pronto me lleva muchos años atrás, a esos días en que era casi obligado el paseo dominical a los andenes de la estación entonces llenos de vida, hoy convertidos en un frío museo. Llueven colores, luces, vida y aromas, si, como aquel del decrépito carro que siempre estaba al principio del andén, alumbrado con una luz proveniente de una lámpara de aceite, en la cual, sobre su flama pendía una vieja olla de peltre donde se fundía la mantequilla, con la cual se aderezaban las deliciosas palomitas servidas en bolsas de papel marrón con el consabido toque de sal; había que consumirlas de prisa, pues la mantequilla derretida pronto impregnaba el papel y comenzaba a gotear por todos lados, una delicia y más,


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al final recoger con el dedo esos residuos que quedaban en la bolsa y restregar el dedo en ella para rescatar los granos de sal perdidos. Y qué decir, del azúcar coloreada, que calentada en un extraño artificio que nunca pude descifrar, de pronto formaba volutas que de manera misteriosa se impregnaba en una pequeña vara de madera, formando nubes de color rosado, hechas de algodón de azúcar. También llamaban mi atención los chicos que en un largo carrizo llevaban unas pequeñas manzanas verdes, cubiertas de un rojo caramelo, brillante, como rubí, -por alguna razón desconocida, nunca me dejaron probarlas. Y en este tiempo, cuando el frío viento calaba, era reconfortante pasar al puesto de elotes, donde en agua hirviendo se iban cociendo aquellos granos dorados, el calor que se sentía en ese entorno, hacía más agradable la espera, hasta que estuvieran “tiernitos”, según decir de quien ahí despachaba, llegado ese punto, aderezarlos según el gusto del cliente, con mayonesa, con crema, rociados con queso molido, con chile en polvo. Yo siempre los preferí tan sólo con mucho jugo de limón y su ración de sal. El paseo continuaba, saludos a los amigos, conversaciones de pie, movimientos de operarios y los infaltables vagones jalados a mano, prestos a descargar la mercancía. Niños corriendo detrás de una pelota, niñas con sus globos comprados del sinnúmero de “globeros” que aportaban la nota de color, comenzaba a caer la noche, los árboles del jardín adjunto, en un ballet no ensayado, se despedían de sus últimas hojas al compás del viento. Arribaba la presencia del ejército, en sus rugientes camiones, pues en ese entonces, al menos un pelotón debía de viajar en el tren para resguardar la integridad de sus viajeros y de sus pertenencias y en este punto, tocaba el cambio de ese destacamento, esperaban en silencio, con la mirada perdida en el horizonte casi obscuro para ese entonces, aguardando las órdenes de su superior. El reloj que corona la vieja estación (aún hoy en funcionamiento), no detenía su marcha, los paseantes de cuando en cuando daban un breve vistazo a su blanca carátula y en seguida tornaban la vista hacia aquellas férreas paralelas que no daban señal de vida.


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Pasaban los minutos, los segundos eran eternos, quienes esperaban para abordarlo y partir a otro destino, se acercaban a los suyos como si eso fuera suficiente para prolongar su estancia, en cambio, quienes esperaban a alguien, estiraban el cuello y afinaban la vista tratando de percibir en la obscuridad recién llegada, el arribo de ese gusano de hierro que les traía al ser amado. Comenzaban a arremolinarse los cargadores con sus carretillas y vagones repletos de mantas de lana, de cestos de mimbre, de muebles rústicos, de rejas de madera repletas de perfumadas guayabas, de cajas y baúles, a la espera de un nuevo destino, -un poco más apartado, la gente de correos, con sus sacas misteriosas de sucia lona, que algún día fue blanca y con multitud de paquetes debidamente envueltos y amarrados con lazos o mecates, de aquellos, de los buenos, de pura fibra natural. Se comienza a sentir ansiedad, de pronto sobresale de ese barullo el sonido que va creciendo, de un silbato que se acerca, la actividad se paraliza y todos los espectadores a la vez, vuelven la mirada al norte, donde apenas se comienza a dibujar un destello de luz, se acerca, el andén se cimbra ante aquella mole, los conocedores, los de siempre, comienzan a echar suertes sobre el número de la máquina que arrastra el convoy, pues aseguran, que reconocen su sonido aún en la distancia. Sin más irrumpe una luz muy fuerte seguida de unos breves manchones de color naranja y plata, se escucha el peculiar sonido de los frenos de aire aplicados en toda su fuerza, el motor deja de rugir y comienza solo a ronronear, se aprecian siluetas bajo esa luz amarillenta que filtrada por sus ventanas, poco a poco desfila ante mis ojos, como una película antigua, sin color y sin diálogos. Cesa la marcha, se percibe el siseo peculiar del aire que escapa de los conductos de frenos, las zapatas están al rojo vivo. A un llamado silencioso, los andenes cobran vida, todos quieren ser el primero en recibir al esperado o dar el beso de despedida. Los garroteros comienzan a lubricar las chumaceras, otros se encargan de colocar las mangueras por las que, cual nodriza, el depósito principal le dará nueva energía para seguir su paso. Hoy no espero a nadie, tampoco vengo a despedirme de ninguno, comienzo a caminar a lo largo de todo el convoy, comienzo por la máquina,


