Jugando a crear historias

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I edición. Septiembre, 2020 Queda totalmente prohibida la parcial o total reproducción de este libro sin la previa autorización de las personas propietarias o encargadas del proyecto. Contenido editorial sin fines de lucro. Edición, Ilustración, diagramación y arte por: Braiam Vasquez Javier Dueñas Todo el contenido visual presentado en este material son propiedad del artista visual, y no pueden ser reproducidos sin su previo consentimiento.

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La creatividad, diseño y proceso metodológico para la realización de este libro, Jugando a crear historias, fue llevado a cabo por Braiam Vasquez y Javier Dueñas como parte de la asignatura Diseño Visual 7 del octavo ciclo del año 2020 de la Licenciatura en Diseño Gráfico de la Escuela de Diseño Gráfico de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Carlos de Guatemala para La Asociación Yo’o Guatemala y Biblioteca Lic. Bernardo Lemus Mendoza. Lic. Jairo Choché, Asesor Diseño Visual


Autor: Yefri Alonzo Pernillo. Edad: 10 años. Edición colaboración Jennifer Cáceres


Era una tarde soleada y los animales del bosque decidieron jugar. De pronto, escucharon un fuerte ruido, y todos en alerta

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se quedaron

un mo men to quietos...

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Al llegar la noche, todos estaban cansados de tanto jugar, y la lluvia seguía cayendo y así continuó hasta el amanecer.

La sorpresa fue que venía la lluvia, pero ellos siguieron jugando y cantando, todos muy felices y contentos.

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Al siguiente dĂ­a, despertaron con mucha hambre y decidieron buscar hierbas y algunos insectos para sobrevivir.

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La vida de los animales es linda sin que nadie los moleste. Ellos, como los humanos, necesitan de cariĂąo y cuidarlo.

-No daĂąemos

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a lo s animales


Una inesperable amistad

Autor: Bryan Alexander Xol Cabrera. Edad: 12 años. Edición colaboración Mercy Rodas


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En cierta ocasión Daniela estaba en un hermoso campo, disfrutando de la compañía de su perro Bobby, paseaban en el jardín quedando maravillados con sus pintorescos paisajes; lleno de girasoles y un majestuoso atardecer. Bobby siempre acompaña a Daniela, en momentos tristes él siempre es su refugio, dándole ánimo, siendo su motivo para despertar y levantarse cada mañana; haciéndola sonreír, cuando más lo necesita. Daniela y Bobby ¡son inseparables! siempre están juntos; salvo cuando ella va a la escuela. Daniela no puede imaginar su vida sin su mejor amigo, él siempre la comprende, la cuida, está pendiente de ella, sí intentan asustarla o hacerle daño, él siempre está allí para protegerla. En sus vacaciones y tiempos libres, juegan y aprenden juntos.

Cierto día, salieron al campo, durante el recorrido; el pequeño Bobby iba ladrando y saltando de alegría junto a Daniela, ¡guau, guau,

guau!, ¡guau, guau, guau!… cuando de

repente, encontró ¡un pan con jamón! deteniéndose a degustarlo hasta quedar satisfecho. Unos minutos después, se reunió con sus amigos caninos y juntos empezaron a brincar y ladrar ¡guau, guau, guau!, ¡guau, guau, guau! Todos corrieron junto a Daniela hacia el jardín, en busca de hermosos girasoles que a Bobby le encantaban.

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Al día siguiente, Daniela y Bobby regresaron a casa, extrañaban el atardecer que se veía desde allí; mientras tanto, Bobby se llenó de tristeza al pensar que no vería más a sus amiguitos caninos. Después de unos días, Bobby no quería comer nada ni salir, Daniela le decía:

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¡Bobby ven, están creciendo los girasoles en nuestro jardín!


Pero nada de eso le motivaba. Daniela muy preocupada, pensando que Bobby estaba enfermo, se entristeció; porque no sabía qué hacer, ni cómo ayudarle. Bobby al verla tan triste y preocupada corrió hacia el sofá y jalando un pañuelo para consolarla; comprendió que no había mejor amiga que Daniela.

