Memorias que dan esperanza

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La creatividad, diseño, diagramación, ilustración, y proceso metodológico para la realización de este libro de gran formato fue llevado a cabo por los estudiantes Diego Castillo e Ignacio Aguilar como parte de la asignatura Diseño Visual 7 del octavo ciclo del año 2020 de la Licenciatura en Diseño Gráfico de la Escuela de Diseño Gráfico de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Carlos de Guatemala para la Institución Yo´oLic Guatemala. Lic. Jairo Choché Asesor Diseño Visual 7 Fotos de Edín López. Todos los derechos reservados. Se prohíbe el uso total o parcial de las fotografías sin la autorización por escrito del autor Edin Noé Mejía López. Instagram: @edinlopez_photography Facebook: Edin López Traducción y Elaboración de la Biografía Sandra Caal, Marisol Reyes y Sheni Chón Poou Revisión de Estilo María José García/Brenda Itzé Lemus Gordillo

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Manifiesto M

i reflexión sobre la proyección social en la que está enfocada la universidad es que como la principal casa de estudios en el país, cumple una función muy importante, y es que no solo es el hecho de que nos permite a muchos acceder a una educación superior sin necesidad de gastar gran cantidad de dinero, pero también es consciente de que vivimos en un país en vías de desarrollo, y hay muchas personas que carecen de muchas oportunidades para salir adelante. Muchos de los proyectos a los que nos dedicamos, vienen a cubrir las carencias que intentan tapar los gobiernos de turno, y es que al sector político no le interesa invertir en la descentralización del país, y es por lo mismo que en la gran mayoría de aldeas en el interior del país aún no existen los servicios básicos para una vida digna. Gracias a la labor social de la USAC, se han logrado cubrir necesidades en ciertos sectores, la escuela de arquitectura por ejemplo ha logrado realizar pozos de agua para que los poblados de las comunidades puedan acceder a un servicio tan necesario como lo es el acceso al agua potable. En la escuela de diseño gráfico nuestra labor es comunicar todos estos problemas a diferentes sectores de la población y así lograr concientizar sobre la realidad en la que viven muchas personas y así mismo dar una solución a las problemáticas que existen en el país.

La importancia de la comunicación visual en nuestros días es vital, y es por eso que la escuela de diseño gráfico ha tomado fuerza en los últimos años, ya que nosotros poseemos los conocimientos para difundir información sobre nuestra realidad a gran cantidad de personas, tal vez no pueda parecer mucho, pero solo con el hecho de dar a conocer el problema, ya es un gran paso para encontrar una solución, entonces considero que nuestro rol como comunicadores sociales es de vital importancia para muchos sectores de la sociedad que necesitan ser escuchados y no cuentan con los medios para darse a conocer a la población en general.

Diego Castillo

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Manifiesto M

i nombre es Ignacio Aguilar y quiero iniciar mi reflexión con las primeras estrofas de la canción “Solo le pido a Dios” de León Gieco: Sólo le pido a Dios, Que el dolor no me sea indiferente, Que la reseca muerte no me encuentre, Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente, Sólo le pido a Dios, Que lo injusto no me sea indiferente, Que no me abofeteen la otra mejilla, Después que una garra me arañó esta suerte. Luego de esta breve intervención inicio mi reflexión profundizando desde mi entendimiento actual las necesidades en el contexto actual del guatemalteco promedio, la ideología general del guatemalteco sobre la sociedad económica se divide en dos grandes grupos, los ricos y los pobres, pero según mi conocimiento adquirido en clases de mercadeo, es que existen hasta 7 niveles económicos latentes en Guatemala, de los cuales el de economía más baja es el D2, que se denomina así por su ingreso económico menor a los Q3,200 mensuales, de lo cuales la mayor parte de los ingresados a la USAC están en esta categoría y me pregunto y las personas que no tienen un sueldo fijo, o que no cuentan con un ingreso económico diario, ¡en que lugar están!, ¿en donde se ubican?, ¡qué pasa con ellos!, podríamos hacer lo mismo que la sociedad actual hace, hacer como que no existen, ya que no representan un valor económico o de adquisición, pero recordemos “COMPAÑEROS” también son seres humanos y merecen ser apoyados, y ¡por que! o ¡para que!, se preguntarán algunos, pues en mi siguiente párrafo explicare porque se merecen y necesitan nuestra ayuda.