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pero el estruendo, mangueras, gritos y demás, hacen que pronto me aleje de ese lugar, sigue el vagón del correo, en el cual alcanzo a percibir a sus ocupantes vaciando las “pichoneras” y llenándolas de nuevo con cartas que no imagino el destino que tendrán, mucho menos su contenido. Amores y desamores, sueños e ilusiones, noticias buenas y malas o cobranza inesperada, de todo hay, más tarde o más temprano estarán en manos de su destinatario y serán fuente de mil emociones diversas, algunas no se abrirán, otras, por el contrario, serán guardadas para la posteridad, leídas una y mil veces, con su contenido guardado en la memoria, pero aún así será necesario volver a desplegar el papel y revivir cada letra, cada frase, después de ello y como un ritual aprendido se doblara cuidadosamente la hoja, se aspirará su aroma y se tendrá muy cercana. Sigue el vagón Express, que de inmediato abre sus puertas, para dar comienzo al intercambio de mercancías, entre las que bajan y las que se van, parece una coreografía muy bien ensayada, sin gritos ni ordenes, todo debe ser preciso. Siguen los carros de pasajeros, de segunda, de primera, el “pulman” y finalmente el vagón comedor, que luce vacío, solo dos empleados encargados de limpiar uno acomodando los vasos y las copas, el otro cambiando la mantelería. Vuelvo la vista al andén, hay de todo, risas, abrazos, llanto. Besos de despedida con la ilusión del regreso. Ya se realizó el cambio de guardia y los recién llegados están ordenando sus mochilas en espera del transporte que los debe llevar a su cuartel a descansar. Suena un breve silbatazo, como señal de que todo está listo y el tren debe partir, todos se alejan de él, unos cuantos lo abordan de prisa, las ventanas se abren y comienzan los últimos besos tirados al aire, las recomendaciones finales y los saludos enviados de última hora para aquella tía olvidada. El motor vuelve a cobrar fuerza, el piso del andén de nuevo comienza a cimbrarse, la sinfonía de metales comienza a tomar ritmo, las puertas se cierran y el jefe de estación enciende su linterna y da luz verde al maquinista, el tren


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avanza, pronto se pierde en la primera curva, muy cercana a la estaci贸n, ya no queda nada, solo un brillante par de rieles y un silbato que se aleja. Un silbato que hoy, con su sonido perdido en la noche, me permiti贸 dar un paseo por el tiempo y tocar muchos recuerdos.


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RECUERDOS DE MI NIÑEZ. Mirta de Fuentes.

Te recuerdo abuelo, mi querido Tano, en aquella casona toda de piedra, con sus piezas enormes y tanta sencillez.

Recuerdo tus ojos azules como el río profundo y tus cabellos negros como ala de cuervo.

Te recuerdo en la quinta, con tu camisa blanca de algodón, pico y pala trabajando la tierra.

De mañana tempranito, al pie de la vaca y en un viejo tazón, la ordeñabas y esa leche calentita y con mucha espuma, la tomaba yo.

Tus filas de ciruelos y durazneros tan perfectas, las flores rosadas y blancas que ellos nos regalaban, con ella me hacías aquellas coronas y me llamabas “mi princesita”, agregabas siempre: -“a la abuela no le cuentes, esto es entre tú y yo, estas flores son futuros frutos que en la feria vecina vamos a vender”.


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A la hora de la siesta, las escapadas a los naranjos, naranjas calientes comidas con deleite, la vieja higuera con sus higos blancos, placer de placeres, así los viví yo.

El canto del gallo, a hora muy temprana, y ese gallinero tapado con jazmines, los muy pequeñitos, delicioso perfume!. Me hacía un ramito, con él me dormía, aspirando delicioso olor, como otros niños dormían con su osito o su muñeca.

Hoy tengo los jazmines,

los traje hace mucho tiempo, y en la noche

hago lo que hacía entonces. y allí te veo con tu gran sonrisa, me siento “tu princesita” una vez y otra vez.

La abuela siempre de negro, con su pañuelo y su delantal, Tana rezongona, recogía los frutos cosechados, para comenzar a preparar el almuerzo.

Y aquel viejo pozo con agua fresca, para todo se usaba, para lavar verduras, ropa, y para tomar agua tan fresquita y deliciosa jamás volví a tomarla así, tan diferente a la de la ciudad.

Han pasado años, alegrías, tristezas, desengaños, trabajo, descansos a medias, ilusiones muertas, el mundo, las guerras, el poder por el poder, allí en tus tierras hoy hay una fábrica, y es por ello que nunca volví.


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Pero en mi recuerdo tú estás allí, con tus ojos azules como río profundo y tu cabello oscuro como ala de cuervo, tu hermosa sonrisa, tu sencillez, y sobretodo tu amor hacia mí, mi querido abuelo, mi Tano, recuerdos hermosos que jamás olvidaré, época maravillosa la de mi niñez.

Hoy tengo sólo un pequeño patio, lleno de flores, mis manos, como las tuyas, aman la tierra, es tu herencia abuelo.

Hoy abrazo un árbol y siento su savia, sus raíces hasta lo más profundo de la bendita tierra, que tú me enseñaste a amar, y siento su savia que viene desde el fondo de la Madre Tierra.


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HECHIZO. Nelly Resiak.

