CONSTRUIR LA UNIDAD, EL CAMBIO DEMOCRÁTICO Y LA PAZ VERDADERA I El balance de las elecciones parlamentarias indica una reproducción de las mayorías políticas de la Unidad nacional gobernante y una inclinación aún más a la derecha de la política de conducción oficial del proceso de diálogo actualmente en curso en la Habana. Uribe no ganó, pero obtiene un alto número de parlamentarios que incidirán negativamente como obstáculo al avance del proceso de paz. No hay que olvidar que es un aliado estratégico de Santos en relación con los contenidos más importantes inscritos en preacuerdos sobre los puntos 1 y 2 de la agenda: el modelo económico social agrario y la apertura democrática. Las recientes críticas de la SAC al preacuerdo sobre desarrollo rural y tierras, acercándose a las posturas de Fedegan y la destitución de Petro por Santos con desconocimiento de las medidas cautelares de la CIDH, con la tesis de que “los derechos políticos no son derechos fundamentales” son señales que corroboran los corrimientos más a la derecha de la fracción de clase en el poder. II Es claro que la lucha popular y la lucha por la paz con justicia social no están representadas sino mínimamente en el escenario electoral del parlamento elegido. Se confirma el peso decisivo del aparato de hegemonía electoral en la reproducción del régimen con base en el autoritarismo y el gran dinero proveniente del abuso de los recursos públicos en el reparto de la “mermelada”, la ausencia total de control sobre la utilización de los excedentes de capital de la droga y de la corrupción, en las “empresas” electorales dominadas por la derecha. Más allá de la antidemocracia que predomina en el sistema político de partidos, electoral y de representación, las fuerzas de la oposición democrática no lograron conformar un frente programáticamente claro ni electoralmente convergente ni tampoco vencer por la vía de la unidad los obstáculos interpuestos por el régimen. III La campaña de Santos por su reelección decae y no repunta en las encuestas de manera concluyente. No son casualidades, son efectos del desgaste del régimen y de su incapacidad de ofrecer una alternativa coherente al desarrollo del proceso de paz. Su fórmula