Todos podemos tener diferentes enfoques de cómo cambiar de manera positiva a Guatemala y desde mi perspectiva converjo con los ideales educativos de la Usac, por que creo ciegamente que la educación podrá hacer esa conversión, y guiandome con los parámetros establecidos en la visión de la Usac, que nos instruyen a ser profesionales capaces de manejar nuestras áreas para podernos desarrollar, con enfoques sociales y principios éticos, considero que basados en estos aspectos no es solo un deber, es toda una obligación por contribuir para que Guatemala crezca desde sus áreas marginadas por la economía, Las personas con menos educación son las más propensas a actuar de manera negativa hacia la sociedad, por lo tanto al beneficiarlos desde nuestras facultades profesionales podemos combatir toda clase de vilezas. Desde las competencias del diseñador gráfico estudiante de la USAC, en esa ocasión damos ejemplo de cómo intervenimos de manera social y ética al contribuir con la realización de piezas gráficas las cuales ayudarán a conseguir fondos económicos que sostendrán a una pequeña población de la tercera edad que residen en un pueblo de Baja Verapaz. Termino mi reflexión con un “Sólo le pido a Dios que no me deje ir vacío y solo sin haber hecho lo suficiente”.

Ignacio Aguilar

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S

oy Carmen Coy y tengo 76 aĂąos. No recuerdo mucho de mi niĂąez lo que tengo se me ha estado olvidando.

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“No recuerdo mucho de mi niñez y lo poco que tengo se me ha estado olvidando.”

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Mi madre sufrió mucho con mi papá porque el era muy violento, por esa razón tuve que irme de la casa a vivir con una mi tía a la Comunidad de Santa Elena Panzal, allí viví y trabaje mucho tiempo, preparaba la comida para los hombres que se iban a trabajar a la milpa, recuerdo que a veces caminábamos hasta 2 horas para poder llegar a dejarles su bastimento (comida), de regreso teníamos que traer una carga de leña , cargada en la espalda pesaba menos.

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Comíamos solo tortilla, si acaso había frijolitos los acompañábamos con chile, lo más triste es que aún sigo así, con limitaciones, veo a mis nietos trabajando igual porque viven conmigo, mi casa es pequeña, no cabemos todos, pero ellos no tienen donde vivir, al mismo tiempo me da mucha alegría que compartimos lo poco que tenemos y nos cuidamos.

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“Me da mucha alegría que compartimos lo poco que tenemos y nos cuidamos.”

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Llevo viviendo con mi esposo casi 60 años, procreamos 2 hijos quienes se fueron a vivir a otro lado, mi esposo se dedica a la siembra de maíz y otras hierbas, que son para comer y vender. No hablo español, solo q’eqchi’, desde que me case ya no salgo, me he dedicado a atender a mi familia, no tengo mucho que contar, aquí donde vivimos es tranquilo, no hay energía eléctrica, no hay agua potable y no hay muchos vecinos.

“Estamos incomunidados totalmente”

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Ăšltimamente he estado muy enferma, me duelen los huesos y tengo mucho dolor de cabeza, mi esposo me prepara remedios naturales para calmar los dolores y me alivian un poco, por falta de dinero no podemos visitar un mĂŠdico.

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“Una nube gris de gota y trueno se sumó al suspenso de calle y avenida donde una linterna rojo y amarillo sirena da a luz un corredor seco. Allí no hay toque de queda ni cuarentena. Allí no hay vigilantes ni sanciones porque allá están condenados a una muerte lenta y extraña.”

Lester Oliveros

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M

i nombre es doña Isabela Mac, nací en la Aldea Monte Verde del Municipio de Purulhá Baja Verapaz, el siete de septiembre de 1926 ahora tengo 94 años de edad viuda de don Mariano Juc, mis padres doña Micaela Má y don Miguel Quej que fallecieron cuando era chiquita.

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Primero murió mi mamá, doña Micaela Má, me quedé sola con mi papá don Miguel Quej, el me daba mi comida que era caldode macuy o tortillas calientes con sal mi papá torteaba en un molino de mano hacia sus tortillas grandes (pixtones), solo así comíamos y cuando no había nada de comer pasábamos el día comiendo bananos de los colorados; y así fui creciendo mi papá se iba a buscar leña, me quedaba solita en la casa y yo hacía atol de masa, después mi papá comenzó a enfermarse como ya era una persona muy grande y el pues me enseñó a tortear y moler maíz al molino de mano, le hacía sus tortillas como me enseñó.