¿Quién atraviesa el ardoroso agobio del mediodía y se desliza por el sendero maldito? Ese sendero que horada intruso por entre los matorrales de espinos, semejante a un reptil agazapado a la espera de la presa. Sendero que desde el aire es como una estría errática que sube zigzagueante, abandonado, sin más protagonistas que el viento que ulula entre los pajonales. ¿Quién es el que asume sigiloso la desértica senda rozando apenas la ladera de la sierra? Allí donde cientos de bocas taladran el espacio, calcinando con su aliento hasta el llano distante, convertido en un erial cuarteado y reseco. Ya no hay vuelo en las alturas, ni alimañas arrastrándose en este infierno en el que vaga suspendido el miedo. Lejos, sobre el oeste, un sol rotundo incendia la hondonada ya reseca del arroyo. ¿Quién aguarda inmóvil en el estanco verdinegro de Las Huesas? Mientras la tarde cae vencida sobre la charca y llegan los cinco desgarbados y enormes pájaros de ojos torvos, que sobrevuelan el lugar abriendo y cerrando sus oscuras alas puntiagudas, dando chillidos y picotazos sobre el fondo cenagoso, alejándose luego hasta perderse detrás de la sierra abatida de quietud. ¿Quién exhala los suspiros que horadan el silencio? Cuando más allá, donde la sequía marcó con su cruz de palo el suelo y la valla de púas le pone fin a un latifundio, el sol intenta un último juego sobre los alambres creando un singular efecto de centelleos, que terminan deshaciéndose en chispas entre los terrones del páramo marrón y yermo.


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¿Quién vaga sibilante cuando el crepúsculo se abate sobre la planicie? A esa hora en que la luna es todavía una mancha blanquecina y difusa en el espacio y

la noche reverente va cubriendo de sombras a la tierra muerta.

Cuando allá en lo alto, cinco sombras siniestras revuelan oscilando como el péndulo de un reloj en medio de la niebla gris que se levanta desde el fondo del caldero que corona la sierra de Las Huesas. Es entonces que entre chillidos y luces llega el eco de las voces lastimeras que gimen a coro: — ¿De quién son las cenizas que trae el viento? —De los muertos — ¿De cuál de ellos? —Hay tantos… ¿Cómo saberlo? — ¡Devuélvanme mi cuerpo! — ¿Es que hablan los espíritus? Y el coro burlón se aleja entre la baraúnda y las luces que fulguran. Mientras aquí abajo el camino es parte del oscuro entorno, la luna ahora llameante y roja, queda como suspendida sobre la horqueta de un espinoso curro. ¡Es la noche del aquelarre!


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¿Es amor? Patricia Martín.

Estar mirando televisión sin verla, que te acerques y recuestes a mi lado abrazándome, depositando un beso en mí cabeza; continuar juntos observando sin hacerlo.

Ignorar mi caos interior pero al intuirlo en vez de preguntar…acompañar.

Sentirme reconfortada, aliviada sabiendo que entre tus brazos el mundo es seguro y nadie me roza…

Mirarnos y sonreír porque sí, sin motivos y con una cantidad indecible de razones.

Recordar la fecha exacta de nuestra última discusión fuerte, evitando el tema porque todavía me mantengo en mi posición y vos en la tuya.

Esforzarnos por hacer nuestro aniversario especial, por el simple motivo de desear brindarnos felicidad más allá de la fecha.

Defenderte ante todos tengas o no la razón porque quien te ataca me ataca y no porque seamos uno o mitades; somos individuos que se respetan, pero quién se mete contigo lo hace conmigo.


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Grabar un capítulo de un libro aunque no está en la lista de tus preferidos; ir a ver varias carreras de autos a pesar del frío, la lluvia y ese ruido que ensordece.

Proyectar un mañana juntos sin olvidarnos del ayer que nos unió; respetar nuestras individualidades aunque el heavy metal me produzca dolor de cabeza y Arjona te cause risa.

Estar expectante de cómo nos sentimos al mismo tiempo que compartimos la ansiedad de los cuerpos.

Mirarte y mirarme, reflejarme en tú ternura… despertar día a día con la sorpresa que continúes a mi lado.

¿Esto es amor?


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TAQUICARDIA. Raquel Urias Guerra.

-TaquicardiaTodo está en silencio. Pum. Pum. Pum. Solo el latido de mi corazón. Espero y el no alcance a escucharlo. Esta situación es un poco embarazosa. Él ahí, frente a mí y sus labios a un palmo de los míos. Pum. Pum. Pum. Puedo oler tu cálido aliento. Olor indescriptible pero fabuloso. Estoy nerviosa. Tiemblo un poco porque no sé qué pasará después. De lo que haremos o de lo que harás. Parpadeas y acercas un poco más tu rostro hacia el mío, tus labios gruesos y suaves rosan con los míos. Mi corazón se detiene. Tus labios se funden en los míos. Mi corazón parece que va a estallar. Espero y él sienta lo mismo que yo.


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EL CUENTO DE “LA BAILARINA Y LA PLUMA”. Rocío Aguilar.

Erase una vez una niña que vivía en medio de la Guerra, rodeada de miedo, no sabía escribir ni leer, y nunca aprendió, pero sabía dibujar.

Un día entre escombros y muerte se encontraba, y en el suelo empezó a garabatear; un pequeño conejo dibujó, y del suelo, como de un sombrero, un conejo salió.

Una bomba cayó, y la niña mucho tiempo sin quererlo durmió.

Despertó en Paris, lejos de la ya terminada Guerra. Y no se acordó de lo que ese día pasó.