De repente, empezó a ladrar para animarla ¡guau, guau, guau!, Bobby salió al jardín y continuaba ladrando, llamando a su amiguita ¡guau, guau, guau!

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Daniela sorprendida al verlo muy bien, se llenĂł de alegrĂ­a y corriĂł al jardĂ­n. Esa tarde jugaron, contemplaron sus girasoles y el atardecer, llenos de felicidad, disfrutaron su inseparable amistad.

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Autor: Gardenia Maas López Edad: 8 años. Edición colaboración Silvia Pira


Desde que llegaron las loras y los periquitos australianos a la tienda de mascotas de don Ernesto, durante todo el día, se escuchaba una gran bulla que no paraba sino hasta la noche. Una tarde, entró muy despacito y sin hacer nada de ruido, una pequeña gatita que estaba perdida buscando a su mamá. Nadie la vio llegar porque su maullido no se escuchaba y se quedó acurrucada en un rincón de la tienda. Cuando se hizo de noche, don Ernesto guardó a todos los animales, tapó las jaulas con unas telas y cerró la tienda sin fijarse que la gatita se había quedado dormida. Al rato se despertó y empezó a olisquear buscando algo de comer y justamente encontró un recipiente con concentrado de perro. Era tanta su hambre que se lo acabó todo, pero al poco tiempo le empezó a doler su pancita y empezó a maullar. Como los periquitos australianos estaban dormidos, los demás animales la escucharon y se sorprendieron de verla. Nunca habían visto una criaturita como esa y creyeron que había entrado en ese momento. Los perros aullaron y ladraron tanto que despertaron a los periquitos. La gatita, al escucharlos, se asustó mucho y se escondió.

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Vio a un conejito con su piel tan suavecita y peludita que le preguntó: ¿eres tú mi mamá? Y el conejito movió la cabeza diciendo que no. Entonces vio a un hámster con las orejitas puntiagudas como las suyas y le preguntó: ¿eres tú mi mamá? Y el hámster empezó a correr en su ruedita sin decirle nada. Entonces vio un chihuahua con las patitas como las suyas y le preguntó: ¿eres tú mi mamá? Y el perrito ladró tan fuerte que se asustó. Entonces una lora que la escuchó empezó a decir: Tu mami viene mañana… tu mami viene mañana… tu mami viene mañana. Entonces a la gatita se le quitó el dolor de pancita y se quedó dormida pensando en su mamá. A la mañana siguiente, cuando don Ernesto abrió la tienda, la encontró acurrucadita en una alfombra.

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- ¿Cómo apareciste por aquí, pequeñita? La gatita solo maulló muy suavecito. La abrazó, le dio lechita y la metió en una jaulita frente a la vitrina. En ese momento pasó una niña llamada Flor que iba con su mamá y al ver a la gatita a través del cristal quedó tan encantada que le pidió a su mamá que se la comprara, pero su mamá le dijo que la podría comprar cuando a ella le pagaran a fin a de mes… - Pero dentro de un mes, esa gatita ya no estará aquí - Sí mi amor, pero ahorita no tengo dinero… - Por favor mami… Cuando don Ernesto escuchó a aquella niña, se asomó a la puerta y le preguntó: - ¿De verdad quieres esta gatita? - ¡Sí! - Pues puedes llevártela, ella vino aquí por sus propios medios, esperando a que alguien se la llevara a su casita - ¿Puedo mami? - ¡Por supuesto! - ¡Muchas gracias! Don Ernesto puso a la gatita en una cajita de cartón y se la dio a Flor. En cuanto la vio, lo primero que le dijo fue:

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ยกYo se re t u

mamรก!

Y la gatita maullรณ feliz de haberla encontrada. Al llegar a la casa, le dio comida, leche, una casita y le puso un nombre. Ahora se llama Juguetona y se lo puso porque es muy juguetona.

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“Las palabras crecen” - Humberto Ak’abal


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