Y un día amaneció yo me levante y fui a verlo, cuando le hablé ya no me respondió y empecé a moverlo y como no sabía nada empecé a llorar y una vecina llegó preguntando que porque estaba llorando y le dije que mi papá no hablaba, ella entro al verlo empezó a llorar, solo me dijo que mi papá se había ido al cielo con diosito, y yo llorando de repente se enteraron las personas llegaron unas señoras que llevaban café, prepararon en la cocinita que teníamos y poco a poco empezaron a llegar más gente, y al día siguiente fue el entierro de mi papá y yo me quedé con una señora que ya no me acuerdo como se llama y así crecí.

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“Se había ido al Cielo con Diosito”

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“Tenía miedo pero me fui acostumbrando”

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A los 12 años de edad aproximadamente me conoció un muchacho que se llamaba Mariano Juc mi primer marido solo nos juntamos él vivía en Santa Anita Panzal, y como llegaba seguido, me pidió con la señora donde vivía y ella me decía que me fuera porque así tenga quien me cuidara y me regaló, le dijo: que se vaya de una vez pero eso si la cuidas mucho, y así me fui a vivir con él a Santa Anita Panzal tenía miedo pero me fui acostumbrando.

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l trabajaba en la finca Santa Anita le hacía sus tortillas lo bueno que podía tortear, me quedaba sola yo hacía mis oficios lavaba ropa, él tení maíz, sembraba, y en la casa me ponía a clasificar y ordenar la mazorca.

“Éramos católicos” Fuimos mayordomo mucho tiempo cada quince días prepara arreglos florales para la iglesia y cuando había alguna fiesta en la iglesia me iba a cocinar y me llevaba a mi hija Candelaria y hasta la madrugada llegábamos a casa como también para las fiestas que se realizaba en las cofradías toda la noche y repartían boj ( jugo de caña) y mi marido también se iba con nosotros.

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Una vecina llegaba a mi casa a comprar tortillas y como siempre tenía mis tortillas calientes le vendía pasaron tiempos las personas se enteraron que yo vendía me encargaban y así juntaba mi dinero que en ese entonces era centavos compraba muchas cosas tuvimos cuatro hijos tres se murieron no recuerdo como se llaman solo sé que tengo una hija que es:

Candelaria Má Es la que me cuida aunque mi marido empezó a enfermarse que tampoco me recuerdo de que se murió y me quede con mi hija la última estaba chiquita como de 5 años nunca la deje sola siempre andaba conmigo para la venta de tortillas y como ya me conocían yo feliz iba de casa en casa y así con lo que ganaba compraba algunas cosas de la tienda para comer con mi hija.

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“Siempre andaba conmigo”

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Y en la calle me encontré con otro señor que se llamaba Rufino Cahuec que vivía en el Caserío Suquinay igual era vendedor y llegaba de casa en casa en las aldeas.

“y así fuimos conociéndonos” Nos gustamos pero siempre le decía que tuve marido y cuatro hijos tres se murieron y solo tengo a mi hija Candelaria Má el me aceptó y nos venimos a vivir Suquinay, don Rufino Cahuec ya era una persona grande vivimos como tres años no tuvimos hijos; cuando se me enfermó del estómago y cada vez que comía algo vomitaba traté de llevarlo con un curandero pero ya no se pudo hacer nada se murió y el entierro fue aquí en Purulhá

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Y venia al mercado a vender, a veces conseguía punta de güisquil, flores(hortensias, flor de muerto ) hojas de moshan y macuy. Cuando podía me iba a vender en la aldea Santa Anita Panzal, Herederos Panzal, Santa Rita Panzal y Liquidámbar; y yo como siempre hacía mis ventas.

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En el mercado me ponía a vender tamales y gracias a Dios compraban las personas y así fue que llegó otro señor don José Sagui que vivía en el Caserío el Repollal, me dijo que me quería mucho y que estaba dispuesto a casarse conmigo, pasaron los días que al final decidí irme con él.


Pero antes de irme a vivir con José Sagui mi hija Candelaria Má la habían pedido y acepté que formara su familia y así fue y después me fui a vivir al Repolla, la familia de él prepararon todo para casarnos todo fue lindo y como que mi vida no era de vivir mucho tiempo con alguien me pasó lo mismo como me pasó con los otros dos hombres que conocí, José Sagui se me volvió a enfermar hice todo lo posible para curarlo y tampoco aguanto se me murió; fue triste para mí pero a la vez feliz porque tengo a mi hija Candelaria.

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Aproximadamente seis años ya tenía una nieta fue a traerme al Repollal para vivir con él y mi hija es con vivo a hora, ya soy una persona muy grande se me olvida las cosas los días ahora ya no veo cuando oscurece mis pies me duele al caminar solo me mantengo en mi cama y mi hija me ayuda para ir al baño.

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