La niña creció, no rodeada de amor, pero sí de ballet, pues su adoptiva mama era profesora, y le enseñó, no a escribir o leer, solo a bailar, ella sabía que bailar era como ser tinta y la pista era el papel, así con su cuerpo creaba sus propios dibujos efímeros.

En su adolescencia se enamoró de un joven abogado, que un día su pluma le dio, el abogado a la Guerra se unió y no volvió. Y ella nunca más se enamoró. Ni su pluma usó.

Cuando su mama murió la escuela de ballet heredó, y a bailar enseñó.

Un día muy triste la pluma cogió y un corazón dibujó, entonces, el latido oyó y el corazón rojo se tornó, del papel salió y por la habitación bailó, Madame,


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lo dejó y salió, al cabo de las horas, regresó y a la papelera lo mandó, el corazón obedeció, y en cuanto entró, dibujo se volvió.

Así todo comenzó.

Las ideas de Madame revoloteaban por su habitación a diario, los trazos de su enorme pluma amarilla, tocaban el papel de seda, su tinta se retorcía y este papel se convertía en una representación del trazo antes dibujado.

Así es como las ideas jugaban en la habitación de Madame, a diario, por la noche cuando Madame volvía de dar su clase de ballet, los trazos vivientes, la recibían con amor, entonces Madame tomaba la papelera de metal y les obligaba a meterse dentro, y luego se dormía.

Con la llegada del día las ideas se convertían en papel arrugado y sin vida.

Madame volvía a crear cada día, ideas nuevas cuya existencia eran de una única tarde, pues en la noche la realidad, sobre ellas caía.

¿Por qué ocurría esto?... Porque Madame no sacaba nunca a sus ideas de su habitación, una idea que no ve el mundo, es una idea perdida.

A veces es difícil sacar tu mundo interno al exterior porque sabes de su crueldad, por eso leyendo este cuento desde fuera se puede entender que Madame era una mujer fría, pero la realidad es que amaba tanto sus creaciones que las dejaba existir en la felicidad y nunca las exponía al mundo real, para que no sintieran dolor.


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PENSAMIENTOS. Viviana Condesa Morales.

Un abrazo para vos. No estás solo, estoy más cerca de lo que crees, cierra los ojos... Siente mis brazos rodeando tu cuerpo, apretándote suavemente El calor de mi cuerpo frente al tuyo, mientras mis manos se apoyan en tu espalda Mi cabeza en tu pecho sintiendo los tranquilos latidos de tu corazón, Estoy aquí, sentime, déjate abrazar Mis abrazos no hacen daño, Mis abrazos son para expresar mi amor por vos Somos amor, somos energía, sentime, estoy Mis dedos acarician tu mejilla suavemente, Podrás sentir el cosquilleo recorriendo tu cara Mis brazos presionan un poco más tu cuerpo por un instante Te suelto, Espero hayas sentido la ternura de mi abrazo a la distancia... Te quiero...

Cuando no estás. Cuando no estás, tu corazón late en mi almohada, mi piel reclama la insolencia de tus besos, mi boca la salada humedad de tu piel, mis manos cada línea de tu cuerpo, hecha mares por la necesitad de tu fulgor, hecha viento por el susurro de tu voz,


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cuando no estás mi cuerpo te reclama y me aferro a tu corazón latiendo en mi almohada…

Mi castillo. Mi castillo está flotando entre nubes, En las tierras de los sueños, Con magia en todos los rincones, Donde existen mil colores, No se conocen sinsabores. Mi castillo está en tu corazón, Ahí donde nada es imposible, Donde vos y yo hacemos cosas increíbles, Donde descansan mis caricias, Donde despiertas mi piel, Mi castillo está en tus manos, Mi castillo sos vos, amor...

Ya no creo. Ya no creo en el amor, pero eres amor, Cómo intentar no amarte si te amo desde el primer momento Ese momento en que tus ojos me besaron con la mirada Ese momento en que tus manos tocaron mi alma Ya no creo en el amor, pero te amo, En cada amanecer, en cada suspiro En cada sonrisa, en cada respiro Ya no creo Ya no Ya te amo...


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Más allá.

Vivirás en mi memoria, más allá del tiempo, Al renacer, en una y mil vidas. Tu recuerdo grabado en mi corazón, En mi alma. Volveré a encontrarte, Rostros diferentes, La misma esencia, La distancia, El olvido, La muerte, No serán obstáculo, Nuestros lazos serán más fuertes, Más allá del tiempo, Más allá de la vida, Más allá de todo, Sólo vos y yo...

Tristeza.

La tristeza envuelve mi alma, La abraza, la aprieta, la asfixia, No soy yo sin tristeza, no soy yo sin olvido Inunda embriagantemente mis venas Dejando mi mente sin sentido, Sin esperanzas, La tristeza es una terrible adicción, Uno solo puede recuperarse tomando amargos tragos de alegría


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POEMAS. Yazmin Osorio.

Crueldad de las estaciones.

Crueldad de Primavera es tu amor lleno de vida, de retoños y de flores, conjuntos de verde y coloridos borbotones húmedos, nada compartes a la sequía desértica de mi alma.

Crueldad de Verano es tu amor, acalorado de luz radiante y de sol naciente aclimatando tus deseos al sentir de tu piel, dejando lejos mi sediento cuerpo de tus líquidas alegrías.

Crueldad de Otoño es tu amor, desojándote en todos los campos cubriendo con tu manto implacable terrenos ilegítimos, poniéndome al descubierto en pleno aire destructor.

Crueldad de Invierno es tu amor, buscando ardientes fogatas en la sierra nevada haciendo reservas para los fríos invernales,


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congelándome en tus pupilas para siempre jamás.

De pesca. Emoción de ser la que te roba de tu boca los besos juveniles, quemando tus deseos reprimidos por lo casto de tu cuerpo que lo pide.

Aprovecho con ventaja tus temores y me lanzo hábilmente a tus oídos, y te siento temblar por el deseo que desbordan mis labios en tu cuello.

Tus manos ansiosas me reclaman un lugar en mi piel para tocarla, un rincón donde puedas olvidarte de lo ardiente del fuego que te abraza.

Me ufano de ser yo la que aprovecha tus intentos de hombre, siendo aún niño, piel, manos y besos, en la fuente de agua disfrutando de tu boca de pez con la carnada.


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El aprendiz.

No siento vergüenza de no saber amar, has sido mi maestro de amor estos últimos años y lo poco que se, te lo debo todo a ti y eso habla de mí honesta fidelidad de pingüino.

A cada dedo, a cada mano, a cada pierna, a cada ojo, a cada labio le enseñaste su lugar en tu cuerpo, lo más inocente de mi niñez se quedo en tus arcas de placer, el más puro amor y la primicia de mi piel fue toda tuya.

¿Me dices que no se amar?... Tienes razón, lo acepto. ¡¡¡ No se amar !!! Si mi alma, mi corazón y mi cuerpo lo supieran nunca hubiera confundido al aprendiz con el maestro.

¿No sé por qué hago montoncitos?

Montoncitos de cariño acumulados en casa, en tu armario y en tus cajones de ropa en el aroma de la cocina más tuya que mía.


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Montoncitos de besos guardados en la bañera disueltos en el jabón y en las cosas cotidianas en las puertas de la vida que dejaste sin razón.

Montoncitos de ternura en el cuarto de los niños en sus risas y en sus sueños solitarios de ti, huérfanos en su carrera de ser feliz por la vida.

Montoncitos de risas guardadas en el auto en las hojas verdes de nuestros árboles y en los corazones de la familia que nos vio crecer.

Montoncitos de amor en la que era nuestra alcoba yacen regados en el suelo y en la cama donde dolorosas lágrimas brotan a montón.


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Una colaboración especial de una persona, que si bien no es parte del grupo, siempre está pendiente de lo que compartimos y con algunos de nosotros ha tenido de alguna manera comunicación personal.

Nunca había escrito nada para compartirlo en público, es Esperanza López, madre de Adán Magaña.

Gracias Doña Pera, por su participación.


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LA BENDICIÓN. Esperanza López.

Es algo que lleva simplicidad, también lleva un milagro integrado… sólo nosotras lo sentimos, aunque el hombre sea atento y dedicado, es una maravilla que se gesta, cada día de tantos meses.

Es la alegría en carne viva. Es pesar y cansancio de muchos amaneceres.

Es también un dolor intenso. Siempre en pro del amor. Es llevar al límite los sentidos. Todo desaparece con el grito a todo pulmón.

Diez veces experimenté la bendición, De con amor y dolor dar la vida.

Es sin duda el regalo más grande Que en este mundo existirá.

Porque no hay frase más hermosa Que una mujer pueda escuchar Que la sonrisa de un hijo


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Que al abrazarla le llame mam谩..." Esperanza L贸pez ***Dedicado a todos mis hijos, en especial a Jos茅 Guadalupe mi hijo que falleci贸 a los 3 meses de edad. ***


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ÂŤDe Cuentistas, Poetas y LocosÂť Volumen II

Segunda Parte. Trabajos colectivos.


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CUANDO ME VAYA. CARLOS GUTIERREZ Y ADÁN MAGAÑA.

Es una aportación que un gran amigo nos permitió compartir en nuestro muro y que uno de nuestros compañeros, la continuó de la siguiente manera:

Si un día me voy sin despedir, no atestes de fotos la casa, que habré llenado las alforjas de recuerdos transparentes, una vida plena de vacíos y de amores encantados. Amor, si un día me voy sin despedir, no riegues el jardín con melancolías, ni hagas del llanto una morada antes bien llena los corazones de alegría, aquella que llenó muchos momentos nuestras vidas juntos. Si un día me voy sin despedir, no honres mi memoria no digas nunca, que nunca olvidarás mi nombre mejor conserva mi borrosa sonrisa, aquella que un día tatuó de rosas secas, tu corazón ardiente. Si un día me voy sin despedir, haz una gran fiesta; invita a tus amigos y cuenta lo feliz que algún día fuimos, pero no dejes de empacar mis cosas y tirarlas en el río de los olvidos. Ah, el día que ya no esté cubre por favor de sueños y anhelos los días siguientes de tu vida porque pronto sabrás que no has perdido mucho,


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solo un suspiro, aquel que llenó por un instante tu existencia. CARLOS GUTIERREZ.

Cuando ya no me tengas a tu lado Selecciona los más diáfanos momentos para recordar Tira en el río mis cosas y guarda mi esencia Por que siempre es mejor recordar bonito que olvidar Que el recuerdo de lo que te gustaba de mi Sea parte del motor que genere tu impulso nuevo No te sientes a llorar ni a preguntar por qué Si un día me voy sin despedirme que eso no nuble tu cielo Recuerda lo que Yo siempre te susurré Toda tu felicidad es la mía también Si un día me voy sin despedirme Siendo feliz le darás a mi alma la más dulce miel... ADÁN MAGAÑA.


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LLUVIA.

América Navarrete y Cofede Ags. 28-V-13 "La vida no es esperar a que pase la tormenta, es aprender a bailar bajo la lluvia"

Esa lluvia que en ocasiones es nuestra cómplice, al ponerse de tu parte y disimular tus lágrimas. Es en esos momentos cuando uno llora con ganas y sin temor, cuando uno puede regocijarse con su llanto, cuando uno siente que no está llorando solo sino que el cielo lo acompaña. Que te comparte la dulzura de sus gotas de lluvia, que cual diamantes llegados del cielo, dejan de lado el sabor de tus perlas. Que te induce a una catarsis real que viene del alma, Que ayuda a lavar tus heridas y sanarlas. Que te infunde nueva vida y te permite levantar la frente y recibir ese don. Para salir adelante y recibir con los brazos abiertos la calma que viene después de la tempestad. Tempestad que bastó un abrazo o una sencilla mirada para saberla sortear. Y ahí viene, despacio, con tiempo suficiente para saborearse, el tan esperado


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a calentar la sangre y revivir las ansias perdidas. Aquellas a las que no se renuncia de manera fácil, pues al contrario, esa nueva luz que comienzas a sentir es el presagio de mejores momentos y de nuevos amaneceres sin nubes en el horizonte. ¡¡¡AQUÍ VIENE UNA NUEVA VIDA!!!


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Mauricio RenĂŠ. Viviana Condesa. Alejandra Osorio. Noviembre 2013.

No luches contra olas donde no hay tormentas. No leas una novela donde solo existe un cuento. No veas hacia el suelo cuando tienes todo el firmamento, para posar la vista y fijarte nuevas metas. Has de momento una pausa, respira con calma y observa todo lo que posees, tienes mĂĄs de lo que piensas valora tus tesoros, y crĂŠeme, no hay nada fuera de ellos que tenga el valor de una lagrima por ti derramada.


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Lágrimas que limpian el alma, a veces de rencores, a veces de temores, a veces de fantasmas, las lágrimas ayudan a desprenderse de las cosas que nos hacen mal, llora, grita, saca todo lo que guardas eso que ya no te hace bien eso que fue bueno y te hace mal, llora, no dejes que las lágrimas te ahoguen en un mar inexistente llora hasta quedarte dormido, las lágrimas dejarán de nublar tus ojos, podrás ver las cosas con mayor claridad sabrás luego que decisión tomar.

…lágrimas, el conocido sabor salado que baja por mis mejillas hasta mi boca a veces toda torcida de tristeza y otras torcida de alegría.


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Mauricio René Viviana Condesa Noviembre 2013. PARA TI… A veces me pregunto, si en verdad existes o tan solo te sueño y te invento cada tarde. Cómplice de travesuras, confidente de mi alma, amiga de todas mis horas, compañera siempre presente. Completas mis pensamientos, jugamos con las palabras, y reímos sin parar, a veces hasta despuntar el alba. Hablamos de sueños, de anhelos y de metas, mientras tu imagen conserva una sonrisa perenne, conozco tu voz, es cierto, e imagino tu acento en cada frase que compartes y que siempre atrapa una sonrisa. No se si existes o tan solo te sueño, pero de una cosa estoy cierto, que no partiré de este mundo sin antes probar un argentino beso.


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Existo, en tu mundo de sueños, donde el destino entrelaza y traza nuevos caminos, donde soy perfecta, donde nada más existe, donde el sol brilla, y el viento acaricia, donde los besos sobran y las palabras faltan, en tus sueños, solo ahí, los míos siguen otro rumbo, no anheles esos besos, que pueden arrancar el alma, no existirá la calma ni es tus sueños, ni en tu realidad.

Existes, eso me basta, no importa si es en sueños ni tampoco la distancia, ni recorrer senderos, por agrestes que sean.


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Los besos nunca sobran aún y cuando ahoguen las palabras en mis sueños no anhelo nada pues todo lo tengo, mi alma hace tiempo te la llevaste, calma no quiero, ni es lo que busco. Probablemente jamás mis labios, conozcan un beso de plata, es posible también que nuestros caminos no se crucen, y que nuestras huellas jamás se encuentren, posiblemente vaya en pos de ti, por esa dorada playa y la plateada espuma proveniente de las olas, decida borrar tu rastro, aún así, no perderé mi destino, puedo tomar un descanso y bajo una fresca sombra retomar ese sueño,


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encontrarte de nuevo en él, como dices, perfecta tal y como te imaginé.

Tus sueños tienen un rumbo, los míos un objetivo y formarás parte de él. No habrá olas que lo impidan, ni espuma que los oculten, ni distancia que sea larga pues siempre estarás cercana, con tan solo guardar mi mirada.


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UN PAPELITO AZUL.

La historia mรกs conmovedora que se ha realizado en nuestro muro, una historia real, compartida por su protagonista.


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Nuestro compañero colectivo Adán Magaña, nos ha compartido una historia mágica, real, vivida en sus primeros momentos llenos de felicidad y alegrías que nunca olvidará, pero con un final muy triste y recuerdos para el resto de sus días en compañía de la “Estrella más Brillante del Universo: Yolanda”. Participantes: Adán Magaña, Mirta de Fuentes, Estefany Baena Gaviria, (Mauricio René) Cofede Ags, Facundo Sutherland y Felizzola Madariaga Stelo. Fecha: 8 de junio de 2013 Idea, recopilación y edición: Felizzola Madariaga Stelo. Esta historia real vivida por Adán fue compartida y creada por los participantes con base en preguntas que realizamos a su protagonista: -Un día a comienzos del otoño de 1998, ocho de septiembre, para ser precisos, la escena, los patios de una escuela, donde varios jóvenes acudieron a los repasos para preparar los exámenes finales, una mañana fresca y perfumada por el aroma de esos maravillosos pueblos mágicos del Estado de Michoacán. En los patios de esa escuela había mucho movimiento, pero dentro de esa multitud sin rostro sobresalían dos personas: él, un joven de 16 años y ella, una niña de 15. De pronto, una mochila olvidada en una banca y el regreso presuroso de aquel joven para rescatar la calculadora que necesitaba en su próxima clase. Sin embargo, a lo lejos algo notó, que lo hizo detenerse, era ella, quien de alguna manera se las ingeniaba para dejar dentro de esa mochila, un papel azul doblado, él en la distancia observaba como aquella casi infantil mano, dejaba aquel presente en su mochila, observaba, tratando de interpretar su rostro, de entender sus ademanes, de saber qué estaba pasando. Muchas ideas llegaron a su mente, pero no se atrevía a moverse de su sitio. Ella, cumplida su misión se alejó del lugar y él con pasos inciertos llegó hasta el lugar donde estaba aquella mochila y en su fuero interno, sin razón aparente, sabía que guardaba un tesoro, se retiró a un lugar más aislado y se dio ánimos para abrir aquel cofre, en el cual se había transformado su mochila, sus dedos nerviosos batallaban con el cierre y al fin lo pudo abrir, dentro encontró un papel azul doblado; con emoción y temblor en sus manos lo tomó,


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lo observó varias veces, desde todos los ángulos posibles, por fin se decidió a abrirlo y leyó las siguientes líneas: "Hola Adán Se que esto es una tontería porque nunca sabrás quien soy, pero aunque sea en esta forma quiero decirte que aún sin que tu lo sepas te haz convertido en alguien especial para mí. No sé cómo empezar, simplemente diré que eres un hombre con mucha ternura dentro de ti, fiel a lo que piensa puesto que así actúas espero nunca cambies esa fidelidad para contigo mismo, gracias por todo lo que le das a mi vida aún sin saberlo: Tus miradas, tu sonrisa, tus bromas, tu amistad y sobre todo tu corazón aunque no me lo das en la forma que yo lo quisiera me lo das y me basta. Gracias por hacerme feliz ojalá que este escrito en vez de darte prisa por saber quien soy te deje feliz de saber que me haces feliz... Se tu mismo y nunca cambies que yo te seguiré queriendo en mi soledad y en tu compañía..." Contrario a la intención de la autora de esas líneas, el destinatario conocía su identidad, al haber visto cuando lo dejo sigilosamente en su mochila, leyó infinidad de veces esa nota y desde la segunda lectura podía repetirla de memoria, pero era parte de ella, era su escritura, era su pluma, su sentir; era un pedazo de su alma que entregaba a aquel muchacho en unas palabras contenidas en un papelito azul. Ese día transcurrió sin más novedad, nuestro protagonista se quedó halagado al saber que podía transmitir felicidad a una mujer. Así pasaron dos días, cuando llegó la fecha clave 10 de septiembre de 1998, el motivo, un baile escolar, el recinto estaba lleno, y apenas el reloj marcaba las nueve de la noche, cuando él se decidió al fin, a acercarse a ella, entre el estruendo de la música y lo festivo de los juegos pirotécnicos, entre bailes y sonrisas; estaban ahí dos jóvenes en la flor de la vida, cuando el se acercó a ella, con el papelito en la mano y la invitó a conversar acerca de ese escrito, las manos de ambos temblaban y que decir de sus labios, de pronto, la música no existía, el lugar no importaba, entre ellos dos construyeron “su burbuja de amor”, un mundo aparte sólo de ellos, vino el primer beso y en el se entregaron la vida, todo ello en tan sólo 11 segundos. Unos días después, por razones de familia, ella tuvo que dejar ese pequeño pueblo para radicar en una gran ciudad, no perdieron el contacto, pero existían secretos.


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Un día, el padre de ella, acudió en busca del joven, para decirle que ella necesitaba hablar con él. En silencio recorrieron la distancia que separaba aquel pueblo bucólico de la gran ciudad, no había necesidad de preguntas y las respuestas sobraban. Al fin llegaron a la casa de ella, y la vio, tan hermosa y radiante como siempre, o aún más si es que eso era posible, la encontró postrada en una cama pero con una sonrisa en sus labios. En silencio, sus manos se encontraron y se entrelazaron, no había necesidad de nada más, solo la presencia y ese sutil contacto. Ella le dirigió las siguientes palabras: -“No vayas a llorarme ni a fastidiar tu vida por mi, recuerda que me hiciste feliz y quiero que también tú lo seas. Recuérdame bonito siempre y no me busques en otras mujeres, busca tú felicidad”. El sólo apretó más su mano en torno a la de ella y asintió, salió de esa casa lleno de amor y con un tesoro que siempre lleva consigo, desde ese día, 21 de octubre de 2002, que por cierto, era su cumpleaños, cada día al anochecer, debajo del árbol en el cual escribe, se da un tiempo para voltear al firmamento y enviar un beso a su estrella. Con respeto, en homenaje a Yolanda y su recuerdo y con un fuerte abrazo para Adán. Los teclados se pararon por algunos minutos, las palabras eran pocas para expresar o escribir sobre la hermosa y dolorosa historia de Adán. Pero el teclado de Adán funcionó y escribió: -Y aunque espero encontrar a alguien también estoy consciente de que jamás la olvidaré y su recuerdo me ayudará a querer mejor y más a mi compañera de vida. -Gracias a todos por leerme y permitir que cuente esto, inmensas gracias de corazón se los digo, me siento bendecido y halagado de que ustedes sean parte de esto también y brindemos por este momento: "Quiero hacer un brindis Por todos mis amigos colectivos, Porque pocas veces como hoy


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Tenemos tan lindo motivo. Gracias por leerme, Por abrirme sus brazos, Por entender a mi corazón. Y hacer fuertes nuestros lazos. Brindo por las mujeres de este grupo, Por los hombres y su hermandad, Porque somos colectivos Repletos de humanidad. Va la segunda ronda. Y no paráremos en toda la noche Mirando nuestras estrellas Sin miedos ni reproches..." Gracias amigos a todos. Al brindis de Adán nos unimos todos, deseándole lo mejor: Brindamos por la salud, porque las lágrimas ya no estén, por la hermosa historia que nos has compartido. Facundo acotó: -Yo te acompaño en la intención. Brindo por la fantasía, por las mentes dispuestas a leer los pensamientos ajenos y acompañarlos, así como también a abrirse a expresar los suyos. -Brindo por todos los lugares que visitamos, a través de conocer la tierra y los lugares de cada uno. -Brindo por nuestras alegrías y tristezas. -Brindo porque Gigi no nos encuentre. -Brindo por este grupo, que es diferente al resto, es un hogar, y eso es lo maravilloso.

-Para ti Adán: “GRACIAS” te enviamos un fuerte abrazo. Tus compañeros de “Autores Colectivos”.


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«Autores Colectivos» Abrahám Velasquez. Portada. Aguascalientes, Ags. México. Adán Magaña López. Cuando te vi. Galeana, Michoacán, México. Alejandra Osorio. El Misterio de Braulio. Chilpancingo, Guerrero, México. América Navarrete Pineda. La Presa. México, D.F. Angiee Leyva. Pensamientos. Chilpancingo, Guerrero, México. Araceli Acuña. El Amor ha Muerto. Aguascalientes, Ags. México.


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Aurora Reyes. Instantes. Santiago, Chile. Bibi Fronchini. Historia de un Amor. Santa Fe, Argentina. Claudia Zavala. Amanecer Distante. México, D.F. Estefany Baena Gaviria. Un Pronto Adiós. Medellín, Colombia. Facundo Sutherland. Azul. Rio Gallegos, Santa Cruz, Argentina. Felizzola Madariaga Stelo. Idea, recopilación y edición de Un Papelito Azul. Bogota, Colombia. Gonzalo Ramiro Probst. Pensamientos. Esperanza, Santa Fe, Argentina.


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Horacio Adame. Mi Patria. Cilpancingo, Guerrero, México. Jesús Coral Lara. Un Creador de Milagros. Villahermosa, Tabasco, México. Johnny Andrey Acevedo. Conciencia. Antioquía, Colombia. Laura Palafox. La Casa de los Buzones. México, D.F. Magalí Frutis. Yo Leo y Tarde. Entre Ríos, Argentina. Mauricio René Ledesma. Un Silbato en la Noche. Aguascalientes, Ags. México. Mirta de Fuentes. Recuerdos de mi Niñez. Montevideo, Uruguay.


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Nelly Resiak. Hechizo. Mar del Plata, Argentina. Patricia Martin. ¿Es Amor? Santa Fe, Argentina. Raquel Urias Guerra. Taquicardia. Mexicali, Baja California, México. Rocío Yurena Aguilar Ortega. El Cuento de la Bailarina y la Pluma. Arrecife, Isla de Lanzarote, Comunidad Autónoma de Canarias, España. Viviana Morales. Pensamientos. Buenos Aires, Argentina. Yazmín Osorio. Poemas. México, D.F.


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-Colaboraciones Especiales-En la Primera Parte, De trabajos individuales: Esperanza López. La Bendición. Galeana, Michoacán, México. -En la Segunda Parte, De trabajos colectivos: Carlos Antonio Gutiérrez Cuando me Vaya. Aguascalientes, Ags. México.


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Para ustedes, un agradecimiento especial por dedicarnos un tiempo para leernos, recuerden que podemos bailar con las letras y las palabras bajo el sol, bajo la luna, bajo las estrellas, bajo la lluvia y porque no enmarcados en ese arco iris de colores engrandeciendo nuestras mentes y sentimientos. Gracias. Felizzola Madariaga Stelo.


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Una segunda entrega de poesía y relatos provenientes de diversos rincones del mundo, sin más afán de sus autores, que compartir con ustedes sus letras y pensamientos. Esperando que nos acompañen en estas páginas disfrutando de una taza de café o como compañía para una tarde de lluvia.

Autores Colectivos.


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